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Esta historia está terminada, sin embargo, ahora no pueden ver todos los capítulos ya que se encuentra en edición para su próxima publicación en físico, ACTUALIZO TODOS LOS DÍAS. Para mantenerte al tanto de las novedades sígueme en instagram, estoy como: edencarstairs.
Jungkook salió del lugar a paso apresurado al mismo tiempo que Yoongi entraba a la habitación seguido de los chicos. La imagen era repugnante, Jimin estaba de rodillas en suelo sollozando con la sangre resbalando de la comisura de su labio al mismo tiempo que Lay lo tocaba por encima de la ropa con agresividad.
—Qué valiente, Zhang Yixing —exclamó Yoongi antes de atestar una patada directo al hombro del tipo arrojándolo a un suelo.
Al instante los tipos que sostenían a Jimin los apuntaron, pero tarde, pues Hoseok y Namjoon ya se encontraban detrás de ellos apuntando directo a su cabeza haciendo que estos bajaran las armas, Lay miró a Yoongi alarmado desde el suelo.
—Clown... —murmuró sorprendido. Jimin abrió los ojos en ese momento, reaccionando al fin, rápidamente se puso de pie y corrió refugiándose detrás de Yoongi.
—Espero que lo hayas disfrutado. Porque será ultimo buen recuerdo que tendrás —habló amenazante—. No voy a matarte ahora. No tengo mucha piedad últimamente.
—Somos socios. No puedes matarme —dijo Yixing tratando de que su voz no temblara, Yoongi rio amargamente sintiendo como Jimin temblaba detrás de su espalda.
—En unas horas tú mismo suplicarás por la muerte, así que no te preocupes, socio.
—Ubeyte ikh i voz'mite s soboy Yixing. [Mátenlos y llévense a Yixing] —ordenó Yoongi tomando el brazo de Jimin para salir de allí mientras Namjoon y Hoseok se encargaban de lo demás.
Jimin dejó que Yoongi lo arrastrara en completo silencio, las lágrimas aún resbalaban de sus ojos y no parecían tener intenciones de parar. Le gustaría poder decir que ahora se sentía seguro, pero aún estaba asustado, sus manos aún temblaban y su corazón latía con frenesí mientras las voces en su cabeza lo volvían loco.
Una vez fuera del casino el frío lo golpeó haciéndolo estremecer, Yoongi paró en seco haciendo que chocara con su espalda y al instante se giró para verlo, tomando sus hombros mientras los examinaba con una expresión mortificada. Fue en ese momento que Jimin fue consciente del aspecto de Yoongi, sudado con el cabello alborotado y la respiración alterada mientras que su camisa blanca tenía varias manchas de sangre seca.
—Lo siento —murmuró el pelinegro alzando su mano para limpiar el labio de Jimin con la manga de su camisa.
—Está bien —dijo Jimin con ese tono frío que no había escuchado desde hacía tiempo.
Él sabía que nada estaba bien ahora. Pues por más que Jimin tratara de ocultarlo esa expresión atónita estaba otra vez ahí, temblando y mirando hacia todos de forma inconsciente como si alguien estuviese persiguiéndolo. Una vez más estaba inseguro y asustado, después de todo lo que había hecho para sacarlo de esa oscuridad, estaba cayendo nuevamente.
Yoongi lo atrajo a su cuerpo abrazándolo con fuerza, como si de esa manera pudiese contener los pensamientos que probablemente atacaban su cabeza en ese momento.
—Te tengo, Jiminnie —afirmó—. Puedes llorar si así lo quieres, pero no creas nada de lo que Yixing pudo haberte dicho, vales más que eso. Tú no tienes la culpa de que haya gente como él en el mundo.
—Estoy sucio... —susurró de forma apenas audible. Yoongi sintió cómo su corazón se encogía.
—No lo estás, amor. No digas eso, nadie puede ensuciarte, tu-
—Suéltame, Yoongi —interrumpió—. No quiero ensuciarte.
—Jimin tú no est-...
— ¡No me toques! —gritó Jimin apartándolo con sus brazos—. Por favor, Yoongi. S-Sólo llévame a casa.
El pelinegro suspiró resignado y caminó directo hasta el auto con el menor siguiendo sus pasos, abrió la puerta para él y esperó a que subiera para dar la vuelta al auto y entrar también.
Durante todo el camino se mantuvieron en un silencio pesado, cada tanto Yoongi giraba la cabeza para ver a Jimin quien sólo miraba al frente con una expresión indescifrable, maldecía a Jungkook internamente por haber llevado a su pequeño allí, y después arreglaría ese asunto con él.
Una vez en la casa del menor este prácticamente corrió escaleras arriba directo al baño, incluso ignoró a Taehyung quién se encontraba esperándolo en el salón, Yoongi le hizo una ceña al peliclaro para que no lo siguiera y este asintió no muy convencido.
Jimin entró al baño despojándose de su ropa al instante y una vez desnudo entró a la ducha abriendo el grifo dejando que el agua empapara su cuerpo, a pesar de la temperatura tibia no podía evitar que su cuerpo dejara de temblar, se frotó agresivamente con el jabón y la esponja de baño hasta que su piel enrojeció.
Hasta que no ardía no sentía que estaba limpio. Aún si tenía que pelar su piel para limpiarse, lo haría.
No quería estar sucio.
Sollozó apoyando sus manos en la pared del baño al mismo tiempo que el agua corría por su cuerpo llevándose todo rastro de jabón, tenía un nudo gigante en la garganta que no desaparecía ni por un segundo, sentía que estaba ahogándose con su propio aire, estaba desesperado. Frotó su cuello con desesperación, exactamente en el lugar donde estaba el tatuaje, lo rascó con sus uñas hasta que levantó la piel de su nuca haciendo que la sangre se mezclara con el agua.
Hagas lo que hagas, no puedes escapar de tu destino.
Desgraciado.
Sus piernas fallaron y cayó sentado en el suelo mientras un sollozo roto escapaba de sus labios, todo a su alrededor se veía borroso, lo único que sentía era su pecho arder, estaba luchando por hacer que el aire llenara sus pulmones, pero se le hacía imposible, rasguñó su garganta como si de esa manera pudiese hacer que el aire volviera a correr, pero era inútil.
Rasguñó sus brazos con desesperación como si de esa forma pudiese desviar la atención de las voces que gritaban sin piedad en su cabeza.
— ¡Basta! —gritó ahogado tratando de respirar.
¿Por qué a mí? ¿Por qué no puedo ser libre?
Tiró de su cabello, sintiendo como temblaba cada vez más, su cabeza daba vueltas, estaba cayendo en un agujero muy oscuro y esta vez no podía ver la salida. Su espalda tocó la pared de la ducha y golpeó su cabeza con la superficie repetidas veces tratando de calmarse de alguna forma.
Débil. Eres débil.
Dentro o fuera, sigues siendo un juguete.
—Basta, por favor... —murmuró rascando sus brazos, abriendo la piel poco a poco con sus uñas hasta que ardía.
Pero el ardor lo mantenía consciente. Estaba cansado, exhausto de luchar contra sí mismo, de creer que había salido para luego volver a caer, cansado de que su propia mente lo ahogara, lo hundiera en un pozo oscuro que parecía no tener fondo. Estaba cansado de tener que fingir que todo estaba bien.
Nada estaba bien, nunca estaría bien.
Sus cicatrices eran demasiado profundas como para que pudiese vivir como si nada.
Sus padres, el casino, todos esos hombres, Jongin. Lo habían destruido en mil pedazos, y el luchaba por seguir sólo con las partes rotas que quedaban de sí mismo.
La puerta del baño se abrió luego de un rato de toques y forcejeos que él no pudo oír ya que se encontraba demasiado hundido dentro de su mente, Yoongi entró casi corriendo y no le importó entrar a la ducha aún con la ropa puesta mojándose cuando se arrodilló junto a Jimin en el suelo, quién temblaba mientras rascaba sus brazos que sangraban al igual que su cuello mientras miraba a un punto vacío, totalmente ajeno a la realidad, su respiración era errática y estaba frío a pesar de que el agua que salía de la regadera era lo suficientemente caliente.
—Jimin... Jimin —llamó Yoongi tomando sus brazos para que dejara de lastimarse—. Jimin, aquí estoy.
Yoongi se sentó allí en el suelo de la ducha y lo atrajo abrazándolo contra su cuerpo de forma casi necesitada, queriendo alejarlo de aquella oscuridad que parecía consumirlo.
—Estoy contigo, Jimin —murmuró besando su pelo mojado—. Saldremos de esta, así como hemos salido de todas las anteriores. No estás solo, yo siempre lucharé contigo mi amor.
Su voz sonaba desesperada, estaba casi tan asustado como Jimin, pues no creyó que iban a tener que pasar por aquella situación una vez más. Pero allí estaban, y él de verdad no tenía planes de dejarlo solo.
—No las escuches... Escúchame a mi —susurró contra su oído apretándolo contra su pecho.
—Yoongi —susurró débil luego de varios minutos en silencio.
—Sí, aquí estoy —tragó—, te tengo.
Jimin sintió como la ropa empapada de Yoongi se pegaba a su piel, estaba frío, sin embargo, para él se sentía cálido. Se concentró en sus manos pálidas cubiertas de tatuajes que acariciaban sus brazos maltratados. Poco a poco podía sentir como volvía a respirar, Yoongi solo se mantuvo allí, abrazándolo con firmeza y murmurando que todo estaba bien.
Por un momento Jimin temió que alguna vez Yoongi se cansara de todo eso, de luchar con él y tener que sostenerlo siempre cuando ni siquiera él podía consigo mismo.
—Yoongi... Lo siento, por ser así.
—No te disculpes, pequeño. Amo cada parte de ti, incluso las que tú odias, Jimin. Y siempre estaré para sostenerte, aunque no me quieras cerca.
Jimin volvió a sollozar, pero esta vez era un sentimiento diferente, el pelinegro lo ayudó a ponerse de pie y cerró la llave sacándolo de la ducha para envolverlo en una toalla, lo secó completamente y lo sacó del baño para vestirlo, no dejó que Jimin se moviera, él lo hizo todo, mirándolo cada tanto con una sonrisa sincera.
Una vez los dos estuvieron ya secos y cambiados se metieron en la cama del menor y Yoongi lo sostuvo contra su pecho hasta que se quedó dormido.
Él nunca se cansaría de levantar a Jimin. Y Jimin siempre tendría fuerzas para volver a pelear si Yoongi se mantenía a su lado.
— ¿En qué piensas? —cuestionó Hoseok entrando al salón de la mansión donde Yoongi se encontraba sentado.
—En muchas cosas —respondió—. Todas relacionadas con Jimin.
Hoseok rio tomando un sorbo del vaso de jugo que tenía en su mano. —A veces piensas demasiado las cosas que no tienes que pensar.
— ¿Qué hay de Jungkook? —preguntó cambiando el tema. El menor no había aparecido desde el día del suceso y ya habían pasado dos días.
—Aún nada. El GPS de su camioneta está desactivado —comentó el pelirrojo—. ¿Supiste que había perdido la mansión en una apuesta y por eso llevó a Jimin?
—Maldito mocoso. Hubiese preferido que se quedaran con la jodida mansión.
—Sabes que él no va a volver hasta que sepa que no vas a matarlo. ¿Cierto? —presionó Hoseok con una ceja alzada, Yoongi lo miró.
— ¿Quién dijo que no voy a matarlo? —bramó—. Voy a descuartizarlo y le daré sus dientes a Jimin a modo de disculpa.
—Yoongi... —advirtió.
— ¿Qué? —cuestionó alzando las cejas— ¿Es demasiado?
Hoseok suspiró negando con la cabeza y luego lo miró serio. —Llámalo y dile que vuelva.
Yoongi rodó los ojos y se dio por vencido luego de que Hoseok lo mirara fijamente por más de un minuto. Tomó su celular y marcó el número de Jungkook quién contestó al cuarto tono.
— ¿Clown? —murmuró con voz vacilante.
—Ya. Vuelve, no voy a matarte —dicho eso colgó.
Hoseok lo miró con los ojos entrecerrados.
— ¿Feliz? —bromeó el pelinegro.
—Sí. —Palmeó su espalda y luego se puso de pie para que salieran de la mansión.
Ya que Hoseok no había dejado que le diera a Jimin los dientes de Jungkook como disculpa entonces tendría que buscar otra forma de hacerlo porque sinceramente estaba preocupado. El menor no había vuelto a ser el mismo desde aquello, si es cierto que sólo habían pasado dos días, pero aun así no quería volver a verlo de esa forma nunca más.
Salieron de la mansión en silencio y subieron a la camioneta para ir hasta el sitio de entrenamiento en el cual debían buscar algunas cosas que debían entregar. Yoongi suspiró resignado, no vería a Jimin hasta la noche.
Jimin se encontraba sentado en su cama junto a Taehyung quien estaba recostado en la cama mientras jugaba con su celular, el ahora peliazul nuevamente no se había apartado de su lado desde que le había comentado acerca del incidente en el casino, y Jimin agradecía silenciosamente por eso, pues cuando se encontraba solo su mente lo atormentaba más que nunca.
— ¿A veces no sientes que no puedes cerrar ese ciclo? —preguntó Taehyung de repente rompiendo el silencio—. Es como si fuese algo inconcluso, que no te deja avanzar...
Jimin se giró para verlo mejor, él justamente había estado pensando eso mismo durante las últimas semanas.
—Sí, tienes razón —coincidió Jimin—, creo que deberíamos hacer algo nosotros mismos para cerrar ese ciclo.
—Pero, ¿qué?
Jimin lo miró con ojos brillantes, meditando su respuesta, él sabía lo que quería decir, pero no sabía cómo lo tomaría Taehyung. Dentro de ellos había algo que no podrían ocultar, a pesar de las innumerables terapias, psicólogos y tratamientos nunca podrían esconder aquello, aquel profundo rencor que residía en lo más profundo de sus cuerpos.
Aquella sed de venganza que sólo crecía cada vez más.
—Hay que asesinar a Jongin —decretó Jimin.
Para su sorpresa, Taehyung no se mostró alterado, por el contrario, se mostró totalmente de acuerdo con su idea.
—Pero, ¿Cómo vamos a encontrarlo? —cuestionó.
—Escuché a Yoongi hablar acerca de que está bajo arresto domiciliario en algún lugar de las vegas —explicó Jimin cruzando de brazos mientras Taehyung le oía atentamente.
— ¿Y cómo saldremos de aquí sin que los chicos sepan?
—Nos iremos por la noche.
— ¿Esta misma noche? —volvió a preguntar el peliazul.
—Sí. Ya hemos esperado demasiado.
Intercambiaron una sonrisa cómplice y se pusieron de pie para empezar a empacar.
Ambos estaban cansados de temer, de tener que cargar con todos sus traumas mientras aquellos tipos estaban allí afuera teniendo una vida normal. No lo merecían. No merecían nada, y mucho menos piedad.
Acabarían con ellos. Con todos los que pudieran, todos los que les habían puesto al menos un dedo encima en toda su vida, iban a arrepentirse.
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