Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

22

Esta historia está terminada, sin embargo, ahora no pueden ver todos los capítulos ya que se encuentra en edición para su próxima publicación en físico, ACTUALIZO TODOS LOS DÍAS. Para mantenerte al tanto de las novedades sígueme en instagram, estoy como: edencarstairs.

Al finalizar la "entrevista psicológica" los menores corrieron hasta sus habitaciones para poder arreglarse e ir a buscar a los chicos hasta al aeropuerto quienes según Asgard llegarían alrededor de las 3pm.

Se vistieron con gruesos abrigos para apaciguar el frío y luego bajaron de nuevo al salón para encontrarse con el rubio quién les esperaba impaciente.

—Hasta que por fin están listos. Vámonos antes de que los chicos aterricen. —El rubio los jaló en dirección a la puerta y casi corrieron para llegar hasta el estacionamiento.

Todo el camino Jimin y Taehyung se mantuvieron observando a través de la ventanilla, sus corazones latían de manera desesperada debido la ansiedad e imaginaban miles de escenarios de lo que podría suceder en cuanto volvieran a ver a los chicos, ambos sentían como si hubiese pasado un montón de tiempo desde la última vez que se habían visto y no solo un par de días.

— ¿Están nerviosos? —preguntó el rubio sacándoles de sus pensamientos y llamando su atención.

—Un poco. Se siente cómo si hubiese pasado demasiado tiempo —sinceró Jimin y Taehyung asintió en acuerdo con el pelimorado.

—No sé cómo debería reaccionar cuando los veamos —agregó el peliverde sacándole una risa a Asgard.

—Lo sabrás en el momento, Tae. -Y no dijeron nada más en el resto del camino.

El día estaba tan frío como cualquier otro en Rusia, el sol no lograba ser percibido físicamente en lo absoluto por lo que parecía solo un tenue adorno en el cielo levemente azulado. Por otro lado, para ambos chicos aún resultaba complicado el asimilar que se encontraban tan lejos de "casa", si es que había algún lugar que pudiesen llamar así.

Al cabo de varios minutos llegaron al gran aeropuerto y esta vez fueron más conscientes de la inmensidad y modernidad que este poseía, al igual que siempre fueron directamente hasta la pista de aterrizaje, en la cual no había demasiado aviones en ese momento, solo los vehículos que se utilizaban para movilizarse por el gran lugar.

—Llegamos —avisó el rubio desde la parte delantera antes de bajar y proceder a abrirles la puerta a los menores para que pudiesen bajar también.

Taehyung y Jimin se acercaron el uno al otro de manera instintiva y pasearon su vista por el lugar con ansiedad, esperando quizá que los chicos aparecieran de la nada. Asgard a su lado miró su reloj y sonrió.

—En nada deberían estar aterrizando —anunció el mayor frotando sus manos enguantadas para apaciguar un poco más el frío.

—De repente empezó a hacer más frío —se quejó Jimin abrazando a Taehyung por los hombros con fuerza.

—Estoy muy ansioso —habló el peliverde correspondiendo el abrazo de su mayor.

Sus palabras fueron interrumpidas cuando sus ojos captaron un jet negro aterrizar a varios metros de ellos y enseguida los menores observaron a Asgard quien asintió confirmando sus sospechas.

— ¡Llegaron niños! —Casi gritó Asgard mientras Jimin y Taehyung no sabían si ponerse a saltar o simplemente quedarse quietos hasta que les dieran permiso de moverse.

El corazón de Jimin latía con rapidez y odiaba aquella incertidumbre que crecía dentro de su pecho, sus ojos no se apartaron en ningún momento del jet y cuando la puerta se abrió no pudo ver con claridad la primera persona que asomó.

—Síganme —pidió Asgard mientras caminaba con rapidez para llegar al encuentro con los chicos.

Taehyung y Jimin casi corrieron, dejando a Asgard atrás como si ni siquiera existiera y cuando estuvieron cerca Jimin pudo ver con claridad la cabellera negra de Yoongi y más atrás los mechones rojos de Hoseok.

Asgard llegó a su lado y esperaron pacientemente junto a los escalones mientras sellaban los pasaportes de los chicos. Cuando Yoongi estuvo lo suficiente cerca de los chicos lo primero que sucedió fue su puño conectando con el rostro de Asgard y algunas palabras en ruso. Y lo siguiente fue Jimin tirándose a sus brazos para abrazarlo como si nunca lo hubiese hecho.

—Sabía que no dejaría pasar la perdida de Jimin tan fácil —se quejó el rubio escupiendo un poco de sangre al suelo y acariciando su mejilla lastimada—. Yo también te extrañé, Clown.

Yoongi sintió que un gran peso era retirado de su espalda cuando sostuvo a Jimin entre sus brazos, tomó su rostro entre sus manos y lo examinó con cuidado no encontrando nada fuera de lo normal y amando sus mejillas rojas junto a la punta de su nariz debido al frío y lo siguiente que hizo fue besar su mejilla con afecto haciendo que Jimin se estremeciera con aquel simple contacto.

Taehyung casi lloró al ver a Jungkook y correspondió gustoso el abrazo que el pelinegro le brindó, sus labios se rozaron por algunos segundos y el peliverde sintió el calor llenar su pecho sintiéndose completo.

— ¿Y a nosotros no nos piensan saludar? —preguntó Hoseok junto a Namjoon con los brazos cruzados y los menores enseguida corrieron a abrazarlos casi tirándolos al suelo.

—Qué buen cambio de look —halagó Namjoon acariciando uno de los mechones verdes de Taehyung.

—Cierto. Jimin, te sienta bien el morado. —Esta vez fue el turno de Hoseok quien hizo que el pequeño se sonrojara.

—Espero que se hayan divertido paseando por Rusia con Asgard. Pero les apuesto que con nosotros será más divertido —alardeó Jungkook mientras caminaban en dirección a los autos.

—Jungkook tiene razón. Y Asgard, el golpe te lo merecías desde que perdiste a Jimin —habló Yoongi señalando al rubio de manera acusatoria.

—Ya. Pero fuera de eso, fui una buena niñera. ¿Cierto, chicos? —cuestionó Asgard mirando a los dos menores.

—La mejor niñera —asintió Jimin caminando junto a Yoongi.

—Nos dejaba comer dulces en el desayuno, el mejor. —Esta vez fue el turno de Taehyung y Asgard se ganó una mirada acusatoria por parte de los pelinegros.

—Bien. ¿Quién quiere algo de buena comida rusa? —ofreció Hoseok cuando estuvieron a punto de subir a los vehículos.

—YA delayu. dom, milyy dom [Yo sí. Hogar dulce hogar] —suspiró Namjoon.

Luego de pasar la tarde comiendo y conociendo algunos rincones de la ciudad todos estuvieron de acuerdo en que los chicos debían descansar y de que ya era hora de volver a casa. Y aunque no lo admitiera Jimin se sintió un tanto decepcionado de tener que volver a casa sin Yoongi después de que había estado tan cómodo con él, pero cuando el pelinegro le indicó que subiera a su auto volvió a sonreír.

— ¿No iremos a casa? —peguntó el pelimorado una vez Yoongi subió al asiento de piloto.

—Sí, pero Asgard tiene una cita y Jungkook llevará a Taehyung a no sé dónde, así que me quedaré contigo. ¿O prefieres quedarte solo? —cuestionó el pelinegro sintiéndose repentinamente inseguro por estar incomodando al menor.

—Prefiero estar con usted —respondió el menor rápidamente sonando seguro.

El pelinegro asintió y encendió el auto para conducir hasta el departamento de los chicos sintiéndose feliz de estar en su hogar, aunque debía admitir que ahora se sentía mucho más familiar teniendo a Jimin allí. El pelimorado mantenía su vista fija en la ventanilla apreciando cada parte de la ciudad sin acostumbrarse aún a lo hermosa que esta lucía y para Yoongi lo más hermoso de todo era Jimin apreciando todo aquello, sus ojos brillantes y su cabello cárdeno cayendo despeinado sobre su frente.

Jimin se encontraba asimilando cada una de sus emociones, tratando de entenderse a sí mismo sin colapsar, pero eran tantas cosas, era tan difícil, que después de años sin ver nada estuviese viendo tanto en tan poco tiempo, era simplemente demasiado.

No lograba entender, como Yoongi le hacía sentir tantas cosas, aquellos sentimientos que nunca había conocido ahora florecían con rapidez en su interior rompiendo todos los muros que se había esforzado en crear durante aquellos años para protegerse a sí mismo y ahora se preguntaba. ¿Esto está bien? ¿No tengo nada de qué preocuparme? Había aprendido que las personas eran malas, pueden lastimarte cuando menos lo esperas y no podía confiar en nadie, pero, ¿Por qué Yoongi parecía ser diferente? Lo sabía, quizá era la manera en que el pelinegro lo miraba, como si el fuese un universo entero, como si no estuviese sucio y roto, como si solo viese belleza en él.

Y le asustaba, era tan abrumador que se estremecía, había algo que le decía que debía correr y esconderse, alejarse de aquellos sentimientos, pero ¿pueden culparlo? Cuando lo único que había recibido en su vida eran miradas de pena y asco y ahora llegaba alguien a mirarlo como si fuese lo más maravilloso del mundo. Tenía miedo. Demasiado. Pero el miedo era una debilidad, así que no lo admitiría en voz alta.

Mientras estuviese callado e hiciera y dijera lo que los demás esperaban, estaría bien.

—Llegamos —avisó el pelinegro rompiendo su burbuja y haciéndolo parpadear varias veces para bajar de su nube y darse cuenta de que efectivamente ya estaban en el estacionamiento del lugar.

El pelimorado asintió y desabrochó su cinturón, pero antes de que estirara la mano para abrir la puerta Yoongi ya lo había hecho por él, dudó en tomar la mano que este le ofrecía, pero al final lo hizo y salió del auto caminando junto al mayor quien aún no soltaba su mano. Ya había oscurecido y eso significaba más frío de lo normal, instintivamente se pegó al costado del contrario y agradeció con un suspiro cuando la calefacción del lobby los envolvió.

— ¿Te ha gustado el apartamento? Tuve que hacer algunas remodelaciones cuando hablaste de Taehyung, pero creo que quedó muy bien —comentó el pelinegro mientras tomaban el ascensor.

—Todo quedó muy bonito, me gusta mucho, jamás imaginé que algo así podría ser mi hogar. —La palabra "hogar" se sintió extraña en su lengua.

El ascensor llegó a su destino y el pelimorado salió detrás de Yoongi con algo de duda, había ansiado demasiado la llegada del pelinegro, pero ahora que estaba justo ahí, no sabía que hacer, y Jimin acostumbraba a apartar a todos cuando no sabía qué hacer.

El pent house se sentía incluso diferente teniendo a Yoongi allí junto a él y ya no tenía tanta seguridad para moverse por donde quisiera. Se quedó de pie casi en el medio del salón mientras observaba al mayor caminar hasta la cocina para servirse un vaso de agua. De repente no se sentía tan cómodo con Yoongi y sabía que era culpa de su mente jugándole una mala broma como siempre.

De repente solo deseaba huir.

—Yo... Voy a tomar un baño. ¿Puedo? —preguntó con voz vacilante y Yoongi lo miró con el ceño fruncido.

—Claro Jimin, no tienes por qué pedir permiso, estas en tu casa. —A pesar de que las palabras de Yoongi fueron suaves, no logró calmarse ni siquiera un poco.

Casi corrió escaleras arriba y se encerró en su habitación quitándose la ropa lo más rápido que pudo antes de entrar al baño para tomar una ducha con agua caliente para así quizá tratar de calmar la ansiedad que amenazaba con consumirlo, se preguntaba porque cuando todo parecía ir bien algo dentro de él le hacía sentir inseguro, asustado, como si las cosas estuviesen a punto de estallar a su alrededor, obligándolo a retroceder.

Era como si su propia mente estuviese en su contra, tratando de arruinar cada momento ameno de su vida, como si le recordara que no merecía nada de aquello, que no tenía valor alguno y que solo era cuestión de tiempo antes de que volviera a ser lo que era. Como si todo fuese una máscara de porcelana que podía romperse en cualquier momento.

El agua tibia contra su piel le hizo respirar hondo, y cerró los ojos concentrándose solo en sentir el vapor que inundaba todo el baño y la calidez que lo alejaba del frío que hacía afuera, las sales aromáticas del baño lograron relajarlo y se regañó a si mismo por haber estado tan alterado minutos atrás.

Debía volver con Yoongi, después de todo él se había ofrecido a acompañarlo para que no estuviera solo y ahora el mismo le había dejado tirado en la cocina probablemente muy confundido, salió de la ducha y abrió su armario mirando toda la ropa allí sin saber que hacer o que elegir, él no sabía nada de moda, apenas y lograba combinar un par de prendas y eso si solo era negro y gris, o negro y blanco, negro y azul y así.

En el salón se encontraba Yoongi sentando en el sofá mientras hacía zapping y se preguntaba que había hecho esta vez para incomodar a Jimin, para el mayor resultaba bastante difícil entender las emociones ajenas y aún más saber que debía hacer cuando alguien se encontraba mal, pero había algo dentro de él que quería abrazar a Jimin cada vez que veía aquella mirada en sus ojos, como si estuviese asustado de todo a su alrededor, incluyéndolo él.

Pasos bajando por las escaleras llamaron su atención y enseguida giró la cabeza observando a Jimin acercarse hacia él con la cabeza gacha y jugueteando con sus manos entrelazadas como un niño pequeño, sonrió un poco inconscientemente y se sorprendió cuando el menor se sentó a su lado sin decir nada. Quiso decir algo, pero cuando abrió la boca para hablar fue interrumpido por el menor.

—Lo extrañé mucho. No me sentía seguro sin usted. —Jimin habló bajito, sin titubear y decir que Yoongi estaba sorprendido era menudencia.

Yoongi sintió que su pecho crecía, un sentimiento cálido creciendo cada vez más en su interior y aunque no sonrió físicamente se sintió plenamente feliz.

—Yo también te extrañé, Jimin.

Y en ese momento decidió arriesgarse, posó una mano detrás de la nuca del menor y lo acercó aún más, Jimin cerró los ojos y sintió los labios finos del mayor sobre los suyos, le besó con cuidado y no pudo evitar corresponderle, el pelimorado apretó la camisa del contrario entre sus manos y abrió más la boca dándole paso a su lengua, mientras su corazón palpitaba con frenesí y no pudo notar cuánto había ansiado aquel beso hasta ese momento.

Jimin se subió sobre el mayor, dejando una pierna a cada lado de su cadera y Yoongi no supo que hacer, sus manos se posaron dudosas en la cintura del menor y siguió besándole sin saber que pretendía el pelimorado. La temperatura comenzaba a aumentar, Jimin se removía ansioso sobre el mayor creando fricción entre sus cuerpos y Yoongi estaba empezando a perder su auto control.

En la cabeza de Jimin todo era un desastre, y su cerebro no lograba ponerse de acuerdo con su corazón, estaba desesperado, pero no podía saber con seguridad el porqué, solo sabía que no quería apartarse del pelinegro, un gemido escapó de su garganta cuando su trasero se friccionó contra la erección de Yoongi y este apretó su cadera con fuerza.

—Yoongi... —susurró bajito en su oído.

—Maldición, Jimin... Dime que quieres, haré lo que quieras. —Yoongi estaba demasiado concentrado en mantenerse a raya.

—Y-Yo... —El pelimorado jadeó cuando los labios del mayor se pasearon por su cuello repartiendo besos húmedos—. Úseme. Tóqueme como solo usted sabe. Hágame recordar que usted es el único hombre que puedo desear.

Incluso Jimin se sorprendió ante sus propias palabras, estaba perdido en la oleada de sentimientos que aquel hombre desembocaba en él, porque desde que le había conocido era imposible pensar en alguien más, imaginar a alguien más, querer a alguien más, porque por más que tratara de negarlo, Min Yoongi se estaba metiendo bajo su piel, y eso tal vez solo lo arruinaría más, aunque por ahora no le importaba.

—Voy a salvarte... —susurró con voz gruesa el pelinegro mientras acariciaba su cuerpo debajo del suéter que llevaba puesto.

—Ya lo hizo.

—No. No voy a sentir que lo he hecho hasta que no dejes de llorar cada vez que te toco.

Porque sí, las lágrimas estaban escapando de sus ojos en ese momento y no podía saber el porqué, quería que Yoongi lo tocara, le gustaba que lo hiciera, pero aun así no podía evitar aquellas imágenes que se acumulaban en su mente de todas aquellas veces que fue obligado a satisfacer a todos esos cerdos, las veces que lo tocaban incluso cuando rogaba que no lo hicieran, pero al final de todo por más que intentara, aquellos recuerdos siempre estarían allí, atormentándolo.

—Lo siento... —sollozó Jimin mientras negaba con la cabeza.

Yoongi sujetó su rostro con delicadeza haciendo que le mirara.

—Te dije que te sacaría de ese infierno. No hablaba solo del casino, también te sacaré de ese infierno interno que está dentro de ti.

Solo tocaba esperar que Yoongi lo sacara a tiempo.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro