La criatura solar
Estaban realmente asustados, en especial Nayeli. ¿Será que a Nick le había tocado a un profesor así? De todas maneras no sabían qué hacer, ni siquiera sabían si al menos era alguien de fiar. Más allá de eso, ¿qué diablos era? ¿De dónde venía? ¿Era de la Tierra? La única que había hablado fue Nayeli, y sin tener ni una sola idea; sólo tenían en mente algo: escapar.
-Lo... Lamentamos, Fumet... Fumes...-intentaba terminar Natsu, dominado por los nervios.
-Fumetsu-aclaró la cosa humanoide-, pero pueden llamarme Koro-sensei.
-Eso... Ya nos vamos, señor. Disculpe las molestias-la coneja, acompañada de los demás, corrieron hacia la puerta con la esperanza de escapar. Pero repentinamente se cerró y, ante sus ojos atónitos, Koro-sensei tenía su mano derecha en la perilla; nada cambió su expresión, pues ni siquiera parecía enojado.
-¿Pero... por qué?-ese tono, por alguna razón, no era la de ningún pervertido u otra cosa y eso era lo extraño, ya que pensaban que se trataba de algo así-Pueden tomar asiento, les explicaré todo.
Los demás no tuvieron más opción que obedecer, por lo que cada uno tomó asiento. Nayeli y Natsu se sentaron en las butacas de adelante, justamente juntos; ya hecho esto, Koro-sensei agarró un pedazo de gis y empezó a escribir.
-Mi nombre es Fumetsu, pero pueden llamarme... ¿Saben qué?-lanzó el gis hacia la ventana, rompiéndola de paso-Eso ya no importa. Les contaré acerca de...
-¿Por qué lo llaman así?-preguntó Elisia, la lince de la playera de Mob, que aunque no tenía tanto temor seguía siendo un poco nerviosa-¿Qué significa realmente ese nombre?
-¿Fumetsu?
-Sí.
-Bueno, pues...-olvidó por completo que una parte del tejado estaba destrozado, mostrando un pedazo de hierro notablemente pesado, y aunque algunos alumnos le hacían señas para que se quitara, simplemente los ignoraba-Oh, ya veo-al subir la mirada, el pedazo de hierro cayó estrepitosamente encima de su cabeza, aplastándola y dejándola chamuscada, con el cuello y el resto del cuerpo como únicos sobrevivientes. Los demás gritaron aterrados.
-¡¿Qué diantres pasó aquí?!-exclamó un mapache, muy alterado-¡¡¡Van a creer que fue nuestra culpa!!!
-¡¿Qué hacemos?!
-¡¡Nos llevarán a la cárcel!! ¡¡Eso es seguro!!
-¡¡¡Quiero irme de aquí!!! ¡¡¡¡MAMÁAAAAAAAA!!!!
El griterío parecía incontrolable, salvo por Nayeli y Natsu quienes estaban hablando un poco preocupados.
-¿Crees que lo hizo a propósito?
-Para nada. Mi papá es policía, así que me enseñó algunas cosas sobre si fue una incidencia o más bien un atentado.
-¿Cómo?
-Ya lo sé, pero suena razonable. Y más si se trata de...
-Conque eres la hija adoptiva de Nick-aunque el escándalo anterior se había calmado hace unos segundos, uno nuevo comenzó. Nayeli estaba congelada y Natsu veía a su profesor con su único ojo lleno de sorpresa. Koro-sensei había vuelto a su forma normal, algo demasiado extraño y hasta perturbador.
-¡¿Qué no estaba muerto?!
-¡¡Que alguien me explique...!!
-¡¡¡Es usted un monstruo!!!
-¡Ya basta!-sus diminutos y blancuzos ojos se tornaron en un semicírculo de diagonal hacia abajo, se enfureció y con total razón; era un profesor y como tal merecía algo de atención-¡Les dije que contaría dónde estuve antes de volver a la Tierra!
-¿Volver?-indagó aterrada la coneja, por más esfuerzo que ponía en no demostrarlo.
-Sí. Así que ahora-los demás ya se había detenido, a pesar de que seguían temblando del miedo- tomen sus asientos.
Los demás acataron las órdenes y, en un abrir y cerrar de ojos, estaban en sus lugares preparándose para oír lo que tenía que oír. El profesor buscó dentro de su cajón algo que le sirviera como parte de la historia; y lo encontró. Un pedazo de tela con el logo de una institución ya olvidada.
-¿Saben qué es esto?
-Un pedazo de tela-respondió un elefante.
-Ya lo sé, pero quiero que alguien me diga qué tiene en el pedazo de tela.
-Pues...-observaba una zarigüeya, acomodando sus lentes para ver mejor-Unas letras. Y dicen algo...
-Bien-el maestro ya se estaba dando a entender-, muy bien. ¿Y qué dice?
-N... Na... sa...
-Así es, NASA-terminó el profesor-. Ahora, ¿alguien me puede decir qué significa?
Nadie era capaz de responder, puesto que pensaban que se trataba de una broma. Después de todo, ¿qué podían ocultar unas cuantas letras? La respuesta es: mucho más de lo que se piensa.
-Significa Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio-luego de decir eso, las risas no tardaron en salir, seguido de los comentarios típicos de incrédulos que no saben si creerle o no-. Esta institución existió hace unos 2029 años...-la clase entera rió aún más- Bueno, yo me lo gané.
-Oiga pr-pro-profesor-Elisia aún era dominada por las risas-, ¿a q-qué se dedic-de-dicaban a-ahí?-continuó riendo sin parar. Sólo Nayeli permanecía seria, y Natsu más o menos. Sin embargo, ambos se preguntaban si eso era verdad.
-Si eso es cierto-indagó Natsu, muy audible a pesar del ruido que se estaba generando-, entonces puede explicarnos sus motivos por el que hizo esta broma.
-Yo nunca hago bromas de mi pasado... Bueno, no constantemente. Pero ese lugar fue fundado para probar los primeros cohetes aviones-se iban relajando poco a poco-, y todo cambió con el lanzamiento del primer satélite espacial hecho por los rusos en 1957-todos se quedaron completamente callados, pues si no mal recordaban, en ese año nunca se lanzó ningún satélite debido a que ya habían muchos fuera de la atmósfera. Y más aún extraño, no sabían que eran los rusos; obviamente ya dejó de ser una broma para ellos.
-Un momento-expresó Marina, la zarigüeya de los lentes-, no recuerdo que Zootopia haya lanzado un satélite en ese año. Ya hay demasiados y no sabemos de dónde son.
-Aunque los usamos-respondió Zack, el elefante-. Sin duda, muy útiles.
-Para no aburrirlos tanto-comentó Koro-sensei parado enfrente de la clase-, iré al grano. Mucho antes que ustedes, incluso desde hace milenios, existían unas criaturas llamadas humanos-los murmullos comenzaron a salir-. Si bien al principio no eran tan listos, poco a poco empezaron a desarrollar su inteligencia, y con eso las primeras civilizaciones: Egipto, Mesopotamia, India y China en Asia y África-ocasionó que aumentaran-, y Mesoamérica y las tierras Andinas en América. Tuvieron que pasar siglos para desarrollarse concretamente, y así llego el año 2022.
-¡¡¡¡¡¿EH?!!!!!-exclamaron todos al unísono, pues olvidaron que hablaba de los humanos y no de ellos, de su especie.
-Sí, así es. Para ese entonces, Estados Unidos estaba completamente desolado, sin ninguna alma que viviera ahí; la demencia de Trump por liberar a su país de la "maldad" de los inmigrantes latinos y de los mexicanos en general provocó que mandase a su ejército a matar a toda familia inmigrante y a quienes les estuvieran apoyando para que pudieran quedarse. El problema fue que hasta la misma Casa Blanca no se libró de ésta, por lo que los soldados comenzaron a matarse entre sí. Al final, Trump terminó en la prisión y vio la cruda realidad de su nación: totalmente destruida. Pero la NASA decidió irse a México, debido a que unos estudios demostraron que ahí habían más intelectos egresados en la UNAM que los que habían en Harvard, la gran mayoría latinos y muertos por el presidente.
-¿Y qué tiene que ver con usted?-interrogó James, el mapache, que ahora estaba confundido.
-Bueno-sacó una foto en donde salía con algunos compañeros-, digamos que soy alguien bastante curioso, y ya era consciente de lo que querían que hiciera en cuanto me llevaron.
-¿Es una especie de experimento?-indagó Jenny, una loba de pelaje blanco con un look de Dark Lolita.
-Tal vez, aunque vengo de la naturaleza. Como sea, aún recuerdo aquella vez que me dieron la misión:
FLASHBACK.
-¿Quieren que vaya hacia Neptuno?
-Sí, esa es nuestra prioridad.
-Me parece muy excelente-se colocaba el traje espacial, que por cierto le quedaba un poco apretado.
-Escúchame, Fumetsu-Carlos le tocó un hombro-. Serás una especie de sujeto demente, pero tienes algo único.
-¿Ah, sí?
-Tu cuerpo es superior en cualquier ámbito-recalcó el joven de 29 años-, ya que prácticamente eres un ser inmortal. Ni siquiera quemándote desapareces permanentemente.
-Espera, ¿cuándo me quemaron?
-Por lo que se tiene planeado que, después de Neptuno, te dirijas a ese astro que calienta al planeta. La NASA quiere enviarte al Sol.
-Pues, supongo que lo acepto. Pero primero es Neptuno, ¿cierto?
-Desde luego.
FLASHBACK TERMINADO.
-Ah, buenos recuerdos. Oh sí, disculpen-se acomodó nuevamente en su silla, debido a que se había inclinado y para ese entonces su cabeza y resto del cuerpo se hallaban en el suelo, obviamente porque se había caído junto con la silla-, es que me gusta mucho inclinarme. Como sea, ¿alguien sabe qué es Neptuno?
-Ni idea-respondió Nayeli.
-Bueno, era un planeta del sistema solar existente... hasta que fue destruido.
-Espera, ¿qué?-Nayeli, extrañada y fuera de sí, se preguntaba si era posible que tal cosa hubiese ocurrido.
-Pues sí, sí sucedió. Supuestamente tuve algo que ver ahí, aunque la verdad ni yo sé lo que pasó; simplemente me quedé flotando por ahí por un tiempo. Cuando llegó la nave que me llevaría al Sol, no llevaba nada conmigo; todas las cosas se fueron flotando por ahí, en la nada-los demás sólo escuchaban atentamente, pues lo que les contaba podría carecer o no de sentido para ellos-. Así que me enviaron al Sol y estuve ahí por unos años, siglos creo. Y ahora-se levantó de la silla-, aquí estoy, dándoles clases de cómo debe ser un policía hecho y derecho.
-Koro-sensei, una duda-señaló Kaomi, la zarigüeya.
-¿Sí?-su cabeza giró hasta dar con la de la marsupial.
-Si usted sigue vivo, ¿cómo explica nuestra existencia siendo que los animales anteriores se extinguieron?
-Ah, eso, lo estaba olvidando-sacó un gis y comenzó a escribir algo en la pizarra-; todos ustedes existen sólo y sólo por esta simple razón.
Cuando terminó de escribir, los demás ya no entendían nada. La palabra estaba presente: preservación.
-¿P-Preservación?-tartamudeó Zack.
-Sí, así es.
-¿De qué?-indagó una hiena hembra con piercings en la nariz y en los labios.
-Buena pregunta. Y quítese esos piercings-la miró con cara de asco, o al menos eso insinuaban sus círculos entrecerrados geométricamente-, ¿o qué? ¿Eres la esclava de alguien?
-Espere, ¿para eso sirven?
-Pues claro. Los bueyes eran arrastrados de esa manera por los campos de cultivo-todos pusieron una cara de intranquilidad, y es que oír eso era inusual; eso simbolizan en pocas palabras-. Pero contestaré la pregunta. Así que prepárense-todos pusieron atención, ya que lo que les diría los iba a cambiar por siempre-. Ustedes son lo último que queda de la mente humana, y por ende de su inteligencia y conocimientos milenarios.
-O sea que somos-Natsu no concretó con su frase-...
-¿Un experimento? No exactamente-se le acercó lo suficiente como para cubrirlo con su sombra-, más bien son un accidente.
-¡¡¡¿QUÉEEEEEEE?!!!-reclamaron al unísono. El timbre sonó.
-Bueno, vayan al recreo-observó su reloj-. De regreso les contaré el resto.
Todos salieron con caras de temor, nunca pensaron en esa posibilidad y hasta entonces vivían felices dentro de una burbuja de ignorancia, pero ahora que sabían todo eso una duda los ponía nerviosos: ¿por qué querían hacerlo? ¿Cuál era el propósito? Y más importante, ¿qué quería decir su profesor con "accidente"? Nada tenía sentido para ellos, ni una pequeña parte del relato, y aún así quedaba un largo tramo por escuchar.
Nayeli apenas podía mantenerse quieta, sus manos temblaban sosteniendo el lunch que tenía-un sandwich de queso y ensalada-, haciéndolo partícipe del mismo. Natsu se acercó y él se veía un poco más tranquilo al resto de alumnos de nuevo ingreso. La vio nerviosa y a punto de darle un ataque, así que empezó a hablar con ella.
-Hola, Nayeli.
-Ho-hola Natsu...
-Muy loco el cuento de Fumetsu, ¿no?-la vio y notó que su chiste no funcionó-Oye, ¿estás bien?
-¿Eh? ¿A qué te refieres?
-Bueno-intentó agarrarla de una pata-, no lo sabremos hasta que lo diga.
-¿Y cuando? ¿Cuando planea hacerlo?-su voz empezaba a tornarse paranoica.
-Woah, cálmate-la abrazó en un intento de impedir una reacción violenta-, cálmate un rato. Ahora-la soltó suavemente-, relájate, respira-ella hacía lo que le decía-, eso es. ¿Mejor?
-Sí, un poco-admitió.
-Eso es-se levantó de un salto, como si fuera un acróbata-. Oye, no soy un amigo de toda la vida, pero eres bastante genial.
-¿En serio?-indagó sonrojada.
-Claro-sonó nuevamente el timbre-. Rápido-la agarró de la muñeca y tiró de ella para levantarla-, debemos volver y escuchar lo último.
-Sí-dijo ella muy animada-, por supuesto.
-De eso se trata-le dio un buen abrazo, lo que provocó que se sonrojara un poco. Al enterarse, la soltó apenado.
-L-Lo siento-estaba realmente avergonzado.
-No importa-le dio una buena sonrisa-, lo que importa es escuchar toda su historia.
-Es verdad.
El timbre volvió a sonar, lo que significó el retorno de todos los alumnos a sus salones.
-Vamos a terminar con todo-dijo Nayeli con los ánimos en la cabeza.
-sí, vamos.
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