Yoongi se encontraba peleando contras aquello que lo había sumergido hasta lo más profundo del lago, le era difícil realizar dicho trabajo ya que el color del lago nublaba su vista; de un momento a otro Yoongi dejó de luchar, se dejó sumergir hasta lo más hondo sintiendo como se ahogaba lentamente, en ese momento se dió cuenta de lo efímera que era la vida, lo rápido que los momentos pasaban y la muerte llegaba. Una lágrima envuelta en sufrimiento y dolor, camuflada por la oscura agua, fue lo último que salió de Yoongi para luego cerrar sus ojos y decirle adiós a éste mundo.

Una fuerte presión en su pecho hizo botar una bocanada de agua seguida de una tos casi insaciable, Yoongi miró para todas partes: se encontraba fuera del lago, totalmente empapado y lleno de lodo, su hermosa tes blanca como el azúcar ahora era como el color del chocolate.

—Creí que no ibas a despertar — musitó acariciando su mejilla quitando un poco de lodo — aún en ese estado te vez hermoso.

—J-Jimin — susurró en un hilo de voz la cual estaba a punto de quebrarse.

—Que momento tan especial Yoongi — el mencionado apretó sus labios en son de frustración, esa cosa se encontraba ahí — volví a Jimin a la normalidad para que se despidiera de ti.

—¿Despedirse por qué? — cuestionó sintiendo un dolor en el pecho. Tenía miedo de perderlo.

—Ahora Jimin es mío por toda la eternidad.

Yoongi se levantó rápidamente y abrazó a Jimin como nunca lo había hecho, sentía su corazón romperse en mil pedazos, su padre tenía razón, los sentimientos solo te hacen sufrir, pero joder, que bien se sienten cuando esos sentimientos y emociones, son de felicidad y placer. Jimin se aferraba al torso de Yoongi, quería quedarse así para siempre, quería amarlo por toda la eternidad; Sentirlo a su lado cada mañana, que le haga el amor cada noche, ver cómo sonríe cada tarde y amarlo cada día. Lastimosamente no era posible, debía irse con el Jungkook malo, debía hacerlo para salvar a Yoongi.

Después de unos minutos, Yoongi y Jimin se separaron para unir sus labios, la sincronía de sus movimientos unidos, les afirmaba nuevamente que habían sido hechos el uno por el otro. Dos Polos Opuestos que como toda ley se atraen, separados por un mal más poderoso que la mismísima ley de atracción, quizá los dos quedarían con recuerdos de sus momentos más preciados, pero nuevamente no era así.

—Yoongi — mencionó entre lágrimas alejándose de él — escucha lo que te diré: Nunca me arrepentiré de haberte conocido, siempre serás mi único y verdadero amor, sí, sé que suena muy cursi, demasiado normal y cliché, pero es lo que siento, yo te amo y siempre lo haré, pero debo irme para salvarte.

—¡No! Yo no podré vivir si tú no estás conmigo.

—Lo harás, volverás a hacer tu vida, conocerás a alguien más y lo amarás — sonrió — y cuándo estés muy viejo, cuando tus piernas ya no puedan más, cuando tus ojos se cierren para siempre, nos volveremos a encontrar.

—No Jimin — sollozó mientras veía como se iba alejando adentrándose en el lago — ¡Sí te tienes que ir para salvar mi vida, entonces no la quiero!

—Te amo.

—Jimin no me dejes — Yoongi tomó una rama firme y atravesó su corazón — te amo.

—¡Noooo! ¡Yoongi! — abrió sus ojos sorprendido — ¡Yoongi! ¡Despierta!

—¿Qué?