38 | Cavar tu propio pozo.
No es novedad que íbamos a estar castigadas después de lo de anoche, pero es el anteúltimo fin de semana antes de que oficialmente empiecen las clases y como no, hay una gran fiesta de pre bienvenida en el gimnasio del colegio.
Klara se negó a venir, tuvo una pelea más temprano con su madre y las cosas que la tía le dijo le dejaron los ánimos y el autoestima enterrados cien metros bajo tierra. Y como ella no venía, Pablo tampoco, por lo que somos Jazz, James, Ander, Lucca y yo, los cinco dentro de un solo auto.
—¿No están super emocionados? —pregunta Jazz a mi lado con voz eufórica.
—Llevas haciendo la misma pregunta desde que nos vimos, Jazmín, ya cansa —James rueda los ojos y la hermosa sonrisa que siempre lleva Jazz en su rostro desaparece.
Me niego a que él le cague la noche.
—Yo sí, ya quiero verle la cara al señor Clarence y contagiarme con las buenas vibras de la señorita Rainbow —hago un montoncito con mis dedos resaltando la ironía de mis palabras.
—Lo que menos me entusiasma son los exámenes —Ander nos dirige una mirada sonriente a ambas desde detrás del volante.
—¡En un año seremos universitarios! —chilla Jazz—. ¡Pónganme los exámenes que quieran si eso significa que podré irme del pueblo en poco tiempo!
Termina la frase con menos emoción que con la que la empieza y le dedica una mirada de pena a James que la fulmina con la suya.
—Claro que estoy triste porque mi osito se queda aquí, pero vendré a verlo los fines de semana y en cada receso.
—Son valientes para intentar una relación a distancia —comento y enseguida me arrepiento.
No quiero expresarles mis inseguridades acerca del tema y correr el riesgo de crear una en ellos.
—Jazz no está dispuesta a quedarse aquí para estar conmigo —dice James con tono rudo.
—Y sí, no pretendas que abandone su futuro y vida entera por un chico al cual puede cambiar a la primera oportunidad —dice Lucca y James se retuerce en su lugar.
Tiene razón y James debería entenderlo. Jazz no puede rechazar la oportunidad que sus padres le dan por quedarse con él y qué, ¿aspirar a un buen futuro viviendo a costilla del negocio del padre de James?
—El amor todo lo puede —En su tono se nota cuanto lo irrita el tema.
—Si de verdad es amor un poco de distancia no le afectará —Lucca se encoge de hombros.
En eso no puedo estar de acuerdo con él, y lo repito, la distancia caga relaciones sin importar cuán estrechas estas sean. Lo estoy viviendo con Lizzie, ya apenas hablamos y cuando lo hacemos no podemos sostener la conversación por mucho tiempo. Veo las fotos que postea en Instagram con otras chicas y me muero de celos porque aunque estoy feliz de que mi partida no le afectara, en el fono hubiera deseado ser más importante como para que al menos le doliera un poco.
—Yo felizmente seguiré el consejo que dan las películas románticas de no irme con pareja a la universidad —comenta Ander con orgullo.
—Nadie mira películas románticas por gusto, no alguien cuerda al menos —dice James y Lucca me mira a través del espejo; en sus ojos puedo leer el pedido de que cierre la boca.
—No miro películas románticas porque me gusten, sino porque cuando llegue el momento sabré exactamente qué decir para que la chica que me guste caiga a mis pies —Ander parece estar confiado en que eso pasará, que la vida es una comedia romántica y que todo será tan perfecto como en las películas.
—En pocas palabras: le copias la personalidad a los protagonistas —acoto.
—Sí, pero en mi defensa, mi hermana es lectora y su personalidad cambia según el libro que lee, así que por mano propia aprendí que no está mal.
—Eres un estafador —lo acusa Jazz—. ¿Ahora cómo sabremos cuando eres tú y cuando estás imitando a un chico soñado de película?
—Créanme que lo sabrán, soy pésimo coqueteando.
—Aprende de Lucca, ni había llegado al pueblo y ya tenía a todas detrás.
—Pero no a la que de verdad me interesaba —dice él y me mira otra vez a través del espejo.
—Si ni siquiera le habías visto la cara —Jazz entrecierra los ojos y hace ademanes.
—No necesité verle la cara para que me gustara. Es tan perfecta que hasta de espaldas logró enamorarme.
—Ay Dios, otra referencia al culo de Sara no por favor —James rueda los ojos—. Está obsesionado.
—¿En mi lugar tu no lo estarías? —me guiña un ojo y sonríe de lado.
—Ander acelera y lleguemos al gimnasio antes de que decida tirarme por la ventana del coche.
Él pisa el acelerador y todos nos reímos a carcajadas ante el comentario de James. Una vez llegamos a la fiesta, Jazz nos ordenó a todos apagar los celulares y olvidarnos de ellos. ¿El motivo? Sus padres tuvieron que viajar a Irlanda por trabajo y le colocaron un geolocalizador en el aparato por seguridad y como somos sus amigos si ella no puede usar su celular, nosotros tampoco. No es justo, pero a veces hay que hacer sacrificios. Así nos pasamos toda la noche hasta que comenzó a amanecer y los profesores dieron oficialmente por terminada la fiesta.
Primero dejamos a Ander en su casa, luego pasamos por casa de Jazz y después de verla entrar haciendo todo el ruido posible, nos dirigimos a casa de James.
—Hasta luego —dice él sin muchos ánimos al bajarse.
—Nos vemos —replica Lucca.
Lucca insistió en que me quedara en su casa pero eso es algo que está completamente fuera del radar de posibilidades. No sabe que me escapé para venir a la fiesta, y a menos que Pablo se lo haya contado, no creo que esté al tanto del lío en que nos metimos por contar lo de la tía y Landon.
Vicky le pidió a todos que no siguieran hablando del tema y nuestra familia lo ha respetado como regla universal. Me da rabia que nos sigan tratando como mentirosas y que ahora, cada vez que decimos algo, duden de nuestras palabras.
—¿Puedes dejarme en la reja? —pregunto cuando nos acercamos al barrio.
Que estacione un auto frente a casa tan temprano puede levantar sospechas de la chusma de mi vecina que vive colgada en la ventana.
—¿Está todo bien?
—Si, solo...déjame aquí y me voy caminando.
—¿Qué pasa? —se detiene junto a la reja y me mira con una sonrisa ladina en su rostro—. El punto de decirle a tu madre que estamos juntos es que no me tuviera que esconder.
—No estoy tratando de esconderte, toda mi familia ya te conoce...es que, me escapé...
—Sara...tendríamos que habernos ido de la fiesta más temprano, me lo hubieras dicho...
—No quería arruinar la noche, además, a esta hora solo el tata puede estar despierto.
—Igualmente, tendríamos que habernos ido antes —dice negando con la cabeza—. Avísame cuando llegues, te quiero.
Me da un beso delicado en los labios y me ve sonriendo mientras salgo del auto.
—¿Nos vemos en la iglesia? —Seguramente la abuela nos obligue a ir.
—No tengo ganas, pero si quieres te paso a buscar más tarde y hacemos algo.
—Está bien —asiento con la cabeza y meto la mitad de mi cuerpo otra vez dentro del auto para despedirme con otro beso.
Enciendo mi celular cuando ya no estoy muy lejos de casa para llamar a Klara para que me abra la puerta de la cocina y no tener que escalar por la enredadera como si hubiese cometido un delito por salir de casa a mitad de la noche. Aguardo unos segundos hasta que la pantalla de inicio aparece y entonces mi celular suena tantas veces que por un instante temo que me explote en la mano.
22 llamadas perdidas de Mamá ♥.
14 nuevos mensajes de Klarii.
9 llamadas perdidas Tía Tina.
2 llamadas perdidas de Abue.
6 nuevos mensajes de Desconocido.
Paso de las llamadas y me voy al chat de Klara sin pensarlo dos veces y con el corazón martillando mi pecho con brutalidad.
Ay no.
Mi celular vuelve a sonar y abro el mensaje ni bien aparece en mi barra de notificaciones.
Llevo mi mano al pestillo pero no alcanzo a tocarlo porque la puerta se abre de golpe antes de que siquiera me acerque
—¡¿Se puede saber dónde diablos estabas?! —Los ojos de mamá parecen desorbitarse.
—Yo...
—¡Nos tenías preocupados, mija! —La abuela se persigna y tira un beso al cielo—. ¡Estás loca!
—No te reconozco, Sara, de verdad —dice la tía Tina y Klara la cincha del brazo pidiéndole que se calle.
—¿Crees que por haber cumplido dieciocho harás lo que quieras? —me sentencia mamá con el dedo—. Estás muy equivocada, nena.
—Solo fui a la fiesta de bienvenida en el gimnasio del colegio...
—¿Con quién fuiste? —pregunta la tía como si no fuera obvio.
—Con mis amigos.
—Dios me salve si esto es lo que me espera este año —La abuela vuelve a persignarse—. Evelyn, mija, lo siento pero yo no quiero complicaciones...
—Mamá... —mamá la mira con decepción en los ojos.
—Eve, estoy vieja, no puedo andarme preocupando porque la niña se salga de la casa y ande con el novio por ahí a altas horas contigo estando en la otra punta del continente —Entonces dice algo que me deja helada—. No quiero que se quede conmigo.
Klara y yo soltamos un grito ahogado y cruzamos miradas. No quiero irme, no otra vez, no cuando tengo un grupo de amigos con el que lo paso genial, no cuando estoy junto a un chico que me quiere, no ahora que estoy unida a Klara más que nunca.
—Abuela...
—Perdón, Sara, pero lo he estado hablando con tu abuelo y está decidido.
Siento las lágrimas calientes correr por mis mejillas hasta caer al suelo perdiéndose en él.
—Yo no quiero irme a Brasil —digo con la voz entrecortada.
Y otra vez me siento como al inicio del verano, entre la espada y la pared, mi opinión valiendo mierda y la gente que quiero decidiendo sobre mi vida y mi futuro como si fuera un perrito que pueden dejar abandonado al costado de la carretera con facilidad porque no va a encontrar el camino a casa.
—Ya tuvimos muchos dolores de cabeza haciéndonos cargo de Vicky, Sara. Quiero disfrutar los pocos años que me quedan junto a William sin molestias.
—¿Eso soy para ustedes? —me llevo la mano al pecho—. ¿Una molestia?
—Últimamente sí —El desprecio en su voz me lastima y en sus palabras vuelvo a escuchar las de Steven.
—Mamá ya basta. No le hables así.
Mamá se para frente a mí dándome la espalda, como si fuese un escudo que pudiera protegerme contra todos y todo.
—Solo le queda este año para que pueda irse a la universidad, no dará trabajo...
—Evelyn, está decidido, aquí no puede quedarse, no quiero que se quede y punto.
La abuela se da media vuelta y sube las escaleras dejándonos a las cuatro de boca abierta. Tina mira a mamá con lástima y ella solo niega con la cabeza.
—Mamá...
—No quiero ser mala contigo, Sara, pero esto es la gota que colmó el vaso, de verdad —presiona el caballete de su nariz girándose hacia mí—. ¿Cual era la necesidad de escaparte? No entiendo qué es lo que quieres lograr.
—No quiero ir a Brasil, mi vida ahora está aquí —Mi tono es el de alguien que ruega.
—Pues te jodes, porque tú fuiste quien cavó su propio pozo.
—Vayan a su cuarto, Klara —indica la tía y Klara me toma del brazo para que caminemos juntas.
—Tranquila, Sa —besa la coronilla de mi cabeza—. Encontraremos la forma de que te quedes, la abuela cambiará de opinión, seguro.
Y espero que Klara tenga razón, porque no estoy dispuesta a perder lo que tengo aquí, a perderla a ella, a mis amigos o a Lucca.
Ni bien entramos en el cuarto me meto al baño para quitarme los restos de maquillaje y el vestido. Me pongo una remera de Lucca, un short flojo y vuelvo a salir.
—Sonó tu celular —avisa Klara una vez que me siento en mi cama—. Lo puse a cargar encima de tu mesa de luz.
1 nuevo mensaje de Desconocido
—Otra vez.
—¿Eh? —Klara se yergue en la cama apoyándose en sus codos.
—Este número desconocido que me ha estado enviando mensajes desde ayer —digo entrando al chat.
—¿Quién es? ¿Qué quiere?
—¿Cómo consiguió mi número? —miro a Klara con los ojos entrecerrados
—Yo no fui, te juro que no.
—¿Entonces quién se lo dio?
—¿Steven? —sugiere.
—No creo, no sé.
—Eso no importa, contéstale, queden y hablen o algo. Es tu hermana.
—¿Qué sentido tendría?
—Si no puedes quedarte con la abuela...
—Ni lo digas —advierto.
—Por más hijo de puta que sea es tu padre, Sa. Y como dijo tu madre, solo queda un año hasta que nos marchemos a la universidad. ¿Prefieres estar en Los Ángeles a unos pocos kilómetros del pueblo o en Brasil?
—Es obvio que prefiero estar cerca, pero no con él.
—El nuevo trabajo de Evelyn es bueno pero no creo que le alcance para mantener una casa allá y otra aquí para ti. Piénsalo.
—De momento dejaré abierta la posibilidad de juntarme con Naomi. A lo mejor la abuela cambia de idea y no tengo que acudir a Steven.
Texteo lo que tengo en mente y lo envío sin sopesarlo mucho.
Solo espero que la abuela de verdad cambie de parecer, porque la última cosa que me apetece es irme a Brasil y volver a alejarme de mis amigos, de Klara y de Lucca. Y sé que si quedarme con Steven hará que no perdamos el contacto, no tendré más remedio que torcer el brazo y aceptarlo.
Porque lo amo y cuando se ama a veces toca hacer pequeños sacrificios.
Viernes 22 de abril 2022
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