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36

A las ocho de la noche ambos se encontraban sentados en el salón bañados y vestidos con sus maletas hechas. Para su suerte los chicos no se habían aparecido aún por allí y eso solo facilitaba su escape. Incluso Asgard había estado desaparecido durante todo el día.

Se pusieron de pie en cuanto Jimin recibió la alerta de que el taxi había llegado y arrastraron sus maletas verificando que llevaran todo lo que necesitaban, incluyendo sus pasaportes y una buena cantidad de dinero en efectivo junto a las tarjetas de crédito de Jungkook y Yoongi.

El aire frío los abrazó antes de subirse al taxi e indicaron al conductor que los llevara al aeropuerto. Jimin apagó su celular y Taehyung hizo lo mismo observando a través de la ventana.

— ¿Crees que se enfadaran? —murmuró el peliazul girando su cabeza para ver a Jimin.

—No lo creo. Probablemente sólo se preocuparán —habló el pelirosa—. Ellos lo entenderán.

Taehyung sonrió de medio lado y asintió siguiendo su análisis a través de la ventana. Jimin tenía el número de Chan quién había accedido a ayudarlos a obtener cualquier información que necesitaran acerca de las personas que buscaban, incluso les había dado la dirección en la cual se encontraba Jongin bajo arresto.

Llegaron al aeropuerto y retiraron los boletos que ya habían comprado por internet en la taquilla, miraron su reloj indicando que debían abordar el avión en quince minutos. Por un momento se sintieron nerviosos, y consideraron la idea de regresar al apartamento para aparentar como que no había pasado nada.

Pero ya era tarde para arrepentirse, y la adrenalina corriendo por sus venas era más fuerte que cualquier cosa. No había tiempo para arrepentirse, era ahora o nunca.

Veinte minutos más tarde ya se encontraban en el avión sentados en sus respectivos asientos y escuchando la voz de la azafata hablar a través del intercomunicador indicando el destino del vuelo y las previsiones que debían tomar para el despegue.

— ¿Listo? —cuestionó Jimin mirando a Taehyung quién le sonrió ampliamente.

—Esperé por esto durante más de cinco años.

Era hora de que el mundo conociera los monstros que había creado.

Yoongi entró al apartamento seguido de Namjoon y Hoseok frunciendo el ceño al encontrar todo demasiado callado, normalmente los chicos no se dormían tan temprano por lo que sus sospechas crecieron más.

Subieron a las habitaciones y revisaron estas encontrándolas ambas vacías, eso sólo los extrañó más.

—Llamaré a Asgard —informó Hoseok mientras marcaba el número en su celular.

—Yo llamaré a Jungkook —dijo Namjoon mientras Yoongi seguía revisando el resto del lugar.

Una extraña sensación en su estómago le decía que algo andaba mal, eso no era normal, Asgard no saldría con los chicos sin informar, y Jungkook debía estar aún fuera de la ciudad, era demasiado sospechoso.

Luego de revisar la terraza, la piscina y la sala de cine el pelinegro volvió encontrándose a Namjoon y Hoseok en el salón con la misma mueca de preocupación.

— ¿Qué dijeron? —preguntó Yoongi al instante.

—Ninguno de los dos sabe nada —respondió Hoseok pasando una mano por su pelo.

Yoongi tragó grueso mirando al suelo intentando no alterarse. Sacó su celular de su bolsillo y revisó algunas cosas percatándose de que tenía un par de notificaciones de compra.

—Hicieron una compra con mi tarjeta desde el aeropuerto —dijo el pelinegro leyendo los mensajes.

— ¿Crees que...? —Hoseok iba a hablar, pero se cortó al instante sin saber que decir exactamente.

— ¿Pero porque ellos se irían? Debe haber algo detrás de esto —afirmó Namjoon mirando a Yoongi.

— ¿Y si alguien los tiene? —murmuró Hoseok y Yoongi palideció al instante marcando el número de Jimin en su celular.

—El celular de Jimin está apagado. —Yoongi gruñó.

—Lo sé. El de Taehyung igual, ya intenté llamarlos —dijo Namjoon.

Yoongi se dio la vuelta y maldijo en voz alta, su corazón latía desenfrenado y el miedo comenzaba a invadirlo, no podía hallar una respuesta al porque Jimin y Taehyung habían huido y eso solo lo desesperaba más. Él sabía que los chicos ya no eran ningunos inocentes, pero aun así no podía evitar preocuparse por ellos allí afuera sin la experiencia necesaria para enfrentar el mundo.

Y mucho menos en las vegas. Porque si de algo estaba Yoongi seguro era de que allí era a donde habían ido.

— ¿Qué vamos a hacer? —cuestionó Hoseok sacándolo de sus pensamientos.

—Hay que averiguar primero a donde se fueron, aunque no es muy difícil adivinarlo —Namjoon chasqueó la lengua.

— ¿Y si fueron a buscar a Jongin? —comentó Hoseok mirándolos con intensidad. Se miraron entre sí en silencio, como si estuviesen meditando la posibilidad.

—Dile a Chan que investigue —dijo Yoongi—. Nos iremos cuanto antes.

Las manos de Yoongi sudaban, estaba jodidamente asustado, pero él estaba seguro de que Jimin sabía lo que estaba haciendo, él confiaba en él, pero aun así debía estar cerca por si necesitaba ayuda.

Minutos después la puerta volvió a abrirse y Jungkook entró a paso rápido con Asgard siguiéndolo.

— ¿A dónde se fueron? —preguntó agitado el menor. Yoongi lo miró.

—Lo único que sabemos es que están fuera de Rusia, y que planean algo.

El viaje se les hizo eterno. Pero ahora ya se encontraban en el hotel preparándose para salir nuevamente mientras esperaban que Chan les enviara la información que Jimin había solicitado, el pelirosa llevaba puesto un pantalón negro ajustado y una camisa Vinotinto de cuello v sin botones, el atuendo de Taehyung era casi lo mismo sólo que su camisa era de color gris.

El nuevo teléfono de Jimin sonó mientras arreglaba su cabello y no dudó en contestarlo sabiendo que se trataba de Chan.

Te envié los perfiles de los posibles sospechosos relacionado con las descripciones que me diste —explicó Chan—. La mayoría de los hombres frecuenta el mismo casino, que es uno nuevo que se ha vuelto famoso desde que el trébol cerró. Se llama Lux y ya te envié la dirección.

—Entiendo. Gracias Chan —agradeció el pelirosa mientras Taehyung lo miraba expectante.

Por cierto. Yoongi ya sabe que escaparon —mencionó—. Recuerda lo que te dije, si él pregunta debo decirle todo, es mi jefe, no puedo ocultarle nada.

—Lo sé. Ya estamos aquí así que no hay problema —contestó Jimin encogiéndose de hombros.

Bien, debo dejarte para seguir investigando. No dudes en escribir si necesitan algo —ofreció el rubio y luego de que Jimin agradeciera cortó la llamada.

Revisó los mensajes que Chan le había enviado viendo las fotos adjuntadas junto a la información que el chico había conseguido, su piel se erizó y sintió sus ojos picar cuando la rabia lo sacudió, eran muchos sentimientos encontrados, él recordaba cada uno de esos rostros a la perfección y saber que eran personas con tanto poder sólo lo hacía sentir más asqueado.

Taehyung miró junto a él en silencio, sintiéndose de la misma forma mientras Jimin deslizaba su dedo a través de la pantalla, eran alrededor de unos diez hombres, pero todos lucían iguales para ellos.

—Es el del círculo —habló Taehyung apuntando a una de las fotos. Jimin tragó duro recordando el día en que aquel tipo lo obligó a chupar su miembro mientras estaba sobre aquella mesa, su sangre hirvió, y así los recuerdos fueron volviendo cómo una gran ola a medida que iban viendo las fotos.

—Él de las jaulas —susurró esta vez Jimin, viendo cómo Taehyung se tensaba a su lado, probablemente ante el recuerdo de aquel tipo que lo había violado ferozmente bajo órdenes de Jongin dentro de aquel lugar.

Lee Yuhon.

Austin Miller.

Armando Ricci.

William Harris.

Dereck Kozlov.

Y la lista seguía. Pero ahora sólo tenían que comenzar, luego de varios minutos en silencio Jimin suspiró y volvió a peinar su cabello dándole los últimos toques a su atuendo para salir de la habitación.

—El momento ha llegado, TaeTae —anunció el pelirosa tomando algo de dinero.

—Es hora —asintió el peliazul tomando la mano de Jimin para salir.

Cerca del hotel había una tienda de armas de la cual les había hablado Chan, entraron allí y recogieron su pedido antes de salir del lugar para retomar el camino a su destino, se miraron mutuamente mientras esperaban el taxi. Sus atuendos estaban inspirados en la ropa que usaban cuando estaban en el casino, con maquillajes suaves pero sexys a la vez y demasiado perfume, sólo que esta vez había algo diferente.

Ellos ya no eran las víctimas. Y no lo serían nunca más.

No eran más las fichas de aquel sucio casino. Ellos iban a crear su propio imperio.

El taxi paró frente a un gran casino que ocupaba casi toda una cuadra y bajaron del vehículo acomodando su ropa y las armas en la cinturilla de sus pantalones, antes de entrar se miraron antes de dar el toque final a sus atuendos. Sacaron sus máscaras y se las colocaron, ambas iban a juego con su ropa y los diamantes brillaban cuando las luces reflejaban sobre estos.

— ¿Listo, J? —preguntó Taehyung.

—Listo, K.

Y sin decir más se adentraron al lugar. La música sonaba fuerte a través de los altavoces, todo se sintió familiar, sólo que esta vez no estaban asustados, esta vez ellos tenían el control. Se desplazaron a través del lugar, robando unas cuantas miradas a su paso, las fichas chocaban entre sí, el sonido de las máquinas tragamonedas parecía emocionante en ese momento y sonrieron, aunque no pudiese verse a través de las máscaras.

Un chico uniformado se acercó a ellos y les entregó dos maletines repletos de fichas, ambos agradecieron y caminaron a paso decidido hasta una de las mesas de punto y banca cuando visualizaron a su primer objetivo.

El ambiente estaba cargado de humo, la gente aglomerada en puntos específicos del lugar y el bullicio era ensordecedor, sin embargo, para ellos se sentía como un recuerdo nostálgico de su viejo hogar. Los chicos y chicas de aquel casino se paseaban cerca de ellos haciendo que se sintieran un poco incómodos, no pudiendo evitar recordar su pasado cuando los veían.

—Lee Yuhon, ¿cierto? —susurró Jimin en tono seductor deslizándose a un lado del tipo, Taehyung desapareció en ese momento, siguiendo con el plan.

El hombre se dio la vuelta y lo examinó de arriba abajo. — ¿Con quién tengo el placer?

—Oh, sólo soy un fan más, creo que nos hemos visto por allí —comentó el pelirosa acariciando un hombro del tipo.

—Si pudiese ver tu rostro creo que podría recordarlo mejor, pero ya puedo hacerme una idea —el tipo se acercó peligrosamente a su cuello—. Un culito como ese no se olvida.

Jimi sintió la bilis subir por su garganta, pero se obligó a respirar profundo para seguir con su plan.

— ¿Quieres venir conmigo? —susurró cerca del oído del tipo, este asintió casi al instante y Jimin sonrió con malicia tomando su mano para arrastrarlo entre el gentío.

Sentía sus manos sudar con la adrenalina bombeando la sangre detrás de sus orejas, el murmullo del casino comenzó a oírse lejano mientras guiaba al hombre por el pasillo de las habitaciones, sus zapatos hacían eco en el lugar y podía sentir la mirada de su acompañante sobre su culo, esperaba que lo mirara con mucha atención, porque sería la última vez que lo haría.

— ¿Vas a mostrarme tu rostro, hermoso? —cuestionó el hombre apenas pararon frente a la puerta, Jimin rebuscó en su bolsillo y sacó una llave mientras reía bajito.

—Por supuesto que sí cariño, solo espera que entremos —dijo con voz insinuante mientras abría la puerta dejando que el hombre entrara primero.

Jimin entró enseguida detrás de él quitándose la máscara observando cómo el hombre se daba la vuelta para mirarlo confundido al ver a Taehyung apuntando a otro a hombre que se encontraba arrodillado en el suelo mirándolo con terror.

—Austin Miller —llamó Jimin—. Ustedes dos deben conocerse ¿no es así?

Yuhon miraba el rostro de Jimin estupefacto y estuvo a punto de golpearlo antes de que el pelirosa sacara una pistola apuntándolo directo a la frente, el hombre retrocedió al instante tragando grueso.

— ¿Qué mierda es esta? —escupió el hombre mirando a Taehyung y Jimin, el peliazul rio de manera estruendosa.

—No digas nada, Yuhon —advirtió el otro hombre de rodillas en el suelo—. Estos chicos se han vuelto locos.

—Yo no diría locos —aclaró Jimin—. Más bien vinimos a cobrar unas cuántas deudas.

El pelirosa pateó un costado de Yuhon haciéndolo caer al suelo aún sin dejar de apuntarlo. —Espero que estén conscientes de que no saldrán de acá con vida.

Austin palideció sintiendo como Taehyung presionaba más el arma contra su cabeza, mirándolo con una sonrisa infantil.

—Podemos arreglarlo, chicos. No se apresuren —habló Austin. Él parecía relajado, o al menos eso trataba de aparentar.

— ¿Arreglarlo? —cuestionó Taehyung borrando su sonrisa por unos instantes— ¿Qué vas a arreglar?

—P-Podemos darles algo de dinero —ofreció Yuhon con voz temblorosa—... Deben necesitar dinero. Después de todo el trébol cerró y apuesto que no recibieron nada.

Jimin y Taehyung se miraron y luego rompieron en una estruendosa carcajada que hizo que los otros fruncieran el ceño.

—Lamento desilusionarte, Lee. Pero tenemos más dinero que ustedes dos juntos —aclaró el pelirosa—. No necesitamos nada de ustedes.

Austin rio negando con la cabeza mientras miraba al suelo. —No puedo creer que unos putos mocosos nos hayan metido en esta situación.

—Cuidado con lo que dices, imbécil —advirtió Taehyung destrabando el seguro del arma.

—Dejen de jugar —la voz del hombre se quebró—. No crean que saldrán ilesos de esto. No son nadie.

Jimin se acercó empujando a Yuhon a su lado. —A mí me parece que están asustados. Pero no quieren admitirlo.

—No quieren admitir que estos mocosos tienen sus vidas en sus manos en estos momentos —finalizó Taehyung tirando el cabello de Austin con su otra mano.

— ¿Quieres refrescarte? —preguntó Jimin al tipo frente a él mientras tomaba una botella de whiskey que reposaba sobre la mesilla y la abrió mirando al tipo con una sonrisa.

— ¿De qué hablas? —respondió mirándolo confundido.

El pelirosa se colocó en cuclillas y vació el líquido sobre la cabeza del tipo empapando todo su cuerpo. —A qué se siente bien.

— ¡Maldito! —El tipo trató de abalanzarse sobre Jimin, pero este colocó un pie sobre su pecho devolviéndolo al suelo.

— ¿Qué pasa? ¿No te gusta? —bromeó arqueando una ceja mientras le revolvía el cabello mojado.

Taehyung encendió un cigarrillo entre sus labios aspirando un poco el humo antes soltarlo en el rostro de Austin quién tosió desviando la vista. Jimin se puso de pie y pateó a Yuhon haciéndolo jadear.

—Súplica por tu vida, maldito —escupió lazando un golpe directo a su mandíbula—. ¡Vamos! ¡Inténtalo!

Jimin rio golpeando la cabeza del tipo con la cacha de la pistola al mismo tiempo que Austin gritaba de dolor mientras Taehyung apagaba el cigarrillo contra su mejilla. El peliazul pateó su costado cuando el hombre trató de escupirlo y amenazaba con lanzarse sobre él cuándo recibió otra patada esta vez de Jimin quien lo mandó al suelo mientras escupía sangre.

—No son nadie —habló Austin—. Siguen siendo simples prostitutos.

Jimin sintió como su piel se erizaba, la colera brotaba por cada uno de sus poros. —Repítelo.

—Aún recuerdo como chupaste mi polla enfrente de todos, J —murmuró Yuhon en un arrebato de valentía—. Me pusiste tan caliente que tuve que pagar el servicio completo. Dios, fue tan bueno.

El rostro de Jimin se descompuso, enseguida se abalanzó sobre el hombre y lo tiró al suelo montándose a horcajadas sobre él, el pelirosa sacó una navaja de su bolsillo y lo miró amenazante, el tipo tembló debajo de él haciendo que se sintiera poderoso.

— ¿Qué es lo q...? ¡Aahh! —Sus propias palabras se vieron interrumpidas cuando Jimin pasó la navaja por un lado de su cuello mientras que con la otra mano jalaba su cabello obligándolo a ladear la cabeza.

—Veamos quién estará marcado ahora —murmuró Jimin con sorna dibujando un trébol en la nuca del tipo con la navaja, el tipo gritaba y jadeaba adolorido tratando de liberarse, pero era inútil.

Austin veía la escena horrorizado, había perdido las fuerzas para hablar y por primera vez en toda la noche de verdad estaba asustado, la sangre manchaba toda la camisa blanca de Yuhon al igual que la mano de Jimin quien se limpiaba cada tanto en la misma camisa del hombre.

—Es tú turno, precioso —anunció Taehyung usando el apodo por el cual el hombre lo había llamado en tiempos anteriores.

— ¡K, no lo hagas! —suplicó el hombre removiéndose nervioso, Taehyung disparó a su pierna haciendo que soltara un alarido de dolor— ¡Por favor!

— ¡J, Basta! ¡Detente! —lloriqueó Yuhon mientras Jimin enterraba la navaja en su abdomen. El pelirosa sonrió.

—Recuerdo todas las veces que yo suplique... —rio amargamente otra vez— ¿Y sabes quién me ayudó? Nadie. ¿Sabes quién si quiera me prestó atención? ¡NADIE!

En pocos momentos la sangre se esparció por todo el suelo de la habitación, Taehyung apuñaló la garganta de Austin al menos cinco veces luego hizo lo mismo con su pecho y siguió a pesar de que la vida del hombre se había esfumado hacía varios minutos ya, sus manos estaban cubiertas de sangre al igual que su rostro, pero se sentía eufórico, nunca se había sentido tan bien en su vida, tan liberado.

Jimin metió la pistola en la boca de Yuhon cuando este se encontraba ya demasiado débil debido a los golpes y la sangre perdida.

—Por la boca muere el pez —dijo entre risas antes de disparar, poniendo fin a la vida de aquel asqueroso ser.

Se puso de pie, Taehyung se encontraba fumando otro cigarrillo mientras abría otra de las botellas de whiskey para pasársela a Jimin, el pelirosa tomó un trago un luego vació el contenido sobre los cuerpos inertes sobre el suelo, la habitación estaba inundada de humo, olía a tabaco, sangre y whiskey. Ese era el aroma de la venganza.

Estaban extasiados, se sentían drogados. Taehyung tomó a Jimin de la nuca y lo atrajo para besarlo sin pensarlo demasiado, el pelirosa le correspondió al instante, se besaron cómo no lo hacían desde hacía tiempo durante largos segundos, sus lenguas se enredaron y su saliva se mezcló mientras jadeaban complacidos, demasiado perdidos en su propia nube.

— ¿Nos vamos? —murmuró Jimin alejándose de sus labios.

Taehyung asintió con una sonrisa electrizante. —Aún queda mucho por hacer.

—Tienes razón, Taehyungie. La fiesta apenas comienza.

Y sin más, recogieron todo y se colocaron las máscaras para salir de allí tomados de las manos, saboreando aún en sus lenguas el sabor de la dulce venganza.

Tal y cómo había dicho Taehyung, la noche apenas comenzaba.

Yoongi, Hoseok, Namjoon y Jungkook bajaron del jet caminando directamente a la camioneta que les esperaba, el ambiente caluroso de las vegas les resultó incómodo, pero no tenían de otra más que adaptarse.

— ¿Cuál es el plan? —cuestionó Hoseok encendiendo el vehículo.

—No hay plan —respondió Yoongi haciendo que todos lo miraran confundidos.

— ¿Cómo que no hay plan? —preguntó esta vez Jungkook.

—Sólo vamos vigilarlos. Ya sabemos lo que hacen —recordó Yoongi refiriéndose a lo que Chan les había contado.

— ¿Los dejaremos matar a todos esos hombres? —volvió a preguntar el pelinegro.

—Así es —afirmó—. Incluso si Jimin quiere que los encierre a todos en puto cuarto para que pueda torturarlos, lo haré. Mi bebé tendrá lo que quiera.

Todos se quedaron en silencio, nadie opinó más al respecto pues sabían que Yoongi decía la verdad. Nadie mejor que Yoongi conocía esa sed de venganza y sabía que ni Jimin ni Taehyung estarían satisfechos hasta que lograran saciarse.

¿Y quienes eran ellos para oponerse? Si los niños querían jugar, los dejarían jugar. 

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