5. Las anécdotas del sabio anciano.
La cena, es el momento preciso para que todos los exploradores y el Gran Bluff se reúnan. En la cabeza de la mesa, se encontraba el líder del Pokégremio; a su derecha, su gran amigo y colega, Chatot; y, al lado izquierdo, un Torkoal.
Este Pokémon de fuego, era conocido como el sabio anciano y era alguien a quien el Gran Bluff quería mucho; lo consideraba un gran amigo. Había sido un explorador desde que estaba en su fase inicial y, con el tiempo, el líder permitió que se quedara el tiempo que quisiera, no importaba verlo deambular en el gremio. Además, contaba de forma recurrente todas sus aventuras que vivió siendo joven y las que aún viejo disfruta, pues le encanta descubrir nuevos lugares.
Aquella noche, no fue la excepción, Torkoal habló a viva voz sobre su última exploración extraoficial; simplemente, se limitó a observar los Pokémon del lugar, su comportamiento y la vegetación. El sitio descubierto, estaba más allá del Gran Cañón, una enorme montaña en la que se podía observar el enorme desierto y el territorio recién descubierto del sabio anciano.
—¡Grandioso! —exclamó Kirlia, con sus mejillas llenas de comida.
—A veces eres desagradable —le reprendió Gothorita.
—¡Oye, oye! —profirió Corphish—. Cuéntanos otra historia, una de..., ummm, no-no, no sé, pero hazlo, por favor.
—Je, je, je —soltó Torkoal—, les contaré una historia más y me iré a dormir.
—Adelante, hazlo —le animó el Gran Bluff, quien también disfrutaba de sus anécdotas.
—Hay tres montañas muy cerca del Pokégremio —respondió el sabio anciano—, una donde los rayos siempre resuenan y Pokémon eléctricos habitan el lugar y lo llenan de energía; la otra, es un monte helado, donde la nieve cae incesantemente, día y noche; la última, es un volcán, uno que permanece dormido, esperando el momento exacto para erupcionar y..., con esas pistas estoy seguro de que más de uno sabrá a qué lugares me refiero. —Vio como cada uno asentía y lo miraban con detenimiento—. En cada uno de esos destinos, existe un Pokémon muy fuerte, más que cualquiera de ustedes, un poco más que el Gran Bluff, e, incluso, que yo; pero son muy pocos los exploradores que llegan hasta la cina de aquellos lugares, pues sus custodios poseen una fuerza incomparable.
—¡Son las aves legendarias! —expuso Steenee, bastante animada—. Lo vi en un libro de la biblioteca de Aldea Azafrán.
—Te refieres a... —dijo Kirlia.
—Sí, un Pokémon legendario, o unos, mejor dicho —contestó Chatot.
—El ave de hielo es una monada —se unió el líder de exploradores—. Es un viejo amigo.
—¿Conociste a...? —preguntó Chatot y su pico quedó abierto de la sorpresa—. Vaya, eso no lo sabía.
—Sí —respondió el aludido—. Eso fue hace muchos años, ahora, si me disculpan, iré a mi despacho y también deberían dejar descansar a mi amigo Torkoal, ¿no es así?
—En efecto —contestó el anciano—, estoy muy agotado. Feliz noche para todos y todas.
El Torkoal, al igual que el Wiglytuff, se retiraron del gran comedor, al mismo tiempo. Después de ellos, el resto de exploradores iban levantándose de la mesa.
—¿No sería increíble ir a buscar a esas aves? —preguntó Kirlia.
—¡No! —contestó Gothorita.
—¡Sí! —dijo Steenee.
Y ambas voces se entrecruzaron.
—La frutita está conmigo —se burló Kirlia—, sería una forma genial de ponernos a prueba, saber qué tan fuerte somos cada una y como equipo.
—La verdad...—comenzó a decir Gothorita—, es que tengo miedo, ¿qué pasará si nos debilitamos?
—Mandamos a pedir ayuda a otros exploradores —contestó Steenee, podemos pedirle ayuda a algún lugareño, ese es el poder que tenemos por formar parte del gremio; si necesitamos algo, podemos recurrir a alguien porque no solo servimos a los demás, nosotros podemos recurrir a ellos.
—Después de ese discurso me has convencido —habló Gothorita, asombrada por la capacidad de convencimiento de su amiga.
—Pero, ¿a dónde iremos primero? —Quiso saber Kirlia.
—El Volcán Magma —sugirió Gothorita.
Steenee subió sus hombros.
—Tendré que andar con cuidado, los Pokémon de fuego son una gran debilidad para mí —agregó.
Así, se embarcaron hacia aquel lugar.
* * *
Como era de esperarse, ante ellas, se desplegaba el enorme volcán. Los Pokémon salvajes, representaban un peligro desde el comienzo, sin embargo, las exploradoras estaban listas para la misión personal que se habían trazado. Llevaban consigo alimento por si les daba hambre, semillas que eran bastante útiles al momento de adentrarse a territorio desconocido y gozaban de excelente salud. La noche anterior habían descansando mucho y tenían energía para adentrarse al territorio sin miramientos.
Para Steenee resultaba un esfuerzo doble, pues aparte de tener cuidado por donde pisaba, debía mantenerse a raya con los Pokémon salvajes que habitaban el volcán; aunque, a lo largo del camino demostró que, si bien se encontraba en un terreno peligroso, no debían subestimarla.
Independientemente de todos los pormenores que se presentaron para el grupo, trabajaron como equipo para así guardar energías para cuando llegasen a la cima y poder enfrentarse a aquella ave sin contratiempos. Además, hacía un clima maravilloso, el sol en todo su esplendor brillaba incesante.
—Ya casi estamos —advirtió Kirlia.
—Estoy asustada —respondió Gothorita—. Es la primera vez que enfrentaremos a un ser tan poderoso.
—Será un increíble recuerdo —dijo Steenee—, y nos volveremos más fuertes.
Intercambiaron un asentimiento, pues había que verle el lado positivo al asunto y, si se mantenían de esa forma y trabajaban como equipo, saldrían victoriosas, o, al menos, eso esperaban.
—Llegamos —anunció Gothorita—. Pero parece que aquí no hay nada, solo la lava del interior.
—Me alegra tener visitantes —pronunció una voz gutural—, hace mucho tiempo no recibía visitas. ¿A qué han venido?
—Vinimos a retarte —contestó Kirlia.
Sin embargo, no se veía de dónde provenía aquella voz; luego de aquella respuesta, la voz misteriosa soltó una gran risotada.
Esa era la señal de que la batalla estaba por comenzar.
Por si no lo notaron, este capítulo es más corto que los anteriores y los siguiente seguirán la misma mecánica; según mis cálculos, será así, por lo menos, hasta el capítulo diez. De ahí en adelante, retomaremos algunas dudas que quedaron en capítulos anteriores, como la relación de Kirlia y el Pokémon misterioso que dejó a Steenee suspirando jeje y, por supuesto, la razón por la cual tiene ese título la historia.
Si conocen la primera generación, estoy cien por ciento seguro de que sabrán a qué Pokémon retarán en batalla este disparatado grupo de exploradoras.
Gracias por seguir de cerca esta historia y nos vemos en el siguiente capítulo.
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