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Capítulo 36: Cita Doble

     Después de casi dos días de tortuosos estudios y pruebas médicas, finalmente le terminaron dando el alta a Mei. Cuando salió del hospital, sus padres la llevaron a comer algo que no fuese cosas desabridas y hervidas para luego llevarla a la casa para que pudiese dormir ya que según ellos "seguía débil".

     Ese lunes, la castaña dormía profundamente, cuando su teléfono comenzó a sonar con insistencia, haciendo que  gruñera con molestia y sacara su mano de debajo de la colcha para palpar la mesita de noche hasta que encontró el aparato.

   — ¿Qué quieren? —Preguntó con voz adormilada mientras apoyaba el teléfono al revés sobre su oreja.

   —Hasta que me contestas niña, son las dos de la tarde —Le respondió Mina del otro del teléfono. Mei sólo murmuró un "me vale"— ¿Cómo estas?

   —Ve al grano, Mina, quiero dormir.

   —Ya, ya, sólo quería proponerte salir este sábado al cine y-

   —Me dijiste que el sábado ibas a salir con Shinsou, no seré pincha globo* —Dijo la castaña mientras se sentaba en la cama.

   —No, no, a Shinsou se le ocurrió que hagamos una doble cita, el y yo...y tú con Mirio ¿Qué te parece? —Le explicó la rosadita con emoción.

   —Deja que lo hable con él y te llamo de nuevo ¿Si? —Su amiga se despidió y cortó la llamada, volviéndose a acostar.

     Tenía toda la tarde y cuatro días para llamarle.

     Después de varios días de completo descanso y tranquilidad, que consistieron en comer y ver películas, finalmente llegó el día de la cita doble.  Mei había hablado con Mirio sobre la idea de su amiga y aceptó con gran alegría, él siempre estaba dispuesto a hacer cosas nuevas y divertidas.

     En está ocasión, la ojiverde le pidió ayuda a su madre para arreglarse, sentía que, ahora que tenía novio, quería ponerse más linda para poder impresionarlo. Y sabía qué su mamá era muy buena para impresionar y acaparar la atención, por algo logró conquistar a un hombre 8 años mayor que ella.

     Al final su madre le terminó por ponerle un vestido rojo con tirantes que era pegado al cuerpo y que le llevaba hasta por arriba de la rodillas, le hizo una coleta y le pintó los labios, incluso cuando estaba en contra, de un color rosado. Cuando finalmente se pudo mirar al espejo, sonrió al ver que su mamá si la había dejado tan bonita cómo le había prometido. Justo en ese momento, su padre entró a la habitación.

   —Bella princesa...te están esperando abajo —El mayor sonrió para luego suspirar—. Te ves muy hermosa.

   —Gracias pa

     Las dos bajaron primero a gran velocidad mientras cuchicheaban entre ellas con emoción, cuando llegaron a la sala se encontraron con Mirio, quien estaba parado mirando los cuadros que estaban en la pared. Éste se giró al sentirlas y quedó boquiabierto al ver a la menor.

   — ¡Waoh, Mei! Te ves tan... —El rubio trataba de encontrar la palabra correcta para describir lo hermosa que se veía la castaña—...te ves tan...preciosa.

   —G-Gracias, tú también te vez bien —El mayor le sonrió y se acercó claramente para darle un beso, pero se detuvo rápidamente al ver como el castaño sacaba una ametralladora de su espalda y lo apuntaba con la misma, por lo que solo colocó su mano en el hombro de la menor y lo acarició con nerviosismo.

   —Bueno, ¿Nos vamos? —Mei asintió sin dejar de sonreírle y se apresuraron en salir de la casa, no sin antes despedirse.

    Ni bien salieron de la casa, Mei se aseguró de su padre no los estuviese espiando por la ventana, sujetó al rubio de su chaqueta y le dio un pequeño beso en la boca.

   —No me saludaste como correspondía —Le susurró para luego sujetarlo por las mejillas.

   —Lo siento, tu padre me iba a matar si lo hacía —Le explicó para luego volver a besarla, esta vez con más intensidad. Se separaron a los pocos segundos para luego sonreírse.

   —Lamento eso, papá es demasiado celoso —La ojiverde entrelazar su mano con la del ojiazul y empezaron a caminar hacía la estación de trenes.

   —Te tengo una sorpresa —El rubio sacó de uno de sus bolsillos el collar que le había regalado.

   — ¿Lo mandaste a arreglar? —Mirio asintió suavemente—. Muchas gracias, ya extrañaba tenerlo —Se lo colocó para luego darle un pequeño besito—. Bien, tenemos que encontrarnos con Mina-chan y su novio en el cine que está cerca del acuario.

      Mirio la tomó de la mano para luego empezar a charlar animadamente para crear un ambiente más relajado e intimo, empezando a caminar hacía la estación de trenes. Después de casi veinte minutos de viaje, finalmente llegaron al cine donde Mina y Shinsou los estaban esperando en la entrada.

     Mina llevaba puesto una blusa blanca con las mangas caídas lo que le permitía mostrar sus hombros y un pantalón negro mientras que Shinsou tenía puesta una camisa violeta con una chaqueta negra.

   — ¡Mei, al fin llegaron! —La pelirrosa se acercó a saludarlos junto con su pareja.

   —Hola chicos —Saludo a su amiga y al pelivioleta con alegría—. Bueno, él es Mirio Togata, mi novio. Mirio él es Shinsou y Mina.

   —Ya conozco a tu amiga la rosadita así que...Hola Shinsou-kun, mi nombre es Mirio Togata, un placer conocerte.

   —Lo mismo digo, es un gran honor conocer a uno de los mejores estudiantes del ultimo año, eres muy famoso —Los dos jóvenes estrecharon sus manos a modo de saludo—. Bueno, es mejor entrar para poder escoger la película.

     Los tres asintieron y siguieron al pelivioleta al interior del lugar, acercándose rápidamente a las carteleras para ver que películas había.

   —Oye, he oído que está es muy buena —Dijo Mei mientras señalaba el poster de "Luna de Miel en Familia"—. Es una comedía romántica, ideal para éste momento.

   — ¿Qué tal esta? —Mina señaló el poster de "Sangriento San Valentín" a los que Mirio y Mei bufaron.

   —Mina ¿Es enserio? ¿Una película de terror en una cita? Que original —Comentó la castaña con sarcasmo—. Ver una película de terror en una cita sirve únicamente para que puedan abrazarse, besarse y manosearse en medio de la oscuridad y yo no tengo ganas de escuchar como intercambian sus fluidos salivales.

   —Ouch... —Murmuró el rubio mientras trataba de no reírse.

   —Prometo que no lo haremos, realmente quiero ver esta película, me dijeron que es muy buena —Le pidió mientras juntaba las manos en señal de plegaria—. Por favor, por favor.

   —Ash, esta bien, pero yo escogeré al lugar que iremos después —La pelirrosa asintió para luego abrazarla con fuerza y luego salir corriendo junto con sus pareja hacía la fila para sacar las entradas—. Imagino que nosotros iremos a comprar la comida.

   —Entonces vayamos —Le sonrió para luego acercarse hasta la fila. En cierto momento, Mirio tragó con nerviosismo par luego suspirar—. Mei, tengo que confesarte algo.

   —Dime Mirio, estamos en confianza.

   —Le tengo pánico a las películas de terror —La ojiverde sonrió con ternura—. No dije nada porqué...no quería causar problemas.

   —Tú nunca causas problemas —Le acarició la mejilla suavemente—. Si quieres...puedes agarrarme de la mano y taparte los ojos, no me molestará en lo absoluto. Prometo decirte cuando las partes aterradoras terminen.

   —Gracias, por eso te adoro tanto —Le dio un beso en la punta de la nariz para luego seguir charlando de cualquier cosa.

   Después de comprar todo lo que iban a comer y beber y de sacar las entradas, entraron a la sala y se sentaron en el medio del lugar. Esa era la mejor parte de toda la sala, además no era una parte tan privada como para que se metieran mano.

    La película comenzó tranquilamente, se trataba básicamente de dos parejas que salían juntos una noche a divertirse y empezaban a ser acosados por un psicópata aterrador, por que para los cuatros presentes ese actor daba repelús, sin embargo la película comenzó a volverse turbia y aterradora cuando aquel tipo los empezaba a torturar de la peor manera posible. La película terminó con las dos parejas muertas y el psicópata matándose, final que dejó a todos los presentes indignados por la perdida de tiempo excepto por un pequeño grupo que se habían asustado...incluidos Mina y Mirio.

     Cuando salieron de la sala, Mei y Shinsou sólo estallaron en risa mientras comentaban lo predecible y absurda que había sido aquella película mientras que los otros dos solo trataban de creer que esa cosa que vieron no era real y que nadie los perseguiría para matarlos.

   —Bueno, a modo de relajar este ambiente tenso, Shinsou y yo creímos que deberíamos ir al acuario —Propuso la castaña con una tierna sonrisa— ¿Qué les parece?

   —Si...supongo que sería una buena idea  —Le respondió la pelirrosa para luego pegarse a su novio como garrapata.

     Salieron del cine mientras seguían comentando la perdida de tiempo que fue ver esa película tan tonta y que hubiese sido mejor ver la otra de comedía.

   —Oye Mirio ¿Te encuentras bien? —Le preguntó la castaña mientras lo tomaba de la mano.

   —Si...es solo qué...la odié demasiado —Le contestó con cierta vergüenza a lo que la menor se rió—. Lo que más me hace sentirme mal es que a ti te encantó la película, y no me mientas porque podía ver tu carita de emoción.

   —Esta película fue horrible, aunque me fascina el genero de terror, pero la idea de la pareja es que tengamos gustos diferentes para que la relación sea mas divertida —Se paró de puntitas y le dio un beso en la boca. Mirio sonrió de lado, captando el doble sentido de esas palabras, para luego besarla de nuevo sin embargo se separaron al sentir un carraspeo por parte del pelivioleta— ¿Qué te pasa? ¿Piensas que no vi como se manoseaban en medio de la oscuridad? Soy distraída pero no estúpida.

   — ¿No tendrían que estar igual que nosotros? Quiero decir, con más de un mes de relación...tendrían que hacer más cosas que sólo besarse —La pelirrosa les guiñó el ojo con picardía para luego seguir caminando con su novio.

   —Nos acaba de llamar lentos ¿No es así? —Mirio asintió con vergüenza—. Pero vamos a este paso porqué recién empezamos, supongo qué es normal...no manosearse tanto ¿Verdad?

   —Yo...no lo sé —La menor suspiró suavemente para luego tomarle de la mano.

   —Mejor seguimos caminando.

     El rubio se dio cuenta rápidamente que la menor que estaba bastante tensa, y la entendía perfectamente...parte de eso era su culpa. Siempre que empezaban una sesión de besos y se dejaba llevar por el momento SIEMPRE se retractaba rápidamente y se terminaba alejando de la castaña, dejándola tirada como si fuese una bolita de papel sucia y usada. ¡Mierda! Ya llevaban más de un mes en esa relación y ni siquiera le había besado el cuello, que carajo no los iban a tachar de "lentos".

     Si él se sentía mal por toda la situación no se quería imaginar como se sentía la ojiverde, seguramente debía pensar que no la tocaba porque quizás no le gustaba realmente...cuando era todo lo contrario. Anhelaba el momento en que pudiese tocarla a su antojo y sin que nadie los interrumpiera, pero tenía miedo de hacer algo que no le gustara o la incomodara y que todo se cagara. Sin mencionar que era menor de edad.

      A los pocos minutos llegaron al acuario, donde compraron las entradas y se formaron. Las dos parejas decidieron separarse, para tener un "rato a solas", y prometieron que se volverían a ver en la entrada dentro de dos horas. Al entrar, se despidieron y tomaron caminos distintos dentro del inmenso lugar. 

     Empezaron a ver los diferentes animales acuáticos que nadaban en aquellas peceras inmensas, para luego tratar de imitar las caras que hacían los peces. De vez en cuando, el ojiazul trataba de dar el primer paso y de besarla para poder "avanzar" pero se retractaba cada vez que Mei se giraba y le sonreía. Se sentía como un vil pedófilo cuando su en su mente se formaban ideas cochambrosas cómo "deseo besar su piel" o también "quiero tocar sus piernas* y un sinfín de cosas más que lo hicieron ponerse rojo y bastante tenso.

   —Mirio ¿Estás bien? Te vez muy...rojo —Le preguntó la castaña con preocupación mientras se detenía.

   — ¿Podríamos hablar? —La menor asintió para luego sentarse a su lado en una banca—. P-Pues...sabemos que la base de toda buena relación es la comunicación ¿No es así? —La menor asintió lentamente sin soltarle las manos—. Yo...quiero preguntarte algo.

   —Ya dilo porque me estoy poniendo muy nerviosa —Le dijo mientras por su mente pasaban miles de ideas, una más loca que la anterior.

   —Mei ¿A ti molestaría si yo, bueno, tú sabes... empiezo a tocarte? —Le preguntó Mirio mientras su rostro se tornaba más rojo de lo normal.

     Menos esa.

     La menor pestañeó varias veces con sorpresa, sintiendo como sus mejillas se coloreaban ante aquella pregunta, para luego sonreírle con ternura.

  —Ay Mirio, eres tan dulce —Lo sujetó por las mejillas para luego masajearlas suavemente—. No necesitas pedirme permiso para tocarme, sé que no me harás algo me haga sentir incómoda.

   —De todos modos, quiero que seas tú quien me guíe en...ya sabes...eso —Le dijo el rubio con seguridad, seguridad que murió cuando sintió la cercanía de la más bajita.

     El ojiazul se quedó estático en su lugar, contuvo el aliento al ver esos grandes ojos verdes mirarle con deseo. El contacto de labios fue suave, Mei cerró los ojos dejándose llevar mientras que Mirio los mantenía entrecerrados, observando el sonrojo que empezaba a formarse en el rostro de su pareja.

     No le disgustaba pero tampoco era el momento para hacer eso, alguien podría verlos...si los descubrían se meterían en problemas.

—Mei...—Se separó un poco—, nos metere-

     La menor lo interrumpió con otro beso, esta vez más profundo que anterior. Mirio soltó un suspiró entre el beso, disfrutando de sentir las manos de su novia jugar con su cabello. Su cuerpo se relajó, permitiéndole a la ojiverde explorar su boca a su antojo. En cuanto a Mei, ella quería sentir aún más, por lo qué reunió mucho y se sentó sobre el mayor sin dejar de devorar la boca de su pareja.

     El oxígeno hizo de las suyas, obligándolos a separarse unos centímetros; la respiración de los dos era bastante irregular pero eso no fue impedimento darse pequeños besitos, parecía que la temperatura estaba disminuyendo...hasta que Mei le mordió el labio inferior de su novio, jalándolo con suavidad.

     El mayor soltó un suave gemido mientras una extraña, pero a la vez bastante satisfactoria sensación recorría todo su cuerpo. Aquel sonidito causó estragos en la menor, a quien le había parecido bastante curioso y adorable al punto de que fue un incentivo para que la ojiverde continuará mordiendo sus labios. Le divertía el juego que estaba creando, haciéndole creer a Mirio que lo besaría, pero en lugar de eso sólo rozaba sus labios, pasaba su lengua sobre ellos solo para molestarlo, tenía el control completo del beso, si quería podía besarlo, pero el provocarlo le parecía más excitante.

     Se alejó y sonrió de lado cuando el mayor soltó una queja por su acción. Le gustaba sentirse con el mando, si quería podría dejarle con ganas de más pero no tenía el corazón suficiente para hacerlo, decidido a conceder el deseo de su amado se acercó nuevamente para iniciar otro beso pero éste se lo impidió ladeando el rostro.

   —Rodea mi cintura con tus piernas —La ojiverde acató la orden y, una vez qué enredó sus piernas, el rubio se levantó de la banca y comenzó a caminar hasta lo que parecía ser el armario del conserje, abrió la puerta y se metieron en aquel lugar angosto—. No es lo más cómodo, pero al menos tenemos más privacidad.

   —Solo cállate y bésame.

     El ojiazul le sonrió para luego sujetarla por las muñecas con firmeza, haciendo que su espalda chocara con la pared más cercana. Soltó un jadeo por la sorpresa cuando su boca fue tomada por la otra de forma tosca, la lengua del rubio entró sin pena alguna a su cavidad bucal, recorriendo cada centímetro. No tenían miedo de que los descubrieran, sólo estaban ellos en ese pequeño armario, compartiendo un momento íntimo.

     El aire empezó a hacerse necesario, por lo que Mei quiso separarse, pero la mano de Mirio sostuvo su mandíbula impidiendo que se alejara. Ahora él decidiría cuando terminaría ese beso, era lo justo, Mei lo había torturado lentamente, provocándolo, dejándolo con ganas de más. Ahora saciaría su sed de esa dulce boca que le pertenecía.

     La ojiverde sujetó una de las manos del rubio que estaba anclada a su espalda y la colocó sobre su pierna, dándole a entender que podía tocar aquella zona. El rubio sonrió en medio del beso y comenzó a acariciar la zona con cierta desesperación, disfrutando de lo suave que era esa zona al tacto. Aquel beso se estaba tornando más pasional y tosco, era una nueva experiencia para los dos. Mei podía sentir los labios del mayor moverse con fuerza contra los suyos, diciéndole claramente que no se escaparía tan fácil, era como si la estuviese castigando por haberlo provocado.

     Dios, se sentía tan bien.

     Mei ahogó un pequeño sonido cuando los labios del rubio comenzaron a besarle todo el cuello, cerrando los ojos suavemente para poder disfrutar mejor de las nuevas sensaciones que estaba sintiendo en su cuerpo. Volvió a soltar otro suspiro al sentir un beso sobre su clavícula mientras estrujaba con fuerza las hebras doradas de su pareja, dándole a entender que siguiera haciendo lo mismo.

     Sin embargo todo el ambiente romántico se rompió cuando la señora de la limpieza abrió la puerta y sacó un balde con un trapeador, haciendo que los dos gritaran por el susto y se separaran abruptamente, todo esto con la cara más roja que un tomate.

   — ¡S-S-S-Sentimos muchísimo que haya tenido que ver todo eso! —Exclamó la castaña mientras se acomodaba el vestido.

   —No se preocupen, he trabajado aquí por más de 40 años y créanme, lo que ustedes estaban haciendo es lo más leve que han visto mis ojos. El amor juvenil es tan hermoso —Los dos jóvenes se miraron con sorpresa y vergüenza mezclados para luego salir del armario—. Solo les recomiendo que sean más precavidos, alguien más podría haberlos encontrado.

    —N-No se preocupe, tendremos más precaución la próxima vez —Le aseguró el rubio para luego hacer una reverencia, tomar la mano de su novia y salir rápidamente de aquel lugar.

     Cuando estuvieron lo suficientemente lejos, se de tuvo rápidamente y se giró para plantarle un beso a la menor, quien se puso de puntitas para corresponder aquel beso. Se separaron lentamente para luego sonreírse.

   —Necesito usar el baño, ¿Me esperas aquí? —Mei asintió lentamente a lo que el ojiazul le dio un fugaz beso y se apresuró a caminar al baño.

     Tenía que arreglar cierto problemita en sus pantalones que debía solucionar.

     Lo que no sabía es que su novia estaba leyendo su mente y todas las nuevas fantasías que se empezaban a formar en su cabeza, logrando hacer que la menor se sonrojara con fuerza pero sin dejar de sonreír. Se sentía alagada...de una manera muy extraña. 

   —Así que... tu novio también tuvo "ganas de ir al baño" —Mei se giró para encontrarse con su amiga—. Es divertido provocarlos de esa forma.

   —No seas tan mala, es muy incómodo —Le dijo sin dejar de sonreír — ¿Qué haremos al salir aquí?

   —podemos andar en botes bajo la luna llena, eso sería tan romántico y divertido —Le propuso Mina para luego suspirar bobamente.

   —Yo tengo hambre, quiero comer algo.

   —Casi nunca como en una cita, me deja mal aliento —Le dijo su amiga mientras se cruzaba de brazos.

   — ¿Y para que mierda existe el chicle? —Le preguntó como si fuese lo más obvio del mundo, abrió el pequeño bolso que llevaba y de el sacó un paquete completo de chicles y se los entregó—. Ahora vamos a comer.

   —Nada de eso, no comeremos.

      Estuvieron discutiendo sobre lo mismo hasta que Mei terminó ganando porqué tanto Shinsou como Mirio apoyaron su idea  de ir a comer algo, aunque de todos modos prometieron que irían a los botes una vez terminada la cena. Terminaron todo el recorrido del acuario sin más "distracciones" y se dirigieron al área de comidas del lugar, donde les entregaron unos tiernos gorritos de peces. Se sentaron en una de las mesas y ordenaron banderillas con distintos aderezos.

     Después de veinte minutos de charlar animadamente entre los cuatro, pagaron la cuenta y salieron del acuario rumbo al lago donde se encontraban los dichosos botes a los que se quería subir Mina; cuando llegaron, pagaron entre los cuatro para dos botes y se subieron con mucho cuidado. Empezaron a remar en distintas direcciones para tener un poco mas de privacidad; como era de esperarse, Shinsou y Mina comenzaron con sus clásicas sesiones de besos mientras que Mirio y Mei se dedicaban a hacer que el bote girara en círculos sin dejar de reírse.

   —Ahora, háblame de cuando eras niña —Le propuso el rubio mientras dejaba de remar.

   —Amaba ir al jardín de niños, ahí fue donde conocí a Lida-kun —Comenzó a contarle sin dejar de sonreír—. Recuerdo que siempre que jugábamos a "la mamá y él papá" yo era la mamá.

   — ¿Y tú amigo era él papá?

   —No, él era el que nos vendía la casa —Le contestó a lo que el ojiazul estalló en risas—. También recuerdo que adoraba jugar a la doctora, durante las siestas usaba toda la sala como mi sala de emergencias y osos de peluche como pacientes. Lo malo era que siempre hacía que se mueran.

   —Definitivamente la medicina no era lo tuyo —Mei negó sin dejar de reírse—. Recuerdo que a nosotros nos gustaba jugar al restaurante y mientras todos éramos chefs y meseros, Tamaki se quedaba en una esquina mirando a la pared, es...demasiado tímido, pero es un buen chico. En cuanto a mi papá, él siempre me perdía en la empresa en la que trabaja, una vez pensó que me caí dentro de una de las maquinas y que me hicieron una caja donde guardaban los trajes que creaba.

     Mei estalló en risa mientras se sujetaba el estómago con fuerza, ella pensaba que había sido con su padre cuando se le escondía en el supermercado pero Mirio acababa de ganarle. Jamás se hubiese imaginado que Mirio pudiese ser malo.

   — ¿Y que onda con tú mamá? —La sonrisa del rubio desapareció y su rostro se tensó un poco— ¿Pregunté algo que no debía? Lo siento mucho.

   —No, no, es solo que no me gusta hablar de ella —Mei frunció los labios y suspiró con vergüenza—. No me gusta hablar de ella porqué no hay nada que contar, ella se fue cuando tenía dos años.

     Aquellas palabras le cayeron como un baldazo de agua fría, abrió los ojos con asombro mientras trataba de articular alguna palabra pero nada salía de su boca, solo puros balbuceos.

   — ¿Qué pasó? —Fue lo único que pudo murmurar.

   —No era mujer muy maternal, tampoco quería hacerse cargo de una casa y una familia...así que se fue —Le contó el ojiazul con tranquilidad, como si ya no le causara nada—. De todos modos papá siempre me habló bien de ella, al punto que una vez descubrí donde estaba y fui a buscarla. Vive en I-Island.

   — ¿Pudiste hablar con ella? ¿Preguntarle porqué se fue? —Le preguntó la castaña mientras entrelazaba su mano con la del mayor, sentándose a su lado.

   —Preferiría que no lo hubiese hecho, solo me trató con frialdad y me pidió que no la buscara más —Le respondió mientras juntaba su nariz con la de Mei—. No quería tener hijos, quería volverse una gran científica...por eso se fue.

   — ¿Cómo se llama esa...señora? —Le preguntó la menor mientras trataba de no decir ninguna mala palabra.

   —Keiko Oshiro —Le susurró para luego suspirar—. Pero ya dejemos de hablar de ella, no quiero amargar está noche—Le sonrió y dio un pequeño besito en los labios.

   —Cuéntame bien lo de la máquina de cajas

     Mirio soltó una carcajada y comenzó a contarle de aquel divertido día en la fabrica. Luego de un rato de seguir contándose cosas de cuando eran niños, y de que Shinsou se cayera del bote, decidieron que ya hora de dar por terminada aquella divertida y vergonzosa cita. Se despidieron de la pelirrosa y el pelivioleta y comenzaron a caminar hacia el lugar donde debían tomar el tren; durante el camino de regresó siguieron contándose cosas de cuando eran niños en un intento de conocerse un poco, incluso llegándose a contar cosas que no le habían dicho a nadie por vergüenza. Se sentían muy cómodos al hablar con el otro.

     A los pocos minutos llegaron a la casa de la castaña, afortunadamente su padre no los estaba esperando en la entrada.

   —Bueno, pasé una noche divertida, tenemos que repetirlo de nuevo —Dijo Mirio sin dejar de sonreír.

   —Si, y la próxima vez veremos una película que no sea de terror —Le aseguró la castaña mientras le cerraba la chaqueta que llevaba puesta, estaba empezando a hacer frío.

     Mei miró hacía todas partes para luego sujetarlo por las mejillas y plantarle un dulce beso de buenas noches al mayor para luego sonreírle.

   —Avísame cuando llegues a tu casa ¿Si? —Mirio asintió con alegría. De pronto la puerta se abrió dejando ver a Daisuke, haciendo que la menor suspirara—. Bueno, buenas noches —Se acercó para darle un beso en la mejillas y susurrarle un "luego hablamos" para luego entrar a la casa. 

   —Bueno, hasta pronto, Takeyama-san —Se despidió del mayor e hizo un ademan para irse.

   —Lo apruebo.

   — ¿Disculpe? —Mirio regresó en sus pasos y se le acercó rápidamente—. Quiero que repita eso, no lo escuché bien.

   —Me caes bien niño, la respeta mucho y vas a su tiempo...sabes ocultar bien el deseo de saltarle encima —El menor sonrió con algo de pena mientras murmuraba un pequeño "gracias"—. Pero de todos modos necesito hablar contigo de hombre a hombre, le diré a Mei que te invite a cenar más adelante. Aunque ya puedo decir...que apruebo...todo esto.

   —Pues gracias, me alegra mucho que me acepte y no quiera matarme.

   —Tócala y te mato.

   —No lo haré señor, lo prometo —Le prometió mientras cruzaba los dedos por detrás—. Bueno, debo irme, nos vemos luego.

     Comenzó a caminar sin poder dejar de sonreír, se aseguró de que nadie lo estuviese viendo para luego saltar de la emoción mientras exclamaba un "¡Que bien!", siguiéndo su camino con gran felicidad.

     Se sentía muy feliz.

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*Pincha Globo: termino argentino (no se si le dicen así en otros países) que usamos cuando una persona soltera sale con una pareja, haciendo incómoda y tensa toda la salida.

¿Les gustó el cap de hoy?
(͡° ͜ʖ ͡°)

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Hola gentecita, como estás?

Espero que estén pasando una mañana/tarde/noche genial

Tardé mucho en subir este cap pero al fin pude hacerlo :3

¿Qué les pareció el capítulo de hoy?

Les prometí que habría manoseo intenso 7u7

Lo malo es que se me hizo un común hacer que los interrumpan siempre xD

¿Qué les pareció la mini historia de la madre de Mirio?

Siempre pongo cosas sad, nunca puedo dejar en paz a ningún personaje.
Pensé en hacer que la madre simplemente se hubiese muerto, pero siempre se usa eso al punto que ya está gastado. Así que preferí ponerle más drama al hacer que esté viva pero en otro lugar.
 
Y no crean que esta seraw la última vez que hablaré de ella.

Otra cosa.
Daisuke aprobó su relación!!!!!!


Al menos no al 100% pero lo hizo, los seguirá mirando desde lejitos, vigilándolos.


Bueno, si les gustó el capítulo dejen estrellita y comenten, se los agradecería de corazón
💖💖💖💖💖💖💖💖

Próximo Capítulo:
I-Island


Oh yes, pondré la película aquí, y prometo que será un capitulo puro y exclusivo para Mei y Todoroki, así no me reten xD además ellos dos se merecen recuperar su amistad. 



Sin más que decir....

Bye Bye

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