Extra
Un Tristán que acababa de cumplir los 18 años se encontraba suspirando frente a unas cartas con tristeza, jugaba solitario y eso solo hacía sentir peor de lo que ya se sentía. Sus padres, pese a su edad seguían viéndose como cuando eran jóvenes y eso solo hacía que siguieran saliendo a hacer lo que los había unido, apostar. El de ojos bicolores dejó escapar otro suspiro más con una lágrima cayendo por su rosada mejilla al mismo tiempo que terminaba de jugar.
Cada carta estaba perfectamente organizada, los corazones rojos con los corazones rojos, los diamantes del mismo color con sus diamantes, las jaras negras con las suyas y el trébol perfectamente acomodado. Debía admitir que ese orden le daba satisfacción pero por más placer que su cerebro recibiera, su corazón seguía roto
—¡Tris! ¡Llegamos!— gritó su dulce madre entrando y llamando su atención
—¡C-Claro ma estoy en la cocina!— gritó alarmado, limpiando sus lágrimas y yendo por alguna servilleta rápido para limpiar el flujo pegajoso que salía de su nariz. Apenas escucho eso. Elizabeth le dedicó una mirada extrañada a él blondo que solo se adelantó sereno hacia donde su hijo decía que estaba
—Algo tiene—susurro la albina deteniendo el andar de su esposo de una vez volteando su cara—Yo se que algo tiene —
—Solo hay una forma de averiguarlo — no dijeron más. Entraron al establecimiento donde había una barra en la que esperaban a que la comida quedara lista donde vieron a su único hijo. Trataba de esbozar una sonrisa pero de vez en cuando estas bajaban hasta ser una mueca que los alertó, luego tenía los ojos rojos e hinchados y no contraer que llevaba una pijama de cerditos rosas que solo usaba cuando se sentía mal emocionalmente
Cuando vieron eso, Elizabeth avanzó con una sonrisa rompió con la farsa entre el de cabellos blancos largos y le extendió los brazos pidiéndole un abrazo, que claramente aceptó con un sollozo.
—Ya está mamá aquí— susurro, como cuando era un pequeño niño que le temía a estar solo en su cuerpo oscuro. Eso fue suficiente para que su llanto aumentara aún más haciendo sentir mal a ambos padres—¿Qué paso?—
—I-Isolda...ella...ella...—
—Descuida, llegará alguna persona que te hará olvidar todo ese dolor — sonrió de inmediato acariciando los cabellos plata de su niño moviéndolo de un lado a otro como si lo arrullara como cuando era un bebé que lloraba desconsolado sin poder predecir los movimientos de su marido
—Bueno hijo, yo conozco la mejor cura para un corazón roto— hablo meliodas en e refrigerador, tomando dos cosas de vidrio que chocaron cuando las tomo en la misma mano y haciendo que Elizabeth se separara con una mirada asesina que el blondo evadió—Toma— le extendió una cerveza que el menor miró con confusión aún más cuando su padre abrió ambas y se llevó la suya a la boca —Te hará sentir un poco mejor —
—¿Seguro?—
—Meliodas, no—
—Tranquila linda, solo serán unas pocas para que se le pase el dolor emocional— sonrió con calma sin lograr tranquilizar a la peliplateada. Mucho más cuando su hijo tomó la cerveza con el ceño fruncido y empezó a tomarla mientras hacía muecas —Salud—
—Salud—
*
—¡¡Que se pudra el amor!!—
—¡¡Ese es mi hijo!!—
—Par de idiotas — ahora la única consciente ahí era Elizabeth que veía como meliodas y Tristán se abrazaban y gritaban varias maldiciones hacia ese sentimiento
*
Se que no es divertido, pero gracias a un comentario que vi hoy me dieron ganas de hacer este extra xd
F por tris, está repitiendo la historia de sus padres QwQ. Y ahora también grita lo mismo jaja
Todo los créditos van a ese comentario que fue el que me dio la idea
Ahora si me disculpan debo terminar de escribir el capítulo de november rain ;D
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