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Epílogo


Jimin parpadeó varias veces despertando poco a poco de aquel placido sueño, casi enseguida y como era ya costumbre giró su rostro para ver el de Yoongi reposando profundamente sobre la almohada, su cabello negro el cual ahora era mucho más largo yacía esparcido sobre la tela blanca y su expresión relajada siempre serían de sus cosas favoritas en el mundo.

El pelirosa trató de incorporarse dispuesto a salir de la cama, pero enseguida el mayor abrió un ojo y le miró con el ceño fruncido antes de tirar su brazo haciéndolo caer nuevamente a su lado, provocando una suave risa que al momento se intensificó cuando su esposo lo apretó entre sus brazos y enterró la cabeza en su cuello olfateando la zona lo que le provocaba cosquillas.

—Es tarde, ya debemos salir de la cama, y tú debes ir a trabajar —avisó Jimin sin poner demasiado esfuerzo para liberarse. Yoongi gruñó algo que no pudo entender y el pelirosa sólo se dedicó a acariciar su cabello oscuro con los dedos, mirándolo fijamente como hacía cada mañana.

Desde que se habían casado meses atrás todo parecía ir cada vez mejor, Jimin había estado asistiendo a terapia varias veces por mes y esto lo había ayudado bastante, incluso Yoongi había asistido con él a varias sesiones de pareja y poco a poco iban creciendo el uno junto al otro. El pelirosa había logrado aprender a sobrellevar muchos de sus traumas y esto hacía que su relación y su vida diaria se volviera cada vez mejor.

Yoongi era lo mejor que podía haberle sucedido en la vida y nunca se cansaría de repetírselo, incluso todos los años tortuosos que había vivido en el casino parecían haberse transformado en un simple recuerdo de un muy mal sueño, además, había tratado de verlo como una dura lección de vida.

Si bien no eran las personas más sanas del mundo, pues Yoongi aún se dedicaba a matar gente y Jimin también tenía ciertas tendencias homicidas y algún gustillo por ese mundo oscuro en el que se encontraban los chicos, ambos trataban de que nada de eso manchara su preciosa relación.

Habían aprendido a amarse a su manera, aceptándose con sus cosas buenas y no tan buenas. Yoongi no dudaba en compartir sus emociones y pensamientos con Jimin y este siempre trataría de entenderlo, aunque a veces no pudiese ni entenderse a sí mismo.

— ¿Quieres desayunar afuera? —cuestionó Yoongi al cabo de largos minutos en silencio en los que Jimin creía que había vuelto a dormirse.

—Hm, no. Hoy yo preparé el desayuno —respondió el pelirosa con una sonrisa y enseguida Yoongi alzó la cabeza viéndolo aún con el rostro adormilado, Jimin se acercó creando un beso esquimal y con una gran habilidad logró liberarse del mayor corriendo directo a la cocina.

Yoongi soltó una risita divertida viendo como su esposo huía de él y aprovechó el momento para salir de la cama y colocarse algo de ropa ya que no llevaba nada más que su ropa interior y Jimin acababa de robar su camisa, cosa que no le molestaba en absoluto.

En el piso inferior del pent-house Jimin se encontraba preparando el desayuno, la receta se había grabado a la perfección en su cabeza por lo tanto tenía la suficiente confianza en sí mismo, sabía que iba a quedar bien, y si no era así siempre podría ponerse a llorar.

Yoongi bajó las escaleras vestido con unos pantalones de algodón y una camiseta blanca de cuello v que dejaba a la vista los tatuajes de su cuello y parte de sus hombros al igual que los de sus brazos, Jimin le sonrió apenas lo vio y dejó una taza de café recién hecho sobre la barra donde luego el mayor tomó asiento.

—Espera un poco, no tardaré demasiado —dijo el pelirosa removiendo algo en una olla, cosa que Yoongi no sabía que era ya que no alcanzaba a ver, pero olía bastante familiar.

—Tengo todo el tiempo del mundo —respondió el pelinegro tomando un sorbo de su café. El café de Jimin siempre sería su favorito, y aún más si venía acompañado de sus besos.

Mientras la receta de Jimin terminaba de cocinarse se acercó a Yoongi y dejó que este rodeara su cintura con sus brazos y apoyara la cabeza sobre su hombro. De alguna forma, sus cuerpos siempre terminaban juntos, eran como dos piezas de imán y la paz que venía con el contacto era sorprendente, por lo tanto, siempre que podían estar juntos, lo estaban.

Yoongi besó la mejilla de Jimin antes de que se apartara y le dio una palmada en el trasero que el menor respondió rodando los ojos con diversión. El mayor trató de ponerse de pie para ayudarlo a sacar los platos, pero enseguida Jimin lo rechazó y lo mandó a sentar nuevamente, por lo que no le quedó de otra más que obedecer.

Jimin sirvió los platos lo más bonito posible y los dejó sobre la barra frente a Yoongi quién abrió los ojos con sorpresa al ver de lo que se trataba.

—Gachas de sémola y syrniki. Aparte también preparé tostadas —explicó el pelirosa mirándole con una pequeña sonrisa—. Fue lo que me preparaste la primera vez que fui a tu casa luego de que me sacaras del casino.

Yoongi parpadeó repetidas veces viendo los platos frente a él, la comida parecía sacada de un libro de recetas y su corazón no pudo no acelerarse ante el gesto del menor. Había recordado la primera comida que le había preparado y ahora la había recreado para él, no podía sentirse más afortunado.

—Estoy muy impresionado, Jiminnie —suspiró el pelinegro con los ojos brillantes, escalando su mirada entre la comida y el pelirosa frente a él—. Ven aquí.

Yoongi estiró sus brazos en busca de un abrazo y Jimin no dudó en acercarse, sintiéndose levemente avergonzado ante la reacción sincera de su esposo, que si bien para los demás no era demasiado expresivo para él sí que lo que era ya que sabía leer cada una de sus facciones y podía ver la sinceridad a través de sus ojos.

El azabache lo acomodó sobre su regazo haciéndole sentarse mientras probaba la comida bajo la mirada atenta de Jimin quien esperaba impaciente por la aprobación del contrario. Yoongi cerró los ojos y siseó complacido al probar las gachas.

—Esto es exquisito —halagó el mayor—. Debo admitir que me ganaste. Ahora querré desayunar esto todos los días.

Jimin aplaudió emocionado celebrando su victoria y abrazó a Yoongi por el cuello tomándolo por sorpresa. — ¡Puedo cocinarte todos los días!

Yoongi sonrió y correspondió el abrazo del contrario con la misma intensidad. Su corazón latía insistente en su pecho y así era cada vez que algo se trataba de Jimin y la única respuesta era que estaba tan enamorado.

—Tengo un regalo para ti. Pero para eso debemos viajar a Las Vegas —comentó Yoongi con cautela—. ¿Estás bien con eso?

Jimin lo pensó un poco, sin embargo, no encontró ningún malestar ante el pensamiento, por lo que no le disgustaba la idea, y aunque no tuviese ni la menor idea de lo que podría tratarse, si estaba con Yoongi, no habría ningún problema.

— ¿Cuándo nos vamos? —cuestionó a modo de respuesta haciendo sonreír al pelinegro.

—Tengo unas cuantas cosas que resolver aquí, pero en la tarde ya estaríamos yéndonos —Yoongi se separó un poco mientras hablaba y retomó su comida su antes de continuar—. Aparte, hoy tendrás visita, Taehyung debe estar por lle-...

En ese momento la puerta del pent-house se abrió dejando ver la cabellera azul de su amigo cargando al pequeño perrito en sus brazos y Jungkook venía detrás un poco enredado con él montón de bolsas que cargaba en sus brazos.

— ¡Jiminnie! —gritó el peliazul apenas lo vio dejando al perrito en el piso para recibir a su amigo quién corrió hasta él apenas lo vio, dejando a Yoongi sólo y aturdido.

— ¡TaeTae! —Ambos se abrazaron con fuerza, Taehyung alzó a Jimin y luego Jimin lo alzó a él, como si tuviesen meses sin verse, aunque apenas habían pasado un par de días.

— ¿Me echan una mano? —cuestionó Jungkook casi cayendo entre el montón de cosas que llevaba. Yoongi rio y sin muchas ganas se levantó para ayudar a su amigo.

— ¿Qué es todo esto? —Yoongi preguntó mientras le arrebataba unas cuantas bolsas para llevarlas hasta el mesón de la cocina, cerca de la puerta aún se encontraban Jimin y Taehyung pegados como garrapatas mientras se decían lo mucho que se habían extrañado.

—Taehyung dijo que quería tener un día de amigos con Jimin y por eso me hizo comprar todo eso, hay de todo un poco, mascarillas, humificadores, postres, perfume para perros, tintes... De verdad hay de todo —explicó Jungkook dejando las cosas en el salón.

Yoongi estuvo a punto de cerrar la puerta, pero enseguida se vio interrumpido por un rubio de dos metros quién ingresó como si se tratara de su propia casa.

— ¿Llegué a tiempo? —preguntó Asgard captando inmediatamente la atención de Jimin y Taehyung quienes corrieron a abrazar al grandote.

— ¡Si! Justo a tiempo para nuestro día de amigos —soltó Taehyung mirando al rubio con una sonrisa.

—Me siento un poco celoso —confesó Jungkook desde la barra de la cocina cruzado de brazos junto a Yoongi quién también lucía ofendido.

—Nunca me ha invitado a un día de amigos. —Se quejó el mayor tomando una cucharada de sus gachas para llevárselas a la boca mientras Jungkook le robaba un syrkini para comerlo.

—Bueno, ya estoy aquí, así que pueden irse, deben tener mucho trabajo. La vida de esposo te quita mucho tiempo laboral, así que corran a ponerse sus trajecitos —dijo Asgard en dirección a los mayores apenas Jimin y Taehyung lo soltaron.

Jungkook y Yoongi se miraron ofendidos entre sí. Taehyung y Jimin corrieron a sentarse en el sofá con Yeontan jugueteando en sus piernas totalmente ajenos a su entorno, ellos ya se habían desconectado.

Luego de que Yoongi terminara de comer su desayuno con ayuda de Jungkook se levantó dispuesto a ir a la habitación para cambiarse, no sin antes ordenarle a Asgard que limpiara los platos quién obedeció rodando los ojos. Varios minutos después ambos estuvieron listos para irse y tuvieron que acercarse a sus esposos para despedirse ya que estos parecían indispuestos a moverse de sus lugares.

—No nos extrañen demasiado —dijo Yoongi desde la puerta junto a Jungkook ambos colocándose las máscaras.

— ¡Cómo tu digas! —respondió Jimin sin prestarle demasiada atención y luego volvió a reírse junto a Taehyung.

—Creo que nosotros somos la tercera rueda de su relación —comentó Jungkook cerrando la puerta detrás de ellos.

—Eso no lo dudes nunca, amigo mío —respondió Yoongi en acuerdo.

El día pasó demasiado rápido para Taehyung y Jimin y demasiado lento para Jungkook y Yoongi, pero finalmente la noche había caído y los chicos habían terminado con todas sus labores por lo que ya podían volver con sus chicos para tomar el jet hasta las vegas.

Al final habían quedado en que Asgard los llevaría hasta el aeródromo y los otros dos los verían allí, así no perderían tanto tiempo en ir y volver.

— ¿Cuándo volverán? —cuestionó Namjoon desde el asiento de piloto de la camioneta, Hoseok se encontraba a su lado en el asiento de copiloto y ellos dos atrás.

—Aún no lo sabemos. Probablemente la próxima semana —respondió Yoongi mirando a través de la ventanilla.

—No hay problema —dijo Hoseok—. Jungkook, ¿llevarás a Taehyung con Seokjin?

—Sí. Seokjin quiere verlo y explicarle todo él mismo —respondió el menor.

— ¿Entonces si son hermanos Seokjin y Taehyung? —Namjoon preguntó ingresando al aeródromo.

—Así es —respondió simple.

— ¿Quiere decir que Yoongi y Taehyung son primos? —preguntó Hoseok aparentemente shockeado mientras digería toda la información.

—Un poco lejanos, pero sí —respondió Yoongi en lugar de Jungkook—. Ya debemos ir. Por favor, mantengan todo en orden.

—Así será —respondió Namjoon haciéndole una seña militar con la mano, gesto que les hizo reír.

Arrastraron las maletas por el pavimento hasta el inicio de las escaleras que del jet en donde se encontraban Jimin y Taehyung junto a Asgard quien parecía estarles contando algún chiste ya que no paraban de reír sosteniéndose el estómago.

—Parece que el payasito es otro —comentó Yoongi con diversión llamando su atención y enseguida Jimin se acercó para abrazarlo, Asgard rodó los ojos debido a su estúpido chiste.

—Lo dice el que usa una máscara de payaso —Se defendió Asgard cruzándose de brazos—. Tengo una queja para el jefe. ¿Cuándo me llevaran de viaje?

Asgard preguntó casi molesto y Yoongi trató de ignorarlo como de costumbre cada vez que tocaba aquel tema, él solo disfrutaba de molestar a su amigo.

—El jefe no está recibiendo quejas en este momento —bromeó Yoongi dejando que los ayudantes del jet tomaran su maleta.

—Sukin syn. [Hijo de puta] —bramó Asgard en voz baja.

—Khotite ostat'sya bez zarplaty na god? [¿Quieres quedarte sin sueldo por un año?] —Yoongi le habló con los ojos entrecerrados y Asgard se mordió la lengua.

—I love you boss. —Asgard respondió formando un corazón con los dedos, gesto que había aprendido de Jimin y Taehyung. Yoongi rio y lo empujó un poco antes de comenzar a subir al Jet.

—Nos vemos pronto, la próxima vez vendrás con nosotros —soltó Yoongi mientras subía las escaleras y Asgard celebró casi saltando en su lugar.

Una vez dentro del vehículo todos se acomodaron y Yoongi agradeció poder volver a rodear el cuerpo de Jimin entre sus brazos luego de aquel largo día. Después de despegar los cuatro se quedaron dormidos por lo tanto el tiempo pareció transcurrir mucho más rápido.

El viaje fue tan largo como de costumbre, luego de más de doce horas al fin estaban aterrizando en Las Vegas, en ese momento eran alrededor de la una de la madrugada allí, pero los chicos se encontraban totalmente despiertos debido a que habían dormido durante casi todo el vuelo.

—Bien, tenemos muchas cosas que hacer —avisó Yoongi poniéndose de pie y estirándose un poco una vez que el avión aterrizó—. Debemos comprar algunos trajes y prepararnos para esta noche.

—Pero ya es de noche —comentó Taehyung confundido.

—Yoongi se refiere a más tarde en la noche —explicó Jungkook, Taehyung ladeó la cabeza sintiéndose más confundido, pero solo se encogió de hombros.

Luego de que sellaran sus pasaportes y todo eso caminaron hasta el estacionamiento donde una camioneta negra les esperaba, casi al instante un sonriente Chan bajó del vehículo y abrió la puerta trasera para ellos.

—Bienvenidos —saludó el rubio.

—Hola Chan —saludaron Jimin y Taehyung al unísono subiendo a la parte trasera junto a Jungkook, mientras que Yoongi se subió al asiento de copiloto.

A esa hora la ciudad de Las Vegas estaba en pleno apogeo, Taehyung y Jimin se encontraban viendo a través de la ventana, definitivamente el sentimiento era totalmente diferente a lo que habían sentido las veces anteriores que habían estado allí. Jimin se vio sorprendido de sí mismo al estar apreciando con tanto agrado los carteles brillantes y las edificaciones que se alzaban a los lados de las calles, la gente caminaba por las aceras y otros paseaban de manera más cómoda en ostentosos autos descapotables, todos parecían felices, ajenos a lo que podría estar pasando dentro de esos casinos.

Sin embargo, esta vez pudieron apreciar la belleza de la ciudad y separar el ambiente tóxico y las cosas negativas del resto. Jimin ladeó la cabeza, las cosas habían cambiado por completo, había pasado de ser uno de los prisioneros de un casino a un chico de la alta sociedad y con dinero suficiente como para poder comprar un palacio, había pasado de ser una persona asustadiza a ser alguien valiente a quién varias personas temían y respetaban. Había dejado de ser una víctima, había crecido y había dejado de verse cómo alguien inferior al resto.

Ya no quedaban más que cenizas y cicatrices de su oscuro pasado. Un pasado que amaba de forma retorcida porque le había unido con el amor de su vida.

Esa noche fueron al hotel para descansar durante lo que restaba de la noche, ambas parejas fueron a sus respectivas habitaciones acordando verse temprano en la mañana para hacer las cosas que tenían que hacer.

— ¿Qué se supone que vamos a hacer? ¿Cuál es el regalo? —cuestionó Jimin una vez estuvieron dentro de la gran suite. Yoongi lo miró con una sonrisa burlona.

—Es una sorpresa. Por el momento sólo te diré que iremos a algo así como una alfombra roja —explicó el pelinegro desnudándose la corbata.

—Uh. ¿Por eso necesitamos trajes elegantes? —volvió a preguntar el menor.

—Así es.

Luego de tomar un baño caliente se metieron a la cama y descansaron plácidamente hasta las diez de la mañana cuando llegó el servicio para servirles el desayuno, comieron amenamente y se cambiaron dispuestos a comenzar con las compras.

Los cuatro disfrutaron del clima cálido de Las Vegas mientras iban de una tienda a otra, comprando cosas necesarias y otras no tanto. Comieron afuera, pararon en varias heladerías a petición de los menores con la excusa de que hacía demasiado calor y así estuvieron todo el día hasta alrededor de las seis cuando llegó Chan avisándoles que ya debían marcharse al salón de belleza en el cual habían realizado la reservación.

Ni Jungkook ni Yoongi les habían dado alguna otra pista acerca de la sorpresa y Jimin y Taehyung se cansaron de preguntar con el tiempo por lo que decidieron que lo mejor sería esperar a que llegara el momento.

Jimin y Taehyung estaban felices de estar creando nuevos recuerdos en la ciudad, e incluso no se habían sentido incomodos en ningún momento del viaje, los malos recuerdos habían sido apartados y se habían mentalizado a que ahora estaban viviendo una nueva vida, una vida feliz, y acompañados de sus esposos, así era.

Tomaron un baño rápido en el hotel y se colocaron los trajes antes de volver a salir directo al salón de belleza, una vez en el lugar no hicieron mucho más que retocar el color de sus tintes y acomodar sus cabellos junto a un maquillaje sutil, a medida que iba transcurriendo el tiempo los menores se sentían cada vez más ansiosos, aunque no supiesen exactamente lo que les esperaba.

A las ocho en punto Jungkook se acercó a Taehyung para darle su medicación habitual, ya que él siempre era quien estaba pendiente de esto y el peliazul la tomó obedientemente esperando junto a Jimin pues ahora sería el turno de Yoongi y Jungkook para ser peinados.

— ¿Qué crees que sea? —preguntó Taehyung por enésima vez en el día, Jimin una vez se encogió de hombros.

—No lo sé, pero lo que sea que es, parece importante —comentó Jimin, fijándose en cómo Yoongi checaba su reloj cada tanto.

Varios minutos Jungkook y Yoongi también estuvieron listos, con el cabello peinado cuidadosamente y apenas un poco de maquillaje. Se miraron entre sí y asintieron con la cabeza en señal de aprobación, los trajes les sentaban a la perfección y el peinado también había tomado un papel importante, lucían como dignas superestrellas.

—Están muy guapos —halagó Taehyung y Jimin asintió en acuerdo.

—Es cierto. Aunque siempre van bien arreglados esta vez se ven wow —comentó Jimin con una sonrisa.

—Ustedes son más hermosos —respondió Yoongi tomando la mano de Jimin para llevarla hasta sus labios y así poder dejar un beso en el dorso de esta.

—La limusina está afuera —avisó Chan entrando al lugar con un sencillo, pero muy bonito traje negro.

— ¿Limusina? ¿Cómo en las películas? —cuestionó Taehyung con los ojos bien abiertos, Jimin también se quedó boquiabierto.

—No. Mucho mejor —respondió Jungkook con una sonrisa y tomó la mano de Taehyung para salir del lugar.

Ambas parejas salieron del salón no sin antes despedirse de las estilistas y tal como Chan había dicho una brillante limusina blanca se encontraba estacionada justo al frente. Chan abrió la puerta para ellos y subieron con ayuda de los mayores. Jimin sentía su corazón palpitar ansioso y Taehyung se dedicaba a mirar el interior del vehículo totalmente sorprendido.

— ¿Ya nos dirán a dónde vamos? —preguntó Jimin con ojos brillantes, pensando que moriría de la incertidumbre.

—Ya lo verán —respondió Yoongi con suavidad.

La noche ya había caído por completo y las luces adornaban la brillante ciudad de Las Vegas, los casinos abrían sus puertas en su máximo esplendor a la espera de sus invitados, en esta noche parecía haber más gente que de costumbre y eso solo hizo que Jimin se sintiera más alterado, sin embargo, sólo tomó una bocanada de aire y se dijo mentalmente que confiaba en Yoongi.

Escuchó el bullicio de gente volverse cada vez más cerca y se giró cuando Taehyung le tocó el hombro para que se asomara a través de la ventana, allí se encontraba una gran cantidad de gente, muchas personas con cámaras, algunas personas que los chicos habían visto en internet y en las redes sociales caminando sobre la amplia alfombra roja que daba hacia la entrada de un gigante casino, uno que jamás habían visto, era probablemente el más grande de todos.

Las luces brillaban en todos los pisos de la edificación y en lo alto de la entrada se alzaba un gigantesco cartel repleto de luces neón en el que se leía "Poker Face".

— ¿Q-Qué? —murmuró Jimin, sintiendo como su garganta se secaba.

—Bienvenidos a la inauguración de su nuevo casino, chicos —anunció Yoongi ganándose enseguida las miradas perplejas de ambos menores.

— ¿N-Nuestro casino? —preguntó Taehyung.

—Queríamos darle la oportunidad de transformar uno más de sus amargos recuerdos en uno bueno —comenzó a hablar Jungkook—. En este casino, su casino, ustedes serán quienes pongan las reglas.

—Así es —continuó Yoongi—. Aquí las personas trabajarán por voluntad propia y bajo un contrato legal en la que ellos podrán establecer sus propias pautas. Aparte, el dinero recaudado del casino será donado a diferentes causas y campañas benéficas.

—Ahora podrán aprender que un casino no tiene que ser una cárcel ni mucho menos un lugar de tortura, aquí ustedes podrán demostrar una versión de lo que es un casino. Ahora ustedes son quienes eligen, ustedes son los que mandan —volvió a hablar Jungkook.

Jimin y Taehyung se miraron entre sí sintiéndose aturdidos, en ese momento tenían muchas emociones que los paralizaban, empezando por el miedo de lo que significaba esta nueva responsabilidad y la emoción de reconstruir un nuevo sueño en base a todo lo roto.

—Ahora ustedes tendrán el poder, ustedes son quienes deciden si abusarán de él o harán de este lugar un sitio respetable. Y obviamente no estarán solos, nosotros los acompañaremos en todo momento. —Yoongi finalizó dedicándoles una sonrisa sincera.

—Ahora deben salir ahí, y mostrarles a las personas en lo que se han convertido, como Park Jimin y Kim Taehyung. Es tiempo de que le demuestren a todo el mundo que las jaulas no son para animales, ni mucho menos para las personas.

Ante las últimas palabras de Jungkook los menores sonrieron y no pudieron evitar tirarse sobre ellos para abrazarlos, en ese momento las lágrimas empapaban sus ojos, pero no querían derramarlas para no arruinar sus maquillajes. Compartieron un abrazo un reconfortante y luego de unas cuantas indicaciones más, bajaron de la limusina cuando Chan abrió la puerta dejando que esta se elevara.

Los flashes de las cámaras los cegaron al instante, sin embargo, tal como los chicos habían dicho, no dejaron de sonreír.

—Ya han llegado a la inauguración los CEO'S del nuevo casino "Poker Face", el cual parece ser uno de los casino-hoteles más grandes del mundo, con una extensión de casi seiscientos mil pies cuadrados. Con una espectacular estructura moderna de estilo futurista e instalaciones lujosas que han captado la atención de las personas más influyentes y conocidas de todo el país —habló una reportera mientras pasaban por la alfombra roja sujetando los brazos de sus esposos.

—Park Jimin junto a su esposo Min Yoongi, y Kim Taehyung con su esposo Jeon Jungkook han viajado directamente desde Rusia para la inauguración de su nuevo casino. Sin duda estos hombres parecen sacados de una pasarela, será un privilegio que podamos verlos en los medios con más frecuencia gracias a este nuevo proyecto —volvió a hablar la reportera.

Caminaron hasta la entrada donde se encontraban algunas personas y trabajadores del lugar, un gran listón rojo cubría las enormes puertas dobles de la entrada principal. Al instante les ofrecieron un par de tijeras, Taehyung tomó una y Jimin las otras mirando a Jungkook y Yoongi quienes asintieron para darles apoyo.

La gente hizo una cuenta regresiva en voz alta y al llegar al cero Jimin y Taehyung cortaron el listón al mismo tiempo, fuegos artificiales explotaron en el cielo mientras la gente aplaudía y celebraba, los menores se abrazaron con una sonrisa sin poder creer lo que estaban viviendo.

Al cortar aquel listón, habían cortado todo recuerdo negativo de su pasado, habían cortado su lazo con su pasado y ahora empezarían a vivir sin cargar con esos fantasmas que los habían atormentado durante tanto tiempo.

Los mayores se acercaron a abrazarlos y Jimin besó los labios de Yoongi de repente tomándolo por sorpresa, sin embargo, el azabache lo correspondió con dulzura.

—Te amo, Yoongi. Te amo como no tienes una idea. Y no te amo por el hecho de haberme regalado un casino, te amo por haberte convertido en mi esposo, pero por sobre todo, te amo por haber cumplido tu promesa de hacerme feliz —susurró contra sus labios fundiéndose con su cuerpo en un abrazo.

—Te amo, Park Jimin. Te amo por haber confiado en mí a pesar de que tenías motivos suficientes para no hacerlo, te amo por haberte dado la oportunidad de amar, amándome a mí.

Aquella noche, fue el comienzo de su nueva era, de su nuevo momento, de su nueva vida, juntos. Después de aquel momento no existió más Jongin. No existieron más malos tratos, ni humillaciones, en ese momento se sentía lo más valioso del mundo. Había pasado de ser una simple ficha en un juego de póker, a ser el casino completo.

No más jaulas, no más heridas, no más dolor.

Sólo amor, el amor de Clown, de su póker face favorito que lo había sacado del infierno y había creado un paraíso para él.

"Su amor había derretido la jaula en la que lo mantuvieron preso y ahora la única cárcel serían sus brazos alrededor de su cuerpo y el amor intenso que lo mantenía contenido."


Fin.

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