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Esta historia está terminada, sin embargo, ahora no pueden ver todos los capítulos ya que se encuentra en edición para su próxima publicación en físico, ACTUALIZO TODOS LOS DÍAS. Para mantenerte al tanto de las novedades sígueme en instagram, estoy como: edencarstairs.


Escribí parte de este cap escuchando Louder than bombs y Zero o'clock. Pondré la letra para que sepan en que parte empecé a escucharla y así escuchan ustedes también jeje. Alerta de capítulo emocional. 

Habían comido una deliciosa pizza entre bromas y risas, el ambiente del restaurante era agradable, no había demasiada gente y la calefacción estaba encendida alejando el frío del exterior.

Las últimas palabras de Yoongi se habían mantenido rondando en la cabeza de Jimin desde que había colgado la llamada y no podía descifrar a que se había referido el pelinegro.

¿Qué quería decir Yoongi que con que lo quería?

¿En qué sentido se lo había dicho?

Ya se lo preguntaría después. Mientras tanto debía no pensar demasiado en ello para no abrumarse.

Luego de tomar un té caliente decidieron que tomarían un taxi de nuevo a casa porque estaba haciendo demasiado frío y no querían enfermarse antes de que los chicos llegaran.

— ¿Les está gustando Rusia? —cuestionó Asgard cuando entraron al living del edificio, los menores asistieron entusiasmados.

—Sí es muy genial. Lo mejor es que la gente ni nos mira —respondió Taehyung entusiasmado.

A Jimin también le agradaba esa parte, y aunque a veces el escuchar tanta gente hablar en un idioma que no entendía le hacía doler la cabeza, sentía que podría acostumbrarse.

—Les mostraré dónde queda mi departamento y luego los acompañaré al suyo —informó el rubio mientras subían por el ascensor.

—Oh, está bien —asintió Jimin.

Pararon en el piso inferior al suyo y Asgard caminó hasta una de las puertas esparcidas por el pasillo. —Es este. ¿Ven?

El chico señaló el número sobre la puerta negra y los menores asintieron.

—Ya, entonces solo bajamos las escaleras y podemos venir a verte. —Taehyung señaló las escaleras junto al ascensor.

— ¿Porque aquí hay varias puertas y en nuestro piso solo una? —Preguntó Jimin frunciendo el ceño.

—Porque aquí hay varios apartamentos. Y Yoongi pagó para remodelar todo el piso de arriba y convertirlo en solo un apartamento —explicó Asgard y los otros dos lo miraron sorprendidos—. Sí, tenía planeado traerlos aquí desde hace mucho tiempo... Bueno, al menos a Jimin.

Jimin y Taehyung intercambiaron miradas y no dijeron nada más respecto al tema, luego de eso Asgard los guio de nuevo al ascensor diciéndoles que los acompañaría hasta su piso.

— ¿O sea que tú no tienes una piscina? —inquirió Taehyung en tono inocente haciendo reír al rubio.

—Ni sala de juegos, ni cine —completó el mayor y Jimin esbozó un puchero.

—Puedes usar la nuestra cuando quieras, Asgard. —Jimin ofreció posando una mano sobre el hombro del chico.

—Ay, son tan lindos. Gracias. —Los tres caminaron hasta la puerta y fue Jimin quien sacó la llave para abrir.

—Adiós, Asgard. —Se despidió Taehyung y estuvieron a punto de entrar cuando el rubio habló.

—Chicos. ¿Cómo se sienten?

Por alguna razón aquella pregunta no les pareció tan sencilla y varias cosas pasaron por sus cabezas en ese instante.

—Bien —respondieron al unísono y Asgard asintió no muy convencido, marchándose y dejando que los menores entraran.

Ya mañana hablaría mejor con ellos.

Porque sí, Taehyung había evitado decir el miedo inexplicable que sentía cuando otras personas lo miraban en la calle, pensando que todas y cada una de ellas, querían hacerle daño.

Y aquella voz que a veces le susurraba cosas perturbadoras en su cabeza.

Y Jimin había evitado decir el pánico que sentía de que la gente supiera que estaba tan sucio. Las ganas que tenía de hacerle daño a las personas que lo tocaban o alguna vez lo habían hecho. La innegable desconfianza por todo a su alrededor.

Sí, probablemente tenían más problemas de los que creían, pero no iban a admitirlo aún en voz alta.

"... [Tu silenciosa tristeza, me sacude. En mi pacífico mar las olas crecen y crecen cada vez más. Más fuerte que las bombas, me quiebro. El dolor se desborda, desde el momento que vi tu rostro supe que esa expresión no te pertenecía. Más fuerte que las bombas, me quiebro.] ...
¸.•*(¸.•*''*.¸)'*."
Louder Than Bombs — BTS


Ahora Jimin se encontraba en el baño de su habitación, totalmente desnudo frente al gran espejo en la pared, el tatuaje del pequeño trébol en su cuello parecía resaltar en su piel pálida y la mayoría de las veces deseaba poder arrancarlo de allí.

Porque le recordaba lo que era.

Le recordaba que no importaba cuantas veces cambiara el color de su cabello.

Cuanto demorara en el baño.

Cuanto jabón usara.

Aún si estaba lejos, al otro lado del mundo.

Seguiría siendo lo que era, no importaba cuanto se esforzara en ocultarlo.

Estaba sucio, era un desgraciado y lo sería para toda la vida.

Porque su pasado estaba grabado a fuego en su piel, porque aquel pequeño tatuaje era como una piedra sobre su espalda, el peso del pasado.

De no poder olvidar.

Y la ansiedad subía desde la punta de sus pies, causándole escalofríos hasta cortarle la respiración, sintiendo una fuerza invisible ahorcarlo, hundirlo en el pozo de sus pensamientos que amenazaban con destruirlo desde adentro. Sin poder apartar aquellos sentimientos amargos, pensamientos negativos, la ansiedad lo abrazaba como tantas veces, como su única amiga.

Su cuerpo tembló y pequeños sollozos escapaban de sus labios al mismo tiempo que se sostenía con fuerza del lavabo, sabiendo que no había nadie más que le sostuviera si caía.

Estás sucio.

Y lo estarás toda tu vida.

No importa cuánto trates de ocultarlo.

Sale de tu interior como si fuese agua.

Sacudió la cabeza varias veces tratando de alejar aquellos pensamientos, la oscuridad y la bruma, pero la luz parecía escaparse a través de sus dedos por más que intentara retenerla.

Yoongi.

Pensó en Yoongi, en su mirada felina, sus ojos oscuros, su sonrisa reconfortante, la manera en que Yoongi lo miraba, como si fuera lo más hermoso del mundo.

Yoongi no lo miraba como si estuviese sucio. Yoongi no lo miraba con nada más que fascinación.

Yoongi lo había salvado cuando creyó no poder más, Yoongi era esa luz que tanto había estado buscando.

Él y sólo él.

Se centró en eso, y como si fuese un milagro, las sombras a su alrededor parecieron alejarse, porque, aunque no lo tenía cerca físicamente, lo sentía.

En su corazón.

Y pudo respirar de nuevo, sintiéndose mareado por el tiempo que estuvo reteniendo el aliento. Y se dejó caer al suelo exhausto, importándole poco el frío de las baldosas, porque en su interior se sentía cálido.

Y Jimin esperaba que Yoongi siempre pudiese salvarlo de las sombras de su pasado que parecían consumirle dispuesto a arrastrarlo al lugar de donde venía.

Jimin esperaba que Yoongi siempre fuese esa luz.

"˛¸.o•°''°•o.˛¸˛.o•°°•o.˛¸˛.o•°''°•o.˛¸
[¿Hay algo diferente? Creo que nunca será así, pero este día ya ha terminado, cuando las manecillas de los segundos y minutos estén en el mismo lugar, el mundo sostendrá tu respiración por un momento. Doce en punto, y serás feliz. ]

00:00 (Zero O'Clock) — BTS.
˛¸.o•°''°•o.˛¸˛.o•°°•o.˛¸˛.o•°''°•o.˛¸"

En ese mismo momento se encontraba Taehyung sentado en la tapa del inodoro con sólo una toalla rodeando su cadera y su cabello goteando agua que no paraba hasta chocar con el suelo.

Sus manos tiraban con fuerza de los mechones verdes de su cabeza, sintiendo que no se pertenecía a sí mismo en aquel momento.

Quería gritar, pero su voz estaba estancada en su garganta. Sentía los susurros en su cabeza volverse gritos de a rato, diciéndole cosas que no podía entender.

Y es que a veces pasamos tanto tiempo tratando de ser fuertes que no podemos evitar rompernos de vez en cuando.

Taehyung.

Deja de esconderte.

Grita.

Rómpelo todo.

De todos modos, no le importará a nadie.

Nunca le has importado nadie y nunca lo harás.

Sus pulmones luchaban por atrapar algo de aire dolorosamente, sentía un pinchazo en su pecho cada vez que trataba de respirar profundamente.

Se preguntó dónde estaba Jimin en ese momento, necesitaba que lo abrazara, que le dijera que todo iba a estar bien.

Pero Taehyung no sabía que, el destruido no puede salvar al accidentado. Jimin lo había intentado por mucho tiempo y no funcionaba.

Sabía que todo estaba en su mente, solo debía convencerse de ello y no dejarse arrastrar, no dejar que aquellas voces lo poseyeran, que se apoderaran de sí mismo.

Pero era tan difícil luchar contra ello... Y se estaba cansando.

Su cuerpo temblaba debido al frío, probablemente iría a resfriarse, pero no podía ser consciente de ello, no sabía exactamente dónde estaban sus sentidos en esos momentos.

Sollozó bajito o eso creyó porque no se escuchaba a sí mismo, su respiración era agitada y sólo quería que pararan aquellas voces en su cabeza.

Las ignoró todo lo que pudo, trató de pensar en algo más, trató de llamar a Jimin, pero no podía alzar la voz, como si se estuviese ahogando.

Ahogándose en su propia mente.

El sonido de su teléfono sobre el lavabo lo sobresaltó y lo miró casi con miedo, el nombre de Jungkook brillaba en la pantalla.

Lo tomó con manos temblorosas, no recordando como contestar y después de unos segundos lo hizo sin estar muy seguro de qué decir.

¿Taehyung? —Había un deje de preocupación en la voz del otro lado.

Jungkook solo podía escuchar las respiraciones erráticas y los pequeños sollozos del peliverde y supo que al parecer su corazonada había sido real y Taehyung se encontraba mal.

— ¿Tae, estás bien? ¿Me escuchas? —La voz del pelinegro lograba de a poco traerle de vuelta a la realidad, alejando las voces en su cabeza.

—Y-Yo... —Su voz se cortó, no podía formar una oración en ese momento.

—No llores Tae, todo está bien. ¿Dónde está Jimin? Habla conmigo por favor. —El chico casi suplicó, preocupado por el menor.

Taehyung sorbió su nariz un poco mientras formaba una oración coherente en su mente. —Te extraño.

Fue lo único que salió de su boca y no había caído en cuenta de lo mucho que le hacía falta el chico hasta ese momento. Jungkook estaba sorprendido al otro lado de la línea.

—También te extraño, Tae... Pero dime, ¿estás bien? —insistió el pelinegro sin poder apartar aquella angustia de su pecho.

—E-Estoy mejor... Gracias por llamar, si no hubieses llamado, yo... Gracias Kookie. —Y estaba hablando en serio.

Jungkook tenía un efecto sedante en él, lo supo desde la primera vez que lo vio y le robó el corazón, porque a los ojos de Taehyung Jungkook era tan bonito que parecía ser un Ángel.

Taehyung era bastante cursi y conocer a Jungkook fue como conocer su salvación, sabía que era diferente a lo que sentía con Jimin porque Jungkook le hacía querer vivir y morir solo por él, hacía que su corazón se acelerara y sentí que podría mirarlo por horas.

Jungkook era tan brillante que sentía que no necesitaba nada más, si lo tenía a él, no tenía miedo a la oscuridad.

Sólo esperaba que Jungkooksiempre fuese lo suficientemente brillante.

Jimin se había dormido tranquilo luego de que Yoongi le enviara un par de mensajes de buenas noches, sintiendo que el suceso anterior había sido sólo un mal sueño.

Horas más tarde Taehyung se había colado en su habitación pidiéndole dormir con él y obvio no se negó, abrazándolo hasta que juntos volvieron a conciliar el sueño.

A la mañana siguiente se despertaron enrollados entre las sábanas y sus propios cuerpos, Taehyung mantenía la cabeza sobre el pecho de Jimin y una pierna alrededor de la cintura del mismo abrazándolo como si pudiera escapar.

La puerta de la habitación se abrió y un sonriente Asgard entró con dos bolsas de papel en la mano y en la otra una bandeja con café.

—Buenos días, niños. Papá ha traído el desayuno, levántense para que podamos comer. —El rubio se acercó al ventanal dejando las cosas en el escritorio para abrir un poco las persianas y dejar que la luz del día se colara en la habitación.

Afuera no había ni una gota de sol, pero sin embargo la claridad fue suficiente para hacer que ambos chicos se quejaran moviéndose en la cama.

—Tantas habitaciones en esta casa y ustedes duermen juntos —habló el chico en tono divertido y Jimin le observó con un ojo abierto y otro cerrado.

El primero en levantarse fue Taehyung, quién caminó con una cara de zombie hasta el baño saludando a Asgard en el camino con un movimiento de su mano y un murmuro incomprensible.

Jimin se sentó sobre el borde de la cama y su piel se erizó cuando sus pies tocaron el suelo frío.

— ¿Qué hora es? —preguntó aún adormilado el pelimorado.

—Las diez. Vamos a desayunar y luego tendremos una pequeña entrevista psicológica —explicó el rubio mientras sacaba una magdalena de una de las bolsas para darle un mordisco.

— ¿Entrevista psicológica? —Jimin ladeó la cabeza en señal de confusión.

Asgard hizo un gesto con la mano restándole importancia. —Sólo será una pequeña charla.

Jimin quiso preguntar más, pero sus necesidades humanas no se lo permitieron y tuvo que correr al baño.

Quince minutos después los tres chicos se encontraban sentados en la barra bebiendo café y comiendo media lunas, magdalenas y panecillos.

—Los chicos llegarán alrededor de las tres, así que debemos ir a buscarlos al aeropuerto. ¿Quieren? —cuestionó Asgard mientras tomaba un sorbo de su café.

— ¡Sí! —respondieron al unísono los dos menores.

—Bien, entonces debemos empezar con la entrevista psicológica para que haya más tiempo. Primero iré con Taehyung y luego con Jimin —explicó el rubio.

— ¿Por qué debemos hacer eso? —preguntó Taehyung a quien previamente se le había explicado en qué consistía la entrevista psicológica.

—Verán, no soy sólo increíblemente guapo, y una excelente, no tan excelente, niñera. Soy psiquiatra —El rubio hizo una pausa antes de seguir viendo la diversión en la expresión de sus rostros. —Un psiquiatra es un médico, pero especializado para tratar enfermedades mentales. Y si bien, no puedo ser su médico, no está demás una pequeña evaluación antes de que conozcan a alguno de mis colegas. La terapia les ayudará a lidiar con los traumas de su pasado, chicos.

Asgard le dedicó una mirada compasiva, los chicos asintieron no demasiado seguros, pero aun así querían intentarlo, de seguro con el tiempo irían entiendo mejor.

El rubio le dijo a Taehyung que lo siguiera hasta los sofás de la sala y le dijo a Jimin que mientras esperaba podía hacer lo que quisiera. El rubio se sentó frente a Taehyung en uno de los muebles individuales y sacó una pequeña libreta para apuntar.

— ¿Cuántos años tienes, Tae? —preguntó el rubio con simpleza observando al peliverde.

—Veintiuno —respondió con simpleza.

Asgard lo apuntó en su libreta y volvió a mirarle. — ¿Cuál es tu color favorito?

—Hm, el morado.

— ¿Por qué? —Observó al peliverde relamerse los labios mientras pensaba.

—Me parece que refleja felicidad —explicó el menor y Asgard asintió.

— ¿Con quién vivías cuando eras niño? —Taehyung desvió la vista a su regazo.

—Con mi papá. —Su respuesta fue seca.

— ¿Y tú mamá?

—No la conocí. Murió cuando nací. —Asgard asintió una vez más, pensando si ya debería preguntar lo siguiente.

— ¿Cómo era tu relación con tu padre?

—E-Él... Era bueno, siempre hacía todo para que yo estuviera bien, no teníamos dinero y había muchas carencias, pero... Él decía que siempre debía sonreír. —Asgard no esperó que Taehyung fuera tan abierto, pero eso lo hacía un poco más fácil.

— ¿Fuiste a la escuela? —Taehyung asintió en respuesta. — ¿A qué edad entraste al casino?

Observó a Taehyung tensarse y juguetear con sus manos entrelazadas, no dijo nada durante algunos segundos, pero Asgard sabía que iba a responder.

—A los trece —Su voz sonó plana, sin emociones—. Pero empecé a trabajar a los dieciséis.

— ¿Cuándo conociste a Jimin?

—Ahm... Unas dos semanas después de entrar, pero empezamos a ser amigos meses después... Él tomó una golpiza por mí —explicó el peliverde con voz grave.

— ¿Crees que lo que se hace en el casino está bien, Tae? —El mencionado negó con la cabeza—. ¿Por qué?

—N-Nos... Éramos muy jóvenes... Nos tocaban, no queríamos... —Lo observó cerrar los ojos, su voz se rompió—. Nos decían que nunca saldríamos... Q-Que les pertenecíamos... Nos marcaron...

Con manos temblorosas Taehyung bajó un poco el cuello de su sudadera dejando a la vista el tatuaje del trébol que ya había notado en un par de ocasiones.

—Pero eso no es cierto Tae, no le pertenecen a nadie. No son objetos, por más que traten de hacerles creer que sí. Ahora pueden elegir y siempre tendrán derechos —El rubio habló con voz serena tratando de relajar al menor—. ¿Cómo te sientes ahora que estás fuera?

—A veces... T-Tengo miedo de volver, de que vuelvan a tocarme esos hombres... Siento que pueden lastimarme, todos me miran como si quisieran lastimarme. M-Me asusta mucho... No quiero que me toquen. —Dos lágrimas resbalaron por uno de sus ojos, Asgard las contó.

— ¿Te agradan los chicos? ¿Yoongi y sus amigos? —preguntó ladeando la cabeza, de vez en cuando anotando cosas en su libreta.

—S-Sí... Ellos son buenos, no quieren hacernos daño, ellos quieren ayudar... Como tú. Me gusta Kookie, él sonríe bonito, también canta bonito, pero no lo acepta. —El brillo en los ojos de Taehyung al hablar de Jungkook no pasó desapercibido para Asgard.

—De acuerdo. Eso es todo, gracias por hablar conmigo —finalizó el chico con una sonrisa anotando unas cosas más en su libreta—. Ve a buscar a Jiminnie, por favor.

Así lo hizo, obedientemente se levantó del sofá para hacer lo que el mayor le pidió, y Asgard ya había notado la manera en que parecían perros amaestrados, haciendo siempre lo que se les pedía sin replicar, como si no pudiesen decir que no, la forma en que bajaban la cabeza cuando se les hablaba y como a veces parecían responder solo lo que las personas esperaban escuchar.

Había todo un escudo que los reprimía, y sólo Asgard podía notar lo dañados que estaban detrás de toda aquella capa de sonrisas y obediencia robótica.

Un par de minutos después Jimin apareció sentándose en el lugar donde había estado Taehyung minutos antes. Tal y como Asgard lo suponía, Jimin era más difícil, había una barrera que separaba sus pensamientos de sus emociones y respondía casi de inmediato, automáticamente, pero estaba a la defensiva.

— ¿A qué edad entraste al casino, Jimin? —preguntó luego de varias preguntas. El pelimorado le miró, claramente disgustado con el rumbo que había tomado la conversación.

—A los quince —respondió seco.

— ¿Y tus padres?

Jimin desvío la mirada unos segundos, sintiéndose cohibido, tratando de negarse a responder, pero no podía, sabía que debía responder, no tenía opción. —E-Ellos me vendieron... N-no, no me querían.

— ¿Por qué dices que no te querían?

— ¿Acaso no estás oyendo? Ellos me vendieron. Me recordaban cada día que era un desgraciado, que no debía haber nacido. Que estaba enfermo. —Su voz tenía un tono agresivo, su mirada perdida en algún punto vacío de sus pensamientos.

— ¿Enfermo por qué?

—Porque me gustan los hombres.

—La homosexualidad no es una enfermedad, Jimin. —El pelimorado alzó la vista de golpe, creyendo haber oído esas palabras en otra ocasión—. ¿Qué sentías cuando estabas en el casino?

—S-Sentía que era un juego de supervivencia...Que debía hacer lo que dijeran, si quería mantenerme vivo, tenía que aceptar mi... M-Mi castigo por ser un desgraciado. Me daba asco, que me tocaran, todos esos hombres... S-Sucios. Ellos me ensuciaron... Yo me doy más asco... Estoy tan sucio como ellos. —Se estaba consumiendo, su mente lo estaba consumiendo, Asgard podía notarlo, estaba jalándose los cabellos de manera "disimulada".

— ¿Y Yoongi? ¿También está sucio? —La pregunta pareció tener efecto en Jimin, quien enseguida paró.

—Él no. Él es, la única persona que me ha tocado y no he sentido asco, es la única persona que dejaría que me toque por voluntad propia. Él es tan... Puro. —Jimin no vaciló al responder.

Sin embargo, era lo único "bueno" que le había dicho durante aquella conversación.

—Eso es todo, Jimin. Ve a decirle a Tae que se arreglen para ir al aeropuerto. —El pelimorado asintió y se levantó, pero Asgard no se movió de su lugar.

El rubio no podía apartar de su cabeza lo que Jimin había respondido acerca de cómo se sentía al estar fuera de casino.

"Quiero acabarlos. A todos los que alguna vez se atrevieron a tocarme. Quiero verlos rogar como yo cuando les pedía que pararan."

Porque Asgard sabía que no había nada peor que dejarse llevar por la mente, las gruesas cicatrices en sus antebrazos cubiertos por la tela de su sudadera se lo recordaban cada día.

Pero para eso estaba allí, para evitar que cualquier desgracia pudiese ocurrir.

Pero él sabía, que no podías enseñarle a nadie a volar antes de dejarle caer varias veces.

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