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Esta historia está terminada, sin embargo, ahora no pueden ver todos los capítulos ya que se encuentra en edición para su próxima publicación en físico, ACTUALIZO TODOS LOS DÍAS. Para mantenerte al tanto de las novedades sígueme en instagram, estoy como: edencarstairs.
9 años antes.
Un Jimin de catorce años estaba sentado en el duro colchón de su cama con sus rodillas pegadas al pecho y la vista fija en un punto vacío de la habitación. El día de hoy iban a recibir una visita de una de sus tías y por órdenes de su madre no podría salir de la habitación hasta que la mujer se fuera. Y aunque él quisiera verla, pero no podía protestar.
El día era frío gracias al entrante invierno y las gastadas prendas que vestía no le ayudaban de mucho, tenía un gran vacío en el estómago debido a la falta de alimento y se sentía mareado, no podía estar peor.
Con pasos temblorosos se levantó para caminar hasta el pequeño espejo junto a su escritorio, se miró a sí mismo como hace mucho no hacía y sintió pena.
¿Ese era el rostro de un niño de catorce años?
Tenía oscuras ojeras bajo sus ojos, sus mejillas regordetas seguían allí, pero su cuerpo estaba delgado, su cabello negro carecía de brillo al igual que sus ojos y se preguntó cómo sería si tuviese una vida diferente.
Pero Jimin estaba resignado a vivir aquella vida miserable, a estar siempre encerrado como si fuese un animal y a no tener derecho de nada.
Él aún mantenía la pequeña esperanza de que existiera gente buena, aún creía que todo podría mejorar para él algún día, aunque las esperanzas se desvanecieran cada día más.
En un momento escuchó pasos en la escalera y algunos murmullos que lo hicieron alarmarse.
—Está enfermo, Yunah. No querrás verlo. —La voz de su madre se oyó a través del pasillo y supo que estaba hablando de él.
—Es mi sobrino, Hyunah. Por supuesto que quiero verlo. No me importa esa "enfermedad" de la que hablas. —Los tacones de la mujer resonaron esta vez más cerca y seguidamente la puerta se abrió.
Una mujer de mediana edad, de tez blanca, con cierto parecido a su madre y cabello castaño apareció tras la puerta sosteniendo un par de bolsas, su madre le seguía con cautela desde atrás.
—Déjanos solos, por favor —habló la mujer en dirección a su madre y cerró la puerta haciendo que Jimin temblara en su lugar—. Jiminnie cariño, ¿no vas a saludar a tu tía Yunah?
Jimin quien se había quedado de pie en silencio se sonrojo tímidamente y se acercó a la mujer quién le envolvió en un abrazo que correspondió suavemente. Yunah olía a perfume y ropa limpia, sin duda no encajaba en aquel lugar.
Cuando se separaron la mujer acarició la mejilla del menor plantando un beso en su frente. Jimin no tenía mucho contacto con su tía, sin embargo, le agradaba, aunque no entendía como podía ser tan distinta a su madre.
La mujer se sentó en su cama con total confianza y Jimin se sorprendió un poco, era quizá la primera vez que alguien no lo miraba con asco y eso lo hacía sentir abrumado.
—Ven, siéntate conmigo, te traje regalos. —La mujer palmeó el lugar a su lado en la cama y Jimin se sentó observando las bolsas en sus manos con ojos brillantes.
La mujer sacó un par de gruesas sudaderas de una bolsa y pantalones de otra mostrándole cada una de las cosas a Jimin quien le miraba con una pequeña sonrisa. Él sabía que su tía trabajaba en el extranjero y solo venía muy de vez en cuando, sin embargo, nunca perdía la oportunidad de darle regalos como aquellos.
—Feliz cumpleaños, Jiminnie —murmuró la mujer al terminar de mostrarle las cosas al pelinegro y luego volvió a abrazarlo.
Jimin sintió una extraña calidez en su pecho, era probablemente la primera vez que alguien recordaba su cumpleaños y eso se sentía demasiado bonito.
—Y Jimin. La homosexualidad no es una enfermedad, no dejes que nadie te haga pensar lo contrario. —Y luego de besar su frente y prometerle volver pronto, se marchó.
Jimin apretó una de las sudaderas en sus manos cuando la puerta se cerró y lágrimas resbalaron por sus mejillas acompañadas de un pequeño sollozo.
Sí, Jimin aún mantenía la esperanza de que existiera gente buena.
||No, tú no me juzgas. Porque si lo hicieras cariño, te juzgaría también. Porque tengo problemas, pero tú los tienes también, así que dámelos todos y yo te daré los míos. Disfruta en la gloria, de todos nuestros problemas, porque tenemos el amor que se necesita para resolverlos; sí, tengo problemas. Y uno de ellos es lo mucho que te necesito.
Issues - Julia Michaels.||
Actualidad.
—Dobro pozhalovat', rebyata! [¡Bienvenidos chicos!] —Casi gritó Asgard apenas entraron al apartamento. El chico rubio dejó las maletas en el suelo y Jimin y Taehyung quedaron pasmados en la entrada.
La pared de enfrente no era exactamente de concreto, en su lugar grandes ventanales cubrían el lugar de esta, dejando una asombrosa vista de la ciudad. El salón era demasiado grande, era un espacio abierto, no había paredes que dividieran, la cocina estaba a un lado del salón y solo había encimeras que dividían el lugar, una isla y una barra, todo con una decoración moderna. En medio había unas escaleras flotantes en forma de caracol bastantes amplias y Jimin y Taehyung solo pudieron imaginar que la parte de arriba sería aún más bonita. En el salón había sofás y muebles de estilo minimalista frente a una gran televisión, una de las paredes estaba decorada con un estuco veneciano y el suelo era de mármol blanco.
— ¿Qué dijo? —preguntó Taehyung en referencia a lo que Asgard había dicho apenas entraron.
—No lo sé, no le entiendo. —Jimin se encogió de hombros y Asgard rio.
—Dije "bienvenidos" en ruso —aclaró el rubio caminando en dirección a las escaleras—. No se preocupen con el tiempo aprenderán el idioma.
El chico caminó por el salón y señaló un par de puertas junto a la cocina. —Allí hay un baño y el cuarto de lavandería.
Los menores le siguieron por las escaleras hasta el piso superior que era también un espacio amplio con varias puertas a los costados del ancho pasillo.
—Aquí hay cuatro habitaciones, dos ya fueron decoradas especialmente para ustedes, y las últimas dos puertas son una sala de cine y una sala de juegos con mini-bar. ¿Ven aquella escalera? —preguntó el rubio señalando unas escaleras al final del pasillo. Los chicos asintieron con expresión estupefacta—. Llevan a la terraza, allí está la piscina. ¿Increíble, no?
El mayor tenía una sonrisa en la cara, Taehyung y Jimin no podían creer como era que todo eso estaba en el mismo lugar. El apartamento ocupaba todo el piso de la última planta del edificio lo que significaba que había espacio para eso y más.
— ¿C-Cómo... es posible? —trató de hablar Jimin sin encontrar las palabras.
—El que tiene dinero hace lo que le da la gana, mis niños —bromeó Asgard retomando el camino a una de las puertas que suponían era una habitación—. Y mis queridos amigos payasitos son ridículamente ricos.
— ¿Payasitos? —preguntó Taehyung con el ceño fruncido levemente confundido.
—Ah, Clown y los de la pandilla. ¿Quiénes más? —El rubio habló como si fuese obvio sacándole una risa a los dos menores.
Entraron a una de las habitaciones y sus ojos se abrieron con sorpresa, al igual que el Salón había grandes ventanales, había una cama king junto a la pared y un gran armario de pared, un escritorio y una puerta a un lado del armario, una mullida alfombra y distintas decoraciones esparcidas por la habitación, todo en tonos blancos y turquesa.
—Está es la de Taehyung —informó Asgard—. Las dos habitaciones son iguales, tanto la de Jimin como la de Taehyung, ambas tienen un baño privado, la única diferencia es la decoración, pero de resto es lo mismo, la de Jimin es la puerta que está en frente.
Asgard señaló al otro lado del pasillo y Jimin caminó con timidez hasta allí abriendo la puerta con cuidado asomando la cabeza poco a poco, confirmando que era igual a la de Taehyung, solo que está en vez de turquesa, era de color durazno suave y la cama estaba llena de cojines con distintas formas y tamaños.
Jimin sonrió y se giró para ver a Asgard y Taehyung. — ¿Enserio vamos a vivir aquí?
Taehyung también miró al rubio en espera de una respuesta y este sonrió. —Por supuesto chicos, esta será su casa.
—Muchas gracias —susurraron los menores al mismo tiempo.
Asgard sonrió incluso cuando vio las lágrimas resbalar por los rostros de los chicos, atrayéndolos a ambos para un abrazo.
—No me agradezcan a mí, agradezcan a los chicos. Y se lo merecen, esto y más, es una recompensa por todo lo que han tenido que pasar, es hora de que empiecen a llegar las cosas buenas, aprovéchenlo. —Los chicos correspondieron el abrazo tímidamente, conmovidos por las palabras del mayor.
Jimin se preguntó si de verdad podía llamar a aquel palacio su hogar, si era posible que aquello les perteneciera.
¿Así funcionaban las cosas en la vida real?
¿La gente podía regalarte una casa?
¿Tendrían que pagar más adelante por ello?
—Bien. Ya debo irme, mi apartamento está en este mismo edificio, claro que no es tan lujoso como este —Asgard habló y se alejó un poco hasta los sofás que estaban en el pequeño espacio junto a las escaleras y tomó dos bolsas que antes no habían notado que estaban allí y le pasó una a cada uno—. Allí están sus teléfonos celulares, mañana les enseñare a usarlos, aquí están sus pasaportes y documentos de identificación, cuídenlos muy bien.
Los chicos asintieron obedientemente y siguieron a Asgard escaleras abajo para acompañarlo hasta la puerta.
—Si necesitan hablar conmigo o algo sucede, cualquier cosa, presionen este botón y luego de que escuchen un pitido, hablan —habló el chico señalando el panel con botones junto a la puerta, señalando cuál debían presionar y todo eso.
Después de una rápida explicación Asgard abrió la puerta dispuesto a marcharse. —Buenas noches, hay galletas, dulces y esas cosas por si tienen hambre en la cocina, revisen lo que quieran, están en su casa.
Dicho esto, la puerta se cerró y Taehyung y Jimin compartieron una mirada.
— ¿Y ahora qué? —preguntó Taehyung con el ceño fruncido sosteniendo aún la bolsa en sus manos.
Jimin suspiró y se acercó dándole un rápido beso en los labios al peliverde antes de envolverle en un abrazo suave que el contrario correspondió al instante.
—Somos libres... —murmuró Jimin aún si separarse sintiendo la calidez que sus propias palabras provocaron. Y en ese momento pudo sentir como hasta respirar se sentía diferente, como si sus pulmones ya no estuviesen llenos de plomo.
—Lo somos... —respondió Taehyung con un suspiro.
—Les debemos todo a los chicos. —Se separaron del abrazo para mirarse. Taehyung asintió en acuerdo.
—Algún día se los recompensaremos —El menor sonrió—. Le daré muchos besitos a Kookie cuando lo vea.
Jimin soltó una risita y acarició el cabello de su amigo. —Y yo a Yoongi.
Subieron de nuevo hasta las habitaciones y entraron juntos a la de Jimin, decidieron que se ducharían y luego se acostarían a dormir.
La ropa que habían comprado esa tarde ya estaba en los armarios como por arte de magia junto a otras cosas más que de seguro habían comprado los chicos. Los baños estaban repletos de geles, bombas de olor, y un montón de cosas para la bañera y de aseo personal, incluso había lociones para el cuerpo, la cara y el cabello.
Esa noche durmieron juntos luego de que Jimin ayudara a Taehyung a limpiar su herida y se taparon bien con las gruesas mantas, pues a pesar de la calefacción en toda la casa podía sentirse un poco del frío gélido que había en Rusia.
Jimin se había dormido con la preocupación de no saber de Yoongi en su cabeza y hubiese querido llamarle y preguntarle si estaba bien, pero no sabía cómo así que se prometió que lo haría al día siguiente.
Allí bajo las sábanas, con el cuerpo tibio de Taehyung a su lado se preguntó qué sería de su vida si no hubiese conocido a Yoongi, aquel chico que despreció tanto durante un tiempo era el mismo que lo había sacado del infierno en el que había estado viviendo.
Allí entendió, que Yoongi merecía que lo entendiera, no iba a apartarlo más, iba a aprender a quererlo e iba a aceptar cada uno de sus demonios, tal y como él había hecho.
Porque Min Yoongi, aún sin darse cuenta le había devuelto las ganas de vivir a Jimin.
Y el hecho de haber rechazado su petición de haberlo matado en aquella ocasión, había sido lo mejor que había hecho en su vida.
Porque Jimin encontró en aquella persona en la que buscaba la muerte, una esperanza de vida.
Sí, aún quedaban personas buenas.
Aunque no de la forma que imaginaba.
La mañana siguiente probablemente despertaron muy tarde y el clima era aún más frío que el día anterior, así que se colocaron unas gruesas sudaderas y con el estómago rugiendo bajaron en busca de algo para desayunar.
Taehyung preparó un café con ayuda del manual de la cafetera, y creyeron que estaba funcionando cuando el humo comenzó a salir por donde debía salir y olía bien.
En el momento en que Asgard entró al lugar sin molestarse por tocar la puerta, Jimin estaba sentado sobre la encimera comiendo un paquete de galletas y Taehyung comía directo de una caja de cereales mientras ambos mantenían su vista fija en la cafetera atentos a que no explotara en cualquier momento.
— ¡Buenos días! —saludó Asgard tan alegre como siempre mientras se acercaba a ellos—. Veo que aprendieron a usar la cafetera.
Ambos chicos asistieron entusiasmados y cuando un sonido extraño salió de la máquina Taehyung supo que el café estaba listo por lo que se levantó en busca de unas tazas para servir el líquido caliente, luego le ofreció una a Jimin y otra a Asgard.
—Vaya, tienes un talento nato para preparar café —halagó el mayor luego de darle un sorbo a su taza.
Luego de que comieron unos cuantos paquetes más de galletas y Taehyung se comió casi toda la caja de cereales decidieron que estaban satisfechos y Asgard les ordenó ir por sus teléfonos celulares para comenzar a explicarles cómo usarlos.
Los chicos corrieron emocionados a hacer lo que se les dijo y así se les fue la mañana y parte de la tarde aprendiendo a usar los aparatos.
Asgard les ayudó a crear sus cuentas, a instalar aplicaciones y les explicó todo lo que podían hacer, desde cómo hacer llamadas, como enviar fotos, como agendar un número y otro montón de cosas.
Los chicos aprendieron rápido, la verdad no era tan difícil cómo parecía, pasaron la tarde riéndose de cosas que veían en las redes sociales y sacándose fotos con Asgard mientras realizaban muecas graciosas.
— ¿Quieren hacer una vídeo llamada con los chicos? —preguntó Asgard sacando su propio celular.
— ¡Si! —Enseguida los chicos asintieron emocionados y se sentaron en el sofá uno a cada lado del rubio.
Enseguida el chico buscó el contacto de Yoongi en su teléfono y comenzó a llamarlo, estirando su brazo un poco para que pudiesen verse los tres en el plano de la cámara.
—Eh, grandote. ¿Cómo está yendo todo? —habló Yoongi apenas contestó la llamada y sonrió en cuanto vio a Jimin y Taehyung. —Hey chicos, vengan acá. Asgard está llamando y está con Jimin y Taehyung.
Yoongi habló a mirando a un punto que la cámara no enfocaba y casi de inmediato aparecieron Namjoon, Hoseok y Jungkook detrás de él.
— ¡Hola chicos! —Hoseok fue el primero en saludar con su brillante sonrisa—. ¿Cómo está todo? ¿Cómo va tu herida, Tae?
—Está bien, no duele demasiado solo es un poco molesto tenerla allí. —respondió Taehyung con una sonrisa acercándose para ver mejor.
— ¿Les gusta Rusia? —preguntó esta vez Jungkook y los menores se miraron sonrientes.
— ¡Hace mucho frío! —Se quejó Jimin—. Pero es muy hermoso todo aquí.
— ¿Les gustó el apartamento? —preguntó Yoongi mirando a Jimin quién sintió su corazón acelerarse al escuchar la voz del pelinegro.
—S-Si... Es, cómo un palacio. Gracias —habló el pelimorado con las mejillas rojas.
—Demasiado, es hermoso. Gracias —dijo ahora Taehyung.
Asgard se mantenía en silencio sólo sonriendo de vez en cuando y sosteniendo el celular cómo si fuese un trípode humano.
— ¿Y qué tal se llevan con Asgard? —habló Namjoon por primera vez—. Ya mañana podremos vernos.
Los chicos sonrieron emocionados y se contuvieron de gritar como dos niños. Jimin se relamió los labios antes de hablar. —Asgard es muy genial.
—Sí, es muy gracioso, siempre hace bromas —dijo Taehyung ganándose una mirada del rubio quién le sacó la lengua haciéndolo reír.
—Esperamos que lleguen pronto —soltó Jimin sin apartar su mirada de Yoongi—. Ya sabemos usar nuestros teléfonos así que vamos a escribirles.
—Perfecto, entonces hablamos luego, debemos seguir arreglando las cosas para el viaje —Se despidió Yoongi y los demás se despidieron con la mano—. Nos vemos mañana. A dios Asgard, cuídalos bien. Ili ya tebya ub'yu. [O te mato.]
— ¡Ya! Vy agressivny! [¡Eres un agresivo!] —Asgard rio y colgó la llamada para mirar a los chicos quienes estaban confundidos por lo último que habían dicho.
Luego de un rato de charlas sin sentido Asgard les había propuesto salir a almorzar y los chicos aceptaron, enseguida corrieron hasta sus habitaciones buscando que ponerse y en menos de quince minutos ya estaban listos.
Se pusieron en camino y Asgard les dio una copia de las llaves del departamento a cada uno. Al final decidieron que irían caminando ya que estaban bastante cerca del centro.
Hacía mucho frío y había bastante gente en la calle, Jimin y Taehyung se sentían incómodos por toda la gente alrededor de ellos, pero Asgard sabía que se acostumbrarían con el tiempo al contacto con el mundo exterior.
Jimin miraba a todos lados con cautela, tratando de no separarse demasiado del rubio, habían estado caminando por un par de minutos y habían cruzado ya un par de calles a medida que el sol comenzaba a esconderse.
En un momento, unos cachorros detrás de una vitrina robaron su atención, se acercó posando su mano sobre el vidrio llamando la atención del animalito quien dio vueltas moviendo a cola mientras lo veía, el cristal se sintió frío aún a través de la tela de los guantes y no fue hasta después de unos minutos que cayó en cuenta de que no había ido sólo.
— ¿Asgard? ¿Tae? —Llamó en voz alta mirando en todas las direcciones.
Jimin cometió el primer error al moverse de donde estaba, cubriéndose hasta la nariz con la bufanda al sentir que de repente había comenzado a hacer más frío.
Comenzó a alterarse, sabía que debía calmarse si no quería tener un ataque de pánico en medio de la calle y de repente paró en una esquina, observando toda la gente pasar haciéndolo sentir asfixiado.
En otro lado Asgard se encontraba junto a Taehyung casi entrando en pánico también.
—Mierda, Yoongi va a matarme —habló el rubio exasperado llevándose las manos a la cabeza mirando hacia todos lados.
— ¿Y ahora qué haremos? —preguntó Taehyung con voz ahogada, estaba temblando debido a la preocupación.
El rubio sacó su celular y buscó en los contactos. —Maldición, cómo es posible que no haya agendado el número de Jimin. ¿Tae, tienes el número de Jimin?
El peliverde negó, pero aun así sacó su celular pasándoselo al mayor y mirando a su alrededor con ansiedad, más no había señales del pelimorado por ningún lado.
Jimin estaba recostado en una pared, tratando de calmarse y no comenzar a hiperventilar, algunas personas lo miraban con preocupación, pero ninguna se atrevía a acercarse, sentía que se tiraría a llorar en cualquier momento.
Estaba en un país desconocido.
No estaba acostumbrado tratar con nadie, y encima, no hablaba el idioma.
Apoyó sus manos sobre sus rodillas y agachó la cabeza sintiendo las náuseas asaltarle, sacó su celular y lo miró un rato, debido al pánico había olvidado hasta como se encendía y se maldijo a sí mismo.
Un mano en su hombro lo sacó de sus pensamientos y le hizo alzar la cabeza, una mujer rubia de ojos azules le habló con voz suave, pero no entendió ni una palabra.
—N-No... No hablo ruso —respondió y la chica le miró con la cabeza ladeada, procesando lo que había dicho.
—Ah, ¿no ruso? —repitió dudosa con un inglés improvisado y Jimin negó con la cabeza entendiendo lo que trató de decir.
La chica miró a los lados como si tratase de encontrar algo o a alguien y luego la escuchó llamar a un chico de cabellos negros que salía de una tienda cercana. El chico se acercó y pareció saludarla, intercambiaron unas cuantas palabras, luego le señaló mientras decía algo haciendo que el chico lo mirara por primera vez.
— ¿Hablas inglés? —preguntó el chico pelinegro y Jimin asintió—. ¿Estás perdido?
—E-Eh, si yo... Acabo de mudarme y salí a comer con unos amigos, pero... Los perdí —explicó Jimin tratando de contener las ganas de agachar la cabeza y marcharse de allí.
— ¿Sabes sus números? ¿O recuerdas su dirección? —preguntó el chico y Jimin tragó grueso negando con la cabeza.
—Sus números deben estar aquí, pero... No recuerdo cómo usarlo —respondió el pelimorado avergonzado y le ofreció su celular al desconocido.
El chico lo miró extrañado, pero aun así tomó el celular dudoso. — ¿Cómo se llama tú amigo?
—Asgard y Taehyung —respondió Jimin.
El chico desbloqueó el celular y buscó los contactos marcando a Asgard que fue el primero que encontró, dos pitidos después el chico respondió y hablaron en ruso, escuchó un suspiro aliviado al otro lado de la línea y observó como el pelinegro hacía una pausa, mirando a los lados antes de responder.
Segundos después colgó y volvió a pasarle el celular a Jimin.
—Ya vienen para acá —habló el chico con una pequeña sonrisa.
-Dios, muchas gracias —respondió el pelimorado soltando un suspiro de alivio—. Me has salvado.
El chico rio y la rubia a su lado habló después de todo ese rato.
— ¿Nombre? —preguntó en dirección al menor y este sonrió tímido.
—Jimin. ¿Y ustedes?
—Yo soy Iván y ella es Rebeca —respondió el chico por los dos y Jimin asintió.
—Mucho gusto.
— ¿De dónde vienes? —El pelinegro ladeó la cabeza con curiosidad, Jimin dudó un momento antes de responder.
—De... Las vegas —respondió dudoso.
—Ah, Estados Unidos. —Jimin asintió en acuerdo, aunque no estaba cien por ciento seguro.
Segundos después sintió como alguien se le tiraba encima abrazándolo y vio la cabellera verde turquesa de Taehyung, enseguida le devolvió el abrazo.
—Mierda Jimin, casi me matas del susto, ya había llamado a Yoongi, estaba a punto de tomar un avión y venir —habló el rubio abrazándolo con fuerza casi asfixiándolo.
—E-Estoy bien. Gracias a este chico —respondió Jimin señalando al pelinegro.
Intercambiaron unas cuántas palabras en ruso con el chico y le dio la mano, al igual que a la chica.
—Denme las manos, no me arriesgaré a perder a ninguno otra vez. —El mayor extendió sus manos para que cada uno tomara una y así lo hicieron.
Luego de despedirse y agradecer una vez más comenzaron a caminar nuevamente hasta el restaurante. Jimin estaba orgulloso de sí mismo, lo había controlado mejor de lo que esperaba y una vez que estuvieron en el restaurante pudieron respirar en paz.
El teléfono de Asgard sonó y este se alteró al instante pasándole el celular a Jimin casi tirándoselo encima.
—Toma, toma. Es Yoongi, habla con él y convéncelo de que no me mate. —El rubio contestó y obligó al pelimorado a tomar el teléfono.
— ¿Hola? —La voz del chico fue dudosa sintiéndose nervioso al instante.
— ¿Jimin? Mierda, Jiminnie. ¿Estás bien? —La voz de Yoongi sonó preocupada del otro lado de la línea y el pelimorado sonrió de solo escucharle.
—Estoy.... Bien, unos chicos me ayudaron a llamar a Asgard —contó Jimin fijando su vista en la mesa, sintiéndose intimidado como si el mayor pudiese verlo.
—Ese Asgard, voy a matarlo. Lo primero que le digo que no haga es lo primero que hace. —Un suspiro exasperado se oyó por parte del pelinegro.
— ¡Fue mi culpa! ¡Yo me distraje y me separé de ellos! —Se apresuró en responder el menor.
—Aun así, es su responsabilidad cuidarlos —habló sin emoción aparente en la voz y Jimin se preocupó.
—No lo mates... Él ha sido muy bueno con nosotros... —Jimin hizo un puchero mientras hablaba, su voz siendo más dulce de lo normal.
El corazón de Jimin palpitó ante los segundos de silencio del pelinegro y apretó con más fuerza el celular en su mano, sabía que Yoongi era una persona muy mala, y no podía evitar temer de vez en cuando, no por él, sino por los demás.
—Está bien... Me alegra que estés bien —suspiró resignado luego de unos segundos—. Ten mucho cuidado Jimin. Nos veremos mañana.
—A-Adiós... Hasta mañana. —El pelimorado tragó, relamiendo sus labios antes de tomar el valor para volver a hablar—. G-Gracias, Yoongi... Por salvarnos.
—Te quiero, Jiminnie.
Y colgó.
Jimin se quedó estático en su lugar procesando las palabras en su cabeza, pensando que quizá lo había imaginado. Tenía miedo.
Se asustaba. Cada vez que aquella sensación cálida se instalaba en su pecho, cada vez que estaba cerca de Yoongi o cuando hablaba con él.
Tenía miedo de no saber que era aquello.
Pero le asustaba aún más que se sintiera tan bien.
¿En qué momento se había vuelto tan débil?
Nunca pensó que alguien más cuidaría de él, él que siempre había cuidado de sí mismo y estaba bien con eso, había aprendido a ser fuerte, a ser agresivo cuando lo necesitaba y a mantener silencio cuando hablar le podría traer problemas.
Había sobrevivido por años en aquel casino siendo sólo él.
Entonces... ¿Por qué ahora sentía que estaría perdido sin Yoongi?
Cuando vio por sí mismo toda su vida sin necesitar a nadie, y ahora necesitaba de aquel chico de cabellos negros y sonrisa reconfortante como al mismo oxígeno.
A veces no sabía si Yoongi era la libertad o una jaula más.
Pero sin duda prefería vivir encerrado en Yoongi toda la vida.
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