Quien diría que Yeonjun se volvería igual de fan que Beomgyu al punto de querer escuchar a Troye todo el tiempo. Beomgyu se sentía muy feliz de poder compartir el arte que le gustaba con alguien que no fuera Ryujin.

No lo malinterpreten, él amaba hablar de Troye y que Ryujin le hablara de Hayley Kiyoko y Halsey, pero eso llevaba haciéndolo toda la vida. Ver cómo Yeonjun se reía escuchando una letra, o se entristecía por una melodía, era una experiencia única, casi mágica.

—Haré una coreografía de esta.

—¿De Cool?

—Definitivamente, representa a mi yo de hace dos años.

Beomgyu se sorprendió por ello.

—¿Querías ser cool? —es decir, ¿Yeonjun no es de esas personas que nacieron siendo populares?

—Traté, hasta que me di cuenta de que es una estupidez y decidí ser yo mismo,entonces conocí a mis dos mejores amigas.

Los ojos de Beomgyu brillaron por esa información. Era de esos diálogos que le solían dar cringe del bueno en sus películas, pero que dicho por Yeonjun sonaba tan bien.

—Yo creo que eres muy cool —admitió, Yeonjun sonrió de lado, mordiendo su labio inferior, el sticker de margarita en su mejilla derecha se movió.

—Yo creo que tu eres lindo.