Capítulo 19
Poderoso se erguía un ursaring de cabellos erizados, rugió y se deshizo de la suciedad de los ataques. Hoover lo seguía, a pesar de la edad y de las heridas el canto del combate lo habían hecho reaccionar a tiempo.
—Me gustaría decir lo mismo—dijo—mocoso.
Sin más el ex comisionado se quitó su equipo de seguridad, solo dejando un chaleco como una protección.
—¡Todos prepárense, utilicen sus objetos con cuidado! —gritó —¡Los heridos se quedarán junto a los pokémon de mayor defensa, los demás junto a mí en fila, ya!
Como una fuerza mecánica recién engrasada, todo su equipo tomó posiciones. Muchos de ellos pasaban saliva dudosos de las ordenes de su superior, pero también se sentían inspirados por el mismo. El aire se había vuelto pesado, los cascos temblaban y sus compañeros no humanos parecían haber sido afectados por la habilidad intimidación, miraban continuamente a sus contrapartes humanas.
—¡Acábenlos! —gritó entre risas el hombre misterioso desde las alturas, aunque nadie pudo divisarlo.
Aproximadamente más de cien criaturas se abalanzaron en una cascada de agresividad, los ataques colisionaron contra la mayoría de la primera oleada, pero pronto la mayoría de fuerzas enemigas aterrizaron y avanzaron sin piedad contra los heridos.
Adachi se había quedado atrás previendo tal movimiento, eelektross salió y despidiendo una tremenda cantidad de energía detuvo el avance.
La entrada del gimnasio estaba a punto de quedar sellada de nuevo, la sala principal era iluminada por el intercambio interminable de ataques poderosos. Cada impacto hacia templar los agentes heridos, las paredes se desmoronaban y los pilares eran usados como escudos.
En medio de la conmoción algunos informáticos de fuera habían podido frenar el encierro, por lo que una motociclista loca arribó gritando a la escena y sin cuidado atravesó la entrada de cristal antes de las paredes de acero volvieran a unirse con el suelo.
Antes de poder reaccionar, varios pokémon fueron dejados inconscientes con la llegada de dos terceras partes del equipo de investigación.
Los chicos habían aterrizado sobre ceda de metapod.
—¡Genial, salió tal y como lo pensé! —dijo Hilda quitándose el casco—¡Solo me costó la mitad de la piel de mis piernas!
—Tía, las chicas de ciudad de verdad dan miedo—Naru se incorporaba.
—Y parece que llegamos en buen momento.
Todos los ojos en blanco se centraron en ellos.
Lucas se aparcó cerca del gimnasio, en un punto ciego tal y como estaba previsto en el plan. Abbie pataleaba y golpeaba la puerta sin éxito, sus pies solo se lastimaban.
—¿Te desharás de mí?
—Tengo que terminar el trabajo primero—contestó equipándose con la misma vestimenta de irrupción.
—¿Por qué?, acoso no se llevó a tu hermano.
—¡Era la única forma de recuperarlo! —golpeó el vidrio —incluso la convencí de ayudarme.
—Claro, Lili la enfermera puso el transmisor en nuestra habitación y tu lo pusiste en la editorial—dedujo—le vendiste tu alma al diablo.
—Sí, así es—dijo con voz fúnebre—y me dirijo al infierno.
Tomó un maletín de gran peso y salió para enfrentar a la lluvia, sus pasos escondidos por los relámpagos y su imagen denotada por las luces celestiales, lo hacían ver como un hombre arrojándose al abismo.
Introdujo una tarjeta magnética y la puerta se abrió sin problema. Abigail observó esto y como si se tratara de una demente, maniobró para sacar de su pecho la pokéball de su amiga eléctrica.
Dentro la batalla se volvía más violenta, un onix de varios metros de alto era doblegado por ataques psíquicos que lo estrellaron contra una de las paredes contiguas. Un torrente de bolas sombra cruzaban las alturas para estamparse contra las barreras de protección de umbreón que sin parar defendía la zona de heridos.
El gran oso avanzaba sin piedad tomando de la cabeza a sus oponentes y lanzándolos por los aires, Adachi y su compañero avanzaban más adelante de lo que deberían, eelektross avanzaba hasta la zona enemiga y despedía una colosal descarga.
Los ataques combinados de lanzallamas, viento cortante y chorro de agua habían significado una apertura en la muralla de criaturas, pero por cada caído se les unía otro pokémon furioso. Metapod creaba trampas de ceda mientras se mantenía sostenida a la espalda de su entrenador, su puntería era increíble a pesar de su tamaño y posición cambiante.
—¡Viejo, llévalos a todos por el pasillo del fondo! —Adachi ordenó a su superior.
—¡No es hora de hacerte el héroe! —Hoover ordenaba a Onix y a su Ursaring derribar alguna pared.
—¡Te alcanzo enseguida!
El agente pelirrojo se despojó también de sus protecciones para que su carrera se viera potenciada, detrás de él Hilda y Naru lo seguían a pesar de los peligros sobre sus cabezas.
—¡Lárguense!
—¡Acabamos de llegar! —contestó con sarcasmo.
Un alakazam los atacó con un terrible ataque eléctrico y al mismo tiempo del techo los ataques de premonición llovían.
—¡Electro cañón!
—¡Cobertura! —dijeron al unisonó.
Una nube de polvo espesa cubrió todo el camino hasta las escaleras en donde se dirían, alakazam uso una barrera psíquica para impedirles el paso al segundo piso, para su sorpresa no había nadie en las escaleras. Lo único que había eran restos de hilo, desde las alturas golbat lo ejecuto con un ataque de ala hasta mandarlo contra un pilar.
Sostenidos con los hilos, los chicos estaban columpiándose desde un escalón.
—Buen truco—masculló Adachi.
—Gracias—contestó Naru.
—Me alegra que ahora sean amigas, pero hay un demente ahí arriba—Hilda agregó malhumorada.
Con el camino libre los tres pudieron seguir hasta el fondo del segundo piso, en donde comenzaban las cámaras de las pruebas de Sabrina.
—Hilda, ¿Puedes hacerme un favor?
—No tengo dinero—dijo la chica sin voltear a verlo.
—No es eso, maldición—refunfuñó—es algo para mi plan.
—Claro.
Los chicos se encontraron en la primera sala de batallas del lugar, en su centro estaba el culpable. Hablando encarecidamente solo rascaba su ceja hasta hacerla sangrar, en sus manos un dispositivo electrónico mostraba un buscador en el sistema del edificio. Vestido con el uniforme de policía, pero con una playera del equipo de producción audiovisual que apoyaba a la editorial en donde Abigail trabajaba.
—Por fin—festejó—ya estamos cerca señor.
—Esa voz—Hilda se acercó—que irónica es la vida.
—Tú —la cara del sujeto se deformó—no tienes derecho.
—No, el que no tiene derecho eres tú—el policía lo rodeó—enfermo.
—Debería de tener más cuidado donde pisa—agregó, una barra invisible se separó del suelo— podría caer.
Adachi hizo gala de su entrenamiento continuo en las fuerzas especiales y las rutinas inhumanas que le hacía hacer Hoover. De un salto aterrizo rodando más lejos de lo que esperaba, cerca de una de las puertas de servicio y mantenimiento.
El culpable vestido de gris y con una gorra aprovecho para ir a un circulo que recién se iluminaba por acción de un corrupto oficial desde el centro de seguridad.
Las piezas habían encajado, o al menos a primera vista, la única persona que estuvo en todos esos lugares cazando a los infantes sin ser visto y que, en caso de ser necesario, pudiera culpar al otro.
—Camarógrafo—gritó Naru.
>>Esa cámara fue la mejor mascara, incluso pudo burlar la seguridad del gimnasio<<<
Pero antes de saltar para ser llevado a la sala del líder, Hilda y Naru sostenían a su tan escurridizo objetivo. Las máquinas se activaron y de inmediato la energía del primer piso fue cortada de golpe.
—Ya todo esta hecho—Lucas sentía náuseas y mareos fuertes—perdóname.
Dejó el maletín en la mesa conectada por un cable grueso a la computadora central, sosteniéndose de la pared pudo regresar abrió la puerta solo para ver su auto sin nadie dentro y con la puerta de pasajeros abierta.
En el asiento había una nota de la molesta reportera agradeciendo que abriera la puerta, pues cuando salió no había recordado escuchar a la puerta cerrarse. Asustado fue a la puerta para asegurarse que la puerta no hubiera sido forzada, su pie tropezó con algo, un pendiente de color azul.
Una descarga eléctrica lo tumbo en el asiento, la energía recorría cada cabello de su cuerpo hasta alejar su conciencia. Un roedor se apresuró para quitarle la tarjeta que ya tenía en la mano.
—¿cómo saliste? —interrogó con la poca conciencia que le quedaba.
—Deberías pedirle perdón a tu hermano—en el acto el roedor eléctrico atacó al agente hundido en desesperación.
La puerta fue cerrada sin piedad, la vista de esos ojos felinos que sin remordimiento y cierto placer lo miraban en el suelo, lo hicieron temer. La sangre fría de esa mujer le recordó al demente en el gimnasio. Y después todo fue oscuridad.
En la sala del líder, el símbolo de la medalla anhelada por la entrenadora que en cualquier otro momento la hubiera hecho estallar de felicidad, era ocupado por un demente al cual para su desgracia recordaba.
—¿Cómo has estado Lenny?
—¡Tú no puedes llamarme así! —su rostro histérico le provocó repugnancia a Hilda, tal y como lo recordaba.
—Veo que sigues el modo de vida que tu papi te enseñó—Hilda dijo con una sonrisa relajada.
Naru había sido despedido hasta el otro lado de la habitación, pues cuando entraron ahí una explosión de energía los separó de su presa. Separados por una distancia de un par de metros, veían como el chico sacaba del asiento principal una computadora de alta tecnología con una erre carmesí en su cubierta.
—¿Así le dices al hombre que te enseño a sobrevivir?
—Al hombre por el que muchos fueron a prisión—reclamó algo alterada—Lerman.
Lerman introdujo un chip a la computadora y siguiendo el sistema las computadoras en cada espacio en el gimnasio se sincronizaron.
— Eras su favorita, incluso dijo que le hubiera gustado que te casaras con su hijo.
—Le gustaba mantener una cadena en tu cuello, por eso le agradaban los chicos huérfanos para moldearlos.
—Es nuestro padre.
—Yo tengo el mío—Hilda apretó los puños y su equipo la rodeo—y es mejor persona de la que ese mafioso podría soñar llegar a ser.
—Haré que te tragues esas palabras—Lerman estaba rojo de ira—te recordaré como castigamos la traición. En el equipo Rocket, las traiciones solo se castigan nunca se perdonan.
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Hola a todos mis lectores, lamento la demora del capítulo 19. Me es sorprendente ver como llega a su final mi primer historia. Así que les pregunto, ¿cómo se sintió terminar su primer obra?, ¿De qué trataba?. También estaría feliz de escuchar sus sugerencias para el especial del final.
Espero poder leer sus críticas, opiniones y comentarios.
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