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Sentimientos

Decir que estaba sorprendido era poco, nunca creyó que llegaría a escuchar algo como eso y deseaba nunca haberlo hecho. A pesar de encontrarse en el sótano, pudo sentir la energía inestable de Daniela y no pudo evitar preguntarse ahora qué era lo que le sucedía a su pequeña némesis, así que envió un duplicado a espiarla y escucho toda su conversación con Jasmine. Después de que las hermanas Fenton dejaran estancado el asunto, empezaron a hablar de otras cosas y fue su señal para irse de la habitación de Daniela; pero al hacerlo, sintió otra presencia fantasmal. Siguió la presencia y pudo ver un fantasma, que parecía una masa verde sin forma, saliendo de los Laboratorios Fenton e irse. Lo reconoció enseguida como el asistente de esa fantasma loquera y entonces sus sospechas se cumplieron.

Se despidió de Jack y Maddie, las hermanas Fenton no quisieron bajar y Maddie ya iba a buscarlas, pero Vlad se lo impidió diciendo que no era necesario y que se despidiera de ellas en su nombre. Subió a su auto, que lo esperaba fuera de la residencia de los cazadores, y se fue directo al hotel de cinco estrellas donde solía hospedarse. Llegó a su suite y le pidió a su chofer que lo dejara solo, necesitaba pensar en lo que acababa de descubrir. Se quitó el saco y la corbata de moño, lanzando ambas prendas a la cama y empezó a caminar por su habitación como león enjaulado.

Daniela Fenton/Phantom... hija del hombre que provocó el accidente que lo volvió mitad fantasma y de la mujer a que solía amar... espera ¿¡solía!? ¿¡pasado!?

—No no no ¡NO! ¡ES IMPOSIBLE! ¡NO PUEDO SENTIR NADA POR DANIELA! ¡ES MI ENEMIGA, ADEMÁS DE QUE ES SOLAMENTE UNA NIÑA DE CATORCE AÑOS! —gritaba Vlad, llevándose las manos a la cabeza

Este asunto terminaría provocándole una fuerte migraña si no lograba poner en orden sus pensamientos y sentimientos. Era cierto que sus sentimientos hacia la adolescente cambiaron un poco después de lo de Pariah Dark, pero lo que provocó un cambio total y una gran confusión fue la vez del concurso de belleza al ver a Daniela vestida y actuando como una princesa y cuando tuvo que ir a la Zona Fantasma a salvarla. Pero estaba totalmente convencido de que solamente era amor fraternal y solo eso; no obstante, ahora que escuchó la confesión de Daniela, su cabeza y corazón empezaron a alterarse.

Cayó de espaldas a la cama, empezando a sentir que le punzaba la cabeza, efectivamente esa situación le iba a provocar migraña.

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Estaba en el despacho de su castillo revisando algunos papeles de sus empresas, cuando de pronto alguien tocó a la puerta.

—Pase —dijo Vlad sin levantar la mirada de su trabajo

Escuchó la puerta abrirse y cerrarse, pero al estar concentrado en su trabajo no vio quien había entrado ni tampoco que se le acercó y se paró detrás de su silla sino que hasta que el recién llegado le cubrió los ojos con las manos. No se sorprendió, ya que había sentido su presencia, pero a veces le gustaba seguirle el juego; aunque ahora no tenía tiempo para eso.

—Sabes que podría seguirte el juego, pero ahora estoy muy ocupado Daniela

Escuchó un "Ow" detrás de él. Tomó las manos que cubrían sus ojos con delicadeza y miró sobre su hombro a la chica. Daniela tenía veinte años, estaba estudiando en la Universidad de Wisconsin y vivía con él en su mansión.

—¿No podrías dejar algunos asuntos para después? —preguntó la chica, haciéndole ojitos tiernos para intentar convencerlo

—No puedo, esto tiene que estar listo para el lunes

—¡Vamos! Solo un momento, por favor

—No, Daniela —soltó sus manos, apartó la mirada de la azabache y volvió su atención a su trabajo

Danny hizo un puchero y movía el pie con impaciencia. Entonces una idea se le vino a la cabeza; sabía que el halfa mayor no se resistiría.

—Está bien, tú ganas —dijo Danny con falsa voz de resignación—. Te dejaré trabajar tranquilo...

—Gracias

—... y para que puedas concentrarte... —pasó sus manos por los hombros del mayor lentamente— necesitas un masaje para liberar tensión —le susurró al oído en un tono coqueto

La mano de Vlad que sostenía el bolígrafo tembló levemente, siguió con su trabajo tratando de ignorar a la joven, pero los lentos y provocativos movimientos de las manos de Daniela dificultaban su concentración. La joven halfa se dio cuenta de la resistencia del mayor, y sonrió, sabía exactamente cómo alterar al hombre; siguió masajeando los hombros del mayor, encontrando los puntos en los que se sentía tensión y presionaba levemente. Vlad no podía evitar gemir ligeramente ya que le estaba gustando las atenciones de la joven, pero sabía que sí le dejaba saber eso a Daniela, le haría ver que poco a poco estaba logrando su objetivo de distraerlo.

La azabache logró escuchar el pequeño gemido y su sonrisa se ensanchó, se inclinó hacia la oreja derecha de Vlad y comenzó a darle pequeños besos y mordiscos, provocando en el hombre un leve temblor en su cuerpo y un gemido. Ya conocía los puntos sensibles del halfa mayor y los estaba usando a su favor.

—¿Qué te sucede, tío Vlad? —le susurró Danny al oído con tono seductor y haciendo énfasis en "tío"—. ¿Acaso no te gusta la atención que te estoy dando?

—Daniela... detente... —dijo Vlad con dificultad

—¿Con qué? —preguntó Danny con falsa inocencia y mordió levemente el lóbulo de la oreja del mayor

—¡Eso!

—Yo no estoy haciendo nada malo —y pasó de su oreja a su cuello, Vlad se había quitado su corbata de moño y abierto el cuello de su camisa

Danny repartió besos en el cuello y eso fue más que suficiente para que el mayor perdiera su cordura. En un rápido movimiento, tomó a la chica de la muñeca y la sentó sobre su regazo estando los dos cara a cara.

—Esa pequeña jugarreta te va a costar caro, pequeña tejón —dijo Vlad con una sonrisa burlona, sujetándola de la cintura posesivamente

—¿Y cómo te la piensas cobrar? —preguntó Danny, pasando sus manos por el cuello descubierto del hombre

—Así —y besó con hambre a la chica

Danny enseguida respondió el beso; pasó sus manos por el cuello de Vlad y acarició su cabello. Tomó la liga que sujetaba el cabello del mayor y se lo quitó liberando su cabello. El halfa mayor acariciaba la cintura y la espalda de la azabache y poco a poco pasó de acariciar sobre la ropa a debajo de esta.

Danny tampoco se quedaba atrás, acariciaba el cuello del mayor y lentamente sus manos pasearon por su pecho bien marcado y empezó a jugar con los botones de la prenda hasta que finalmente comentó a abrirlos uno por uno y a una tortuosa lentitud a la vez que acaricia la piel expuesta del torso.

Vlad soltó un gemido aún teniendo sus labios unidos a la de la joven halfa.

—Me resultaste muy traviesa, pequeña tejón —dijo Vlad separándose unos milímetros de ella para recuperar el aliento

—Tu me enseñaste a ser así de traviesa

—Creo que tengo otra lección para ti

—Ya quiero aprenderlo

Vlad sonrió y la besó en los labios, pero no permaneció ahí, sino que poco a poco fueron descendiendo hasta el cuello de la chica. Danny se estremeció en los brazos del hombre; Vlad llevó sus manos a los botones de la blusa de la chica y comenzó a abrirlo de abajo hacia arriba, dejando al descubierto el torso de Danny y su sostén.

Los besos siguieron y a cada momento se volvían más intensos. Vlad sentó a Danny en el escritorio, sin importarle los documentos en los que estaba trabajando hace unos momentos. Sin separarse de la joven halfa, el mayor llevó una mano al pantalón de la chica y la otra al suyo propio.

—Vlad... te amo...

—También te amo, Danny

Entonces se detuvo de golpe, esas palabras hicieron eco en la cabeza del halfa mayor y sintió que algo reaccionó en su ser...

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Vlad se incorporó de la cama de golpe, tenía la respiración acelerada y sudaba frío. ¿Que había sido eso? ¿Había soñado con Daniela, siendo mayor y haciendo... eso? Se pasó las manos por la cara y trató de calmarse; esto se estaba saliendo de control ¡y solo por una confesión indirecta de la joven halfa! Sus confusos sentimientos y esa revelación de la joven lo estaban volviendo loco. Necesitaba aclarar su mente, tal vez salir a volar le ayudaría a despejar su mente.

Estaba por comerse de pie cuando sintió extraño su entrepierna. No necesito mirar para saber de qué se trataba; con un fuerte sonrojo, y dificultad, se levantó y pasó al baño primero. En cuanto terminó, se transformó en Plasmius y salió del hotel a la solitaria noche. Tenía que admitir que de noche, Amity Park era tranquilo, a comparación de Wisconsin; no obstante, otra diferencia era que en Wisconsin no había ataques de fantasmas como en Amity Park, por lo que tenía que irse con cuidado porque no quería perder el tiempo con un tonto y debilucho fantasma, el cual alertará a Daniela y...

Se detuvo de golpe al venir a su mente la pequeña halfa, había olvidado por completo que las actividades fantasmas de la chica por lo general era en las noches y después del sueño que había tenido hace unos momentos con ella, no se creía capaz de verla a la cara. Sacudió su cabeza por precaución, no quería que ese... sueño... volviera a su mente; se tranquilizó y siguió con su vuelo nocturno, dejándose llevar sin rumbo fijo, volando boca arriba; prefería ver la luna y las estrellas que la ciudad, aunque eso tampoco ayudó porque al ver la luna le recordó el largo cabello blanco de Daniela.

—¿Por qué rayos tengo a Daniela en la cabeza? —se preguntó a sí mismo en voz alta—. Por última vez: es mi enemiga, hija del hombre y la mujer que amo —hizo énfasis en lo último para intentar converse de una buena vez por todas—, y es solo una mocosa de catorce años

Pero al parecer su subconsciente no quería aceptarlo, porque de pronto le pareció ver sobre la luna el rostro de Daniela sonriéndole. Se llevó las manos a la cabeza y gritó con frustración. ¿Por qué tenía que pasarle esas cosas a él? Y como si su suerte no fuera ya lo suficientemente mala, cuando se incorporó para volver al hotel y tratar de descansar, se dio cuenta que había volado hacia los Laboratorios Fenton.

—¡Oh, vamos! ¡Tiene que ser una broma! —exclamó molesto

Le dio la espalda a la casa, pero miró levemente sobre su hombre hacia una de las ventanas del segundo piso, sabiendo que ese era del cuarto de Daniela. Al darse cuenta de eso, apartó la mirada y volvió a sacudir su cabeza.

—¡Oh, no! ¡Ni lo pienses, Plasmius! El trabajo debe de estar provocando estas malas pasadas. Será mejor regresar —dijo decidido, pero al parecer su cuerpo no quería moverse de donde estaba.

Volvió a mirar sobre su hombro hacia la ventana de la joven halfa y enseguida vino a su mente la imagen de Daniela durmiendo angelicalmente...

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Se estaba odiando a sí mismo en ese momento, con todas las letras de la palabra y en mayúscula, sabía que lo que estaba haciendo estaba MAL ¿¡Como demonios es que termino entrando a la habitación de Daniela y la miraba dormir plácidamente!? En cualquier momento la chica podría despertar, verlo, gritaría y enseguida comenzarían a pelear, pero algo dentro de él lo orilló a entrar a verla.

La chica estaba recostada sobre su costado derecho y Vlad podía verla a la cara: su largo cabello azabache esparcido por la almohada formando ondas, los mechones de su fleco cubriendo la mitad de su rostro, sus manos recargadas sobre la almohada y frente a su rostro en puños a medio cerrar, y la pijama de manga y pantalón largo color lila enmarcando su silueta que poco a poco estaba pasando de la infancia a la madurez. Fue mala idea que Vlad viera el cuerpo de la chica porque se dio cuenta que los botones del pijama se abrieron dejando al descubierto su abdomen y un poco su escote.

Con un fuerte sonrojo en sus verde azuladas mejillas, tomó las cobijas de la chica y la cubrió hasta los hombros con cuidado. Danny se movió un poco entre sueños y eso hizo que el mayor se pusiera a la defensiva por si despertaba, pero la chica solamente se dio la vuelta quedando ahora acostada sobre su costado izquierdo. Vlad suspiró con alivio, le dio la espalda a la chica para irse, pero se detuvo de golpe al escucharla; se volvió hacia ella, no había entendido la primera vez, pero la segunda hizo que su corazón y núcleo saltaran y el sonrojo de sus mejillas se intensifica.

—Vlad...

El halfa mayor se acercó a la cama, la rodeó para quedar de frente a la chica. Seguía dormida y un pequeño rubor se asomaba en sus mejillas. ¿Acaso la chica estaba soñando con él? Su duda fue resuelta cuando escuchó a Daniela murmurar su nombre en sueños otra vez.

—Es imposible... —susurró Vlad, poniéndose en cuclillas para estar a la altura del rostro de la joven—. Daniela ¿de verdad me amas?

Sabía que estando la joven halfa dormida no le respondería, pero el haberla escuchado decir su nombre en sueños y el rubor en sus mejillas confirmaban los hechos: Daniela estaba enamorado de él, Vlad Masters/Plasmius, a quien se supone odiaba y que eran enemigos. Escucharla en la tarde hizo que tuviera dudas porque sabía que los adolescentes (y sobretodo las chicas) eran un caldo de hormonas que hervía todo el tiempo; pero... ahora escucharla dormida, era el subconsciente hablando y ese nunca mentía.

Se quedó mirando a Danny por un rato más, no supo qué hora era hasta que empezó a sentir sueño. Miró el despertador de la chica y vio que eran las 3:15 a.m. y como no supo a qué hora llegó al hogar Fenton no podía decir si estuvo unos minutos u horas, así que se puso de pie ya para irse, pero antes de hacerlo, se inclinó hacia Danny y le besó la frente. La miró por última vez y salió de la habitación directamente al hotel.

Necesitaba poner su mente en orden... y sus sentimientos. Sería una noche muy larga.

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—¡Danny! ¡Ya levántate o llegarás tarde a la escuela! —gritó Maddie a su hija desde las escalera

La chica gruño en sueños y se cubrió la cabeza con la almohada. Jazz entró a la habitación de su hermana para asegurarse de que estuviera lista para ir a la escuela. No le sorprendió ver a Danny todavía en cama, rodó los ojos, tomó las cobijas y tiró de ellas.

—¡Jazz! —se quejó Danny haciéndose ovillo para cubrirse del repentino frío

—Levántate o llegarás tarde —respondió la pelirroja, arrojándole a Danny sus cobijas

La azabache resopló y a regañadientes se puso de pie y fue a alistarse para ir a la escuela. Vestía una playera blanca y sobre esta un suéter ligero lila, pantalones de mezclilla azul cielo y flats lilas. Cepillo su cabello y se peino de media coleta, sujetándose el cabello con un broche de flor de cerezo. Seguía sin gustarle, pero tenía que acostumbrarse, así que sacó todo lo que necesitaba y se maquilló de un modo que se viera natural.

En cuanto estuvo lista, arregló su habitación, tomó su mochila y bajó a desayunar. En la cocina ya estaba su familia comiendo.

—Buenos días —saludó la joven halfa

—Buenos días, Danny —saludo Jazz apartando un momento la mirada del libro de psicología que estaba leyendo mientras comía

—Buenos días, cariño. —saludo Maddie—. Ya está listo tu desayuno

Danny colgó su mochila en la silla y se sentó a la mesa. Vio a su padre leyendo el periódico y entonces cayó en cuenta que no le respondió el saludo.

—Buenos días, papá —saludo Danny

No obstante, Jack no le respondió. Cerró el periódico, lo dobló, recogió sus trastes sucios y los dejó en el fregadero.

—Si alguien me necesita estaré trabajando en algunos inventos en el laboratorio —aviso Jack, y sin mirar a nadie más, bajó al sótano

Jazz y Maddie se miraron preocupadas, miraron a Danny y vieron que la chica tenía la mirada baja y les pareció escuchar un sollozo.

—Cariño... —Maddie quería alegrar a su hija pequeña, pero no sabía cómo

—Gracias por el desayuno, mamá —dijo atropelladamente Danny, levantándose de la mesa

La mujer vio el plato de su hija y vio que apenas probó bocado. Danny recogió su mochila y salió casi corriendo de la cocina; le dolía mucho que su padre no aceptará su cambio; los dos eran muy únicos y sabía que la única razón por la que sucedió fue porque Danny actuaba como chico y eso hizo que Jack tuviera "al hijo que nunca tuvo"

—¡Danny! —la azabache escuchó que la llamaban.

No se había dado cuenta que hubo salido de su casa e iba de camino a la escuela. Vio que quien le gritó fue su hermana desde su auto, el cual estacionó al lado de la azabache.

—¿Qué, Jazz? —preguntó limpiándose las lágrimas, teniendo cuidado de no estropear su maquillaje

—Te llevaré a la escuela

—No es necesario, estoy...

—No, no lo estás —corto Jazz, abriendo la puerta del copiloto—. Así que sube, ahora

Danny miró a Jazz sorprendida, era pocas las veces que veía a su hermana tan estricta. Suspiró y entró al auto de su hermana. Las hermanas estuvieron en silencio por unos minutos y lo único que se escuchaba eran los sollozos de Danny; Jazz suspiró y rompió el silencio:

—Sé que estás triste porque papá no quiere aceptar tu cambio, pero debes de darle tiempo, está en una etapa de negativa...

—¿Podrías, por favor, no usar tu psicología? Lo que necesito es consejos de hermana, no de un terapeuta

—Lo siento, aunque creo que...

—Jazz

—Lo siento, no más psicología

—Gracias

Las hermanas volvieron a quedarse en silencio. Jazz estaba concentrada en el camino mientras que Danny estaba perdida en sus pensamientos; después de haberle confesado a su hermana sus sentimientos hacia el halfa mayor, su subconsciente le jugó una mala pasada, haciendo que soñara con el mayor la noche anterior. Aunque tenía que admitir que le gusto y de hecho, recordaba el sueño:

Era un día normal en la Secundaria Casper, las clases pasaron con normalidad; pero ya casi acabando el día, en el cambio de clase precisamente, Danny estaba metiendo unos libros de su casillero a su mochila. Terminó de acomodar todo, cerró la puerta y se colgó la mochila al hombro. Caminaba sin prisa hacia su clase, cuando de repente sintió que alguien la sujetaba por detrás cubriéndole la boca con una mano y sujetándola de la cintura con la otra. Forcejeó para liberarse, pero su agresor no la soltó hasta que entraron a un aula vacía y la arrojó hacia el escritorio.

Se le cayó la mochila y trato de incorporarse a ver a su agresor, pero este se abalanzó sobre ella haciendo que quedara recostada boca abajo contra el escritorio.

—Al fin te tengo donde quería, Fenton —dijo su agresor

Danny reconoció esa voz enseguida y con dificultad lo miró sobre su hombro.

—¿¡Dash!? ¿¡Qué demonios quieres!?

Escucho al rubio soltar una risa burlona.

—¿Acaso no es obvio? —acarició con descaro la pierda de Danny y la subió poco a poco pasándola bajo la falda y apretando con descaro su glúteo—. Es a ti

La azabache abrió los ojos con horror. Trató de sacarse, pero Dash dejó caer todo su peso sobre la chica dejándola inmóvil.

La joven intentó con todas sus fuerzas quitárselo de encima. No podía usar sus poderes porque justamente esa mañana tuvo un percance con uno de los inventos de sus padres y provocó que sus poderes quedarán inútiles por veinticuatro horas. Odiaba ser tan debilucha en su forma humana, no podía defenderse.

Se estremeció al sentir la lengua del rubio acariciar su oreja y cómo está poco a poco bajaba hasta su cuello. El mariscal de campo usó la mano libre para apartar el cabello de Danny y así poder besarlo, mordisquearlo y chuparlo a su antojo. La mano libre siguió amasando sus glúteos, de pronto Danny sintió la mano sobre el resorte de su pantaleta y sintió palidecer al comprender lo que el chico iba hacer.

Trató de darle codazos para quitarlo, pero en un movimiento rápido, Dash sujeto con una mano las muñecas de Danny y las puso arriba de su cabeza.

—Dash... por favor... déjame... —comenzó a suplicar Danny

El rubio no la escuchó. Apartó la ropa interior de Danny y pasó los dedos por su intimidad. La joven comenzó a sollozar y siguió suplicando que la dejara, pero el rubio la ignoró. Su desesperación creció cuando Dash dejó su intimidad y escuchó la hebilla de su pantalón: realmente lo iba hacer, iba a violarla, a robarse su inocencia... su primera vez.

Las lágrimas seguían corriendo y esperaba a que ese horrible momento llegara, pero nunca pasó; sino que de repente Dash se quitó de ella, lo escuchó gritar, seguido de fuertes golpes. Como pudo se incorporó, se subió su pantaleta y se acomodó su falda. Miró al frente y sus ojos se abrieron mucho por la sorpresa al ver lo que pasaba.

—¿Qué...? ¿Vlad?

El halfa mayor, en su forma fantasma, estaba de pie de espaldas a la chica. Temblaba a causa de la ira y pudo alcanzar a escuchar sus gruñidos e insultos hacia el rubio. Caminó hacia el rubio, quien todavía estaba aturdido por el golpe, lo tomó del cuello de la chaqueta con una mano y lo levantó sin problema haciendo que quedara arriba de su cabeza.

—¡Te dije que te mantuvieras alejado de Daniela!

Dash estaba petrificado por el susto. Vlad lo soltó de repente haciendo que el mariscal de campo cayera de sentón al suelo; se arrastró por el suelo de espaldas hasta topar con pared.

Danny no podría ver la cara de Vlad, pero a juzgar por la expresión del rubio, el halfa mayor le lanzó una mirada amenazadora. Le pareció que Vlad iba a atacar a Dash, pero parece que se lo pensó mejor; con un ecto-rayo noqueó al rubio y lo dejó tendido en el suelo. Se volvió hacia Danny y caminó hacia ella, quien todavía se estaba acomodando la ropa.

—Vlad... ¿cómo...?

—¿Acaso creíste que te dejaría desprotegida, mi pequeña tejón?

—Eh... yo... ¡Oye! —Vlad la tomó entre sus brazos, cargándola al estilo princesa—. ¿Qué...? ¿¡Qué haces!?

—Nos vamos —y antes de que la azabache pusiera replicar, el halfa mayor emprendió el vuelo y se fueron de la Secundaria Casper.

Ya estando en la mansión del mayor a las afueras de Amity Park, Vlad le dijo a Danny que se diera un baño para que se quitará la suciedad de su cuerpo. La azabache entendió enseguida a lo que se refería y le tomó la palabra. Estuvo mucho tiempo en la bañera, ya que aún sentía el tacto del rubio en su cuerpo y eso hacía que sus ojos brillaran verde; aún no podía entender porque sus poderes le fallaron, pero le alegraba mucho que Vlad apareciera de repente y la salvará.

«Y con eso confirmó que el Cabeza de Queso me está espiando» pensó esto último con una sonrisa

Cuando se sintió mejor con el baño, Danny salió del agua. Iba a ponerse la ropa que estaba usando, pero solo encontró unas pantaletas, camiseta y bata de baño, todas blancas. Se sonrojó, pero se resignó y se puso las únicas prendas de ropa que había... si podía llamar a eso ropa. Se cepilló el cabello y salió del baño encontrándose a Vlad sentado en el sofá de la habitación con las piernas y brazos cruzados y una clara corrosión de enfado, notándose más en sus ojos que de vez en cuando pasaban del azul al rojo.

—¿Vlad?

El mayor reaccionó al escuchar su nombre y se volvió hacia la joven, quien tenía la cabeza gacha y un gran rubor cubriendo sus mejillas. Danny levantó un poco la mirada y se sorprendió de ver la expresión de sorpresa de Vlad y... alto... ¿eso que estaba en sus mejillas era un sonrojo? El color del rostro de la azabache se intensificó al verlo así. Estuvieron en silencio hasta que este fue roto por el mayor al ponerse de pie u acercarse a la adolescente.

—¿Te sientes mejor? —preguntó Vlad

—S... sí, gracias —contestó Danny aún sin levantar la cabeza

De pronto la joven sintió unos brazos rodearla y su cabeza siendo recargada sobre un pecho fuerte y marcado.

—Creí que no llegaría a tiempo —escuchó a Vlad y el abrazo se hizo más fuerte

—¿Cómo...? —empezó Danny, levantando los brazos con duda si responder el abrazo o no

—Ya te lo dije. Después de lo que pasó no te quite los ojos de encima.

—¿Pero no se supone que tienes cosas que hacer? Tienes varias empresas que...

—No me interesa —Vlad se separó un poco de Danny y con gentileza la tomó del mentón para hacer que lo mirar a los ojos—. Tú eres lo más importante para mí, Daniela

—Vlad...

—No te dije nada porque creí que pensarías que soy un pervertido acosador...

—Lo de acosador un poco por estarme espiando —contestó Danny a modo de burla y Vlad río suavemente

—Lo que intento decirte, pequeña tejón... es que te amo

Danny sintió su corazón y núcleo saltar y el sonrojo de sus mejillas extenderse por toda su cara. ¿Acaso Vlad había dicho...? Todavía no salía de su asombro cuando sintió unos firmes y cálidos labios posarse sobre los suyos. No lo podía creer y le estaba pasando ahora mismo: Vlad Masters, su enemigo y amor platónico ¡la estaba besando!

Danny

Subió sus manos por el pecho del mayor y los posó en su cuello a la vez que acariciaba el cabello platinado sujeto en una coleta.

—Danny

Se sentía en el cielo, a la vez que los besos subían de intensidad.

—¡DANNY FENTON!

—¡Whoa! ¿Qué?

—¡Reacciona, ya llegamos a la escuela!

Danny parpadeó dos veces y miró a su alrededor. Jazz la miraba con la ceja arqueada y el codo izquierdo recargado en el volante. Miró al frente y vio que, efectivamente, ya estaban en el estacionamiento de la Secundaria Casper.

—Ya que volviste a tierra, astronauta Fenton ¿me podrías decir que tanto estabas soñando? Porque estás ruborizada y será mejor que te calmes si no quieres que Sam y Tucker te molesten con preguntas.

En lugar de ayudarla a calmarse, el color de Danny se expandió por toda su cara y sentía que salía humo de sus orejas. ¿Cómo rayos iba a ser capaz de decirle a su hermana que estaba soñando con Plasmius?

—Eh... bueno... ¡Ya me tengo que ir, nos vemos luego! —tomó su mochila y salió prácticamente corriendo del vehículo.

Ni siquiera se dio cuenta de la mirada inquisidora, sabiendo exactamente qué estaba pasando por la cabeza de su hermanita.

—Algo me dice que vas a tener un largo día, Danny —dijo para sí misma Jazz antes de bajar de su auto e ir a clases.

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De haberse quedado con Jazz y escuchar lo que dijo, le hubiera reclamado por darle mala suerte. Efectivamente para Danny el día fue muy largo ya que no podía prestar atención en las clases (bueno, menos atención que el de costumbre) ya que cierto halfa estaba presente todo el tiempo en sus pensamientos. Incluso se mostraba distraída con Sam y Tucker y ellos eran los únicos a los que prestaba toda su atención.

—¿Qué le pasa a Danny? —preguntó Tucker a Sam—. La veo más despistada que de costumbre

—Te diría que es algo normal —contestó la gótica—, pero como sé que no entenderás lo que te diré, mejor iré al grano: Danny está enamorada

—¿¡Qué...!? —Tucker gritó por la declaración, pero Sam le tapó la boca para no llamar la atención.

Cuando el moreno se calmó, Sam le quitó las manos de la boca aunque Tucker seguía con expresión de asombro.

—¿¡Cómo que Danny está enamorada!? ¿¡De quién!?

—Tucker... ¿Acaso estás celoso?

—¿¡Qué!? ¡Claro que no! Sabes muy bien que tú y Danny son como si fueran mis hermanas y como hermano mi deber es protegerlas de cualquier patán.

Sam rodó los ojos, pero también estaba sonriendo. A veces eran graciosas los comentarios y la actitud del tecnológico.

Danny iba enfrente de sus amigos algo apartada, pero gracias a sus poderes pudo escuchar su conversación y se tensó a la vez de que sentía que los colores subían a su cara.

«Creo que es el día que más en que me he ruborizado. A este paso creerán que tengo fiebre o algo así. Y si tan solo supieran de quién es, chicos...» pensaba Danny con todas sus emociones a flor de piel.

Finalmente las clases terminaron, Danny nunca había tenido un día tan difícil como el de hoy. Lo único bueno del día fue que no hubo ataque fantasmas y que Dash no la molesto, es más, ni siquiera la miraba. Al parecer el "pequeño encuentro" con Vlad fue suficiente para asustar al mariscal de campo. Tucker y Sam se dieron cuenta del cambio del rubio y se sorprendieron bastante, le preguntaron a Danny si sabía algo y ella fingió sorpresa.

«No puedo decirles a mis amigos lo que pasó. Y no sé con qué enloquecerían más; que Dash intentó abusar de mi o que Vlad me salvó de él.» pensaba Danny de camino a la salida de la escuela.

¡Srta. Danny!

Demonios... —masculló la azabache al reconocer la voz

Miró sobre su hombro y vio a la Dra. Spectrum con su habitual sonrisa empalagosa.

«De verdad, cuando la veo a veces no puedo evitar compararla con Dolores Umbridge, excepto que con 40 kilos menos y sin la cara de sapo» pensó la joven halfa

Respiró profundo para tranquilizarse y se volvió hacia la psicóloga.

—Buenas tardes, Dra. Spectrum —saludo Danny con educación

Tucker estaba casi babeando por la psicóloga por lo que no notó la actitud de su mejor amiga, pero Sam sí y negó con la cabeza en señal de decepción.

—¿Ya te vas a casa, querida? —preguntó la psicóloga con falso interés

—Sí, las clases ya terminaron —contestó Danny, conteniéndose de poner los ojos en blanco ante tal pregunta

—¿Podría hablar contigo unos minutos?

—Bueno...

—Lo siento —intervino Sam, parándose ante su mejor amiga—, el horario escolar ya terminó, por lo que no le veo sentido de retener a Danny. Debió pedir hablar con ella durante las clases.

—Por eso mismo no lo hice —respondió Spectrum, sin perder su sonrisa—. Se que Danny va mal en la escuela, por lo que es necesario que asista a sus clases —apartó a Sam con un leve empujón y se dirigió a la azabache—. ¿Tienes unos minutos, querida?

Danny se lo pensó. Gracias a ella había cambiado mucho, su familia y amigos le recriminaban una y otra vez que ya no era la de siempre. Incluso Vlad también le impresionó su cambio. Ella había decidido eso, por lo que no podía quitarse a esa mujer de encima tan fácilmente.

—Esta bien, vamos —respondió la azabache

—¿¡Qué!? —exclamó Sam

—¡Estupendo! —respondió Spectrum con una gran sonrisa—. Vamos a mi oficina, entonces. Nos vemos, Srta. Manson. Sr. Foley —agarró a Danny de la muñeca y se la llevó

Sam gruñó molesta y se llevó arrastrando a Tucker, quien todavía no le quitaba la vista de encima a la psicóloga.

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—Dime Danny ¿cómo te ha ido en esta nueva etapa de tu vida? —preguntó Spectrum recargando su barbilla en sus manos

—Pues... Ha sido algo difícil. Mi familia y amigos aún no lo aceptan —respondió la chica, pasando una mano por su cuello

—Ya veo. Pero bueno, a la gente le cuesta mucho adaptarse a los cambios. Así que solo dales un poco más de tiempo

—Tal vez...

—Y dime... ¿Qué opina de tu cambio la persona que te gusta?

—¿¡Eh!? —esa pregunta la tomó por sorpresa y por ende se puso nerviosa—. ¡Yo no...! Bueno...

—¿No lo has visto?

—Uh... Hace poco lo vi y también le sorprendió mi cambio

—¿Y le gusto?

—No lo sé. No supe interpretarlo

—Que pena. Bueno, tendrás otra oportunidad de impresionarlo

—Aunque ahora no estoy muy segura de seguir con esto

—¡Debes hacerlo, querida! —la mujer se puso de pie y caminó hacia la adolescente—. Ya sabes que a los hombres les gustan las caras bonitas y si no tienes eso... —se paró detrás de Danny y la sujetó de los hombros— nunca podrás tener novio

Al sentir el contacto de esas manos, una onda de tristeza y depresión recorrió su ser. Y por alguna razón, esa sensación de aumentar los sentimientos negativos le pareció familiar.

Spectrum sonrió malvadamente al ver a Danny decaída. Retiró sus manos y volvió a sentarse en sus escritorio, vio que Danny seguía decaída y eso la alegró más.

—¿Y bien, querida? ¿Qué piensas hacer? —preguntó Spectrum con una falsa sonrisa de compasión

—Yo... —Danny se llevó una mano a la cabeza, desde la primera que habló con la mujer sus pensamientos y sentimientos de volvieron confusos y al parecer eso hacía que las personas pudieran manipular su vida... o al menos solo una— creo que seguiré con esto. No creo que me haga caso, pero creo que ya no puedo seguir ocultando mis sentimientos

—Esa es una excelente decisión, querida. Bueno, ya hablamos mucho, así que creo que será mejor que vuelvas a tu casa

—Creo que sí —respondió Danny. Con dificultad se supuso de pie regocijo su mochila—. Adiós, Dra. Spectrum —se despidió y salió de la oficina

—Adiós... Danny Phantom —dijo Spectrum en cuanto se encontró sola

—¿Por cuánto tiempo más vas a estar jugando con ella? —preguntó una voz

Spectrum miró hacia un rincón oscuro y de él salió su asistente Bernard.

—¿Qué? Es divertido jugar con las emociones de los jóvenes, sobretodo de esa entrometida de Phantom —saco un espejo de bolsillo y se miró en este, viendo que la energía que robó a la adolescente la volvía joven—. ¡Me encanta sentirme rejuvenecida y conservar mi belleza! ¿Tú que dices, Bertrand?

Los ojos del hombre se volvieron rojos y poco a poco su apariencia humana se desintegró siendo reemplazada por una verdosa, viscosa y sin forma.

—Tu sabes que siempre eres hermosa, Spectra

Ahora fue el turno de la mujer de que sus ojos se volvieran rojos y su cuerpo de transformara en un ente negro, parecido a una sombra.

—Entonces ¿resulta que la joven halfa está enamorada del mayor, no? ¡Que tierno e irónico! Se supone que son enemigos y se terminaron enamorando entre ellos

—De hecho, la niña es quien está enamorada de Plasmius. Él no ha mostrado señales de quererla más allá de lo fraternal, lo cual todos en la Zona Fantasma sabemos

—Bueno, habrá que averiguarlo —dijo Spectra—. De todas formas es una excelente información. Sí resulta que Plasmius la rechaza, qué es lo más probable, la pobre mocosa estará tan decaída que se volverá un banquete rejuvenecedor para mí y de ese modo podremos eliminar a Phantom de una vez por toda. ¡Ay, como me encanta que los adolescentes hagan una tormenta en un vaso con agua! —y rió malvadamente seguida por su asistente.

Ninguno de los dos se dio cuenta de que en la oficina había una mini cámara que a simple vista parecía un insecto, pero sí se veía detalladamente podría recordarle a cierto primer halfa.

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