Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Gaiden de Koga y Janine

Tiempo indeterminado...

- La primera regla del ninja: siempre debes percibir todos los factores que hay en el entorno a tu alrededor. Dime, ¿qué puedes percibir del lugar donde estás, sin utilizar tus ojos?

Una jovencita, todavía no lo suficientemente mayor para salir por su cuenta en su propio viaje, se encontraba de pie sobre una enorme y sólida roca gris en medio de lo salvaje, y no sabía dónde. De antemano le habían dicho que le darían un tranquilizante para dormirla y la moverían al lugar donde se haría su prueba, así que no estaba asustada. El miedo no era algo propio en su familia. Una venda, hecha con una gruesa tela negra, estaba amarrada en la parte superior de su cara, obscureciéndole la vista. Eso también era parte de la prueba.

Su ropa tenía un tono oscuro, sin mucho color o identificación. Su cabello púrpura sobresalía un poco, aunque con lo corto que estaba, fácilmente se podría ocultar bajo una gorra o una peluca.

- Puedo oír... – comenzó a decir la chica, con la voz baja para que no interfiriera con sus oídos, pero lo suficiente para que el comunicador que tenía cerca de la boca lo registrara. – El viento. Una brisa suave sopla por todo este bosque, y levanta las hojas caídas.

Metiéndose el dedo índice en la boca, después lo levantó para sentir el viento con él, tomándose unos segundos para examinarlo. También atrapó algunas hojas en sus manos cuando le pasaron cerca y empezó a sentirlas con sus dedos.

- Estimo que sopla a unos cinco kilómetros por hora... en dirección este. Las hojas a mi alrededor tienen estructuras diferentes. Este bosque debe estar lleno mayormente de robles y arces. – Respiró profundamente en el aire, para continuar sus observaciones. – Puedo oler distintas fragancias de flores, todas acabadas de florecer. Estas plantas huelen como azaleas, sugiriendo que estoy en un bosque de tierras bajas.

Sacándose sus zapatos, saltó fuera de la roca donde estaba y aterrizó en el suelo, usando sus dedos para examinar la tierra.

- El suelo aquí parece ser mayormente de arcilla, y está muy húmedo. La tierra está cubierta de hojas caídas, sin dejar espacio para que la hierba pueda crecer. – Guardó silencio por unos momentos, poniendo solo atención al sonido a su alrededor. O más bien, a la falta de él. – No parece haber vida aquí. Seguro todos los Pokémon locales debieron esconderse asustados. Y seguro que tú eres el responsable, padre.

El sonido de un Pokémon al teletransportarse resonó detrás de ella. Seguido de esto, se llevó los dedos hacia su venda y se la quitó. El entorno a su alrededor se volvió visible, dejando en evidencia que sus observaciones fueron muy precisas.

- Excelente, Janine. – La misma voz que habló por su transmisor antes le habló por detrás. La chica se dio la vuelta para ver a su sensei, vestido de ropas oscuras, acompañado de un Venomoth que aleteaba junto a él. – Tus observaciones fueron excepcionales. He entrenado a muchos discípulos desde antes de que nacieras, y ninguno de ellos fue tan preciso como tú. Y tienes toda la razón, claro que ahuyenté a los Pokémon locales. ¿Qué clase de padre sería si te pongo en peligro sin entrenamiento apropiado? No, yo no seré como mi padre. No tengo deseo alguno de exponer a mis hijos a ser devorados por un Victreebel hambriento, eso no es un "riesgo del entrenamiento".

Koga frecuentemente hablaba de este modo sobre su padre. En términos de todas las cosas que su padre le había hecho (usualmente cosas extremadamente peligrosas), y él había determinado que no se las haría a sus hijos. Janine nunca conoció a su abuelo, él murió antes de que ella naciera, pero por lo que podía deducir, a su padre/sensei nunca le agradó mucho el hombre.

- Pero ya es suficiente. – dijo el padre yendo hacia la roca para recoger los zapatos de su hija. – Estuviste maravillosa, y viendo que mis enseñanzas han dado sus frutos, te ganaste una recompensa.

- ¿Quieres decir...? – Sus ojos se iluminaron, brillando como un par de obsidianas bien pulidas.

- Sí, Janine. Iremos por un gran helado, juntos.

(--0--)

Algún tiempo después...

- La segunda regla del ninja: Siempre tienes que lograr tu objetivo utilizando todo lo que tengas a la mano, bajo cualquier restricción.

Una Janine un poco más mayor, junto con varios otros discípulos, se encontraba de pie en un cuarto cerrado, sin ventanas, cubierto con tablas de metal, todos alrededor de su padre para una lección importante. Una diana redonda y de color rojo colgaba del techo, bien lejos del alcance de cualquiera de ellos. No podrían alcanzarlo sin ayuda, ni siquiera un jugador de basquetbol podría saltar tan alto como para llegar hasta ella.

- Tendrán que marcar esta diana si quieren salir de esta habitación. Y antes de que me lo recuerden, sí, estoy consciente de que hoy es día de sándwiches de huevo. – Koga sonrió malignamente, mientras la mitad de su clase empezó a decir cosas como "¡Sensei, eres un monstruo!", y la otra mitad se puso "Si lo hago bien, tal vez consiga uno de sándwiches de huevos dorados". – Sin embargo, no pueden usar armas arrojadizas para hacerlo. Y tampoco podrán usar un método que otro estudiante haya utilizado para marcarla. ¡Comiencen!

Se apartó de inmediato, y toda la clase se puso en marcha. El primer estudiante se puso unas copas de succión en las manos, y empezó a escalar por las paredes. Parecía ir bien hasta que estornudó y se cayó de espaldas. Otro arrojó shurikens a la pared y decidió usarlas como escalones para subir, pero uno que no estaba bien clavado se desprendió y también cayó. Un tercero jaló un cordón que tenía en su mochila, que inmediatamente sacó unos cohetes y empezó a volar, pero al poco tiempo empezaron a echar humo negro y le fallaron, haciendo que cayera también.

- ¡Profuenster! ¡¿Qué les dije acerca del Ninjutsu con mochilas cohete?! ¡Tienes suerte que el piso esté acojinado! – gritó el maestro ninja, quien claramente no era un fan de usar artes ninja empleando mochilas cohete como apoyo.

Otros métodos incluyeron cuerdas con ganchos, zapatos con resortes para saltar como un Spoink fuera de control, y un estudiante se fue hacia la puerta tratando de apelar a la décimo octava regla del ninja: nunca falles en tu objetivo sin importar las leyes. Y sin parpadear, Koga lo dejó noqueado golpeándolo en sus puntos de presión, murmurando que se olvidó de la tercera regla: siempre mantén el sigilo en tu objetivo, a menos que te convenga más no ser sigiloso (en casos como ese, era recomendable vestirse de color naranja y gritar "¡De veras!").

Todo ese tiempo, Janine no se había movido de su lugar. En lugar de eso se había quedado pensando, pensando, y pensando más en cómo podía lograr su objetivo. Y una amplia sonrisa cruzó por su rostro cuando le vino la idea sólida. Hecho esto, activó la Pokébola que tenía en su mano.

Y una hora después, una muy sonriente Janine estaba sentada sola en la cafetería, con un envoltorio vacío a sus pies mientras su Venonat chillaba feliz a su lado. Saludó con la mano al ver a un muy golpeado Profuenster entrando.

- Los sándwiches estaban algo fríos. – le dijo con honestidad, a partes iguales con tono amigable y por molestarlo.

- Vete al diablo.

(--0--)

Algún otro tiempo después...

- La cuarta regla del ninja: un ninja debe ser capaz de escapar de cualquier situación con las herramientas que tenga a su disposición y haciendo uso de todas sus habilidades. Siendo ese el caso, mi hija identificará las deficiencias en su seguridad, Jefa Lin.

Koga estaba hablando con una matriarca de cabellos grisáceos, que llevaba consigo unos grilletes de hierro. La mujer negó con la cabeza, al ver a la muchacha encerrada en su celda.

- En serio, no sé en lo que están pensando. Los barrotes son irrompibles, las cerraduras son 100% a prueba de ganzúas, y no permito que los presos pongan pósters en las celdas para evitar que oculten túneles que pudieran estar cavando. Su hija no tiene manera de escapar de ahí.

Al voltear de nuevo, vio que estaba tocando el suelo con la punta de sus dedos.

- Y si cree que los cimientos son lo bastante débiles para cavar un túnel a través de ellos, tendrá que volver a la escuela.

- ¿En serio? – preguntó Koga. Por supuesto, él ya había notado esos toques que estaba haciendo: la frecuencia, la profundidad y el patrón.

- En serio. Hasta puse malla de metal en los conductos de ventilación. La niña no podrá hacer nada. Y si intenta silbar para llamar a un Rhydon y que demuela la pared, coloqué un cercado para máxima disuasión.

- Oh sí, vi ese muro de flores que colocó. Muy imponente, también utilicé las mismas en mi propio jardín. – observó Koga. – Venenosas, irritantes y con espinas. Pero dígame, ¿está preparada para un asalto subterráneo?

- ¿Quiere decir de túneles? – preguntó Lin, imaginándose entonces a un trío de criminales estúpidos tratando de cavar con cucharas o algo así.

- Así es. Verá, mi hija ha estado leyendo el tomo de "La Teoría de la Invocación" que robé de un obliviano muerto durante la guerra. Tendré que recordar prepararle su cena favorita por sorprenderme de ese modo.

- ¿Invocación? ¿Qué está invocando?

*¡CRASH!* 

La jefa tuvo su respuesta cuando el piso de las celdas de pronto explotó en una enorme nube de humo y piedras.

- ¡Diglett dig, diglett dig!

- ¡Trio, trio, trio!

(--0--)

Más tiempo todavía...

La quinta regla del ninja: asegúrate de que nunca tengas que pagarle a nadie por daños colaterales.

La sexta regla del ninja: los abogados son uno de los cinco enemigos mortales de los ninjas.

Janine yacía tendida en un mullido sofá púrpura, dormida como una bebé con lo cansada que estaba por todas las pruebas que pasó aquel día. Entre aprender las artes del ninja, desarrollar sus habilidades en batallas Pokémon, y haber llegado a la pubertad, la muchacha estaba exhausta. Koga sonrió al ver a su hija. Una niña prodigio, la perfecta heredera para su escuela ninja y su clan. Y también de su título de líder de gimnasio.

Desviando su atención hacia su librero, Koga vio la gran cantidad de libros que había acumulado con los años, algunos los obtuvo robados de sus enemigos, otros los había heredado de su familia, y hasta unos cuantos los había escrito él mismo.

El Tomo Tóxico: el manual de enseñanza original para el movimiento que sus ancestros habían inventado: Tóxico.

El Libro de Invocación: robado de los oblivianos, basado en sus estudios sobre la escritura de los involitos. Las Crónicas del Legendario Greninja: una copia que recibió de una aldea ninja en Kalos, sobre un notable y poderoso Greninja que fue inmortalizado como un héroe de leyenda.

La Épica de Sayoko Shinozaki: la historia de la vida de una habilidosa kunoichi, que sirvió a un legendario Maestro Pokémon conocido únicamente como Zero, durante un período antiguo lleno de conflictos. El Libro de los Cielos: un tomo que explicaba cómo marcar a un Pidgey a cincuenta yardas de distancia con una shuriken, sin matarlo. Él lo utilizó mucho cuando era niño, durante su entrenamiento.

El Convenio de Arceus: un libro que detallaba la historia del mismísimo Arceus, y de cómo luchar contra el poderoso creador en tal caso de que un ninja tuviese que enfrentársele. El Tomo de Venochoque: Él había logrado perfeccionar el método para enseñarle el movimiento a los Pokémon que no podían aprenderlo de manera natural tras muchos años de práctica, y era muy efectivo al combinarlo con Tóxico.

El Pergamino de Técnicas Prohibidas: Las técnicas secretas conocidas únicamente por los maestros de su familia por generaciones, técnicas tan mortales que si llegaran a ser conocidas por el público en general, los cuchillos dejarían de ser un método predilecto para cometer asesinatos. Ese último libro sería la lección final para el entrenamiento de su hija, cuando tuviese la suficiente edad.

Muy pronto, la nombraría oficialmente como su sucesora, tanto como líder del gimnasio como para el clan. Podía ser algo joven para ambas cosas, pero en su mente ya estaba más que lista. Koga sospechaba que tal vez le tomaría algo de tiempo de adaptarse a sus deberes como líder de gimnasio: pero para eso no había necesidad de apresurarse. Ella ya había aprendido el estilo de combate que él usaba con los Pokémon tipo Veneno, ahora solo le quedaba desarrollar uno propio.

Igualmente estaba lo de enseñar a sus estudiantes, y disciplinarlos. Profuenster todavía andaba por allí, después de todo. Ella sería mucho más capaz si él no estaba con ella todo el tiempo, si la dejaba valerse por su cuenta por un tiempo. Se puede aprender mucho más caminando por tus propios medios que si te llevan de la mano.

Y respecto a por qué quería marcharse... bueno, la respuesta era muy sencilla. Ya había aprendido todo lo que podía al ser un líder de gimnasio: era tiempo de subir al siguiente nivel, un nivel mucho más alto. Mientras pensaba en su meta, dirigió su atención al único libro que no había nombrado en su tren de pensamiento antes, y lo extrajo del estante.

La Historia de Obito el Teletransportador. Uno de los ancestros más antiguos conocidos de su familia, era un ninja que peleó durante la Segunda Gran Guerra Ninja. Un bloodliner, que poseía el poder de teletransportarse. Lamentablemente falleció sin tener hijos: Koga y Janine descendían de la hermana mayor de Obito: Feng del Beedrill: una maestra de la Mega-Evolución y usuaria de la legendaria arma tóxica conocida como Suzumebachi. Su Beedrillita y la Mega Piedra activadora estaban resguardadas en el santuario familiar. Las leyes dictaban que no debían ser sacadas de allí excepto en situaciones de absoluta necesidad...

Los dos compartían los mismos padres, Feng y Obito, sin embargo ninguno de los descendientes de Feng poseía ese poder. Había permanecido dormido, incluso aunque en los últimos quince años muchos de esos poderosos linajes habían resucitado sorpresivamente.

Koga no podía evitar preguntarse... Janine tenía dieciséis años. Si hubiese nacido un poco después, ¿podría haber ganado el poder de teletransportarse? La sola idea hizo que Koga sonriera con algo de malicia. Un clan ninja capaz de teletransportarse... nada ni nadie podría detenerlos.

Como fuera, no tendría manera de saberlo. Después del nacimiento de Janine, Koga sufrió heridas que asegurarían que, incluso si volvía a casarse, ella seguiría siendo hija única a menos que recurriera a la adopción. Y según las leyes de su propio clan sobre los matrimonios arreglados, solo había una persona que potencialmente podría casarse con Janine, a raíz de la pérdida de los clanes ninjas en Johto y Hoenn, y también por los cambios en las políticas de los ninjas de Kalos.

Preferiría postrarse a los pies del líder del Equipo Rocket antes que aceptar algo así: Profuenster nunca podría ser admitido como parte de su linaje. ¡El Ninjutsu de mochilas cohete no tenía lugar en el venerable estante de su familia!

De cualquier manera, Koga quería observar este repentino surgimiento con sus propios ojos, ahora que Janine era lo bastante mayor para valerse por sí misma. En este nuevo mundo donde los bloodliners estaban aumentando en número, tenía que viajar para aprender más sobre ellos, y posiblemente ayudar a volver más fuerte a su clan al mismo tiempo.

Fortalecer a su clan, y convertirse en un miembro del Alto Mando. Podía hacer ambas cosas sin demasiadas complicaciones.

...

Mientras tanto, en Pueblo Paleta, cierto chico de catorce años ayudaba a su madre con su jardín.

FIN.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro