39 | Disculpas.
Le comenté a mamá sobre Naomi y le dije que tenía ganas de conocerla, de hablar con ella y entre ambas intentar cerrar esta herida que el mismo hombre abrió. Hemos estado intercambiando mensajes todo el fin de semana y según lo que me ha contado Steven no se comportó mucho mejor con ella que conmigo después de que yo descubriera su doble vida.
Así mismo está dispuesto a pedirme perdón por lo que hizo y cómo me trató con tal de que Naomi vuelva a casa y si es por ella, aceptaré sus falsas disculpas. Klara tiene razón, Naomi no debería andar por ahí dependiendo de otras personas solo porque Steven sea un idiota.
Por eso me dirijo ahora hacia Los Ángeles, para hablar con mi hermana y más importante, con Steven. La abuela no cambió de idea, no hay lugar para mi en su casa una vez que mamá se vaya a Brasil y solo quedan cinco días hasta que eso pase por lo que tengo que buscar un techo bajo el que vivir casi que con urgencia.
Me saqué la licencia de conducir el lunes y siendo miércoles ya estoy haciendo mi primer viaje por ruta sola, lo que me pone nerviosa y ansiosa a partes iguales. Naomi me mandó la ubicación de la casa de su amiga hoy en la mañana por lo que al llegar a la ciudad pongo el GPS en mi celular y dejo que la voz robótica me dirija por las calles abarrotadas de personas que intentan sobrevivir al tránsito. Casi dos horas más tarde y con el reloj dando las cuatro y cuarto, estaciono el auto de mamá frente a un bloque de pisos de ladrillo muy bonito. Le envío un mensaje a Naomi avisándole que he llegado y en menos de un minuto veo bajar a la misma chica que abrió la puerta en la casa de Steven hace casi un mes. Mi hermana.
Se ha cortado el cabello a la altura de los hombros y puedo decir que le queda demasiado bien. Lleva puesto un jean negro y una remera al menos tres talles más grande que el que de verdad debería usar pero que tampoco le sienta mal.
Se acerca al auto dudosa y en cuanto abro la ventanilla del lado del acompañante me sonríe con emoción dando palmaditas con sus manos.
—Estoy nerviosa —confiesa ni bien se sienta—. Hola ¿puedo darte un abrazo?
Parpadeo varias veces procesando su pregunta a la vez que asiento inconscientemente y sus brazos me envuelven.
—Pensarás que estoy loca, pero me hace ilusión estar aquí contigo, poder conocerte y quizá un día tener una relación propia de hermanas...perdón ya cierro la boca.
—Está bien, sigue hablando, no me molesta —sonrío—. ¿Hay algún lugar en especial al que quieras ir?
—Mmmm, ya casi va a ser hora de la merienda, podemos ir a una cafetería.
Asiento con la cabeza buscando en el GPS la cafetería más cercana.
—¿Cuántos años tienes? —pregunta.
—Acababa de cumpli dieciocho cuando nos conocimos —digo poniendo el auto en marcha—. El dos de julio.
—Ya te lo dije por mensaje pero vuelvo a repetírtelo, yo cumplo dieciséis en septiembre. Daré una fiesta en uno de los hoteles de mamá, obvio estás invitada. Quiero hacerte muchas preguntas, pero si te sientes incómoda o crees que estoy siendo intensa solo detenme, ¿si?
En cierta forma me veo reflejada en ella, la forma entusiasta de hablar, los ademanes, el aspecto y el acento de Steven impregnado en el suyo como una vez también lo estuvo en el mío.
—Tranquila, pregunta lo que quieras.
Con suerte llegaremos en veinte minutos a la cafetería, no nos vendrá mal un cuestionario en el trayecto.
—¿Solo eres tú o tienes más hermanos?
—No has hablado de esto con Steven, ¿verdad?
—Papá evade el tema porque aún no se lo ha contado ni a mamá ni a Alex.
—Bien, soy solo yo y mi madre. Se divorciaron al comienzo del verano y yo me fui a vivir con ella a la casa de mis abuelos. Steven me llamó dos veces en un mes y nunca me respondió un solo mensaje. Para mi cumpleaños vine a la playa con mis amigos y mi novio y él me acompañó hasta la casa de la tía Eloisa. Steffy nos dio la dirección de tu casa y el resto ya lo sabes.
Suelto la historia de un tirón para que no me afecte, corto los detalles porque son las pequeñeces las que duelen, los recuerdos son los que me apuñalan en la espalda como si de cuchillos se trataran.
—¿Viviste con él hasta los diecisiete? —su ceño se frunce.
—Si —asiento.
—¿Dos semanas al mes? —sonríe de lado y yo la imito.
—Se suponía que sus viajes a Los Ángeles era para controlar la agencia.
—A nosotros nos decía que iba a Kansas a controlar la de allá.
—¿Cómo conoció a tu madre? —Es algo que me da mucha curiosidad y ha estado taladrando mi cabeza desde que supe la verdad.
—Era su secretaria en la agencia de aquí, supuestamente fue un amor que creció con el paso de los meses, papá dijo que para cuando me tuvieron a mi él ya estaba mal con tu madre y que no la soportaba.
—Hace poco más dos años que están mal y todo empezó cuando mamá descubrió que tú, tu hermano y tu madre existían.
—Nos vió la cara de payasos a todos.
—Nos sigue viendo la cara, Naomi. Y si no fuera porque necesito de su ayuda ahora mismo haría como que está muerto.
—Es nuestro padre, Sara. Por más que quisiera hacer como que no existe no puedo.
—Vuelve a casa, Naomi.
—Quiero que te pida perdón, que se disculpe de verdad y que intente enmendar las cosas contigo. En cierto punto me siento culpable porque mientras yo gocé de él a pleno durante un mes entero a ti te estaba dando la espalda rotundamente.
—No es tu culpa —le aseguro.
—¿Por qué dijiste que necesitas su ayuda? ¿Está todo bien? ¿Estás bien? —pregunta con un tono de preocupación genuino.
—A mi madre la ascendieron en su trabajo, pero el puesto es en Brasil...
—¿No te quieres ir? Yo no lo dudaría, es más, ya tendría hasta las maletas hechas.
—Tengo a mis amigos y a mi novio aquí. Ya me mudé una vez, no quiero hacerlo de nuevo.
Siento como el pecho se me encoge de solo pensarlo.
—¿Crees que Steven me dejará quedarme con él durante este año?
—¡Sara! —salta en el asiento—. ¡¿Es en serio?!
—Es solo por este año, el próximo iré a la universidad y ya no volveré a verlo.
—Hay tres habitaciones más que nadie usa, obvio que te va a dejar quedarte. ¡Viviremos juntas! —suelta un grito igual a los de Klara antes de contar algun chisme—. ¿Cuándo se va tu madre?
—El lunes —respondo girando hacia la derecha para enfrentarnos a la cafetería.
—Es muy poco tiempo, no es suficiente para que puedas decorar tu habitación y preparar todo para mudarte. Deberías comenzar ya. ¿Te parece que después del café vayamos a casa y ya hablemos con papá?
Asiento con la cabeza. Cuanto antes consiga donde quedarme, mejor.
Este último mes he sentido muchas veces que camino hacia mi veredicto final, ahora siento lo mismo mientras Naomi mete sus llaves en la cerradura y hace girar el pomo de la puerta. Un niñito de cabello rubio enrulado se acerca a ella corriendo y la abraza por las caderas, luego me dedica una mirada confundida a mí y yo le sonrío.
—Ella es Sara, Alex. Nuestra...
—Amiga, soy su amiga —ella frunce el ceño y yo niego con la cabeza.
No quiero hacerle más fácil el trabajo a Steven presentándome por lo que en realidad soy. Además, no sé cómo pueda tomarlo el niño y no quiero ser quien genere un trauma en él a tan corta edad.
—¿Nao se estaba quedando en tu casa? —pregunta Alex—. Mira, se me cayó un diente.
Sonríe mostrándome el espacio que dejó el diente al caerse.
—Deberías comprar una portera para ese corral, no queremos que se te escape el ganado —replico haciendo caso omiso a su pregunta.
—Mamá dice que quedo guapo.
—Oh, si, mucho.
—¿Dónde está papá, Alex? —pregunta Naomi tomándome de la mano.
—En su despacho, mira mi...
—Luego le muestras, Alex, no seas pesado —lo corta y me arrastra por el pasillo al costado de las escaleras.
Naomi abre la puerta del que se supone es su despacho y él desde detrás del gigante escritorio de madera levanta la cabeza. El alivio reflejado en sus ojos al verla me da un poco de celos porque quisiera que me hubiese mirado a mí de la misma forma, quisiera que me mirara así en este momento y no de la manera en que lo hace.
Se pone de pie y camina hacia nosotras con prisa para cerrar la puerta detrás de sí e impedir que Alex se cole dentro del despacho también.
—Me tenías muy preocupado, Naomi, nunca jamás se te ocurra desaparecer de esa forma y no dar siquiera señal de vida.
Reprimo una sonrisa ante la ironía de la situación. Yo me construí un fuerte en casa de Lucca durante dos semanas en las que no le hablé a nadie de mi familia que no fuese Klara y él ni siquiera se enteró.
—¿Qué hacen juntas? ¿Cómo...
—Sara se viene a vivir con nosotros —suelta ella sin filtros y juro que lo veo palidecer.
—¿Y eso cómo por qué? —su ceño se frunce no sé si por confusión, miedo o ambos sentimientos mezclados.
—Su madre se va a Brasil y ella no quiere irse porque su novio y sus amigos están en el pueblo, así que se queda con nosotros. Por fin tendrás a tus dos hijas contigo.
—¿Eso quiere decir que vuelves? —pregunta él con sorpresa.
—Solo si estás dispuesto a disculparte con ella por como la trataste y por toda la mierda que la hiciste vivir.
Y con eso se sale del despacho dejándonos en un silencio fúnebre.
—Sara...¿Cómo que Evelyn se va?
Repito la misma historia que le hice a Naomi mientras él me escucha atentamente y asiente con la cabeza en el proceso. Estamos a menos de un metro de distancia pero siento como si en realidad existieran miles de kilómetros entre nosotros. La mirada tierna y protectora con la que sus ojos me veían ha desaparecido y en su reemplazo hay, ¿miedo? no sabría explicarlo con exactitud pero su nerviosismo me pone nerviosa también.
—Te debo una disculpa, hija —Me interrumpe antes de llegar al final de mi historia—. Me comporté como un completo idiota, no supe como reaccionar al verme expuesto y te ataqué sin motivos, de verdad, espero que puedas perdonarme y dejemos este error atrás, más ahora si piensas y quieres venirte a vivir aquí.
—¿En serio no te molesta? —No debería sorprenderme que un padre aloje a su hija en su casa cuando lo necesita—. ¿Te apetece que me mude aquí?
—Nada me haría más feliz. He sido un idiota contigo y tu madre por mucho timepo, creo que es momento de demostrarte que te quiero y que todo lo que dije solo fue porque la situación se salió completamente de mis manos y temí no poder volver a controlarla. Te amo, hija.
Abre sus brazos y entonces vuelvo a ser la niña de ocho años que amaba a su padre, a un padre que la tenía metida dentro de una burbuja de cristal en la que la mantuvo aislada para que nada del mundo exterior la lastimara hasta que él mismo la pinchó y le abrió una herida enorme que la dejó vacía. Dejo que sus brazos me rodeen y siento las lágrimas amenazando con salir de mis ojos pero las reprimo, quiero demostrarle que la Sara infantil se quedó en alguna parte del pasado y que no piensa volver.
—¿Tu madre sabe que estás aquí? —pregunta mirándome a los ojos una vez que me aparto.
—Sabe que me encontraría con Naomi, no que venía a hablar contigo para...bueno, para pedirte que me dejaras vivir contigo.
—Ya se está haciendo tarde, hija. Deberías volver, no es bueno que andes tarde en la carretera.
—Lo sé, gracias, te amo.
Me despido de él con un abrazo y abandono su despacho con la esperanza de volver a tener el padre que alguna vez, ese que me demostraba su amor incondicionalmente.
—¿Ya te vas? —dice Naomi caminando a mi lado por el pasillo.
—Tengo que hablar con mamá, decirle a mi prima y contarle a Lucca.
—¿Lucca, eh? —sube y baja sus cejas—. ¿Es el chico guapo que te acompañaba la primera vez que viniste aquí?
—Sí, mi novio.
Bueno, en realidad nunca me pidió que fuese su novia pero es la forma más sencilla de presentarlo sin tener que dar muchas más explicaciones.
—De verdad debería irme ya...
—¿Me escribes cuando llegues? —me abraza—. Hemos estado menos de dos horas juntas y siento como si te conociera desde siempre, Sara.
Me río y la rodeo con mis brazos también.
—Nos vemos pronto.
—Nos vemos, hermana.
—No lo digas, suena raro —niego con la cabeza.
Suelta una carcajada mientras caminamos hacia el auto. Una vez que arranco miro por el espejo retrovisor hacia atrás y la veo hacerse chiquita sacudiendo la mano en el aire como si así hiciera eterna la despedida.
Entre tanta tormenta, al fin un rayo de sol me iluminó. Esta pequeña victoria se siente bien después de tantas derrotas.
Domingo 24 de abril 2022
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Tres días pa mi cumple wuachooo. ¡Al fin voy a ser legal! 😭😋
Mmmm guenou, espero que anden piola sepan que las quiero feas repugnantes.
Hasta mañana y obvio beso en la kola 😘
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