9
A continuación explicaré unos pequeños términos para que entiendan mejor el cap, cualquier duda ponerla en los comentarios y yo responderé con gusto:
Comodines: El comodín es una carta especial que se encuentra en las más modernas barajas de cartas.
Descartes: Se llama "descarte" al acto en el que los jugadores, después de la primera ronda de envites, con el fin de mejorar su juego, piden descartarse de una, dos, tres, cuatro o de sus cinco cartas, recibiendo a cambio, el mismo número de cartas.
Farolear: La acción de "Farolear" básicamente, no es más ni menos que mentir, directa o indirectamente, a quienes juegan contra nosotros en una mesa de póquer.
Envites: Apuesta que se hace en algunos juegos de cartas y de azar.
Poker Face: La "poker face" o "cara de póker" es aquella que caracteriza a los jugadores, un gesto inexpresivo para que los contrincantes no sean capaces de adivinar que cartas tiene en función de si sonríe o pone gesto de preocupación (si las cartas son buenas o malas).
Despertó, sin embargo, temió abrir los ojos. Una parte de él quería que hubiese sido un sueño, la otra se encogía solo de pensar que no había sido realidad, pero el perfume masculino ya conocido impregnado en las sábanas le confirmaba lo que ya sabía.
Había pasado la mejor noche de su vida junto a Min Yoongi.
Y Jongin iba a matarlo por desaparecer toda la madrugada.
Abrió los ojos y giró su cabeza suspirando entre aliviado y decepcionado, estaba solo, a excepción del fajo de billetes sobre la mesita de noche, se estiró un poco sintiendo la tensión en sus músculos y tomó el dinero, sin duda era más de lo que ganaba en una semana, por lo que quizá Jongin estaría conforme y no lo mataría, al menos por ahora.
Sintió su corazón acelerarse al recordar el suceso, cada momento estaba grabado perfectamente en su memoria y maldijo a su buena capacidad de retención mental. Se levantó con rapidez ignorando el dolor en su cuerpo y corrió al baño, una vez allí se miró al espejo, su cuerpo estaba repleto de marcas.
Pero esta vez un sentimiento cálido lo envolvió, no las típicas nauseas que lo asaltaban cuando veía su cuerpo luego de una noche con alguno de los clientes, porque por primera vez, no eran marcas de agresividad, de golpes o agarres bruscos sin cuidado.
No. Por primera vez, no eran simples marcas, eran una historia, un mensaje, el mensaje que Yoongi quiso transmitirle en aquel encuentro, diciéndole que era suyo, y que iba a hacer todo por sacarlo de aquel infierno... Eran marcas que le hacían sentir a Jimin que tenía todo lo que nunca había tenido...
Alguien que lo quisiera lo suficiente para preocuparse por él y querer verlo feliz.
Se metió a la ducha, bloqueando todos sus pensamientos no queriendo dejarse caer tan fácilmente, aunque sabía que ya estaba perdido, no lo admitiría en voz alta, no ahora, aún debía ver que tan lejos era capaz de llegar el hombre.
Dejó que el agua fría corriera por su cuerpo buscando activarse lo más posible, no tardó demasiado, solo lo necesario y salió buscando su ropa para vestirse con rapidez, luego se puso los tacones, tomó el dinero y salió de la habitación, dejando todos los recuerdos encerrados allí, por ahora.
El casino seguía totalmente oscuro a excepción de tenues luces, las mesas de juego ya se habían llenado y las personas que estaban allí no parecían percatarse de que el tiempo transcurría, era todo parte del "plan", drogar a las personas, crear un ambiente que les haga pensar que aún es de noche, y emborracharlos hasta que boten todo su dinero en las mesas de juego para luego devolverlos de una patada a sus casas sin siquiera un centavo en sus bolsillos.
Se movió a través de la masa de gente, observando a sus compañeros escondidos en algunos rincones mientras recuperaban el aliento, evidentemente cansados por la ajetreada noche, y aún faltaban cinco días más.
Llegó a la oficina de Jongin y los hombres frente a la puerta le indicaron que podía pasar, su cuerpo tembló y dio un par de pasos antes de dejarse caer de rodillas frente al escritorio, el hombre se levantó en seguida y posó su atención en él.
—J, espero que tengas algo bueno, desapareciste el resto de la madrugada. —El hombre sonrió, pero Jimin sabía que aquella sonrisa podía significar cualquier cosa menos felicidad.
Jimin le tendió el dinero al hombre y este lo tomó contándolo rápidamente, al final soltó una carcajada que le erizó la piel, casi podía sentir la bofetada que estaba en camino, sin embargo, nunca llegó.
— ¡Sabía que Clown pagaría bien! ¡Te has ganado un nuevo cliente, J! —El hombre volvió a su asiento detrás del escritorio y Jimin esperó la siguiente orden suspirando aliviado—. Irás a la ruleta, sácales mucho dinero a esos cerdos.
El menor asintió y se levantó con la cabeza gacha caminando hasta la puerta para salir de aquel lugar con el fin de volver a su trabajo.
Al menos podría mantener su mente ocupada en otra cosa que le impidiera pensar en Yoongi, y por un lado agradecía eso, por otro lado, la ruleta no era uno de sus juegos favoritos, al contrario, siempre terminaba metido en algún problema.
Se dirigió a la mesa de la ruleta y se encontró a sí mismo buscando a Yoongi inconscientemente en las mesas de póker. Negó con la cabeza, llegó a su destino y se paró junto a la ruleta sonriendo tan encantadoramente cómo solo él sabía hacerlo y esperó a que el primer jugador llegara.
La música sonaba fuerte por todos los altavoces y la gente se encontraba eufórica, riendo y bebiendo mientras lanzaban fichas de aquí para allá. Observó al grupo ya conocido para él acercarse al lugar y quiso bufar por lo irónica que le resultó la situación.
Había más de quinientas personas en el casino y exactamente estos chicos querían jugar allí, sin embargo, sonrió notando que solo iban Slag, Rabbit el chico moreno y Clown no iba con ellos.
—Bien. ¿Quién de ustedes probará su suerte primero? —preguntó Jimin apoyándose sobre la mesa y batiendo sus pestañas de manera seductora en dirección a los hombres.
El hombre moreno se posó frente a la mesa y Jimin le sonrió alzando una ceja esperando que el hombre se presentara, el chico llevaba una máscara de un muñeco de porcelana roto la cual se quitó dedicándole una sonrisa al menor detrás de la mesa.
—Kim Namjoon, llámame Raven. —Se presentó el moreno y Jimin asintió haciendo girar la ruleta.
—Bien, juguemos —El menor lanzó la pequeña bola a la ruleta en movimiento en sentido contrario—. Hagan sus apuestas.
El moreno marcó las casillas de sus apuestas con algunas fichas mientras que Jungkook y Hoseok se encontraban detrás de él sugiriendo los lugares a los que debería apostar.
La ruleta era un juego simple, solo consistía en que el jugador adivinara en cuál de las 37 casillas caería la bola. Namjoon apostó a los números del 1 al 18 y las casillas rojas.
—No va más —dijo Jimin anunciando que las apuestas estaban cerradas.
La bola giró un poco más hasta detenerse en una de las casillas y Jimin observó con atención el lugar donde había parado.
—22, negro —anunció Jimin indicando que Namjoon había perdido, el pelirrojo tomó las fichas y las puso en un espacio de la mesa sonriéndole al moreno, quién no parecía molesto ni mucho menos.
— ¿Me creerías si te digo que perdí a propósito? —preguntó el hombre con una sonrisa altanera y Jimin se encontró con los tres chicos mirándole divertido.
—Hm, si ganas esta vez te creeré... —Namjoon dejó varias fichas sobre la mesa equivalente a cinco mil dólares y Jimin asintió rezando por que el chico no lo hiciera perder demasiado dinero.
La ruleta giró, y Jimin lanzó la bola. —Hagan sus apuestas.
Namjoon observó la ruleta con atención unos instantes y luego marcó una única casilla, la que tenía el número 16. Jimin tembló al ver la seguridad en el chico y creyó que era imposible que ganara, sin embargo, no podía negar que estaba asustado.
—Pleno —anunció el moreno sorprendiendo a Jimin.
Pleno era la acción de apostar a un único número, y se pagaba al 35 x 1, lo que indicaba, que, si Namjoon ganaba, Jimin estaba muerto y tendría que pagar ciento setenta y cinco mil dólares al moreno.
El sudor corría por su frente y su voz tembló al hablar. —No va más.
Jimin tragó grueso observando la bola detenerse poco a poco, el sudor resbaló por su frente manteniendo la vista en la pequeña esfera que parecía burlarse de su desesperación y maldijo cuándo la casilla cayó en el número indicado por el hombre.
—Dieciséis...
Anunció Jimin derrotado y el mayor rio, en seguida el pelirrojo le indicó a uno de sus compañeros que le entregara la cantidad equivalente al premio en fichas al jugador, mientras su corazón palpitaba más rápido de lo que creía posible y en su mente comenzaba a pensar en mil y un formas para poder recuperar el dinero.
—Más te vale recuperar ese dinero J, o estarás muerto... —murmuró su compañero en su oído dejando las fichas sobre la mesa y alejándose.
Jimin se mordió las uñas una vez los chicos se alejaron y no dudó antes de apartarse de la ruleta caminando a un lugar específico.
Sabía que estaba muerto, quizá no era demasiado, pero eran ciento setenta y cinco mil dólares que había perdido, ciento setenta y cinco mil dólares los cuales pagaría a punta de golpes.
Bajó las escaleras que llevaban al sótano donde se guardaba el dinero junto a las fichas y lo atravesó escuchando los tacones hacer eco en el lugar, estaba comenzando a cansarse de ellos, pero ahora no podía pensar en eso, se paró frente a la puerta custodiada por los guardias y respiró hondo antes de hablar.
—Sehun, necesito ciento cincuenta... —pidió Jimin al chico de cabellos negros que bloqueaba la puerta.
— ¿Y la orden? —preguntó el chico refiriéndose al permiso que Joker entregaba para poder sacar fichas de la bóveda.
—Yo... Bueno, el quizá no lo sabe... ¡Pero te prometo que devolveré el doble en un rato! —El pelirrojo casi rogaba al hombre aunque sabía que sería totalmente inútil si no tenía el permiso de Jongin.
—J... Sabes que no puedes sacar nada sin el permiso de Jóker, lo siento. —El chico se mantuvo firme y Jimin suspiró resignado asintiendo con la cabeza antes de darse la vuelta para salir del lugar.
Mientras subía las escaleras una idea lo iluminó y subió más rápido para volver al casino, una vez de vuelta en el lugar buscó con su vista la cabellera rubia de Seokjin encontrándolo cerca de una de las mesas de blackjack, sin pensarlo, avanzó hasta él rezando por no encontrarse con Jongin ahora.
Sujetó el brazo del rubio y le sonrió, los ojos del mayor de iluminaron al verle y enseguida lo abrazó.
— ¡Jiminnie! —El mencionado le devolvió el abrazo cómo si estuviese abrazando a su salvación, y tal vez así era.
—Kim, cuánto tiempo sin verle. —El menor armó su mejor sonrisa compradora y buscó las palabras correctas—. Verás... Estoy en un pequeño aprieto y necesito que me prestes ciento cincuenta mil.
— ¿Qué? —Seokjin lo miró cómo si hubiese hablado en otro idioma y Jimin suspiró.
—Te lo pagaré con intereses y demás. ¡Lo prometo! —Jimin suplicó con su mirada y el rubio aún confundido asintió.
—Por supuesto que sí, Jiminnie, sabes que haría lo que sea por ti, sólo no entiendo que te llevó a pedirme dinero. —El mayor habló mientras le hacía una seña a uno de sus hombres, este asintió enseguida buscando un maletín negro con fichas para luego tendérselo al menor.
— ¡Muchísimas gracias, Seokjin! ¡Te prometo que te lo compensaré! —El mencionado estaba totalmente confundido por la amabilidad del pelirrojo, aun así, asintió sonriente—. Perdí en la ruleta contra unos tipos y... Ya sabes cómo es Jongin.
—Oh entiendo, entonces ve y no pierdas tiempo, Jiminnie. —El menor asintió en acuerdo y se dio la vuelta sosteniendo el maletín en sus manos.
Se dirigió al medio del casino y lo examinó, ahora solo debía escoger un juego donde pudiera conseguir el dinero de manera rápida y segura, no podía permitirse perder un centavo más, miró las máquinas tragamonedas, las mesas de Blackjack, la mesa de Punto y Banca, Bacará y todas las demás, hasta que su vista captó las mesas de Póker.
Eso sería. ¿Por qué lo había pensado tanto?
El póker era su especialidad, dos partidas y tendría hasta el triple de dinero. Caminó a la mesa con decisión y observó a los hombres allí, paró junto a ellos y estos lo examinaron de arriba abajo, haciendo que sintiera ese conocido malestar en su estómago, pese a eso puso todo de sí para sonreír.
— ¿Puedo unirme? —preguntó el menor poniendo el maletín sobre la gran mesa.
— ¿Sabes jugar, bonito? —Jimin quiso reír ante la pregunta del hombre.
—Hm, no lo sé, veamos... —El menor se encogió de hombros y el hombre le indicó que se sentara.
Jimin examinó a los hombres sobre la mesa y antes de que comenzaran a poner las reglas, alguien interrumpió.
—Quiero unirme. —El pelirrojo alzó la vista y observó a Clown junto a sus amigos, el corazón de Jimin latió y rezó para que los hombres dijesen que no, obviamente era imposible, nadie podría decirle que no a Clown.
—Por supuesto, Clown, siéntate. —El chico de cabello negro se sentó frente a él y le dedicó una sonrisa la cuál Jimin respondió solo con asentimiento firme.
—Bien, nada de comodines, cuatro cartas máximo para descarte y nada de farolear, la mejor jugada gana y eso es todo. —El hombre habló mientras barajaba las cartas antes de ponerlas frente a Yoongi para que este partiera. El pelinegro dividió el mazo de cartas de cartas en dos y las dejó dejando que el hombre volviera a tomarlas para comenzar a repartir las cartas a cada jugador hasta que todos tuvieron sus cinco cartas.
Jimin prestó suma atención al juego y a los hombres presentes, sosteniendo sus cartas y mirándolas con atención planeando su jugada, su mirada chocó con la de Yoongi y trató de descifrar su expresión inútilmente, su poker face era impecable.
—Realicen sus envites —habló el hombre observando a cada uno de los miembros de la mesa, Jimin fue el primero en hablar.
—Veinte mil. —El pelirrojo habló fuerte y la mirada de Yoongi se plantó sobre él una vez más.
—Cuarenta mil —dijo esta vez el pelinegro.
—Quince mil—dijo el otro hombre y así cada uno fue anunciando sus envites hasta que hubo ochenta mil dólares en juego.
Los descartes comenzaron y Jimin esperó su turno.
—Dos —anunció el pelirrojo intercambiando dos de sus cartas.
Transcurrieron los minutos de juego y Jimin estaba totalmente atento a la jugada, había examinado cada uno de los jugadores con detenimiento y había logrado descifrarlos a todos, excepto a Yoongi, y eso lo tenía un tanto nervioso.
El hombre a su izquierda estaba en un aprieto, probablemente su juego era muy malo, el de la derecha lucía esperanzado de que alguien estuviera peor que él, el del frente estaba resignado a perder, y Yoongi... Nada.
Las cartas iban de aquí para allá, cambiando unas por otras mientras cada quién acomodaba su juego cómo mejor le convenía, las apuestas subían al igual que la tensión y las expresiones de los hombres los delataban cada vez más. Al llegar a la ronda final habían más de trescientos cincuenta mil dólares en juego y Jimin estaba a un paso de la desesperación por no poder leer a Clown, si el pelinegro le ganaba estaba seguro de que se dispararía en la cabeza, podía estar seguro de que tenía el mejor juego entre el resto de los hombres, pero con Yoongi, no sabía.
El sudor corría por su cuerpo y se sentía asfixiado, mantenía una guerra de miradas con el chico de traje de rojo, ambos luchaban por descifrar al otro pero les resultaba imposible, Jimin mentiría si dijera que no tenía miedo, nadie le ganaba un juego a Clown; claro que él no era cualquiera, él había crecido allí, había aprendido a jugar póker casi cómo había aprendido a hablar.
El momento de mostrar las cartas llegó y Jimin respiró profundamente esperando que el hombre a su derecha revelara su juego.
Full. Tal cómo Jimin imaginaba su juego no era bueno así que podía respirar tranquilo, el siguiente vaciló varios segundos antes de revelarse.
Color. Aún peor.
El siguiente parecía estar punto de llorar y Jimin quiso reír.
Trío. ¿Qué le pasaba a esta gente? ¿Dónde habían aprendido a jugar?
El turno de Yoongi llegó y el pulso de Jimin se disparó, frunció los labios y mordió el lado interno de su mejilla, sentía que se le estaba bajando la presión y que se desmayaría en cualquier momento, la sonrisa socarrona de Yoongi solo empeoraba las cosas.
Reveló sus cartas.
—Escalera de color —anunció el chico y Jimin soltó todo el aire que había en sus pulmones.
—Escalera real. —Había ganado, no podía creerlo, el pelirrojo sintió que la vida le había dado una nueva oportunidad cuándo vio a los hombres sonreírle y entregarle las fichas, en seguida las guardó en el maletín y se puso de pie para buscar a Seokjin y pagarle su dinero.
Apenas se dio la vuelta escuchó los seguros de un arma ser destrabados y luego, dos disparos. Se congeló en su lugar, el sonido lo aturdió y temió darse la vuelta.
Su cuerpo tembló y al darse la vuelta la escena lo dejó aturdido, uno de los hombres yacía en el piso con un charco de sangre alrededor mientras que del cañón del arma de Yoongi aún salía humo mientras apuntaba en dirección al hombre ahora sin vida, los otros dos chicos apuntaban a Yoongi y los amigos de Yoongi a los chicos, Jimin no supo que hacer, en menos de lo que pudo procesar dio un brinco en su lugar al escuchar nuevos disparos y luego, los otros dos hombres restantes en el suelo.
Escuchó unos aplausos y su piel se erizó al sentir aquella presencia detrás de él, estaba muerto...
— ¡Qué bonita función! —bramó Jongin rodeando la cintura de Jimin con su brazo—. J, bebé. ¿No deberías estar en la ruleta? ¿Crees que no me enteraría de tu lindo descuido y que encima...? ¿...Trataste de robarme?
Estaba listo, Jimin acababa de firmar su sentencia de muerte.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro