Capítulo 9
Un resplandor opaco destruyó la puerta de imponente grosor, la entidad de color ocre ahora con un aroma penetrante de la explosión huyó colérica hacia los pasillos iluminados modestamente por los sistemas de seguridad, las múltiples alarmas marcaban un camino infinito. Naru logró salir por la puerta del tejado jadeando y débil, sostenía a su compañero aterrado, su masa parecía haberse multiplicado, el temblor en sus manos el miedo recorriendo un pequeño cuerpo no hizo sino cohibir al coordinador de ojos verdes.
Más allá de todo ruido, en la sala del presidente Rea, los agentes Hoover y Lucas se encontraban a la espera de las ordenes de sus superiores, la custodia de las sospechosas se había interrumpido, aunque si bien se mantenían inmovilizadas en dos sillas con ataduras resultantes de una combinación de esposas y cuerdas. Los gritos y amenazas de Abbie y el silencio sepulcral de la chica de cabellos oscuros solo lograban irritar a sus captores.
Ante el sonido de la explosión el Comisionado Hoover había ordenado tomar posiciones de defensa total, los hombres moldearon una figura semi circular con el centro en las interrogadas, todos los uniformados de azul oscuro y gorras negras, tenían alzado firme sus brazos sobre los cuales unos seres sin ojos de color azul preparaban un ataque de confusión hacia cualquier atacante sorpresa.
La infanta de un aspecto sucio mantenía unos anormales brazos anchos pegados a las ropas de alta costura de su progenitor pues, a pesar de todo, era no más que el jefe de construcciones de toda la región siendo su principal logro haber reconstruido varias ciudades después de la batalla para desmantelar al equipo Rocket.
-Tengo miedo-dijo casi al borde de un suspiro-llévame al cuarto seguro.
El Señor Rea tenía la suficiente fortuna como para llevar a cabo sus planos de tener varios cuartos de seguridad en sus propiedades, levantó su mano en dirección a su escritorio, en un pequeña estatua de una criatura cuadrúpeda originaria de la región vecina, al destapar con sus dedos anchos frutos de sus primeros años como un empelado de construcción, sostuvo el objeto revelando que en su parte superior se encontraba un botón que accionaba la revelación de su cuarto de seguridad, su huella digital bañada en un sudor frío ayudó a que el mecanismo actuara de inmediato.
De entre las tinieblas otra ebullición de energía alarmó a los agentes, Hoover tomó una pokéball de su abrigo desde hacía casi un año que no entraba en acción pero su interés en el caso era mayor, una fuerza desconocida pero masiva arrojó contra la pared a los Pokémon tipo veneno, en instantes los siguieron sus entrenadores, la pared estaba adornada por personas
Sin embargo, al instante en que lo hizo, unas masas amorfas de tonalidad azulada se desprendieron de los brazos de la hija de la familia Rea, de una piel casi transparente figuras que recordaban los circuitos de un chip de computadora se marcaron en un luminiscente ser alargado, que en pocos segundos llegaron a la mano del propietario del lugar, la niña se desmayó pues en sus brazos ahora mostraba heridas infectadas, laceraciones sin cuidar.
Cuando las criaturas tocaron al señor Rea, le obligaron a bajar su pulgar para presionar un segundo botón escondido delante del primero, del color del escritorio este provocó que de un archivero un leve clic sonara, este salió para revelar varios cilindros ordenados por fechas.
Los entes de figura poco definida se dirigieron a la boca del hombre de mediana edad y al archivero recién revelado, con solo dos puntos como sus ojos los ditto de procedencia desconocida se envolvió fuerte a varios cilindros llevándolos a sus entrañas, los únicos testigos fueron los cuadros de la época de los reyes y reinas de la región de Tesalia.
El cuello del comisionado era estrujado por un ente carente de color, Hypno reconoció al agente una mirada maligna penetraba a Hoover que impotente consiguió llegar a la esfera de su confiable compañero, solo para que este le fuera arrebatada y tirada al otro lado de la habitación.
Una Hilda confundida estaba en suelo junta a una Abbie más que congelada por la escena y por el peso fantasmal que se observaba en el sillón sobre el que flotaba el comisionado, Lucas permanecía inconsciente a algunos metros sin la oportunidad de pedir refuerzos a las unidades que se encontraban a pocas calles del sitio vigilando los alrededores.
Los demás uniformados estaban de espaldas contra la pared sometidos junto a sus Pokémon, sin embargo, en cada una de las alas de estos se hallaba un transmisor de emergencia en caso de que todas las unidades Pokémon aladas estuvieran fuera de combate. De la manga del abrigo de Hoover un tintineante pero constante transmisor se activó llamando la atención de uno de los agentes de fuera, que con manchas de cátsup y salsa en su corbata se movía con una velocidad propia de los acróbatas circenses.
Cuando Hypno se escuchó la señal débil del aparato, se disponía a noquear al hombre con un puño, pero este fue distraído por baño de agua fría a sus espaldas que provocaron que las quemaduras de su batalla anterior se quejaran todas a la vez, Hilda a pesar de permanecer atada a una silla pudo patear un florero de una mesa de noche que se encontraba junto al sillón.
Abbie por su parte se había conseguido arrastra hasta los comunicadores de los agentes caídos, sus susurros recitaban un código básico en las fuerzas que invocaban al apoyo.
Ambos miraron la increíble escena, un quemado e imponente Pokémon psíquico se manifestó de un momento a otro en sala oscurecida del despacho del director Rea, Hypno arrebató el objeto de las manos de Hoover, destruyéndolo solo con la fuerza de sus dedos con afiladas y sucias garras. Abbie, que había conseguido zafarse de un agarre tan básico como ese, levantó el radió negro del agente Lucas que había salido volando.
-¡Ahora! - ordenó Abbie invadida por el miedo y el pánico.
-¡Z3! - gritó de igual forma el policía.
Al instante un sonido de varios pasos llegó hasta Hypno, de un salto llegó hasta el escritorio, en el los ditto se desprendieron de la escena subiendo a los hombros del tipo psíquico, dudoso y observó a todos lados solo para dirigirse a la ventana del lugar la cual fue rota por otro ataque psíquico. Antes de irse miró con despreció a los agentes y a la chica de hermosos cabellos dorados que no soltaba el radio, pero esa mirada cambió cuando le dio un último vistazo a Hilda que de alguna forma también notó aquel cambió.
De un salto se catapultó hacia la profunda noche, las tinieblas engulleron la figura amarilla y lo último que brilló fue el péndulo desapareciendo en aquella atmosfera, los agentes se recuperaron después de eso, y los refuerzos comandados por el agente especial Adachi arribaron en medio de una escena más que anormal.
-Justo a tiempo, ¿no es así?, abuelo-dijo a Hoover que recuperaba su aliento.
-Para que encontraras un cadáver-respondió con poca fuerza.
En instantes el edificio fue rodeado, bajo los rumores de haber sido una falla eléctrica o un intento de asalto algún grupo criminal, las personas se mantuvieron con calma. La familia Rea fue trasladada a un hospital cercano para tratar las heridas de la niña que parecían tener demasiado tiempo abiertas, el señor Rea que había quedado en estado catatónico también fue puesto en custodia médica para después tomar su declaración.
Ningún agente pudo ver a su atacante, pero todos ellos concordaban que por su sombra estaba disfrazado y que media más de un metro con setenta centímetros, Hoover se guardó su testimonio alegando que la oscuridad y la poca luz lo hicieron ver cosas imposibles.
Su única pista eran los cilindros robados, la espera de la salida del estado del director y su primogénita para su testimonio, y tres sospechosos que por orden secreta del comisionado fueron llevados para su interrogatorio en una camioneta de seguridad para prisioneros.
-Esperen ¿qué clase de mala película de terror es esta?, les recuerdo que hay un gigantesco secuestrador amarillo ahí fuera.
Dijo Abbie mientras arrancaba la camioneta, en ella un Naru al borde las lágrimas y una Hilda con sudor frío y con una mirada perpleja, desaparecieron con la noche mostrado en los alto un nuevo amanecer.
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Primero que nada, lamento la demora de mis actividades no pondré más excusas, pero no fue posible actualizar.
Esta vez les traigo un nuevo capítulo, espero que sea de su agrado. Deseando leer sus opiniones, críticas y consejos, me despido.
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