Estrés familiar (y algo de relleno)
Ciudad Saffron...
El entrenador rubio se encontraba frente al borde del Gimnasio Saffron, que parecía estar extrañamente vacío y sin las usuales luces brillantes que solían caracterizar a estos lugares. Un poco escalofriante, pero aun así con determinación empujó la puerta para entrar. Lo que había frente a él era una escalera larga y de aspecto elegante, y no mucho más.
- No vine al lugar equivocado, ¿o sí? – se preguntó el entrenador en voz alta, a pesar de estar completamente solo.
- ¡Oye, si soy tecnología de la más avanzada! ¿Crees que te haría dar la vuelta equivocada? – dijo con sarcasmo el Pokédex en su bolsillo.
El sonido de pasos que se aproximaban a toda velocidad hicieron eco por el pasillo, y el adolescente empezó a sonreír.
- ¿Hola, está el líder del gimnasio? Soy Dan de Ciudad Goldenrod. Vengo para retar...
Un chico bajito, probablemente un entrenador novato de quince años, llegó corriendo y se estrelló contra él, con los ojos llenos de lágrimas.
- ¡No, no, no! ¡Me equivoqué, este fue un terrible error! ¿Por qué no hablé con la gente antes de...? ¡Agg, ack...!
El niño ahora estaba flotando en el aire, sacudiéndose y agarrándose el cuello como si algo, o alguien, estuvieran estrangulándolo. Dan inmediatamente fue a agarrar sus Pokébolas.
- ¡¿Qué diablos es esto, algún Pokémon Fantasma?! ¡Crobat, encuéntralo!
Con un lanzamiento rápido, un enorme murciélago púrpura con cuatro alas se materializó y empezó a chirriar. A pesar de hacer mucho ruido, las ondas supersónicas tenían suficiente fuerza como para revelar alguna presencia invisible, como un radar o un sonar. Crobat dejó de chirriar y se dio la vuelta hacia Dan, negando con la cabeza, mientras el niño dejaba de moverse en el aire, y se desplomaba como un muñeco de trapo.
- Eso... eso no fue un fantasma. – murmuró Dan para sí mismo. – Conozco a los fantasmas, derroté a Morty. Esto... esto fue algo diferente.
De repente, la puerta se cerró violentamente detrás de ellos, y una silueta empezó a flotar hacia ellos desde arriba de las escaleras, aproximándose amenazadoramente.
- Así que notaste lo que le sucedía a ese tonto. Y hasta decidiste investigarlo con un método de detección de presencias de alto poder. No está mal, por lo menos se ve que tienes experiencia.
La forma aterrizó a mitad de la escalera. Era una chica, a principios o mediados de sus veinte, y sus ojos eran azules y fríos como el hielo. Su cabellera era larga y verde oscura, y era alta y de figura delgada.
- Soy Sabrina, la líder de este gimnasio. Dime, ¿eres digno? – La forma en como la líder del gimnasio formuló la pregunta le puso, como decían los alolanos, la piel de gallina.
- ¿De qué?
- De seguir viviendo. – le dijo mientras sus ojos empezaban a brillar.
Momentos después, varios de sus Pokémon empezaron a teletransportarse alrededor de ella. Múltiples de varias especies y números: Abra, Kadabra, Alakazam, Hypno, Drowzee, Espeon, Natu, Xatu, Exeggcute, Exeggutor, Jynx, Smoochum, Girafarig, Wobbufett, y varios otros de tipo Psíquico, todos mirando de manera amenazadora.
- Hay demasiadas personas en este mundo si me lo preguntas. La mayoría no tienen una razón para existir, no son nada especiales. Demasiado ordinarios. Los humanos no pueden crecer, y solo hay dos clases de ellos: los que son especiales y los que solo son basura. De los segundos hay demasiados en el mundo, y alguien tiene que hacer algo al respecto. Al menos eso es lo que creo.
Dan y Crobat retrocedieron ante el enorme grupo de Pokémon y su entrenadora, cada vez más intranquilos.
- Una líder de gimnasio asesina en serie. Creí que esto solo había pasado en Unova. – comentó. Ella pareció molestarse con la comparación.
- No me compares con un simple lunático que tenía un cuchillo. Soy alguien justa, nada más. Si puedes probarme que eres un humano excepcional, podrás vivir.
- Podría ser Lance y no creo ser capaz de pelear contra diez, o veinte, o treinta...
- ¿No fuiste un competidor regular en la Conferencia Plateada en los últimos años? Debes tener muchos Pokémon, incluso si viniste para expandir y entrenar más a tu equipo para ver si rompes tu racha estancada en los mejores 16 aquí en Kanto. Hace tiempo me robé la tecnología para bloquear los limitadores de Pokébolas. Insisto en medir tu potencial como debe ser. – Hizo una pausa momentánea, mientras Dan temblaba de terror. – Y sí, puedo leer tus pensamientos.
Había enfrentado muchos peligros en Johto. Casi se lo comen vivo tres veces, casi lo aplastan unas rocas dos veces, y había peleado contra Whitney. Lo había mordido un Arbok, había aspirado esporas de Vileplume, y peleó contra Whitney luego que se le ocurrió mencionar que no le gustaba el softbol. Pero esto... era como si estuviese mirando a la muerte cara a cara, sin poder escapar.
Crobat flotó en frente de su cara, tan cerca que alguien podría empezar a hacer bromas al respecto. Lo único que oía era su aleteo, y su cuerpo dejó de temblar. Sabía que salir con vida esto sería muy difícil, si no imposible, pero se iría al infierno si no lo intentaba al menos. Si este era su fin, por lo menos caería peleando. Una mano fue hacia las Pokébolas de su cinturón, y la otra hacia las inactivas que llevaba en su mochila. Las inactivas se activaron, y las otras permanecieron activas. En varios estallidos de luz, muchos nuevos Pokémon se unieron a él y a Crobat.
Typhlosion, de pie alto y fuerte, rugiendo desafiante mientras las llamas ardían con furia alrededor de su cuello. Ampharos, un faro de esperanza, mientras el colgante alrededor de su cuello brillaba con el poder que él esperaba le rompiera esa mala racha el año pasado. Golem, sólido y estoico como roca. Slowbro, más alerta de lo usual. Sandslash, excavando en el aire y con muchas ganas de entrar en batalla. Arbok, ya no más interesado en morderlo. Jumpluff, ahora sentado en su cabeza como si fuese un gran sombrero viviente. Poliwrath, flexionando sus músculos para la batalla. Bellossom, con los brazos flexionados como en ese poster unovano. Pinsir, la razón por la cual Bellossom era Bellossom. Granbull, gruñendo amenazador. Magmar, haciendo progresos en no quemar pisos de madera con cada paso que daba. Octillery, listo para disparar. Gligar, colgado del techo. Y Bellsprout, capturado de camino hacia aquí.
Mientras sentía que el pulso se le aceleraba, notó la sonrisa que se formaba en el rostro de Sabrina. Era pequeña, pero la comisura de los labios se le curvaba hacia arriba mientras leía sus pensamientos, mientras descubría sus temores. Se los tragó con deleite y como si le divirtiera.
- "No voy a darte la satisfacción." – pensó desafiante mientras respiraba profundo y se ponía firme. Podría ser una fachada, pero era el primer paso para convencerse de que tenía una posibilidad contra ella. Queriendo apoyar sus pensamientos con acciones, dijo en voz alta. – No pienso morir aquí.
La sonrisa de ella aumentó una pequeña fracción, como si encontrara más divertido su patético intento de aparentar ser desafiante.
- Si puedes impresionarme, te lo garantizo. – Su cabello empezó a alzarse mientras sus poderes psíquicos se manifestaban, envolviéndola en un aura espectral de una luz color lavanda. Empezó a levitar en el aire para mirarlo desde arriba. – Pero por otra parte, si no puedes hacer honor a esa bravata... bueno, te daré un pequeño vistazo.
Frente a él, o más bien, dentro de su cabeza, empezaron a aparecer múltiples visiones del destino que le aguardaba si era derrotado. Esa era toda la motivación que necesitaba para asegurarse de que no fueran a convertirse en realidad.
(--0--)
Locación desconocida...
...
- ¡Oye! ¡Tú!
Ash no tenía idea de qué era más extraño: el hecho de que Gary parecía tener cualquiera que fuese su edad antes que el tiempo colapsara, o que tenía el mismo pelo, marcas en las mejillas, color de piel y otras cosas igual que Ash. Lo único que lo distinguía era la ropa y su personalidad característica, que incluso ya para estas alturas estaba algo pasada.
- Por fin estás aquí, ahora por fin podemos decirte lo que se siente. – dijo un clon suyo vestido como Tobias, gruñendo.
- En serio tienes que dejar de hacer esto. Lo digo de verdad, ya déjalo. – Ese era Drew, apuntándole con una rosa como si fuese un gobernante o algo así.
- Nunca ganarás. No puedes ganar, así que ya deja de hacernos quedar mal. – Ahora era Cameron, haciendo cosplay de él.
- ¿Mis derrotas los hacen quedar mal? – Ash cuestionaba la lógica, mirando a ese pequeño y bajito Cameron frente a él. – Digo, si me venciste limpiamente a seis Pokémon usando solo a cinco de los tuyos, yo diría que eso te hace quedar muy bien.
Cameron de repente rompió una rama que Ash podría jurar que no tenía en las manos microsegundos antes.
- Oh claro, qué madurez. – Esta vez fue la voz burlona de Harley.
- Creí que actuar de ese modo era la forma más madura. – dijo Ash. Nada de esto tenía sentido ni lógica. De hecho, Ash estaba seguro que ni siquiera caería dentro de la ya de por sí bizarra lógica de Harley.
- ¡Lo único que puede arreglar tu incompetencia es que nosotros te quitemos a tus Pokémon, que asesinemos a tu madre, te encerremos en una prisión vigilada por demonios que absorben el alma por un crimen que no cometiste, y empezar cacerías anuales de Ash! – declaró el Ash-Tobias con una sonrisa sádica.
Los demás asintieron estando de acuerdo, pero de repente se pararon al darse cuenta de que algo estaba mal. Algo faltaba, y no era precisamente el sentido común. Solo Ash parecía estar al tanto de que el sentido común parecía haberse ido de vacaciones pagadas.
- Ahora es cuando deberías estar llorando y diciendo que todos estamos equivocados, antes de salir corriendo a pasar años en una montaña lejos de la civilización. – dijo Drew, que inexplicablemente adoptó una paleta de colores similar a Ash. El aludido solo se encogió de hombros.
- Ignorando el hecho de que nada de lo que dicen tiene sentido alguno, la verdad no conozco muy bien a varios de ustedes, excepto a Cameron y Gary. Aparte de ellos, no es que seamos amigos cercanos, así que no me afecta tanto cuando ustedes... hacen lo que sea que estén haciendo. Digo, Tobias, yo ni siquiera sé de dónde vienes ni nada.
- Hmm, buen punto. – dijo el Ash-Tobias.
Haciendo un "puf" de humo, el Ash-Tobias desapareció y transformándose en una versión de Ash con la ropa de Bonnie. El Ash-Drew se convirtió en Dawn y el Harley se convirtió en su madre, todavía viéndose como una versión de sí mismo con la ropa de Delia. Ash ya podía sentir el tic en el ojo por reflejo.
Pero antes de que las cosas se volvieran extrañas, bueno, más extrañas de lo que ya estaban, una enorme roca con sombrero de copa y un bastón cayó desde el cielo y los aplastó a todos. Y luego de repente todo se volvió... diferente.
...
Sobrevolando encima de un campo que despedía humo, Ash de pronto se encontró volando en la espalda de un Charizard azul. Cerca de él, Red volaba en un Charizard de su color titular, de hecho era tan rojo que Ash estaba seguro le podría dar envidia a cualquier auto deportivo turbo de lujo.
- Sí, hermano. Nuestra madre no pudo salvarme a mí, pero pudo salvarte a ti de nuestro padre. Logró llevarte a la granja de nuestro tío en Pueblo Paleta, mientras yo quedé a la merced de ese viejo en el castillo. Supongo que no puedo culparte ni a ti ni al viejo Oak por asesinarlo, pero tengo que lidiar contigo de alguna manera. ¡Te unirás a mí en detener la rebelión para traer orden a nuestra tierra y restaurar a la Orden de los Caballeros Charizard!
Antes de poder descubrir lo que estaba pasando allí, Ash se encontró sentado en un trono en una sala oscura, y se sentía algo intranquilo. También se percató de que tenía pelo rubio por alguna razón, y no se le veía del todo mal. El sonido de un casco que caía al suelo le hizo desviar su atención de pensar si su cabello estaba tan bien cuidado como el de May, Dawn o Serena.
- ¿No lo recuerdas? Los dos solíamos jugar ajedrez cuando éramos pequeños. Por supuesto, yo siempre ganaba. – dijo una voz algo distorsionada con tono burlón. – Cuánto tiempo, hermano menor.
Una figura se aproximó a él, y se quedó con la boca abierta al verlo: ¡¿John Archer?!
- El hijo mayor del fallecido consorte, y decimoséptimo heredero al trono imperial, John Verbena Archer a tu servicio. – Su posible hermano muerto adoptó una postura de inclinación burlándose, antes de mirarlo de una manera que le erizó los pelos a Ash. – ¿Creíste que estaba muerto? Te equivocaste, Alteza. He vuelto, y a partir de ahora, todo cambiará.
...
- ¡Esperen, chicas, no se vayan!
Ash ahora caminaba por la carretera que iba hacia Pueblo Paleta, ya sin esos rizos rubios, y se encontró con Gary de rodillas, llorando. Ash trató de moverse hacia él, pero por alguna razón sus piernas no se movieron.
- Lo siento, Greg, pero tu harem ahora es de Red.
Esa era la voz de Yellow, resonando mientras ella y Red aparecían, mientras las porristas de Gary ahora se colgaban de los brazos de Red o donde lo pudieran agarrar. Red estaba sonriendo como Oshawott aquella vez que se robó un pastel bajo las narices de todos y se lo comió todo él solito.
- ¡Devuélvanmelas! ¡Mis preciosas, son mías! – Gary sonaba como si necesitara una pastilla para la garganta. – ¡Y mi nombre no es Greg!
- ¡Prepárense para los problemas!
Ash desvió su atención de Gary y Red, encontrándose con el Equipo Rocket. ¿Era idea suya o estaban enmarcados con colores psicodélicos? Bueno, esta última parte sí tenía algo de sentido, tratándose de ellos.
- ¡Y más vale que teman!
- ¡Oh, claro que lo haré!
De repente, al romperse la psicodelia, James era aquella chica Domino, Meowth era Cassidy, y Aurora y Belladonna se encontraban detrás de ellas. Adiós al sentido común, gusto en conocerte. Belladonna se echó a Jessie y Cassidy a los hombros como bolsas de lana, mientras que Aurora agarraba a Domino como si fuera una maleta debajo del brazo.
- ¡No puede ser! ¡Nos anotamos un triple!
Belladonna y Aurora chocaron los puños y empezaron a reírse malignamente, antes de salir corriendo con las miembros del Equipo Rocket haciendo efectos de sonido tan cómicos que Ash no tenía idea de cómo articularlos. Pero antes de poder moverse y responder, de pronto se sintió dando vueltas, y se encontró...
... flotando en el aire enfrente de una enorme torre de salvavidas, sobre la cual se encontraba una versión pixeleada de él mismo.
- Oh, vaya, Ashy-boy, veo que no me necesitas para tener sueños de locura. – se rio MissingNo antes de señalar hacia abajo. – Veamos qué es más extraño hoy: mis maravillas retorcidas, o tu mente confundida.
...
En aquel momento, Ash de pronto se encontró en el suelo, escuchando pasos acercándose y al abrir los ojos le pareció ver unas piernas familiares aproximándose a él.
Abriendo los ojos totalmente, se despertó para encontrarse con Pikachu sentado en su pecho y viéndolo con preocupación. La Gardevoir de John Archer también estaba afuera, viéndolo con el cejo fruncido. Aguzando el oído, podría jurar que escuchó a MissingNo gritar de fastidio algo de que despertó antes de poder enloquecerlo en sus sueños.
- [Pareces haber estado sufriendo un sueño muy intenso. Dime qué pasó.] – inquirió Gardevoir.
- Yo... no tengo idea. - admitió Ash.
Gardevoir ladeó la cabeza. Sin embargo, después de pensar un poco, pensó en lo que podía recordar y trató de elaborar una respuesta.
- Creo que tal vez me pasó por lo que dijo Belladonna de que éramos... – No se atrevía a pronunciar esa palabra en ese momento. – Pero no entiendo por qué me dio cabello rubio.
- [Sí, Belladonna... de hecho he querido hablar contigo sobre eso.] – El Pokémon nativo de Hoenn flotó hacia el otro lado de la Base Secreta antes de darse la vuelta para encararla.
- Sí, la chica que podría o no ser mi hermana, tiene tres novias y asesina a las personas que la hacen enfurecer. ¿Qué hay con ella? – preguntó Ash.
- Apreciaría la exposición ya que no puedo determinar lo que el Pokémon Psíquico-Hada podría estar o no diciendo. Por supuesto, agregaré toda la información y observaciones que sean necesarias. – dijo el Pokédex.
- Qué alegría. – dijo Ash sarcásticamente. – Está bien, me encargaré de repetir para ti.
- [Como sea, sucede que estuve escuchando toda tu conversación con ella ayer, Ash. De hecho todos la escuchamos.] – dijo Gardevoir. Cuando Ash tradujo eso, sustituyó "todos la escuchamos" por "todo el equipo de John Archer estuvo escuchando".
- Así que parece que no estuve solo en mi sabia decisión de observación. – dijo sarcásticamente el Pokédex. Ash tuvo un impulso momentáneo de darle un golpe al artilugio por eso.
- [No presiones. Como sea, siento que había algo de verdad en lo que decía.]
Después de que Ash tradujo lo que dijo Gardevoir, el Pokédex, ya abierto, cargó una página que mostraba un retrato de una mujer con aspecto desagradable. Tenía rasgos faciales afilados, muy parecidos a los de Belladonna.
- Hice algunas búsquedas y puedo confirmar que al menos la parte de su vida en el Old Cesspit era verdad. Hace cinco años, había una niña de once años llamada Belladonna Tyrian en el Old Cesspit de Ciudad Gringy, cuya madre fue arrestada por abuso infantil, abandono, y por crear un riesgo a la salud pública de su zona con su acumulación de basura. Actualmente sirve una sentencia en una cárcel para mujeres de baja seguridad, y pasará por lo menos otros cinco años antes de poder salir bajo libertad condicional. Registros oficiales indican que ha recibido golpizas por lo menos cinco veces de parte de otras reclusas, quienes al parecer consideran que el trato hacia su hija se merece muchos puñetazos, patadas y objetos contundentes en su cuerpo y rostro. También encontré datos que concuerdan con la información sobre la familia de Aurora y los relatos sobre las otras chicas, Vedia y Evanna. Hay una posibilidad de que me equivoque en mi análisis de los datos, pero mis algoritmos tienen un margen de error por debajo del 1%.
Ash se ofrecería a chequearlo, pero tenía el extraño presentimiento de que los cálculos podrían matarlo o al menos dejarlo con la cabeza dando vueltas.
- Pika. [Tyrian, ¿eh? Ese nombre le queda.] – Pikachu resopló ligeramente ante la mención del posible apellido de Belladonna. Después de traducirlo, el Pokédex pareció sorprendido.
- ¿No sabes nada de semántica semi-avanzada? Ese nombre significa púrpura imperial. Como el púrpura de la realeza. No tiene nada que ver con tiranía, excepto si lo lleva algún sujeto loco que tiene un imperio malvado bajo su mando.
- [Las reglas de semántica y confirmar que no están inventando sus historias son cosas muy interesantes, pero siento que estamos saliéndonos de lo que importa. El hecho es que en muy poco tiempo he conocido no a una, sino a dos personas que se parecen a John, tú y Belladonna.] – dijo Gardevoir. Tras la traducción, el Pokédex mostró una imagen de Red, y ella prosiguió. – [Y tenemos evidencia de una tercera persona que se parece muchísimo a John. Si fueran solo cuatro personas esparcidas en dos regiones, sería una coincidencia muy improbable, tal vez solo algunos caprichos de la suerte y el hecho de que a esa chica Belladonna probablemente le beneficiaría mucho un terapeuta y tal vez algo de medicación. Sin embargo, no creo que sean solo cuatro. Sospecho que podría haber otros más que se parecen a ti y a John Archer en el mundo.]
- ¿Y qué estás sugiriendo? – dijo Ash. – ¿Qué use el internet para buscar personas que se parezcan a mí?
- No recomendaría hacer eso. Mis algoritmos sugieren un 45% de posibilidades de que ocurra un crimen a raíz de tal acción, y el sentido común dictaría que tengo que encontrar una manera de abofetearte por pensar en algo así. – añadió el Pokédex.
- [No, lo que estoy sugiriendo es ir yo misma a buscarlos.] – Ante su declaración, todos los presentes miraron a Gardevoir sorprendidos. – [Soy una criatura mágica capaz de teletransportación, perfectamente capaz de explorar áreas amplias.] – agregó defendiendo su idea.
- ¿Pika? [¿Y no crees que también podrías terminar topándote con la Cazadora J, el Equipo Rocket, o ese sujeto Felgrand?] – preguntó Pikachu. Gardevoir tomó una expresión sombría ante la mención de Felgrand, pero continuó.
- [Tengo a mis compañeros, podremos evitar la captura mientras no estemos encerrados en las Pokébolas. Ash Ketchum; no nos conocemos muy bien. De hecho, es la primera vez que salgo de mi Pokébola desde que nos conocimos, a pesar de que intentaste hacernos salir para comer. Sin embargo, si sé que alguien tiene que investigar este misterio. Si solo hay una o dos personas más que se parecen a ti y a John, me estaré preocupando por nada. Pero si hay más, eso tiene que significar algo. Es mejor que alguno de nosotros averigüe lo que significa, antes que se vuelva un problema.] – dijo Gardevoir. Tras la traducción, el Pokédex añadió su comentario:
- Puedo rastrear las propiedades magnéticas únicas de tu Probopass usando mi sistema de navegación interno y programa de mapeado. Tal vez pueda incluso usarlo para comunicarme con Probopass de la misma manera.
El silencio que siguió a eso tuvo una gravedad casi palpable.
- Si es lo que quieres, entonces no te detendré. Solo prométeme que tendrás cuidado. – le dijo Ash a Gardevoir después de un momento. Ella asintió, antes de flotar fuera de la Base Secreta, usando su telepatía para dirigir a los otros cinco Pokémon.
- ¡No se vayan hasta que haya aprendido a comunicarme con Probopass usando los campos magnéticos! – les gritó el Pokédex, antes de ponerse a tararear como si tratara de hablar usando magnetismo.
Ash por su parte volvió a cerrar los ojos, sin querer ponerse a pensar en eso, y esperando no tener sueños bizarros al menos por lo que quedaba, menos si estos involucraban atraer monedas tiradas hacia sus bolsillos y que estas se quedaran pegadas a sus pantalones.
(--0--)
Unas cuantas horas después...
- ¿Sabes qué? Nunca había visto tantas estrellas.
- Sí, también lo noté. Mucha gente lo hace.
La noche ya estaba por alcanzar su momento de retiro, aunque todavía estaba lejos de terminar, y la única luz provenía de la luna y de las estrellas en el cielo. Dos de las bases secretas estaban desocupadas en ese momento, pues sus ocupantes decidieron salir y recostarse en el suelo un poco, a mirar hacia el cielo, señalarlas y conversar. Después de todo al no tener una cafetera o un enlace al internet que no fuera el Pokédex, no tenían algo más que hacer excepto eso para pasar el rato.
- Aunque no conozco ninguno de sus nombres. Hay gente que tiene libros al respecto. Y de nuevo, hay personas que se dedican a cosas mucho más extrañas. – admitió Misty.
- A veces me pregunto, ¿seremos los únicos que les ponen nombres? ¿O tal vez haya alienígenas en alguna parte que les ponen sus propios nombres? Me pregunto cómo llamarán a nuestra estrella.
- Probablemente algo más creativo que "el Sol", espero. – dijo Misty. Las dos se rieron un poco con eso, y después Misty se pellizcó los labios y señaló hacia arriba. – Sabes, ahora que lo pienso, me parece ver un cucharón gigante entre las estrellas. ¿O será uno pequeño?
- Hmmm... uno grande, definitivamente. – dijo Anabel. Así se quedaba, al menos hasta que el Pokédex viniera a quejarse y a decir que era un "cucharón perpendicular" o algo así.
- ¿Qué tanto miran hacia arriba? – preguntó de pronto la voz de Iris. Misty y Anabel movieron la mirada para encontrarse con la silueta de la chica salvaje parada sobre ellas, viéndolas con confusión.
- Solo veíamos las estrellas. – explicó Misty.
- ¿Por qué?
- Porque se ven hermosas. – dijo Anabel.
- ¿En serio? – dijo Iris. – A mí me parecen un montón de puntos brillantes en el cielo. Claro, a veces sirven para navegar, ¿pero solo verlas? Los humanos tienen esas cosas llamadas mapas para navegar con ellas. ¿Qué, hay quienes solo las ven por diversión?
- Sí, algunos. – dijo Anabel con toda honestidad. Y la confusión de Iris ante dicho concepto tal vez fue mayor que la risa que resultó de ello.
(--0--)
Unas horas después...
Los efectos de levantarse demasiado temprano eran muy conocidos. Una sensación de cansancio y menos energía durante el día eran los más notables. Ciertos brebajes podían contrarrestar esto, pero luego había que lidiar con los efectos de la cafeína. Misty lo sabía muy bien, al igual que Anabel. Iris también, aunque ella no tenía idea de que el café sirviera de algo. El hecho era que Ash, al salir de su base, se veía también un poco desvelado, aunque no tanto como ellas.
- ¿También te quedaste viendo las estrellas en vez de dormir? – le preguntó Iris. Ash parpadeó confuso ante su pregunta.
- ¿Eh? No, solo... tuve sueños muy extraños. – admitió.
- No está bromeando. – dijo Anabel, y luego se sonrojó. – Lo siento, es solo que... se nota que está en la superficie de tu mente, es difícil de ignorar. Es como una luz muy brillante... ¿problemas familiares, tal vez?
- ¿Problemas familiares? ¿Acaso soñaste que tu madre intentaba matarte o algo así? – inquirió Misty en una manera que sugería que podría simpatizar con un sueño como ese.
- No, no es eso, es... es una larga historia. – En eso, los estómagos de Misty, Iris y Anabel gruñeron todos a la vez, seguidos por el de Ash unos momentos después. – Vamos a comer primero, les contaré mientras desayunamos.
- Pikapi. [Háganlo con gusto, que yo ya oí suficiente de esa historia. Yo me iré a freír árboles con Atactrueno para asegurarme que el Equipo Rocket no se esté ocultando en ellos.]
...
Entre trozos de frutas picadas y otros elementos de desayuno instantáneos que los cuatro eran capaces de hacer por sí mismos (manteniéndose iguales, ya que Anabel no poseía ninguna habilidad culinaria notable), Ash les pudo explicar lo que estaba demasiado cansado el día anterior para decirlo.
- No tengo idea de si somos parientes o no, pero ella sonaba muy convencida de ello. Fue muy extraño, lo aceptó como si fuera un hecho solo porque su novia se lo dijo. ¿Quién hace eso? – concluyó, viendo las expresiones de sus tres compañeras. Todas muy diferentes entre sí.
Anabel parecía pensativa. Misty todavía estaba conmocionada cuando le explicó que las cuatro chicas estaban todas juntas en una relación entre ellas. Iris, que tenía a Axew en el regazo comiéndose una manzana, adoptó una expresión de comprensión, y parecía tener algo qué decir al respecto.
- Eso suena a que realmente quiere tener una familia propia.
Ante esa observación de parte de Iris, todas las miradas de los presentes se fijaron en ella. En la distancia, el sonido de un Atactrueno impactando contra algo, y seguido de un grito que sonó como "¡Nos mandaron a volar otra vez!" se oyó ligeramente, pero nadie se molestó en ir a investigar. Estaban muy ocupados viendo a Iris con expresión de sorpresa.
- Dijiste que tuvo una infancia horrible, ¿verdad? Tal vez esté tan desesperada por conseguir lo que nunca tuvo, que está viendo cosas que no existen realmente.
- Por la forma en como lo dices... me recuerda a ese músico que hacía el moonwalk. – dijo Ash. – Tengo su nombre en la punta de la lengua, pero sí recuerdo que tuvo problemas en su infancia y terminó tratando de recuperar su juventud cuando ya era un adulto...
- ¿"En la punta de la lengua"? – Iris no entendió lo que Ash quiso decir con esa frase.
- Quiere decir cuando estás pensando en algo y sabes qué es, pero no te sale su nombre por no recordarlo bien de momento. – explicó Anabel.
- Sigue sin tener sentido. ¿Y qué era eso de "moonwalk" ahora que lo pienso?
- Oigaaan... ¡¿qué eshhtán hashiendo aquí, mocossshos?!
Una voz fuerte y grave, que arrastraba las palabras resonó en el aire. Pikachu inmediatamente saltó entre ellos, echando chispas de manera amenazante. Un sujeto enorme, musculoso y vestido de blanco de pronto llegó tambaleándose frente a ellos, agitando el puño y apenas manteniéndose en pie, al parecer. Sus ojos estaban visiblemente rojos. Iris olfateó en el aire y casi vomita.
- Ese hombre huele muy raro. – dijo.
- Está borracho. – declaró Misty. Nadie lo discutió.
- ¡Essthán metidossshh en broppiedad privadash del resssshtaurante baraeatie, no en un parquessshhito de la ssshhiudad!
- ¿Eh, qué? – Ash no hablaba idioma borracho.
- Lossshhh voy a aplassshhhtar a toditossshhh antessshhh que... Aaaahh, al diablo, ¡vayan por eyoooshh misssshh Pokémon!
La única parte de esa conversación que alguno de ellos alcanzó a entender fue cuando arrojó varias Pokébolas, con mucha torpeza. Varias terminaron cayéndole a los pies y se activaron allí mismo.
(--0--)
Pueblo Iki, Alola...
*Mala, Mala, Mala, Mala, Mala, Mala, Mala, ¡MALASADA!*
Un anciano de piel morena, algo regordete y con ropa azul y amarilla, se rio al oír sonar su teléfono. Su nieto ciertamente tenía buen oído para los tonos de repique. Agarrando el auricular, se lo llevó al oído mientras se dejaba caer en su sillón.
- Alola, Hala al habla. – dijo con voz amable.
- ¡Alola! – respondieron del otro lado. Hala sonrió al reconocer la voz.
- Lilo, cuánto tiempo. Dime, ¿ese viejo Gogoat de Kaiser todavía sigue...?
- Sí. – le respondió antes de que terminara.
Hala no pudo evitar reírse ante la respuesta. Después de un rato, el cuarto se llenó de comentarios relacionados con política por varios minutos. Si su ya mencionado nieto hubiera estado allí, probablemente estaría confundido sobre cómo podrían estar conectadas todas esas cosas: la reintroducción de Mudbrays, los derechos de granjas, los daños de las fuentes de energía contaminantes y los diferentes estándares sobre embarques de carga. Compartiría esa sensación con personas mucho mayores que él.
- Y yo que pensaba que los tradicionalistas eran un dolor de cabeza allá en casa. – decía Lilo. – Algunos de esos conservadores rurales creen que en el momento en que un Mudsdale ande suelto por Kanto será el apocalipsis de los ruibarbos. En serio, me vendrá muy bien tomarme un descanso con ese torneo que habrá en unos días. El único rato que he podido divertirme desde que llegué aquí fue cuando pelee con este niño.
- ¿Oh? – Hala se llenó de curiosidad con esta parte. Si podía prefería no hablar de política más de lo necesario, todavía estaba cansado de lidiar con aquella protesta masiva por las bananas que hizo el Equipo Skull.
El trabajo de un Kahuna era bajar a los Meowths de los árboles, rescatar a los turistas que se ahogaban, y hacerse pasar por Santa Claus durante aquel año que Greg tuvo que hacerse una cirugía para un bypass en el corazón. Defender el derecho de chicas punk raperas a consumir bananas no estaba en la descripción, y tampoco lo era lidiar con personas que creían que las mujeres no deberían comer bananas.
- Su nombre era Red. Bueno para las batallas, aunque no hablaba mucho. Parecía un chico muy listo. Creo que también va a entrar en el torneo, no puedo esperar para que resolvamos ese empate. – Sonaba muy entusiasta de pelear contra él de nuevo.
- ¿Red? – preguntó Hala.
- No le pregunté si era abreviatura de Redford. Como sea, creo que ya los políticos están calmados y Kaiser ya no me está examinando con uno de esos detectores de metales que usan en los aeropuertos, así que creo que volveré a tiempo para el siguiente Battle Royal de los Kahunas.
- Solo si alguien puede lograr que Acerola moleste a Nanu lo suficiente para que se aparezca. – Hala se rio mientras colgaba el teléfono, con los dos riéndose y alcanzando a oír en la distancia la voz de ese gruñón de Kaiser.
- ¡Kokoooo!
Justo en cuanto Hala colgó el teléfono, sin embargo, un grito muy familiar sonó por su casa, justo cuando algo salía disparado por el aire, sugiriendo que algo, o alguien, acababan de pasar por allí rápidamente.
Hala suspiró. Era Tapu Koko otra vez. La deidad de la isla, y protector de los inocentes, cuando decidía serlo. Tapu Koko era poderoso, y por lo general muy bueno en su trabajo. Había salvado muchas vidas inocentes durante tiempos de grandes crisis. De hecho había visto con sus propios ojos a la criatura partir en dos una enorme ola y también calmar un tifón que amenazaban a la isla.
Sin embargo, a Tapu Koko también le gustaba hacerle bromas a la gente. El guardián no tenía reparo en meterse a las casas de los lugareños, gritar su nombre tan fuerte como podía y después salir volando cuando dejaba a la gente gritando de shock por el susto. Y muy recientemente, Tapu Koko había descubierto la bodega donde guardaba su cerveza de raíz, y lo mucho que le gustaba la cerveza de raíz. Así que era muy común que se metiera allí a servirse un poco. Y sin importar qué cerradura le pusiera, o cualquier objeto pesado para atrancar la puerta.
Incluso se había llevado varios Anillos-Z para dárselos a personas que encontró interesantes. Entre ellos, un maestro ladrón que le robaba a los turistas ricos para darle a los de clase media, un arqueólogo que hablaba con ceceo y le faltaba un pulgar, y unos gemelos en la Escuela Pokémon del Profesor Kukui llamados Velvet y Frax Lono. Unos chicos simpáticos, los gemelos Lono. Su madre era la dependiente de una tienda llamada Jasmine, y su padre, que había estado ausente toda su vida y Hala ni siquiera de cuál era su nombre, era un sujeto de pelo oscuro, ojos rojos, y unas marcas en las mejillas que Hala no tenía idea de cuál era su origen. Ya estaban casi listos para empezar sus pruebas.
- ¡Kokoooo! – Y con eso, fue que Hala supo que el guardián ya se había marchado. Qué extraño, eso era demasiado pronto, como para haber tenido tiempo de asaltar el depósito de cerveza de raíz importada.
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Tras una batalla contra un borracho, de vuelta en Kanto...
El sujeto borracho yacía en el suelo, cayendo inconsciente tras el shock de la derrota, y sus seis Pokémon (Machoke, Golduck, Poliwrath, Kingler, Raticate, y Magikarp) yacían desparramados a su alrededor. Pikachu, Emolga, Wingull, y el Kadabra de Anabel no parecían ni estar sudando una gota tras esa pelea.
- Vaya, veo que es verdad lo que dicen. Los marineros que vienen de Azure Bay de verdad son los peores borrachos. – les habló una voz femenina, que sonaba mucho menos borracha y un poco molesta por lo que acababa de suceder. – Disculpen lo que pasó, es que le tocaba hoy hacer de camarero, y tras la cena de políticos que hubo anoche todavía no se ha recuperado de ser expuesto a tanta hipocresía.
La dueña de la voz resultó ser una camarera, que al darse la vuelta reveló su cara. La camarera llevaba un uniforme cuyo estilo Ash se percató era más propio de Kalos que de Kanto (dada su experiencia, en su región el uniforme de camarera tendía a ser más parecido a un vestido de sirvienta), que consistía en una blusa blanca con pantalones con una falda negra. Su rostro, sin embargo, fue lo que le llamó la atención.
En la vieja línea temporal, Misty de alguna manera le había sacado unas fotos de la primera vez que se disfrazó como "Ashley". Dichas fotos hicieron que aquel Festival de Princesa le vaciara casi por completo su billetera. Esta camarera parecía una versión mayor de aquel cosplay de Ashley, si no fuera porque había dejado de tener un rostro que podría pasar por femenino y ahora le crecía el vello facial. Tendría más o menos su edad, con la piel algo más clara que la de él, y no tenía los rasgos faciales tan afilados como los de Belladonna, y tampoco era tan alta, pero sí más alta que Anabel y estaría casi al mismo nivel que él y Misty. También tenía esas marcas en las mejillas como él y Belladonna, ojos rojizos, y su blusa se estiraba de tal forma que en ese departamento se veía casi igual de dotada que Belladonna.
¿Estaba viendo similitudes y empezaba a ver personas que podrían o no estar emparentadas con él a dondequiera que volteara? Eso podría ser malo para su salud, mental y socialmente hablando. Tal vez solo fuera su imaginación, aunque la camarera también de pronto pareció quedársele viendo un poco más de lo necesario, como si su apariencia la hubiera confundido, aunque rápidamente pareció no darle importancia.
- Lamento que hayan tenido que soportar la furia borracha de Scouse. El Baratie no tolera que sus empleados les arrojen Magikarps a la gente mientras andan borrachos. Tengo que compensarlos de alguna manera... ¡oh, sí, eso será perfecto! – La camarera pareció darse cuenta de algo, y al terminar se puso a aplaudir.
- ¿Qué será perfecto? – preguntó Misty.
- Regla número 6 del Baratie, si un cliente o clientes derrota a uno de los empleados en una batalla Pokémon, aunque esté tan borracho que crea que la nueva líder de gimnasio de Fuchsia es Bruno montado en un monociclo, tienen una comida gratis en el Baratie, mientras no ordene alcohol importado. ¡Y además, para cuando podamos arrastrar a ese idiota de regreso al lugar, ya será casi hora del almuerzo! – La camarera de nuevo habló con entusiasmo, volviendo a aplaudir al terminar de hablar.
- No lo sé, no hace mucho que comimos, de todos... – Ash fue interrumpido por los gruñidos de su estómago. A su vez, los de sus amigas, y también el de la camarera, que se sonrojó, también se les unieron.
- Oh, ¿así que no soy la única que le da hambre todo el tiempo? Mayor razón para que pongamos a Scouse bajo un barril de limonada rápido. Por cierto, me llamo Ashley. Mejor que lo sepan, ya que seguro los tendré que atender en unos diez o quince minutos. – Y otra vez volvió a aplaudir. ¿Acaso lo tenía de hábito?
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De vuelta con Hala, en la región Alola...
La maceta encima de su librero estaba volteada. Extrañamente, no se había caído en la misma dirección que sus Anillos-Z. Mientras Hala volvía a enderezar la planta de hortensia, por la esquina del ojo vio algo brillante en el suelo. Una pulsera blanca estaba encima de un papel. Era un Anillo-Z. Con el cejo fruncido, Hala lo recogió y lo olfateó.
Tapu Koko. ¿Agarró este anillo, pero decidió no dárselo a alguien? Peculiar, hasta para él. El papel que estaba debajo era una hoja impresa, con estadísticas y una foto de Lilo. Pero algo estaba mal. Para empezar, a Hala le agradaba creer que si Lilo hubiera nacido niño en vez de niña, él ya lo sabría. Y la foto parecía estar tomada desde una posición ligeramente elevada.
Curioso, deslizó fuera del papel la foto, y fue entonces que se dio cuenta que se trataba de un muchacho que se parecía mucho a Frax y Velvet, pero tenía ojos color café y una estructura facial ligeramente distinta, y no solo porque tenía aspecto de no ser nativo de Alola. El papel tenía el nombre de este muchacho: Ash Ketchum de Pueblo Paleta. Recogiéndolo del suelo, Hala leyó las estadísticas impresas con mucho interés.
- ¿Qué es lo que intentas decirme, Tapu Koko? – preguntó Hala, antes de notar por la esquina del ojo otro acto probable del susodicho guardián.
Un libro estaba medio salido del estante, y estaba seguro de no haberlo dejado así. Hala cogió el libro con la mano izquierda y miró la portada, viendo qué era: El viajero que comenzó la primera era dorada de Alola y recorrió el mundo. El Rey Kahele.
Un libro histórico escrito por un antiguo capitán convertido en historiador, con ayuda del arqueólogo sin pulgar favorito de Tapu Koko. El Rey Kahele era una figura desconectada de la mayor parte de la historia alolana. No se sabía en qué isla había nacido, y las leyendas sugerían que deliberadamente lo mantenía vago para mantener la unión durante la era de las islas divididas. Como era la tradición entonces, como una especie de proto-prueba, todos los hombres jóvenes de su tiempo tenían que salir al mar al menos durante un mes. Los que sobrevivieran eran considerados adultos. Los que no, eran alimento para los peces.
Como muchos, había viajado por mucho más que solo un mes. En aquella época, mantenerse por períodos mucho más largos hacía que uno fuese mucho más atractivo. Sin embargo, él viajó por más de media década, y visitó el mundo. Los mitos no tenían idea de cómo lo hizo, aunque la Profesora Burnett tenía algunas teorías que estaba investigando al respecto.
Las tierras que hoy eran conocidas como Almia, Kalos, Hoenn, Oblivia, Unova, entre muchas otras, las había visto con sus propios ojos. Cuando volvió, su barco estaba repleto de tesoros raros y muchas otras cosas, entre ellas varias de las especies de Pokémon que habitaban en Alola hoy en día, como Fletchling, Emolga, y Machop. Con estos y muchos aliados que conoció tanto en Alola como fuera de ella, se convirtió en el primer hombre en unificar las islas.
La era de Kahele fue conocida por una gran variedad de razones. Fue la cúspide de la era antes de los Tapus, antes del ascenso de las castas y tradiciones titulares. De una de sus aliados, y más tarde de sus esposas, Liliana, se introdujo la escritura a las islas. Tenía la remarcable distinción de ser el único gobernante de las islas unidas, y uno de los pocos de una sola de las islas individuales incluso antes de su tiempo, cuyas esposas no se asesinaron entre ellas o a sus hijos en ningún momento. Se especulaba que esto era por una combinación de un sistema de proto-castas mucho más laxo, un tiempo generalmente pacífico sin desastres mayores como sequías o terremotos devastadores, y el novedoso concepto que tuvo Kahele de elegir a sus esposas teniendo en mente que "se llevaran bien" desde el principio. Su antiguo capitán y arqueólogo sin pulgar no estaba seguro de si las razones de que las esposas de Kahele se llevaban bien porque esta era fue la cúspide de la cultura no-heterosexual en la antigua Alola o si simplemente eran buenas amigas o ambivalentes entre ellas, aunque los dos estaban de acuerdo en que Kahele parecía tener aprecio por sus guerreros en esa forma.
Kahele fue el primero en utilizar, y posiblemente en crear, los Cristales-Z modernos, los cuales jugaron un papel muy importante en la unificación de las islas. Volvió de su viaje con muchos cristales y Anillos-Z primitivos, y las leyendas decían que él mismo los creó. Los Pokémon tótems empezaron aparecer poco después de su retorno por razones desconocidas. Gobernó las islas durante varias décadas, siendo un monarca benévolo y eficiente. En las áreas donde no era competente, sus aliados o sus esposas le ayudaban, y las leyendas decían que pasaba mucho tiempo asegurándose que sus herederos no trataran de matarse unos a otros por poder. Se decía que esto lo hacía fomentando mantener una genuina unión familiar, y rechazando el uso de armamentos afilados o sustancias venenosas dentro de las casas. La ciencia moderna sugería además que en general era un buen padre, y cuando abdicó y dejó su trono a su tercer hijo Hekili (luego de que su primogénita expresó un deseo por dedicarse a su pasión de diseñar templos, entre ellos las modernas Ruinas de la Esperanza y el Conflicto, y el segundo mayor decidió seguir los pasos de su madre Liliana en escribir la historia de Alola), este gobernó igual de bien por varios años.
Durante este tiempo las técnicas de cultivo alcanzaron una cúspide de eficiencia en la región que no fue vista hasta la era de la mecanización, la biblioteca de Liliana se convirtió, en ese punto del tiempo, la mayor fuente de conocimiento con historias de todo el mundo, y la fundación de las pruebas modernas fue establecida para reducir la cantidad de hombres jóvenes que perecían bajo las olas, e incluso se abrieron para las mujeres jóvenes. La era dorada parecía ir encaminada a continuar por años, si no es que por siglos.
Extrañamente, otras partes del mundo experimentaban exactamente lo opuesto. El área alrededor de la actual región Kalos, incluyendo dicho territorio, experimentó una larga epidemia de una enfermedad llamada posteriormente la "Pestilencia Oscura", que comenzó poco después que Kahele visitó. Otras regiones experimentaron desastres naturales causados por Pokémon que nadie había visto jamás o en mucho tiempo, provocando la caída de naciones, muertes de reyes, ciudades ardiendo en llamas, y la misteriosa desaparición de una montaña entera, como si se la hubieran comido en una sola noche.
Sin embargo, Kamehameha de la Isla Ula'ula, un hombre ambicioso que fue ascendiendo gracias al sistema establecido por Kahele basándose en la habilidad y los méritos, deseaba hacerse con el poder, y conspiró para asesinar a toda la familia de Kahele. La era dorada terminó en una sola noche llena de sangre y traición, y las islas entraron en un período de guerra civil a raíz de esto. Muchos todavía debatían si esta era fue peor que la que hubo antes de Kahele, donde las islas estaban divididas en sus propias tribus que luchaban entre ellas cometiendo horribles brutalidades.
Dicha era terminó cuando un descendiente de Kamehameha conquistó las islas con la fuerza de las espadas hechas con plumas de Skarmory de sus tropas, y en este punto, se coronó a sí mismo como Kamehameha I. Se convirtió en el rey que recibiría el primer Meowth que llegó a Alola. Mucha de la descendencia directa de Kahele y su familia real se perdieron durante los siglos subsiguientes, mayormente porque Kamehameha quería destruir todo su legado. Ruinas, libros, y puntos históricos sobre que alguno de los hijos o nietos de Kahele lograron burlar a la muerte en numerosas historias ficticias eran los legados más tangibles de la familia, aunque los últimos fueron desbancados cuando el arqueólogo favorito de Tapu Koko logró probar que toda la familia fue asesinada esa noche.
A la historia le faltaba tal vez un curandero de fe chiflada que hacía una buena imitación de monje, como escuchó que era el caso de otra historia muy similar, pero recordada con menos afecto, en otro país muy lejos de Alola.
¿Pero por qué este libro, entre toda su vasta colección de ellos? ¿Por qué Tapu Koko le dejaba este libro para que lo encontrara, junto con un papel sobre alguien que se parecía tanto a Velvet y Frax, esos estudiantes a punto de tomar las pruebas?
- ¡Kokooo!
Como si se diera cuenta de su confusión, una fuerte corriente de viento pasó junto a él. Tapu Koko. Otra vez viendo a su hortensia tirada y con la tierra regada, se dio cuenta de algo más que había cambiado. Otro libro, pero este cayó al suelo, abriéndose en una página específica. No necesitaba ver la portada para saber cuál libro era. Este era otro escrito durante la era de Kahele.
Varios de estos libros eran considerados muy importantes y de conocimiento estándar. Varios de ellos fueron escritos por sus esposas: el libro de Malea sobre las plantas nativas de Alola y cuáles de ellas eran comestibles, y el de Wailani sobre las corrientes oceánicas que hacían los viajes entre islas mucho más seguros. Este, sin embargo, era un poco más oscuro. Estaba escrito por una de sus esposas nacidas fuera de Alola, Lif, y era una compilación de historias de todo lo que descubrió viajando por todo el mundo, y que fue traducido a múltiples idiomas. Profecías acerca del fin: ya fuera de naciones, eras, culturas, o hasta del mundo.
Él lo leyó cuando era niño, después de oír rumores de una historia que sugería que los Tentacools eran sobrevivientes de un universo anterior. El libro tenía esa leyenda en él. No lo había tocado desde entonces: era una reliquia escrita en el alfabeto nativo de Lif, incluso después que lo reescribió en el alfabeto de Liliana o en alolano antiguo.
Esta, sin embargo, no era la leyenda sobre Tentacool. Hala no estaba seguro de cuál sería la región de la cual provenía. Y parecía que al libro le faltaban algunas páginas, lo que le llevó a sospechar que Tapu Koko se las había llevado. Al igual que las partes que parecían haber sido rayadas al punto que eran ininteligibles. Lo que quedaba, sin embargo, Hala podía leerlo:
*... Por la unión de dos en uno solo, nacerán aquellos que llevan en su interior las mayores fuerzas opuestas, despertando a los durmientes. Nacidos en menos de decenas, siempre se apoyarán entre ellos, como pocos. La corona del rey está más allá de su alcance, y las decenas se atraerán a los solitarios. Desde tierras sin una corona, la sombra del trono se proyecta sobre todos. Restringidos por la sombra y el juicio del mundo, los opuestos se unirán por la sangre...*
Leerlo tal vez, pero no entendía ni un pedazo de ello. Incluso sin traducciones, las profecías eran un dolor de cabeza. Enderezando su planta y mirando la data sobre Ash Ketchum, Hala imaginó que sería más fácil comenzar por allí, y mejor para su salud que tratar de estar buscando por un libro de leyendas gramaticalmente arcaicas acerca del omega.
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De vuelta en Kanto...
El restaurante donde su posible media hermana que casualmente compartía ese alias que utilizó cuando se disfrazó de niña (razonando que podría echarle la culpa a MissingNo por eso), resultó ser ni más ni menos que un barco flotante. Un barco restaurante, o un restaurante en un barco, rojo y azul con un Magikarp gigante como mascarón de proa. ¿Eso era algo nuevo para él, restaurantes en barcos? Era difícil hacer memoria de todo lo que había hecho durante sus viajes, desde ser parte de películas hasta quedar atrapado bajo el océano y casi perder su alma en múltiples ocasiones. El agua alrededor de la embarcación estaba limpia y brillante, aunque en la distancia parecía verse alguna perturbación en la superficie. Quizás tenía algún Pokémon gigante.
Entrando en el barco a través de una enorme puerta, Ash se sorprendió de ver que el interior era bastante... ¿elegante, sería la palabra? Considerando que había alfombras decoradas, asientos que se veían muy cómodos, servilletas bien dobladas y utensilios que brillaban como plata fina, parecía apropiado.
- ¿Pi? [No soy diseñador, pero me pregunto si esto va con la estética de los barcos.]
Ash no pudo evitar estar de acuerdo. Él se esperaba algo más parecido a una taberna, con una barra llena de bebedores, mesas de billar y hombres enormes y velludos gritándose entre ellos por cualquier cosa, no un lugar que se veía como el tipo de sitio al cual Norman llevaría a su esposa cuando Max no estuviera en casa. Un hombre de edad avanzada, y de aspecto bastante gruñón, los estaba esperando adentro, e inmediatamente distrajo la atención de Ash de estar viendo la estética del restaurante. A pesar de su edad, llevaba el uniforme blanco típico de un chef, aunque la pata de palo era algo atípico, y su bigote parecía más hecho de cuerda que de pelo. ¿Le molestaría si comprobaba si era pelo? Nunca había visto a nadie que se trenzara el bigote como si fuese una cuerda, ni menos que se lo dejara crecer tanto que podía amarrarse a un poste con él. Si hasta tenía el color.
- Llévatelo atrás hasta que esté sobrio. Hablaré después con él. – le gruñó el viejo a Ashley, quien asintió y se llevó al borracho arrastrado por los tobillos. El viejo entonces les dio una mirada contemplativa al cuarteto de Ash y sus amigas. – Oigan, ¿no estuvieron en ese torneo en Lavender? Tres de ustedes, al menos. Ese que organizó aquel turista idiota y gordo.
- ¿Se refiere a Scott? – señaló Ash con algo de molestia. Scott no era ningún idiota.
- Oh, ¿así que lo conoces? Supongo que serías el tipo de persona que se llevaría bien con él. Demasiada sonrisa y pocos huesos rotos en él. Siempre está hablando algo acerca de una Frontera de Batalla, y tuvo esta chiflada idea de hacer un Restaurante de Batalla antes de que lo corriera de aquí, ese tonto hablador. Como sea, si aquel imbécil se emborrachó seguro que trató de pelear contra ustedes y ya le patearon el trasero hasta los próximos cinco domingos. Así que pueden comer lo que quieran, la casa invita. Ashley les servirá en un momento.
Y con eso, el hombre con la pata de palo se fue hacia una puerta que Ash sospechó que era la cocina. Se preguntó si estaría alucinando ante el sonido del aceite hirviendo y el aroma de galletas recién salidas del horno, y si eso sería lo que le estaba haciendo alucinar y ver hermanos en todas partes.
- ¿Es típico para los entrenadores que les sirvan comida gratis si ganan batallas? – preguntó Anabel con curiosidad.
- No realmente. – replicó Ash con toda certeza.
En el Lago Valor tenías que pagar y luego ganar una batalla por tu derecho a sentarte, pero al menos tenían la gentileza de no exigir una cuota por cada desafío. May mencionó explícitamente que el lugar no era nada barato, y no lo hubiera hecho si no fuera porque la comida era excelente. O quizás porque tenía que celebrar su cumpleaños en los próximos meses, probablemente.
Ashley terminó la conversación aproximándose a su mesa, con una libreta en la mano, un bolígrafo en la oreja, y en la solapa una tarjeta de identificación con "Sennenryu" escrito en ella. Ash asumió que ese sería su apellido. Qué alivio, al menos no sería algo como Getchem, Snagem, Gotcha, o Getya. Si ese fuera el caso, estrellaría la cabeza contra la mesa y gritaría sobre la madera.
- Muy bien, ¿con qué les gustaría comenzar? – les preguntó Ashley.
Ash notó que la chica pareció resistirse al impulso de aplaudir luego de hablar, para lo cual asumió que debía haber alguna historia. Sin embargo, un punto de preocupación lo golpeó en la cabeza. ¿Cómo haría Anabel para ordenar si no podía hablar? Pero por fortuna, la solución era tan simple, que Ash casi sintió ganas de darse una palmada en la cara por no pensar en eso. Tan simple como simplemente señalar con el dedo lo que quería en el menú.
Con eso resuelto, la deliciosa comida que salió de la cocina le sirvió para quitarse las preocupaciones de la mente, incluyendo los pensamientos sobre sus posibles hermanos. La comida siempre era una buena distracción, especialmente la que era deliciosa y gratis.
- RING-RING-RING, RING-RING-RING, LLAMADA DEL PROFESOR OAK.
Aunque el escandaloso repique de su Pokédex sin duda podía distraerlo de su deliciosa comida. Poniendo la máquina junto a su oído, Ash deseó que el diseño de su Dex fuese más parecido al de un teléfono celular, o que al menos pudiese flotar con su propio poder enfrente de su oreja.
- Ash al habla.
- Ah, muchacho, qué bueno saber de ti. Ahora, ¿quieres explicarme qué significan todos esos Grimers que me mandaste hace poco? – El Profesor hablaba en un tono que solo era vagamente amenazador.
- Es complicado, pero era la forma más humana de lidiar con ellos. – le dijo Ash simplemente. Con eso debería bastar. Hizo además también la nota mental de traer consigo a Muk para asegurarse que él también lo recordara en cuanto fuera posible.
- Ya veo. Muy bien, en ese caso no haré preguntas. Aunque entre ellos y ese Goomy, te aseguro que estás siendo un imán de eventos extraños como nadie que haya visto jamás. De hecho, viendo donde estás ahora, me sorprende que no hayas visto nada extraño por allí.
- "¿Aparte de pelear con un marinero borracho y una posible hermana de camarera sirviendo en mi mesa?" – se preguntó mentalmente.
- El restaurante donde estás ahora es famoso porque solo contratan a gente que no solo esté calificada, sino que sean capaces de mirar fijamente al Gyarados del dueño por al menos dos minutos sin parpadear. Dicho Gyarados es uno de los más grandes que se conocen en cautiverio, tiene más de cuarenta años de edad, colmillos capaces de triturar autos, y no está permitido en varias ciudades por riesgo a la seguridad. Según recuerdo, lo capturó durante la guerra, y decidió no comérselo por lástima.
En eso sonó un rugido distante, como si fuera al otro lado de un lago. Una vez más, Ash podría jurar que escuchó las voces del Equipo Rocket saliendo disparados hacia el cielo, pero eso no podía ser. Apenas había pasado unas horas antes.
- Dejando de lado mis programas usuales del canal de comida, tengo algo urgente que pedirte. Necesito que tú y tus amigas se vayan para Fuchsia, pero de volada.
- ¿De volada? Pero si nosotros no podemos volar. – dijo Iris.
- Quiere decir lo más pronto posible. – explicó Misty.
- ¿Y por qué no lo dijo así? – se quejó la morena.
- Ya me dirigía hacia allá de todas maneras, ¿pero hay alguna razón para que vaya rápido? – preguntó Ash.
¿Se habría perdido de algo, como aquella tormenta extraña que atacó poco antes de ir a la Liga Pokémon la primera vez? Por aquel entonces recibió una invitación para conocer a un Maestro Pokémon, pero al final, fuera lo que fuera eso, se canceló, y no fue exactamente por el clima. ¿Sería que venía acercándose más temprano?
- En unos días, habrá un torneo de batallas en equipo en la ciudad. Todo el dinero recaudado irá directo para la Zona Safari, y los patrocinadores incluyen a la Corporación Devon, Laboratorios Lysandre, la Compañía Silph, y el Conglomerado de Transporte Marítimo Verich, ya que será una oportunidad muy rara. Los ganadores del torneo, y cualquier amigo que traigan consigo, se les permitirán entrar a la Zona Safari por un día entero con Pokébolas ilimitadas. Será una oportunidad perfecta para que yo pueda estudiar a su población, una que no he tenido en más de cuarenta años. Necesito que tú y Gary participen, de preferencia en equipos separados, y también tus amigas, para aumentar las posibilidades.
Ash abrió la boca, tenía que consultar primero con las demás, asegurarse que Misty, Iris y Anabel no tuviesen objeciones. Esperaba que no las tuvieran, pues ellas tal vez no tendrían razones para querer acompañarlo a él a que fuese a ganar ese torneo para poder ir a buscar a sus Tauros...
- Estoy dentro. Seguro habrá muchos Pokémon de Agua para mí en ese lugar. – dijo Misty.
- Yo quiero hacerme más fuerte, por mí puedes quedarte con lo demás. – agregó Iris.
- No tengo objeciones. – concluyó Anabel.
- Muy bien, Profesor, todos estamos de acuerdo. – dijo Ash con tono alegre.
- ¡Excelente! ¡Entre ustedes tres y Gary seguro que podremos lograrlo! ¡Los estaré apoyando a todos! Ahora me tengo que ir, mi pizza debe estar por llegar. ¡Buena suerte!
Y con eso, terminó la llamada, antes siquiera de que Ash pudiese presentarle a Anabel. El dueño del restaurante, que pudo oír toda la conversación incluso desde la cocina, salió para gritarles.
- Muy bien, por lo visto tendrán mucho que hacer, así que a menos que quieran quedarse para el postre, les sugiero que lo pidan para llevar. Les tomará varios días llegar hasta allá, así que mejor muévanse.
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Unas horas después...
El cuarteto avanzaba por el camino, mientras el cielo se tornaba nublado, y los bosques a su alrededor estaban en completo silencio. En medio de dicho silencio, alguien formuló una pregunta, pero no con sonido. Pues era la sugerencia de Anabel, una que solo ella podía ofrecer.
- ¿Saben qué? Yo podría teletransportarnos hasta Fuchsia. Sería mucho más rápido así. – La chica tenía además confianza en que no los haría aparecer en medio de una intersección llena de autos o atrapados en una pared. Tenía buen sentido para ese tipo de cosas.
El grupo dejó de moverse en respuesta a su sugerencia, mientras los otros tres trataban de pensar cuál sería la mejor respuesta. La opinión parecía estar dividida.
- Sí sería más rápido. – admitió Misty.
- Tal vez, pero eso no nos ayudaría mucho a la larga. – señaló Ash. Luego se volteó a ver a Anabel. – Es decir, tú sabes que cada uno de nosotros tiene su propia meta, ¿verdad? – le dijo. Anabel asintió. – Yo quiero competir en la Liga Pokémon, Misty quiere capturar a todos los Pokémon de Agua en el mundo, e Iris quiere volverse más fuerte. Es mejor tomar el camino largo por si conseguimos retadores con quienes pelear, o algún lugar donde Misty pueda pescar. – Señaló al río que había cerca. – Teletransportarnos podría ser contraproducente a largo plazo.
- ¿No podemos teletransportarnos al gimnasio y entrenar por unos pocos días allí? – preguntó Iris. Ash se rascó detrás de la cabeza, también tenía algo que decir con eso.
- No sé ustedes, pero yo siento que entrenar en el mismo lugar por días antes de desafiar al gimnasio se vuelve tedioso, ¿me entienden? Especialmente si se le compara con el camino, donde hay muchas cosas nuevas para explorar. Para mí, es más divertido ganar más experiencia con la variedad de hacer cosas diferentes. No sé si eso tenga sentido.
- Entiendo lo que dices. Nunca lo pensé de esa forma. – asintió Anabel.
- Aunque no es una mala idea, digo, en caso de que nos perdiéramos...
En el momento en que Ash sugirió lo de perderse, el cielo retumbó con el penetrante sonido de un trueno. Segundos después empezó a llover, y miradas rápidas les hicieron ver que no había lugar para cubrirse de las gotas que caían. Nada de cuevas, árboles huecos o con copas espesas que pudieran taparlos. Claramente este bosque no era un miembro del club para el crecimiento a la antigua.
- Yo digo que este clima es una razón perfectamente aceptable para teletransportarnos. – declaró Misty mientras la lluvia empezaba a caerles encima, golpeando el suelo con la intensidad de un Charizard en un concurso de miradas.
Nadie se atrevió a poner objeciones, y momentos después, los cuatro desaparecieron sin dejar rastro, como si nunca hubieran estado allí. Para gran confusión del Equipo Rocket, que estaban viendo ocultos entre arbustos con uniformes de camuflaje y paraguas en las cabezas.
- ¡¿Wobb?!
- Tienes razón, azulito. Eso es nuevo. – dijo Meowth.
(--0--)
Varias horas después, en Ciudad Fuchsia...
En cuestión de pocas horas lograron encontrar el centro para registrarse, un lugar para comer, y el gimnasio, que de hecho estaba más cerca de la ciudad de lo que Ash lo recordaba. No que eso fuera de mucha ayuda, de todos modos, pues en aquel momento estaba cerrado, y por una razón muy interesante. O eso decía el letrero de la entrada:
*Ausente por un trabajo de prueba con los sistemas de seguridad de "No les voy a decir dónde". Que nadie se quede vagando, el gimnasio permanecerá cerrado. Sistemas de seguridad incluyen makibishis en el suelo, explosivos menores, Voltorbs guardianes, y otros obstáculos que no puedo revelar legalmente. No estamos en Cinnabar, los hoteles abundan y son baratos. Seguro estaré de vuelta después del torneo a menos que me maten, y de ser ese el caso pido disculpas por las inconveniencias.*
Todo apuntaba a que tendrían que quedarse por aquí un tiempo, incluso aunque no se hubieran apurado con la teletransportación para escapar de la lluvia. Alivianando un poco, al menos la ciudad tenía un Club de Batallas, con eso podían pasar el rato.
Ignorando los problemas de control del tiempo, Ash ahora se encontraba en su cuarto del hotel (individual, se le hacía muy extraño poder pagar dicha comodidad estos días). Y ya era hora de hacer algo que no había tenido la oportunidad de hacer. Estando a puerta cerrada, se trajo una Pokébola desde el laboratorio de Oak, y dejó salir, nada más y nada menos que a su monstruo de lodo favorito.
- Hola, Muk. – lo saludó.
- ¡Muk! [¡Ash, dame un abrazo!]
El muchacho no se atrevió a negárselo, y además no había problema, ahora ya no estaba emanando malos olores, gracias a la tecnología de las Pokébolas. Pikachu, Bulbasaur, Squirtle, Butterfree y Servine se encontraban en la cama, mirando la escena algo divertidos. La tortuga inclusive hizo un ademán de limpiarse una lágrima del ojo.
- Squir. [Un chico y su monstruo de lodo, ¿hay algo más hermoso en el mundo?]
- Bul... [A mí se me ocurren una o dos cosas...]
- Y bien, Muk, ¿ya entiendes lo que pasó o tengo que explicarte algo más? – le preguntó Ash luego de terminar la larga explicación (y ese abrazo).
- ¡Muk! [El tiempo se destruyó y tuviste que volver a atraparme. Pero no hay problema, y me alegra que esta vez te hayas llevado también a mis amigos. A veces los extrañaba.]
- Bul... [Sí, y de nuevo explícame, ¿por qué tuviste que hacerlo? Esas cosas son una pesadilla. Charizard es el único al que le agradan, y solo porque le sirven de entrenamiento.]
Eso explicaba el por qué Bulbasaur y Charizard habían decidido cambiar de lugar. En aquel momento, Charizard estaba con MUCHAS ganas de presumir y perfeccionar su nuevo poder, y quitarse de encima sus ataques/abrazos era una forma perfecta de hacerlo. Bulbasaur, por su parte, necesitaba un descanso y por fin tenía la oportunidad de darle la queja a su entrenador.
- Es algo complicado. – dijo Ash.
- Bul... [Pruébame...] – dijo Bulbasaur. Ash tomó un profundo respiro.
- ¿Me creerás si te digo que una chica que posiblemente es mi media hermana los puso bajo control mental, y los estaba utilizando para asesinar a un hombre que era más o menos su suegro? – dijo Ash. Muk visiblemente tuvo un escalofrío ante el recordatorio, mientras Bulbasaur todavía parecía escéptico.
- Saur. [No, en serio. ¿Por qué capturaste a suficientes criaturas lodosas como para sepultar con abrazos a la mitad del pueblo?] – insistió. Servine, que también estuvo allí, decidió intervenir.
- Ser. [No está bromeando. Eso fue exactamente lo que pasó.] – les dijo. Bulbasaur y Squirtle se quedaron viendo a Ash en shock, y este con un asentimiento confirmó lo que decía.
- ¿Squir? [Oye... ¿siempre has tenido...?]
- ¡No! – exclamó Ash repentinamente.
Los Pokémon se sorprendieron del volumen de Ash, Butterfree flotó hacia atrás, Muk se desparramó y Pikachu se tensó. Ash tomó un profundo respiro antes de continuar, con calma. Todo esto era demasiado, especialmente para él.
- Miren... la verdad es que no lo sé. En retrospectiva, nunca le di mucha importancia a mi papá. Supongo que tal vez alguna vez me hubiera gustado conocerlo, pero como estuvo ausente de toda mi vida con el tiempo lo dejé de lado. Pero desde Pueblo Lavender...
Específicamente desde el torneo en el Domo de Batalla. Su encuentro con Red fue algo extraño, pero con el tiempo aprendió a lidiar con ver a tantas personas parecidas inexplicablemente. Las Enfermeras Joy y Oficiales Jenny dejaron de hacerlo sentir intranquilo desde antes de quedar atrapado en aquel barco que se hundió.
- A veces, simplemente conoces a alguien que se parece a ti. Pero luego fueron dos, tres, y ahora cuatro. Aurora le medió la idea en la cabeza a Belladonna... y creo que también a mí. No me malentiendan: hay veces en que hubiera deseado tener algún hermano o hermana. Sin importar si tuviéramos los mismos padres, o fuera un hijo de otro matrimonio, o si mamá decidiera adoptar a alguien. Pero no así. – Sintió que se le sobrecogía el corazón. – No quiero mirar a la gente y estarme preguntando: "¿Tenemos los mismos ojos, marcas faciales o lóbulos de la oreja solo por casualidad, o es que tenemos el mismo padre?" Y definitivamente, no quiero descubrir que estoy emparentado con personas que aterrorizan y les causan daño a otros.
Ese era el pensamiento que lo aterraba, después de ver hasta donde fue capaz de llegar Belladonna por su venganza. ¿Qué seguiría después? ¿Quizás Paul se pintaba el cabello y se echaba polvos en la cara para ocultar que en realidad se parecía a él? ¿O quizás cuando se topara con miembros del Equipo Rocket que no eran Jessie y James, estos lucirían igual que él? ¿O cuando llegaran a la liga Índigo, que la mitad de sus oponentes en secreto estaban emparentados con él?
Con la mente sobrecargada de todos esos pensamientos, Ash se dejó caer en la cama cuando ya no pudo más. A pesar de estar tendido en unas sábanas suaves y un colchón bien mullido, no se sentía menos estresado. Pikachu se acercó a él para frotarse contra su entrenador.
- [Esto es por Ashley, ¿verdad?]
- ¿Esto se va a volver una costumbre? Quizás es que no me lo puedo sacar de la cabeza, ¿pero es que esa va a ser mi vida ahora? Estar viéndolos en todas partes, o tal vez incluso estar viendo cosas que ni siquiera están... – Ash no pudo continuar, ya que Servine lo silenció poniéndole la cola en su rostro.
- [Deja de pensar en eso. Ese no es tu trabajo en el campo de batalla. Sin importar qué pase, ese no es motivo para que te vuelvas loco.]
Butterfree aterrizó sobre su estómago, para agregar su propia opinión al respecto.
- [Si eso llega a pasar, es obvio que nos sorprenderá a todos. Como una fiesta sorpresa, o un tornado, u otras cosas...] – Ash no estuvo seguro de qué quiso decir Butterfree con eso. Ocasionalmente, se ponía así, desde aquella vez que se fue volando por su cuenta no hacía mucho. – [Pero no puedes dejar que eso te dé miedo de vivir. La vida te traerá sorpresas, solo tienes que aprender a estar listo para ellas sin dejar que eso te haga perder la cordura. Además, tenemos otras cosas de qué preocuparnos en este momento.] (*)
- Bul. [Tus Tauros.]
Sus Tauros. Era cierto. Estaba muy cerca de ellos, y tenía que encontrar la forma de recuperarlos. Ante el recordatorio de su manada de toros salvajes, Ash sacó su Pokédex, cuya pantalla estaba brillando con información de varios de los competidores registrados para el torneo que se aproximaba.
- Investigación de posibles oponentes para el torneo completada. ¿Deseas información sobre Mike, el especialista de tipo Fuego? ¿Tal vez de Rachael Trapper de Ciudad Crimson? Asumo que ya sabes todo lo que hay que saber de Gary Oak de Pueblo Paleta. ¿Quizás Lilo de Isla Melemele? ¿O Nikki de...?
- ¿Alguno de ellos ha ganado una liga? – preguntó Ash.
- No, la mayoría de ellos son novatos, así que ninguno tiene marcas de gloria o cicatrices emocionales por ninguna liga. Cynthia no se ha aparecido, si es lo que te preocupa.
- Entonces estamos bien. Seguro podremos manejar cualquier cosa. – dijo Ash con confianza. Su deseo de encontrar a sus Tauros le ayudó a quitarse el estrés que tenía antes. Por lo menos por el momento.
- [¿Y qué vamos a hacer si perdemos? ¿Nos vamos o qué...?] – preguntó Pikachu.
- No vamos a perder. Vamos a ganar. – aseguró Ash con determinación.
- [¿Pero y si no lo hiciéramos?] – insistió Pikachu.
- En tal caso, tomaremos una página del libro del Equipo Rocket. Si ellos pueden meterse en lugares de alta seguridad, ¿qué tan difícil puede ser para nosotros? No pudimos llegar con Primeape a tiempo, pero no voy a perder a nadie más. Ustedes son más que mis Pokémon. Son mis amigos, mi familia. – les dijo de nuevo con el mismo nivel de confianza de antes. Squirtle no se veía del todo convencido.
- [Quizás si Pidgeot no estuviese ahora enviando cartas de amor podríamos lograrlo, pero ahora no la tenemos para que sea nuestra "ave sigilosa".] – dijo la tortuga. Ash se sonrojó un poco por el comentario, pero le restó importancia y siguió enfocado en lo que tenían a la mano.
- Si Pidgeot no ha regresado todavía, o está demasiado cansada, ya pensaré en algo. Estoy seguro que con Muk escurriéndose o dándole abrazos a la seguridad, Charizard llevándome volando sobre su espalda, y Pikachu atacando a lo que se nos atraviese, sin importar lo que pase, podremos recuperarlos. – les dijo.
- Como tu recurso tecnológico, quisiera señalarte que puedo ayudar hackeando los sensores de movimiento. Sin embargo, mi programación me obliga a recordarte que a tu madre no le gustaría que te hicieras de un registro criminal. – El Pokédex también ofreció sus servicios.
- Claro. Como sea, no vamos a perder. Nada de lo que pueda pasar en este torneo podrá sorprenderme, de ninguna manera.
Simultáneamente, todos los Pokémon que estaban reunidos chocaron las palmas. Todos excepto Butterfree, cuyas manos no podían llegar tan lejos, así que Squirtle le ayudó chocándole con la cola, que era más larga. Así era. Estarían preparados para lo que fuera, y nada ni nadie los detendría.
(--0--)
Unos días después en el Centro Pokémon...
Estando en el salón principal del Centro Pokémon, Ash sostenía una tarjeta con el número 6, junto con todas las demás personas que se registraron para el torneo. Por el momento, se encontraba buscando a la otra persona que tenía el número 6, que sería su compañero hasta el final del torneo. El Profesor Oak además le había mandado un larguísimo email explicándole que sería mejor no tener como compañero a Gary, Misty, o Iris si era posible, para con eso aumentar sus posibilidades. Ash rodó los ojos, ¿cómo se le había ocurrido al Profesor que podría influenciar eso?
Ash originalmente esperaba poder incrementar sus chances haciendo que Anabel también se uniera, pero ella había declinado. Al no tener voz, eso podría complicarles las cosas. Era una lástima, pues era tan buena en las batallas como él lo recordaba.
...
Una parte suya tenía curiosidad, y necesitaba saberlo. ¿Sería tan buena entrenadora como él la recordaba de la línea temporal anterior? Dicho deseo de saber los llevó a su situación actual: una sesión de entrenamiento con Anabel. Igual que en la Torre de Batalla, Anabel no decía ni una palabra al comandar a su Pokémon, aunque en este caso había una razón real para eso, y no porque fuese una táctica de batallas.
Enfrentándose a Pikachu en el campo se encontraba un Kadabra, con la cuchara en mano y brillando de energía psíquica. Ash casi se esperaba ver a Espeon o al menos a un Eevee, pero Anabel había elegido a este Pokémon psíquico como su compañero para esta sesión de entrenamiento. El muchacho miró el rostro de Anabel en busca de alguna señal de lo que planeaba, pero no pudo ver nada, ni siquiera en sus ojos lilas algo que pudiera delatarla.
- ¡Pikachu, Ataque Rápido! – ordenó Ash.
El ratón eléctrico salió disparado hacia el tipo Psíquico, pero este con un solo movimiento de su cuchara envió a Pikachu a volar de lado contra un árbol, y luego hacia arriba contra las ramas.
- ¡Atactrueno! – exclamó Ash, sin darse por vencido.
Una descarga eléctrica salió de entre las hojas, pero una rápida Teletransportación bastó para que Kadabra escapara del daño. Al reaparecer de nuevo, Kadabra envió cuchillas de energía psíquica desde su cuchara mientras la agitaba en el aire, enviando ondas de energía contra las ramas del árbol tratando de golpear a Pikachu. Un grito de dolor del ratón eléctrico les hizo notar que al menos uno de los ataques logró acertar el blanco.
Pikachu cayó del árbol pero logró aterrizar sobre sus pies, desapareciendo en una pequeña nube de humo mientras usaba su velocidad para evitar dejar alguna abertura. Ash había hablado un poco con Pikachu sobre esta estrategia antes de la batalla: solo era una teoría, pero asumió que para leerle la mente a alguien lo suficiente para predecir lo que harían después, Anabel tenía que saber dónde estaba primero. Con Pikachu moviéndose demasiado rápido para enfocarlo, y Ash dejando que Pikachu se moviera a su propia elección, eso podría equilibrar la balanza en el juego. Por supuesto, era solo una teoría, pero era todo lo que tenían por el momento. Esta nueva Anabel era una desconocida. Tal vez lucía y sonaría como la que conocían, pero tenía todo lo de este nuevo mundo, como habilidades de bloodliner. Mientras no tuviese más medios-hermanos-hermanastros o lo que fueran que anduvieran psicóticos, todo bien, podía lidiar con ello.
Kadabra miraba el campo de batalla con cautela, viendo las explosiones de polvo que Pikachu dejaba a su paso al cambiar de dirección, como si tratara de descifrar el patrón de sus movimientos, hasta que finalmente recibió una serie Atactruenos en sucesión rápida por los lados, al bajar la guardia. El Pokémon psíquico volvió a teletransportarse, esta vez apareciendo de espaldas contra un árbol para evitar ser atacado por detrás. Una mirada rápida a Anabel, y confirmando con un asentimiento, Kadabra cerró los ojos y se vio rodeado por una energía brillante, lo que quería decir que estaba utilizando Paz Mental. Kadabra abrió sus ojos bruscamente y envió una onda expansiva de energía psíquica de todo su cuerpo, que Pikachu no logró evitar y terminó enviándolo a revolcarse por el suelo.
- ¡Pikachu! – gritó Ash.
El Pokémon ratón se volvió a poner de pie y tras sacudirse algo de la tierra que le quedó en el pelaje, volvió a lanzarse a toda velocidad corriendo en círculos alrededor de Kadabra y atacándolo a intervalos al azar con Atactruenos, alternando ocasionalmente con Ataques Rápidos para tomarlo fuera de guardia. Al momento de hacer contacto siempre recibía un contraataque, pero lo soportaba y seguía con el asalto sin amilanarse.
Una mirada a Anabel bastó para que Ash viese que esta chica no era la misma contra la que peleó en la Torre de Batalla. Sus movimientos y habilidades eran tan impresionantes como antes, pero le faltaba todavía la experiencia de un entrenador veterano. Sus habilidades todavía no eran tan refinadas como él las recordaba, lo cual tendría sentido dada su historia en esta nueva línea temporal, seguramente no había tenido mucha oportunidad de afinar sus talentos. Tal vez con un poco de trabajo y algo de su propio conocimiento podría ayudarla a ponerse a desarrollar todo su potencial.
- ¡Pikachu, acabemos con esto!
- ¡Pika!
Pikachu dejó de correr en círculos alrededor de Kadabra y se trepó al árbol para lanzarse desde arriba con un Atactrueno. Viendo el ataque, Anabel hizo que Kadabra contraatacara con Psicorrayo. Los dos ataques se pasaron de largo uno al otro en el aire, y golpearon a sus objetivos casi al mismo tiempo, causando una pequeña explosión, a raíz de la energía psíquica reaccionando con la electricidad de Pikachu.
Una vez que el polvo se disipó, tanto Pikachu como Kadabra estaban noqueados. Ash sonrió mientras él y Anabel se iban a recoger a sus Pokémon para tratar sus heridas. Sí, esta no era la misma chica que él conocía, pero seguía siendo tan buena entrenadora como antes, y seguro un día, podría llegar incluso a ser mejor.
...
Ash seguía viendo a todas partes en la concurrida sala, preguntándose si su compañero tenía el número 6, pero simplemente no había mirado en su dirección. Por poco le da un paro al corazón cuando alcanzó a ver a Paul sosteniendo un número que parecía un 6, pero afortunadamente y para su gran alivio, resultó que Paul tenía era un 9.
Tomando un profundo respiro, Ash se sintió muy feliz por dentro de dejar atrás la posibilidad de tener que balancear el asegurarse de ganar y volver a ver a sus Tauros con el horror de imaginarse que Paul podría llevarse algunos de ellos. Eso ya no iba a ser posible, gracias a Arceus. Y este torneo no le iba a dar ninguna sorpresa desagradable, no señor.
- ¡Red, mira, no puedo creerlo! ¡Ya encontré al otro que tiene el número 6! ¡Es ese chico Ash del Domo de Batalla! ¿Puedes creerlo? ¡Van a pelear juntos!
Oyendo esa voz, Ash sintió que el alivio que tuvo días atrás se derretía como hielo bajo el sol del verano. Frente a él se encontraba esa niña rubia, Yellow, saltando de alegría y con una sonrisa de oreja a oreja. Detrás de ella, pronto se aproximó el entrenador de pelo oscuro contra el cual peleó en el Domo de Batalla, con su propio Pikachu en el hombro igual que el de Ash.
- ¡Los dos son increíbles, no hay manera de que puedan perder! ¡Este será el mejor equipo del mundo! – exclamó Yellow con excitación, totalmente ignorante de lo que Ash estaba pensando ahora, y más todavía ahora que la miraba bien para darse cuenta de que ella tenía marcas en la cara, idénticas a las suyas, de Belladonna y Ashley.
(--0--)
Monte Auburn, región de Kalos...
Hacía mucho tiempo, Alain se había jurado a sí mismo convertirse en el entrenador de Mega-Evolución más fuerte. No era un deseo tan extraño: recordaba que muchos otros entrenadores tenían un deseo similar en aquel entonces cuanto trabajaba con el Profesor Sycamore. ¿Lo tendrían todavía? Había pasado mucho tiempo desde entonces. Pero sin importar cuanto cambiaran los tiempos, de lo que estaba seguro era que, aunque todos ellos tuvieran metas similares, todos tendrían métodos distintos para lograrlas.
Uno de esos métodos era "aislarse de la civilización para hacer entrenamiento intenso", pero Alain no creía en él. Podías entrenar en la cima de una montaña todo lo que quisieras, pero tenías que esperar a que los desafíos vinieran a ti. Para lo único que servía ese entrenamiento era para soportar las condiciones en las montañas. Al viajar, podías encontrar desafíos en terrenos infinitos. Desde luego, incluso los viajeros tenían que hacer paradas, y era por eso que estaba en la cima de esta montaña.
De pie en uno de los bordes de la cima, Alain miró hacia el otro lado del peñasco, con su Charizard gruñendo junto a él. Devolviéndole la mirada al otro extremo se encontraba otro entrenador, vestido también de ropas azul oscuro y negro, con cabello negro y unas extrañas marcas en las mejillas. Enroscado a su alrededor había un Steelix masivo, adornado con un enorme casco con una Mega Piedra en el medio. Encima del Steelix había otros cinco Pokémon: Roserade, Talonflame, Octillery, Jynx, y Ursaring.
- Escuché que te llamabas Vermell. – dijo Alain, como si pusiera a prueba a su oponente, viendo si él haría el primer movimiento.
La nieve continuaba cayendo, ninguno de los dos se atrevió a hacer el primer movimiento. Pero incluso sin moverse, la tensión que caía sobre el área era mucho más espesa que la nieve que caía. Se podía sentir en el aire.
Esta historia continuará...
(*) Leer el Interludio de Butterfree para más detalles sobre esto.
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