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Taehyung dejó su whisky puro con hielo sobre la moqueta verde de la mesa y sopló el dado en su diestra. Entonces lo lanzó y esperó a que, más que la suerte, la estadística y las matemáticas no le fallasen.

El dado de seis caras giró y giró por los números grabados en la alfombrilla y se detuvo en el número dos. Taehyung curvó una de las comisuras de sus labios y se tragó todo el whisky que le quedaba en el vaso con una mueca de satisfacción.

──El señor Kim Taehyung se lleva toda la apuesta, señoras y señores ──anunció el hombre que supervisaba el juego.

El ganador sacó una bolsita de terciopelo granate y guardó su premio por última vez en la noche; era hora de trabajar.

Con una venia se despidió del resto de jugadores, que tenían caras de pocos amigos, y se dio la vuelta hacia el ascensor. Sin embargo, en cuanto abandonó el taburete una mano se posó en su trasero con confianza.

──Pensé que habías dejado tu adicción a los casinos, amor.

Taehyung se guardó la bolsa de dinero en el interior de su traje y se giró hacia el hombre de pelo morado y sonrisa descarada.

──Y yo pensé que estabas muerto ──replicó con una voz suave.

Sin poder creer lo que veía, apartó su mano del trasero sólo para comprobar que era real. Entonces llegaron al ascensor y, como prueba suficiente, el hombre presionó el botón.

──Patrañas ──rió──. ¿Me extrañabas, cielo?

──No. ──Taehyung bufó──. ¿Qué mierda haces aquí? ──susurró.

El ascensor sonó con una campanita artificial y las puertas se abrieron mientras ambos se sostenían la mirada. Una mujer en un despampanante vestido rojo salió de allí y después ellos entraron. Solamente cuando las puertas se volvieron a cerrar, el de pelo morado tocó la planta tres.

──Una pena, yo sí te extrañé.

──¿Cómo coño sabes mi planta? ──masculló Taehyung.

Mientras notaban el elevador subir rápidamente, el hombre tomó su brazo rápidamente y lo hizo retroceder hasta chocar con la pared más cercana. Taehyung gruñó cuando sintió su cuerpo aprisionado bajo el otro.

──No tiene gracia ──masculló él.

──¿No?, antes te gustaba hacerlo en lugares públicos.

Con un golpe en su entrepierna Taehyung pudo apartarlo de sí y caminar al extremo opuesto.

──No lo repetiré, ¿qué mierda haces aquí, Jungkook? ──espetó Taehyung.

Sin más paciencia en su cuerpo, se tocó la parte trasera de su traje, pero ya no tenía la pistola, como sospechaba. Jungkook, luchando por respirar con normalidad por el golpe, sacó del interior de su traje la pistola robada.

──¿Buscas esto? ──Rió sarcásticamente──. Deberías guardarla en otro lugar.

Justo en ese instante las puertas del ascensor volvieron a abrirse en la tercera planta. Jungkook, al ver que no había nadie esperando, siguió mostrando el arma pero sin apuntarle.

──Anda, relájate, sólo estoy aquí para un estudio del terreno ──dijo.

Taehyung salió del ascensor sin darle la espalda; caminando al revés.

──Pues ya puedes devolverme el arma y marcharte como tú bien sabes hacer ──masculló él.

Jungkook salió del ascensor y le tendió la pistola, aparentemente tranquilo, pero Taehyung no se fiaba. Aún así, sus nervios no se debían a la desconfianza.

──Hagamos algo, una apuesta ──sugirió Jungkook, caminando con sus manos tras la espalda──. Si tú ganas me pierdo para siempre, si yo gano...

Ante el silencio, el rubio apoyó la espalda en su puerta con la pistola en su diestra y alzó una ceja.

──¿Qué?

──Hablaremos un poco ──finalizó el de pelo morado.

Taehyung abrió su puerta bruscamente, sin importarle dar la espalda al otro, y aventó la puerta para cerrarla. Pero un pie lo impidió.

──Una partida de póker, sólo una ──pidió Jungkook, cerrando tras él.

Taehyung se quitó la americana y la lanzó con furia a la cama perfectamente hecha.

──Ya no juego al póker ──masculló aún de espaldas.

Jungkook avanzó lo suficiente para tomar su brazo y hacerlo girar de un tirón, tan brusco que Taehyung ahogó una mueca.

──Entonces dame unos minutos, sólo eso.

Sin esperar réplica empujó con su cuerpo a Taehyung y ambos cayeron en la cama, arrugando las sábanas blancas y la chaqueta marrón.

──Apártate o te aparto ──dijo.

──Te recordaba más divertido, cariño ──se burló Jungkook.

Un rodillazo en la entrepierna le sacó un grito y lo apartó finalmente.

──Y yo más inteligente ──murmuró Taehyung, sacudiendo su ropa al levantarse.

Jungkook volvió a gruñir y no dejó que se alejase demasiado cuando se tiró sobre él para aprisionarlo esa vez contra el suelo, boca abajo.

──Hijo de perra ──refunfuñó Taehyung──. Quita tus sucias manos de mí.

──Apuesto a que esta era tu posición favorita ──susurró Jungkook en su oído.

Sin embargo, lejos de estar bromeando, Taehyung escuchó un click y después sintió el peso circular en su nuca.

──No has venido para hablar, ¿verdad? ──adivinó Taehyung──. Puto traidor, si vas a matarme hazlo ya.

Jungkook presionó más la pistola contra su piel.

──Si hubiese querido matarte lo habría hecho ya ──replicó.

Acto seguido lo dejó libre y Taehyung admitió la sorpresa y la derrota por igual. No sabía qué lo había llevado hasta ese hotel después de tantos años desde su partida, pero no se fiaba.

──He venido a hablar ──repitió Jungkook.

Este mismo abrió la pistola y dejó caer las balas sin usar al suelo, en señal de paz, y después tiró el arma. Pero Taehyung, para asegurarse, apartó con su pie la pistola, aunque no soltó la suya.

──Habla ──dijo.

──Primero suelta tu arma ──apuntó Jungkook.

Taehyung, a regañadientes, rescató la suya del bolsillo y la tiró en su dirección. Puede que fuese un suicidio, pero aún se debilitaba con el brillo de esos grandes ojos oscuros.

──Tengo un trabajo que hacer aquí ──explicó Jungkook, atreviéndose a dar un paso en su dirección──. Pero contigo he venido en son de paz, no pretendo matarte.

El rubio torció una sonrisa cínica y aplaudió un par de veces. Sabía exactamente lo que aquello significaba, no era el único espía de la sala: Jungkook tenía como misión matarlo.

──Realmente te felicito, "Kookie", has cambiado tus métodos de cazador ──musitó al recordar su entrenamiento en la agencia──. Pero yo sí he venido a matarte.

Apenas un segundo después, su pierna se alzó hasta golpear la cabeza de cabellos morados, tumbándolo de un sólo golpe. Entonces Taehyung corrió hasta su arma, aún cargada, y apuntó a la cabeza.

Pero antes de poder disparar Jungkook rodó a su derecha, esquivándolo, y alcanzó una de las balas que había soltado para tirársela. La ceja de Taehyung sangró al instante.

──Cabrón ──gruñó.

──Tú has empezado ──replicó Jungkook.

Este último usó su pierna para empujar las piernas del rubio y hacerle caer junto a la pistola. Cuando Jungkook la tomó y apuntó, Taehyung reaccionó rápido y se abalanzó hasta él para sostener sus manos mirando hacia arriba, de modo que el disparo dio en el techo de la habitación.

Ante tanto rudio, unos golpes en la puerta los interrumpieron en plena pelea.

──Señor Kim, ¿está todo bien? ──preguntó una mujer.

Taehyung le dirigió una mirada cómplice al otro espía y carraspeó para fingir calma.

──Por supuesto, no me molesten hasta la cena ──dijo.

Cuando los tacones sobre la moqueta dejaron de escucharse, Jungkook atestó un puñetazo rápido a la mandíbula del rubio y este se lo devolvió, haciendo sangrar su labio. En tanto, el arma volvía a estar en el suelo.

──Por una vez en tu vida haz algo bien y déjame cumplir la misión ──masculló Taehyung.

──¿Cuántos millones ofrecen por mi cabeza? ──adivinó Jungkook, lejos de parecer alarmado, con una sonrisa.

──Sólo cinco dólares ──se burló el rubio.

Con otro puñetazo Jungkook pareció perder la mirada por un segundo, cosa que le dio ventaja a Taehyung, la suficiente para rodar y colocarse sobre él en el suelo antes de alcanzar el arma con su pie. La punta de la pistola se posó en la frente del espía menor y sus grandes ojos mostraron indiferencia.

──Hazlo ──susurró Jungkook──. Cumple tu misión ──añadió con sus venosas y tatuadas manos sobre las caderas del otro.

Taehyung rió entre dientes, tratando de fingir que nada de lo que él hacía le afectaba aún.

──Sabes que uno de los dos tiene que morir en esta habitación ──replicó.

No era estúpido. Si un espía tenía un objetivo, el castigo por no cumplirlo era la muerte. No podían salir los dos vivos de allí.

──Y el que quede lo hará fuera del hotel ──murmuró Jungkook.

Si Taehyung cumplía su objetivo, la agencia enemiga se encargaría de él. En cambio si fallaba, su agencia se encargaría de Jungkook, o en el caso de que ambos se perdonasen la vida, lo matarían a él por traidor y a Jungkook como objetivo. Y lo mismo ocurría para el de pelo morado y su gente.

Ambos morirían esa noche de una forma u otra, y conforme el rubio lo entendía, el arma fue retirándose de la frente de Jungkook.

──Somos ratas cayendo en sus propias trampas ──susurró para sí.

Jungkook tomó el arma con facilidad y deshizo el cargador para soltar las balas en el suelo. Taehyung sólo lo miró con un rostro pálido y unos ojos apagados. Estaba asumiendo su muerte.

──¿Ahora me dejarás hablar? ──preguntó el menor, calmado.

El rubio pareció reaccionar y después de parpadear varias veces se levantó del regazo contrario. Jungkook se sacudió el traje y fue hasta la ventana para tomar asiento en una de las sillas que habían allí. En la mesa había un espléndido juego de licores, así que Taehyung lo acompañó en el asiento de enfrente y sirvió dos vodka limón, el favorito de Jungkook.

──Tenemos unos... ──El último se miró el reloj de muñeca──. Cinco minutos antes de que adivinen qué estamos haciendo y nos intenten matar.

──Entonces habla rápido ──dijo Taehuyng.

Jungkook agregó hielos a las bebidas, tres para él y dos para el otro, y carraspeó.

──Has cambiado ──comenzó.

──Tu traición me abrió los ojos ──contraatacó Taehyung.

Jungkook soltó una risa nasal que creó vapor en el interior del vaso y tosió después de beber.

──Me gusta esta faceta, aunque sí extraño un poco al Tete dulce.

──No me llames así ──masculló él entre dientes, apretando con fuerza su vaso.

──Como sea, iré al grano porque ya he perdido un minuto de vida. ──Jungkook se acomodó en el asiento con las piernas cruzadas y chasqueó la lengua──. Cuando me dieron la misión, no sabía que eras tú mi objetivo.

──¿Cómo es posible?

──No me dieron datos del objetivo, sólo esta habitación de hotel en este día a esta hora ──explicó el de pelo morado──. Cuando entré y te vi lo supe, de lo contrario me habrían informado, pero ellos sabían que no la aceptaría al ver tu cara.

──¿Por qué no?

Jungkook enarcó una ceja tras su vaso.

──Como decía, he venido para hablar, no para matarte ──siguió, ignorando la pregunta a propósito.

Sin embargo, al subir el pantalón descubrió un pañuelo blanco en el interior de su calcetín. Al sacarlo y dejarlo sobre la mesa, Taehyung observó cómo el pañuelo rodaba hasta descubrir un cuchillo con una de las hojas más afiladas que había visto nunca. Alzó la mirada a Jungkook, sin saber qué significaba eso.

──Siempre lo llevo en mis misiones, por si algo sale mal ──susurró este último──. Es mi cuchillo de la suerte.

──¿Eso qué importa? ──preguntó un Taehyung impaciente.

Jungkook tomó el cuchillo por el mango y el rubio se recostó en el asiento, alerta.

──Que mi agencia sabe perfectamente que es mío y que jamás se lo daría a nadie ──apuntó──. Si alguien llegase a matarme con él, sería una especie de suicidio. Eso significaría una traición para ellos, una victoria para el rival.

──No ──espetó Taehyung.

──Hace unos minutos estabas muy decidido a acabar conmigo, ¿qué te ha hecho cambiar de idea? ──se burló Jungkook.

El rubio se alzó con ímpetu del asiento y estampó su bebida contra la pared, haciendo añicos el cristal y empapando tanto la pintura como la moqueta del suelo.
Jungkook ni pestañeó.

──¿Cómo sé que no es una trampa? ──masculló Taehyung──. Hace dos años me abandonaste como un puto traidor y ahora, justo cuando tienes que matarme, finges ser el bueno, no me lo creo.

Jungkook se terminó el vodka de un trago y se levantó con calma para acercarse a Taehyung de nuevo.

──No estoy fingiendo nada, quiero que me mates, es una misión personal ──dijo.

──No lo haré ──espetó Taehyung.

Giró sobre sus talones para marcharse pero Jungkook se lo impidió al tomar su brazo y estirar de él.

──¿Por qué no?

Aquella vez fue el turno del rubio para ignorar su pregunta. Ante el silencio en el que solamente se miraban a los ojos en busca de algún farol, Jungkook tomó rápidamente el cuchillo y lo apuntó hacia su cuerpo.

──Ha sido un placer conocerte, Tete ──susurró.

Tomó impulso en sus brazos y no dudó cuando la dirigió hacia un punto débil como su estómago, quizá para perforar algún órgano si alcanzaba. Pero Taehyung quiso vomitar de sólo pensarlo, así que sujetó sus manos con fuerza y no se fijó en el suave tacto de ellas o los nuevos tatuajes añadidos, si no en la fuerza y determinación que tenía Jungkook para hacerse eso.

──No lo hagas ──rogó Taehyung.

──Es hora de saldar mis deudas, de limpiarme las manos de toda la sangre y de morir noblemente sin que pienses que soy un traidor ──murmuró el menor.

──Lo siento pero no.

Taehyung atestó un codazo en su nariz para hacerle perder fuerza y así robarle el cuchillo. Valiéndose de su habilidad con las armas blancas, lo lanzó hacia la pared y quedó clavado allí.

──¡¿Qué más te da si muero o no?! ──gritó Jungkook con rabia, deteniendo el sangrado de su nariz con los dedos.

──¡Quiero respuestas! ──confesó Taehyung, con la respiración agitada del estrés──. Cuando dijiste que querías hablar pensé que me ibas a dar explicaciones o al menos a pedir perdón.

Jungkook no dijo nada. Ambos estaban sangrando, estaban angustiados por la pelea y tenían en mente que era su última noche de vida. Sin embargo, lo único que les dolía a ambos era el corazón.

──Nunca me dijiste por qué te fuiste o por qué traicionaste a la agencia ──continuó Taehuyng al ver que el otro no hablaba──. Y sí, me sigue doliendo, soy un rencoroso de mierda pero no me importa.

Jungkook se tomó el tiempo para sacar un pañuelo del bolsillo de su chaqueta, a juego con la corbata azul, pero en lugar de cubrirse la nariz se acercó para sujetar el mentón de Taehyung y limpiar la sangre de su ceja.

En ese momento el rubio recordó todas las veces que se habían curado las heridas y vendado los cortes. Desde que entraron en la agencia, él con diecisiete y Jungkook con dieciséis, se habían cuidado mutuamente. Al menos hasta aquel día. Cuando se despertó y el otro lado de la cama estaba frío. Cuando fue a trabajar y en todas las pantallas del edificio se buscaba la cara de Jungkook.

──Jamás quise dejarte ──susurró este último──. Y no traicioné a A.S.T.R.O., ellos me traicionaron a mí, así que tuve que irme sin poder decir adiós.

Taehyung bajó la mirada a su nariz, donde un río escarlata llegaba hasta su labio superior. Por instinto lo limpió, con su pulgar desnudo, aunque se arrepintió nada más hacerlo porque había confirmado lo suaves y cálidos que eran sus labios.

──¿Crees que nos hemos quedado sin tiempo? ──susurró el mayor.

Seguramente tenían a francotiradores apuntando a ambas cabezas desde los edificios de enfrente. Jungkook negó.

──Nunca es tarde ──respondió.

Como aquella era la respuesta que buscaba, y como morirían de un momento a otro, Taehyung pasó por alto si las justificaciones de Jungkook eran ciertas o no y simplemente dejó que sus labios buscasen los que tanto habían extrañado esos años.

El menor le devolvió el beso, atrapó sus carmines con anhelo y nostalgia y no los soltó ni cuando sus dientes chocaron por el ansia que tenían de volver a tocarse y sentirse. Taehyung enterró sus manos en el cabello medianamente largo de Jungkook y este atrapó su trasero con fuerza, pero sin buscar un arma esa vez.

Y ninguno de los dos habría parado de no ser por el repentino sonido de las balas impactando en los cristales de las ventanas, que los forzó a separarse y lanzarse al suelo. Ambos reptaron hacia las balas y las pistolas para armarlas de nuevo como si tuviesen telepatía.

──¿Crees que podemos salir de esta? ──dijo Taehyung por encima del ruido de los disparos.

Jungkook suspiró en negación mientras cargaba su arma y miraba atento al cuchillo para planear cómo recuperarlo.

──Podríamos salir por la puerta del personal ──sugirió el mayor──. En la cocina hay una salida trasera.

──Conocen nuestras caras, nos encontrarían.

──Pues huyamos juntos ──espetó Taehyung──. Si de verdad quieres demostrar que no eres un traidor de mierda huye conmigo, no me excluyas esta vez ──añadió al terminar de preparar su pistola.

Jungkook quitó el seguro de la suya y miró al cuchillo.

──A la de tres salimos, vamos hacia las escaleras y corremos hasta la cocina, ¿ese es el plan? ──dijo.

Taehyung asintió. En el ascensor estaban muertos si los perseguían, por las escaleras de emergencia quizá conseguían ganar tiempo y esquivar algo. El resto era fácil: cocina y salida.

──A la de tres ──afirmó.

No obstante, cuando vieron por las ventanas rotas dos hombres vestidos de negro colgar un cable en el edificio para deslizarse desde el de enfrente, ni siquiera hicieron la cuenta atrás para salir corriendo.

Jungkook tomó la mano de Taehyung por instinto y dejó atrás la habitación con la americana del pelinegro y su cuchillo clavado en la pared. Ambos salieron al pasillo y de allí a las escaleras por la puerta de emergencias.

Los hombres de negro les siguieron mientras disparaban sin éxito, las balas incluso rebotando en el metal de las barandillas.

──Un momento, son dos hombres ──comentó Taehuyng con la voz ahogada de correr, sin dejar de hacerlo──. ¿No deberían ser cuatro?

En cuanto encontraron la puerta de salida al hall principal, guardaron sus armas y la traversaron para camuflarse con calma entre los civiles, así evitando los disparos.

──¿Crees que el resto espera en la puerta trasera? ──susurró Jungkook en su oído.

──Desde luego estos son los tuyos, A.S.T.R.O. debe estar en otra parte ──sugirió Taehyung.

Jungkook apretó un poco su mano y lo condujo a la salida habitual para todo el mundo, al frente del edificio.

──Entonces sigamos camuflados.

Ninguno de los dos miró atrás, pero estaban seguros que los seguían todo el rato, así que siguieron acompañando a un grupo de personas afuera del casino, saludando a los guardias como si nada.

Una vez fuera, Jungkook volvió a acercarse a su oído.

──¿Robamos un coche?

Taehyung asintió.

──Pero, ¿a dónde vamos después?

La preocupación se vio en sus ojos, pero el de pelo morado sólo pudo sonreír con una de las comisuras de sus labios.

──A vivir como fugitivos, ¿te parece?

Taehyung soltó una risa que más bien parecía un bufido.

──Suena bien.

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