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Su cuerpo tembló violentamente desde el momento en que Seungmin lo tomó con violencia llevándolo al sótano del casino, sabía lo que vendría y no podía evitar sentirse asustado respecto a eso.
Habían pasado por alto sus últimas faltas, pero sabía que eso no sería para siempre, estaba rezando internamente, su dueño destilaba ira y su mandíbula estaba apretada con fuerza. Abrió la puerta casi de golpe, encendiendo la luz y lanzándolo al frente, cayó al suelo pegando su manos a la superficie, observando a su alrededor el grupo de hombres, unos cinco más o menos, entre ellos se encontraba el chico de máscara de conejo y algunos más que no reconocía.
—S-Seungmin... P-Por favor, no hagas esto... —Jisung comenzaba a entrar en pánico, sus ojos estaban cristalizados y no se levantó, rogando de rodillas porque su dueño no hiciera lo que planeaba.
—Ustedes dos, salgan. —El moreno señaló a dos de los hombres y estos salieron sin protestar, dejando a los otros tres que lo miraban fijamente.
Jisung comenzó a llorar cuando Seungmin hizo una seña a los hombres y estos se acercaron, el primero fue el chico con máscara de conejo, quién se quitó la máscara y se agachó a la altura de Jimin al igual que los otros dos, Jisung trató de alejarse, pero lo tomaron con fuerza, tratando de arrancar su ropa casi enseguida.
—S-Seungmin, por favor... —Jisung sollozaba débilmente, removiéndose en su lugar, luchando por alejar las manos ajenas de su cuerpo.
—Cállate, Jisung. Sabes que no haré que paren, es tú castigo por ser un desgraciado.
Por ser un desgraciado...
Aquellas palabras se tatuaban a fuego en su mente, lo rompían cada vez más, y ya no quería luchar por recomponerse, no supo en qué momento lo habían desnudado por completo, pero ya aquellos hombres comenzaban a sacar sus miembros de sus pantalones, mirándolo con deseo, un deseo obsceno que le provocaba nauseas, quería correr, quería huir, escapar de todo aquello, pero sabía que era inútil.
Se sorprendió, al ver que "Rabbit" estaba de pie frente a él, totalmente serio, había dejado de tocarlo y había acomodado su ropa para salir, se dio media vuelta para salir del lugar, no sin antes observar a Seungmin.
—Pienso que esto es peor que lo ya obligas a hacer a este chico, sentiría demasiado asco de mí mismo si hiciera lo que nos pediste, no creo que el merezca esto... —Sin más salió de la habitación antes de que Seungmin respondiera, los otros dos hombres pararon por un segundo, quizá analizando las palabras del chico, sin embargo, volvieron a su labor.
Jisung lloró y gritó, sintiendo su cuerpo destrozarse un poco más con cada embestida, con cada roce, con cada golpe, cerraba los ojos fuerza, quería escapar de la realidad, por un momento quería cerrar los ojos e imaginar que sus padres no lo habían vendido a aquel hombre, que era feliz, que tenía una vida normal, que conocía el amor... Quería imaginar que tenía todo, lo que se le había negado, por ser un desgraciado.
Sentía el semen caer sobre su cuerpo, Seungmin lo miraba fijamente sin expresión alguna, el suelo bajo él estaba totalmente sucio al igual que aquel sótano, se sentía parte de aquel lugar, se sentía un trozo más del sucio suelo, quería desaparecer, la angustia crecía en su pecho de manera asfixiante y se preguntaba cuánto más podría soportar antes de romperse por completo.
Los hombres salieron de la habitación, dejando su cuerpo marcada y adolorido, sus asquerosos olores impregnados en su piel, como si les perteneciera o tuvieran algún mínimo derecho sobre él. Seungmin se acercó en silencio, totalmente inexpresivo, lo hizo ponerse de rodillas y atestó una bofetada contra su mejilla, la zona del golpe ardió y las lágrimas rodaron por sus mejillas, haciéndolo sentir aún más pequeño e insignificante.
—L-Lo siento mucho... L-Lamento haber nacido....
La voz de Jisung sonó pastosa y llena de tristeza, cualquiera hubiese sentido lastima de verlo en aquel estado, sin embargo, aquella gente parecía no tener ni un poco de aquel sentimiento, no podían verlo cómo nada más que un sucio animal, alguien sin valor, alguien que ni siquiera merecía tener más de una letra en su nombre.
—No lo olvides, J... Todo lo que hagas mal, será castigado, eres de mi propiedad, no tienes derecho ni siquiera de pensar lo contrario, tu vida me pertenece. No te engañes, morirás aquí, así que te recomendaría que te acostumbres de una vez por todas —habló con rabia, casi escupiendo las palabras y luego le ordenó que se vistiera, su cuerpo estaba totalmente sucio al igual que su ropa, pero no podía importarle menos.
Seungmin lo tomó del brazo una vez más, arrastrándolo desde el sótano hasta un lugar que conocía perfectamente, una vez allí abrió la reja con brusquedad y lo lanzó dentro de la jaula.
—Recuerda, Jisung. Las jaulas no son solo para los animales... Y si fuera así, de todos modos tú no estás muy lejos de ser uno. —La puerta fue cerrada con brusquedad y luego salió de la habitación, Jisung abrazó sus rodillas, enterrando su cara entre estas y dejando que las lágrimas cayeran libres.
Su pecho dolía hasta por la simple acción de respirar, todo allí le parecía una tortura, se sentía hundido en una miseria infinita, su cuerpo dolía al igual que la poca dignidad que tenía, se sentía un fracaso total y solo quería encontrar la manera de liberar todo aquello que lo ahogaba.
El frío que hacía en aquel lugar era lo único que lo acompañaba, el resto de las jaulas se encontraban vacías, estaba asustado de todo a su alrededor, estaba asustado de vivir y de morir, estaba asustado de que de verdad no tuviese esperanza, de verdad deseaba escapar de todo aquello, de verdad necesitaba tener algo en que creer.
Su llanto cesó luego de algunos minutos, no era la primera vez que se quedaba sin lágrimas, quizá estaba acostumbrado. Se sorprendió cuando escuchó unos livianos pasos en el pasillo, casi corriendo, un poco de calma inundó su ser al ver a Felix, acercándose a él rápidamente, evidentemente preocupado.
—Jisungie, ¿qué te ocurrió? ¿estás bien? —Felix se arrodillo frente a la jaula y aferró sus manos a los barrotes, Jisung se acercó y cubrió las manos de su amigo con las propias tratando de sonreírle.
—Lo mismo de siempre, Lixie... No te preocupes, estoy mucho mejor ahora que te veo. —Jisung acarició la mano del pelirrojo con la suya y se acercó para dejar un beso en el dorso de esta.
—Odio verte encerrado aquí solo... No quiero que te hagan llorar. —Los ojos de Felix se cristalizaron y Jisung estiró su mano para alcanzar su rostro y limpiar las lágrimas que comenzaban a caer.
—Recuerda que eres mi luz, Felix... No llores, no te apagues, por favor... —Jisung le sonrió con tristeza, luchando por retener las nuevas lágrimas que inundaban sus ojos.
—Lo siento, pero a veces pienso que esto de verdad es muy feo... Dices que algún día estaremos bien, pero tú te rompes cada día más. —Felix acarició la mano que Jisung sostenía en su rostro.
—Te prometo que estaré bien, Lix. Es un sentimiento pasajero, estaré bien, si tú estás conmigo siempre estaré bien —murmuró acariciando el rostro de su amigo una vez más, acercándose más a los barrotes haciendo que Felix hiciera lo mismo.
Sus labios se encontraron, entregándoles a ambos un sentimiento de calma que en realidad necesitaban, Jisung movió sus labios con cuidado, besando a su amigo con suavidad, suspirando por lo mucho que había necesitado aquello, era un beso que hablaba por sí sólo diciéndoles a ambos que todo estaría bien.
—Te amo, Jisung... —suspiró Felix cuando el rubio se separó, apoyando su frente contra los barrotes.
—Te amo mucho más, Felix... Ahora vete antes de que se den cuenta que estas aquí abajo. —Jisung liberó su mano y le sonrió indicándole que saliera.
Felix asintió lentamente mientras se levantaba. —Adiós, Jisungie.
Jisung observó a su amigo salir y volvió a sentarse en una esquina de la jaula, sintiéndose un poco más tranquilo luego de verle, Felix desde el principio había sido su anestesia, quién le había enseñado a soportar el dolor y le había entregado gratos momentos de calma, Felix seguía teniendo la mente de un niño inocente que creía en las palabras de Jisung, quién podía creer que todo aquello era un simple juego que más temprano que tarde terminaría, Felix creía en Jisung, y Jisung creía en que podría sacar a Felix de allí.
Se había bañado y vestido tal cómo se lo habían ordenado y ahora estaba listo para comenzar su rutina, estaba listo para mantener aquella sonrisa falsa y fingir interés por aquellos hombres que no provocaban más que asco en él, aquellos hombres que no valían nada y que solo se escondían de la realidad en aquel casino.
Respiró profundamente antes de abrir la puerta que daba al casino, la luz lo golpeó al igual que el sonido del ajetreo en el lugar, los chicos y chicas iban de aquí para allá, sonriendo y cargando bandejas con tragos que lucían totalmente normales, más nadie podía si quiera imaginar que aquellas bebidas contenían más drogas que cualquier otra cosa. Todo en aquel lugar era insano, pero todo el mundo parecía ignorarlo, sin embargo para Jisung era imposible, él solo podía ver lo incorrecto de aquel lugar, la falsedad e hipocresía que vestía aquel casino.
Jisung paseó su vista por el lugar, percatándose que los hombres de las máscaras no estaban allí, por lo que supuso que aún debía ser temprano, las mesas de Póker y Blackjack estaban repletas de gente, las fichas se amontonaban sobre las mesas y las bolas de pool chocaban entre sí, alzó su vista observando el alto techo, cubierto de luces y un brillante anunció con el nombre del casino "trébol", el lugar lucía bastante bonito estéticamente, la decoración al igual que todo en las vegas constaba de adornos lujosos y brillantes, montones de luces y amplios espacios, y tanta gente que era fácil perderse.
Jisung caminó entre las mesas, dispuesto a comenzar su trabajo, sin ganas de ganarse otro castigo. Sonreía con falsedad cuando recibía asquerosos halagos o toques obscenos, contoneaba sus caderas y echaba su cabello hacía atrás, recogiendo vasos y sentándose en el regazo de algunos hombres que pedían su compañía.
Se sentía enfermo, aquel lugar lo enfermaba, prácticamente había crecido allí. aun así parecía que nunca se acostumbraría, sus acciones eran automáticas y su cuerpo reaccionaba por inercia, a pesar de eso en su interior todo seguía igual, seguía sintiendo arcadas y asco, seguía odiando todo aquello, odiaba a aquellos hombres casi tanto como a sí mismo, odiaba aquel lugar que entregaba placer y felicidad a cambio de destruir la vida de otras personas.
La puerta de entrada fue abierta con brusquedad, y al instante los hombres de la pandilla "Sunrise" mejor conocidos cómo los hombres de las máscaras, entraron al lugar, portando grandes armas y disparando a una de las mesas de póker donde se encontraba un grupo de hombres trajeados junto al personal de seguridad, todos se lanzaron al suelo enseguida, incluyendo a Jisung, quién se arrastró por la superficie hasta alejarse un poco.
En un momento todo se había vuelto un caos, la gente salía del lugar en pánico y los hombres de las máscaras entraban mientras parecían buscar a alguien, Jisung observó en todas las direcciones buscando a Felix, aliviándose cuando lo vio escondido en una esquina del lugar, una nueva ráfaga de disparos resonó haciéndolo encogerse una vez más, alzó la vista observando cómo el chico de la máscara de conejo golpeaba brutalmente a uno de los hombres de seguridad, Clown parecía buscar a alguien entre aquella marea de personas mientras los demás hombres caminaban hacía las escaleras que daban al balcón interno, patearon las mesas y dispararon en distintas direcciones, golpeando a la gente que se interponía en su camino.
Seungmin salió al fin, lo observó caminar directo a Hyunjin, pareció gritarle algunas cosas al chico, este pareció explicarle algunas otras, Seungmin palideció y Jisung no entendió que sucedía, dijo algo casi entre dientes, como si temiera por lo que pudiese hacer Hyunjin.
Jisung corrió su vista, observando a Felix levantándose del suelo con ayuda del chico de máscara de conejo, su amigo sonrió, desde allí podía ver el brillo en los ojos de Felix, era consciente del crush que tenía su amigo con aquel chico, más sabía que era la persona menos correcta para tener sentimientos.
El casino quedó vació a excepción de la pandilla y los cuerpos en el suelo, Jisung caminó por el lugar pisando los vidrios rotos y observando el desastre en el lugar, los demás miembros del casino lucían asustados, Jisung sólo estaba confundido. Se sorprendió cuando su brazo fue tomado, obligándolo a parar y voltearse para encontrarse con Clown, el chico quitó su máscara y Jisung no pudo descifrar su expresión.
— ¿Q-Qué es lo han hecho? —preguntó Jisung frunciendo el ceño.
—Eliminando los obstáculos —respondió el pelinegro en tono seco haciendo estremecer a Jisung, sus ojos oscuros lo miraban con intensidad y el rubio odiaba que su cuerpo reaccionara ante aquello.
—Qué... No entiendo...
—Voy a sacarte aquí, Jisung —Jisung rio sin poder contenerlo, sin poder ocultar el desprecio que reflejó en su mirada.
—No seas idiota, eso es imposible. —Jisung trató de que el dolor no se reflejara en su voz, esta vez fue el turno de Hyunjin para reír.
—No hay nada imposible para nosotros, quiero ayudarte. —Por primera vez Jisung se percató del rifle que portaba.
—No quiero tú lastima. —Jisung habló entre dientes.
—Discúlpame, Jisung, pero a estas alturas, tener la lastima de alguien es incluso más de lo que puedes pedir.
Luego de eso se marchó de ahí, dejando a Jisung con mil dudas en la cabeza y un tanto ofendido por sus palabras.
Editado.
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