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Esta historia está terminada, sin embargo, ahora no pueden ver todos los capítulos ya que se encuentra en edición para su próxima publicación en físico, ACTUALIZO TODOS LOS DÍAS. Para mantenerte al tanto de las novedades sígueme en instagram, estoy como: edencarstairs.
"¿Por qué tuviste que venderme a esos hombres mayores? Me lastimaron en lugares que ni siquiera conocía... Es normal para mí, pero, ¿cómo mis amigos entenderán?...
...Él intenta ver las cosas de una manera positiva, él ve una luz al final del túnel... Él está intentando, intentando, intentando escapar."
7 años atrás.
Jimin. (15 años casi 16)
La temperatura no parecía tener intenciones de apiadarse de él, su cuerpo tiritaba y se abrazaba a sí mismo mirando con miedo más allá de los barrotes de la jaula; su delgado y frágil cuerpo cubierto de moretones, tan doloroso que le costaba moverse.
Sus ojos pesaban de tanto que había llorado, estaba agotado, física y emocionalmente, estaba arrastrándose, cargando con el peso de ya no poder más.
Cuando observó aquel hombre acercarse tembló de miedo y deseó salir corriendo de ser posible.
—Ah, Jiminnie... Es increíble lo que has crecido en un año, pero tú actitud no parece mejorar... Aun así, tengo esperanzas de que te adaptes... Por tu bien. —El tono amenazante en la voz del hombre no pasó desapercibido lo que solo hizo que se encogiera más.
—N-No quiero estar a-aquí... —Era increíble que aún tuviera fuerzas para replicar. La sonrisa del contrario se hizo más grande.
—Oh, lo lamento mucho, pero lo que tú quieras no es de importancia, ahora eres de mi propiedad, y en una semana, serás oficialmente un miembro del casino trébol —Jimin no dijo nada y solo mordió su labio—. Me gustaría presentarte a alguien...
Apenas dijo eso entró a la habitación un chico moreno y fornido, probablemente unos tres o cuatro años mayor que él, su rostro era serio e inexpresivo y su postura imponente le ponía los pelos de punta.
—Este es mi hijo Jongin, mi futuro heredero. Así que deberías irte familiarizándote con él. —Jimin se tensó ante aquella confesión, no sabía quién le daba más miedo, si el padre, o el hijo, probablemente ambos por igual.
Dos hombres más entraron al lugar y se dirigieron a la jaula para abrirla, luego tiraron de él para obligarlo a salir y ponerse de pie. Jimin estaba confundido, no sabía a dónde iban a llevarlo ahora y eso solo lograba asustarlo más.
Sin decir nada lo arrastraron a una de las habitaciones del sótano y comenzó a alarmarse más de la cuenta, pero logró contenerse. Aún no se acostumbraba a que lo mantuvieran completamente desnudo la mayoría del tiempo, pero ahora era menos incómodo que antes. El señor Kim siempre decía que era necesario para que "perdiera el pudor", pero él aún no creía que pudiera acostumbrarse a aquella vida.
Al llegar a una de las tantas habitaciones Jimin se sorprendió al sólo ver a un hombre sentado frente a otra silla junto a unas cuantas herramientas, una maquinilla y agujas, el mismo llevaba unos guantes negros junto a un cubre bocas.
Lo hicieron acomodarse sobre el asiento e hizo todo lo que se le indicó sin replicar, siempre bajo la atenta mirada de los otros dos hombres. El hombre con los guantes limpió una zona de su cuello y encendió la pequeña máquina, al instante esta emitió un leve zumbido y Jimin pareció entender en aquel momento.
"Quédate quieto" , fue todo lo que murmuró el hombre antes de comenzar a rozar el aparato en una zona específica en su cuello, la sensación era incómoda y le provocaba un ligero ardor, pero podía soportarlo.
Al cabo de pocos minutos, el hombre se apartó y limpió la zona, Kim se acercó y tomó un pequeño espejo pasándoselo para que pudiese ver, con sus manos temblorosas lo tomó y observó el pequeño trébol que ahora marcaba su cuello.
— ¿Sabes lo que significa eso, Jimin? Me perteneces. Tienes la marca de mi casino. Perteneces aquí.
Sin poder contenerlo, sus ojos se llenaron de lágrimas, lo habían marcado, tal como a un juguete, ganado para el matadero, no era nada, un simple objeto que podía ser marcado como propiedad de otro, ni siquiera se pertenecía a sí mismo.
No dejó escapar ni una lágrima, mordió su labio cuando los hombres comenzaron a salir y solo quedó Jongin junto a él. Pudo imaginar lo que venía, pero quería estar equivocado.
—Eres muy bonito. Tu cuerpo es fantástico... Estoy seguro de que serás mi favorito. —La voz gruesa del chico le erizo la piel, su mano le acarició la mejilla con suavidad y su tacto frío lo hizo estremecerse.
Besó el tatuaje en su cuello con cuidado y acarició el cabello del menor, comenzando a pasear sus manos por todo su pequeño cuerpo.
Jimin cerró los ojos con fuerza sabiendo lo que se venía.
Esa fue la primera vez que Jongin abusó de Jimin.
Yoongi. (17 años)
— ¿Qué lugar es este? —La voz del pelinegro sonó tan seria cómo siempre y su padre sonrió con cierta gracia ante lo maduro que lucía su hijo.
—Un casino, Yoongi. Estamos en las vegas. —Yoongi rodó los ojos, no era idiota, lo que no entendía era por qué.
—Sí hijo, lo que estás pensando es correcto. Este no es un casino común y corriente. Es un prostíbulo, famoso por los chicos jóvenes. —El rostro de su progenitor se mantenía serio y Yoongi pudo deducir que al hombre le desagradaba el lugar tanto como a él.
— ¿Qué estamos haciendo aquí? —preguntó examinando el lugar a medida que avanzaba junto a su padre.
—El dueño nos debe dinero. He tenido que venir a cobrarle. —El menor asintió en señal de entendimiento y prosiguieron su camino hasta parar frente a una puerta grande de madera.
— ¿Min Jiho? —preguntó el hombre de la puerta y el mayor asintió firmemente para luego entrar al lugar junto a su hijo.
Yoongi observó la gran oficina, de colores oscuros y con escasa iluminación al igual que todo el lugar, el humo inundaba la habitación debido al puro que el hombre detrás del escritorio se encontraba fumando.
—He venido por mi dinero, Kim. —El mayor se sentó con libertad en la silla frente al escritorio y Yoongi permaneció de pie examinando el lugar.
—No tengo tú dinero, Min. —Había un deje de temor en la voz del contrario, pero solo el menor pudo notarlo.
—Es una lástima... Ya he esperado demasiado. —Jiho hizo una seña a su hijo y este en seguida sacó un arma de la cinturilla de su pantalón y apuntó al hombre sin temblar.
—Y-Yo... ¡Voy a conseguirlo! ¡S-Solo necesito un par de semanas! S-Somos amigos, Jiho... —El hombre había comenzado a temblar y se encontraba temblando, él sabía que los Min no jugaban.
—El dinero no tiene amigos, Kim. —El mayor se rascó el mentón pensativo—. Tienes una semana. Si no, acabaré no solo contigo, sino también con este lugar.
Yoongi bajó el arma y sin decir ni una palabra se giró para caminar hasta la puerta junto a su padre.
— ¿Dónde está la salida trasera? Mi auto está por allí —habló Jiho en dirección a uno de los guardaespaldas de Kim quién asintió comenzando a guiarlos en dirección al lugar.
Bajaron a una especie de sótano con distintas puertas, Yoongi se mantenía alerta y su padre también, se podían escuchar sollozos y gritos ahogados que hacían que el menor no pudiese evitar contraer su rostro en una mueca de repulsión al imaginar lo que podría estar pasando.
De repente, su atención se vio captada por un chico que era arrastrado por dos hombres, totalmente desnudo y con el cuerpo lleno de rasguños y moretones, sintió asco por las personas en aquel lugar. ¿Cómo eran capaces de hacerle aquello a esos pobres chicos?
EL rostro del chico se alzó y Yoongi no pudo evitar ver sus ojos brillosos a causa del llanto, su mirada asustada que rogaba por ayuda. El pelinegro no se dio cuenta de que había parado hasta que su padre lo tomó el brazo con cuidado.
— ¡Camina rápido, Jimin! —Un golpe fue atestado a un costado del chico y Yoongi hubiese hecho algo si su padre no lo hubiese impendido.
—Vamos, Yoon, este no es nuestro asunto. —Y se dejó arrastrar, aunque no podía apartar la imagen de aquel chico que parecía haberse grabado a fuego en su mente.
— ¿Por qué les hacen esto? ¿Acaso no se supone que están aquí por voluntad propia? —Yoongi no pudo evitar que el enojo se mezclara en su voz.
—Todo aquí en las Vegas está podrido, este lugar es totalmente un infierno. —Llegaron a la puerta trasera y salieron al exterior caminando hasta su auto.
—Papá... Si somos malos, ¿no podemos hacer cosas buenas? —preguntó el menor parando para mirar a su progenitor.
—No solo los superhéroes pueden salvar al mundo, Yoon... Si quieres hacer algo bueno, hazlo, puedes ser un buen villano.
Y dicho aquello Yoongi se decidió.
Actualidad.
Jimin miraba a un punto vacío en la habitación, había pasado un día entero desde la última vez que había visto a Taehyung y se sentía preso, se dedicaba a ver el reloj mover sus manecillas y a ordenar la ropa dentro del armario.
Estaba poniendo todo de sí para no dejarse consumir por sus pensamientos, pero era difícil distraer su mente cuando no tenía nada que hacer, incluso había estado cantando las pocas canciones que se sabía de memoria, y había doblado y desdoblado las sábanas de la cama ya varias veces.
De seguro parecía un loco.
Pero debía hacer todo lo posible para callar las voces en su cabeza.
Lo que parecieron horas después, la puerta se abrió y Jimin casi gritó "Aleluya", recibiendo el abrazo de Taehyung mientras le dedicaba una pequeña sonrisa.
— ¿Qué tal todo en el casino? —No pudo evitar preguntar, aún se le hacía extraño estar allí haciendo nada y no allá arriba.
—Pesado. Ya sabes que los últimos días son los más fuertes, algunas de las chicas se han desmayado e incluso los chicos, yo por suerte siempre logro escaparme entre turnos para tener pequeños descansos —explicó Taehyung mientras Jimin asentía cuando era necesario.
— ¿Y Jongin? —preguntó más por costumbre que por otra cosa.
—Él luce bastante alterado, quizá sea por que los hombres de las máscaras no han aparecido desde antier. —Jimin frunció el ceño extrañado y Taehyung se encogió de hombros.
— ¿No debería estar más tranquilo? —Taehyung lo pensó y luego suspiró.
—Jongin dice que prefiere tenerlos vigilados de cerca, si no están aquí, no puede saber que están haciendo. —Jimin asintió en acuerdo y se sentó en la cama seguido de Taehyung.
—Aunque... He visto unos tipos que no había visto antes en los pasillos de las habitaciones de los chicos. —Taehyung tocó su labio inferior mientras hablaba, Jimin ladeó la cabeza.
— ¿Cómo? ¿Desconocidos? —Jimin luchaba por entender pero en su cabeza todo era demasiado confuso.
—Es extraño porque, ¿cómo Jongin no se ha dado cuenta de que están aquí? —Jimin se preguntaba lo mismo más no dijo nada y solo se dedicó a analizarlo todo en silencio.
¿Entonces Yoongi en realidad está planeando sacarme de aquí?
Hoseok, Yoongi, Jungkook y Namjoon se encontraban en el salón de la mansión, el mayor mantenía su celular pegado a su oreja esperando a que contestaran del otro lado y apenas lo hizo puso el altavoz para que los demás pudiesen escuchar.
— ¿Y entonces? —preguntó Clown.
—No hemos visto señales del chico por ningún lado en este piso —respondió el informante al otro lado de la línea. Yoongi suspiró.
— ¿Nadie sospecha nada aún?
—Al parecer no, sólo el chico ese de cabello azul, su amigo. —Yoongi miró a Jungkook y este asintió.
—No hay problema, él está de nuestro lado. —Yoongi miró a Hoseok y le pasó el celular para que hablara.
—Deben examinar el perímetro para saber dónde vamos a poner las cámaras, y asegúrense de conocer cada rincón del lugar. Tienen hasta mañana —explicó Hoseok.
—De acuerdo.
— ¿Ya saben cuántos chicos y chicas hay en el lugar? —preguntó de nuevo Yoongi.
—Por el momento, contamos 113 en total.
—De acuerdo, recuerden mantenerse alertas —finalizó Yoongi para luego cortar la llamada.
—Es tú turno, Jeon —habló el mayor mirando al mencionado y este asintió colocándose de pie para luego tomar las llaves del auto y salir de la mansión.
Jungkook condujo por las calles de la ciudad de las vegas hasta el conocido casino y no se sorprendió al ver el estacionamiento abarrotado, después de todo ya pasaban de las diez de la noche.
El pelinegro estacionó, tomando la metralleta debajo de su asiento y acomodando su máscara y su traje para luego bajar del auto y comenzar a caminar hasta la entrada del conocido lugar.
Saludó al hombre de seguridad ya conocido para él con un asentimiento y avanzó con pasos seguros por el interior del lugar hasta la puerta de aquella conocida oficina, sin pensarlo los hombres que cuidaban la puerta lo dejaron pasar y enseguida pudo ver como Jongin se tensaba al captarlo en su campo de visión.
Se sentó en la silla frente al escritorio y lanzó el arma sobre la superficie, seguidamente también subió sus pies sobre la misma para luego quitarse la máscara y observar con seriedad al hombre frente a él.
—Rabbit —saludó el moreno con un gesto de cabeza.
—Qué agradable verte de nuevo, Jongin... —Jungkook entrelazó los dedos sobre su regazo manteniendo su postura relajada pero intimidante al mismo tiempo.
—Ya les dije que no puedo decirles donde está el chico —habló Jongin ya acostumbrado a la habitual pregunta.
—No vengo por Jimin. —El moreno ladeó la cabeza confundido.
— ¿Y entonces? —Jungkook relamió sus labios antes de responder.
—Necesito a K hasta mañana al mediodía. —El contrario se mostró confundido y alzó las cejas en señal de sorpresa.
—Sabes que no hay problemas, las habitaciones...
—Perdón. Me corrijo, necesito llevármelo hasta mañana al mediodía. —El pelinegro sonrió enseñando sus dientes y Jongin se tensó.
—E-Eso... Eso te saldrá caro, Jeon. —El hombre trataba por todos los medios que el nerviosismo que sentía no se mezclara en sus expresiones.
En seguida el pelinegro metió la mano dentro de su saco y sacó un cheque dejándolo frente al hombre. El moreno lo tomó y enseguida la sorpresa invadió por completo su rostro.
—D-Diez... ¿Diez millones? Debes estar bromeando. —Jongin mantenía una expresión incrédula.
—Algunas de mis fantasías no tienen precio, Kim. ¿Entonces? ¿Dónde está mi chico? —preguntó Jungkook mirando a todos lados cómo si lo buscara.
El moreno apretó los dientes y suspiró en señal de derrota. —Tienes hasta mañana al mediodía, Rabbit.
Jongin presionó un botón en el celular junto a él y habló. —Traigan a K.
Esperaron un par de minutos en un silencio tenso hasta que la puerta de la oficina se abrió y un hombre entró sujetando a Taehyung por el brazo, el peliazul lucía confundido, pero al ver a Jungkook sus ojos se iluminaron.
—K, te irás con Jeon hasta mañana. Complácelo bien. —Jongin habló con dureza, dedicándole una mirada de advertencia al chico y este asintió no muy seguro.
Seguido de eso Jongin hizo una seña al hombre que lo había escoltado hasta allí y este asintió enseguida sacando un brazalete especial que contenía un chip rastreador el cuál no demoró en ajustar a la muñeca de Taehyung con un seguro de alta tecnología. Luego de eso se dejó arrastrar por el pelinegro fuera de allí.
No dijo nada, sus piernas se movían por inercia y trataba de ignorar el pánico y la emoción que se formaba en su interior. ¿Cuándo había sido la última vez que había salido? ¿Quizá siete u ocho años?
Salieron del casino y el frío de la noche lo golpeó, las Vegas lucía bonita a esas horas, los coloridos carteles y las luces se veían por todo el lugar, el aire del exterior olía tan bien por lo que tomó una gran bocanada que llenó sus pulmones.
Jungkook abrió la puerta de un auto y lo hizo subir al asiento de copiloto para luego dar la vuelta y subirse también, sus miradas se conectaron una vez estuvieron dentro del auto y esperó que él mayor hablara.
—Vas a ayudarnos a sacar a Jimin de allí, Taehyung. Desde hoy no tienes que tener miedo. Jongin no te hará nada —habló el pelinegro estirando su mano para acariciar la de Taehyung.
— ¿Por qué estás haciendo esto? —preguntó el peliazul disfrutando de la calidez del tacto de Jungkook.
—Potomu chto ya lyublyu tebya. [Porque te amo.]
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