Arco de Cerulean Parte 3 - Dominio
Gimnasio Cerulean...
- ¡Cloyster, es tu turno!
El masivo Pokémon con forma de almeja, una enorme criatura con armadura y de color azul-grisáceo lleno de múltiples espinas, apareció en el lado de Daisy del campo. Dexter no perdió el tiempo en dar sus comentarios al respecto.
- Cloyster, el Pokémon biválvula. La armadura de Cloyster, si se mantiene en buenas condiciones, es capaz de soportar casi cualquier armamento explosivo moderno. Cuando no tiene el cuidado apropiado, digamos por cierto trío de hermanas que ganaron tiaras de estrella de bebés, un simple Golpe Centrado es suficiente para hacerlo pedazos.
- ¡Hey! – gritó Daisy, claramente ofendida por el comentario del Pokédex, y por más de un motivo. – ¡Nada de darle consejos, eso es trampa!
- Se lo dice la sartén al cazo. Además, la descripción de mi trabajo incluye ayudar a motivar a mi entrenador con consejos de batalla y comentarios ingeniosos. – Ash sacudió la cabeza en resignación. Honestamente, incluso cuando su Pokédex estaba de su lado, siempre tenía que tener la última palabra.
Un Cloyster... hasta donde Ash podía recordar, solo en dos ocasiones había peleado contra esta especie de Pokémon. La primera vez, fue contra el de Pete Pebbleman durante la Liga Índigo: logró derrotar a ese Cloyster con el Martillazo de Kingler. La segunda, fue el Cloyster de Lorelei... que derrotó a Pikachu con humillante facilidad. Sin embargo, si el Kingdra al que derrotó con Charmander era algún indicio, este Cloyster probablemente no fuese un desafío al nivel de esos dos. Un tipo Agua-Hielo le daba pocas opciones, pero la sugerencia de Dexter sobre usar un Golpe Centrado le dio una idea.
- ¡Aipom, tu turno!
En un estallido de luz blanca, la mona púrpura apareció en el aire, dando una serie de piruetas antes de aterrizar en el centro de una de las plataformas sobre la mano enguantada de su cola y posando, mostrando su característica sonrisa de oreja a oreja.
- ¡Ai! [¡Todavía lo tengo!] – sonrió al hacer su entrada en los concursos.
- ¡Muy bien, Cloyster, usa Cañón de Picos! – Las púas en el caparazón de Cloyster empezaron a brillar de blanco, mientras Ash preparaba su propio ataque.
- ¡Aipom, contrarréstalo con Rapidez!
- ¡AI-POM!
Aipom sacudió su cola mientras brillaba, liberando una lluvia de estrellas doradas que colisionaron contra los picos que disparó Cloyster. A pesar de haber iniciado el ataque después, el de Aipom fue más rápido, y al colisionar estando más cerca de Cloyster, las estrellas de Aipom dominaron y comenzaron a golpear el caparazón de la almeja, mientras los picos de Cloyster eran desviados hacia los lados.
- ¡Eso es! – Ash apretó el puño triunfante.
- ¡No entiendo! ¿Qué diablos pasa? – gritó Daisy.
- Los Pokémon son criaturas vivientes, que respiran el mismo aire que ustedes. No puedes convertirlos en datos de computadora para guardarlos por años y esperar que sus habilidades no se atrofien. – dijo Dexter, sin poder decirlo mejor. – Incluso métodos de viaje que toman varios días entre regiones, tal vez en barco, pueden hacer que las habilidades de un Pokémon se oxiden hasta cierto punto si no pueden practicar. ¿Por qué creen que la mayoría de los entrenadores no capturan a más de seis Pokémon, tienen un sistema dedicado para rotarlos, o dejan al resto de sus Pokémon en lugares donde pueden seguir entrenando y mantenerse en forma con su propia iniciativa, como el laboratorio de mi creador? ¿Hace cuánto que no sacan a ese Cloyster para que haga ejercicio?
Daisy gruñó de rabia ante el hecho de que un dispositivo electrónico se estuviera burlando de ella y diciendo que era una mala entrenadora. No podía permitir eso de ninguna manera.
- ¡Acaba a ese mono con Pistola de Agua! – ordenó Daisy. Cloyster dejó salir el torrente desde su núcleo central oscuro, aunque Ash pudo ver que le faltaba mucho brillo y velocidad.
- ¡Aipom, esquiva y usa Rapidez! – gritó Ash por acto reflejo. Aipom esquivó el ataque sin problemas, al tiempo que arrojaba su lluvia de estrellas a su oponente.
- ¡Usa Refugio para soportarlo! – ordenó Daisy, y en un instante Cloyster cerró su caparazón, cubriéndose con una capa brillante aumentando el poder defensivo.
Ash estuvo a punto de decir que Refugio incrementaba la defensa normal en lugar de la defensa contra ataques especiales (como Rapidez) pero él recordaba haber usado tácticas similares con Corphish y Torkoal en este tipo de situaciones. Sorprendentemente, el impacto de la Rapidez en el caparazón de Cloyster fue el mismo como si lo hubiese esperado de uno de sus propios Pokémon. ¿Acaso este truco todavía funcionaba en esta línea temporal?
- El uso de movimientos como Fortaleza y similares incrementan permanentemente el poder defensivo del Pokémon que los usa. – habló el Pokédex en respuesta a la pregunta no formulada de Ash. – Sin embargo, puede usarse como una defensa provisional para repeler un ataque en el instante en que se utiliza.
Ash decidió tomar nota de esta información, en caso de que pudiera serle de utilidad en el futuro. Muy bien, si los ataques a distancia no servirían, tendría que atacar cuerpo a cuerpo.
- ¡Aipom, acércate a Cloyster y dale con Puño Incremento! – ordenó Ash. La cola de Aipom brilló en color naranja. Mientras se lanzaba a la carga, Ash vio que Daisy sonreía con satisfacción.
- ¡Un ataque físico no servirá de nada contra Cloyster, pequeño novato! ¡Sigue usando Refugio!
Una segunda capa protectora se formó alrededor de Cloyster en cuanto la mano de Aipom lo golpeó, sin efecto visible. Mientras Daisy se reía de ellos, dos memorias dentro de la mente de Ash se intersectaron una con otra. La primera, el haber entendido como funcionaba Puño Incremento durante su entrenamiento con Aipom. La segunda, su batalla con el Cloyster de Pete Pebbleman, y cómo Kingler acabó con él.
- ¡Aipom, mantén el paso! ¡Sigue usando Puño Incremento sin parar! – le gritó Ash. Aipom se enfurruñó un poco, pero aun así obedeció.
- ¡Pom! [Qué repetitivo. Si estuviera en un concurso perdería, ¡pero ya entendí lo que quieres!]
Con una furiosa ráfaga de puñetazos brillantes, Aipom siguió golpeando a Cloyster una y otra, y otra vez, mientras Lily y Violeta se reían a más no poder.
- Bah, lo de ese Charmander fue pura suerte. – se mofó Violeta. – No sé si entiendes esto, muchachito, pero no puedes ganar si solo repites el mismo ataque una y otra vez. Esa es la primera regla de las batallas, ¿no?
- No, la primera regla de las batallas es que los entrenadores tienen que pelear limpiamente. – Ash recordó que esa pregunta estuvo en el test del campamento del Profesor Oak. – Y lo de repetir el mismo ataque, ¿por qué no miran bien?
- ¿Mirar qué? ¡Si solo estás usando el mismo ataque, para lo que te sirva! – Lily trató de sonar inteligente, mientras que Ash y Pikachu se vieron uno al otro, sin saber si enfadarse o reírse de su estupidez.
- ¿Saben por qué el ataque se llama "Puño Incremento"? – les preguntó, haciendo énfasis en la última palabra. – ¿No? Es porque cada golpe que conecte es más fuerte que el anterior...
*¡CRACK!* Y como prueba de ello, en ese momento la concha de Cloyster cedió, agrietándose violentamente.
- ¡Imposible! – gritó de horror Daisy, mientras Ash sonrió con satisfacción.
- ¡Imposible es mi segundo nombre!
- Tú no tienes segundo nombre. – dijo con tono seco el Pokédex.
- Pikapi. [¿Y a qué madre se le ocurriría ponerle ese nombre a su hijo?]
Por supuesto, la madre de Ash no tenía la habilidad de poner nombres que tenía la familia de N. Cloyster, que no pudo poner atención a lo que estaban diciendo, simplemente se desplomó de lado, mientras Aipom saltaba hacia atrás, victoriosa, pero jadeando por el cansancio. Los dos Pokémon fueron regresados a sus Pokébolas, uno para ser utilizado después, y el otro derrotado y fuera del encuentro. Daisy apretó su segunda Pokébola con rabia. ¿Por qué este molesto niño no se dejaba vencer de una vez?
- ¡Poliwrath, dale una lección por mí!
Con esto apareció el enorme Pokémon con forma de sapo azul oscuro, parado sobre una de las plataformas destrozadas por las otras rondas. Aunque este poderoso guerrero no parecía tener el mismo nivel de... masa muscular que tenían los Poliwraths que utilizaron Tad y Chuck contra él en el pasado. Y de hecho, esta batalla de algún modo hizo que Ash se sintiera mejor por el hecho de no siempre llamar a sus viejos Pokémon. Incluso después de no traerlos para que vinieran a ayudarlo durante algunas... aventuras (Ash todavía no estaba seguro de por cuánto tiempo había viajado por el mundo), los Pokémon como Noctowl o Cyndaquil nunca se vieron así de mal. De hecho, recordaba que se veían bastante sanos. Pero, dejando de lado esto, todavía tenía una batalla por ganar.
- Poliwrath, el Pokémon renacuajo, y una de las dos evoluciones finales de Poliwhirl.
- ¿Lo es? – Daisy sonó sorprendida al oír esto. ¿En serio no lo sabía?
- Un Poliwrath en buena forma se dice que es capaz de nadar por océanos enteros. El tuyo... definitivamente no debería intentarlo.
Mientras Daisy se veía lista para querer agarrar y estrujar esa máquina burlona con sus propias manos, Ash supo exactamente a quién utilizaría. Después de todo, le debía una batalla de gimnasio.
- ¡Pidgeotto, es tu turno!
Daisy sintió que hervía más de rabia de ver que apareciera un Pokémon evolucionado en el lado de Ash. Ya era bastante malo que estuviera utilizando y ganándoles con los no evolucionados.
- ¡Acabemos con esto rápido, Poliwrath, usa Pistola de Agua!
Flexionando sus músculos (los pocos que tenía), un torrente de agua salió disparado desde el centro de la espiral de su estómago, directo hacia Pidgeotto.
- ¡Bloquéalo con Ráfaga! – Ash no perdió un instante, y su primer Pokémon Volador empezó a aletear, logrando frenar el agua con una potente ráfaga de viento.
- ¡A ver si puedes bloquear esto! ¡Poliwrath, Golpe de Roca! – ordenó Daisy.
Haciendo brillar en color naranja su puño, Poliwrath saltó en el aire hacia Pidgeotto. Ash por su parte, decidió que era tiempo de probar ese movimiento que habían estado practicando en una batalla real.
- ¡Hora de usar As Aéreo!
Pidgeotto desapareció justo antes de que Poliwrath la alcanzara, reapareciendo por detrás un segundo después y embistiéndolo con fuerza, directo en la espina.
- ¡Poli! – El sapo guerrero gritó de dolor al recibir el impacto y caer directo sobre una de las plataformas flotantes, mientras Pidgeotto flotaba aleteando encima de él.
- ¡Caw! [¡Es oficial, este es mi nuevo ataque favorito!] – decidió. Mientras Poliwrath lograba volverse a levantar, Ash resolvió ponerle fin de una vez.
- ¡Una vez más, Pidgeotto, As Aéreo! – gritó Ash, y su amiga emplumada estuvo más que feliz de obedecer, descendiendo rápidamente y volando por encima de la superficie del agua hacia Poliwrath.
- ¡No creas que te dejaré hacer eso otra vez, pequeño niño bobo! – le gritó Daisy. Por alguna razón, Ash la sintió como cierto trío de ladrones, como si a estos les hubiesen robado algo que ellos habían robado primero. – ¡Poliwrath, detén a Pidgeotto con tus Burbujas!
Poliwrath respiró profundo, antes de soltar un enorme chorro de burbujas desde el pecho, formando un muro espumoso entre él y Pidgeotto que venía acercándose. A primera vista, Ash tuvo que admitir que era un plan muy decente: atrapar a Pidgeotto en burbujas para que no pudiera moverse, y después tirarla al agua con un Puño de Roca. Ya estando empapada, Pidgeotto no podría volar bien y sus opciones quedarían muy limitadas. Ash recordaba haber usado una estrategia muy similar con el Seadra de Mandi en una ocasión.
Sin embargo, el ataque de As Aéreo tenía su pequeño truco, uno que una simple carga con agilidad no tenía. Específicamente, como Daisy y Poliwrath pudieron comprobar para su gran horror, era la habilidad de moverse tan rápido, que el Pokémon temporalmente desaparecía de vista, antes de reaparecer de otro lado, muy lejos de la pared de espuma. El golpe desde el lado izquierdo mandó a Poliwrath cayendo al agua, con lo cual de pronto Daisy cambió su expresión y recuperó su confianza de golpe.
- ¡No puedo creer que esto no se me ocurrió antes! ¡Poliwrath, ve debajo del agua y arrójale la plataforma a ese maldito pajarraco! – le ordenó.
- ¡¿Qué dijo?! – Ash de pronto se sintió horrorizado.
- ¿Ese Poliwrath puede usar Fuerza para mover rocas y cosas similares? – Hasta el Pokédex sonaba sorprendido.
- ¿Pi? [Y lo que yo me pregunto es, ¿por qué hasta ahora que se le ocurrió atacar desde debajo del agua con un Pokémon de tipo Agua?]
Mientras Poliwrath arrojaba la plataforma contra Pidgeotto, Ash no pudo más que reaccionar con un contraataque rápido.
- ¡Pidgeotto, usa Ráfaga para repelerlo! – declaró Ash, mientras de pronto sus ojos volvían a adquirir ese destello marrón-naranja, al igual que los de Pidgeotto.
- ¡CAW!
Graznando con fuerza y furia, Pidgeotto ejecutó un aleteo tan fuerte que la ráfaga salió disparada en un golpe de aire comprimido, golpeando con tal fuerza la plataforma que la detuvo en seco y la mandó de regreso a dónde vino, directo de vuelta al agua. La ola resultante arrojó a Poliwrath de vuelta al aire, mientras los ojos de Pidgeotto y Ash volvían a la normalidad. Pikachu esta vez sí notó con claridad el brillo en los ojos de su entrenador, y no pudo evitar alarmarse. ¿Qué había sido eso?
- ¡Poliwrath! – gritó Daisy preocupada, y más todavía cuando Ash dio su orden final.
- ¡Terminemos con esto ya, acábalo con As Aéreo!
Pidgeotto voló a toda prisa hacia el sapo que seguía en el aire, esta vez dejando una estela de rayas blancas, antes de golpearlo de lleno en el estómago. Poliwrath ya estaba noqueado antes de caer en el agua, mientras Pidgeotto, que comparativamente con Charmander y Aipom, había salido relativamente ilesa de esta batalla, descendió con calma de vuelta en el suelo.
- ¡¿Cómo... cómo demonios hiciste eso?! ¡Solo eres un novato, maldita sea! – exigió saber Daisy, mientras recogía a Poliwrath.
- No me llamaría por completo un novato. – dijo Ash. Omitiendo algunos detalles, lo que iba a decir era cierto, técnicamente – Estuve en un campamento preliminar para futuros entrenadores, así que eso cuenta como algo de experiencia.
- ¡No, no, no, no, y no! – Daisy empezó a pisotear furiosa en el suelo, como una niña haciendo un berrinche. – ¡Puedes estudiar todo lo que te dé la gana, eso no te hace un buen entrenador! ¡Puedes leer todos los malditos libros o artículos que te dé la gana, pero eso no te hace un buen entrenador!
Ninguno de ellos tenía idea de que, a cientos de kilómetros de allí, en la región Hoenn, el joven hijo de Norman de pronto estornudó mientras veía una retransmisión de las últimas batallas oficiales de Cynthia. Ahora, volviendo con Ash...
- También he viajado y tengo algo de experiencia práctica. – agregó Ash, omitiendo que lo había hecho por mucho, mucho más tiempo de lo que ellas imaginaban. Daisy le echó una mirada asesina.
- Estás haciendo algo, ¿verdad? ¡Sí, debes haberles dado algo a tu Charmander y Pidgeotto antes de venir aquí! ¡Eso tiene que ser!
- ¡PROTESTO! Este entrenador puede haber cometido estupideces, pero no es tan tonto como para mandar a un Charmander a una batalla completa de seis a seis en un gimnasio de tipo Agua a menos que no tuviera otra opción. – resonó el Pokédex. Ash, Pidgeotto y Pikachu no sabían si estar más molestos con lo que decía Daisy, o los comentarios de Dexter. Finalmente, ignoró al segundo, y decidió replicarle a la rubia.
- ¡Hey, solo porque les estoy ganando después de que me arrastraron a una batalla ilegal...!
- ¡No es ilegal, solo moralmente cuestionable! – le interrumpió Daisy, al borde de la histeria.
- ¡Como sea, eso no quiere decir que estoy haciendo trampa! – protestó Ash, sintiendo que empezaba a hervirle la sangre por la acusación. Él podía ser muchas cosas, pero un tramposo no era una de ellas.
- Y además, los Poké-esteroides son de acción rápida y el efecto no dura mucho. Si mi entrenador se los hubiese dado a Pidgeotto, tendría que haber sido durante la pelea entre Charmander y Kingdra para que fueran efectivos. – agregó el Pokédex. – Y tendría también que habérselos dado a Charmander en el momento exacto en que entró al gimnasio.
- Pi... [¿Por qué no me sorprende que sepa el tiempo exacto?] – Pikachu sacudió la cabeza. El Pokédex y ese extraño conocimiento suyo de los hechos era una locura.
- ¡Con esto probaré que eres un tramposo, ve, Tentacruel!
- ¡Te toca, Butterfree! – exclamó Ash, regresando antes a Pidgeotto para tener a alguien más descansado y tener al menos algo de ventaja.
Y con esto inició la cuarta ronda de la batalla, con la enorme forma azul de Tentacruel, con dos enormes estructuras cristalinas encima de la cabeza, de color rojo como rubíes, enfrentándose contra Butterfree.
- Tentacruel, el Pokémon medusa. Tentacruel usa su veneno para inmovilizar a su presa. Tentacruel y su forma pre-evolucionada Tentacool son increíblemente comunes en las aguas de Kanto, Johto, Hoenn, Sinnoh y Kalos, y se sabe que reaccionan muy violentamente a cualquier disrupción a su hábitat natural. Son considerados una peste por muchos.
Recordando su primer encuentro con esos Pokémon, Ash inmediatamente decidió agregar esa pequeña "aventura" a su lista personal de "incidentes que si es posible mejor no repetirlos", junto con lo del barco St. Anne, el Pico de la Doncella, Pokémopolis, el Rey de Pokélantis, quedarse atrapado en esa cueva durante la ventisca, todas las ocasiones que lo obligaron a vestirse de chica, y todos los incidentes que temporalmente le causaron la muerte (y de estos eran varios, no quiso tentar a su suerte esta vez). Luego le pediría a Pikachu algo de ayuda para agregar las que hicieran falta.
- ¡Acabemos con esto rápido, Tentacruel, usa Picotazo Venenoso! – Daisy interrumpió los pensamientos de Ash sobre Tentacruel, mientras hacía que su Pokémon disparara docenas de agujas moradas hacia Butterfree.
- ¡Defiéndete con Ráfaga! – Ash no perdió un instante y mandó su propia orden, mientras Butterfree comenzaba a aletear, logrando que los aguijones cayeran sin hacerle daño al agua. – ¡Ahora, usa Confusión!
Los ojos de Butterfree brillaron en azul, el ahora perfeccionado ataque tipo Psíquico atrapó a Tentacruel en un aura del mismo color, sacándolo del agua, a pesar de que forcejeaba por liberarse. Pero no pudo, ahí se quedó.
- Confusión y Fuerza Psíquica funcionan inmovilizando al enemigo y causando daño lentamente. Aunque uno simplemente podría optar por arrojar al enemigo para aumentar el daño más rápido, el ambiente acuático de este campo de batalla y la fisiología de Tentacruel haría que eso fuera una estupidez. Lo mejor que podrías hacer sería arrojarlo contra la pared, lo cual va totalmente en contra de lo que he observado en tu naturaleza. – notó el Pokédex mientras Ash fruncía el cejo.
- Eso no sería muy justo. – replicó Ash. Sonaba a que Confusión podría ser peor que Giro de Fuego o Tóxico si no dejaba libre a Tentacruel (para que pudiera contraatacar), o actuaba contra su propio sentido de la moral.
- ¿Por qué crees que los Pokémon de tipo Psíquico estaban prohibidos en Kanto hasta que la gente descubrió más movimientos de tipo Fantasma y Oscuro para poder contrarrestarlos? Eran demasiado molestos, como el movimiento de constricción, solo que ahora hay suficientes contramedidas para que lo quitaran de la lista de prohibiciones de Kanto, a diferencia de constricción. Incluso ahora, el tipo Psíquico sigue siendo demasiado poderoso con sus dos movimientos estándar. Si no te gustan los movimientos que restringen al oponente, te sugeriría aprender Psicorrayo en su lugar.
Después de ese discursito de su Pokédex, Ash se detuvo a pensarlo por un momento. Sí podía recordar algunos Butterfrees capaces de usar ese movimiento, incluyendo el de Drew. Si él había podido enseñarle a su Butterfree un movimiento como ese (asumiendo que dicho Butterfree no lo tuviera cuando lo atrapó), Ash podía hacer lo mismo con el suyo. Pero ya habría tiempo para eso después, por ahora, tenía una batalla que ganar.
(--0--)
Mientras tanto, en la ciudad...
- Ahora empiezo a recordar por qué esta ciudad apesta tanto. – se quejó Misty, mientras el trío formado por ella misma, Don George y la Joy inspectora de nuevo encontraban su camino bloqueado por una construcción.
Misty recordaba vagamente que antes de irse de esta maldita ciudad, había elecciones para alcalde en curso, y el oponente del que intentaba optar para reelección decía que el presupuesto para la reparación de las calles había sido reducido enormemente por haber querido balancear con el resto. Tal vez eso fuera cierto. Pero de todos modos, ¿qué sabía ella? Nunca le habían agradado los políticos en general.
- Nuestra ciudad necesita un tren aéreo o un subterráneo. Es una pesadilla moverse por aquí. – agregó Don.
- Lo que me pregunto es, ¿cómo hizo Ash para meterse al gimnasio sin toparse con todas estas construcciones? – volvió a preguntarse Misty.
- Ash siempre pareció tener mucha suerte en lo que hacía. – dijo de pronto una voz en tono de broma. – Si tuviera tiempo de apostar, y su madre me lo permitiera, con gusto me lo hubiera llevado a los Salones de Juegos en Celadon para que me acompañara.
Misty reconoció la voz, pues la había escuchado varias veces en los videoteléfonos de los Centros Pokémon las veces que Ash llamaba a casa. George y Joy a su vez también la reconocían por varios programas de radio educativos, y entrevistas en televisión. El hombre que venía detrás de ellos llevaba una caja larga debajo del brazo, como para meter en ella algo del tamaño de un bate de béisbol, y con una mochila colgada de los hombros.
- Y díganme, ¿también se dirigen al gimnasio, es allí donde se encuentra Ash en este momento? – preguntó amablemente el Profesor Oak. El grupo entero frunció el cejo.
- Bueno, sí, pero... – empezó a decir Joy. El Profesor Oak los vio confusos ante su aparente intranquilidad.
- ¿Qué sucede? Ash está en su elemento natural cuando se trata de batallas Pokémon. – les dijo. – No es como que esté haciendo un examen escrito.
- No será escrito, pero desafortunadamente, sí está en una especie de examen. – dijo la Inspectora Joy.
Al ver la expresión confusa del Profesor, en respuesta le mostró su teléfono inteligente, que le mostraba el curso de la batalla actual. Ash todavía tenía sus seis Pokémon en el juego, con Butterfree activo, luchando contra el Tentacruel de las hermanas. Y el título de "PROTOCOLOS DE ENTRADA INMEDIATA A LA LIGA ACTIVADOS" todavía seguía allí.
- ¡¿QUÉEEEEEEEEE?! – Al Profesor Oak casi se le cae la mandíbula al ver eso. – ¡Pero eso, Ash ni siquiera tiene idea de lo que es! ¡El muchacho a veces es imprudente, pero no está tan loco como para hacer algo como eso!
- Es posible que lo hayan forzado a aceptar, tal vez hasta lo engañaron. – sugirió Joy. – Las líderes del Gimnasio Cerulean están bajo mucha presión actualmente, y deben estar desesperadas por conseguir una victoria. Aunque debo decir que Ash parece estar haciéndolo muy bien. Incluso con lo patéticas que son, uno pensaría que un equipo para desafío por la octava medalla, en teoría, tendría que ser capaz de derrotar al menos a un Pokémon en el equipo de un entrenador que compite apenas por su segunda medalla de gimnasio.
- Disculpen, ¿me podrían decir qué es eso del "Protocolo de Entrada Inmediata" o como se llame? – Misty finalmente hizo la gran pregunta. El Profesor frunció el cejo, pero siguieron en marcha mientras seguían hablando en busca de una vía alterna rodeando la ruta bloqueada.
- Es una regla que permite que un entrenador que no puede viajar mucho por algún motivo u otro pueda desafiar a un gimnasio por una medalla que te permite ir directo a la Liga Pokémon, si logras ganarle al equipo más fuerte del líder. – dijo la Inspectora Joy. – En esencia, eso te permite saltearte las primeras siete medallas e ir directo a la batalla que te califica de una sola vez, y los entrenadores con más experiencia usualmente recurren a esto. Así pueden ir directo a una nueva liga con solo derrotar a un líder de gimnasio, sin tener que repetir todo el desafío, con lo que les queda tiempo más que suficiente para entrenar como prefieran.
- En efecto, muchos entrenadores de Kanto que prefieren un cambio de aires después de varias competencias en la Liga Índigo, pueden ir después a Johto, pelear contra Falkner bajo esta regla, y después enfocar sus esfuerzos para tener un inicio fresco, por así decirlo, en la Conferencia Plateada. – empezó a decir Oak. – De ser este el caso, Falkner pondría a prueba al entrenador con su mejor equipo: Pokémon como su Dodrio, Pidgeot y Honchkrow, en lugar de utilizar un equipo compuesto de Hoothoot, Pidgey o Pidgeotto, como un novato común de Johto.
Oak se dejó llevar por su discursito tanto que Misty empezó a sentir ganas de bostezar, a pesar de la seriedad del asunto, y empezó a preguntarse cómo haría Ash para soportar a este hombre que hablaba tanto sin aburrirse. Volvió a poner atención cuando Joy intervino de nuevo en la conversación.
- Sin embargo, cuando se estableció la regla, hubo muchos entrenadores que sobreestimando sus habilidades trataron de abusar de ella, y como es de esperarse siempre terminaban mal. Era un problema muy serio, y les causó muchos quebraderos de cabeza a los líderes de gimnasio. El líder del Gimnasio de Cinnabar tuvo que relocalizarse en una cueva para que cualquier idiota con una caña de pescar dejara de venir a retarlo. La unión de líderes de gimnasio se reunió y los gimnasios quedaron cerrados hasta que se llegó a un acuerdo. La regla se quedó, pero se agregó una nueva condición para impedir que los...
- Creo que el término que buscas es... "noobs". – Oak pronunció la última palabra con algo de pena por usarla. – Sí, hay muchos que piensan que pueden ganar en la Liga con solo un Rattata, de alto porcentaje o no.
- Así es. – dijo Joy. – Actualmente, cualquier entrenador que desafíe a un gimnasio bajo esa regla y pierda, tendrá prohibido desafiar a cualquier otro gimnasio en la región durante un año entero.
Pasó un minuto completo antes de que Misty entendiera todas las implicaciones de esto. Eso quería decir que si Ash perdía, tendría que esperar otro año para poder desafiar a cualquier otro gimnasio. La pelirroja se paró en seco una vez que procesó todo.
- ¡¿QUÉEEEEEEEEEEE?!
(--0--)
Mientras tanto, en la batalla de gimnasio que arriesgaba los sueños y esperanzas de Ash...
Tentacruel flotaba panza arriba, vencido por un constante (y muy sucio, en opinión de Ash) asalto psíquico de Confusión, y con ello los dos Pokémon fueron regresados, el tablero marcando un 4-0 a favor de Ash.
- ¡Esto es ridículo! – se quejó Daisy. – ¡No deberías estar haciéndolo así de bien! ¡Ah, pero tarde o temprano se tendrá que acabar tu suerte! ¡Ve, Seaking!
Con ello, apareció en el campo la forma evolucionada de Goldeen, el pez rojo, blanco y negro salpicó en el agua mientras el Pokédex hacía su trabajo.
- Seaking, el Pokémon pez dorado y la forma evolucionada de Goldeen. Se reproducen en los ríos, formando sus nidos con sus cuernos. Los Seakings, a pesar de su nombre, prefieren reproducirse en agua dulce antes de migrar hacia el mar.
Ignorando la información que le dio su Pokédex, Ash tomó la última Pokébola sin utilizar que le quedaba. Sería mejor dejar a Pikachu para el final, en teoría, él sería su mejor arma.
- ¡Bulbasaur, es tu turno, amigo!
- ¡Bulba! [¡Por fin, que me utilizan en una batalla de gimnasio donde tengo ventaja!] – gritó al aterrizar en una de las plataformas.
- Jaja, esto lo tengo cubierto. ¡Seaking, usa Picotazo! – ordenó Daisy. Haciendo brillar su cuerno, el poderoso pez dorado saltó del agua y se disparó en picada hacia el Pokémon de tipo Hierba.
- ¡Usa Látigo Cepa para detenerlo! – reaccionó Ash de inmediato, mientras de la espalda de Bulbasaur salían los látigos y estos se enrollaban alrededor del cuerno, haciéndolo perder el balance y deteniéndolo en seco.
- Grrrr... – gruñó Daisy entre dientes. – ¡Si así es como quieres jugar, Supersónico!
- ¡Arrójalo!
Ash respondió rápidamente mientras las ondas sónicas empezaban a salir del cuerno de Seaking, pero fue demasiado tarde, ya que al salir volando no pudo proyectarlas en la dirección correcta para confundir a Bulbasaur. Seaking cayó con un salpicón al agua, y de inmediato a Daisy se le ocurrió otra idea.
- ¡Atrápalo con Torbellino!
Con un breve resplandor en su cuerpo, empezó a formarse una espiral de agua alrededor del cuerno de Seaking, que rápidamente se expandió hasta absorber todo el campo en un vórtice masivo que arrastró todo lo que tuvo a su alcance, incluyendo las plataformas y al propio Bulbasaur. Daisy sonrió con satisfacción al ver las caras de preocupación de Ash y Pikachu al ver a Bulbasaur siendo arrastrado por el remolino de agua.
- ¡Sí, por fin algo que funciona! ¡Ahora, Seaking, Picotazo!
Desde toda la base del vórtice de agua, el Pokémon pez salió disparado con su cuerno resplandeciendo, listo para darle un golpe directo a Bulbasaur. En un arranque de desesperación, Ash gritó con todas sus fuerzas, aunque no fuese necesario para que Bulbasaur pudiera escucharlo.
- ¡Usa Somnífero y detenlo!
- ¡Bulba!
La nube de polvo azul que salió disparada desde la semilla de Bulbasaur directo hacia el camino de Seaking. A la velocidad que iba, el pez no tuvo tiempo de esquivar y lo recibió de frente, cerrando los párpados y cayendo profundamente dormido antes de llegar hasta Bulbasaur, y al hacerlo, el Torbellino a su alrededor poco a poco se fue calmando hasta que todo volvió a la normalidad.
- ¡HEY! ¡Despierta, pescado estúpido! – gritó Daisy. – ¡Es una batalla de gimnasio, no es hora de la siesta! ¡Ya tuviste meses para dormir de sobra desde tu última batalla!
Ash se golpeó la cabeza y la sacudió en negación. ¿En serio no habían sacado a ese Seaking a hacer ejercicio desde hacía meses? ¿Y todavía se preguntaban por qué estaban perdiendo? Bueno, si así eran las cosas, lo mejor era ponerle fin lo más rápido posible.
- ¡Bulbasaur, Hojas Navaja!
- ¡Bulba! – Una tormenta de hojas filosas salió volando desde Bulbasaur, golpeando a Seaking por los costados.
- ¡Ahora, Látigo Cepa! – agregó Ash.
- ¡Hey, no se vale! ¡Déjalo despertar primero! – protestaron las hermanas.
Pero Ash no les iba a dar concesiones. Los látigos atraparon al Pokémon dormido, y este no pareció dar ningún signo de que su siesta fuera interrumpida. Queriendo acabar con esto rápido, Ash le ordenó a Bulbasaur usar Embestida, y así lo hizo, mandando al pez a volar por los aires, cayendo a los pies de una desconcertada Daisy, noqueado totalmente. La rubia retornó a su Pokémon sin decir una palabra, y Ash hizo lo mismo con Bulbasaur.
- Esto no puede estar sucediendo. Un novato... se suponía que tú nos ayudarías para poder conservar este maldito gimnasio.
Daisy habló con un tono de furia que, aunque era muy similar a Misty cuando estaba enojada, también le recordó a Ash la forma en que hablaba la Cazadora Pokémon J (léase: el tono de una asesina a sangre fría).
- Pues vaya, discúlpenme por no querer perder. – replicó Ash en un tono sarcástico. Daisy parecía cada vez estar más al borde de sufrir un colapso.
- Todo hubiera resultado bien: nosotras conservamos el gimnasio, y tú podías volver con tu desafío el próximo año. Pero tenías que venir y ser un egoísta...
- Espera, ¿qué? – exclamó Ash, incrédulo.
- Pika. [Alguien aquí parece tener su sentido de la moral con los cables cruzados, ¿no crees?] – observó Pikachu sardónicamente.
- ¡Ya se acabó, déjate ganar de una maldita vez! ¡Ve, Dewgong!
El Dewgong que Ash recordó que tenían en la línea temporal anterior apareció frente a él, y no se veía muy diferente desde entonces. Antes lo tenían como mascota, tal vez había tenido más oportunidad de hacer más ejercicio por sí mismo que los otros cinco que pusieron a pelear contra él. Cualquiera que fuera el caso, solo tenía una opción.
- Llegó la hora, Pikachu. – dijo Ash. El inicial eléctrico asintió y saltó hacia el campo, listo para iniciar el asalto final. – ¡Terminemos esto rápido, usa Impactrueno en el agua!
- ¡Pika-chu!
Con un fuerte grito, Pikachu soltó su ataque eléctrico directo hacia el agua. En cuanto las chispas de electricidad hicieron contacto con el líquido, la intensa energía se propagó hacia todo lo que había a su alcance, incluyendo a un Pokémon tipo Agua que rápidamente sufrió sus efectos.
- ¡Dew! – El león marino de tipo Hielo-Agua chilló de dolor al sentir en todo su largo cuerpo la electricidad.
- ¡Congela el agua!
Mientras su furiosa mirada seguía fija en Ash, Daisy le ordenó a Dewgong contraatacar con una enorme explosión de energía azul desde la boca, la cual Ash reconoció como un ataque de Rayo de Hielo. En cuanto este tocó la superficie del agua, esta se empezó a solidificar, hasta que toda la piscina fue cubierta por una espesa capa de hielo, aislándolo de la electricidad de Pikachu que quedara en el agua. Daisy sonrió malignamente al ver que había neutralizado la estrategia inicial de Ash.
- ¡Ahora, Cabezazo!
Usando sus aletas frontales para impulsarse, Dewgong se disparó a Pikachu como un misil, apuntando con su cuerno, listo para usar una muy letal combinación de velocidad, poder y filo en la punta.
- ¡Defiéndete con Cola de Hierro!
Ash no perdió un instante en ordenar su contraataque. Pikachu envolvió su cola en energía metálica, mientras saltaba hacia el cuerno de Dewgong para interceptarlo. El resultado fue que quien recibió la peor parte del choque fue Dewgong, y Pikachu tuvo que rodar en el aire para evitar caer mal, con cuidado de no patinar de más encima del hielo.
- Pi. [Demonios, todavía no tengo suficiente poder. Se siente como Zekrom otra vez.]
Ash mentalmente hizo una nota de hacer algunas sesiones de entrenamiento con Pikachu una vez que salieran de esto. Además, a Charmander le vendría bien un rival con quien medirse.
- ¡Acabemos con esto! ¡Pikachu, usa Electrobola!
Mientras la electricidad comenzaba a formarse alrededor de la cola de Pikachu, tanto él como Ash se sintieron algo intranquilos. Todavía estaban trabajando en recuperar ese movimiento: a diferencia del Atactrueno no requería mantenerlo de manera continua y era más fácil de recordar, pero Pikachu todavía tenía problemas para hacer la carga apropiadamente, pese a que recordaba perfectamente cómo hacerlo.
- ¡Dewgong, gírate y usa Otra Vez! – ordenó Daisy, mientras una bola de luz dorada se formaba en alrededor del cuerno de Dewgong.
Mentalmente recordando la batalla de Dawn contra los Plusle y Minun de Ursula, Ash supo exactamente lo que le haría esto si conectaba. Le gritó a Pikachu que se apartara en el acto. Y justo cuando el destello de luz dorada salió disparado, Pikachu usó el hielo para deslizarse lanzándose sobre su panza, evitando ser alcanzado por el rayo de repetición forzada por los pelos de la cola, volviendo a saltar en el aire una vez que pasó. Sin embargo, la perturbación causada por el rayo de Otra Vez provocó un cambio inesperado en la electricidad de la proto-Electrobola, y más por haber hecho contacto con la punta de la cola de Pikachu. La electricidad se entremezcló con las energías naturales que le daban al ratón eléctrico su habilidad de Estática.
El resultado: cuando Pikachu formó la bola eléctrica y se la arrojó a Dewgong, esta se veía mucho más oscura que una Electrobola, más densa y un poco más lenta, pero aun así golpeó a Dewgong de lleno en toda la parte central del cuerpo. Claro estaba, un Pokémon de alto nivel como Dewgong no caería tan fácilmente ante el ataque de un Pikachu tan debilitado, y solo se deslizó por el hielo. Fue a ponerse de pie para volver a atacar, pero entonces la electricidad estática de la parálisis lo envolvió, impidiéndole moverse.
- ¡¿Qué diablos?! – exclamó Daisy, en un mayor shock que su Pokémon.
- Qué raro, no recuerdo que la Electrobola pudiera hacer eso. – Ash dijo exactamente lo que Pikachu estaba pensando.
- Electrobola no provoca parálisis. No, ustedes dos, genios, acaban de usar por accidente Electrocañón. De alguna manera lograron desarrollarlo por sus propios medios mientras intentaban aprender Electrobola. En serio que me sorprenden a veces.
Los dos amigos intercambiaron miradas de sorpresa. Bueno, no era la primera vez que aprendían un nuevo movimiento durante una batalla de gimnasio. Pero ya podrían pensar en eso después, especialmente porque esto actuaba a su favor. Electrocañón siempre causaba parálisis al conectar, y eso quería decir que Dewgong tendría dificultad para moverse a partir de ahora.
- ¡Pikachu, sujétate de Dewgong y usa Impactrueno!
Sin perder tiempo, Pikachu saltó y se agarró del cuello de Dewgong, y empezó a soltarle las descargas a quemarropa con todas sus fuerzas.
- ¡Gong!
- ¡Quítatelo de encima! – ordenó Daisy.
Dewgong trató de obedecerle, pero la parálisis actuó, y no pudo hacer nada mientras Pikachu continuaba atacando. En ciertos puntos, la intensidad del Impactrueno fue tal que casi podría parecer un Atactrueno. Con algo de entrenamiento podría llegar a serlo, pero todavía no era muy consistente.
- ¡Dewgong, por lo que más quieras, usa Cascada y sacúdetelo de encima! - suplicó Daisy.
Dewgong volvió a chillar de dolor y empezó a formar un velo de agua a su alrededor para hacer el ataque... solo para terminar colapsando derrotado cuando finalmente su cuerpo no pudo más con toda esa electricidad. Pikachu saltó fuera de él, viendo al inconsciente Dewgong yaciendo a sus pies.
- Imposible... – Daisy cayó de rodillas, incapaz de disimular su horror.
- No puede ser... – dijo Violet, sin más palabras.
- ¡Se los dije, deberíamos habernos acostado con él y ya! – lloriqueó Lily en voz tan alta que Ash llegó a oírlo.
A diferencia de la anterior línea temporal, el muchacho sabía exactamente a lo que se referían y tuvo un respingo de imaginarse las implicaciones de eso. Y ya cuando pudo hablar y se le bajó el color de la cara, cometió el error de hacer esa preguntita:
- Bueno... supongo que eso significa que gané la medalla, ¿verdad?
Pronto se arrepintió de haber dicho eso. Las tres hermanas estaban rojas de pura rabia, y en sus ojos se podía ver que lo único que querían hacer en ese momento era asesinarlo. Por suerte para Ash, antes de que pudieran hacer nada, la puerta se abrió de golpe, y una Enfermera Joy, con una placa en mano, apareció para detenerlas, justo a tiempo.
- ¡Agencia de Inspección Pokémon! ¡Daisy, Lily y Violet Waterflower! ¡Las tres han cometido serias violaciones de códigos de conducta, y acaban de perder su tercera oportunidad! ¡Todas vendrán conmigo en el acto!
(--0--)
Tras un violento arresto, fuera del Gimnasio Cerulean...
- ¡TE LO DIJE, ASH KETCHUM! ¡QUE NO! ¡QUERÍA! ¡VOLVER! ¡AQUÍ! ¡NUNCA MÁS!
Misty enfatizó su rabia subiendo la voz con cada palabra que pronunciaba. Para cuando terminó de desahogarse por completo y casi quebrándose la voz de tanto gritar, Ash no pudo hacer nada excepto soportarlo hasta que terminó de gritarle en la cara y finalmente él tuvo la oportunidad de replicarle.
- ¿Y qué se suponía que hiciera? ¿Dejarte morir? – trató de defenderse.
- Preferiría morir antes que volver a este lugar. – dijo ella en una voz distante, mientras su cara se ensombrecía.
Ya no tenía más energías para seguir gritando. Aunque supiera que él lo había hecho por querer salvarla, eso no cambiaba el hecho de que había ido en contra de sus deseos, y de que no había querido volver a poner un pie en Ciudad Cerulean nunca más. Los ojos de la pelirroja se posaron en el gimnasio, sintiéndose como si los fantasmas de su pasado flotaran enfrente de ella, antes de volver a encarar al moreno.
- Ash... entiendo que lo hiciste por salvarme, y te lo agradezco. – le dijo un poco más calmada. – No creo que nadie más hubiera sido capaz de hacer que un Gyarados le obedeciera para salvarme. No hay palabras que puedan expresar lo agradecida que estoy contigo por haber salvado mi vida. Pero es que no tengo recuerdos felices de este lugar. Todo lo que podría haber tenido, mis hermanas me lo quitaron hace mucho.
Volvió a detenerse antes de poder continuar. Todavía le quedaba más por decir, y parecía estar utilizando toda su fuerza para evitar dejar salir sus lágrimas.
- Esa medalla que te ganaste, la que te dio la Inspectora Joy cuando se llevó a mis hermanas, aunque te la hayas ganado a pulso, antes solía ser un gran desafío, uno que muy pocos podrían completar. Un día, esperaba ser yo la que diera ese desafío, era uno de mis dos sueños en vida. Pero por culpa de mis estúpidas y holgazanas hermanas, el nombre del Gimnasio Cerulean está arruinado para siempre, y ese sueño también... (*)
Por mucho que se esforzara, Misty ya no pudo más, y una lágrima finalmente salió de la esquina de su ojo. Su sueño se había ido para siempre. Ya no podría verlo realizado nunca más.
- No tiene por qué ser así. – sonó de pronto la voz de Oak.
Los dos adolescentes se dieron la vuelta al escuchar la voz del Profesor Pokémon. Ahora traía en la mano lo que parecía ser una especie de IPad, y con la otra sostenía ese paquete largo y delgado que le habían enviado para entregárselo a Ash.
- ¿Profesor? ¿Qué está haciendo aquí? – preguntó Ash al verlo. El viejo profesor le sonrió.
- Oh, de hecho, había venido a buscarte, y qué manera de encontrarte. – le respondió. Después se volteó hacia Misty. – Y tú, jovencita, no tienes por qué entristecerte. Cuando un líder pierde su gimnasio, otro puede conseguirlo. Aunque claro, el papeleo que hay que hacer para conseguirlo es horrible. Tendrían tiempo de viajar por todo Kanto y las Islas Naranja para cuando estuviera listo.
Misty no supo qué decir de eso. Quizás, a su manera el profesor quería animarla y hacerle ver que no todo estaba perdido para lograr su sueño. Pero antes de poder continuar, Oak volvió su atención hacia Ash.
- De cualquier manera, Ash, ¿qué piensas hacer ahora? – le preguntó. – Es decir, acabas de ganar una batalla que te calificaría directamente a la Liga Pokémon.
- Pika-Pikachu. [Podríamos irnos a entrenar en las montañas hasta que comience la Liga índigo. Tal vez a Charmander eso le gustaría.]
Ash se quedó viendo a su compañero, como si lo considerara. Tal vez no fuese tan mala idea, pero no era su estilo. Estaba tan ensimismado en pensar su respuesta que ni se fijó en la expresión del profesor, que todavía estaba impresionado con él ante esta hazaña.
- Para ser honesto, no creo que esta medalla me haya ganado un puesto en la Liga Pokémon. – dijo Ash con toda sinceridad. – Más bien, creo que la sentí como una batalla por mi segunda medalla que fue más difícil de lo normal. Todavía tengo mucho que aprender y muchos gimnasios que desafiar. Es decir, todavía puedo hacerlo, ¿no? Se puede ir y ganar más de ocho medallas, ¿verdad?
Después de todo, Gary ganó diez medallas en Kanto la vez anterior, y si recordaba bien, la gente competía en ligas individuales muchas veces, particularmente en la Liga Índigo.
- La mayoría no lo hacen, pero sí, es posible. – dijo Oak. – Una vez que consigues las ocho medallas, puedes desafiar la Liga Pokémon regional todas las veces que quieras, y tienes permitido desafiar a otros gimnasios de la región de manera oficial. Algunos entrenadores piensan que derrotar a más gimnasios los hace estar mejor preparados para la Liga, y quizás sea verdad de cierta manera, aunque otros lo hacen solo porque se sienten muy superiores y arrogantes por tener más medallas que otros.
Ash y Pikachu se rieron de dientes para adentro ante eso. A Gary no le haría ninguna gracia si se enterara que el Profesor sin saberlo estaba criticando su actitud.
- Si todavía no te sientes preparado para competir en la liga, todavía hay muchos gimnasios en Kanto. Vermillion, Celadon, Fuchsia, Cinnabar, Viridian, y muchos más. No serías el primer entrenador que decide ir un poco más allá.
A Ash no se le escapó que Oak había omitido Saffron de su lista. ¿Quería decir eso que no había gimnasio en Saffron en esta ocasión, o tal vez que Sabrina era mucho peor en esta línea temporal?
- Pero antes de eso, Ash, hay otras cosas que necesito discutir contigo. Lo primero... – El profesor sacó de su bolsa una pequeña caja, que inmediatamente abrió para sacar de él un pequeño guante metálico para presentárselo a Ash. – Aquí tienes, Ash. Tu propio guante Portátil de Acceso Omnipolar a los Pokémon.
- ¿Mi qué? – preguntó Ash confundido, poniéndose el guante, notando un par de detalles, como que tenía una pequeña depresión en la palma con la forma de una Pokébola, y también que se ajustó perfectamente a su mano sin estirarse.
- O guante H.O.P.E. para abreviar. Como sea, muchacho, esta será tu herramienta para el futuro. – dijo Oak. – Con esto, un día los entrenadores podrán rotar sus equipos Pokémon a voluntad, cuando quieran y desde donde quieran. Pero en este momento todavía están en período de prueba, así que espero que tú y Gary me ayuden con cualquier detalle o desperfecto que tengan antes de introducirlos apropiadamente al mundo.
Ash se quedó mirando su nuevo accesorio, acercándolo más a su cara para verle todos los detalles. No se veía nada mal, aunque al parecer el profesor Oak se le había contagiado el hábito de Clemont de ponerle nombres absurdamente largos y ridículos a sus inventos. Pikachu a su vez se puso a olerlo con curiosidad.
- Entonces... ¿está diciendo que con esto, puedo cambiar a los Pokémon de mi equipo cuando yo quiera?
- Bueno, no totalmente. – dijo Oak, rascándose detrás de la cabeza. – Es decir, si ni yo ni ninguno de mis ayudantes estamos disponibles, puede que haya un retraso momentáneo. Y ciertamente espero que no se te ocurra usarlo a la medianoche. Pero en sí, es lo que estos guantes van a hacer eventualmente. Sin embargo, el tuyo tiene algo más con lo que espero que puedas ayudarme.
Ash se quedó quieto y dejó de admirar su guante por un momento. El profesor se disponía a continuar hablando, esta vez con un tono un poco más serio.
- Verás, Ash, siempre he sabido que eres especial. Y por escuchar los gritos furiosos de las Hermanas Sensacionales, me doy cuenta de que tu amiga aquí presente también tiene eso en común contigo.
Los ojos de Misty casi se le van por el horror. Sus hermanas sabían lo que ella era (otra razón más por la cual la despreciaban), y si se fueron de lengua con el Profesor Oak, o con la Inspectora Joy y Don George, ¿qué estarían pensando ahora? Oak, sin embargo, pareció leerle el pensamiento, y de inmediato se dispuso a tranquilizarla.
- Despreocúpate, jovencita. Con toda la histeria que hay por las bloodlines allá afuera, los Don Georges y las Enfermeras Joy saben que una familia donde todos son idénticos es la prueba de que la gente no es tan distinta como muchos piensan. Son mucho más empáticos con los que están en el mismo bote que ellos. – Misty dio un suspiro de alivio ante esto. Resuelto este problema, Oak prosiguió. – Quiero saber más sobre ti, Ash. Quiero saber cómo se activan tus habilidades, de dónde se originan y por qué. El guante podrá registrar esa información, y al hacerlo podría develar muchos detalles importantes sobre los bloodliners que nadie sabía que existían. Es una oportunidad única.
- Oiga, ¿acaso es que quiere usar a Ash como un Rattata de laboratorio? – acusó Misty al científico, que genuinamente se ofendió por esto.
- Por supuesto que no, ¿por quién me tomas? – dijo Oak. – Tienen que entender, sabemos muy poco o casi nada sobre los bloodliners. ¿Por qué tienen esos poderes? ¿Por qué la mayoría son mujeres? ¿Y por qué han estado apareciendo más de ellos recientemente? ¿Por qué Ash, que solo demostró estas habilidades una vez cuando era niño, de pronto las demuestra ahora de nuevo?
- Espere, ¿lo hice? – preguntó Ash. No podía recordar eso.
- Algún día tendré que contártelo, ¿verdad? – admitió Oak. – Aunque no tengo el tiempo para esa historia... o el alcohol, dicho sea de paso. Pero eso no importa en este momento. Lo importante es que con esta información, podríamos evitar que la gente le haga cosas horribles a los bloodliners solo por miedo o porque no los entienden. Este podría ser mi segundo gran paso para cambiar al mundo, que nos ayude a avanzar tanto o más cuando logré poner fin a los conflictos entre humanos y Pokémon.
Ash cerró los ojos por un momento, pensando en esto. Si esto era importante para el profesor, si podía ayudar a hacer un mundo mejor, ¿cómo podría rehusarse? Tal vez, eso también fuera parte de la misión que Arceus le encomendó al enviarlo al pasado en primer lugar.
- Cuente conmigo, Profesor. Solo dígame qué tengo que hacer.
- Oh, solo sigue siendo tú, Ash. – le aseguró el profesor. – En este momento, la mayor pregunta sobre los bloodliners es si sus poderes pueden controlarse o no, y cuáles son sus límites. Y creo que tú, querido muchacho, tal vez encontraste la respuesta durante tu batalla de gimnasio.
Diciendo esto, el Profesor le mostró a Ash y Misty el IPad que llevaba consigo. En ese momento, estaba mostrando una serie de gráficos. Según lo que decía, eran de los sensores de energía en el gimnasio, que se utilizaban para registrar los niveles de poder de los Pokémon, en particular cuando estos utilizaban sus ataques. Pero lo que más llamó la atención de Ash, fueron dos picos que se elevaron mucho más de lo normal, solo por un momento. Pikachu, al observar el tiempo, se dio cuenta de que esos habían ocurrido específicamente durante las rondas en que utilizó a Charmander y Pidgeotto, o más concretamente, en el momento en que estos dos estuvieron en grave peligro.
- Pika, Pikachu. [Oye, Ash... durante las batallas con Kingdra y Poliwrath, no sé si te diste cuenta, pero tus ojos estaban brillando, y en ese preciso instante, sus ataques tuvieron un incremento de poder repentino. Fue algo así como el poder de Victini.] – le informó Pikachu a su entrenador.
- Espera, ¿qué estás diciendo, Pikachu? ¿Tratas de decir que... que puedo darles un incremento de poder a mis Pokémon?
Al mirar las expresiones confusas de Misty y del Profesor Oak, Ash inmediatamente les repitió lo que Pikachu les había dicho. Decir que estaban sorprendidos sería quedarse cortos. Especialmente Misty, que no pudo más que negar con la cabeza de ver que Ash seguía rompiendo las reglas que ella creía conocer sobre los bloodliners.
- Te lo juro, Ash, entre más tiempo paso contigo, más cambia lo que creía saber sobre ser una bloodliner.
- Fascinante. – dijo Oak intrigado. – Esto amerita una mayor investigación. Tu guante H.O.P.E. será muy útil para ayudarme a recopilar información. Y ahora, tengo una petición que hacerle a tu amiga.
- ¿Se refiere a mí, Profesor? – preguntó Misty. Oak asintió.
- El guante también podrá analizar y recopilar información de cualquier otro bloodliner en un radio de unos quince o veinte metros. Ahora, me sentiría mal, si no te ofreciera algo por tu ayuda. Me parece que Don George y la Inspectora Joy dijeron algo de que tu sueño es capturar a todos los Pokémon de Agua en el mundo, ¿es correcto?
- Sí, así es. – afirmó Misty, y el profesor sonrió ante su respuesta.
- Lo que te ofrezco, a cambio de ayudarme a conseguir información, es que puedas utilizar mi laboratorio como lugar de reserva para tus Pokémon adicionales. Tengo muy pocos Pokémon que son completamente acuáticos, como Seaking o Kingdra. Hay muy pocos entrenadores que se especializan en ellos ya que su uso es muy limitado fuera de campos de batalla acuáticos, como estoy seguro de que ya lo saben. Este es el trato, a cambio de tu consentimiento y recopilar información de ti para mi investigación sobre los bloodliners, me ocuparé de cuidar al resto de tus Pokémon, igual como lo hago con los de Ash.
El profesor aparentemente todavía no tenía idea de que Ash había conseguido a Krabby y Squirtle. Sin embargo, la sonrisa de Misty se volvió aún más radiante ante la oferta del Profesor Oak, y al propio Ash también le agradaba esa idea. Sin poder hacer o decir más para expresar su gratitud, Misty asintió firmemente, más que feliz de aceptarla.
- ¡Espléndido! ¡Ahora tengo toda la investigación que podría desear! – Oak parecía más feliz que niño con juguete nuevo. – Es mejor que me vaya a casa, no quiero atrasarme con mi trabajo. Ah, pero antes de marcharme, tengo algo más para ti, Ash.
Le entregó el paquete alargado. Tanto Ash como Misty se quedaron viéndolo con curiosidad, preguntándose qué podría ser.
- No tengo idea de lo que sea, pero me dijeron que lo enviaron desde Rota específicamente para ti. – dijo Oak. – En fin, ya debo marcharme. Cuídense mucho, los dos.
Dicho esto, el viejo científico se dio la vuelta y tomó su propio camino. De cierta manera, iba tan alegre que casi los asustaba un poco, pero Misty tuvo que admitir que le resultó bastante simpático, a su particular manera. Quedándose a solas, y tras suficientes emociones por un solo día, los dos extasiados bloodliners decidieron centrar su atención en el paquete.
- Desde Rota... ¿Lady Ilene te habrá enviado algún regalo? – preguntó Misty
- Solo hay una forma de averiguarlo. – replicó Ash, empezando a quitar el envoltorio para poder abrir la caja.
Había algo con el tamaño y forma del paquete que le resultaba... familiar a Ash, de alguna manera. ¿Pero por qué? Cuando finalmente abrieron la caja, Ash y Pikachu se quedaron lívidos en cuanto vieron el contenido. Misty también se sorprendió, aunque no tanto como ellos dos, pues reconoció el objeto en cuestión.
- Hey, ¿ese no es el bastón que llevaba Lady Ilene cuando te declaró "heredero de Sir Aaron"? – preguntó la pelirroja.
Efectivamente Ash se encontró con dicho bastón. Y en cuanto lo tocó, el muchacho sintió algo dentro de él. Algo que ya había sentido antes en la línea temporal pasada, durante el festival del Héroe del Año, que eventualmente llevó a los eventos del Árbol del Comienzo. Un aura muy familiar que dormía dentro de él, el aura del primer usuario de dichos poderes que Ash conoció en su vida y le enseñó sobre ella.
Lucario estaba dentro del bastón, y ahora Ash lo tenía en sus manos. (**)
Esta historia continuará...
(*) Detalles más explayados sobre esto en el Gaiden de Misty.
(**) Si desean saber más del misterio del bastón, ver el Gaiden de Sir Aaron y Lucario.
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