5
8 años antes.
Felix.
El pequeño castaño estaba encogido en el suelo de la habitación temblando debido al miedo que lo carcomía, desde allí podía escuchar con claridad los gritos provenientes de la planta baja, podía escuchar los golpes que aquellos hombres le propinaban a su padre sin compasión, cada quejido que soltaba su progenitor lo hacía sentirse más pequeño.
— ¡No podemos seguir perdonando tus deudas, Chansoo! Debes darnos algo... Sabemos que tienes un hijo, un chico bastante apuesto. —Pudo entender con claridad, seguido de eso escuchó los gritos desesperados de su padre cuando los hombres comenzaron a subir las escaleras.
— ¡Es solo un niño! ¡Tienes apenas trece años! —La voz de su padre sonaba pastosa, la puerta fue abierta con fuerza y tres hombres entraron de golpe mirando en todas la direcciones, buscando al pequeño chico.
Felix se pegó más a la pared cuando dos hombres se inclinaron para tomarlo, su padre trató de detenerlos ganándose un golpe directo al diafragma, cayendo al suelo privado del aire.
—Ven aquí niño, tú padre debe entender cómo funciona el mundo. De todos modos, el dinero que nos pedía era para mantenerte a ti, de esta manera nos devuelve todo... Y mira que te ha cuidado bien.
La voz de aquel hombre le provocaba escalofríos, y la manera en que examinaban su cuerpo con la mirada le producía pavor y un sentimiento incontenible de asco, los ojos de su padre se cristalizaron y trató de incorporarse caminando hasta su pequeño hijo.
—L-Lo siento mucho, Lixie... Tú madre me odiará... L-Lo siento tanto... —El hombre acarició el rostro de Felix mientras sollozaba, el menor no pudo evitar que las lágrimas se deslizaran por sus propias mejillas, casi nunca lloraba, pero no podía entender con claridad lo que estaba pasando.
Los hombres lo jalaron fuera de la habitación ignorando las súplicas de su padre, su corazón se rasgaba, quería decirle a su padre que estaría bien, pero las palabras se negaban a salir de su garganta. Cuando estuvieron frente a la puerta su vista se giró encontrándose con su padre totalmente destrozado. ¿Dónde había quedado su peculiar sonrisa? ¿Aquella que le había heredado y que tanta calma le daba?
—E-Estaré bien papá... Mamá no te odia...
—N-No dejes de sonreír nunca, Felix. —El hombre trató de acercarse pero se lo impidieron, Felix asintió con una media sonrisa, tratando de transmitirle un poco de calma a su padre.
Lo sacaron de su casa a empujones, lloraba en silencio, su corazón se encogía pero internamente se repetía que debía ser fuerte, algún día todo estaría bien, o al menos eso quería creer.
Actualidad.
Jisung apretaba con fuerza las sábanas entre sus puños, mientras mantenía sus ojos firmemente cerrados y su labio inferior atrapado entre sus dientes para callar cualquier quejido que amenazara con salir, tenía náuseas y estaba rezando a alguien allá arriba para que aquel encuentro terminase pronto.
Un hombre algo mayor y de contextura ancha estaba sobre él, hundiéndose en su interior con fuerza y aferrándose a sus caderas buscando mantener el equilibrio, su piel ardía, se sentía mareado y las drogas sexuales cada vez ayudaban menos, trataba de al menos gemir pero de su boca no salían más que quejidos involuntarios.
Su cabeza daba vueltas y sentía sus paredes contraerse dolorosamente, el sudor recorría su cuerpo debido a la fuerza que estaba haciendo para no apartar a aquel hombre, cada gemido ronco que brotaba de la boca de aquel hombre hacía que el nudo en su garganta se hiciera más grande, era en ese momento que quería desaparecer, era en ese momento que sentía que era capaz de armar un alboroto solo para recibir una bala en su cabeza, sin embargo, sabía que aquello no sería posible.
Luego de unos cuantos minutos que parecieron horas el hombre acabó, llenando el preservativo y saliendo de él para ponerse de pie y recoger su ropa, se cubrió con las mantas y le dio la espalda al tipo, masacrando su labio entre sus dientes hasta hacerlo sangrar, silenciosas lágrimas resbalaron de sus ojos, el hombre dijo algo antes de salir pero no pudo entenderlo, parecía hablar en otro idioma totalmente desconocido para Jisung.
Su cuerpo dolía, producto de la brusquedad de su cliente, aun así no tenía derecho de quejarse, los hombres podían hacer lo que quisieran y tratarlo cómo quisieran.
No estaba haciendo frío pero aun así temblaba, su pecho se oprimía y cuando no pudo aguantar más se levantó casi corriendo en dirección al baño de la habitación, vació su estómago en el inodoro sintiendo el ácido estomacal quemarle la garganta, estaba mareado, se sentía totalmente mal.
Eres un muñeco roto y usado.
Das asco.
Se tenía asco a sí mismo, incluso el suelo del baño parecía estar más limpio. Se abrazó, tratando de consolarse de alguna manera, anhelaba una salvación, algo que lo librara de todo aquello, su corazón, su orgullo, su dignidad y hasta su alma se rompía cada vez un poco más, y nadie parecía notarlo.
¿Y cómo? No tenía a nadie aparte de Felix, nadie lo miraba más allá de ser un "objeto", nadie le daba valor y mucho menos se preocuparían por él y por su bienestar.
Trató de calmarse, intentando evitar un ataque de pánico, debía lavarse la cara y volver afuera, de otra manera, sería castigado, su subconsciente le repetía que dejara de llorar, que afrontara su destino y saliera, que se resignara y dejara de luchar contra la corriente.
Sin embargo, Jisung había dejado de luchar hace mucho tiempo, pero aun así, no podía evitar sentirse totalmente roto, no podía evitar desear un poco de libertad, algo que no fuera más que miseria en su vida.
Se vistió y lavó su cara, tratando lo menos posible de fijar sus ojos en aquel tatuaje sobre su cuello, aquel pequeño trébol parecía burlarse de su desgracia cada vez que lo miraba, como si fuera una estigma, dolorosa y grabada en su piel cómo una marca a fuego.
Salió de la habitación sin esforzarse por sonreír, sus ánimos estaban por el piso y por al menos unos minutos quería evitar ponerse aquella falsa máscara de felicidad y conformidad.
El casino estaba aún abarrotado de gente a pesar de que faltaba poco para que comenzara a amanecer, buscaba a Felix con la mirada, como si fuese un auto reflejo estar siempre pendiente de su sonriente amigo, después de todo, el pelirrojo era lo único bueno que había en aquel lugar, un niño tan puro y delicado a pesar de la mierda que lo rodeaba, aun no se había dejado ensuciar.
Captó a su amigo sentando en el regazo de aquel chico de máscara de conejo en una de la mesas de póker, se sintió un poco aliviado al ver la sonrisa complacida del pelirrojo así que solo se dedicó a pasearse por el lugar cómo era costumbre, a lo lejos pudo ver cómo Seungmin se acercaba, se quedó de pie con la cabeza gacha esperando que el hombre se parara frente a él.
—No te he visto mucho afuera, J. Debes tener buenas ganancias. —El hombre mantenía su mirada fría sobre Jisung, el menor no dijo nada y solo extendió el dinero que había ganado esa noche, un sonido de aprobación salió de los labios del moreno y Jisung pudo respirar un poco más tranquilo—. Lo hiciste bien, puedes terminar en las mesas de Blackjack.
Jisung mordió sus labios, estuvo a punto de protestar, aquel lugar no era bueno, la mayoría de las veces terminaba metiéndose en problemas y lidiando con tipos borrachos que lo acusaban de hacer trampa, cosa que era cierta, pues era la manera en que se le exigía jugar.
Se dirigió al lugar con pasos lentos y elegantes mientras acomodaba su ropa, se posó detrás de una de las mesas y tomó el mazo de cartas, enseguida varios tipos llegaron, poniendo sus fichas a un lado y esperando su turno.
Jisung tomó un largo suspiro y comenzó a repartir cartas de aquí para allá, sonriendo de manera encantadora y bromeando con las personas de vez en cuando, tal y cómo se le indicaba. Las cartas se deslizaban por la mesa, algunas desaparecían por la manga de su camisa sin que se diesen cuenta y otras volvían al mazo antes de que pudiesen notarlo, Jisung siempre había sido bueno en aquello, sin embargo, no podía pasar por alto el hecho de que aquello no fuese correcto.
Luego de varios minutos en los que iba despojando a todos aquellos hombres de sus fichas se quedó sin jugadores y pasó una mano por su cabello sintiéndose exhausto, uno de los chicos del club recogió las fichas para llevárselas a Seungmin y creyó que ya había terminado cuando los hombres de las máscaras se acercaron a la mesa arruinando sus planes de irse, Felix iba aún junto al chico de máscara de conejo y enseguida corrió a él colocándose a su lado detrás de la mesa.
—¡Jisungie! —saludó. El mencionado sonrió acariciando el cabello de su amigo y mirando al chico que se aproximaba a la mesa.
Clown iba junto a ellos, tan inexpresivo como la mayoría de las veces, varías armas resaltando detrás de sus ropas al igual que los demás. Un hombre con una máscara de mimo con expresión triste se paró frente a él quitándose la máscara y dejando a la vista su gran sonrisa.
—Soy Bang Chan, pero llámame Slag. —El hombre de brillante cabello rojo, casi tan rojo cómo el de Felix, se presentó poniendo algunas fichas sobre la mesa.
Jisung barajeó las cartas bajo la atenta mirada del contrario, también de Clown y Rabbit quienes no le quitaban la vista de encima, comenzando a intimidarlo un poco.
—¿Apuesta inicial? —preguntó el rubio con una sonrisa tratando de lucir lo más natural posible, Felix no se había apartado de su lado y de repente se percató de que varias miradas curiosas estaban centradas en ellos.
El pelirrojo señaló el montón de fichas sobre la mesa y Jisung asintió poniendo dos cartas frente al jugador y una frente a sí mismo, Slag las tomó y las observó casi con recelo, ensanchando su sonrisa y mirando a Jisung con una ceja alzada, el chico no entendió, Clown y Rabbit se miraron entre si e intercambiaron un par de susurros antes de que el pelirrojo pusiera una carta sobre la mesa y pidiera otra, Jisung se la tendió, llevando las cartas de aquí para allá, cambiándolas por otras y jugando con la vista fija en la mesa.
Las miradas de los chicos no se despegaban de las cartas lo cual comenzaba a poner nervioso a Jisung, Chan iba ganando, y Jisung no podía permitir eso, en la mano final el pelirrojo lo detuvo antes de repartir.
—Quiero doblar la apuesta —sentenció antes de mirar a Rabbit quién se acercó dejando otro montón de fichas sobre la mesa, Jisung tragó grueso, sintiendo una gota de sudor deslizarse desde su frente hasta resbalar por su barbilla.
—Sabes lo que tienes que hacer... —susurró Felix en su oído y no pudo evitar tensarse.
No había hecho trampas en aquella partida, creía que podría ganar sin hacerlo, pero aquel tipo en realidad era bueno o solo tenía mucha suerte, sin embargo, no podía permitirles ganar.
—Perfecto —respondió Jisung sonriente, haciendo que sus ojos se cerraran. Repartió las cartas de manera ágil y rápida, apenas le dio tiempo de pestañear a los chicos, escondió una carta bajo su antebrazo sin borrar su sonrisa y suspiró disimuladamente, sintiéndose tenso debido al nerviosismo que comenzaba a acumularse en su interior.
El pelirrojo miró a sus acompañantes antes de tomar las cartas, por primera vez en todo ese tiempo su sonrisa desapareció.
—Revele sus cartas —insistió Jisung luego de algunos segundos en que no había podido descifrar la expresión del contrario.
El hombre alzó su vista al mismo tiempo que volteaba las cartas, Jisung sonrió satisfecho y antes de que lo notará sacó cambió una de las cartas que poseía por la que estaba bajo su manga, volteándolas casi enseguida.
—Blackjack —anunció Jisung con fingido orgullo, mostrando el As y la reina de diamantes.
Los ojos de Chan se abrieron con sorpresa, y la sonrisa de Jisung tembló cuando lo escuchó romper en una estrepitosa carcajada, estaba muerto.
Antes de que pudiera procesarlo el hombre sacó su arma y lo apuntó, Felix se aferró a su cuerpo en un abrazo protector y escondió su cabeza en su pecho, Jisung sintió como el cuerpo de su amigo temblaba y tragó saliva observando cómo Clown y Rabbit miraban a su compañero en señal de advertencia.
—Chico astuto... Te han criado a base de trampas y juego sucio, sin embargo, no es tú culpa. —Las palabras del sonriente chico lo tomaron por sorpresa, miró a su alrededor, notando que unas pocas personas observaban aquella escena.
El pelirrojo bajó su arma sin dejar de examinarlo con la mirada, miró a Felix y las cartas aún esparcidas sobre la mesa.
—Demasiado inteligente... O demasiado idiota —bramó por última vez el chico antes de ponerse la máscara y darse la vuelta para alejarse de la mesa, Jisung levantó su mirada, encontrándose con la profunda mirada de Clown.
No estaba asustado, después de todo, que le hubiesen disparado hubiese sido lo mejor que podría haberle pasado, pero algo en aquellos hombres no dejaba de causarle cierta curiosidad, era angustiante, la manera en que podían sonreír de manera tan brillante sin que aquellas sonrisas tocaran sus ojos, la manera en que se escondían detrás de aquellas máscaras sin saber que daban aún más miedo sin ellas.
—L, ¿vienes? —preguntó Rabbit en dirección a Felix, el pelirrojo le miró y Jisung asintió dándole un beso en la frente, su amigo se alejó caminando hasta el chico de máscara de conejo, colgándose de su brazo para caminar hacía otra de las mesas de juego.
Clown no apartó su vista de él hasta que volvió a colocarse su máscara y luego se alejó junto a sus compañeros, Jisung temblaba, no por miedo, si no por todas las sensaciones que aquel hombre le provocaba, no podía entender, cómo un día le decía cosas que lo dejaban desconcertado y al otro solo lo miraba cómo si se fuese a romper en cualquier momento.
—¡No puedo creer que le hayas ganado una partida de Blackjack a Slag y que encima no te haya disparado! —gritó entre risas Seungmin sin dejar de verle mientras contaba las fichas sobre su mesa.
Jisung estaba de rodillas en el suelo con la vista fija sobre su dueño, él tampoco podía terminar de creer lo que había sucedido.
—Sí sigues de ese modo, creo que te dejaré más tiempo en las mesas de juegos. —Jisung sintió cierto alivio al escuchar aquellas palabras, casi fue capaz de esbozar una sonrisa, sin embargo, se limitó a asentir.
— ¿Puedo irme? —Su voz sonó bajita, estaba bastante cansado y el sol había salido ya hacía rato, el hombre asintió sin decir nada más, Jisung agradeció e hizo una venia antes de retirarse a su habitación.
Sus pasos eran pesados como si llevase grilletes en los pies, estaba bastante agotado y quería dormir un poco antes de que tuviese que volver a salir, entró a su habitación observando a Felix dormir plácidamente en su cama, en silencio se sentó sobre el colchón para quitarse solamente los zapatos antes de acostarse; un pequeño collar sobre la mesilla de Felix llamó su atención y se inclinó un poco para tomarlo y examinarlo de cerca, a simple vista pudo deducir que era de oro blanco, tenía un colgante bastante peculiar de una media luna con una pequeña piedra en una esquina, sonrió y volvió a dejarlo en su lugar para acostarse y poder tener al fin su merecido descanso.
— ¿Qué estás esperando? —Jeongin preguntó de repente, con un vaso de whiskey bailando entre sus dedos, su vista fija en Hyunjin a la espera de su respuesta.
— ¿De qué estás hablando? —El pelinegro fingió no entender, Chan rio uniéndose a la conversación.
—El chico, J —respondió Chan por Jeongin mientras encendía el cigarrillo en su boca para luego darle una profunda calada.
—Hay más seguridad de la que creen, no quiero formar un alboroto, Jisung podría terminar lastimado. —Hyunjin acarició con sus dedos la daga que sostenía, dejándose llevar por sus pensamientos.
— ¿Jisung? ¿Entonces si tiene más de una letra en su nombre? —Chan preguntó frunciendo el ceño.
—Sí, L también lo tiene. —Las palabras de Hyunjin llamaron la atención de Jeongin.
— ¿Y cuál es? —El chico preguntó de golpe, con más interés del que le hubiese gustado mostrar, Chan volvió a reír.
—Parece que Clown no es el único interesado por alguien más que sí mismo... —El pelirrojo bebió un trago de whiskey mirando divertido a sus amigos.
—Se llama Felix. —Hyunjin respondió con premura ignorando el comentario de Slag.
—Aun así, no entiendo... ¿Por qué te gusta ese chico?
Hyunjin esbozó una soberbia sonrisa, sus dedos presionaron el filo de la navaja cortándose un poco más no le dio importancia, sus pensamientos se dirigieron al pequeño chico y cualquiera que lo hubiese visto ese momento podría haber pensado que era un enfermo, un sádico o cualquier mierda de esas, y probablemente, así era.
—Jisung es... Más que una ficha especial, él... Podría decir que es más que toda esta asquerosa ciudad —habló con calma el pelinegro mientras miraba a un punto vacío. Chan y Jeongin intercambiaron una mirada.
—No creo que él te acepte —murmuró Jeongin.
—No espero que me acepte, si me deja solo respirar el mismo aire que él, eso es suficiente.
—A veces eres tan extraño. —Chan finalizó la conversación de aquel modo, volviendo a su semblante habitual y bebiendo más del licor en su vaso.
Dentro de la cabeza de Hyunjin ocurrían mil cosas, sus maltratados dedos se sentían entumecidos y la sangre ya se deslizaba por toda su mano, podía recordar a la perfección cada expresión de Jisung, incluso podía oír su voz como si le hablara en ese preciso momento. Al cabo de un par de minutos se levantó de su asiento bajo la atenta mirada de sus amigos y caminó hacía aquella peculiar habitación de la mansión, los demás no dijeron nada, solo lo escucharon cerrar la puerta y seguido de esto, los quejidos adoloridos de los padres de Jisung, a los cuales Hyunjin torturaba desde hacía un par de semanas.
— ¿Crees que este obsesionado? —cuestionó Chan mirando a Jeongin.
El pelinegro suspiró con un dejo de preocupación en su rostro. —Creo que eso sería lo mejor que podría pasar...
Jisung estaba sentado cerca de una de las barras, su mirada recorría el casino con una expresión aburrida, la noche parecía tranquila, acababa de salir al lugar y Seungmin le había dicho que la noche de hoy podía tomársela con calma, como recompensa por su buen trabajo la noche anterior.
Su atención estaba puesta en los demás chicos y chicas del casino, Felix aún no había salido así que podía estar un poco más relajado. Sin embargo, su momento de relajación se vio interrumpido cuando visualizó a Minho caminar hacía el, el rubio se posó frente a él con una brillante sonrisa y de forma automática bajó un poco la cabeza.
—Hola Sung... —El rubio se vio interrumpido antes de terminar.
—J. Soy J, Minho, lo sabes —corrigió el menor en voz baja haciendo que Minho asintiera no muy de acuerdo.
—Seungmin es demasiado cruel al no permitirles siquiera usar su nombre. —El mayor lucía molesto cómo la mayoría del tiempo, más a Jisung no le importaba demasiado.
—No somos nada, no merecemos llevar más de una letra en nuestro nombre... —Jisung repitió las palabras tantas veces dichas por Seungmin.
—Sí, me lo has dicho ya, pero no estoy para nada de acuerdo —Minho alzó el mentón de Jisung con sus dedos y esbozó una pequeña sonrisa—. ¿Póker?
—Póker —afirmó el menor con una sonrisa.
No le gustaba admitirlo, pero le agradaba el póker, aunque no tenía permitido jugar a menos que algún cliente lo invitara personalmente y eso rara vez sucedía, aun así era bastante bueno en ello, después de todo, había crecido entre todo eso.
Se alejaron a una de las mesas de póker y Jisung obtuvo varias fichas por parte de Minho, esa noche jugaría para él y podía decir con orgullo que siempre ganaba hasta el triple.
En otra mesa se encontraba Hyunjin, con su atención en el juego que se estaba llevando a cabo y en la pareja en una de las mesas, al pelinegro no le agradaba la familiaridad con la que Seokjin se relacionaba con Jisung, demasiado cerca, como si tuviese algún derecho sobre el menor, quería ahorcarlo con la mirada, quería volarle la cabeza de un tiro, más no podía hacer semejante alboroto, aparte, sabía que Minho no era cualquier persona.
La rabia se acumulaba poco a poco en su ser, la sonrisa orgullosa de Jisung cada vez que ganaba una partida le quemaba, quería estar allí con él, debía ser él quien estuviese a su lado, no aquel maldito rubio.
Posó su vista en el hombre frente a él, el cual era su compañero de juego y fue allí cuando se dio cuenta de que acababa de perder, apretó los dientes con fuerza y soltó una risa burlesca antes de levantarse de golpe, lanzándose sobre el hombre casi al instante, Jeongin y Chan lo observaron, más no se atrevieron a interrumpir.
Hyunjin gruñó y dejó caer un golpe directo a la mandíbula del hombre haciéndole caer al suelo desconcertado, al siguiente momento se posó sobre él, golpeó sus costillas y luego su rostro haciendo que el hombre gimiera debido al dolor pidiéndole que parara y diciéndole que le daría todo, cuando algunos guardias trataron de detenerlo, Jeongin les disparó, nada nuevo, Hyunjin solo necesitaba liberar tensión.
El hombre ya estaba casi inconsciente, Hyunjin estuvo a punto de sacar su arma para dispararle y acabar con él, sin embargo decidió no hacerlo, en cambio se levantó y limpió sus manos, recogió sus fichas y las guardó en un maletín negro antes de alejarse la mesa seguido de Jeongin y Chan, dejando detrás de ellos aquel desastre.
Jisung había observado todo aquello, su estómago se revolvía cada vez que veía a aquel hombre, pero no era asco, era un sentimiento que no conocía, y estaba dando todo de sí para ignorarlo, para verlo solo como otro hombre más, pero no podía.
Clown era impulsivo, agresivo y demasiado hostil, al mismo tiempo era serio y daba la sensación de no tener emoción alguna, pero más allá Jisung veía un poco de calidez, y lo odiaba, odiaba que desestabilizara su ser con solo una mirada, con su simple presencia, lo odiaba.
Aquella noche ganó mucho dinero para Minho, llenó su maletín con fichas amarillas y al mismo tiempo observó como Clown acababa con la mitad de la población en el casino, no entendía, el hombre normalmente era bastante serio, pero nunca lo había visto tan agresivo.
Se acercó a Felix por primera vez en la noche y le sonrió con cansancio cuando su amigo corrió a abrazarlo. Aspiró el aroma del pelirrojo, disfrutando de su calidez y de la familiaridad que le provocaba, más el contacto se vio interrumpido cuando alguien tocó su brazo buscando llamar su atención.
Jisung se volteó mirando a Clown, quién estaba mirándolo con una expresión indescifrable, trató de hablar, pero prefirió no hacerlo y dejó que fuese el contrario quien rompiera el silencio.
— ¿Ya vas a prestarme atención o debo terminar de acabar con la otra mitad del casino para que no tengas alguien más a quién mirar? —La voz del pelinegro lo tomó por sorpresa, Felix también pareció sorprenderse.
— ¿De qué está hablando? —Jisung frunció el ceño.
—Quiero tú atención, quiero que sonrías mientras estás conmigo y no que me mires con asco como lo estás haciendo ahora.
Jisung soltó una carcajada envuelta en sorna, le parecía demasiado ridículo lo que aquel hombre decía.
—No quiero sonar grosero, pero no me agradas para nada, ni siquiera eres uno de mis clientes así que no tengo motivos para "tratarte bien". —Hyunjin pareció sorprenderse por la respuesta del menor.
— ¿Entonces debo follarte para que me sonrías? —Aquellas palabras le desagradaron demasiado a Jisung, sus sentimientos se ponían al límite cada vez que aquel hombre estaba cerca y no podía evitar soltar cualquier cosa.
—Deberías desaparecer de mi vista y no volver a hablarme nunca más.
—Quiero salvarte, déjame salvarte. —La voz del contrario sonó casi cómo una súplica.
—Me gustaría que dejaras de jugar al súper héroe, ni siquiera me conoces, si no quieres mis servicios, aléjate de mí. —Jisung trató de irse, pero su brazo fue tomado con algo de fuerza.
—No me hace falta conocerte para saber que detrás de todo esto, ruegas por ayuda, y puedes decir lo que quieras, aún así te sacaré de aquí.
—Méteme una bala en la frente y así saldré de aquí. —Felix negó frenéticamente y Jisung acarició su espalda con su mano libre.
—Algún día recordaremos esto y nos reiremos, te lo prometo...
—Deja de hacer promesas que no vas a cumplir.
Pobre Jisung...
Lindo e inocente Jisung.
No sabes quién te está hablando.
Porque a la hora de cumplir promesas, soy mejor que el mismo Dios.
Editado.
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