Guerra de veneno: Las sombras del mundo
Ciudad Gringy...
El mundo era maravilloso. Claro, ciertamente no era perfecto. Había algo de tristeza, miseria y crueldad, y en ocasiones podías perder de vista una de esas pequeñas cosas sin las cuales no podías vivir. Sin embargo, ¿qué sentido tenía lamentarse por eso, cuando había tantas cosas más que ver? La sonrisa radiante de felicidad por actos de amor como un beso en la rodilla lastimada de un niño, la erupción de alegría y alivio de unos padres al reunirse con su hijo perdido, el orgullo de ver que el duro trabajo daba sus frutos después de invertir esfuerzo y sudor en miles de formas de creación física o logros intelectuales. Todos esos sentimientos eran maravillosos. Si la gente tan solo pudiera enfocarse en las cien cosas buenas que había a su alrededor en vez de una sola mala, el mundo sería un lugar mucho mejor.
- ¡Emma! ¡Emma!
- ¡Regresa, por favor!
Las voces de dos niños resonaron por las calles, llenas de pánico y miedo irradiando de ellos como calor proveniente de un Pokémon tipo Fuego. Mirando hacia abajo desde la azotea donde estaba sentada, vio a un par de cabezas corriendo frenéticamente por las calles, gritando sin parar. ¿Niños en problemas? ¿Algo con alguien llamada "Emma"? ¿Una persona o Pokémon? Solo había una forma de averiguarlo.
- ¿Hay algún problema? – Preguntar directamente.
Los niños se quedaron congelados, volteando la mirada en todas direcciones tratando de encontrarla. No se les ocurrió mirar hacia arriba, así que todavía no podían verla.
- ¿Quién... quién dijo eso? – gimoteó una de los dos, una niña. No pudo evitar fruncir el cejo al percibir el miedo en él, pobre pequeño.
- No te preocupes. No quiero hacerles daño, solo quiero ayudar.
- ¿En serio? – preguntó la niña, con una inocencia llena de esperanza. El otro, un niño, no parecía tan alegre.
- ¿Quién eres tú?
- Una amiga. – les dijo simplemente. – Ahora, ¿quién es esa Emma a la que están buscando?
...
Más o menos una media hora después, los niños se encontraban en un parque a unas cuantas cuadras de donde estaban. Con lágrimas en los ojos, los dos abrazaban a una Arcanine hembra que se veía bastante vieja, y sujetaba entre los dientes un hilo que sujetaba un globo que flotaba encima de su cabeza. Esto pronto llenó los huecos en la historia de los pequeños. Aparentemente la niña, de nombre Ginny, accidentalmente soltó su globo y empezó a llorar. Emma al parecer tomó este pequeño arranque de la pequeña con demasiada seriedad y salió a perseguir el globo para que la hija de su entrenadora volviera a ponerse feliz.
- ¡Gracias! – exclamaron los dos, mientras Emma miraba a su alrededor con curiosidad, como si se preguntaba a quién le estaban agradeciendo.
Tal vez la anciana Arcanine podría haberla rastreado en el campo, pero inclusive en una gran ciudad, rastrear por el olor era mucho más difícil. Por su parte, ella no pudo evitar sonreír. Siempre se sentía muy bien hacer algo bueno por otras personas en el mundo.
- No fue nada. – les dijo mientras se preparaba para irse, cuando de repente, todas las luces de la ciudad se apagaron de golpe. Los niños se asustaron, abrazándose de Emma con miedo de la repentina oscuridad.
- Grrrr... – Emma gruñó, no le gustó que esta repentina oscuridad asustara a los pequeños.
En medio de toda la oscuridad que envolvió a Ciudad Gringy, ella de pronto se encontró en un estado de total confusión, un sentimiento que hacía eco por toda la ciudad entrelazándose con otra emoción terrible. Miedo.
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Planta de energía...
Caminando hacia la sala de control con paso indetenible y un ritmo perfecto, Belladonna no se inmutó al ver a los dos guardias apuntándole con sus armas. Durante sus primeros seis años de vida, ella residió en Ciudad Gringy cuando hacía honor completamente a su nombre. Durante los siguientes cinco años, no pudo experimentar las partes que él había limpiado. Estaba acostumbrada a ver armas de fuego. No la hacían retroceder en lo más mínimo. Solo eran juguetes estúpidos, armas que los impotentes usaban para sentirse poderosos. Si no eras un bloodliner, siempre podías entrenar a un Pokémon. Un arma de fuego no te hacía ver como otra cosa que un cobarde. Si querías ocultar lo débil que eras, lo mejor era ponerte una bolsa de papel en la cara.
- ¡No te muevas! – gritó uno de los guardias. Al ver que no se detenía, el otro simplemente le disparó.
No tenía por qué obedecer al primero, y el muro de asquerosidad que se alzó para bloquear la bala hizo que el otro fuera totalmente irrelevante. Algunos lo llamarían Ola Tóxica, ella lo llamaba simplemente asquerosidad.
- ¡Qué asco! – gritó el segundo guardia al ver sus acciones.
Cierto. Virtualmente todo lo que ella podía hacer era asqueroso. Pero ese guardia difícilmente podría estar en posición de decirle eso. Como dice el viejo dicho, ojo por ojo, diente por diente, una agresión por otra. Sus mejillas se hincharon mientras la boca se le empezaba a llenar de... más asquerosidad, acumulándose hasta que finalmente se la escupió con la fuerza de una bala. Por suerte, sus gritos fueron muy breves. Entonces se dio la vuelta hacia el otro guardia, un hombre de pelo gris con dientes amarillentos y ojos azules, que de puro terror dejó caer su arma. Sin embargo, el miedo que sentía no era por sí mismo.
- ¡Por favor, no me mates! ¡Tengo familia! – le suplicó. Ella no se relajó, pero tampoco hizo ningún movimiento. – ¡El horario apesta y mi compañero es un imbécil, pero pagan bien! ¡Pude pagar la universidad de mi hijo, y mi hija jamás hubiera conseguido esa cirugía si no fuera por eso! ¡Por favor, no me mates, no quiero que se queden solos en el mundo!
Lloriqueaba de miedo. Un miedo por otras personas, no por sí mismo.
- "Mami...." – De pronto oyó la voz de sí misma de pequeña lloriqueando en su cabeza. Por un momento, de pronto ya no estaba en la Planta de Energía, sino en la casa donde vivió de niña.
...
Era un lugar lleno con toda la basura que su madre se rehusaba a tirar. Ella de pequeña, con sus coletas desarregladas por haber tenido que hacérselas ella sola, se encontraba a los pies de una cama repleta de basura donde había una forma humana tendida. Su espalda estaba llena de manchas rojas producto de las infecciones que sufría por toda la basura.
- Mami... ¿puedes ayudarme? Tengo comezón... no me alcanzo...
La silueta en la cama no se movió ni le respondió.
...
Sacudiéndose esos pensamientos, Belladonna todavía se sintió afectada por sus recuerdos. Así que simplemente le dio un puñetazo al hombre en el pecho, que se encogió de dolor, y luego ella lo golpeó por detrás de la cabeza para noquearlo. Tras cerciorarse que seguía respirando, lo arrojó dentro de un armario y cerró la puerta. Haciendo brillar su mano en púrpura, dejó grabado un mensaje en la puerta. *GUARDIA VIVO ADENTRO*. Después silbó, y ante su llamado una Nidoqueen en trance pisoteó hacia ella desde el pasillo cercano. Señalando hacia la puerta, le dio una orden.
- Vigila este armario. Decidí perdonarle la vida al humano que encerré adentro, asegúrate de que siga vivo hasta que nos vayamos.
Nidoqueen asintió como si fuera un robot. Con ese simple acto de piedad, se movió hacia la sala de control. Tenían un objetivo que cumplir, pero eso tomaría tiempo, y para lograrlo, lo primero era asegurarse de que esta planta de energía no siguiera generando ni un solo watt para toda la ciudad.
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Afuera en las calles...
La ciudad se había puesto más negra que la noche. Más negra que la armadura corporal de Zekrom. Y completamente carente de luz, más negra que los corazones de... bueno, Ash tendría un empate mental entre la Cazadora J, el Merodeador con Máscara de Hierro, Grings Kodai, y tal vez Ghetsis. Pero ahora no tenía tiempo de decidir quién de todos ellos era el más malvado. Una sensación de pánico se podía sentir en el aire, mientras todos los habitantes en sus hogares comenzaban a pulsar interruptores en sus dispositivos por todas partes. Pero era inútil: toda la ciudad estaba sin luz.
- Esto no es normal. – observó Iris.
- Sí, no es broma. – dijo Misty secamente. Iris le dio una mirada confusa ante su respuesta.
- "Apagón... la planta de energía..." – pensó Ash en ese momento.
- "[Muk.]" – agregó Pikachu telepáticamente, ahora con un 20% menos de problemas de conexión.
No había tiempo que perder, tenían que llegar a esa planta de energía inmediatamente. Habiendo estado en tantas situaciones similares anteriormente, Ash podía sentir en sus huesos que este no era un apagón normal, algo en él le decía que había problemas con P mayúscula. Pero frunció el cejo al ver a Misty e Iris. Una parte de Ash, la que había viajado por varias regiones durante el largo período de cuarenta y cinco gimnasios (y siete Cerebros de la Frontera), quería salir corriendo hacia la planta de energía, recoger a su Muk y detener el desastre tan pronto como fuera posible. Sin embargo, ese Ash era... algo más joven de lo que él era ahora, así que probablemente no se daría cuenta que irse así nada más sería muy extraño. Así que primero, tenía que darles una razón.
- ¿Creen que esté pasando algo en la planta de energía? – preguntó probando las aguas. Misty e Iris parecieron considerar sus palabras. Misty se puso pensativa, mientras que Iris solo se encogió de hombros.
- Es posible, tal vez una horda de Pokémon eléctricos sea responsable. – dijo el Pokédex apoyándolo.
- ¿Y qué con eso? Esto apesta, pero no es que ninguno de nosotros sepa cómo encender de nuevo una planta de energía. – señaló Misty.
- Yo sí.
- Nadie te preguntó. – replicó Misty echándole una mirada asesina. Por alguna razón, el Pokédex no le respondió, al parecer se había dado cuenta de que ahora no era el mejor momento de empezar una discusión con Misty.
- Los que saben podrían estar en problemas. – presionó Ash. Luego sacudió la cabeza. – Miren, si no voy al menos a echar un vistazo, no podré dormir por la preocupación esta noche. Prefiero ir y asegurarme de que ya están arreglando todo, que despertarme mañana y ver a alguien leyendo un artículo de periódico que dice que cientos de personas murieron por un apagón masivo y porque la planta de energía explotó. Si ustedes no quieren...
Iris se sobresaltó cuando de pronto sonó como un fuerte choque en la distancia, seguido por los ruidos de varias sirenas de ambulancias que se dirigían hacia el sitio para auxiliar a las posibles víctimas.
- No quiero quedarme más de lo necesario en esta ciudad, incluso aunque haya luz. Al menos no hueles a... – De repente olfateó en el aire y tomó una expresión confusa. – ¿Bayas Aspear quemadas?
En eso vieron pasar un carrito en medio de la oscuridad bajando por la calle, perseguido por un hombre de estatura bajita gritando algo de sus bayas Aspear rostizadas. Era un evento extraño, y no tenían tiempo para responder a él.
- Estoy de acuerdo. – dijo Misty. – Si hay un incendio en la planta de energía, o esos locos del Equipo Rocket que nos persiguen andan por aquí, haremos algo. Si solo fue que alguien cortó un cable que no debía, nos largamos.
Con eso la decisión quedó tomada, y los tres emprendieron el camino hacia la planta de energía.
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Afuera de la planta de energía, poco después...
El primer signo de que el problema en la planta de energía no era normal: había una fila flotante de Koffings, los cuales, como sugerían los comentarios de James, podrían explotar por su cercanía con esas instalaciones eléctricas. El segundo, los Koffings se veían bastante extraños. Como si realmente no estuvieran allí, incluso para los estándares de desvarío de sus especies. Un momento, eso era más común de los Weezings. Pero aun así, se veían muy raros, con los ojos idos y sin vida.
- ¿Deberíamos atacarlos? – sugirió Iris.
- No, esa es una mala idea. Los Koffings explotan, y las explosiones pueden ser dolorosas. – señaló el Pokédex.
Los ojos de Misty se ensancharon al darse cuenta de lo que sucedía. Se dio la vuelta mirando a Ash con seriedad y le entregó tres de las Pokébolas que tenía a la mano en ese momento: Wooper, Poliwrath, y Slowpoke.
- Usa ese guante tuyo y envía estas con el Profesor, cámbialas por Goldeen, Starmie, y Gyarados. Con Wingull, Staryu, y Psyduck debería ser suficiente para encargarnos de cualquier cosa.
- ¿Encargarnos de qué exactamente? – preguntó Ash, mientras Misty señalaba a los Koffings.
- Ya he visto esa mirada antes. Así es como se ven los ojos de un Pokémon cuando un bloodliner lo está controlando. Esto es obra de un bloodliner de tipo Corazón Veneno.
Ash asimiló la información con una sensación de miedo, mientras sacaba el guante H.O.P.E y empezaba la transferencia. ¿Entonces alguien como ellos tres era el responsable de esto?
- Entonces... así es como se ven. – murmuró Iris con algo de horror, mientras veía a los Koffings como en trance. Al ver la mirada extraña de Misty, decidió elaborar más. – Sé que puedo controlar a los Dragones, pero nunca lo he hecho.
Con solo la mirada fue suficiente para que entendieran que lo que quiso decir fue "Nunca usaría control mental en mi familia", y el pensamiento quedó en el aire. Con un destello, las Pokébolas que Misty quería aparecieron en el guante H.O.P.E, y de inmediato liberó a sus tres Pokémon en el agua sorprendentemente limpia. Gyarados parecía listo para hacer su acostumbrado rugido de "Destruiré a cualquiera que se atreva a molestarme", pero Misty se puso el dedo en los labios para indicarle que se callara, y evitar que alertara a los Koffings. Sin mencionar que si la gente lo veía, entrarían en un pánico todavía mayor. Los apagones generales eran malos, los ataques de Gyarados eran peores, y un ataque de Gyarados durante un apagón general sería como patear alguien que ya estaba en el suelo y robarle los zapatos.
Misty saltó al agua y se sumergió con Goldeen siguiéndola. Iris saltó con ayuda de los Pokémon de Agua más pequeños y se subió en Gyarados. Ash, tras recordar que el guante H.O.P.E era a prueba de agua pero el resto de las cosas que tenía en su mochila no lo eran, se detuvo por un momento, dejándola donde estaba y sacando a Sliggoo.
- Escucha, vamos a meternos en esa planta de energía. Tenemos que detener a quienquiera que sea el loco que está haciendo esto y salvar vidas inocentes. Hasta que vuelva, asegúrate que nadie se lleve mis cosas, ¿de acuerdo?
Diciendo esto, Ash saltó al agua seguido por Pikachu. Sliggoo dejó salir un sonido de confusión, pero de cualquier manera obedeció, mientras veía como Goldeen se sumergía en el agua, y Starmie y Gyarados navegaban por la superficie, por debajo de la línea de visión de los Koffings, sin hacer mucho ruido. Aunque de todos modos, tenían un sentido del oído muy deficiente y tampoco es que fueran muy brillantes.
Mientras atravesaban el agua, ver a esos Koffings le trajo recuerdos a Misty, de la mirada en el rostro de aquel Golduck cuando ella usó sus poderes para capturarlo. Se veía muy similar. De hecho...
- Goldeen... cuando te capturé estaba probando mis poderes. Dime... ¿cómo se siente? – le preguntó Misty al pez, que iba nadando nerviosamente. Goldeen no le respondió, y ese silencio le dijo más que mil palabras.
Una luz roja de pronto se encendió parpadeando debajo de ellas, y eso sacó a Misty de estar pensando en el silencio de Goldeen.
- ¡Goldeen, cuidado abajo! – gritó Misty, justo en el instante en que un par de tentáculos aparecieron frente a ellas.
Goldeen consiguió evitar el intento de Constricción, mientras un Tentacool con esa expresión vacía de control mental se plantó frente a ellas tratando de detenerlas. Misty por un momento consideró utilizar su propio poder para anular el control mental que el usuario de Corazón Veneno tenía sobre el Tentacool, pero al ver la mirada de Goldeen cambió de parecer. El mensaje no pronunciado era claro: no podía volver a hacer eso. No si quería ganarse el respeto de Goldeen.
- ¡Goldeen, Ataque de Cuerno! – exclamó. Goldeen pareció aprobar su decisión, y de inmediato se lanzó hacia el Tentacool con su cuerno listo.
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Entretanto, con Ash...
Mientras Starmie saltaba fuera del agua detrás de él, Ash se encontró rodeado por un enorme grupo de Vileplumes poseídos. Al ver que todos se preparaban para soltar una explosión de esporas letales, como las que sufrió Misty cuando estuvieron en Cerulean, Ash solo tenía una respuesta para ellos.
- ¡Charmeleon! ¡Pikachu!
Su compañero saltó a la acción junto con el lagarto de fuego. Los dos liberaron simultáneamente Lanzallamas y Atactrueno. Los dos ataques combinados fueron suficientes para hacer caer derrotados a todos los Vileplumes, pero al derrotarlos, el agua detrás de ellos salpicó violentamente, revelando a un enorme Pokémon azul, rojo y negro.
- Tentacruel. – dijo la medusa con voz monocorde.
- Tentacruel, el Pokémon medusa. Los tentáculos de Tentacruel crecen rápidamente después de ser cortados y posee muchos fluidos tóxicos en su interior. – dijo el Pokédex.
En respuesta, Pikachu le lanzó una descarga para dejarlo frito antes que pudiese usar dichos fluidos tóxicos en contra de ellos. Por supuesto, luego de esto una docena más de ellos surgieron para vengarlo, flanqueados por docenas de Tentacools que comenzaron a dispararles Picotazos Venenosos. Ash, Pikachu, y Starmie se dispersaron para esquivar, mientras que Charmeleon encendió su Nitrocarga para protegerse de los ataques. Se le hizo mucho más rudo hacerlo de esa manera que esquivarlos.
- ¡Char! [¡Muy débil, eso fue muy débil! ¡¿Creen que pueden vencerme tan fácilmente, pescados estúpidos?! ¡Voy a hacer hervir su océano y les mostraré lo que es verdadera fuerza!]
- ¡Charmeleon, no hay tiempo de hacer hervir su océano! ¡Y técnicamente tampoco son peces! – le gritó Ash, mientras Charmeleon dejaba salir un chorro de Lanzallamas como advertencia, mandando a un Tentacool deslizándose por la superficie del agua como haciendo saltar una piedra.
Charmeleon masculló algo acerca de que podría evaporar todo ese océano una vez que evolucionara, pero aun así siguió a su amo y se dirigieron hacia el interior de la planta. El tiempo apremiaba después de todo.
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En el otro extremo de la planta de energía...
Para Iris todo el lugar olía realmente extraño con tanto metal a su alrededor. Frente a ella, yacía una fila de Kakunas derrotados. Un muro de Glooms fue derribado por la Garra de Metal de Excadrill. Un Weezing que flotaba en el aire fue noqueado por la Electrobola de Emolga. Y cuando dos Weepinbells trataron de lanzarse a darles un Portazo, Iris y Axew les devolvieron el favor usando Garras de Dragón simultáneas.
Un Nidoking que trató de atravesárseles en el camino fue golpeado por la Furia Dragón del Gyarados de Misty, que los había seguido hasta tierra firme. En ese momento estaba cuidándoles la retaguardia, atacando a un escuadrón de Beedrills que se les venían encima. Con él cuidando la entrada, Iris y sus Pokémon lograron meterse al edificio y ahora empezaban a correr por los pasillos, aunque les preocupaba no contar con él a medida que su batalla se hacía más distante...
- ¡Ty!
De repente, tres voces idénticas gritaron, y tres pequeños Pokémon humanoides de color rosa aparecieron adelante. Tyrogues, y todos se les lanzaron a la vez con sus ataques. El primero, derribó a Emolga con un puñetazo rojo. El segundo, se deslizó con una patada barredora hacia los pies de Excadrill para hacerlo tropezar. Y el tercero se lanzó dando vueltas hacia Axew, estrellando a su pequeño hermano contra la pared.
- ¡Ax! – gimió el pequeño dragón.
Después de los ataques, sus Pokémon lograron volver a ponerse de pie, pero el sonido de Axew chillando de dolor la hizo ponerse furiosa. ¡Excadrill y Emolga podían encargarse de los otros dos, pero el tercer Tyrogue era suyo!
Se dio la vuelta para atacar al Tyrogue giratorio, con sus garras verdes listas para despedazarlo, pero dichas garras fueron interceptadas por un puño brillante de color naranja. Al mirar por la esquina del ojo, se topó de frente con una chica rubia más o menos de su edad, vestida de ropa naranja, y cuyo puño brillaba con una energía que ningún humano normal podría poseer.
Ninguna dijo una sola palabra, pero pronto, comenzó un intercambio de golpes entre las chicas y sus Pokémon, y su ruido hizo eco por todos los pasillos cercanos.
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En otra parte...
Saltando sobre la superficie del agua, Tentacool eventualmente fue desacelerando hasta que se detuvo justo al borde del muelle donde ella estaba parada, hundiéndose debajo del agua. Mirando hacia abajo, el agua burbujeó y se agitó, para dar paso a un estallido de agua y un Tentacool tratando de golpearla directamente en la cabeza. Pero antes de poder hacerlo, ella extendió su mano hacia el frente, deteniendo al Tentacool en seco en el aire, con sus poderes psíquicos.
- "Esto no es natural. Esto es... control." – pensó, mientras fruncía el cejo.
...
Su hogar era muy acogedor, bien pagado gracias a la pensión militar y haber invertido en aquellas acciones. Lo podía recordar muy bien, aunque en ocasiones podría sentirse algo solitario.
Los dos se encontraban en una sala bastante acogedora: se veía bien cuidada y decentemente limpia, para ser un hogar de dos donde el único adulto era un hombre. En la mesa del centro había un título titulado: "Para ser el mejor, mejor que nadie más" escrito por Casey Snagem, cuya cubierta había sido víctima de un derrame de salsa de tomate, otro libro escrito por E.B White con un Ducklett que tocaba una trompeta, que había sido donado por caridad, y una foto enmarcada con una imagen grisácea: una unidad de Elite conocida como el Batallón Surge, encabezada por un hombre grande y musculoso con un Raichu y dos Pokémon de los cuales ella no sabía los nombres: una araña amarilla gigante y una anguila con extremidades. Su tío era uno de los hombres en la fotografía, por supuesto se veía mucho más joven que ahora. En ese momento, su yo del presente, ya más anciano, se arrodillaba frente a una versión más pequeña de ella, que tenía los ojos llenos de lágrimas.
- ¿Qué te ocurre? – le preguntó. Ella no le respondió. No podía. El hombre suspiró, pues sabía perfectamente por qué. – Sé que es difícil. Yo sé perfectamente cómo suena tu voz, pero nadie más lo sabe. Para el resto del mundo eres muda. Es difícil mentir, pero para el resto del mundo, tu voz murió junto con tus padres.
Su tío se había hecho cargo de ella desde que sus padres habían muerto en un accidente de auto. Aunque ella no podía recordar a sus padres, pues todavía era muy pequeña, así que para ella él era mucho más que solo su tío. Pero estaba el hecho de que jamás podría producir el sonido para expresárselo, o expresar cualquier cosa en absoluto. Las únicas palabras que sus nuevos compañeros de clase tenían para ella vinieron del libro que estaban leyendo: muda y boba. La última les ganó un regaño de su profesora que les advirtió que no volvieran a usarla. No hizo falta, los abusones de la escuela ya lo tenían cubierto en su código.
Había otra palabra para definir esta condición. Una palabra que ella detestaba más que ninguna otra en el mundo, incluso ahora. Afonía: Sin sonido.
- "Odio ser muda. Quiero decirle hola a la gente, quiero decirles lo que pienso. Incluso quiero tratar de responder preguntas de matemáticas... pero tengo que fingir que no puedo. No es justo."
Su tío le sonrió con tristeza, y arrodillándose le puso la mano en el hombro.
- Yo siempre he creído que tienes que ver lo bueno que hay en el mundo. Ya he visto mucho de lo malo, y espero nunca tener que contarte las cosas horribles que llegué a ver. Es por eso que siempre trato de ayudar a las personas: ya sea ayudando a levantar los libros que se le caen a alguien o abriéndole la puerta para que pase. Los actos de amabilidad pueden hacer del mundo un lugar mucho mejor de una manera en que el odio y la ira jamás podrán. Hay muchas cosas maravillosas en el mundo pero pocos pueden verlas. Hay quienes le tienen miedo.
Guardó silencio por un momento antes de continuar.
- Tú posees un poder asombroso. Puedes hacer cosas que ninguna otra persona puede, siempre ha sido así. Aunque nunca lo sabrán, has salvado a personas. La señora Crock y el señor Swanson hubiesen podido lastimarse de gravedad durante aquella granizada del año pasado si no hubieras usado tus dones. Sin embargo, hay personas en el mundo que solo ven la oscuridad. Si ellos y yo vemos las noticias, yo puedo ver una decisión moral y ellos verán algo malvado, ambos en el mismo evento. Algunas personas tal vez no verían tus habilidades como yo lo hago... como una bendición que te da no solo la oportunidad de ayudar a muchas personas, sino de comunicarte con los demás. No quiero que vayan a lastimarte...
Los dos se abrazaron con fuerza. Ella todavía no dejaba de llorar, pero ya le estaba ayudando a sentirse mejor.
- El mundo siempre se mueve para ser un lugar más amable. La guerra se vuelve más distante cada vez que elegimos no pelear, y los humanos y los Pokémon se hacen más cercanos cada día que pasa. La amabilidad está ganando al mundo, y un día será de tal manera que todos serán tratados por quienes son, y no por lo que son ni por de donde vienen. Eso es responsabilidad de todos, incluyéndonos a ti y a mí. Ningún acto es demasiado pequeño; uno siempre tiene que llenar al mundo de toda la amabilidad que sea posible.
...
Sacudiendo su cabeza y mirando hacia la planta de energía, sus ojos adquirieron una mirada de determinación. Usando sus poderes, se teletransportó hacia allí. Podía sentir que había personas que necesitaban su ayuda. No había tiempo que perder.
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Ciudad Fuchsia...
- Sabes, ahora que lo pienso, ¿por qué una medalla que entrega un ninja tiene forma de corazón? ¿No debería ser un kunai, una shuriken, un sapo o algo por el estilo?
Preguntándose de dónde sacó la parte de que un sapo tendría que ver con un ninja, Red se detuvo mientras Yellow daba la vuelta y seguía haciendo preguntas.
- ¿Qué, es que no lo sabes, Red? Los sapos y los ninjas van juntos, igual que las serpientes y los ninjas. Y también el ramen y los ninjas.
Los comentarios de Yellow hicieron que le diera vueltas la cabeza. De repente vio a la líder del gimnasio local (a quien planeaba desafiar pronto, aunque ya había visto fotografías de ella y había oído rumores de víctimas suyas huyendo hacia el Centro Pokémon gritando por bayas Pecha y porque tenían bolitas de picos en los zapatos), recostada en la espalda de un Politoed gigante con una pipa en la boca, y sorbía los fideos de un tazón de ramen mientras un Ekans se arrastraba a sus pies. Era una... imagen extraña.
Sus reflexiones sobre los ninjas con sapos, serpientes y ramen se detuvieron cuando se dio cuenta que Yellow se había parado. Se había quedado viendo a un Pokémon que estaba frente a ella, poniendo una cara con esa sonrisa de "Oh, Dios mío, es tan adorable que lo único que quiero es abrazarlo", muy similar a la que tuvo su madre cuando su Pichu salió del huevo hacía tantos años.
Su madre...
Sacudiéndose esos pensamientos deprimentes de la mente, Red miró al Pokémon que hizo que Yellow se derritiera en ese momento. Era una... cosita azul, pero Red no tenía idea de qué podría ser exactamente, y se aferraba a un trozo de madera como si estuviera dormido.
- Oh cielos... ¡ese Pokémon taaaaaan adorable! ¡Red, por favor, tienes que atrapar a este Pokémon! ¡Por favor! – suplicó Yellow tan fuerte como pudo.
En sus hombros pudo sentir que su antiguo Pichu, ahora desde hacía tiempo Pikachu, retrocedió por el volumen de la chica. Extrañamente, el Pokémon que tenían frente a ellos no se despertó, de hecho, ni siquiera pareció reaccionar al sonido de los gritos de Yellow. Por lo visto tenía el sueño muy pesado, ¿un pariente de Snorlax, tal vez? Pero al examinar al Pokémon más de cerca, Red negó con la cabeza.
- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué no?! – Yellow se enfurruñó. Red le respondió señalando al cuello de la criatura, y fue allí que se encontró con lo que le voló todas sus esperanzas. Un collar, con una placa identificadora. En ella estaba grabado lo siguiente:
*Este Pokémon tiene dueño. Si lo ves, volveré pronto. Le da por hacer berrinches cuando está en lugares cerrados y duerme mejor lejos de ellos. Si no regreso, haz de cuenta que me comió un Palossand o algo así, y llévalo a mi casa en el 626 del Canal Pelekai, en Isla Melemele.*
- Oh... es decir que tiene entrenador. – Yellow se quedó deprimida solo unos segundos más antes de volver a verlo con curiosidad. – Isla Melemele... ¿Melemele? ¿Eso es... parte de las Islas Seafoam?
Red lo pensó por un momento, pero después negó con la cabeza.
- ¿No? ¿Entonces de dónde viene este pequeño? Y más importante aún, ¿qué es un Palossand?
Red en ese momento se dio cuenta de que su Pikachu sobre su hombro dio un respingo, como reaccionando a la palabra "Palossand".
- ... supongo que nos veremos cuando haya terminado ese condenado torneo. – dijo de repente una voz de hombre anciano y grave, a poco fuera de su vista. Pero la palabra "torneo" llamó la atención de Red.
- Oh, anímate, Kaiser. ¿No quieres ver el excelente trabajo que has logrado por los Pokémon aquí en la Zona Safari? ¿O las caras felices de esos dos entrenadores afortunados y sus amigos cuando se vayan? – le respondió una voz femenina, con un acento que Red no reconoció le respondió.
La voz de hombre resopló y murmuró algo que le hizo por instinto cubrir las orejas de Yellow. Luego oyó a la mujer murmurar algo de "viejos gruñones" y después que se acercaban sus pasos. Pronto la mujer quedó a la vista, revelando a una mujer de piel morena de pelo oscuro cayéndole por toda la espalda. Traía una blusa verde-azul y pantalones color bronce, con un par de muñequeras rojas con patrones de flores blancas. Una bolsa colgaba de su cintura, y tenía en ella un Pokémon de color marrón, con las letras "Grupo de Conservación de Mudbray". Red inmediatamente asoció al Pokémon en la bolsa con el nombre "Mudbray". La mujer fijó la mirada en el Pokémon dormido, aunque rápidamente se dio cuenta de la presencia de ellos dos.
- Oh, disculpen, ¿Stitch les causó algún problema? Perdón por dejarlo ahí, pero es que tener que ir a ver a ese viejo guardia ya es demasiado estresante, y el pobrecito le tiene miedo a que el viejo le saque su rifle por todo, está loco. – Recogió al Pokémon azul, que pareció relajarse todavía más mientras dormía. – Como sea, tal vez debo presentarme. Mi nombre es Lilo.
- Hola, Lilo. Mi nombre es Yellow, y él es Red. – Yellow habló por él como acostumbraba hacerlo. Su mirada se encontró con la de Lilo, y el aire se quedó en silencio, por un momento. Los dos ya sabían lo que venían.
- Después de dos horas de tanto hablar y tanto papeleo necesito algo de ejercicio, y tú tienes aspecto de entrenador. – dijo Lilo, metiendo su mano entre su bolsa para sacar dos Pokébolas, una activa, y otra que brillaba en el centro en modo inactivo. Presionó la activa, haciendo que el botón se volviera rojo, y después activó la otra. – ¿Qué te parece un tres contra tres?
Red asintió, y su Pikachu saltó fuera de su hombro, evaluando a Lilo.
- Conque un Pikachu. Bueno, creo que sé a quién llamar. – Reemplazando la Pokébola inactiva, arrojó la activa al aire, dejando salir a un Pokémon azul y púrpura, que parecía el resultado de que alguien metiera en una mezcladora un Hitmonchan y un Kingler. – ¡Crabrawler vs Pikachu!
Red se quedó viendo al Pokémon mientras mostraba sus tenazas con forma de puño con cautela. Nunca antes había peleado contra un Pokémon como este, ni lo había visto siquiera. No podría ver el camino hacia la victoria hasta que no peleara contra él un poco. Sin embargo, a pesar de no estar claro, el camino tenía un punto de inicio obvio, dado el probable tipo de Crabrawler y su clara inclinación por los ataques físicos a primera vista.
- ¡Atactrueno! – exclamó.
Las mejillas de Pikachu echaron chispas, y una onda de electricidad salió hacia Crabrawler. El ataque golpeó al cangrejo boxeador, pero al cesar se dio cuenta de que no sufrió tanto daño como se había esperado. ¿Acaso tenía la habilidad Filtro?
- Oh, ya entiendo. ¿Creíste que Crabrawler era tipo Agua, verdad? – dijo Lilo.
Red parpadeó. Entonces esa era la razón. Seguramente entonces era de tipo Luchador, y probablemente de tipo solitario, ya que no tenía llamas, metal, hojas o ningún otro indicador de un tipo secundario.
- ¿Espera, es un cangrejo pero no es acuático? – dijo Yellow, que estaba al filo de su asiento viendo la pelea. Lilo asintió, para su sorpresa.
- Sip. Ahora, es tiempo de mostrarles tus movimientos de tipo Luchador. ¡Crabrawler, Puño Incremento! – dijo Lilo. Con sus pinzas brillando en color naranja, Crabrawler lanzó un puñetazo directo hacia Pikachu.
- ¡Esquiva! – ordenó Red.
Pikachu se agachó para esquivar el primero, el segundo lo hizo saltando, pero el tercero le conectó y lo mandó rodando por la tierra. Se levantó después del golpe, no parecía estar tan mal después de todo.
- Nada mal. Muy bien, Crabrawler, ¡ahora usa Puño Dinámico!
Crabrawler asintió, y empezó a girar su tenaza izquierda preparando un puñetazo muy poderoso y devastador. Red ya comenzaba a ver el camino hacia la victoria. Sus posibilidades estaban en 63% e iban aumentando.
- ¡Pikachu, mantente pegado al suelo y usa Puño Trueno!
Inclinándose sobre su cuerpo, Pikachu sujetó su muñeca derecha con su pata izquierda, y luego hundió la pata derecha en el suelo. Así formó una bola de electricidad amarilla en ella, y extendiendo su brazo, cortó el suelo mientras corría hacia Crabrawler. El cangrejo levantó su garra y trató de golpearlo, pero falló: apenas por micrómetros le rozó el pelaje. El Puño Trueno golpeó a Crabrawler directo en el pecho, este se tambaleó un poco y cayó de espaldas, derrotado.
- ¡No, Crabrawler! – Lilo recuperó a su Pokémon derrotado, mientras Pikachu resoplaba y volvía junto a Red, parecía orgulloso de sí mismo. – Vaya, eso estuvo muy bien, Red.
Lilo se disponía a sacar de su bolsa una segunda Pokébola. Por un momento pareció detenerse para buscar algo más, pero en el último momento cambió de parecer y decidió no hacerlo.
- Escuché que muchos entrenadores aquí en Kanto compiten en Ligas. No tenemos una de esas en Alola, y admito que despertó mi curiosidad. Si me quedo el tiempo suficiente, tal vez decida probar yo también, escuché que muchos entrenadores pueden entrar hasta con una sola medalla.
Red se acordó entonces: ese chico Ash había hecho lo mismo. Pero todavía estaba compitiendo en otros gimnasios. ¿Sería porque creía que no eran lo bastante fuertes, o solo buscaba desafíos aun cuando no era necesario? De cualquier manera, no era el momento de pensar en eso ahora.
- ¡Ve, Charmeleon!
Al lanzar su Pokébola, Lilo respondió con la suya.
- ¡Ve, Exeggutor!
Las posibilidades de victoria solo le aparecieron por un momento mientras se preparaba para pelear contra el Pokémon de tipo hierba, solo para llevarse una sorpresa cuando el Pokémon salió. Él, Charmeleon, Pikachu y Yellow tuvieron que mirar para arriba. Y arriba. Y más arriba. Y un poco más arriba todavía.
- ¡Tor! – dijo el... "Exeggutor", si realmente lo era, se veía muy extraño, y alto. Yellow, tratando de mirar todo lo que pudo hasta arriba, perdió el equilibrio y se cayó para atrás.
- ¡¿Qué?! ¡Eso... ese no puede ser un Exeggutor!
- Oh, claro que sí. Este es un verdadero Exeggutor. – le explicó Lilo con la voz calmada.
Yellow, tratando de ver qué tan alto era realmente, solo pudo hacerlo literalmente al recostarse de espaldas en el suelo. En cuanto a Red, si ese era un verdadero Exeggutor, él prefería a los ficticios. Pero como dicen, entre más grandes son, más duro caen.
- ¡Explosión de Llamas! – ordenó Red. Una bola de fuego salió de las quijadas de Charmeleon directo hacia la palmera gigante y con cara de bobo.
- ¡Bloquéalo con 'Polvo Venenoso! – declaró Lilo.
Red tuvo problemas para adivinar cómo funcionaría eso, y de repente Exeggutor empezó a agitarse, como si estuviera en medio de un huracán agitándolo. De él empezaron a caer esporas de polvo púrpura, lloviendo en un enorme torrente que cayó sobre la Explosión de Llamas apagándola.
- ¡Whoa! – exclamó Yellow en shock, y Red tuvo que admitir que estuvo igual de impresionado.
- ¡Bomba Semilla! – dijo Lilo. Exeggutor empezó a disparar semillas desde su cabeza y estas comenzaron a caer como bombas.
- ¡Tumba de Rocas! – ordenó Red. Piedras rotando a su alrededor se formaron encima de Charmeleon, bloqueando las semillas explosivas por completo. – ¡Ahora, Garra de Sombra!
Energía oscura envolvió el brazo de Charmeleon. Su segundo Pokémon salió a la carga contra el gigante. El golpe de la garra hizo que se tambaleara, pero no lo hizo caer. Eso... lo tomó por sorpresa.
- "Eso debería haber sido superefectivo." – pensó, su Vista de Victoria pareció enloquecer.
- ¡Ahora, usa Draco Meteoro mientras Charmeleon está debajo de ti!
- ¡¿Draco qué?! – exclamó Red en voz alta.
Las cabezas de Exeggutor brillaron de color naranja, y una lluvia de meteoros empezó a caer desde el cielo sobre Charmeleon sin que pudiera intentar ningún escape. Incluso mientras el poderoso ataque aumentaba su furia, Red comenzaba a ver las cosas con más claridad. Para empezar, este Exeggutor tenía un tipo diferente. Hierba-Dragón, era lo más probable. Eso le daba conocimiento. Y el conocimiento, le daba poder. Posibilidades de victoria a 40%, a ver si las podía aumentar un poco más. Mientras Charmeleon se volvía a levantar con esfuerzo, Red sabía lo que tenía que hacer.
- ¡Ahora, Garra Dragón! – Charmeleon asintió, y se lanzó contra Exeggutor con sus garras brillando de verde.
- ¡Polvo Venenoso!
Exeggutor volvió a bailar, y en vez de meteoros comenzaron a llover esporas tóxicas, cubriendo a Charmeleon. La Garra Dragón se deshizo antes de poder emplearla, y su Pokémon de fuego colapsó en el suelo, con sus músculos convulsionándose por el dolor. Posibilidades de victoria, cayendo rápidamente.
- Tú ganas esta ronda. – declaró Red, recogiendo a su Charmeleon. Lilo sonrió y retornó también a su raro Exeggutor.
- Buen trabajo, Exeggutor, te mereces un buen descanso. Y ahora, para la ronda final, ya sé a quién usar. ¡Ve, Mudsdale!
Arrojó s su último Pokémon, revelando a una enorme criatura equina, de color marrón, patas rojas y con cabeza y crines en forma de rastas negras.
- ¡Whoa, qué grande! – declaró Yellow al verlo. – ¿Todos los Pokémon alolanos son así de grandes?
- No en realidad. – dijo Lilo, mientras sacaba una especie de pulsera blanca de su bolsa, que tenía un cristal marrón en el centro.
Red se quedó viendo al Pokémon por un momento: parecía defensivo, y tal vez estaría emparentado con ese tal Mudbray que tenía en su cinturón. Eso además sin factorizar la cosa que había sacado de su bolsa, no tenía idea de si estaría conectada con la piedra misteriosa que recibió de Scott, o si era algo totalmente diferente, pero no planeaba tomar riesgos innecesarios si podía evitarlo. El nombre Mudsdale podría implicar que era tipo Tierra, aunque había la posibilidad de que fuese de tipo dual: Tierra-Agua, Tierra-Normal, y Tierra-Roca eran posibles. Eso lo dejaba con un solo tipo de Pokémon como el mejor para enfrentarlo: un tipo Hierba.
- ¡Yo te elijo! – declaró Red enviando su tercer Pokémon.
Con esto, apareció Victreebel, la planta predadora amarilla, chillando por su deseo de batalla. Lilo sonrió, y Mudsdale comenzó a pisotear, ya listo para la batalla. Sin embargo, antes de poder comenzar...
- ¡Lilo! ¡Acaban de llegar más malditos papeles que necesitas firmar ahora! ¡Algún idiota burócrata acaba de enviarlos por fax! – La voz gruñona de Kaiser resonó en ese momento interrumpiendo la batalla, y Lilo tomó una expresión de fastidio.
- Maldición. Ni modo, tengo que irme ahora. – dijo mientras retornaba a Mudsdale, para gran decepción tanto de Yellow como de Victreebel. Al notar las miradas, les sonrió. – Oye, pero no creas que es la última vez que podremos pelear. ¿Sabías que hay un torneo de batallas en equipo que se aproxima? Estoy planeando participar. Será divertido, y el ganador podrá entrar en la Zona Safari y capturar a todos los Pokémon que quiera legalmente. Ninguno de mis amigos allá en casa me creerá que existen los Exeggutors pequeños a menos que capture uno aquí y me lo lleve. Y hay muchos otros Pokémon que necesitan ver para creer y que pienso capturar. ¿Estás interesado?
Red solo asintió, y Lilo le sonrió de vuelta. Ahora no tenía más que decirle donde y cuando tenía que anotarse para ese torneo...
(--0--)
Planta de energía de Ciudad Gringy...
Inclinándose sobre la silla del encargado en la sala de control, Belladonna observó cómo su Golbat, que ahora estaba colgado en el techo recibía un mensaje. Más específicamente, su Golbat se comunicaba con su Nidorino, que empezó a ladrar después que su Oddish recibió una señal en las vibraciones de la tierra enviadas por su Ekans, que estaba vigilando a aquel hombre. Un poco complicado, y en serio se le haría mucho más fácil si Ekans, o mejor todavía, ella misma, pudiese ir a matarlo. Por desgracia, las circunstancias habían hecho que la ruta sencilla fuese arriesgada, y estos eran sus Pokémon. No eran como los salvajes que estaba "tomando prestados" o de los que el mundo estaría mejor sin ellos como Grimer o Muk, de ningún modo los compararía con ellos.
Golbat se enfurruñó, y soltó un chirrido. Bueno, para un humano ordinario, o para sus maravillosas chicas, sonaría como un chirrido. Pero para ella, Golbat hablaba tan claro como el día.
- [Lo siento, Tokiomi todavía sigue vivo. Los doctores se esfuerzan por salvarlo, pero todavía no se muere.]
- Maldita sea. – gruñó. ¿Qué tan difícil podía ser para un hombre dejarse morir de una enfermedad que la gente solo empezó a tolerar cuando los doctores descubrieron que chupar la sangre con Golbats no era efectivo?
La puerta de la sala de control rechinó al abrirse, desviando su atención al ver quién había entrado. Su mirada se derritió, pasando de "Maldición, ¿por qué no se muere ese bastardo?" a una mucho más tierna y amable al ver que se trataba de Aurora, con su usual expresión tímida y nerviosa.
- Um... revisé la parte de atrás como pediste... las entradas del otro lado de donde entramos ya están congeladas. Ya estamos bien. ¿Quieres... que haga algo más ahora? – tartamudeó.
Belladonna se puso de pie, sintiendo una punzada de tristeza en el corazón, mientras Aurora retrocedía. Por dentro sintió como ardía más su odio hacia Tokiomi, mientras caminaba hacia su querida y la abrazaba.
- Evanna y Vedia pueden hacerse cargo de lo demás, puedes quedarte aquí conmigo. Es decir, si quieres. – No estaba del todo segura de si era necesario, pero siempre tenía la sensación de que tenía que presentarle a Aurora una opción. Ella jamás obligaba a Vedia y Evanna a hacer nada, pero con Aurora siempre sentía que tenía que hacerlo tan obvio como fuera posible.
- Eso... me gustaría. – murmuró Aurora, mientras Belladonna empezaba a derretirse por la chica tímida.
No literalmente, por supuesto. Podría descubrir cómo utilizar Armadura Ácida si lo deseaba, pero no era necesario. No, simplemente se inclinó sobre Aurora, abrazándola tan cerca como le fuera posible, envolviéndola entre sus brazos y descansando su cabeza en su pecho.
- Siempre estaré aquí para ti... – Sintió que Aurora se relajó un poco cuando le susurró al oído. – Te amo, mi querida Aurora. Las amo mucho a todas. Haría lo que fuera por ustedes... lo que fuera.
Eso incluía castigar a quienes se atrevieran a lastimar a cualquiera de ellas. Desde luego, no iba a reaccionar violentamente y a arrojarle ácido a la cara de un humano que se chocara con ellas por accidente, pero Tokiomi... él iba morir. Se lo merecía.
La sensación de Belladonna abrazándola... era ta reconfortante. La calidez de sus brazos, la suavidad de su piel, su aroma, su sola presencia hacían que Aurora se sintiera segura y feliz. Aurora deseaba poder estar siempre así, en los brazos de su querida Belladonna. Para una chica que había sufrido tanto, para alguien que era parte de algo que era tan odiado por la polución, era tan amorosa, tan amable. Siempre la hacía feliz, ya fuese con una cita simple o en algún lugar donde los humanos no pudieran verla. El pensar en esas actividades, Belladonna, o con Vedia y Evanna, la hacían sonrojarse.
Humanos... era como si hablara de otra criatura diferente. Era triste pensar en eso. Apenas dos años antes ella creía que era humana. Tenía todo lo que podría desear en el mundo. Dinero, conocimiento y un padre amoroso. Lo único que le faltaba era una licencia para tener un Pokémon, y una madre, pero su padre había amado tanto a la suya que nunca más quiso volver a casarse cuando ella murió.
Su padre... ¿qué le había pasado? ¿Acaso el padre al que conoció toda su vida antes de haber congelado algo por primera vez no fue otra cosa que una ilusión? El hombre frío y distante que lo reemplazó después de eso, y el hombre que la hirió con sus palabras y acciones, ¿acaso ese era su verdadero padre? Durante un año y medio después de que él la echara de su vida, ella nunca se lo mencionó a Belladonna. Le dolía mucho hablar de eso, y las veces que lo intentó solo le provocó lágrimas en los ojos. Cuando lloraba, Belladonna y las otras siempre la reconfortaban, pero ya había visto los ojos de Belladonna.
Cuando no estaba reconfortándola, podía ver en sus ojos una furia hirviente, una mirada fogosa que prometía destrucción, un deseo que despedazar a cualquiera que haya sido el que se atrevió a hacerla llorar. Siempre tuvo miedo de lo que sería capaz de hacer si señalaba en la dirección correcta. Por desgracia, se fue de lengua cuando accidentalmente ingirió una botella de licor que se robaron de una cabaña vacía. Había despertado totalmente desnuda, pero sorprendentemente no olía a sexo, con Belladonna sentada al borde de su cama con una mirada seria en el rostro. Aquel día no solo supo que Belladonna detestaba el alcohol (y además no la reprochó por habérselo tomado por accidente, parecía ser más tolerante con eso que muchos otros), sino además que Belladonna tenía un lado de "si lastimas a alguien a quien amo, vas a morir horriblemente".
Y aquí estaban ahora... y su padre iba a morir.
No estaba segura de lo que pensaba de Tokiomi Borealis, pero sí sabía lo que pensaba del papá querido de Aurora Aoi Borealis. Ella no quería asesinar a Tokiomi, en caso de que su padre todavía estuviera en alguna parte de él, tal vez atrapado tratando de salir.
- "Oh, ¿pero qué pasará si le dices a Belladonna que no? ¿Si la traicionas, igual que traicionaste a tu padre cuando resultaste ser una bloodliner?" – Una voz sombría dentro de su cabeza siempre le decía eso cuando quería decirle a Belladonna que ella no deseaba esto. – "¿Quieres volver a quedarte sola? No mereces amor si traicionas a quienes amas."
Al final de cuentas, no podría detenerlo. Su padre pronto estaría muerto. Y la culpa sería solo suya. Como si sintiera su incomodidad, Belladonna empezó a frotarla, tratando de alejar lo que fuera que la estuviese molestando. Si lo supiera, si tan solo lo supiera...
(--0--)
Mientras tanto, en otro lugar de la planta...
Una enorme masa de desechos tóxicos salió disparada hacia Ash, que tuvo que inclinarse hacia un lado para esquivarla, junto con Pikachu, Charmeleon, y Starmie. Una oleada de otras más pequeñas le siguió rápidamente, uno tras otro, había por lo menos unos veinte si contaba bien.
- Pues bueno, definitivamente huele como Muk... – dijo Ash, fijando la mirada en la masa que era más grande y oscura que las demás. – Y ese Muk de allí definitivamente se parece al nuestro...
- Pika... [Diría que huele como el, pero con tantos Grimers que hay aquí podría equivocarme. Si al menos algunos de ellos se largaran, podría estar más seguro.]
- Grimer, el Pokémon viscoso. Grimer fue creado por una combinación de contaminación humana y rayos-Chi, que a simple vista la gente los podría confundir con rayos-X pero son tan diferentes uno del otro como el helado y la manteca. No me preguntes cómo funciona eso, pero he escuchado que cierto alolano lo está investigando en su observatorio. – Qué oportuno, el Pokédex tenía que salir con trivia inútil interrumpiendo a Pikachu.
- ¿Crees que puedes golpearlo por mí? Hazlo y podré lanzársela. – Ash sostenía una Pokébola en mano en ese momento. Pikachu asintió, y empezó a echar chispas en las mejillas. – ¡Charmeleon, cúbrelo!
Charmeleon asintió, saltando antes de disparar un Lanzallamas, atrayendo la atención de las Bombas de Desechos. A pesar de que el esfuerzo combinado de todas ellas logró disolver el Lanzallamas, el Atactrueno que vino detrás de él logró pasar por encima de los Grimers controlados y golpeó a Muk, que se convulsionó al recibirlo, desparramándose en el suelo. Estaba paralizado, pero bien.
- ¡Ahora, Pokébola, ve!
Con una muy bien lanzada curva que fácilmente podría haberle ganado el respeto eterno de Casey si hubiera elegido hacerse lanzador de béisbol profesional, la Pokébola iba bien en su camino hacia el paralizado Muk... hasta que un Grimer se metió en el camino para bloquearla. La bola lo absorbió y se sacudió, para luego desaparecer, yéndose con el Profesor Oak.
- ¡Excelente captura! La Pokébola neutralizará el olor y las toxinas de Grimer, haciéndolo perfectamente abrazable si lo deseas. – dijo el Pokédex. Ash agarró otra Pokébola. Eso no debía haber pasado, pero bueno, solo fue mala suerte
- Muy bien, hagámoslo de nuevo. ¡Hora de volver a casa, Muk!
Ash lanzó otra excelente curva, aunque lo dijera él mismo. La bola otra vez fue interceptada por un Grimer, y también fue enviado con el Profesor Oak. Ash de pronto empezó a recordar su visita a la Zona Safari, y como capturó toda una manada de Tauros uno tras otro.
- Muk, el Pokémon viscoso. Muk es la forma evolucionada de estos Grimers que siguen bloqueándote. Los Muks huelen especialmente horrible en el clima cálido, mucho más de lo usual, y ser tocado por un Muk salvaje puede ser letal. – dijo el Pokédex de nuevo, sin ayudar nada.
Ash frunció el cejo con tanta fuerza por la frustración que hasta le dolió, mientras Starmie rodaba detrás de él, como preparándose para hacer algo.
- Esto no está funcionando, se me van a agotar las Pokébolas si sigo haciendo esto... si al menos pudiéramos detener a todos esos Grimers...
- ¡Char! [¡Pues yo digo que nos los carguemos a todos!] – sugirió Charmeleon.
- Eso podría funcionar. – admitió Ash. Solo tendrían que evitar las Bombas de Desechos y...
- ¡Gri! – gritaron todos con voz monocorde, mientras una nube pútrida empezó a salir de sus bocas. Gas Venenoso, potencialmente letal, dadas las circunstancias.
- El Gas Venenoso no es letal y tiene poco rango, pero puede envenenarte. Este veneno puede explotar violentamente si se expone a electricidad o calor extremo. – dijo el Pokédex, haciendo que Pikachu adoptara una expresión de fastidio ante el recordatorio. Charmeleon, por otra parte, no parecía adverso a la idea de ver la explosión.
Sin embargo, antes de poder hacer algo, Starmie los interrumpió, emitiendo un sonido que Ash no podría describir de ninguna forma, pero entonces, él, Pikachu y Charmeleon vieron que el Pokémon de tipo Agua estaba usando sus poderes psíquicos para hacer flotar una enorme caja, trayéndola hasta ellos. En un lado decía en letras rojas: *USAR EN CASO DE INFESTACIÓN DE MAGNEMITES*. Starmie arrancó la tapa con sus poderes psíquicos, revelando estar llena de Pokébolas.
- Hackeando ahora. – dijo el Pokédex. Esto al menos resolvía un problema, era claro lo que tenían que hacer.
Tras cinco minutos de estar arrojando Pokébolas una tras otra, Ash se frotó los brazos. Tener que hacer todos esos lanzamientos de fuego rápido hizo que le dolieran, pero bien que lo valió, pues la última Pokébola golpeó y capturó al ya casi recuperado Muk. Sin embargo, los treinta y dos Grimers que estaban con él se mostraron muy determinados a proteger a su jefe, hasta el final. Qué admirable.
Y ahora...
...
Entretanto, en el rancho del Profesor Oak, Bulbasaur se encontraba en aquel momento descansando sobre una roca, tomando el sol. De repente escuchó un ruido, y al levantar la mirada se dio cuenta que el Profesor Oak corría despavorido.
La escena se le volvió más familiar al reconocer a Muk, deslizándose tras él con los brazos extendidos para darle un abrazo. Detrás de él, treinta y dos Grimers también se arrastraban, con las mismas ganas de abrazarlo.
Discretamente, se alejó de donde estaba antes de que alguno notara su presencia.
...
De vuelta en la planta de energía, Ash esperaba que el Profesor Oak no tuviera demasiados problemas. El Pokédex dijo que las Pokébolas eliminaban los riesgos tóxicos que implicaban los Grimers y Muks, ¿correcto?
Pero en aquel momento no podía pensar en eso. Ya en el décimo intento durante su ola de lanzamientos, Pikachu le confirmó que el Muk que estaba allí definitivamente era el suyo. Ahora por lo menos estaba seguro de que estaba sano y salvo, y lejos de donde alguien pudiera ponerlo bajo control mental. Grandioso, ahora solo le quedaba encontrar al responsable.
Todavía le dolían los brazos, así que no dejó salir al resto de sus Pokémon con el mismo entusiasmo, pero estando en privado, ¿eso qué importaba? Pronto se les unieron Snivy, Yanma y Butterfree. Con Sliggoo afuera cuidando sus cosas afuera, el resto dependía de ellos.
- De acuerdo, hora de buscar al responsable de todo esto. Sepárense en equipos de dos, y si se encuentran a alguien, mándenos un grito o lo que sea, ¿está bien?
Con esa orden, los Pokémon se dividieron en parejas: Pikachu con Starmie, Yanma con Butterfree, y Charmeleon con Snivy. Los primeros se fueron por el pasillo donde antes estaban los Grimers, los bichos voladores se fueron por una escalera hacia el piso superior, y los otros dos se regresaron por el otro lado a tomar una vuelta que Ash se saltó cuando entró por allí. Al quedarse Ash solo con su Pokédex, miró el último pasaje que quedaba, hacia el lado izquierdo. Tomando un profundo respiro, se fue por allí, determinado a enfrentar lo que fuera o a quien fuera que lo estaba esperando.
...
Cinco minutos después, Charmeleon y Snivy se encontraron en medio de una enorme pelea, rodeados de multitud de Pokémon de tipo Veneno, aunque se las estaban arreglando bastante bien. Charmeleon en aquel momento se encontraba barriendo a un grupo de Weedles usando a un Ekans como látigo, y parecía estar disfrutándolo mucho.
- Sni. [¿Sabes qué?, dudo mucho que eso sea un movimiento legal.] – dijo secamente, desviando la mirada de Charmeleon para esquivar a un Beedrill que se lanzó a picarla, golpeándolo en la cabeza con su cola. Por un momento esta brilló en azul claro, pero el color no se mantuvo mucho tiempo.
Charmeleon, que se puso a golpear en la cabeza al Ekans cuando este intentó morderlo, no le prestó atención al comentario que hizo Snivy. Después de barrer a otro grupo de Weedles, vio que un Nidorino se le venía encima directo hacia él.
- ¡Char! [¡Charmeleon, usa Arrojar!]
El Ekans salió volando directo hacia el camino del Nidorino, enredándosele entre las patas, tropezando y haciendo que los dos se revolcaran en el suelo hasta detenerse por completo. Después de alejar a un Bellsprout usando Hoja Afilada, para luego tratar de golpear a un Oddish con As Aéreo y fallar de nuevo, Snivy rebotó y aterrizó cerca de donde estaba el lagarto de fuego.
- Vy. [Primero, esa fue una terrible imitación de Ash. Segundo, ¿es que acaso sabes usar Arrojar?]
Charmeleon solamente se rio como respuesta, pues le parecía ridícula la idea de que alguien tuviera que enseñarte a agarrar a tus enemigos y tirárselos al resto. Sin embargo, las carcajadas llegaron a su fin al ver que una línea de Glooms avanzaban hacia ellos, soltando una tormenta gigantesca de Paralizador. Mientras tanto, desde el otro lado, varias Nidorinas empezaron a dispararles Picotazos Venenosos.
Los dos Pokémon iniciales evaluaron por un segundo la situación, y sin decirse nada intercambiaron lugares para confrontar las respectivas amenazas. Snivy saltó de frente sin temor a la tormenta de esporas, cargando su propia Tormenta de Hojas. A su vez, Charmeleon fue inhalando para preparar un Lanzallamas, mientras se le acercaban las agujas venenosas.
- ¡SNI/MEL! [¡FUEGO!]
Los dos ataques salieron disparados hacia sus objetivos. La Tormenta de Hojas dispersó la nube de esporas antes de llevarse arrastrando a los Glooms, mientras que el Lanzallamas quemó por completo los aguijones purpuras y dejó chamuscadas a todas las Nidorinas. Ambos iniciales y colegas exterminadores de soldados del Equipo Plasma se asintieron uno al otro en felicitación, mientras Charmeleon se deshacía del Oddish que ella antes no pudo golpear. Pero el respiro se les acabó rápido, pues la batalla se reanudó al ver que un enjambre descendía desde arriba.
- Vy... [Tu región tiene demasiados Pokémon de tipo Veneno.]
Charmeleon no tuvo ninguna respuesta a eso. Dos enjambres masivos de Zubats venían volando hacia ellos desde ambas direcciones. De nuevo, hojas y fuego empezaron a volar alrededor de los dos mientras estos se acercaban. Charmeleon después decidió cargárselos a todos con su propio cuerpo usando Nitrocarga, mientras Snivy seguía presionando con Tormenta de Hojas. Los ataques acabaron con docenas de los murciélagos sin problemas, pero seguían apareciendo más y más. Varios empezaron a volar bajo, rápidamente hacia Snivy.
La serpiente puso los ojos en rendijas, intentando usar As Aéreo de la misma forma en que le había enseñado Pidgeot, tratando de recordar todos los detalles como le fuera posible. A medida que se acercaban, su cola empezó a brillar. Empezó a tornarse azul, y golpeó con ella al primer Zubat, noqueándolo, pero gruñó al ver que el poder se desvanecía, y el segundo Zubat consiguió golpearla. Rodó un poco en el suelo antes de poder volver a levantarse, y un tercer Zubat venía hacia ella con su propio As Aéreo. Al oír a Charmeleon rugir con deleite por su batalla, supo que tenía que ganar.
Una vez más, enfocó todo lo que había escuchado sobre el As Aéreo y cómo funcionaba dentro de su cola. Sintió que el poder empezaba a aumentar, y su cola se tornó azul. Hecho esto, se lanzó hacia el Zubat tan rápido como pudo. Dos formas distintas de As Aéreo, la embestida y el tajo, colisionaron una contra la otra al encontrarse la cola de Snivy contra el cuerpo del Zubat. Se mantuvieron uno contra el otro por uno, dos, tres segundos...
Y entonces Zubat salió despedido hacia atrás, cayendo derrotado y desparramado en el suelo. Snivy sonrió: se sentía muy bien de haber utilizado bien ese As Aéreo, tanto que no se percató de que todo su cuerpo estaba empezando a brillar.
(--0--)
En otra parte de la planta...
Un Venomoth fue derribado del aire por un ataque de Pistola de Agua, mientras un segundo fue golpeado por un Ataque de Ala. Sus agresores, Staryu y Wingull, continuaron su asalto sin piedad mientras su entrenadora y su Pokémon más fiel encaraban a una fila Arboks que se les aproximaban. Las serpientes, todavía controladas, dispararon una ráfaga de ataques de Bomba de Lodo contra ellos.
- ¡Te tengo cubierto! – gritó Misty, formando un Torbellino para bloquear los disparos.
- Psy... [*Suspiro* de acuerdo...] – Psyduck golpeó en el suelo brillando con Poder Secreto. La luz viajó a ras del suelo, y se manifestó en un ataque eléctrico que paralizó a los Arboks.
Los dos salieron corriendo dejando atrás a las serpientes, pero unas cuantas de ellas empezaron a moverse de nuevo. Al parecer habían activado su habilidad Muda de Piel. Con su sentido de "serpiente gigante detrás de ti a punto de envenenarte" vibrando en alerta máxima, Misty les gritó a sus otros Pokémon.
- ¡Psyduck y yo nos adelantaremos! ¡Ustedes encárguense del resto aquí!
Al terminar de mudar del todo, dos Arboks trataron de lanzárseles con Mordida, pero todo lo que recibieron por sus molestias fueron una Pistola de Agua y un Hidropulso que los lanzaron contra la pared.
- ¡Gracias! – gritó Misty rápidamente.
La pelirroja dobló en una esquina, seguida por un tambaleante Psyduck. Despejado, así que siguió adelante. Luego otra, también despejado, así que continuaron también por allí. La tercera...
*¡SMACK!*
Misty de repente sintió un golpe detrás de la cabeza, y comenzó a caer. Psyduck se paralizó en medio de su carrera, y al ver como su entrenadora iba cayendo de cara al piso, ya fuera intencional o accidentalmente al tropezarse, se tiró para ponerse entre ella y el duro suelo, usando su estómago para amortiguarle la caída y evitar que se lastimara.
- Du... – gruñó al sentir el peso de su cabeza golpeándolo. Afortunadamente, Misty se recuperó rápidamente de la caída, y notó que su pato la había salvado de una caída potencialmente mala, tal vez hasta fatal.
- Psyduck... – dijo con preocupación, insegura de qué podría haberlo hecho que se tropezara. Él murmuró algo en respuesta, así que con eso supo que estaba bien.
- Tu Psyduck es muy leal. – dijo una voz femenina, mientras Misty se levantaba, con Psyduck frotándose la panza. Misty miró hacia el corredor, y vio aproximarse una forma humana. Al acercarse más la pudo ver claramente: una chica de baja estatura, de pelo castaño y gafas.
- Espera... yo te conozco. Te vi el otro día en ese restaurante. – dijo Misty al darse cuenta. Era esa chica que llegó detrás de Ash y se sentó a comer nachos con esa otra en la mesa de al lado.
- Correcto. – dijo la chica bajita, ajustándose sus gafas.
- ¿Tú eres la responsable de todo esto? – preguntó, obviamente refiriéndose a los Pokémon controlados. La chica de gafas negó con la cabeza.
- Negativo. Eso es obra de Belladonna, yo solo estoy aquí para asegurarme que cumplamos nuestro objetivo. – dijo la chica con un tono monocorde. No totalmente sin emociones, pero un poco más y casi sonaría como un robot. Esto era algo cliché, pero igual Misty sintió la necesidad de preguntar.
- ¿Y cuál es su objetivo?
- Justicia. – dijo simplemente la chica.
- Duck... [Qué raro, podría haber jurado que esta planta no hace daños al ambiente...]
De alguna manera, Misty dudaba que ese fuera el tipo de justicia que estaban buscando. Trató de avanzar para enfrentarse a la chica, pero de pronto se dio cuenta que sus piernas no querían moverse. Al mirar hacia abajo se dio cuenta del por qué: una sombra. Una sombra extraña se extendía desde la chica, y le estaba sujetando las piernas.
- ¿Alguna vez has oído del movimiento Sombra Furtiva? Es una técnica usada mayormente por Pokémon de tipo Fantasma, para atacar primero al oponente a través de una sombra. – explicó la chica. – Igual que ellos, mi sombra siempre golpea primero. Pero yo puedo usarla para algo más que solo golpear, como puedes ver.
- Claro, tal vez puedas golpearme primero, pero eso no quiere decir que yo no pueda contraatacar con algo mejor. – sonrió Misty desafiante.
- ¿Cómo? Tu Psyduck no puede hacer nada, no si mi Gastly le da un Lengüetazo.
- ¿Duck? [¡¿Cuál Lengüetazo?!] – gritó Psyduck. En respuesta, una enorme lengua salió de la nada y lamió al pato, dejándolo totalmente rígido.
- Oh, solo con esto...
Misty alzó la mano para formar su Torbellino, y se lo lanzó a la sorprendida chica de sombras. La chica se estrelló contra la pared, perdiendo la concentración y liberando las sombras que le restringían las piernas. Psyduck todavía seguía paralizado, así que Misty lo recogió y se puso a buscar al origen de la lengua por todas partes. Alcanzó a verla justo a tiempo antes de que le lamiera la cara, y se agachó para esquivarla, abriendo paso para que un Hidropulso le diera en todas las narices (aunque no las tuviera) y alejara al Gastly de ellos. Misty sonrió al ver llegar a su Staryu y Wingull, ambos parecían estar bien.
- Muy bien, ahora estamos juntos. – dijo Misty. – Ahora, vamos a...
Los ojos de Misty se ensancharon al ver que un puño hecho de sombras se formó detrás de Wingull, y golpeó al pájaro haciéndolo caer al suelo. Igual que Psyduck lo hizo con ella, Misty se agachó para atraparlo. Mientras Psyduck se empezó a retorcer debajo de ella, al parecer ya recuperado del Lengüetazo, lo dejó en el suelo, todavía un poco mareado, y miró desafiante al pasillo para encontrarse de nuevo con la chica de pie.
- Entonces, ¿tú también eres como nosotras? Qué interesante. – le dijo. – ¿Cuál es tu nombre? Belladonna podría sacártelo después, pero creo que sería más cortés no tener que recurrir a medidas tan drásticas.
- Misty. – respondió tersamente, algo insegura de lo que querría decir esa chica.
- Vedia. – le dijo su propio nombre, incluso aunque Misty ya sospechaba (acertadamente) que se preparaba para volver a atacarla con su sombra.
(--0--)
Entretanto...
*GUARDIA VIVO ADENTRO*
Al ver las palabras grabadas en la puerta, Ash se le acercó, y se dispuso a abrirla solo para comprobarlo. Pero antes de que agarrara la manija, el Pokédex habló.
- Yo no haría eso si fuera tú.
- ¿Crees que podría ser una trampa? – Ash retrajo la mano de la puerta.
- Posiblemente. Aunque también hay la posibilidad de que esta puerta sea para restringir el acceso, detecto lecturas de vida al otro lado. Y remover a esta persona podría dejarla vulnerable a los Pokémon que siguen rondando, como esa Nidoqueen a la que golpeaste.
Dicha Nidoqueen yacía en el suelo gruñendo, y derrotada. A Ash realmente no le gustó tener que haberle hecho eso al Pokémon. Se dispuso a capturarla, pero al arrojar la Pokébola, esta no funcionó. Al parecer ya tenía dueño.
- Oye, pero juraría que habías dicho que... – Ash estuvo a punto de hacer una pregunta.
- Ese Spinarak que capturaste antes estaba dentro de la Pokébola en ese momento, si lo hubieras sacado volvería a verse afectado. Estar dentro de la Pokébola es lo que niega el control, pero estar capturado en general no implica que el control no funcione.
- Como las máquinas del Equipo Plasma. – murmuró Ash. – Eso tiene sentido...
- Tal vez necesito ser más claro con lo que digo. Sí, creo que usaré el doble de palabras a partir de ahora, y te diré los detalles que se me escaparon antes. – El Pokédex se dispuso a exponer más hechos inútiles. – Gyarados, el Pokémon atroz. Los Gyarados son criaturas violentas que han podido acabar con civilizaciones enteras en un solo día, y no fueron estudiados hasta que un joven ignorante llamado Jared Kowalski evolucionó a su Magikarp al que llamaba Sr. Pez...
- Eso no hace falta. – dijo Ash callando a su dispositivo, antes que sacara demasiados hechos innecesarios. – Solo... trata de hablar claro, pero no con más palabras.
- Rayos.
Con el dispositivo callado, Ash se encontró frente a la sala de control. Era ahora o nunca. Contando hasta tres mentalmente, abrió la puerta con una dura patada y entró de golpe a la sala, listo para ponerle fin a esta locura de una vez por todas.
Pero se llevó una sorpresa cuando de repente un rayo blanco lo golpeó, y al darse cuenta su brazo izquierdo estaba congelado contra la pared. Ash trató de forcejear para liberarse, pero se mantuvo firme, no pudo romperlo.
- Detecto hielo extraño. Este hielo es más denso que el que se encuentra en la naturaleza o el que usan los Pokémon, aunque también es menos frío. Tus riesgos de hipotermia y quemaduras por congelación están reducidos. – El Pokédex no perdió el tiempo en comentar su actual estado de aprisionamiento en hielo.
Al mirar hacia el frente vio a la responsable: el hielo lo había disparado una chica de su edad con pelo negro, amarrado en coletas, y que llevaba un suéter que se vería muy raro para clima como este. Un vapor, del tipo que salía del frío en lugar del calor, emanaba de la punta de sus dedos, colocados como en gesto de pistola.
A pesar de eso, Ash notó que parecía más asustada que amenazadora, como si estuviera sorprendida y le hubiera disparado por acto reflejo. Un momento, ¿hielo? Pero si ninguno de los Pokémon a los que se había enfrentado era de tipo Hielo. ¿Acaso había dos de ellas?
- Vaya, alguien entra sin invitación. – dijo otra voz femenina, muy profunda.
Levantándose desde la silla al otro lado de la sala de control, se le aproximó la dueña de dicha voz. Una chica adolescente bastante alta, más incluso que Iris y probablemente que muchos adultos. Tenía el cabello negro y largo, con las puntas teñidas de verde en el flequillo. Y además...
Tenía también esas marcas en las mejillas, las que había visto en sí mismo y en unos cuantos, entre ellos aquella niña llamada Yellow. Sin embargo, Ash vio mucho de otra persona en ella cuando la observó: casi parecía una versión femenina de Red. Tenía los ojos de un tono más rojizo y los rasgos faciales más afilados, pero aun así, se veía vagamente familiar. Y Red, a su vez, tenía un gran parecido con otra persona: con él mismo.
- ¿Cómo llegaste hasta aquí? – exigió saber, mirándolo de arriba abajo. Ash notó que su cara pasó de "furiosa" a "furiosa por preocupación" en solo un parpadeo. – ¿Dónde están Vedia y Evanna? ¡¿Qué hiciste con ellas?!
- ¿Quiénes? – replicó él.
Los ojos de la chica se volvieron rendijas, y su mano empezó a brillar de púrpura, de una manera muy similar a cada vez que el Croagunk de Brock usaba Pinchazo Venenoso para frenarlo de sus hábitos. Estaba claro, ella era la bloodliner de tipo Veneno.
- Habla. – Antes de que él dijera nada, ella le gruñó de frente, y un brillo marrón-naranja apareció en sus ojos. – ¿Qué hiciste con Vedia y Evanna? Las Bloodliners que dejé vigilando la planta, ¿qué les hiciste?
- No sé de quiénes hablas. Pelee contra muchos Pokémon, pero no vi a nadie que no hubiera venido conmigo. – Ash de pronto se dio cuenta, la respuesta se le salió de la boca involuntariamente. Como si no hubiera podido evitarlo. Eso fue...
- Muy bien, eso lo explica. – El brillo en los ojos de la chica desapareció, pero todavía lo miraba con furia. – Seguro lograste meterte mientras mi dulce Vedia y Evanna preciosa se hacían cargo de tus amigos. No importa.
Ash no le prestó mucha atención a sus palabras, pues estaba muy ocupado tratando de procesar lo que acababa de pasar. ¿Qué había sido eso? Podría haber hablado y decir la verdad sin problemas, pero haber mencionado que no estaba solo, eso fue... un momento. ¿Sería una habilidad de bloodliner? ¿Similar a como él podía darles algo de poder adicional a sus Pokémon en ocasiones? Pero eso no era una habilidad relacionada con el tipo Veneno. ¿Acaso esta chica era como él, poseía dos bloodlines?
Por la esquina del ojo notó a la otra chica, la de Hielo, mirándolo confusa, y de repente sus ojos se ensancharon como si acabara de entrar en shock. La de Veneno no se percató de esto, su mano todavía estaba brillando de púrpura, y ya se disponía a usar Pinchazo Venenoso con él. Ash se tensó: quizás su bloodline en teoría debería hacerlo inmune a los ataques de tipo Veneno, pero no había sido golpeado por ningún ataque de esa naturaleza desde que regresó en el tiempo, así que no podía estar seguro. Y no tenía ganas de comprobarlo ahora.
Trató de iniciar algún movimiento, pero desde donde estaba no podía activar bien un Puño Incremento. ¿Y si intentaba un Ataque Rápido para patearla en la parte inferior del cuerpo? La doble bloodliner ya se veía lista para golpearlo, mientras la chica de hielo parecía estar a punto de querer decir algo, pero no podía. Por fortuna, la chica alta pareció finalmente darse cuenta de esto, y desactivó su ataque, volteándose hacia su compañera.
- Aurora, ¿te pasa algo?
Aurora. Así que ese era el nombre de la chica de hielo. Ash se dio cuenta de que todavía seguía viéndolo con esa mirada de shock que tenía antes.
- Te diría que te fueras del cuarto mientras lo mato, pero eso no resolvería lo del cuerpo...
- No. No es eso, Belladonna. Es que... se parece a ti.
Las palabras fueron dichas en voz alta, causando que el rostro de Belladonna volviera a transfigurarse, esta vez de furia a confusión e intranquilidad. Ash sospechó que la suya estaría similar, pero con todo lo que tenía en la cabeza, no tenía idea del aspecto que tendría su cara en ese momento.
- Bueno, los dos tenemos pelo oscuro. – dijo mientras se agachaba un poco para verlo más de cerca. Alargó la mano para tocarle... ¿la oreja? – El lóbulo de tus orejas está despegado, y los dos tenemos estas... lo que sean, en las mejillas. Pero eso no prueba nada. Digo, a menos que fueses un bloodliner o algo. – Volvió a mirarlo fijamente, mientras sus ojos volvían a brillar. – Ahora, dime la verdad, ¿eres o no un bloodliner?
- Sí, soy un bloodliner. No solo tengo la habilidad de hacer todo lo que puede hacer un Lucario, sino que además puedo incrementar la fuerza de mis Pokémon cuando lo necesito. Y cuando lo hago, mis ojos brillan, aparentemente.
Otra vez, la verdad se le salió de los labios. Belladonna dio un paso atrás, alejándose de él. Su cara ahora estaba totalmente conmocionada, como si acabara de descubrir algo que creía imposible. Aurora exhaló, cubriéndose la boca con las manos en shock. Aunque por un momento le pareció ver que estaba aliviada, como si se alegrara de haber descubierto este hecho antes de que Belladonna hiciera algo.
- ¿Sabes quién es tu padre? ¿O fuiste criado solo por tu madre? – le preguntó Belladonna, mucho más calmada ahora. Y sin sus ojos brillándole por la bloodline.
Esta vez la verdad no se le salió por sí sola. Esta vez, las palabras salieron porque él lo eligió.
- Solo conozco a mi mamá. – admitió Ash, mientras Belladonna volvía a acercársele, alargando la mano para tocarle la cara. Lo hizo con suavidad y curiosidad. Sus ojos rojos estaban fijos en los marrones de él, tratando de ver todo lo posible.
- De lejos te ves diferente de mí, pero lo que hay similar... en verdad ahí está. – Se dio la vuelta hacia Aurora, mirándola con inmensa gratitud. – Gracias, querida. De no ser por ti, hubiera cometido un terrible error.
Se dio otra vez la vuelta hacia él, con una sonrisa mucho más gentil, sin rastro de toda esa rabia que tuvo al inicio. Era casi espeluznante. Pero nada podría haberlo preparado para lo que seguiría después. Palabras que una vez que las dijera, no podrían borrárselas, jamás.
- No puedo creer que estuve a punto de matar... a mi propio hermano.
(--0--)
Entretanto, en otra parte...
Al chocar su puño contra las garras de la intrusa, la cara de Evanna se tornó en una sonrisa demente. Había muy pocas cosas en la vida, después de todo, que pudieran igualar la adrenalina de una buena pelea, el intercambio de golpes y hundir sus puños en la carne de su oponente. Solo el amor podía estar a la misma altura de una buena pelea.
A su alrededor, sus Pokémon seguían peleando entre ellos, aunque ya empezaban a sentirse claramente agotados. Pronto terminarían, aunque ella ya sospechaba que pronto vendrían más peleas. No podía pensar en eso ahora: tenía que enfocarse en su oponente, en la chica que tenía enfrente. Todo lo que hacía un oponente en combate, sus técnicas, siempre revelaban algo sobre ellos, solo tenías que aprender en donde mirar. Una vez que lo hacías, una pelea podía ser la forma más pura de conversación que cualquier ser en el mundo podía proveer.
La chica, cuyo nombre no era importante y tampoco se lo había dicho, se movía con un enfoque muy agudo al atacar, aunque no se enfocaba en algo en específico, como superarla en fuerza, controlar su flujo, o desorientarla. Eso quería decir que a pesar de tener mucha práctica en combate, no había sido entrenada por un artista marcial humano, o por Pokémon de tipo Luchador que tenían una disciplina de combate específica. Su estilo parecía más basado en el instinto, salvaje pero a la vez controlado, y por la forma en como atacaba hacía que Evanna pensara que su oponente había sido entrenada por un Pokémon que usaba garras. La energía verde que aparecía en las manos de la otra chica solo reforzaba más esta teoría. Difícilmente era algo que pondría en su contra: un estilo como ese podría no tener mucho enfoque, pero también significaba que encontrarle alguna debilidad era mucho más difícil. Y eso hacía que la pelea fuera todavía más vigorizante. Las dos conectaron un arañazo y un puñetazo a la vez, Evanna sintió que la sangre le bajaba por la mejilla derecha, mientras su oponente volaba contra la pared.
Eso no era la gran cosa para ninguna de las dos: igual que los Pokémon podían soportar mucho más que eso y recuperarse más rápido, y difícilmente les quedarían cicatrices. Los Pokémon que conservaban sus cicatrices como medallas de honor lo hacían porque para ellos era mucho más difícil recibirlas que para los humanos. Y además, gracias a su piel humana, podían disipar el calor de manera más eficiente con el sudor. Los Pokémon eran capaces de soportar más el daño físico antes que fuera permanente, y los humanos podían soportar el calor de la batalla por mucho más tiempo. Ella, por supuesto, podía hacer ambas cosas, al igual que su oponente. Ni el calor ni el dolor detendrían esta pelea.
Tras otro intercambio de golpes, Evanna pudo ver a su oponente directo a los ojos. Solo fue por unos momentos, pero ese simple vistazo reveló mucho más que mil palabras. Esta chica era una huérfana que había perdido a su familia. Dos veces. Igual que Evanna había perdido a su madre, y a los dos padres que tuvo.
- "¿Cómo murieron tus padres biológicos?"
No formuló esta pregunta vocalmente, no había tiempo para eso. Para lo único que tenía tiempo era para golpear el suelo diciendo "Aumento" (siempre se le hacía divertido decir esto al fortalecer sus puñetazos), al tiempo que esquivaba una ráfaga de Aliento de Dragón. Los escombros servían bien como escudo para eso.
¿Acaso habría sido como lo que le pasó a la familia que ella no podía recordar bien? ¿Víctimas de un tifón, como la tormenta que la dejó a ella huérfana (Urobuchi, así se llamaba, lo investigó en internet unos años después por curiosidad) o algún otro desastre natural? Pero luego, fue acogida por alguien más. Evitando otro arañazo y golpeándola, Evanna se preguntó quién podría haber sido el que la tomó bajo su custodia. Ella, por su parte, fue adoptada y criada por un artista marcial llamado Kyle Narec, que no era un nativo de Johto. Él le había enseñado todo lo que sabía, y no la rechazó cuando sus poderes de bloodliner quedaron al descubierto. ¿Acaso esta chica tuvo la misma suerte? Belladonna, Vedia y Aurora ciertamente no la tuvieron. Tras recibir una ráfaga de Aliento de Dragón en el pecho, miró a la chica a los ojos y se preguntó:
- "¿Cómo quedaste huérfana dos veces?
Los ojos de alguien que había perdido a su familia dos veces eran distintos a los de alguien que solo la había perdido una vez. Ambas tenían los mismos ojos. Los ojos de una huérfana que consiguió una segunda oportunidad en la vida, y que también se la arrebataron después.
(--0--)
De vuelta en la sala de control...
- Y dime, hermano, ¿cuál es tu nombre? Me avergüenzo de no habértelo preguntado antes. Ya sabes el mío: Belladonna, aunque si quisiera un apellido, podrías llamarme Belladonna Narec.
Algo de lo que Ash se había percatado cuando retrocedió en el tiempo, fue que Misty era un poco menos propensa a tener esos arranques de furia. Tal vez tenía algo que ver con cómo había resultado su vida en esta línea temporal, pero según podía recordar, las mujeres mayores eran un poco más calmadas y controladas de lo que solían ser Misty, May, Dawn, o Iris. Y en retrospectiva, Serena tampoco era tan propensa a cambios de humor repentinos. Quizás eso era común con las mujeres en el rango de cualquiera que fuese su edad, y Serena era solo la excepción a la regla.
Sin embargo, el hecho de que Belladonna pasara tan rápido de querer matarlo a de pronto ponerse amigable con él, quizás no tuviera que ver nada con la edad. De nuevo, Misty nunca llegó a enterarse jamás de que tenía un hermano perdido o algo así, así que tal vez esto era una reacción normal. También parecía estar sonrojada al admitir que no sabía su nombre.
- Ash Ketchum, de Pueblo Paleta. – Belladonna parpadeó al oír su respuesta, cosa que se le hizo rara. ¿Estaba mal que siempre dijera su pueblo natal por costumbre?
- Vaya, nombre y pueblo natal... – Belladonna pareció algo confusa mientras pensaba en ello. – ¿Dónde es exactamente?
- Pueblo Paleta se ubica al sur de Ciudad Viridian. Se le conoce por ser una población pequeña con tendencias liberales en las últimas décadas, más que otras áreas al sur de Viridian, aunque es mayormente conocido por ser el hogar del Profesor Oak, lo que podría ser un factor de sus tendencias políticas.
Ash se sorprendió de que esto no hubiera salido de los altavoces de su Pokédex. Fue Aurora, que se tapó la boca y se sonrojó avergonzada. Belladonna asintió tras asimilar la información, y Ash por su parte eligió ignorar los comentarios sobre política. A él eso no le interesaba en la vieja línea temporal, y tampoco en la actual. Lo único que sabía era que había rumores de que el representante de Pueblo Paleta coleccionaba Tarjetas de Entrenador, y que se gastaba el 70% de su salario del gobierno comprándose cajas enteras de ellas y ordenando otras muy raras online.
- Así que mi hermanito es un chico del campo. – Belladonna le sonrió. Ash deseó que no lo llamara de ese modo, y menos con el diminutivo.
Solo porque tuvieran algunos rasgos físicos en común y compartieran algo de historia similar, eso no quería decir que fueran hermanos. Ella pareció aceptar esa idea demasiado pronto. Y no ayudaba, por supuesto, que todavía tenía el brazo congelado contra la pared, y aparentemente nadie tenía un picahielos a la mano en ese momento.
- Yo soy de la ciudad. De esta ciudad, de hecho. – Al decir "esta ciudad" lo dijo con muy poco afecto. – Provengo del Old Cesspit.
Ash no supo qué decir a eso: ¿qué era el Old Cesspit? Por fortuna, Aurora pareció darse cuenta y rápidamente le respondió a su pregunta no formulada.
- El Old Cesspit es la parte mala de Ciudad Gringy. Incluso en los viejos días era todavía peor que ahora. Está lleno de criminales, traficantes de drogas, miseria y prostitución. Aunque extrañamente, se le conoce también por tener buenos restaurantes, que están bien ocultos. – Otra vez se sonrojó y se tapó la boca tras dejar salir toda esa información de manera espontánea.
- Sí, el lugar de verdad apesta. – dijo Belladonna, sin mucho amor por su lugar natal al parecer. – Como sea, ¿qué más necesitamos saber para conocernos mejor? Oh sí, ¿qué edad tienes? Yo tengo dieciséis.
- "¿Dieciséis?" – pensó él. Ciertamente la estimaba al menos unos dos o tres años mayor. Ella pareció leerle la mente.
- Sí, doy esa impresión a menudo.
- Tengo quince. – dijo Ash. Quince, meses más, meses menos, sin mencionar el tiempo de su otra vida, pero él no iba a mencionar eso ahora, o nunca, si era posible. Sería demasiado raro.
- Quince. Es decir que tienes la misma edad de mi querida Aurora.
Se volvió hacia la chica de hielo con una amplia sonrisa en el rostro. Una sonrisa que era igual de amable que la que le dio a él (en el sentido de "no voy a lastimarte"), pero también había algo diferente en ella. Al volverse otra vez hacia él, Belladonna decidió retomar su anterior tren de preguntas.
- Entonces, los dos fuimos criados por madres solteras. ¿La tuya también apestaba? – La última parte la dijo con tono de indiferencia y desprecio.
- ¡Claro que no! – respondió él de inmediato. No en esta vida, ni en la otra. Eso nunca.
Ella pareció sorprenderse por su respuesta, por lo repentina y por haber hablado tan fuerte. Claramente había golpeado un nervio sensible por el solo hecho de haberlo sugerido, y rápidamente se dio cuenta de esto.
- Discúlpame, no debí preguntarlo de ese modo. Es solo que... mi mamá apestaba. También la de Vedia. Las de Aurora y Evanna murieron antes de conocerlas así que no podemos estar seguras, pero viendo el patrón no soy muy optimista. Entre nosotras cuatro, solamente tuvimos a un solo buen padre. Un artista marcial que tenía de carrera golpear a Gravelers en las montañas como entrenamiento para torneos. El hombre más amable del mundo aparentemente, pero una minoría extrema.
Parecía genuinamente arrepentida por haber asumido eso de su madre, y por lo menos se disculpó antes de explicarse. Una explicación bastante rara, considerando el hecho de que al parecer el único buen padre que tuvieron las cuatro (se preguntó dónde estarían las otras dos, a la vez esperando que Misty e Iris estuvieran bien) aparentemente golpeaba rocas vivientes para entrenar.
- Entiendo. Como sea, sobre mi mamá... – Ash decidió seguir hablando. En ese momento no se le ocurría otra cosa sino tratar de ganar tiempo hasta que alguien lo encontrara. – Es la persona más dulce que conozco. Nunca conocí a mi papá, pero ella siempre estuvo conmigo. Es una excelente cocinera, y muy inteligente. Más que yo, al menos, y no es que eso sea muy difícil, pero eso no viene al caso. Siempre me apoyó en todo lo que hice, y si no fuera por ella, no sería quien soy ahora. Aunque ahora que lo pienso... – En ese momento, pensó en algunas cosas que pasaron en la vieja línea temporal, y algunas charlas que tuvo con ella después de eso. – Creo que tal vez podría haber estado algo resentida. No me lleva ni veinte años de edad, y tuvo que criarme ella sola. Pero creo que lo hizo bien, considerando todo.
Belladonna permaneció en silencio por un momento, mordiéndose ligeramente los labios, antes de volver a hablar.
- Suena a que es... alguien muy agradable. Desearía que ella hubiese sido mi madre. Porque la mía, como dije, apestaba. Y mucho. – Respiró profundo antes de continuar. – Igual que tú, yo tampoco conocí a mi padre. Mi madre nunca habló mucho de él, solo dijo que era un tipo apuesto y tenía un acento que sonaba extranjero. Se fueron a la guardería una sola noche, y ella nunca más lo volvió a ver. Nueve meses después, ahí estaba yo. ¿Asumo que contigo fue igual?
Ash no estaba del todo seguro por qué usó ese término de "se fueron a la guardería". Él estaba seguro de que un lugar donde dejas niños pequeños para que los cuiden no se supone que se use como eufemismo. Pero eso no importaba, sí tenía su respuesta.
- No lo sé... nunca supe cómo preguntarle. – le dijo. Tenía algo de tacto, al menos.
- Intenta con algo de alcohol. Eso suelta los labios. – le dijo ella con toda la sombra de un Pulso Oscuro.
Ash se sintió ofendido por eso, ¿cómo se le ocurría que él fuese a emborrachar a su mamá? Además, eso tenía un 50/50 de posibilidades de averiguar algo de su padre que era mejor no saber (incluyendo un arranque de rabia y posiblemente cosas que su mente de cualquiera que fuese su edad en la línea temporal pasada podría no soportar) o que se pusiera a llamar por teléfono a gente al azar y contar historias embarazosas de él, si tuviera que adivinar.
- Después de eso... la vida realmente apestaba. Esa mujer era una acaparadora compulsiva que nunca se deshacía de nada, y menos le importaba la limpieza. Tanto así que nuestra casa atraía a los Grimers.
- ¿Grimers? En serio no podía ser tan malo... – Ash pensó que seguro tenía que estar exagerando.
Belladonna en respuesta golpeó la pared furiosamente, con su mano brillando de color púrpura y derritiendo el concreto en el lugar donde aterrizó su puño. Ash notó que su rostro de pronto se puso muy similar a aquella vez que May se puso furiosa cuando le robaron su pizza. Aurora pareció temblar al ver esto, pero no tanto como él (que agradeció que no lo golpearan). Cuando Belladonna volvió a hablar, lo hizo más rápido y más furiosa que antes.
- ¡No tienes idea de lo horrible que era! ¡La única razón por la que alguien podría moverse adentro de esa maldita choza, era porque ellos se comían la basura y dejaban espacio para apenas arrastrarse ahí dentro! ¡Y si pudieras oírlos mientras lo hacían, murmurando, cantando y tragándose todo lo que podían toda la noche! ¡No podía dormir, porque siempre podía escuchar exactamente lo que decían, y si es que lo lograba solo tenía pesadillas! ¡Las únicas veces que podía estar lejos de ese maldito agujero era en la escuela, y esos horribles fenómenos de la naturaleza, si es que se les puede llamar así, hacían que me tuviera que quedar encerrada en mi casa porque se comían mi ropa! ¡A veces mientras la traía puesta! ¡Y no solo mi ropa, también mi mochila, junto con mi tarea enfrente de mí, y al Sr. Peludito, que me lo arrancaban de los brazos, y además...!
Se detuvo en lo que se le fue el aliento, y fue entonces que se percató de las miradas conmocionadas que le estaban dando Ash y Aurora. Respiró profundo, cerró los ojos y decidió bajar el volumen antes de continuar.
- Perdón... – se disculpó, volviendo a abrir los ojos. Estaban más calmados ahora, pero todavía quedaba un vestigio de esa furia que demostró unos segundos antes.
- No, perdóname tú. No debí decirlo así. – replicó Ash tratando de ser amable.
- Como sea... cuando tenía once, fue que terminó echándome de casa. Se enteró de que me vieron besando a un par de hermanas. Resultó ser que sí había una cosa que mi mamá no querría conservar. – El rostro de Belladonna se puso pensativo al recordar esto. – Sabes, no puedo evitar preguntarme qué habrá sido de Annie y Oakley después de eso.
El hecho de que Belladonna se sintiera atraída por chicas no fue de mucha importancia para Ash. Podría tener problemas con que lo hubieran congelado contra la pared, y con que estuvieran haciendo terrorismo, pero no podían importarle menos sus preferencias amorosas. Para él, si los dos lados daban su consentimiento, lo demás era irrelevante, y él no iba a juzgarlas. Aunque sus pensamientos sí se detuvieron por un momento al oír sus nombres: Annie y Oakley. ¿Serían las mismas chicas que terminaron causándole la muerte a Latios en Alto Mare?
- Lamento mucho escuchar eso. – dijo Ash con toda sinceridad. Pero ella movió la mano restándole importancia.
- No lo lamentes, estoy mucho mejor desde que me alejé de esa mujer. Y si no lo hubiera hecho, jamás habría podido conocer a mi querida Aurora, a mi dulce Vedia o a Evanna preciosa. – Sonrió ampliamente mientras Aurora comenzaba a sonrojarse. Fue entonces que Ash empezó a conectar las implicaciones de lo que Belladonna acababa de decir.
- Espera, ¿cuál de todas es tu...?
- Todas lo son. – Belladonna sonrió todavía más, y sus ojos pasaron de furia a una felicidad casi salvaje.
Con dos líneas temporales de memorias y aventuras, incluyendo, pero no limitadas a salvar al mundo, quedarse atrapado en islas desiertas, viajar a dimensiones alternas, montar en la espalda de Pokémon legendarios, ser parte de una película, ser casi arrastrado hacia el mundo de los espíritus, morir y volver a la vida, ver el fin mismo del tiempo y el espacio, conocer a varios cruzados encapotados, viajar en el tiempo y canalizar poderes mágicos del océano, Ash podía decir con toda certeza que esto sin duda era algo nuevo.
(--0--)
Entretanto...
La nueva compañera de batalla de Charmeleon voló lejos a una Nidorina que antes estaba a su nivel visual. Claramente estaba disfrutando de su nueva evolución, y de sus nuevos poderes. La Servine antes conocida como Snivy sonrió ampliamente al hacer su demostración.
- Serv. [Vaya, creo que podría acostumbrarme a esto.]
Charmeleon rodó los ojos y luego rostizó a un enjambre de Spinaraks que se aproximaban con su Lanzallamas. Sí, por supuesto, la evolución era maravillosa y todos deberían hacerla. Por supuesto, no era cosa de que al hacer X cosa, aprender Y ataque o algo que fuera así de sencillo para evolucionar automáticamente. Excepto usando las piedras, pero eso no contaba. Servine noqueó por detrás a un Ariados usando As Aéreo, justo cuando un Nidoking venía cargando con un Ataque de Cuerno. Charmeleon lo agarró justo por allí, deteniéndolo en seco.
- Ser... [Aun así, extraño que mis brazos solían ser un poco más largos.]
Azotando al Nidoking contra el suelo duramente, Charmeleon se dio la vuelta y miró a Servine.
- Char. [Mira, a veces tienes que sacrificar algo cuando evolucionas. La mayoría de las veces solo es que no podemos saltar al regazo de la gente o escondernos con facilidad. Los niveles de poder que ganas lo valen, te lo aseguro.]
Servine todavía parecía estar algo molesta de que sus brazos ahora eran más pequeños. Charmeleon parecía listo para decirle algo más, pero su atención se desvió brevemente cuando oyó que algo se trepaba encima del Nidoking y le disparaba Picotazos Venenosos. Los esquivó sin problemas, y no se molestó en mirar atrás cuando un Weedle trató de matarlo.
Simplemente lo voló con un simple coletazo, sin dignarse a voltear, y fue entonces que su cuerpo entero empezó a brillar...
Servine parpadeó sorprendida, aunque para él era difícil ver eso mientras su cuerpo comenzaba a experimentar cambios, a hacerse más grande y fuerte, a sentir como las alas que perdió volvían a él. Pero sorprendentemente, al disiparse el resplandor, el recién restaurado Charizard no se veía feliz. No emitió ningún rugido de triunfo al haber recuperado su gran poder. Simplemente frunció el cejo, miró fijamente a Servine y gruñó lo siguiente:
- [Ese, oficialmente, fue un Scolipede. No, espera, de hecho fue el temible Deathropod, el legendario azote de las almas. Ese Weedle nunca estuvo aquí, y yo no evolucioné después de volarlo de un coletazo.]
Servine solo rodó los ojos ante su declaración.
(--0--)
Al mismo tiempo, con Evanna e Iris...
Las dos ya estaban prácticamente contra las cuerdas. A su alrededor, sus seis Pokémon ya habían colapsado derrotados, así que la pelea había quedado una a una. La que golpeara más fuerte ahora, ganaría por todos. El puño de Evanna brillaba de poder puro, todo el poder que su bloodline le permitía utilizar con el Puño Incremento. Había ido cargando poder más y más en el transcurso de esta pelea. Su oponente puso los ojos en rendija, mientras empezaba a cargar su propia garra de energía para atacarla.
- Aumento. – dijo Evanna simplemente, lista para dar el puñetazo definitivo...
- ¡Yan! – Y justo en ese momento, un objeto verde brillante voló entre las dos, y la golpeó en la cara. No le hizo mucho daño, pero sí la hizo caerse hacia atrás.
Evanna levantó la mirada desde el suelo, y vio a un Yanma zumbando entre ella y su oponente. Qué raro, y también inesperado, e inoportuno. Su oponente pareció algo confundida de verlo, pero Evanna pudo ver que la realización iluminaba la cara de la chica como el sol naciente, antes de moverse hacia los Pokémon caídos, particularmente el dragón verde, con una mirada de preocupación.
Así que probablemente sabía de donde vino esa cosa, y confiaba en él, o en el que la había enviado, para que se hiciera cargo mientras ella chequeaba a sus Pokémon. Pero eso dejaba una pregunta sin contestar: ¿quién envió al Yanma? Si lo hizo alguien más, eso quería decir que esta chica no estaba sola... ¡y que Belladonna, Aurora y Vedia podrían tener problemas!
Evanna rápidamente se puso de pie, con una sensación de urgencia fluyendo por ella como una inundación. Si esta chica no venía sola, su familia podía estar en peligro. Se encargaría de esa peste de insecto primero, y después noquearía a la chica. Luego dejaría que Belladonna decidiera que hacer con ellos. Por ahora tenía que proteger a su familia. No podía dejarlos morir. No por tercera vez.
*¡PSSSSSHHHHHHH!*
Ese ruido resonó por el aire, seguido apenas milisegundos después por su horror. Y segundos después de su horror, se dio cuenta de que un Disparo de Seda acababa de pegarle su brazo contra la pared, lanzado por un Butterfree que acababa de venir volando detrás del Yanma.
...
Todo Pueblo Azalea explotó en una furia asesina aquel día. Eran recuerdos vagos, pero el momento en que esa fachada de amabilidad se rompió, pudo ver lo que había en los corazones de la gente de Johto. Todo fue por un acto de preocupación de parte suya, cuando tenía diez años, un acto de amabilidad que nadie pidió. Una mujer accidentalmente perdió el agarre del carrito de su bebé, y antes de darse cuenta el infante bajaba por la calle gritando.
Ella solo pasaba por allí, saliendo de una tienda de comestibles enfrente de su padre adoptivo, vestido con su uniforme de artes marciales color naranja, mientras él revisaba tediosamente que tuvieran todo. Ella actuó como cualquiera lo hubiera hecho en esta situación, aunque años después se preguntaría si había alguna verdad oculta en este pueblito rural, que ella era la primera en actuar con su sentido de la moral lo suficiente para salir corriendo a detener el carrito, reaccionando ante los gritos de pánico del niño en su interior.
No se había dado cuenta de la cola de la criatura que estaba en el suelo cuando pasó por allí, pisándola cuando saltó usando toda su fuerza con las lecciones que su padre le había enseñado. Atrapó el carrito en el aire, deteniéndolo antes de que golpeara el tráfico, y de que el bebé saliera volando y se estampara contra el concreto, atrapándolo con su cuerpo. A su alrededor, todos los peatones la miraron como una heroína: había salvado al niño.
- Slow...
Ese grito lento y grave de dolor, de la criatura a la que accidentalmente le pisó la cola al salvar al bebé, hizo que las caras de todos cambiaran de admiración a odio. Fue tan rápido, tan brusco, que era aterrador. Tan rápido que parecía antinatural. ¿Acaso esta era la verdadera cara de los habitantes de Pueblo Azalea? ¿De las personas del ambiente rural? ¿De los nativos de Johto? ¿Una máscara de amabilidad que ocultaba un odio infinito que podría explotar como si fuera un volcán de un momento a otro?
Por supuesto, ella no pensaba en eso. Lo único que se preguntaba era por qué todas esas personas, que se veían tan amables, ahora la estaban viendo como si acabara de asesinar al bebé que había salvado. Y luego, su único pensamiento fue tratar de defenderse, cuando los peatones se le fueron encima con los puños alzados y gritando de odio por haber pisado la cola de ese Slowpoke. Tuvo una pequeña esperanza cuando oyó los gritos de la madre del bebé, que rápidamente se desvaneció cuando sintió un bolso golpearla detrás de la cabeza.
...
- Evanna... Evanna...
A diferencia de aquellas voces, esta era amable. Era la de él. Abriendo sus ojos lentamente, se encontró con la mirada de su padre, ignorando la sensación de dolor que tenía en múltiples partes de su cuerpo por los golpes que recibió.
- Todo estará bien. – le dijo el hombre que estaba junto a ella gentilmente.
Era un hombre alto y musculoso, vestido con un gi color naranja, cinturón y muñequeras de color azul. Tenía el pelo negro y varias cicatrices en la cara, una de ellas era una con forma de X en la mejilla izquierda y otra una línea horizontal arriba de su ojo derecho. Tenía varios moratones por todo el cuerpo, esos eran recientes, igual que los que tenía ella.
- ¿Por qué nos hacen esto? ¡Yo solo quería ayudar, eso fue un accidente! – lloriqueó Evanna, mientras él extendía una mano sobre el hombro de ella.
- Sí, tienes toda la razón. Solo fue un accidente, tú no hiciste nada malo. Vamos, salgamos de aquí. Vámonos a otra parte, a donde sea.
- ¿A dónde sea? – murmuró ella, y él asintió.
- ¿Alguna vez Kyle Narec ha dicho una mentira? Ahora, vámonos de aquí antes que nos...
- ¡Allá está!
- ¡Agresora de Slowpokes!
La turba enfurecida había vuelto: y esta vez con armas y Pokémon. No había ningún rastro de piedad en sus ojos, solo un deseo de causarles todo el daño que pudieran.
- ¡Corre! – Su padre no tuvo que decírselo dos veces, ambos de inmediato echaron a correr tan rápido como podían.
Su mente recordó en ese momento el desenlace de esta historia. Para ser sincera, las memorias reprimidas no le dejaron saber lo que pasó después, solo que estaba corriendo, corriendo, y corriendo. Pero lo que sí recordaba, era un cierto sonido.
*¡PSSSSSHHHHHHH!*
En ese momento no le dio importancia, mayormente porque estaba demasiado concentrada en huir tan rápido como podía, pero cuando se detuvo a buena distancia fue que finalmente se percató de que su padre no la había seguido, y jamás volvió. Lo único que supo fue que escuchó exactamente el sonido que conocía de haber visto a un Ariados capturar a un Pidgey para devorárselo, y así supo exactamente lo que le pasó a su padre.
Y al golpearla la realización, lo único que pudo hacer fue lanzar un grito de dolor y desesperación.
...
- No otra vez... no otra vez... – Lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, cegándola a como la estaban viendo ahora la chica dragón y los dos bichos.
(--0--)
De vuelta con Ash...
- Y así fue como pasaron las cosas.
Belladonna era la única en el cuarto que no estaba sonrojada, luego de terminar de explicar cómo y por qué tenía tres novias. Aurora más que Ash, en cualquier caso, pues él solo estaba procesándolo todo. Tuvo el extraño presentimiento de que tendría que recordar todo esto para después, pues su Pokédex no había dado indicio de haber grabado nada. Y de hecho, el hecho de que la cosa estuviera tan inusualmente callada todo ese rato empezaba a ponerlo algo nervioso. Sin embargo, sí tenía algo que decir de toda la historia.
- Pero... ¿no es ilegal estar en relaciones con varias personas a la vez?
- Hermanito tonto, yo no me rijo por las leyes del hombre. – dijo Belladonna. Después se rio al darse cuenta de lo que acababa de decir, como si se sintiera tonta. – Disculpa, quise decir, las leyes de los humanos. No importa lo que los humanos digan que es lo correcto. Ninguno de nosotros aquí es humano, así que no tenemos por qué seguir sus leyes. Además, ¿no has visto algunas de las ridiculeces que tienen como leyes? Es perfectamente legal serle infiel a tu cónyuge matrimonial mientras no te descubran, pero en el momento en que una pareja casada decide que quiere ser igual de cercana con una tercera persona como lo son uno con el otro, todos lo llaman inmoral y depravado. Dime cómo es que eso tiene sentido.
- El adulterio y la bigamia todavía siguen siendo ilegales en Johto. – se le salió a Aurora de repente. De inmediato se sonrojó y se tapó la boca.
- ¿Johto tiene más sentido que el resto del mundo? Pues bien, linda, entonces todo el mundo está hecho mierda y todos nos moriremos por un colapso de la realidad. – bromeó Belladonna sombríamente.
- "Muy tarde para eso, chica que sigue creyendo que somos parientes. Eso ya ocurrió." – pensó Ash. Pero antes de seguir pensando en el fin del viejo universo, Ash decidió continuar la conversación, tratando de seguir ganando tiempo. – ¿Crees que estás por encima de la ley?
Por suerte, no se lo dijo en un tono como el de Elliot Stabler. Fue más una simple pregunta que una orden o una amenaza. Belladonna entonces se sintió obligada a responderle, y no atacarlo.
- Sí. Todos lo estamos. Tú, yo y mi querida Aurora. No somos ni humanos ni Pokémon. Podemos hacer nuestras propias reglas, igual que ellos hacen las suyas.
- ¿Y en qué parte de esas reglas dice que está bien invadir una planta de energía y provocar un desastre? – preguntó Ash. Belladonna guardó silencio por un minuto antes de contestarle.
- Esta planta de energía es la que alimenta el equipamiento médico que mantiene a ese bastardo de Tokiomi con vida.
¿El padre de Aurora? Oyó que lo mencionaron durante la historia de Belladonna, así que Ash no necesitaba un recordatorio del por qué lo odiaban tanto. Pero llegar tan lejos...
- De acuerdo. Déjame ver si entendí. ¿Tokiomi está en un hospital que recibe su energía principal de esta planta?
- Recibe toda su energía de aquí. Vedia cortó los cables de la fuente secundaria. – Belladonna rápidamente aclaró una potencial falla en su plan antes que Ash pudiera señalársela. Dejando de lado esos pocos segundos que logró ganar, todavía tenía otras opciones.
- Me imagino que debe estar metido en una de esas máquinas llenas de tubos, paquetes con fluido y monitores que empiezan a pitar cuando te mueres, ¿verdad?
- Estoy segura que esas cosas tienen nombre. – replicó ella. Por desgracia para Ash, Brock no estaba aquí para decirles la marca y el modelo, y el Pokédex tampoco parecía querer decir nada.
- Entonces, decidiste invadir la planta y cortar la energía, así no tendrá las máquinas para mantenerlo vivo mientras le hacen la cirugía. ¿Qué hay de poner en peligro a todos los demás que están ahí?
- En este momento solo unos pocos aparte de él están en peligro de muerte. Y además, la mayoría de los que están en ese hospital terminaron allí por tomar o fumar demasiado. Créeme, hermanito, no soy un monstruo. Esperé hasta que lo sacaron de la clínica especializada en tratamiento de cáncer, hasta que lo llevaron a este hospital que se especializa en tratar a gente que se dañó a sí misma por abuso de drogas y malos estilos de vida.
- "Eso no te hace mucho mejor que él." – pensó Ash, pero no quiso arriesgarse a decirlo en voz alta. – Mira, Tokiomi es un sujeto horrible, eso no lo voy a discutir. ¿Pero esto no es ir demasiado lejos?
Ash formuló su pregunta de manera tan amable como pudo. No le respondieron de inmediato, y en esa pausa notó que de hecho Aurora parecía algo insegura de sí misma. Belladonna, sin embargo, ya tenía una respuesta lista.
- Hermanito... ¿alguna vez has perdido a alguien? ¿Nunca has visto a alguien que te importa sufriendo por culpa de las acciones de alguien más? Tu vida fue mucho más fácil que la mía, y supongo que no puedo ni debería guardarte rencor por eso. Siempre me dijeron que el trabajo de los hermanos mayores es proteger y cuidar de los menores, después de todo. Sin embargo...
Belladonna alargó el brazo tanto como pudo, sin apuntarle a él ni a Aurora. El miembro comenzó a brillar con la energía del Pinchazo Venenoso mientras comenzaba a hablar con un tono que Ash había escuchado antes. Pero no en ella...
- Cuando sientas esa emoción, y espero que nunca lo hagas, solo hay una respuesta. Tienes que castigar al responsable, sin piedad. Tienes que hacer que los que lastimaron a tus seres queridos sientan todo el dolor que les causaron, con intereses. Tokiomi traicionó a Aurora de la peor manera posible, la lastimó peor que cualquier herida física. Un hombre como él no merece caminar por esta tierra, ni tampoco morir en paz. Merece morir sofocándose de todo el alquitrán que tiene acumulado en sus venas, como un atasco de tráfico en Ciudad Saffron.
Ash sabía de lo que Belladonna estaba hablando. Esa emoción de ira que ponía en sus palabras... Ash ya la había experimentado antes...
...
- Primeape detectado en el aire. Trayectoria de aterrizaje desconocida, coordenadas exactas de destino y posibilidades de supervivencia incalculables con información actual. Recomiendo consultar al Equipo Rocket para arreglar las deficiencias.
- Ash... ese era nuestro Primeape.
- Nada mal, Pikachu, nada mal. Ese Primeape se veía prometedor, pero si salió volando así de fácil, no debía ser tan bueno después de todo. Regresa.
- Ah, eres tú. ¿Qué has hecho últimamente? ¿Planeas tomar un atajo a la Liga Pokémon derrotando a unas bellezas descerebradas? No, espera, si eso ya lo hiciste.
...
Aquella vez, cuando Paul voló a su Primeape hacia el cielo, hacia su posible muerte. Esa misma furia, la misma que Misty le dijo que no era normal para él, y tenía razón, no lo era, en esta o en cualquier otra línea temporal, era la misma que sentía Belladonna. De algún modo, eso echaba más peso a su teoría de que hubiera parentesco entre los dos más que su cabello, sus lóbulos de las orejas o las marcas de sus mejillas. Y eso... eso lo preocupaba.
Claramente, su rostro reaccionó a sus emociones, ya que pudo oír que Aurora dio un pequeño soplido de preocupación, y Belladonna, aunque dudando un poco, caminó lentamente hacia él, y le puso la mano en la mejilla.
- Sí sabes lo que se siente, ¿verdad? – le dijo.
No era una pregunta, era un hecho. Ash no pudo reaccionar, si siquiera podía hablar. Solo se perdió en la sensación, mientras sus recuerdos hacían que una lágrima solitaria le rodara por la mejilla.
- Lo siento. – dijo Belladonna en un tono muy empático, limpiándole la lágrima con su pulgar. Una sombra traspasó sus ojos brevemente, invisible para los demás, pues en ese momento lo único que pensaba era en las mil maneras posibles de castigar a quienquiera que le hubiese hecho daño a su recién descubierto hermanito.
(--0--)
Entretanto, con Misty y Vedia...
Misty yacía en el suelo, forcejeando para liberarse de la sombra que la sujetaba con fuerza. Se encontraba totalmente sola, exceptuando a Vedia, que estaba de pie frente a ella con una expresión vacía, que no era ni neutral, pero tampoco hacía ver nada como ira, satisfacción o algo. No había ningún Pokémon fuera de sus Pokébolas, todos habían sido regresados. Solo estaban ellas dos, y ella era la que estaba dominada.
- ¿Por qué interfieres con nuestro objetivo? – le preguntó Vedia. Como no le respondió de inmediato, continuó. – Tú eres como nosotras, y no lo digo solo porque tengamos habilidades de bloodliner. Puedo verlo en tus ojos. Ya has visto lo que el mundo piensa de nosotros. Lo que la humanidad ve. Fuiste rechazada por tu familia. ¿Hace cuánto? No puede ser mucho tiempo. Yo antes veía esos mismos ojos al mirarme al espejo.
- ¿Al espejo? Ja, bueno, tal vez si tuviera doce años. Eres algo bajita. – dijo Misty con algo de sarcasmo. La expresión facial de Vedia se tornó en un ligero fastidio por el comentario.
- Belladonna piensa que mi falta de estatura, un rasgo hereditario común en mi familia, es adorable.
La cara de la otra bloodliner se enfurruñó ligeramente. Misty no estaba en posición para juzgarla, después de todo, ella no estaba interesada en el atractivo de otras chicas.
- Tal vez en algún momento, no me veía a mí misma como humana. Quizás todavía no lo hago. Pero, ¿sabes? Recientemente... no puedo evitar ver las cosas de manera diferente. Bajo una luz mejor.
Una luz llamada Ash Ketchum, que parecía hacer que todas las cosas fueran mejor con su sola presencia. Esa alegría que irradiaba, esa amabilidad y optimismo que se reflejaba en todo y todos a su alrededor, incluyéndola a ella.
- Interesante. – dijo Vedia en un tono genuinamente sorprendido. – Asumo que conociste a alguien que te quiere y tú le correspondes. ¿Tienes a tu propia Belladonna entonces?
- "¡No tengo una novia!" – pensó Misty, sonrojándose. Pero si reemplazara lo de Belladonna por Ash, entonces...
- Es decir que tu Belladonna te llevó a la conclusión de que la humanidad no es tan mala como creías, mientras que la mía me hizo darme cuenta de que puedo existir como algo diferente de la humanidad. Fascinante, pero al final de cuentas, tu conclusión es la equivocada.
- ¿Equivocada? ¿Piensas que mirar a los demás, creer que hay bondad en ellos, que pueden cambiar y ser mejores, es la conclusión equivocada? ¡Discúlpame, pequeña niña, pero no puedo dejar que nadie use eso como pretexto para lastimar a otros!
Misty miró a su alrededor, insegura de quién o de dónde provino esa voz. No era la suya, y tampoco era la de Vedia. Ella también parecía tan confusa como Misty, como si también la hubiera escuchado. Segundos más tarde, un destello de luz apareció de la nada enfrente de ellos, materializándose en una persona, y antes que Vedia pudiese responder, la recién llegada levantó una mano, y envió a Vedia volando hasta el otro lado del pasillo, estrellándola contra una pared.
Misty sintió que las sombras que la sujetaban al suelo finalmente se aflojaban, permitiéndole volver a ponerse de pie y mirar a la persona que la acababa de salvar. Era otra chica, unas cuantas pulgadas más baja de estatura que ella aunque no tanto como Vedia. Tenía cabello y ojos de color púrpura claro, y llevaba una camiseta blanca con botones amarillos y encajes en los bordes, y unos pantalones púrpuras y zapatos negros.
- Entonces, la chica que acabo de mandar a volar, ¿ella es la que está provocando este apagón?
La boca de la chica se movía, pero no emitía ningún sonido. Era más como si la voz le sonara dentro de la cabeza a Misty, y fue así que se dio cuenta: esta chica era telepática.
- Una de ellas, pero no es la que controla a los... espera, ¿cómo es que...?
- No puedo hablar físicamente, pero puedo usar mi bloodline para comunicarme telepáticamente. Me llamo Anabel. – Estiró la mano ofreciéndole un apretón. Misty inmediatamente le correspondió el gesto, después de todo acababa de salvarle la vida.
- Misty. Y gracias por salvarme.
El sonido de unos pasos de pronto llamó la atención de las dos. Al mirar de nuevo por el pasillo se dieron cuenta de que Vedia volvía a estar de pie, y parecía muy molesta.
(--0--)
De vuelta en la sala de control...
*¡BAM!*
La puerta sonó fuerte cuando algo del otro lado la golpeó con dureza. Los tres intercambiaron miradas entre ellos.
- Está cerrada. – dijo Belladonna.
Quienquiera que fuese, o no la oyó o no le importó, pues de inmediato golpeó otra vez, con más fuerza. Al tercer golpe, la puerta finalmente cedió y se rompió la cerradura, dejando entrar al grupo completo. Posado a cuatro patas y con la cola alzada y echando chispas, Pikachu parecía listo para lanzarse como el viento en cualquier segundo. Detrás de él, Starmie brillaba como la estrella de la esperanza. Junto a Starmie había una Servine, con los brazos cruzados y una mirada de determinación. Y encima de todos ellos, un Charizard, sacando las garras de manera amenazadora y exhalando llamas por las quijadas. A juzgar por cómo estaba inclinado quedaba claro quién había sido el que rompió la puerta.
Un minuto, ¿Servine y Charizard? ¿Acaso serían...? ¿De qué se perdió? Pikachu se quedó viendo en shock a su entrenador y al ver su predicamento inmediatamente se volteó a ver a Aurora y Belladonna, furioso y empezando a aumentar las chispas.
- ¡Pikapi! [Muy bien, no sé lo que pasa aquí, o por qué Ash está congelado contra la pared, pero ustedes dos deben ser las responsables. ¡Coman voltios!]
Sin dudarlo les disparó el Atactrueno. Aurora, por reflejo, apuntó con sus dedos haciendo un gesto de pistola, disparándole su Rayo de Hielo. Los dos ataques colisionaron, cancelándose uno al otro. Segundos después los otros Pokémon se lanzaron a la carga: Servine se fue con Hoja Afilada para sacarle el brazo del hielo con un corte limpio, mientras Charizard se lanzaba contra Belladonna con las Garras de Metal brillándole con furia. Ella se vio forzada a bloquear con sus propias manos, brillando con Pinchazo Venenoso. La chica temblaba, mientras trataba de evitar que Charizard la aplastara, y quizás solo estaba de pie en ese momento ya que estaba usando las piernas para apoyarse en la pared y evitar que la aplastara.
Por fin libre, Pikachu lo miró con una mezcla de alivio, preocupación y rabia, al igual que Servine. Starmie no se les sumó, aunque probablemente solo estuviera demasiado confundida para reaccionar a algo tras haber hecho esa entrada dinámica.
- ¡Pikapi! [¡¿Ash Ketchum, quieres explicarme qué pasa aquí?! ¡Te dejo solo unos minutos, y te encuentro congelado contra una pared y con una... versión femenina de Red, o de John Archer, o incluso de ti...!]
- Es complicado. – Ash decidió explicarle todo después con calma. Ahora mismo no había manera sencilla de explicarle que había terminado congelado contra una pared por culpa de una de las novias de su (posiblemente) hermana mayor.
Y hablando de dicha novia, esta saltó hacia el cuello de Charizard colgándosele de la espalda y parecía estar preparada para echarle un Rayo de Hielo. Charizard no pareció sentirse intimidado, solo le gruñó y giró la cabeza en su dirección. Tomando ventaja de la distracción, o tal vez creyendo que su novia podría estar en peligro, Belladonna se lanzó a morderle el brazo a Charizard. Probablemente con un Colmillo Venenoso. Charizard volteó la mirada hacia ella y parecía listo para soltarle en toda la cara un Lanzallamas por ese atrevimiento. Ash estuvo a punto de gritarle que no lo hiciera (no podía garantizar que recibir un Lanzallamas a quemarropa fuera tan inofensivo como lo era para él en la línea temporal anterior), pero fue innecesario, ya que en ese momento, un Golbat envuelto en energía azul llegó volando y atacó a Charizard en el pecho.
El golpe imprevisto lo hizo tambalearse hacia atrás, liberando de su agarre a Belladonna. Charizard miró furioso al murciélago, sacudiéndose el brazo donde lo habían mordido, aunque sin signos de envenenamiento. Aurora, que por el golpe se cayó de la espalda de Charizard, ahora estaba en medio de todos ellos. Pikachu y Servine la vieron con ojos asesinos, listos para soltarle encima toda la carga de un Atactrueno o una Tormenta de Hojas.
Golbat dejó salir una serie de chirridos que Ash no tenía la menor idea de lo que podrían significar. Una amenaza de que no se atrevieran a lastimar a su ama (y este no parecía estar poseído como el resto de los que había visto), una sugerencia de que se fueran corriendo hacia las colinas (¿cuáles colinas?), o quizás con suerte una oferta para intercambio de recetas de Pokéblocks. Belladonna sonrió cuando su Golbat dejó de chirriar, y Ash tuvo un presentimiento de que sabía exactamente lo que pasaba.
- ¿Estos son tus Pokémon? Son bastante fuertes. Por supuesto, no esperaría menos de ti, querido hermanito.
Con la última palabra, Charizard, Servine y Pikachu se voltearon a verlo, todos con idénticas expresiones de confusión y shock. ¿Escucharon mal? ¿Acaso ella lo llamó "hermanito"?
- ¿Estás planeando competir en las Ligas Pokémon? Hmm, no puedo evitar pensar que a la final eso solo te traerá dolor, pero bueno, tal vez sea mejor que lo compruebes por ti mismo. O quizás solo es mi propia actitud pesimista, qué más da. Pero hasta entonces, te estaré animando. Ya es hora de que nos vayamos, no tenemos más razón para permanecer aquí. Él ya está muerto después de todo.
Aurora bajó la mirada ante esa revelación. Ash casi sintió que la quijada se le caía. ¿Cómo podía ser tan laxa al decir algo como eso?
- Ser... [¡¿Qué rayos sucede aquí?!] – preguntó Servine. Pikachu y Charizard también compartían su confusión.
- Fue un placer conocerte, hermanito. Espero que nos volvamos a ver algún día.
Y con estas alegres palabras, Belladonna corrió hacia Aurora, que tenía un Shellder en sus brazos que debió sacar cuando nadie la estaba viendo. En el momento en que la tocó, las dos empezaron a brillar en una luz, y desaparecieron de la vista. Ya una vez fuera de vista, se habían teletransportado solo en busca de sus dos otras compañeras antes de abandonar por completo la instalación. El cuarteto había dejado la planta, y con ellas fuera, lo único que quedó fue un montón de Pokémon tipo Veneno por todas partes, confundidos e inseguros de cómo llegaron allí.
- ¿Char? [¿Qué rayos?]
- ¡¿Pi!? [¡Nada de esto tiene sentido!]
- ¿Shellder puede usar Teletransportación? – preguntó Ash.
- Son casos raros, pero es posible enseñárselos. Shellders con teletransportación fueron usados en la guerra durante cientos de años, incluso durante las Guerras Entrenador-Guardián. Aunque se ha perdido la práctica en los últimos veinte años. – Y por fin el Pokédex se dignaba a hablar de nuevo.
- ¿Dónde estuviste la última media hora? – preguntó Ash mirándolo con fastidio
- En silencio. El drama familiar es duro incluso sin que intervenga un sistema tan inteligente como yo.
Ash rodó los ojos, pero igual, ya no tenía nada más que pudiera hacer en ese lugar. Indicándoles a todos que se fueran de allí, decidió contarles a todos por el camino, mientras iban en busca de sus amigas.
El darles a todos una explicación en detalle de todo lo que pasó con Belladonna mantuvo la mente de Ash bien ocupada mientras corrían por los pasillos, sin que fuese muy necesaria la ocasional aparición de los Pokémon de tipo Veneno que los atacaban confundidos (el 80% de las veces) o solo les preguntaban cómo podían salir de ahí (el otro 20%).
- ¿Pikapi? [Entonces, ¿ella realmente es tu...?] – le preguntó Pikachu, sin poder completar la gran pregunta. Enfrente de ellos, Charizard le rugió a un Gloom que se les atravesó en el camino, y salió corriendo llorando.
- Para ser honesto, compañero... no tengo idea. Mucho de lo que dijo, su apariencia... tal vez lo sea, tal vez no. Pero si realmente es mi hermana, ¿dónde quedan entonces Red, o John Archer? Diablos, si hasta podría incluir a Ritchie en esto si lo piensas bien.
- Pika... [Ash, pero él tiene el pelo castaño...] – Pikachu le dio una mirada. ¿Estaría desvariando por todo lo que pasó?
- Sí, ya lo sé, pero yo no tengo los ojos rojos. Y acuérdate de May y Max, ellos tienen pelo castaño y negro respectivamente, ¿no? – Y por alguna razón, Ash en ese momento se abstuvo de mencionar que, al parecer, él era el hermano menor de los dos.
El sonido de un aleteo acercándose por el pasillo captó la atención de Ash. Charizard parecía estar listo para rostizar a cualquiera que se le atravesara, y se decepcionó un poco de ver que quienes aparecieron fueron Iris, Butterfree y Yanma, que inmediato salieron volando hacia él. Bueno, los insectos lo hicieron, Iris solo corrió.
- ¡Iris! – gritó Ash de alegría al ver que se encontraba con vida.
Después de todo lo que había ocurrido esa noche, no era para menos alegrarse de que su amiga, su compañera de viaje unovana, su... no estaba seguro de qué otra palabra agregar, pero lo importante era que se encontraba sana y salva. Iris también sonrió al verse cara a cara, mientras Butterfree volaba cerca de él y Yanma se ponía a revolotear como un pequeño aeroplano viviente muy feliz.
- Oh, qué bien, estás a salvo. Discúlpame, estuve peleando con una chica vestida de naranja por un largo rato. – le explicó. Ash en ese momento se dio cuenta de que Iris tenía muchas marcas de golpes por todas partes, y de inmediato sintió la urgencia de preguntarle si no la habían lastimado. Pero ella pareció darse cuenta de su preocupación antes que dijera nada. – Yo estoy bien, no te preocupes.
- ¿Estás segura?
- Sí. – le dijo con firmeza, aunque no tenía ni un deje de molestia por su insistencia.
Era extraño, parecía mucho más apreciativa de ello de lo que él asumió que lo estaría, al menos considerando la edad que ella tenía cuando se conocieron (Ash siempre asumió que tenían más o menos la misma edad, pero esa no era una medida viable).
- ¿Tú estás bien? – le preguntó Iris después de un momento.
- Bueno...
Ash no estaba seguro de cómo responderle a eso. Tenía una idea vaga de lo que quería decir (que era mucho), pero no le salían del todo las palabras. Pero antes de poder decir más, una luz de teletransportación apareció frente a ellos, interrumpiendo sus pensamientos. Eran dos chicas, pero no eran Belladonna y Aurora, como si hubiesen vuelto para darle un abrazo de despedida o algo por el estilo. Eran Misty, y...
- "¿Anabel?"
Ese fue el primer nombre que le vino a la mente cuando vio a la chica de pelo morado claro teletransportarse junto a Misty. Asumiendo que Misty no tuviera esa habilidad (y estaba seguro de que así era), debió ser ella la que las teletransportó a ambas. Definitivamente se parecía a ella, no veía ninguna diferencia notable que la distinguiera de la Anabel que él recordaba. ¿Pero por qué estaba aquí? Eso casi parecía... como planeado. Claro, podía recordar que no se encontraba entre los Cerebros de la Frontera de Batalla que mencionó Scott durante el torneo, pero... ¿podía ser ella realmente? O tal vez solo fuese alguien que se parecía a ella: él no era el único que se había topado con duplicados de sí mismo: recordó que la prometida de James y Jessie eran casi idénticas una a la otra (¿estaría tratando de encerrar a James en esa mazmorra todavía?). Por fortuna, antes que sus pensamientos divagaran más, Misty decidió hablar.
- Creo que debería presentarlos. – les dijo, notando la mirada confusa de Ash y la de sospecha de Iris. – Ella es Anabel, me salvó de una chica bloodliner que podía controlar sombras.
Eso lo confirmaba, definitivamente era Anabel. La aludida les sonrió.
- No fue nada. Solo hacía lo correcto, quería ayudar.
La voz de la chica hizo eco dentro de su cabeza. Sonaba muy parecida a las voces de los Pokémon legendarios que hablaban con telepatía, comparados con Meowth que era capaz de vocalizar su dialecto. Iris pareció confundida de oír esa voz, así que Anabel continuó.
- Antes podía hablar, pero ahora ya no. Sin embargo, puedo utilizar los poderes de mi bloodline para comunicarme telepáticamente. Misty me dijo que ustedes también son bloodliners, ¿es verdad? Nunca antes había conocido a otros que fueran como yo.
- Sí, lo somos... – dijo Ash simplemente, todavía algo sorprendido. Anabel lo miró confundida.
- ¿Te pasa algo? Pareces confundido por alguna razón, y también sorprendido.
- ¿Eh? – Esa sola línea de Anabel, si bien no tan directa como podría serlo Iris, lo tomó desprevenido. Ella se sonrojó, pero prosiguió.
- Soy capaz de percibir las emociones de la gente a mi alrededor. Tus emociones parecen estar... tensas por alguna razón. Ya lo estaban cuando llegué, pero pareció aumentar cuando escuchaste mi nombre. ¿Acaso me conoces? – le preguntó. Ash entretanto, trató de improvisar alguna respuesta que no sonara demasiado extraña.
- Oh, no es nada. Solo que... me recordaste a una amiga de la escuela. Hasta tenían el mismo nombre, así que me sorprendí un poco. – le respondió.
- Entonces... ¿puedes leer las mentes? – intervino Iris, algo intranquila. Anabel se puso algo pálida.
- ¡No! Bueno... de hecho sí puedo, pero tengo que concentrarme para poder hacerlo. Es decir, no puedo simplemente acercarme a alguien y espiarle la cabeza para robarle sus números de pin, ¿verdad?
- ¿Números de pin? – inquirió Iris. Ash también estaría algo interesado, aunque fuese solo porque su Pokédex una vez mencionó algo al respecto de pasada.
- Eso no tiene importancia ahora. – intervino Misty. – Como sea, Anabel, ¿tienes alguna responsabilidad en este lugar?
A Ash no se le escapó que Misty había hecho esa pregunta como si quisiera intencionalmente cambiar el tema, aunque no tenía idea de en qué dirección querría ir con eso, o por qué motivo.
- No realmente. Lo único que tengo es la casa de mi tío. Técnicamente podría ponerla bajo un fondo de confianza, ya que mi tío era mi guardián legal y un veterano de guerra, pero no sé si quisiera irme. No se me ocurre qué podría hacer en un viaje, y no puedo pelear en las Ligas Pokémon si no tengo voz.
La última parte la dijo con un tono algo triste, aunque era más de aceptación de la realidad que otra embargo, las últimas palabras hicieron pensar a Ash en esos comentarios que hizo Belladonna acerca de la Liga Pokémon. ¿Por qué, qué querría decir con eso?
- Bueno, quizás puedas pensar en algo después, cuando estés con nosotros. – declaró Misty dándolo por hecho. Los ojos de Anabel se ensancharon ante esto, al igual que los de Iris. Ash estuvo seguro de que tendría exactamente la misma expresión. – ¿Qué me ven, es que yo no puedo invitar a alguien?
Esa última parte sonó un poco más como la vieja Misty, algo dura y gruñona. Un poco nostálgico tal vez, pero de cierto modo tranquilizador. Ash negó con la cabeza.
- No, no es eso. Solo fue inesperado, es todo.
Ya sin su expresión agresiva, Misty volteó otra vez a ver a Anabel, que parecía estar lista para hacer algunas preguntas más antes de tomar una decisión final respecto a si los querría acompañar o no. Pero en ese momento se empezaron a oír sirenas aproximándose, asustando a Iris y rompiendo la cadena de pensamientos de Anabel.
- ¿Qué tan lejos puedes teletransportarte? – le preguntó Misty rápidamente a Anabel, que tenía una expresión pensativa. La forma más rápida de resolver la pregunta de su querría venir con ellos sería comprobar si los sacaría de allí antes que llegara la policía.
- Lo suficiente. – les dijo con una sonrisa. Eso lo dijo todo: se habían ganado una nueva compañera de viaje, y gracias a ella se salvarían de terminar arrestados por estar en la escena de un crimen.
- ¡Esperen, falta mi Sliggoo! – gritó Ash mientras él y Misty retornaban a sus Pokémon antes de hacer su escape.
Por suerte para ellos, la teletransportación de Anabel era instantánea, así que lograron volver junto con el dragón de Ash. Un policía que lo había encontrado ya estaba a punto de llamar a la unidad Drowzee más cercana, pero al darse la vuelta, se había dado cuenta de que el dragón babosa y la mochila que estaba vigilando se habían desvanecido sin dejar rastro alguno. Un escape limpio, por los pelos.
(--0--)
Cuartel General del Equipo Rocket...
Oculta en una cordillera montañosa que ocupaba gran parte de la frontera Kanto-Johto, el Equipo Rocket tenía su base principal. Estaba muy bien protegida, pocos sabían de su ubicación y todavía menos se les ocurriría siquiera intentar atacarla, si es que creían tener una oportunidad de hacer eso. Pero la seguridad del cuartel general no era lo que en ese momento ocupaba la mente de Giovanni. En vez de eso, eran dos cosas específicas.
Una de ellas, había recibido un reporte de uno de los proyectos científicos a los cuales el Equipo Rocket estaba proveyendo fondos. Algo sobre clonación, y al parecer había tenido cierta medida de éxito en ello. Después pensaría en eso. El otro asunto, sin embargo, era mucho más urgente.
Jessie, James y Meowth le habían enviado fotografías del final de un reciente incidente en la planta de energía de Ciudad Gringy. La prensa culpó públicamente al proyecto de la presa de Ciudad Giva, por los Pokémon que atacaron la planta: aquellos que no estaban hechos de toxinas estaban furiosos por haber sido desplazados de sus hábitats por las construcciones, y los que sí lo estaban se habían quedado sin la vegetación que producían las toxinas que ellos necesitaban para alimentarse y vivir. El hecho de que culparan a Ciudad Giva por esto era algo divertido, pero gracias a Jessie y James él sabía la verdad.
Era bueno saber que su chico bloodliner había estado actuando de la manera que él esperaba, pero este incidente le abría un nuevo frente de posibilidades. Después de todo, había alguien con quien todavía tenía una importante charla pendiente, y era tiempo de cambiar eso. Tenía muchas preguntas sin responder.
Un par de guardias asintieron antes de apartarse e insertar un par de llaves idénticas en dos cerraduras al mismo tiempo. La puerta que vigilaban se deslizó abierta, y él atravesó. La habitación estaba oscura, salvo por el resquicio de luz que pasaba por la puerta antes de cerrarse, pero rápidamente se encendieron las luces para revelar a su invitado especial. Quién más si no, Felgrand, lleno de golpes por todas partes, y había permanecido en este lugar desde que se lo trajeron. Ahora estaba frente a él, y era tiempo de que le diera las respuestas que buscaba.
- ¿Qué quieres? – le dijo secamente. Era un hueso duro de roer, pero al menos era algo bueno que todavía no hubiera perdido la cordura.
- Oh, solo poseer una gran fortuna y poder, igual que todos. – replicó Giovanni, mostrándole una fotografía de Ash.
- Sí, ese fue el bloodliner entrometido que arruinó mi operación. – masculló Felgrand. – ¿Qué hay con él? No tengo idea de quién puede ser su madre si lo que quieres es jugar al viejo juego del chantaje con un rehén. ¿O estarás más interesado en tal vez enviarle a una de tus lindas agentes para seducirlo y llevarlo a una trampa?
En respuesta, Giovanni sacó una segunda foto, la imagen más clara de Belladonna que esos tres lograron conseguirle. Dicha imagen se la llevaron sus mejores genios de computadora para ampliarla lo mejor posible, así que podía verse con mucha claridad. A Felgrand no se le escaparía ningún detalle, y eso lo haría callarse en un parpadeo. O por lo menos, con la idea de enviar a una agente a seducir al muchacho.
- ¿Qué pasa, el bloodliner tiene una hermana o algo? Seguramente es igual de moles...
Felgrand de repente se paró en seco al ver más de cerca la imagen. Su shock se tornó en miedo, un miedo como el de cualquier persona que estuviese mirando a la muerte cara a cara, y que esta fuese inevitablemente a tomarlo entre sus garras sin que pudiera impedirlo, de una manera horrible y dolorosa.
- No... no puede ser...
- ¿Entonces, ya la has visto antes? – presionó Giovanni.
- No debería haber nadie así, ya no. ¡Yo la maté! ¡La matamos entre todos hace años, yo y todos los demás, A, B, C, D, y G! ¡No puede estar con vida, la clonación humana es imposible!
Los Siete Hermanos de Orre, todos nacidos en orden alfabético del mayor al menor. Felgrand era el hermano de la F, y el hermano de la E era el único de los siete que no era un criminal. Llamarse por sus iniciales era una forma de abreviatura que usaban, y también una regla implícita de un pacto de no delatarse entre ellos. Él había mantenido su palabra. Pero al parecer, el honor entre ladrones era una molestia cuando dicho honor no se respetaba entre los de tu propio gremio de ladrones.
Y en cuanto a la parte de la clonación, era algo irrelevante, pero por supuesto Giovanni tenía a un científico en su nómina de "si te pago, tú me ayudas" que intentaba probar que ese dicho era falso. Pero él no sería un factor importante ahora, así que no se lo iba a mencionar hoy.
- ¿A quién dices que mataste? – presionó más Giovanni, mientras Felgrand continuaba horrorizado, como si acabara de ver a un monstruo levantarse de entre los muertos.
- Los dos se parecen a ella... ¡nadie más tenía esas marcas, y ese pelo! E fue el único de nosotros que logró escaparse de sus garras, ella no era humana. Tenía una bloodline, igual que ese muchacho. Podía afectar las mentes de las personas. ¿Alguna vez oíste ese dicho de la gente que manda buenas vibraciones? Ella mandaba vibraciones malignas, ¡directo a nuestras mentes! – Dio un respingo, asqueado y aterrorizado.
- Asumo entonces, que lo que estás diciendo es que estos dos bloodliners lucen como ella, ¿es eso? – preguntó Giovanni, mientras Felgrand volvía a temblar.
- Más que ninguno de nosotros. No sé cuáles de mis hermanos habrán sido tan estúpidos como para romper nuestro acuerdo, ¡pero está claro que alguien no pudo quedarse con los malditos pantalones puestos! ¡Nuestra madre vive en esos dos! ¡Dímelo, dime quién fue el padre de esos monstruos, tengo que saber a quién le tengo que retorcer el cuello! – gritó Felgrand. Pero Giovanni solo negó con la cabeza y se dio la vuelta para marcharse. – ¡HÁBLAME, MALDITO BASTARDO DE KANTO!
Felgrand continuó gritando sin parar, pero Giovanni lo dejó solo, sellando sus gritos con la puerta cerrada de la prisión, y se dirigió de vuelta a su oficina. Por fin, le había dado información más que suficiente para continuar su investigación, pero tal vez, podría seguir siéndole útil. Tenía que ver qué otras cosas podría sacarle, pero mientras tanto, vería como utilizar todo lo que le había dicho el nativo de Orre.
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Y hablando de Orre...
Desde buena distancia, se podían decir tres cosas sobre este hombre con una sola mirada. Primera, que tenía más músculos que un sujeto que visitaba el gimnasio con regularidad. Parecía capaz de triturar un melón con solo el agarre de una de sus manos. Segunda, llevaba una chaqueta roja, pantalones negros, y básicamente nada más. Sus músculos quedaban al aire visibles. Y tercero, tenía un enorme bigote que se le podía ver por detrás, delgado y aterrador.
Junto a él, se encontraba un sujeto más pequeño y delgado, aunque dada su apariencia, eso simplemente era en el sentido de "no te podría matar de un solo pellizco", a comparación del hombre musculoso.
- Oiga, jefe... – preguntó el sujeto pequeño, mirando la data de la simulación que aparecía frente a ellos en el monitor. – ¿Dónde encontró a este niño?
- Ya te lo dije. – La voz del hombre musculoso sonaba más profunda que cualquier madriguera cavada por un Dugtrio.
- Sí, pero me cuesta creerlo. – dijo el delgado. En pantalla, aparecía una batalla, un Metagross derrotando a un Salamence con Bomba de Desechos, era una simulación de realidad virtual.
- ¿Un niño como este, en medio del desierto? ¿Cómo fue que llegó aquí?
- No sé, ni me importa. – gruñó el hombre musculoso. – Este niño es un genio: logró completar todas nuestras simulaciones. Yo soy el único de nuestra alegre banda que fue capaz de hacer eso, y él lo consiguió a su primer intento. A mí me llevó tres veces derrotar al Salamence, y ninguno de ustedes ha llegado tan lejos.
- Aun así, señor, Agrev me dijo lo que pasó cuando encontraron a este niño. No recuerda nada de quién es, y dijo cosas muy extrañas. Quiero decir, ¿quién no sabe lo que es un Pokémon? ¿Y en el nombre de todos los Glooms qué es un Clembot?
- Yo no busco a la gente por su personalidad, Wakin. Si así fuera, ya los habría echado a todos ustedes a patadas.
El hombre musculoso sonrió mientras veía el monitor, que al apagarse de la simulación reemplazó la realidad virtual por el mundo real, revelando a un muchacho vestido con un abrigo largo de color azul oscuro, tendido sobre una mesa, con un dispositivo de realidad virtual encima de su cabeza. El dispositivo se retrajo, y el muchacho se puso de pie, revelando su cabello grisáceo. Al abrir los ojos, estos eran de color dorado.
- Este niño Wes puede que tenga la memoria de una calculadora nueva, pero es un genio para las batallas. No me interesa lo que diga sobre Clembots o que se ponga a preguntar si mi Skarmory es de carne y hueso. Con él, el Equipo Snagem pronto estará en la cima.
Esta historia continuará...
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