Elizabeth solo suspiro, se puso detrás de él con esa misma sonrisa y mientras empezaba a sobar sus hombros tensos abrió su boca para finalmente hablar

—¿Qué quieres que te diga? —

—¿Por qué te pusiste una máscara y empezaste a seducirme hasta que tuvimos sexo? —

—Que directo—rió con travesura derritiendo el corazón helado de el blondo que se permitió disfrutar de aquel masaje—Me molestaba lo arrogante, frío y seco que eras. Hacías menos a todo el mundo presumiendo que siempre ganabas y eso hacía que me cayera mal—gruño en bajo causando un efecto inmediato en el blondo que se sintió regañado —Como gracias a ti se jugar, se me hizo buena idea ir como una dama enmascarada y vencerte para bajar tu ego —explicó, bajando su cabeza para besar la nuca de el rubio que solo se ruborizo fuerte

—¿Y lo de seducirme hasta tener sexo? —

—Oh eso—ella también se ruborizo completa —Eso no era parte de mi plan, simplemente empezó a darse, te seguí el juego y terminé aún más enamorada de ti—la verdad es que eso tenía muchísimo sentido, aún así aún había algo que meliodas no comprendía bien. Se había enojado porque pensaba que seguía teniendo pareja pero tras sus palabras ahora lo dudaba y ella le había asegurado que ya no era novia de mael.

—¿Y mael? —la albina se tenso repentinamente y detuvo sus manos. Antes de darse cuenta ya se le había sentado en las piernas y lo había abrazado escondiendo su rostro en su cuello. No pudo evitar sentir ternura y beso su frente