Interludio de Joey
Región de Johto...
- ¡Se los digo, es él! ¡Tiene la misma ropa!
- ¡No puede ser, tienes razón! ¡En verdad es ese niño!
- ¡Rápido, tenemos que sacarle una foto!
El joven de camisa amarilla, gorra y shorts azules gruñó, mientras intentaba ignorar todos los teléfonos que le apuntaban; seguro estaban esperando a que explotara de rabia o dijera algo gracioso, así que mientras no hiciera ninguna de las dos cosas, rápidamente perderían el interés.
Unos minutos después, los acosadores finalmente se fueron, gruñendo y quejándose. Una vez que estuvo solo en la Ruta 30, Joey finalmente pudo suspirar de alivio, sentándose en el suelo y acariciándole la cabeza a su Rattata. Con suerte, esos serían los últimos idiotas con los que tendrían que lidiar ese día.
Su Pokémon lo miró con preocupación, frotando sus bigotes contra el pecho de su amo. El joven entrenador sonrió, acariciándole el cuello a su Rattata mientras su mente retrocedía a unos cuantos años antes, al inicio de todo este lío: había ganado un viaje a la Torre de Radio de Goldenrod por pura suerte, lo que le dio además la oportunidad de ser invitado al show de DJ Mary y el Profesor Oak. Fue grandioso, y realmente se sintió emocionado. Pero en aquel entonces, solo era un niño tonto de diez años que amaba a su Rattata mascota. Joey tuvo un respingo; todavía recordaba sus propias palabras claramente.
- "Mi Rattata es diferente de los Rattatas ordinarios. ¡Es como si mi Rattata estuviera en el más alto porcentaje de todos los Rattatas!"
En verdad lo creía, y el mundo pasó los siguientes cinco años haciendo que se arrepintiera de haber dicho esas palabras.
Todo comenzó de manera muy sutil, cuando sus compañeros de clase simplemente repetían su línea del "alto porcentaje", y él se las devolvía con confianza. Era extraño, pero se sentía muy bien. Y luego, empezó a buscar su nombre online solo por diversión, y se quedó sin palabras. Su línea estaba siendo repetida por todas las esquinas del Internet, ya fuera palabra por palabra, o con alguna modificación menor. Había además imágenes cómicas sobre él, o le ponían sus palabras a otras personas o cosas, e incluso hicieron un video musical basado en su declaración que estaba empezando a volverse realmente pegajoso.
En ese momento, fue que Joey lo entendió; todos se estaban burlando de él, y seguían haciéndolo incluso ahora. A dondequiera que volteara, no podía evitar ver a gente que trataba de tomarle fotos, obligarlo a que dijera algo estúpido, o cualquier otra cosa que pensaran que era divertido. Al principio trató de ignorarlos, creyendo que sería solo una moda temporal; pero después de cinco años, ya no estaba tan seguro.
Podría haber aceptado el hecho de ser un hazmerreír, de no ser porque incluso ahora seguía creyendo en sus palabras: Rattata era su más antiguo y confiable compañero, y él quería volverlo el más fuerte del mundo. Pero sin importar qué tan fuerte se volviera, sin importar si los entrenadores de la Ruta 30 temblaban al oír su nombre, pues el mundo siempre lo vería como el niño del "alto porcentaje".
Joey suspiró. Tal vez por ese motivo fue que Bill de los Veinte Gyarados terminó siendo un criminal tan infame: quizás fuera el chico del "alto porcentaje de los Magikarps" y quiso vengarse del mundo por burlarse de él, o algo. Claro él podría intentar hacer algo para probar su valía y demostrarle al mundo que era algo más que una simple broma, ¿pero cómo? Todavía no estaba de ninguna manera al nivel para participar en la Conferencia Plateada, e incluso si reunía algunas medallas y perdía en la liga en un ranking más o menos alto, no podría convertirse en el siguiente Casey Snagem. Había escuchado algo sobre un sitio llamado el Salón de Batallas, donde supuestamente podías participar y ganar con tu Pokémon favorito, pero Sinnoh estaba demasiado lejos de su hogar. No había lugar a dónde ir, ni nada que pudiera hacer. O eso era lo que pensaba.
Un trozo de papel de repente voló arrastrado por el viento directo a la cara de Joey, parando su tren de pensamiento. Gruñendo se lo quitó de encima, mirándolo con fastidio, pero antes de tirarlo, alcanzó a leerlo, y su expresión se tornó de curiosidad. Era un aviso publicitario, y tenía escrito en una enorme fuente:
*¡TORNEO EN CIUDAD CHERRYGROVE!
Gana un huevo de Pokémon*
Joey acercó el papel a su cara mientras Rattata trataba de leerlo también. Era un torneo pequeño y no oficial, abierto para todos y patrocinado por el Profesor Elm de Pueblo New Bark, y el adinerado filántropo conocido como Mr. Pokémon, y con un huevo raro de Pokémon como premio para el ganador. No parecía ser un evento mayor, pero decía además que sería televisado. Joey sonrió, intercambiando miradas con su Rattata. Entrenador y Pokémon asintieron al mismo tiempo. Poniéndose de pie de un salto, se desempolvó la ropa y seguido de su roedor salieron corriendo hacia Cherrygrove. Esta era su oportunidad de darle la vuelta a su reputación.
(--0--)
Ciudad Cherrygrove...
Ciudad Cherrygrove nunca había sido la comunidad más grande o la ciudad más importante de Johto: a través de toda su existencia, siempre había sido una población muy pequeña con pocas cosas destacables. Si no fuera por el Festival Quagsire, la mayoría ni siquiera recordaría que esta ciudad existía. Siendo ese el caso, el torneo no tendría lugar en un estadio elegante. Todo lo que tenían era una pequeña plataforma de madera, con muchas personas alrededor, con el comentarista sobre la plataforma y Elm y Mr. Pokémon observando desde los lados. La mayoría de la gente diría que este no era un buen escenario, pero a la mayoría no les importó: querían pelear, o querían el huevo del premio para ellos.
Joey se paró de puntillas, tratando de ver con claridad la plataforma. Rattata hizo lo mismo, desde encima de la cabeza de su entrenador. Apenas podían contener su emoción, y habían podido ahogar los ruidos de la gente llamándolo "fastidioso" o que lo reconocieran como meme de internet. No le importaba: por fin iba a demostrarles a todos que se equivocaban, aquí y ahora. Después de lo que pareció una eternidad, el anunciador finalmente se aclaró la garganta y agarró su micrófono.
- ¡Hola a todos, damas y caballeros, y bienvenidos a la primera edición del Torneo de Cherrygrove! ¡Nos alegra verlos a todos aquí! – Se dio la vuelta antes de seguir hablando. – Hoy tenemos a muchos entrenadores reunidos aquí por la oportunidad de ganar un huevo Pokémon raro. ¿Cuál será el Pokémon que hay dentro? ¡Solo hay una forma de averiguarlo, gente!
Joey gruñó un poco mientras el Profesor y el filántropo traían el huevo, siguiendo después con un discurso científico largo y aburrido sobre la razón para el torneo. Joey no estaba interesado: para lo que le importaba, podían poner a hervir ese huevo y comérselo para el desayuno. Mentalmente se puso a contar, tratando de ocultar su expresión de aburrimiento. Tras una larga charla de terminología extraña, finalmente se fueron y le dejaron el micrófono al anunciador de nuevo.
- ¡Muchas gracias a nuestros benefactores! Pero bien, creo que ya los hemos tenido a todos esperando mucho tiempo. Así que sin más que agregar, ¡que comience el torneo!
- Ya era hora. – gruñó Joey, mientras traían una caja a la plataforma. El anunciador metió la mano en ella para sacar dos nombres.
- Para la primera ronda, ¡los participantes serán Kevin y Joey! ¡Por favor tomen posiciones en la plataforma!
Joey sonrió, y sin perder tiempo se paró en la plataforma mientras Rattata saltaba al frente. Del otro lado, su oponente caminó con calma, sosteniendo una Pokébola. El joven podía sentir las miradas sobre él: curiosidad, confusión, y por supuesto, burla. Pero él sonreía, sabiendo que esta sería la última vez que sentiría eso. Kevin puso los ojos en rendijas al verlo, y frunció el cejo.
- Espera, yo te conozco. ¡Eres el niño del "Rattata del alto porcentaje"! ¡Ese meme! ¿Qué diablos haces aquí?
- Eso fue hace cinco años. – gruñó Joey, y sonrió mientras se arrodillaba, y le amarraba algo en la cabeza a su Rattata. – Y vine aquí para ganar.
- ¿Ganar? – Su oponente se rio. – ¿Lo dices en serio?
- En serio. – Joey cruzó los brazos.
- ¿En serio crees que me voy a dejar ganar por un meme? – se rio todavía más Kevin. – ¡Te enseñaré! ¡Ariados, sal!
El Pokémon araña salió de la Pokébola, y él y Rattata intercambiaron miradas, al igual que sus entrenadores. El anunciador se puso en la línea lateral, alzando sus brazos.
- ¡El primer encuentro, Ariados contra Rattata! – Dicho esto, bajó los brazos. – ¡Comiencen!
- ¡Acabemos esto rápido! – Kevin señaló hacia adelante. – ¡Ariados, Bomba de Desechos!
La bola de veneno salió disparada hacia Rattata casi de inmediato, y el Pokémon de tipo Normal no pudo hacer nada para evitar o desviar el ataque. El impacto lo lanzó hacia atrás, y Kevin se encogió de hombros.
- Patético. ¿Qué esperabas lograr con un simple Rattata? – Sonrió con arrogancia. Joey mantuvo la calma, ajustándose la gorra.
- Si yo fuera tú, miraría otra vez.
Levantando la ceja, Kevin miró a donde estaba Rattata. Sus ojos se ensancharon cuando vio que Rattata salía de entre el charco de veneno, visiblemente herido pero todavía capaz de pelear.
- ¿Qué diablos...? – Kevin puso los ojos en rendijas, y fue entonces que notó lo que Rattata tenía en la cabeza. Frunció el cejo al darse cuenta de lo que era. – ¡¿Cinturón de Foco?! ¡No estarás pensando en...!
- Oh, claro que sí. – Joey sonrió. – ¡Rattata, Esfuerzo!
Rattata embistió a Ariados, y el impacto rápidamente redujo a la araña a la misma condición que Rattata. Kevin se mordió el labio y trató de darle una orden a Ariados, pero Joey le ganó de mano con un Ataque Rápido. Rattata golpeó a Ariados a una velocidad de relámpago, y lo sacó volando fuera del campo de batalla. Al caer ya no se movió más.
- ¡Los ganadores son Joey y su Rattata! – dijo el anunciador.
Joey cruzó los brazos. Esa estrategia era el truco básico de todo entrenador de un Rattata, pero nunca pasaba de moda. Kevin se quedó viendo a Ariados y luego con sorpresa a Joey, mientras el resto de la audiencia se quedaba con la boca abierta. Joey sonrió y sin decir nada cogió una poción para curar a Rattata, dejando la plataforma libre para los siguientes encuentros. A su alrededor, la gente empezó a murmurar, claramente impresionados. Las cosas iban muy bien.
...
El resto del torneo no fue tan fácil como el primer encuentro, pero aun así no fue tan desafiante para Joey y su Rattata. Una de las ventajas de ser entrenador de un solo Pokémon era que siempre llegabas a conocer todos los pros y contras de tu Pokémon, y Joey ciertamente sabía cómo utilizar a Rattata: era un Pokémon que todos consideraban como basura, y muy pocos sabían de lo que era capaz. A Joey le hubiera encantado presumir y liberar el verdadero poder de su Rattata, pero ese no era su objetivo. Tenía que demostrar que era competente y serio, y había enseñado los movimientos que Rattata necesitaba: Esfuerzo y Ataque Rápido servían para casi cualquier cosa, y para lidiar con esos molestos tipos Fantasma y Roca, Triturar y Lazo de Hierba lo tenían cubierto.
Y para cuando se dio cuenta, ya había llegado a las finales. A su alrededor, los gritos de burla se habían vuelto de sorpresa e inclusive de apoyo. Joey sonrió y se volteó la gorra mientras subía de nuevo a la plataforma, listo para la batalla final. En frente de él se encontraba otro muchacho, algo bajito y más o menos de la misma edad que él, con pelo castaño rizado y piel bronceada, vestido con sandalias, shorts azules y una camiseta blanca, y con un colgante de Pokébola en el cuello. Parecía más listo para ir a la playa que otra cosa. ¿Sería un extranjero o algo?
- ¡Y hemos llegado a la gran final del Torneo de Cherrygrove! ¡Nuestros finalistas son nuestro local Joey, y Tristan, de la región de Alola!
- "¿Alola? ¿La región con esos Pokémon raros?" – pensó Joey. Eso definitivamente explicaba su look, al menos. Tristan sonrió, arrojando su Pokébola de arriba abajo.
- ¡Me alegra poder pelear contra ti! ¡He estado esperando esto!
- Sí, me dicen eso a menudo. – Joey rodó los ojos, mientras su Rattata tomaba su lugar en el campo de batalla. – ¿Podemos empezar de una vez? No vine aquí para conversar.
- Sí, tienes razón. – Tristan siguió sonriendo, y arrojó su Pokébola. – ¡Empecemos!
La bola se abrió, y un Pokémon se materializó. Uno que para Joey se vio familiar y a la vez extranjero. Parecía un Rattata, pero era negro en lugar de púrpura, los bigotes tenían forma diferente, y se paraba sobre sus patas traseras en lugar de ir a cuatro. Joey puso los ojos en rendijas.
- Espera, ¿ese es...?
- Un Rattata de mi región, sí. – Tristan asintió. – Pensé que sería apropiado.
Joey gruñó entre dientes, pero se abstuvo de quejarse. Al menos tenía la batalla para quitarse los nervios.
- ¡Que gane el mejor! – dijo el anunciador. Joey y Tristan apuntaron hacia el frente al mismo tiempo, y la batalla comenzó.
- ¡Rattata, Triturar! – gritaron los dos al mismo tiempo.
Los dos Rattatas se lanzaron uno contra el otro, mordiéndose entre ellos al mismo tiempo. Los dos gritaron, pero el de Joey lo hizo por más tiempo, y el de Tristan ganó ese enfrentamiento de fuerza y lo lanzó hacia un lado. El Rattata púrpura tomó una expresión sombría y chilló mientras se volvía a poner de pie, con una marca visible de mordida en su costado. Joey puso los ojos en rendijas. Si era un Rattata, ese alolano no podía ser mucho más fuerte que el suyo, ¿por qué le habría dolido tanto? Y como si le leyera el pensamiento, Tristan cruzó los brazos y sonrió.
- Es tipo Normal-Oscuro.
Claro. Las formas regionales podían tener tipos diferentes. Joey frunció el cejo: él sabía todo lo que había que saber de los Rattatas, pero un Rattata alolano, eso era nuevo. No pudo evitar sonreír por un momento, esto sería interesante.
- Qué bueno saberlo. – Se ajustó la gorra. – ¡Ataque Rápido!
Rattata salió disparado a toda velocidad contra su contraparte alolana, con la cabeza gacha para golpear. Tristan apuntó hacia adelante.
- ¡Rayo de Hielo!
Rattata saltó hacia un lado para esquivar el rayo congelador, y la mitad de la plataforma quedó congelada. De nuevo se puso de pie, con las patas temblorosas. Joey parpadeó, confundido, mientras que Tristan se encogió de hombros.
- Demasiada gente subestima de lo que son capaces los Rattatas. – dijo. Joey parpadeó de nuevo, y luego se rio.
- Sí, es cierto. – Sonrió mirando fijamente a Tristan. – ¡Lazo de Hierba! – Unas enredaderas brotaron debajo del Rattata de Tristan, que jalaron al Pokémon alolano al suelo. – ¡Ahora, Triturar!
El Rattata de Joey saltó sobre el hielo, con los incisivos listos. Tristan retrocedió.
- ¡Pulso Oscuro! – ordenó. El rayo de energía oscura golpeó a Rattata de lleno, casi sacándolo de la plataforma, pero rápidamente se repuso y volvió a la carga.
- ¡Esfuerzo! – El Rattata de Kanto volvió a lanzársele al alolano, manteniéndolo atrapado en la madera, y estaba listo para lanzar otro golpe.
- ¡Bomba de Desechos!
El Rattata de Joey saltó esquivando el ataque a quemarropa por los pelos, pero aterrizó de vuelta en el hielo y se resbaló, perdiendo el equilibrio. El Rattata de Tristan corrió hacia él tomando su oportunidad.
- ¡Usa Triturar en el suelo! – ordenó Joey. Hundiendo sus incisivos en la madera, el Rattata de Joey logró frenar y se puso cara a cara con su contraparte. – ¡Ahora, Ataque Rápido!
- ¡Ataque Rápido también! – exclamó Tristan.
Los dos Rattatas chocaron uno contra el otro, saliendo despedidos por el impacto. Ambos roedores empezaron a jadear, mirándose fijamente uno al otro. Ambos estaban heridos, pero ninguno de los dos se daría por vencido. Tristan puso los brazos en jarras, y sonrió de nuevo.
- No lo están haciendo nada mal. – les dijo.
- Tampoco ustedes. – replicó Joey sonriendo también.
El encuentro estaba resultando muy interesante. Tenía varias estrategias que podía utilizar, y sabía exactamente cuál sería la mejor en este momento. Señalando hacia el frente, estuvo a punto de gritar su orden, hasta que empezó a oír las voces entre el público.
- ¿Estás viendo esto?
- ¡Sí! ¡Definitivamente voy a subir esto a internet!
- ¡Ya estoy viendo el título! ¡"La batalla por el más alto porcentaje"!
Joey se quedó congelado, casi se le van los ojos. Se dio la vuelta deseando, ROGANDO por haber escuchado mal.
- ¡En serio! ¡Un encuentro de Rattata contra Rattata!
- Parece irreal.
- ¡Les juro, esto lo hicieron a propósito!
Joey pudo oír que varias personas empezaban a reírse, mientras los demás empezaban a mirarlo, otra vez burlándose de él. No pudo más que quedarse parado ahí temblando. Tristan ladeó la cabeza.
- ¿Joey?
Joey miró a su alrededor, tratando de ahogar las voces. Solo podía escuchar más y más, y los que se quedaron en silencio solo lo miraban con confusión. Ya nadie estaba dándole ánimos a ninguno de los dos. Tal vez ni siquiera lo estuvieran haciendo en primer lugar. Joey apretó sus puños.
- Uhm, ¿está todo bien? – preguntó el anunciador. Joey se quedó allí, escuchando todo a su alrededor, y finalmente cuando no pudo más, dio un pisotón en la plataforma, con todas sus fuerzas.
- ¡YA BASTA! – les gritó a todo pulmón.
Las miradas de todos volvieron a quedar fijas en él. La cara de Joey se quedó rígida, completamente congelada, mientras su Rattata corría junto a él. Podía oír los sonidos de los botones disparadores de las cámaras y teléfonos de todos.
- ¡¿Creen que es gracioso?! ¡Solo fue una maldita y estúpida línea que dije! ¡Yo era solo un niño pequeño e idiota entonces! ¡No necesitan estarla repitiendo una y otra vez! – gritó Joey, con todo el cuerpo tenso.
Nadie respondió, pero los sonidos de todos tomando fotos continuaron. Algunos no hicieron nada, otros se pusieron a filmarlo. Sin duda para burlarse de él otra vez.
- Solo... – La cara se le suavizó de nuevo, y agarró con la mano la visera de su gorra, tratando de taparse. – ¿Por qué no pueden dejarme en paz? Por favor, eso es todo lo que pido.
Nada cambió; todos todavía seguían mirándolo. Algunos incluso se estaban riendo. No tenía manera de escapar. Joey ya no pudo más, al mirar de nuevo al público, ya empezaban a correrle las lágrimas por las mejillas.
- Váyanse al diablo. – se dio la vuelta. – ¡Por mí váyanse todos al diablo!
Y sin más, salió corriendo, huyendo de la plataforma, del torneo, y de todos, Rattata lo siguió sin decir palabra. Toda la gente quedó en silencio, y el anunciador no supo qué decir. Después de unos segundos, se aclaró la garganta.
- Uhm... parece que Joey... acaba de abandonar. – Forzó una sonrisa y señaló a Tristan. – Siendo ese el caso, ¡el ganador del Torneo de Cherrygrove City es Tristan!
Unos pocos miembros del público empezaron a silbar, mientras otros aplaudieron muy lentamente. Entretanto, mientras le entregaban el huevo del premio, Tristan, solo se quedó observando a Joey mientras corría hasta desaparecer de vista. Frunció el cejo con preocupación. Eso no se podía quedar así.
(--0--)
En las calles de Cherrygrove, poco después...
Oculto tras un basurero, sentado agarrándose las piernas, Joey se permitió llorar. Por primera vez, por todas las veces que se rehusó a hacerlo en los últimos cinco años. Por todas las veces que creyó que podría dejar esa estúpida línea atrás de una vez y para siempre.
Podría mejorar todo lo que quisiera, derrotar a todos, incluso llegar a ser Campeón, pero todavía lo considerarían el "niño del alto porcentaje". Lo seguiría a todas partes para siempre, y nadie lo vería más allá de eso. Sintiendo que empezaba a moquear, Rattata trató de frotarle la cara con preocupación. Joey le sonrió con tristeza y lo acarició.
- Perdóname, soy un fracaso. No creo que pueda siquiera llegar a convertirte en el Rattata más fuerte. – dijo Joey, limpiándose las lágrimas de los ojos.
Rattata sacudió la cabeza y se frotó contra su entrenador. Joey solo siguió sollozando en silencio, y se quedaron allí por un rato, hasta que oyeron unos pasos acercándose a ellos.
- ¿Joey? ¿Estás aquí?
Limpiándose la nariz y volteándose, Joey vio quien había hablado: era Tristan, el chico alolano, ahora con un huevo Pokémon entre las manos. Joey tomó una mirada fría y volteó hacia un lado.
- ¿Qué quieres?
- Estaba preocupado por ti. – Tristan se acercó, y le extendió el huevo. – También quería darte esto, no lo gané justamente.
- Bueno, como puedes ver me encuentro bien. – mintió Joey. – Y por mí puedes quedarte con ese estúpido huevo.
- Insisto, en serio. – Tristan se le acercó más. – No me lo merezco.
- Y yo no lo necesito. – Joey se enfurruñó más. – Lo único que quería era que dejaran de verme como una broma, y ahora solo soy una broma todavía mayor.
- Si tú lo dices.
Tristan agachó la mirada, dejando el huevo a un lado por un momento. Joey se quedó mirando el suelo. Suspiró de nuevo, y se dio cuenta de que no oyó pasos alejándose. De nuevo con rabia miró a Tristan que seguía allí todavía.
- ¿Qué quieres? ¿Es que ahora quieres burlarte de mí? Qué lástima, todo mundo ya se te adelantó.
- No quiero burlarme de ti. – Tristan sacudió la cabeza. – De hecho, quería darte las gracias.
- No estoy de humor para bromas. – Joey se puso de pie y le dio la espalda a Tristan.
- No estoy bromeando. – dijo Tristan sonriendo con sinceridad. – Mis amigos y yo te debemos mucho.
- ¿Qué dices? – Joey se dio la vuelta, parpadeando. Tristan siguió sonriendo, y puso las manos detrás de la nuca.
- Esa línea que dijiste, sobre que tu Rattata era de alto porcentaje, nos ayudó mucho cuando éramos pequeños.
- ¿Cómo así?
- Mis amigos y yo teníamos la misma edad, y todos los que conocíamos se burlaban de nosotros por querer empezar con Pokémon débiles, o "plagas" como Yungoos, Patrat y Bunnelby. – Tristan se rio por un momento, pero dejó de reírse, aunque mantuvo su expresión sincera. – No teníamos a nadie de nuestro lado, pero ahí estabas tú diciendo sin humor que tu Rattata era diferente y más fuerte. Todos creyeron que era estúpido y ridículo, pero nosotros no.
- Entonces, ese Rattata alolano...
- Es mi inicial. – Tristan asintió. – Mis padres querían darme uno más fuerte, pero yo solo lo quería a él. De no ser por ti, tal vez me hubiera dado por vencido. Así que, muchas gracias. Siento mucho que esos idiotas se hayan burlado de ti, pero te aseguro que allá afuera hay mejores personas que ellos.
Joey se quedó sin palabras, solo podía parpadear mientras veía a Tristan. No parecía estar bromeando, ni tratando de tenderle alguna trampa. De verdad se veía sincero. Sus ojos volvieron a humedecerse, así que se los limpió antes de volver a ver a Tristan, sonriendo.
- Gracias, me alegra escuchar eso.
- De nada. – Tristan le devolvió la sonrisa. – Aunque hay algo que me gustaría pedirte, si no te molesta.
- ¿Qué será? – preguntó Joey ladeando la cabeza.
- No terminamos nuestra batalla, así que...
Tristan agarró su Pokébola. Joey se quedó viéndolo y después a su Rattata. Luego sonrieron y asintiendo juntos, volvieron a voltear a ver a Tristan. Ajustándose la gorra, se preparó.
- Claro, podemos hacerlo. – dijo tratando de suprimir una risa. – ¡Pero te lo advierto, mi Rattata es del más alto porcentaje entre todos los Rattatas!
- Ja, bueno, también el mío. – Tristan también se rio. – Vamos a ver quién de los dos lo tiene más alto.
Tristan salió del callejón, buscando una esquina donde pudieran pelear. Joey y su Rattata lo siguieron con calma, sonriendo ampliamente. Tal vez ser un meme no fuera tan malo después de todo.
FIN.
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