Tú
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No podría confirmar si los muertos podían regresar, ni siquiera podía especificar lo que había delante de mí, era tan terrorífico que ni siquiera podía explicar con detalles como era. Sus ojos eran dos cuencas oscuras, parecían dos huecos en la oscuridad, profundos y desolados, ojeras negras, moradas, al rededor de sus ojos, labios rotos, esangrados con un hilo de sangre entre ellos y sus dientes, dientes podridos, rotos, en una sonrisa que trasmitía un escalofrío por todo mi cuerpo.
Me levanté como puede y salí corriendo de ahí, creía que así me salvaría si no fuera por esa cosa tras de mí. Giré hacia atrás para averiguar dónde venía, me lleve una gran sorpresa al no verlo, paré en seco para mirar con más atención y fue donde lo vi colgado del techo como si fuera una araña, giró su cabeza totalmente, quedando a su espalda como si se fuera roto el cuello, dió un gran alarido para luego seguir persiguiendome.
Sentía que mis piernas en algún momento se iban a romper de cansancio, pero era más el miedo que el dolor. No era fácil correr en la oscuridad y menos cuando las personas de ésta casa parecían caer en coma a la hora de dormir, seguí corriendo sin percatarme de las escaleras, dos, tres vueltas dió mi cuerpo por ellas haciendo que mi cuerpo quedará a dolorido.
- ¡Demonios! - Grité en un susurro y lleve mi vista a mi rodilla derecha, estaba lastimada - ¿Por qué a mí? Maldición.
Me levanté gateando mientras miraba todo, una mano tapo mi boca y me llevó a una de las habitaciones de abajo, entre forcejeos y gritos callados por su mano, escuché esa voz que hizo acelerar mi corazón a mil.
- ¿Dónde estás Jimin? No te escondas, te encontraré.
- Debes calmarte o moriremos todos aquí - Sentí como me liberaba de su agarre, di media vuelta para confirmar que no estaba soñando y no era así - ¿Por qué me miras así?
- Volviste - Me acerqué a él dejando un beso en sus labios entre abiertos.
Me tomó de las mejillas y me dio un beso necesitado.
Joder.
Cómo explicar lo que siento cuando me besa, me hace olvidar la terrible situación por la que estamos pasando. Su beso poco a poco se robaba cada uno de mis suspiros, cuanto lo extrañaba, cuanto lo amaba.
- No iba a permitir que te lastimara - Dijo una vez que se alejó de mí - Ahora tenemos que salir de aquí.
Buscamos una salida por toda la habitación, debía admitir que con Yoongi aquí me sentía a salvo, su sola presencia me hacía sentir como si todo fuera a estar bien, lastimosamente no fue así.
- ¡Te encontré! - Exclamó con esa sonrisa maquiabelica que tanto odiaba.
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