Coloco la última vela encima de la manta y miro mi trabajo orgullosa. He pasado las últimas dos horas encima de este trailer preparando todo para nuestra cita y puedo decir que el resultado realmente lo vale.

Me tomó el jueves entero pensar qué haría para esta noche, había decidido que quería que cenaramos, eso seguro, pero no sabía dónde ni qué. Busqué varios restaurantes del pueblo, pero ninguno me convencía, así que finalmente decidí que todo iba a hacerlo yo.

Le pregunté a Klara qué lugar del pueblo era ideal para lo que tenía en mente y con un chillido aseguró que podía dejar la tarea del lugar en sus manos, que no iba a defraudarme y así es como acabé subida a un trailer en un parque de remolques.

Mi celular suena y al ver su nombre en la pantalla sonrío.

Estoy en la entrada.

¿Dónde estás tú?

No respondo, simplemente bajo del trailer y me dispongo a caminar hacia la entrada del parque. Diviso las luces de su auto a la distancia y él también parece verme porque sale del auto y empieza a caminar hacia mí.

—Hola, rubia —su mano rodea mi cintura atrayendo mi cuerpo al suyo mientras sus labios presionan los míos en un beso corto—. ¿Qué estamos haciendo aquí?

—Es una sorpresa —lo vuelvo a besar solo para ver su sonrisa—. Cierra los ojos.

Lo hace y comienzo a caminar con él tomado de mi mano hacia el trailer, no obstante, a mitad de camino me pongo detrás de él y le cubro los ojos con mi mano porque no confío en que vaya a hacerme caso hasta que de verdad pueda dejar de mirar.

—Es raro esto —suelta de repente.

—¿Qué? ¿Que te cubra los ojos?

—No —gira su cuello hacia atrás y yo le destapo los ojos para que pueda verme—. Es raro sentirme tan emocionado por ver qué preparaste. Estas cosas no suelen gustarme.

Toma una de mis manos y la lleva a su pecho.

—El corazón me va a mil por segundo y eso únicamente lo provocas tú.

Vuelvo a cubrirle los ojos sin decir nada y continuo caminando mientras mis mejillas arden.

—No debería confiar tanto en tí, rubia. En las películas cuando una chica linda te lleva a un lugar a solas teniendo los ojos cubiertos es porque definitivamente va a matarte.

—Quizá vaya a hacerlo —digo a la vez que nos enfrentamos al trailer y quito mi mano de sus ojos

—¿Por qué nos detenemos? —me mira con el ceño fruncido.

—Hay que subir —señalo la escalera del trailer a sus espaldas y su ceño se frunce aún más.

—Tú primero —anima haciéndose a un lado.

Le sonrío y pongo un pie en la escalera comenzando a subir. Una vez arriba me siento junto a uno de los cojines que he preparado y aguardo hasta que él también sube. Sus ojos primero dan con el mini picnic a mi lado y luego recaen sobre mi rostro.

Su mirada brilla y su sonrisa ladina me confirma que le ha gustado. Sin embargo, no dice nada y los nervios dentro de mí comienzan a descontrolarse.

—¿Qué pasa? —pregunto con una sonrisa boba en mis labios.

—Estoy tratando de entender lo que siento —suelta sentándose a mi lado—. No sé qué me has hecho, rubia, pero esto es raro.

—¿Te gustó?

Él sonríe y luego se acerca a mí para besarme; a pesar de que simplemente esté uniendo nuestros labios mientras acuna mi mejilla en la palma de su mano, no se siente como algo tan básico.

—Me gusta esto y me gustas tú —toma una de mis manos y entrelaza nuestros dedos—. Gracias, Sara.

—No tienes que agradecerme, lo hice por los dos —me encojo de hombros y él vuelve a besarme.

—¿Qué hay ahí abajo? —pregunta viendo con el ceño fruncido a la bandeja cubierta.

—Sushi —digo yo quitando la tapa de la bandeja y él se rasca la nuca bajando la cabeza—. Lo preparé yo, no creas que lo compré, de verdad me esmeré en la tarea.

—No es porque lo hayas comprado, es que soy alérgico al pescado, rubia —suelta y mi mandíbula roza el techo del trailer.

—¡Ay perdón! —vuelvo a cubrir la bandeja abriendo los ojos como platos—. No sabía... Perdón, de verdad.

Él me mira serio y cuando comienzo a creer que la he cagado de la nada suelta una risa boba a la vez que niega con la cabeza.

—Es broma, Sara —acuna mi mejilla otra vez y me besa—. ¿De verdad lo hiciste tú?

Destapa la bandeja, toma un rollo de sushi y se lo manda entero a la boca mientras yo asiento con la cabeza. Él cierra los ojos y tira la cabeza hacia atrás haciendo sonidos con su garganta.

—Está realmente bueno —toma otro rollo, pero esta vez no se dirige a su boca, sino a la mía—. Si siempre cocinas así, por favor cásate conmigo.

—Ni siquiera somos novios y ya estás hablando de casamiento...

—Tienes razón, mejor hablemos de ti —gira su cuerpo y recuesta su cabeza en mis piernas—. Cuéntame tu historia, conozco un poco por lo que otros me han contado, pero quiero oírla de ti misma.

—¿Mi historia? —mis manos van a su cabello y mis dedos se entretienen jugando con sus rizos.

—Sí —me regala una sonrisa ladina—, quiero conocerte.

—Bien... Nací en Kansas y he vivido toda mi vida allí. Mis padres se separaron porque mi madre estuvo con alguien más y aunque yo prefería irme a vivir con papá tuve que mudarme aquí con mi madre.

—¿No te gusta vivir con tus abuelos?

—O sea, sí, pero no se siente igual. No quería venir aquí porque no me llevaba bien con nadie a no ser Klara y porque quiera o no sabía que mi vida iba a cambiar totalmente.

—¿En qué sentido? —me mira con el ceño fruncido y yo suelto un suspiro.

—Mis abuelos se rigen por otras normas y a veces es difícil adaptarse a ellas. Además, aunque intente no juzgar a mi madre por lo que hizo, no puedo evitar pensar en que si mi familia se rompió fue por su culpa.

—Son adultos y si ya no se amaban lo mejor es que separaran sus caminos...

—Eso lo entiendo, de verdad, pero siguen siendo mis padres, Lucca. Me duele verlos así, sobre todo a papá y más ahora que llevamos tiempo distanciados y no tengo ni idea de cómo se esté sintiendo.

—¿Dónde está él?

No me gusta abrumar a mis amigos con mis problemas, mucho menos abrumarlo a él, pero sus preguntas me demuestran interés sincero y de verdad se siente bien poder soltar esta bola de sentimientos que lleva rato atascada en mi garganta.

—Se mudó a Los Ángeles y está viviendo con su hermana mientras logra adaptarse a la ciudad.

—Los Ángeles no está tan lejos, Sara, seguro podrán verse pronto.

—Lleva días sin contestar mis llamadas, ni siquiera me responde los mensajes de texto o se preocupa por saber si estoy bien —me encojo de hombros—. Es como si hubiera dejado de importarle.

Alzo mi mirada al cielo consiguiendo retener las lágrimas que amenazan con desbordar mis ojos en cualquier momento.

—No necesitas a un padre para ser feliz...

—¿No? —Cómo puede decir eso, para mí mi familia es lo más importante que tengo y cuando pienso en ella lo único que veo es a mamá y a su mejor amiga a punto de besarse.

—Tienes gente a tu alrededor que se importa por tí y en quienes puedes confiar, qué más da si él no te hace caso.

—¿Quién es esa gente? —niego con la cabeza—. A la abuela le cayó mal que tuviera sexo contigo en tu auto, Victoria me odia por un estúpido beso con Landon, el tata se la pasa el día durmiendo, mis tías nunca están en la casa y mamá está trabajando tanto que apenas tengo tiempo de verla. Estoy completamente sola en este pueblo y Klara parece ser la única persona a la que le importo de verdad.

—Me importas a mí.

—No es lo mismo, Lucca.

—¿Por qué no? —Su ceño se frunce y parece realmente confundido—. No estás sola, me tienes a mí y sabes que si me necesitas solo tienes que llamarme y estaré contigo tan pronto como pueda.

—Pero no eres parte de mi familia, no es igual.

—¿Y acaso eso no lo hace mejor? —se endereza y toma otro rollo de sushi—. Me importas por quien eres y no porque un parentesco sanguíneo nos una.

—Me refiero a que ellos son los que tienen que protegerme y apoyarme, para mí la familia es esencial y no hay nada que sea prioridad ante ella.

—Pensamos diferente —agranda los ojos—. Muy diferente.

—¿Por qué? ¿Cual es tu historia?

—Nací aquí, en el pueblo. Débora le fue infiel a Pedro, quedó embarazada, él la descubrió y se marchó a Italia llevándome con él como si fuera un pequeño paquete que puedes transportar al otro lado del mundo sin más.

—Primera cosa que tenemos en común —sonrío ladeando la cabeza.

—¿Que nuestros padres son una mierda, nuestras madres unas infieles o ambas?

—Quizá un poco de todo...

No pienso que papá sea una mierda, pero sí que últimamente ha tenido actitudes que no son propias de él.

—Si pudieras volver el tiempo atrás e intercambiar lugar con Landon, ¿lo harías?

—No. Crecer de la forma en que lo hice me hace ser quien soy. Para tí tu familia es lo más importante que tienes, para mí la mía solo son personas que de alguna forma están ligadas a mí, pero que jamás pondré por delante de las personas que yo escoja para rodearme.

—Dijiste que te importaba, ¿eso significa que me escoges?

—Non ti ho scelto io, sei entrato nel mio cuore da solo e questo ti mette al primo posto prima di chiunque altro.

—¿Es en serio? —lo miro con la cabeza ladeada—. No entendí siquiera la primera parte.

Toma un rollo de sushi y nuevamente lo lleva a mi boca.

—Te jodes por no saber hablar mi idioma —se encoge de hombros.

—Eso es injusto —me cruzo de brazos.

—No me importa, no te lo pienso traducir al inglés, ya te he dicho que el punto de decirlo en otro idioma es que no puedas entenderlo.

—Algún día voy a aprenderlo y ya no podrás usarlo.

—Cuando aprendas italiano te hablaré en francés, si aprendes francés lo haré en protugués y así hasta que ya no queden idiomas.

Se pone de pie y saca su celular del bolsillo de su jean. Pasa sus dedos por la pantalla unas cuantas veces y luego tira el aparato encima de uno de los cojines a la vez que «Fallin' all in you» de Shawn Mendes comienza a sonar.

—Arriba, rubia —toma mi mano para ayudar a que me ponga de pie—. Bailemos porque quiero tener una excusa para tenerte contra mi pecho y que sientas lo fuerte que late mi corazón.

Sus labios rozan los míos a la vez que comenzamos a bailar y recuesto mi cabeza contra su pecho con el deseo de poder quedaros así para siempre.

Capitulo nuevoooo

24/09/24

No hay mensaje con captura, andamos cortas de presupuesto (Me da una pereza tremenda volver a descargarme la app, hacer la conversación, descargar la imagen y ponerla acá ajsjasjaj)