Capítulo XI: El Reino de los Diamantes
¡Sean todos bienvenidos al Mundo Pokémon! Este mundo no es como los otros, ya que está poblado por unas criaturas increíbles llamadas Pokémon, capaces de controlar los 18 elementos para pelear.
Los humanos y Pokémon coexistimos en paz y armonía, ayudándonos mutuamente, ya sea para trabajar, montar espectáculos o simplemente ser amigos. Aunque también existen aquellos que se enfrentan en batallas increíbles para decidir al mejor de todos. Mejor que nadie más.
¡Bonjour! Mi nombre es Roibert Sánchez. Estoy emprendiendo mi Aventura Pokémon, superando las dificultades para convertirme en el nuevo Campeón de Kalos.
Opening: No. 1 (Boku no Hero Academia Opening 8)
Al fondo de la Cueva de los Espejos, se encuentra el Reino de los Diamantes, una cámara donde se encuentran todas las clases de diamantes y piedras preciosas del mundo. Ese hermoso y brillante sitio está habitado por los Carbinks...
Pokémon que no suelen salir al exterior, a excepción de ocasiones especiales como esa.
—¡Atención a todos! —exclamó un Carbink que acababa de entrar al Reino—. ¡Todos arrodíllense ante nuestra nueva Princesa, Diancie!
Todos en el lugar se inclinaron ante la llegada de la Pokémon Singular, Diancie...
Quien venía escoltada por tres Carbinks exploradores. Un miembro del pueblo, el más viejo y sabio, se acercó a ella y le preguntó— Princesa, ¿cuál fue el resultado de la misión? ¿Lograron encontrarla?
Diancie negó con la cabeza— Por supuesto que no, Merrick. Fuimos al Bosque Allearth a buscar a Xerneas y no logramos encontrar nada. Así como en nuestras demás expediciones. Ya estoy empezando a preocuparme.
—Sí, esto es bastante extraño —comentó el Carbink que se llamaba Merrick—. Se supone que cuando sus mil años de vida llegan a su fin, nuestra Guardiana Xerneas se transforma en un árbol marchito que esparce su energía vital por el bosque en que elige tomar su descanso. La forma de ese árbol no es difícil de distinguir, así que es raro que no la hayan encontrado —sus ojos se abrieron como platos al darse cuenta de cuál podría ser la situación—. A no ser que...
—¿A no ser que qué? ¡Espera, acaso volvió a ocurrir?!
—Creo que sí, Princesa. Esto mismo pasó hace 800 años, cuando usted aún era una Carbink como nosotros. Un grupo de humanos debe haberla secuestrado para solo Zygarde sabe qué propósito.
—¡¿Pero quiénes pudieron haber sido esta vez?!
—Nosotros —Diancie escuchó una voz masculina detrás de ella y, cuando se volteó a mirar, vio que se trataba de Claude, el Recluta del Equipo Flare que nuestros héroes habían enfrentado en la Cueva Brillante.
Y él no había venido solo, sino que también había traído a más compañeros que tenían vivaces deseos de capturarla a ella y a todos los habitantes del Reino de los Diamantes.
Un par de minutos después, nuestros héroes, en compañía de Cornélia, llegaron a la Cueva de los Espejos, un pasadizo natural conocido por sus paredes hechas de un cristal tan brillante y pulido que puedes ver tu reflejo en él.
Roibert y Clem no pudieron evitar sentirse maravillados por ese precioso lugar, el cual, lamentablemente, estaba vacío por la huida de todos los Pokémon. El moreno revisó su SmartRotom en busca de un mapa de la cueva, pero solo se marcaba el camino que conectaba la Ruta 11 con Ciudad Yantreizh.
—¡¿Pero qué?! ¡¿Qué?! ¡¿Cómo?!
—Ya te dije, Roibert. Este es solo un prototipo —explicó Trovato—. Los mapas que hemos usado para guiarnos los recibe gracias a una recepción satelital que no es posible en lugares cerrados y oscuros como una cueva. Prometo corregir ese error, pero ahora, debemos buscar alguna pista que nos permita dar con los malos.
—¿Pues si yo fuera Recluta del Equipo Flare, qué clase de rastro podría dejar? —en ese momento, la pelimiel pisó lo que parecía ser un diamante rosado.
Luego de recogerlo, encontró todo un rastro de gemas similares que se desintegraban al contacto y, al seguirlo, se topó con el cadáver de una Recluta del Equipo Flare, cuyo cuerpo estaba apuñalado por muchos diamantes similares.
Al ver ese escenario, Serena trató lo mejor posible de contener las ganas de vomitar.
—Sí, voy a necesitar años de terapia después de esto.
—¿Después de qué? —dijo Roibert, quien se encontraba detrás de ella.
La pelimiel, alarmada, se puso frente al cuerpo y trató de taparlo con las manos, pero el moreno la apartó del camino y terminó viendo lo que ella quería ocultar.
—¿Qué les... Parece? —hizo su mejor esfuerzo por no vomitar—. El Equipo Flare... Sí se encuentra... Por aquí —tomó aire para calmarse y notó el mismo rastro de diamantes que había hallado Serena—. ¿Recuerdas que mencioné que aquí hay unos Pokémon extraños relacionados con las joyas?
—Por supuesto. Ellos debieron oponer resistencia antes de ser capturados y algo me dice que ellos aún siguen aquí. Que aún no pueden irse por donde vinieron, porque la carga debe ser muy grande.
—Eso nos da más tiempo de llegar con ellos y pararles los pies. Espera que llamo a los demás y a seguir esos diamantes.
Los protagonistas siguieron el rastro de diamantes que los llevaba cada vez más profundo en la cueva, donde los cristales reflectantes aumentaban casi tanto como la gran variedad de piedras preciosas. Estaban por adentrarse más, cuando de repente, una Tormenta de Diamantes salió disparada de debajo del piso, abriendo un agujero muy grande que les impediría avanzar.
—¡¿Es esto una broma?! —exclamó el pelinaranja molesto y frustrado—. ¡¿Cómo se supone que llegaremos con el Equipo Flare así?!
—A ver, a ver. Tranquilízate, Trovo. Está claro que el Pokémon que buscan sigue oponiendo resistencia. Todavía no es tarde y, además, ahora tenemos un atajo. Miren —dijo el moreno señalando el foso.
Sannah puso los ojos en blanco y le recordó— ¿Sí recuerdas que nosotros no podemos escalar?
Roibert sonrió y respondió— Pues pueden aprender ahora. Solo hagan lo mismo que nosotros. ¿Listo para seguirme en batalla, Frogadier?
El Pokémon Burburrana asintió.
—¡Pues a bajar se ha dicho!
Ambos se lanzaron al foso y usaron sus habilidades de escalada para bajar de una forma relativamente segura. Pero sus movimientos eran demasiado rápidos y difíciles de seguir para nuestros héroes.
—¿Saben? A veces, odio que Roi ande de presumido. Bueno, no a veces. Todo el tiempo —comentó Trovato.
En ese momento, el Absol de Serena se salió solo de su Pokébola y le pidió a su Entrenadora que se montara en él para bajar más fácilmente por el agujero.
La pelimiel asintió y se montó en el lomo del Pokémon Catástrofe. Y antes de bajar, les dijo a los demás— No se preocupen. Yo me aseguraré que él no se mate. Si no regreso o si alguien viene para acá, no intenten pelear directamente y mejor busquen un lugar seguro dónde ocultarse.
Tierno negó con la cabeza— No nos subestimes, preciosa. Este viaje no es solo de ustedes dos, así que nosotros también podemos y vamos a defendernos si hace falta.
La pelimiel se encogió de hombros y contestó— Bueno, lo intenté. Absol, vámonos.
Serena y Absol bajaron al fondo de la cueva, encontrándose con el Reino de los Diamantes en un estado ruinoso. Muchos Carbinks capturados por los del Equipo Flare y los pocos que quedaban luchaban con todo lo que tenían.
Pero lo más importante de todo esto fue que Roibert, Frogadier y Diancie peleando contra Claude y su recién evolucionado Houndoom y estando a punto de derrotarlo.
—¡Ah, veo que ya llegaste, Serenita! Antes que me preguntes, nuestra nueva amiga se llame Diancie, es la jefa de todo este lugar y Frogadier y yo decidimos ayudarla contra este loco. Y llegaste a tiempo para ver cómo lo derrotamos.
—Más bien cómo yo los derrotó a ustedes —Claude sonrió de forma aterradora—. Después de mi fracaso en la Cueva Brillante, el gran jefazo nos hizo a mis Pokémon y a mí un Entrenamiento Especial y también nos dotó de un artefacto que nos ayudará mucho contra unos chicos entrometidos como ustedes.
Después de bajarse de Absol, Serena vio que Houndoom tenía incrustada su Mega-Piedra característica, lo que la alarmó.
—¡No, espera, Claude! ¡No lo hagas! —le pidió, pero el Recluta del Equipo Flare hizo oídos sordos y tocó una Piedra Llave en su pulsera.
—¡Houndoom, Mega-Evoluciona y has que conozcan el verdadero poder de las llamas!
La Piedra Llave de Claude reaccionó con la Houndoomita de Houndoom, haciéndolo evolucionar a Mega-Houndoom, quien trató de atacar a Frogadier con Triturar, pero Diancie se interpuso y lo repelió con Fuerza Lunar.
La pelimiel sacó otra de sus Pokébolas y le preguntó al moreno y a la Princesa— ¿Necesitan que los ayude?
—Sí, no nos vendría nada mal. Vamos.
Serena mandó a Fennekin y a Absol para apoyar a los dos en su lucha contra Claude, cuyo Houndoom trató de atacarlos con Alarido, pero todos lo esquivaron y Frogadier usó Hidropulso.
Luego, Fennekin y Absol atacaron con Ascuas y Pulso Umbrío, causándole un poco de daño al Pokémon Siniestro, quien trató de atacarlos con Llamarada, pero Diancie los defendió usando Pantalla de Luz y atacó con Roca Afilada.
El Pokémon de Claude estuvo a punto de mandarles otro ataque, pero, de repente, quedó congelado igual que el Mega-Lucario de Cornélia.
—¿Qué? ¿Ahora qué te pasa? ¿Acaso te dio la Chiripiorca?
Serena negó con la cabeza— No. Justo por esto, traté de advertirte que no usaras la Mega-Evolución. Aún no estaban listos. ¡Mira!
Houndoom perdió el control por el exceso de poder y dejó de lado a nuestros héroes para atacar a los mismos Reclutas del Equipo Flare.
—¡No! ¡Para atrás, bestia horrenda! ¡Nosotros somos tus amos! —exclamó una Recluta de Alto Rango, quien estaba recibiendo un fuerte Triturar en el brazo.
Parecía que iba a matarla, pero Roibert se lanzó sobre él para detenerlo.
—¡Roi, ¿qué estás haciendo?! ¡Ellos son nuestros enemigos! —le reclamó la pelimiel, a lo que el moreno respondió— ¡Dejarlos morir no nos hará mejores que ellos! ¡Ahora, déjame, que puedo arreglar esto!
Nuestro prota trató de usar sus poderes de Maestro del Aura para tranquilizar a Houndoom, pero no conseguía activarlos y el Pokémon de Claude solo se hacía cada vez más agresivo. Al ver esto, Diancie volteó a ver a Serena y le dijo— ¡Él no podrá resistir mucho más! ¡Tenemos que ayudarlo y rápido!
—¡¿Pero qué sugieres que hagamos?! ¡No somos lo suficientemente fuertes para pelear contra una Mega-Evolución!
La Pokémon Joya tocó el bolsillo de la pelimiel— ¡¿Conoces el dicho: Combate fuego con fuego?! ¡Hay que hacerlo ahora!
Serena sacó el primer diamante que encontró e, intuyendo lo que tenía que hacer, lo sostuvo con fuerza, haciendo que Diancie evolucionara a Mega-Diancie...
Y atacara a Houndoom con Fuerza Lunar para alejarlo de Roibert. Luego, esquivó un Triturar para atacar con Roca Afilada y después de eso, aguantó una Llamarada y le lanzó una potente Tormenta de Diamantes que le quitó su Mega-Forma, dejándolo fuera de combate.
Sin siquiera inmutarse, Claude regresó a Houndoom a su Pokébola y dijo— Esto fue muy desafortunado, pero, aunque no lo crean, los perdedores en realidad fueron ustedes. Ahora tenemos suficientes Carbinks cuya energía nos puede ayudar a futuro. Así que, si dejan de entrometerse a partir de ahora, no les haremos más daño. ¡Equipo Flare, nos vamos!
Roibert se levantó épicamente y les reclamó— ¡No se irán de aquí! ¡Les salvamos el culo de la tarugada que cometieron con la Mega-Evolución, así que será mejor que liberen a estos chicos!
El Recluta se rio y contestó— Uh, eso ya no se puede. Son nuestros Pokémon ahora y no queremos liberarlos. Si desean obligarnos a hacerlo, ya saben dónde nos pueden buscar. O tal vez no. No lo sé.
Y todos los malos se fueron, ante lo cual Diancie no pudo hacer más que regresar a su forma original y arrodillarse de la impotencia. Roibert le dio una palmadita en la espalda y le preguntó— ¿Cómo es que los del Equipo Flare encontraron este lugar? ¿Por qué motivo se llevaron a varios habitantes de este lugar y trataron de raptarte a ti también?
—No tengo ni la menor idea, ¿sí? Lo único que sé es que ellos no venían solo por nosotros. También fueron capaces de capturar a Xerneas, una Pokémon de Tipo Hada conocida por ser la Guardiana de la Vida. Nuestra Guardiana.
Los dos Entrenadores quedaron muy confundidos al escuchar ese nombre y la pelimiel le dijo— ¿Qué? ¿La vida también tiene un Pokémon Guardián?
—Lo siento, pero nosotros jamás oímos hablar acerca de Xerneas hasta que tú la mencionaste hace rato. ¿Se puede saber cómo luce? —le pidió Roibert, así que Diancie, totalmente contrariada al ver que su Pokémon Guardiana no era tan conocida como ella creía, hizo un dibujo de un ciervo con forma de X en el suelo de la cueva.
—Esta es la forma con la que normalmente vemos a Xerneas cuando está despierta. Cuando entra en letargo, adquiere la forma de un árbol viejo muy fácil de distinguir de entre todos los demás. De algún modo, los del Equipo Flare lograron dar con esa información y lograron encontrarla y capturarla, así como hizo un pueblo codicioso y vengativo hace 800 años atrás. Sé menos que ustedes lo que planean con todo esto, pero por mí y por mi reino, les pido que lo detengan.
Roibert hizo una sonrisa confiada y dijo— No tienes ni qué pedírnoslo. Lo que sea que se proponga el Equipo Flare, lo detendremos y salvaremos a todos. Lo prometo. Venga, Serenita. Debemos volver con los demás y contarles nuestros hallazgos —y él y Frogadier volvieron a treparse por las paredes de la cueva, para consternación de Serena, quien guardó a Fennekin y volvió a subirse a su Absol para seguirlo.
No todos los días tienes la oportunidad de conocer a un Pokémon como Diancie, aunque en este caso, las circunstancias no fueron las mejores. ¿Será que nuestros héroes podrán detener al Equipo Flare la próxima vez que se los crucen?
Ending: Haruka (Dragon Ball Súper Ending 9)
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