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Esta historia está terminada, sin embargo, ahora no pueden ver todos los capítulos ya que se encuentra en edición para su próxima publicación en físico, ACTUALIZO TODOS LOS DÍAS. Para mantenerte al tanto de las novedades sígueme en instagram, estoy como: edencarstairs.

El resto de la noche sólo habían permanecido acostados, muy cerca uno junto al otro, por primera vez en mucho tiempo Jimin sentía paz, por primera vez en su vida no tenía que temer, se sentía fuerte y capaz de cualquier cosa y más aun teniendo a Yoongi a su lado.

— ¿Alguna vez pensaste qué harías cuando fueras libre? —preguntó el pelinegro con voz ronca mientras miraba al techo y acariciaba el hombro del menor con una mano.

Jimin giró la cabeza quedando de frente en dirección a su perfil y no podía creer lo hermoso que se miraba el mayor con el cabello revuelto y ojos somnolientos. Lo pensó durante algunos segundos y la verdad nunca había siquiera considerado aquella posibilidad.

Ser libre...

Si le hubiesen dicho eso tiempo atrás se hubiese reído con amargura, pero allí estaba, sintiendo finalmente que comenzaba a librarse de su pasado, sentía como la esperanza de vivir una vida normal volvía a florecer.

—Me gustaría bailar pole dance otra vez —susurró viendo a un punto inespecífico—... Cada vez que bailaba en el casino me sentía libre por un momento, cómo si solo fuese yo en ese momento, me gustaría saber cómo se sentiría ahora, estando fuera.

Yoongi no se esperaba aquella respuesta, aun así, no pudo evitar sonreír ya que Jimin sonaba sincero, y sus ojos brillaban con ilusión. Yoongi estaba tan enamorado de su novio. Su novio. Jamás creyó que podría llamarlo así.

—Tengo una cicatriz a lo largo de mi espalda, de seguro la has visto —comentó el menor haciendo que Yoongi asintiera.

—Sé de cual hablas, pero, ¿qué ocurre con ella?

—Jongin me azotó una vez cuando estaba aprendiendo a bailar, me resbalé de la barra y caí al suelo, fue muy doloroso, pero fue la única vez en la que sentí que merecía aquel golpe —El pelirosa se relamió los labios antes de continuar—... Él siempre decía que nos golpeaba porque debíamos aprender... Pero aquella vez creo que fue la única vez que de verdad estaba aprendiendo algo, y me esforcé mucho, porque de verdad quería hacerlo bien. No para complacer a Jongin, lo hice por mí. Y cuando bailaba, lo hacía por mí, para sentirme libre por al menos unos minutos.

Yoongi no había apartado los ojos del menor durante todo el relato y no pudo evitar imaginar toda la escena, era bastante triste, el hecho de que hasta los recuerdos más amenos de Jimin estuviesen ligados a golpes, maltratos y humillaciones.

—Eres muy fuerte, Jimin. Siempre lo has sido, solo que antes no eras consciente de ello —afirmó el pelinegro rozando su mejilla con los nudillos.

—Creo que nunca podré terminar de agradecerte —habló el pelirosa con voz dulce.

—Ya te he dicho que no debes agradecerme nada. Siempre has sido tú.

Jimin sonrío tragándose lo que quería decir, probablemente Yoongi nunca entendería que era él quién le había dado el valor para intentarlo, para intentar salir de allí, quién le había devuelto la esperanza y lo había guiado a través de aquel camino oscuro.

Jimin jamás imaginó que detrás de esa Poker Face se escondía un hombre tan maravilloso. A ojos de los demás no era más que un simple asesino, un psicópata; para Jimin era un pequeño barco resquebrajado que lo había salvado antes de ahogarse, un pedacito del cielo y el infierno en la tierra.

Y ahora podía sentirse libre de amarlo y más que eso, de demostrárselo.

Tres meses después.

Jungkook iba caminando a través de los pasillos de aquel conocido lugar, las paredes blancas ya no le incomodaban al igual que la primera vez e incluso ahora se sentía fresco, sujetó con firmeza el ramo de rosas en su mano y se pasó una mano por el cabello sintiéndose ligeramente nervioso.

En la conocida sala de espera se encontraba Asgard sentado mientras ojeaba una revista hasta que se percató de la presencia del pelinegro.

—Oh, Jungkookie has llegado —habló el rubio poniéndose de pie para saludar debidamente a su amigo.

—Sí, traté de llegar lo más tarde posible, pero creo que fallé —confesó el menor con una sonrisa. Asgard desvió su mirada al ramo de flores y alzó una ceja.

—Quién diría que te iba a ver en esta situación —comentó Asgard con cierto tono irónico—... Parece que fue ayer cuando no eras más que un niño flacucho que sólo escupía vulgaridades cada dos palabras.

Jungkook y el ruso rompieron en risas al mismo tiempo, el pelinegro sintió que sus mejillas se calentaban levemente.

—Entonces... ¿Hoy es la última consulta? —preguntó el menor tratando de desviar el tema.

—Lo es. Al menos por un tiempo, de verdad Taehyung es un chico muy fuerte, estoy orgulloso —confesó el rubio con cierto deje de nostalgia en su voz.

Cómo si hubiese sido invocado la puerta blanca se abrió y el pequeño Taehyung por los momentos con cabello castaño, dejó la habitación mientras se despedía amablemente del médico. Jungkook se quedó tieso olvidando completamente que se suponía que debía hacer, aquello le pasaba seguido cuando se trataba del castañito.

— ¿Jungkookie? —murmuró el menor con los ojos brillantes caminando directamente hacía el pelinegro.

Jungkook correspondió enseguida el abrazo que el contrario le brindó, alejando las flores para evitar que estas fuesen aplastadas, Taehyung lo abrazó con fuerza, aquello era algo que no sucedía con tanta naturalidad desde hacía varios meses, pero cada vez Taehyung volvía más a ser él mismo.

—Felicidades, amor —dijo el pelinegro con una gran sonrisa al mismo tiempo que extendía las flores hacía Taehyung, el menor abrió los ojos con sorpresa y tomó el bonito ramo sin dudarlo examinándolo enseguida, Jungkook sabía lo mucho que el castaño amaba las flores.

—Gracias, Jungkookie —susurró volviendo a enredar un brazo alrededor de su cintura, Asgard se dio la vuelta sintiéndose ajeno a aquel momento.

—No es nada, es solo un pequeño detalle —habló el pelinegro restándole importancia, Taehyung se separó solo lo suficiente como para mirarle a la cara.

—No te estoy agradeciendo solo por las flores —murmuró—... Desde el primer momento te has mantenido a mi lado, incluso intenté matarte, múltiples veces, y nunca dejaste de estar ahí, tú siempre has creído en mi... Siempre me has hecho sentir que de verdad me amas, aunque no lo digas seguido, sé que lo haces, puedo sentirlo. Y yo, solo puedo pagarte todo lo que has hecho por mí, amándote de la misma forma hasta que me lo permitas.

—Te amo, Taehyung —Jungkook tragó grueso antes de seguir—. No tienes que agradecerme, estaré contigo para siempre. V zdorov'ye i bolezni. [En la salud y la enfermedad]

—Navsegda. [Para siempre] —respondió el castaño y Jungkook abrió los ojos con sorpresa.

— ¿Me entendiste?

—He aprendido un poco —dijo el menor con una risita.

—Lamento romper su burbuja, pero es hora de irnos, Yoongi y Jimin nos esperan —interrumpió Asgard instándoles a que empezaran a caminar hacía la salida.

Taehyung se emocionó al oír el nombre de su amigo y sin dudar caminó directo hasta el estacionamiento, aun apreciando las flores que Jungkook le había obsequiado.

El camino de vuelta a casa se hizo eterno para el menor, y en cierta parte se sintió extraño el hecho de que no volvería al hospital en un largo tiempo, o al menos esperaba que así fuera, los meses de terapia le habían ayudado demasiado, se sentía una persona completamente nueva, lleno de energía y mucho más positivo, a pesar de que tuviese que lidiar con un trastorno mental por el resto de su vida. Tal y como le habían dicho, él controlaría su enfermedad, la enfermedad no lo controlaría a él.

Asgard se habían convertido en una figura importante en las vidas de ambos chicos, tanto Jimin como Taehyung tenían mucho que agradecerle al ruso, pues había sido un apoyo incondicional desde el principio, nunca se había rendido con ellos y por más agotado que estuviese seguiría luchando hasta el final para poder ayudarlos. El ruso mentiría si dijera que aquel par no se había metido en su corazón como una vena más, había sido imposible no encariñarse con ellos y mucho más, ahora le sería imposible imaginar su vida sin ambos.

Apenas abrieron la puerta de su hogar Jimin y Taehyung corrieron a abrazarse como si no se hubiesen visto en años, a diferencia de Taehyung quién iba pulcramente arreglado Jimin se encontraba cubierto de sangre seca y sudor al igual que Yoongi, el nuevo pasatiempo del pelirosa era acompañar a Yoongi en sus tareas diarias y la mayoría de estas siempre terminaban en tiroteos y sangre volando por todos lados, y ya todos empezaban a acostumbrarse aunque probablemente no fuese el mejor ambiente para Jimin.

—Ya estás en casa, TaeTae. Te extrañé tanto —murmuró el mayor sin soltar el abrazo, Taehyung le devolvió el abrazo con más fuerza.

—Perdón por dejarte sólo tanto tiempo, Jiminnie. Ahora yo también lucharé por nosotros —prometió tiernamente el menor sujetando las mejillas de Jimin para que lo mirara a la cara.

—Siempre hemos sido un equipo, Tae —soltó Jimin entre risas. El resto de los chicos miraba la conversación enternecidos desde el sofá, incluyendo a Namjoon y Hoseok quienes también estaban presentes desde hacía rato.

—Esta es oficialmente la primera vez que uno de los planes de Yoongi y Jungkook no termina en desgracia —bromeó Hoseok mirando con cariño a los dos menores abrazarse.

Escucharon unas patitas correr desde las escaleras y enseguida la bola de pelos de Yeontan se subió al sofá sobre Taehyung, lamiéndolo y restregándose contra su cuerpo.

— ¡Yeontan! —saludó el castaño emocionado mientras acariciaba la suave melena del animal, todos lo miraron enternecidos.

—Él también te echó de menos —dijo Hoseok acariciando al perrito sobre las piernas de Taehyung.

Jimin volvió a sentarse junto a Yoongi y este lo rodeó en un abrazo apenas lo tuvo cerca. Las cosas entre ellos habían cambiado bastante en los últimos meses, Jimin estaba aprendiendo a confiar en Yoongi, ya no se encogía cuando el mayor lo tocaba o cuando lo abrazaba de la nada, al contrario, empezaba a necesitar de ese contacto constantemente. Ahora podía hablarle mirándole a los ojos e incluso había dejado un poco la costumbre de pedir su aprobación hasta para ir al baño. Yoongi estaba orgulloso.

—Bueno, ya es hora de que nosotros nos vayamos, hay cosas que hacer —recordó Namjoon poniéndose de pie y jalando a Hoseok junto a él.

—Ven conmigo, Tae —pidió Jungkook viendo al castaño con ojitos de cachorro, el mencionado se giró para ver a Jimin.

—Ve, TaeTae. Tendremos el fin de semana para nosotros —dijo el pelirosa con una sonrisa cálida.

—Vamos —insistió Jungkook tomando el brazo del castaño ayudándolo a ponerse de pie. Namjoon y Hoseok negaron divertidos.

—No tienen remedio —sentenció el moreno.

—Chto, yesli my organizuyem dlya nikh svad'bu? [¿Y si les organizamos una boda?] —bromeó Hoseok.

—Komu? [¿A quién?] —cuestionaron Taehyung y Jimin al mismo tiempo haciendo que los demás dejaran de reír para mirarse con los ojos muy abiertos.

—Ponimayut li oni nas seychas? [¿Nos entienden ahora?] —indagó Yoongi mirando a Jimin.

—My uchimsya. [Estamos aprendiendo] —respondió tímido el pelirosa.

—Yebat. [Mierda] —Hoseok golpeó su frente—. Bueno, hora de irse.

Jungkook, Taehyung, Hoseok y Namjoon salieron del lugar entre risas, preguntándose desde hace cuánto habían empezado a entenderles y aún no habían dicho nada. Yoongi miró a Jimin divertido.

— ¿Quién les estuvo enseñando? —cuestionó el pelinegro con autentico interés.

—Asgard a veces, o los chicos en los entrenamientos —contó el menor con una sonrisita.

— ¿Sabes cómo se dice «te amo» en ruso? —preguntó apoyando su barbilla en el hombro del menor.

—YA tebya lyublyu —respondió Jimin tomando a Yoongi por sorpresa—. Me lo dijo hace unas noches cuando estábamos dormidos.

— ¿Y no estabas dormido? —El mayor se sintió repentinamente avergonzado. Jimin le sonrió.

—Había escuchado a Jungkook decírselo a Taehyung. Estaba esperando que usted también me lo dijera.

Yoongi sintió su corazón hincharse y besó los labios del contrario con dulzura, trasmitiendo de algún modo todo lo que sentía en ese momento para no ahogarse. Todo lo que sentía por Jimin era intenso y abrasador, desde la primera vez que lo había visto había sido así y ahora que estaba junto a él sus sentimientos solo crecían cada vez más. En primer lugar, nunca creyó llegar a amar a alguien, pero ahora allí estaba, y no le daba vergüenza admitirlo.

Estaba totalmente enamorado de Park Jimin.

—YA tebya lyublyu, Jimin —susurró contra sus labios.

Jimin nunca se sintió más seguro en su vida cómo en ese momento. Y lo bueno recién comenzaba.

— ¿De verdad no crees que sea buena idea lo de la boda? —insistió Hoseok mientras revisaba los nuevos autos junto a Namjoon.

El moreno le miró entrecerrando los ojos. — ¿Cómo vamos a organizarles una boda, Hoseok?

— ¿No has visto las fiestas sorpresas de cumpleaños acaso?

Namjoon se puso de pie caminando hacía otro de los autos mientras rodaba los ojos. Su amigo tenía unas ideas un poco descabelladas.

—No es lo mismo una fiesta de cumpleaños a una boda —aclaró el moreno. Hoseok bufó.

—Contrataré un asesor y le haré una boda sorpresa a mis amigos —exclamó—. No importa si no quieres ayudarme.

Sin darle oportunidad a Namjoon de responder se alejó marcando un número en su celular, olvidando por completo el trabajo.

— ¿Sí? ¿Asgard? Por favor, contacta un organizador de bodas.

Namjoon rodó los ojos. 

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