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Capítulo VI: El Bosque Allearth

¡Sean todos bienvenidos al Mundo Pokémon! Este mundo no es como los otros, ya que está poblado por unas criaturas increíbles llamadas Pokémon, capaces de controlar los 18 elementos para pelear.

Los humanos y Pokémon coexistimos en paz y armonía, ayudándonos mutuamente, ya sea para trabajar, montar espectáculos o simplemente ser amigos. Aunque también existen aquellos que se enfrentan en batallas increíbles para decidir al mejor de todos. Mejor que nadie más.

¡Bonjour! Mi nombre es Roibert Sánchez. Estoy emprendiendo mi Aventura Pokémon, superando las dificultades para convertirme en el nuevo Campeón de Kalos.

Opening: No. 1 (Boku no Hero Academia Opening 8)

Después de realizar otra carrerita, nuestros héroes llegaron a la Ruta 5, al suroeste de Ciudad Illumis, y antes de dirigirse al Fuerte Vanitas, aprovecharon para capturar nuevos Pokémon. Y ahí sí tuvieron más éxito que en la Ruta 4, ya que Roibert logró capturar un Riolu, Trevor un Skiddo, Tierno un Abra, Sannah una Bunnelby y Serena un Pancham.

Al verlo, Roibert lo analizó en su SmartRotom y se rio— ¡Hiciste una excelente elección al capturarlo, Serenita! Pancham, al ser Tipo Peleador, le hace contra al Tipo Roca que usa el siguiente Líder de Gimnasio.

—El siguiente Líder de Gimnasio que se ubica a varios días de aquí —le recordó Serena—. ¡No entiendo por qué la vía del Desafío de los Gimnasios tuvo que ser diseñada así! ¡¿No habría sido mejor poner el gimnasio en el Fuerte Vanitas o en otro pueblo que quedara más cerca de donde ahora estamos?!

—Ahorro de dinero —respondió Trovato—. Un día, Dianthéa le preguntó a la Asociación de Batallas Pokémon por qué la ruta de nuestra región de Kalos había sido diseñada de esta forma tan poco práctica y ellos respondieron que así se ahorraban más dinero. Pero la verdad no veo cómo.

—Pensaremos en eso después —dijo Roibert—. Solo vayamos al Castillo, busquemos lo de la Mega-Evolución y larguémonos.

Nuestros protagonistas finalmente llegaron al Fuerte Vanitas, un pueblo que, debido a su estilo de vida rústico, no se vio tan afectado por el apagón como otras ciudades. Entraron al Castillo de Vanitas, donde se encontraron con un noble que era el dueño y de inmediato, Trovato le hizo una reverencia.

—¡Bonsoir, Lord Vanitas! Somos Entrenadores enviados por el Profesor Platane desde Ciudad Illumis para ver si tiene un documento acerca de la Mega-Evolución.

El noble, llamado Lord Vanitas, quedó confundido al escuchar eso— ¿La Mega-qué?

—Mega-Evolución —corrigió Sannah—. Ya sabe, una evolución que adquieren en batalla aquellos Pokémon que se supone no deberían poder evolucionar más. Gracias al vínculo que dicho Pokémon tenga con su Entrenador.

—Ah, lo siento. Creo que el Profesor Platane se confundió de castillo. El pergamino que buscan en realidad se ubica en la Torre Maestra de Ciudad Yantreizh y su actual guardián no está dispuesto a compartirlo con nadie que no sea digno —desvió la mirada avergonzado—. Y ya se deben suponer que no lo soy.

El escuchar eso los desanimó a todos, pero entonces Roibert, para regresarles la moral, les señaló— Al menos ya sabemos que debemos buscar en Ciudad Yantreizh. Hasta que no revise el SmartRotom, no sabré qué tan lejos está esa ciudad de nuestra ubicación, pero el viaje va a ser bastante divertido, ¿no?

—Sí. Si es que hay un viaje que continuar —las palabras de Lord Vanitas confundieron bastante a nuestros héroes, así que Trevor le preguntó— ¿A qué se refiere con eso?

—Vengan conmigo.

El noble llevó a los chicos al puente colgante que conecta el Fuerte Vanitas con la Ruta 7. O al menos lo hacía, ya que un Snorlax se había quedado dormido en medio del mismo y nada lo podía despertar.

—Ese de ahí es mi viejo amigo —Lord Vanitas señaló una montaña a lo lejos—. Cada año, este Snorlax baja de ahí y se queda dormido en este puente, impidiendo que los Entrenadores recién llegados puedan continuar su viaje.

Al escuchar esas palabras, Roibert perdió su sonrisa y exclamó horrorizado— ¡Di que mientes! ¡No! ¡¿No ves que trataba de animar a todos?! —a lo que el noble respondió— Perdón, pero no podía simplemente mentirles. Cada vez que regresa, normalmente lo despierto con ayuda de la Pokéflauta, pero después de la última vez, se la di al Rey del Palacio Chaydeuvre para que le hiciera mantenimiento y aún no me la devuelve.

—¿Por qué no me sorprende? —preguntó Sannah de forma sarcástica—. Es por esto que yo no me fío de la gente rica.

—¿Verdad que sí? Yo tampoco me fío de ellos, o al menos de la gente rica que es mala —dijo Roibert—. Bueno, no podemos simplemente detenernos aquí, así que propongo que vayamos al Palacio Camembert o como sea que se llame y le pidamos al Rey amablemente que nos devuelva la flauta.

Pero al oír la idea de Roibert, Trovato rápidamente trató de descartarla explicando— Es más fácil decirlo que hacerlo, Roibert. ¿No te das cuenta? Hablar con miembros de la realeza no es un juego. Si los haces enojar, les colmas la paciencia o solo te comportas tal y como eres, te despedirías de este mundo de una forma indescriptiblemente horrible.

—Por eso, yo lo acompañaré —respondió Serena—. Yo lo vigilaré para asegurarme que no cometa ninguna clase de tontería.

Las palabras de la pelimiel hicieron que el moreno soltara una risita— Oye, si quieres tener una cita conmigo, solo dímelo. No hay necesidad de pensar tanto tus palabras.

—¡¿Qué?! ¡Pero por supuesto que no, Roibert! —le reclamó Serena—. ¡Tú y yo apenas sí somos amigos! ¡No somos lo suficientemente cercanos para esa clase de contacto! ¡Y aún si lo fuéramos, en esta situación no podemos tener una salida sin correr el riesgo de morir!

Después de decir eso, la pelimiel se adelantó al Palacio Chaydeuvre y el moreno se abofeteó la frente por lo estúpido que fue— ¡Estúpido! ¡Por eso dicen que no debes apresurar las cosas! ¡¿Qué te pasa?! —inhaló y exhaló para calmarse—. Bueno, ya ni modo. Solo buscaremos la flauta y me disculparé con ella en el camino. Ustedes esperen aquí, que no tardamos.

Roibert siguió a Serena a la Ruta 6 que llevaba al Palacio Chaydeuvre, conocido por ser la última propiedad de la Familia Real de Kalos. Vieron que el portón estaba cerrado, así que fueron con el portero y le explicaron la situación, pero— Jovencitos, entiendo que esta es una situación muy grave, pero por mi código, no puedo dejar pasar a los turistas a menos que paguen 5.000 Pokécuartos.

—Sí, por esto Sannah y yo no nos fiamos de la gente rica malvada. Pero necesitamos esa flauta, así que... —el moreno sacó 5.000 Pokécuartos de su calcetín— Aquí tiene. Amiga, tú también tienes dinero, ¿verdad?

La pelimiel revisó su cartera y sacó la cantidad exacta— Tenemos mucha suerte. Mi madre me dio este dinero para el viaje y, como supuse que lo necesitaría para una situación así, tuve que resistirme a gastármelo en cualquier clase de capricho.

—Pues bien pensado, amiga —dijo Roibert con una sonrisa—. Venga, entremos.

El portón se abrió y ambos entraron al palacio, quedando maravillados por la gran cantidad de mobiliario, textiles y arte que había en su interior. Como Roibert ya había descubierto que su SmartRotom tenía una función de Cámara también, aprovechó para tomar fotos de todo lo que veía, lo que hizo que Serena lo viera con los ojos en blanco.

—¿Qué? Esta gente no me agrada, pero nunca tienes la oportunidad de presenciar grandes lujos como estos. Y no creo que vayan a cobrarnos por las fotos, ¿o sí? —Serena no le dijo nada y Roibert solo se encogió de hombros—. Está bien, ya me detuve. Solo debemos buscar al dueño del lugar y pedirle que nos dé la... —el moreno no pudo terminar de hablar, ya que de repente, escucharon un grito procedente del jardín trasero y, cuando fueron a revisar, vieron que se trataba de la Princesa Allie, quien se veía preocupada por algo.

Al verla, Roibert se acercó y dijo nervioso— B-Bonsoir, princesa. Puede que no nos conozcas, pero te escuchamos gritar como n-niña pequeña, así que dinos qué...

—¡Es mi Furfrou! —interrumpió Allie—. ¡Hace una hora, mi Furfrou se fue al bosque que queda al norte de aquí y aún no regresa! ¡¿Acaso le habrá pasado algo?! ¡Estoy demasiado preocupada!

Al oír la situación en que se encontraba la princesa, Roibert y Serena vieron esta como la oportunidad que estaban buscando, así que la pelimiel le dijo cuál fue su decisión— Bueno, solo por curiosidad, ¿tu familia sigue teniendo en su poder la Pokéflauta?

—¡Sí! ¡Le pediré a mi papi que se las entregue! ¡Les daré lo que sea! ¡Pero solo búsquenla!

—Bueno, pero no te enojes —le pidió Roibert—. Vamos, Serena. Tenemos un bosque que explorar y una Furfrou que buscar.

—¡Espera un momento! ¡¿No deberíamos...?! —Serena no pudo terminar de hablar, ya que Roibert la tomó del brazo y se la llevó.

Ambos se adentraron en el Bosque Allearth que queda al norte del Palacio Chaydeuvre. Un dato curioso es que, en ese lugar, se originaron muchas leyendas de la región de Kalos, como la de dos Pokémon que controlan la Vida y la Muerte a voluntad. Mientras exploraban, Roibert y Froakie se pusieron a saltar de árbol en árbol y jugar con los Pokémon de la zona, lo que sorprendió bastante a Serena-. ¿Por qué se están divirtiendo tanto? ¿Acaso ya estuvieron en este lugar?

Y Roibert respondió— Más veces de las que consigo recordar. Los de la Aldea Ninja nos llevaron aquí para enseñarnos el arte del sigilo y las acrobacias perronas que ustedes no pueden hacer. También fui entrenado en el área del combate, pero creo que siempre fallo en esto porque mis maestros siempre decían que nunca escucho —trató de hacer memoria de las veces que le reclamaron eso, pero no lo logró—. O al menos creo que eso me decían. Nunca escucho.

—Y se nota —dijo la pelimiel con los ojos en blanco—. Bueno, ¿tú crees que Furfrou se haya adentrado demasiado en este bosque? Porque yo espero que no.

El moreno sonrió y dijo— No te preocupes, Serena. Los Furfrous no habitan en este bosque, así que es poco probable que hallemos toda una... —se detuvo en seco y su sonrisa desapareció de golpe— Manada aquí.

Los dos quedaron paralizados del miedo y la furia al ver que había toda una manada de Furfrous en el Bosque Allearth. Y lo peor era que todos se veían iguales.

—¡¿Pero qué de...?! —exclamó Roibert—. ¡Froakie y yo hemos estado en este bosque miles de veces! ¡¿De dónde salieron todos esos Furfrous?!

—Bueno, ¿recuerdas que después de este apagón, muchas ciudades de Kalos terminaron en un completo caos? Pues de seguro ese caos se extendió a las zonas vírgenes donde habitaban esos Furfrous y tal vez otros Pokémon más, obligándolos a emigrar aquí como especie invasora —Serena se cruzó de brazos molesta—. Eso era lo que iba a plantearte antes que me arrastraras aquí.

El moreno se sobó la nuca al escuchar a la pelimiel reclamarle eso— Ah, así que no escuchar también te trae esta clase de problemas. Lo siento. Pero ya estamos aquí y debe haber algo que podamos hacer para hallar a la Furfrou correcta, ¿no?

Serena caminó de un lado a otro pensando en la clave que podría ayudarlos— A ver. Algo que sé acerca de los Furfrous domésticos es que, para que su esponjoso pelaje no los moleste a la hora de pelear, se le suelen realizar toda clase de cortes, cada uno más lindo que el anterior. Si conocemos bien a la gente como esa princesa, entonces la Furfrou que buscamos debe ser la única con un corte especial.

Roibert vio algo y lo señaló— A mí se me hace que no tendremos que buscarlo. ¡Mira!

Serena vio hacia donde estaba apuntando y se dio cuenta que la Furfrou, quien llevaba el Corte Dama, se había adentrado más entre los árboles.

—¡Oh, no! ¡No lo harás! —exclamó Roibert antes que Froakie y él se lanzaran a perseguir a la Pokémon Caniche.

—¡Oye, espérame! —le reclamó Serena antes de seguirlo.

Furfrou resultó ser más rápida de lo que creían, tal vez porque tenía deseos de jugar con ellos o porque la estaban asustando.

—¡Oh, vamos! ¡¿Qué es lo que le dan de comer para que sea tan veloz?! —gritó Serena consternada, a lo que Roibert contestó— ¡Tal vez debamos correr menos aterradores!

Furfrou volteó a ver a nuestros héroes, quienes se pusieron a correr como Titanes de Shingeki para que se calmara. Alerta de spoiler, no funcionó.

Atravesaron todo el Bosque Allearth esperando cansarla, cuando de repente, Furfrou se detuvo de golpe, evitando caer por un precipicio. Al ver eso, Serena y Froakie lograron detenerse a tiempo, pero por la inercia, Roibert no y chocó con la Pokémon Caniche, cayendo ambos al fondo del abismo.

—¡Roibert! ¡No! —exclamó Serena horrorizada al presenciar a Roibert caer a su muerte. Parecía que la historia acabaría aquí, cuando de repente, algo pasó volando debajo de ellos y los salvó de estrellarse contra el piso, poniéndolos a salvo de vuelta con la pelimiel y el Pokémon Burburrana.

—¿Qué? ¿No estoy muerto? —dijo el moreno pasmado y la pelimiel lo tomó de la camisa para sacudirlo— ¡¿Por qué no pudiste detenerte al ver que Furfrou ya no corría?! ¡¿Por qué no piensas?! ¡¿Por qué no piensas?! ¡¿Por qué?!

—Perdón. No lo volveré a hacer, lo prometo. Pero... —hizo una sonrisa burlona— ¿Por qué te preocupaste tanto? ¿No que apenas sí éramos amigos?

Serena desvió la mirada— Sí, y no soportaría que uno de mis amigos muriera por su propia estupidez. Así que, si vuelves a meterte en una situación así, no esperes que vaya a salvarte.

Roibert se encogió de hombros— Te tomo la palabra. Venga, tenemos que llevar a Furfrou con la princesa.

Salieron del bosque y volvieron al patio trasero del Palacio Chaydeuvre y la Princesa Allie, al ver a su Furfrou, le dio un fuerte abrazo que la Pokémon correspondió.

—¡Merci! ¡Muchísimas gracias, como sea que se llamen! —exclamó la princesa mientras lloraba de alegría.

—Ah, oiga, ¿no cree que está olvidando algo? —le recordó Roibert y la princesa contestó de forma seca— Ah, claro. La flauta. Ahora vuelvo. ¡Papi!

Un rato después, ambos recibieron la Pokéflauta de parte del dueño del palacio...

Y regresaron rápidamente al Puente de la Ruta 7, donde los estaban esperando los demás.

Serena le entregó la flauta a Lord Vanitas y él declaró— Hace tiempo que no la tengo en mis manos, pero no he perdido el toque. Solo observen.

El noble tocó la Pokéflauta y eso hizo que Snorlax se despertara enojado. Tanto que atacó al primero que vio, o sea, a Roibert.

—Ya has hecho mucho hoy, Froakie. Es hora que nuestro nuevo amigo se encargue.

Snorlax empezó usando Amnesia para aumentarse la defensa especial y así aguantar una Onda Vacío y luego trató de atacar a Riolu con Lengüetazo para paralizarlo, pero él lo aguantó y usó Ataque Rápido. Luego, ambos se atacaron con Placaje y Garra Metal, dañándose mutuamente, para que después el Pokémon Emanación usara Golpe Roca, pero el Pokémon Dormir usó Rizo Defensa para aguantarlo.

—Para ser un Pokémon Dormir, tienes bastante energía, amigo —sacó una Pokébola y sonrió—. Tenerte en mi equipo no será una mala idea.

Dicho esto, Roibert le lanzó la Pokébola a Snorlax y él se metió en ella, siendo capturado con éxito.

—¡Snorlax ha sido registrado en tu Pokédex!

—¡Ese fue un plan muy brillante, muchacho! —lo felicitó Lord Vanitas—. ¡Con Snorlax en tu equipo, ya no tendrá ningún motivo para venir a este pueblo y los habitantes visitantes futuros no tendrán más problemas para viajar a otras ciudades! ¡Bien hecho!

Roibert quiso explicarle que ese no era su objetivo, pero decidió seguirle la corriente— No hay por dónde, lord. Bueno, ¿acaso tienen una posada aquí? Apenas le llame al Profesor y le explique lo que encontramos, debemos descansar.

—Me quitaste las palabras de la boca, amigo —dijo Serena.

Todos se fueron a la posada del Fuerte Vanitas, sin saber que, desde el cielo, estaban siendo observados por un Pokémon con forma de Y, el que salvó a Roibert y a Furfrou de la muerte.

Hoy fue un día lleno de experiencias nuevas. Veamos qué pasa mañana.

Ending: Haruka (Dragon Ball Súper Ending 9)

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