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4. Un Pokémon misterioso.

Antes de realizar su siguiente misión, Steenee salió del Pokégremio de exploradores del Gran Bluff y se dirigió hasta la tienda de los hermanos Kecleon.

El encargado de la tienda atisbó a la presencia de Steenee y la saludó con gran entusiasmo.

—Hola, le doy la bienvenida a la Tienda Kecleon, ¿le puedo ayudar en algo?

—Hola, señor Kecleon —saludó ella con una sonrisa—, vengo por algunas provisiones.

—Por supuesto, ¿qué desea?

Steenee se tomó un par de minutos para recordar a qué había ido a la tienda y, sobre todo, porque había mencionado haber llegado por provisiones. Era algo raro en ella, a veces se sentía de esa forma cuando se sentía intimidada, pero este no el caso, miró alrededor suyo para alivianar las cargas y centró su mirada en el Kecleon.

—Me gustaría un par de semillas revivir, nunca vienen mal —contestó—, también me gustaría un par de bayas, pero mi amiga tiene un movimiento que cura los problemas de estado...

—Bastante conveniente —le interrumpió.

—Sí, también unas semillas bomba, a Kirlia le encanta hacer bromas con ellas —continuó Steenee—, también un par de manzanas y gomis, explorar sin comida es peligroso, te puedes desmayar por el hambre y después de batallar con Pokémon salvajes.

—¿Algo más? —preguntó Kecleon.

—Es todo por ahora —respondió.

—Excelente, aquí tiene. —Kecleon extendió lo solicitado por la chica y luego ella le entregó el dinero.

—Muchas gracias, por favor vuelva pronto.

—¡Gracias a usted, señor Kecleon! —se despidió.

Sin embargo, fue después de dar un par de pasos que descubrió la razón por la que estaba nerviosa: un Pokémon —seguramente de tipo planta, pues era todo verde y masticaba un trozo de madera—, muy guapo ante sus ojos y con un halo enigmático que lo hacía más interesante; llevaba una larga cresta y su rostro enseriado, se trataba de una especie que desconocía y que nunca había visto, de ahí que se sintiera tan extraña.

El misterioso Pokémon, se detuvo un par de minutos en la tienda de Kecleon y ella no dejó de mirarlo ni por un instante, pues era alguien que no vivía en Aldea Azafrán y, había bastante probabilidad de que fuese de otro gremio de exploradores.

Esperó hasta que el desconocido se fue y volvió a acercarse a la tienda.

—Hola, le doy la bienvenida a la Tienda Kecle... —respondió el dueño, pero reaccionó rápidamente—. Ah, eres tú otra vez, o, ¿se trata de otra Steenee? Si es así, ruego me disculpe por ser tan atrevido.

—Sí, soy yo —respondió—. No debe disculparse.

—Entonces, ¿en qué le puedo colaborar?

—El Pokémon que estuvo hace unos segundos...

—Ah, es Grovyle —contestó Kecleon—. Es un cliente recurrente.

—¿Y es de otro gremio? —preguntó Steenee, pero resolvió que una pregunta tan directa como esa, la hacía ver muy mal—. Disculpa, no debe contestar eso.

—Temo decir que no lo sé —respondió—, nadie sabe gran cosa de su vida, es bastante solitario y misterioso, además, los rumores abundan.

—Es cierto —agregó a su vez—. Gracias.

—No hay de qué, vuelva pronto.

Steenee se marchó, si no vivía en Aldea Azafrán, ¿por qué se tomaba la molestia de viajar tan lejos? Si bien estaba la duda de qué tan lejos vivía, no podía discernir sobre el asunto, pero le daba vueltas y vueltas en su cabeza, una y otra vez; no es que hiciese muchos amigos, tampoco que quisiese hacerlo; aunque, por alguna extraña razón no podía dejar de pensar en él, ¿acaso estaba enamorada? Sacudió su cabeza y regresó rápidamente al gremio.

—Hola —le saludó Kirlia—, luces muy agitada, ¿estás bien?

—Sí —contestó Steenee—, y hola. Es solo..., por cierto, ¿dónde está Gothorita?

—Está con el Gran Bluff, se enteró de la rabieta que tuvo con Corphish y está tratando de servir de intermediario, seguramente, veremos a esos dos de amigos otra vez.

—Ojalá, a veces puede llegar a ser imprudente.

Kirlia, notó que su amiga estaba más tranquila y no puedo evitar interrogarla para saber por qué había llegado tan agitada.

—Ahora, ¿me puedes decir que sucedió?

—Yo... —Steenee se puso nuevamente nerviosa, no sabía cómo reaccionaría su camarada si llegaba a confesar que un chico la intimidó, y no justamente en medio de una batalla—. Me gustaría que estuviese Gothorita para que me pudiera aconsejar, necesito un consejo de las dos. Es que...

—Gran Bluff es demasiado sabio —llegó diciendo Gothorita—. Ha preparado una cena para que Corphish y yo estemos otra vez como amigos, me ha dado una larga charla sobre la amistad y la importancia de crear vínculos en el Pokégremio.

—De cualquier forma, Corphish no duraría mucho tiempo enojado —intervino Steenee—, es un chico bastante noble y no le gusta estar de bronca con otros.

—Es verdad —aseguró Kirlia—¸ por cierto, Stee necesita un consejo.

—¿Consejo? —preguntó Gothorita—. Soy muy buena dando consejos.

—¿Podemos ir a un lugar menos concurrido? —preguntó Steenee—. No me siento cómoda hablando de lo que quiero hablar con ustedes, si cada tanto pasa un miembro del gremio.

Ambas asintieron, pues estaban muy cerca del tablón de anuncios. Regresaron a la habitación que compartían y allí Steenee se sintió mucho más segura y confiada.

—Se trata de un chico —comenzó a decir Steenee.

—Vaya... Alguien está enamorada —bromeó Kirlia y se sintió graciosa al decirlo porque ella lo estaba, solo que sus amigas aún no lo sabían.

—No realmente —contestó—, pero es un chico guapísimo y muy misterioso, el mismo Kecleon me dijo que su identidad es toda una incógnita, nadie lo conoce y parece que viene de muy lejos.

—Pues invítalo a salir —sugirió Gothorita, tal vez la menos apropiada para hablar sobre chicos, pero era lo que de momento se le ocurría.

—¿Qué? —chilló Steenee—. No podría hacer eso.

—Es lo mejor que podrías hacer —se unió Kirlia—. No lo conoces, pero la próxima vez que lo veas, lo puedes interrogar y dejará de ser una incógnita.

—Pero no podría —volvió a negarse Steenee—, pensará que soy una acosadora o algo peor; además, son los chicos los que invitan a las chicas.

—Estamos en un mundo diferente —habló Gothorita—, las chicas pueden invitar a los chicos y eso no hace que sean menos machos, hazlo, si tanta curiosidad te da, la próxima vez que lo veas, acércate y lo saludas, invítalo a un zumo y conócelo.

Aunque era lo más lógico que podía hacer, los nervios se aglomeraban en su cuerpo y en su mente, haciéndola sentir como cuando era una bebé indefensa, pero se conocía, sabía que era una chica agradable, fuerte e inteligente, que invitara a un chico como aquel misterioso Pokémon verde, no la hacía más débil ni era nada extraño, debía salir de la burbuja en la que se estaba encerrando.

Sí, era cierto, no sería gran trabajo saludarlo y hacerle una invitación, lo difícil sería tener la oportunidad de volverlo a ver. En la Aldea, no era común ver un Pokémon como él, por lo que tendría que ser más tenaz, armarse de valor y seguir el consejo de sus amigas.

—De acuerdo —dijo Steenee—. La próxima vez que lo vea, lo invitaré a un zumo.

Sus amigas sonrieron con complicidad, habían logrado que su compañera dejara a un lado la timidez y se afrontara a nuevos escenarios. Solo era cuestión de tiempo para que lo hiciese realidad y ellas estaban ansiosas por saber cómo lo llevaría.

Hola de nuevo.

¿Qué creen que pasará con el misterioso Grovyle? ¿Cómo hará Steenee para encontrarlo y seguir el consejo de sus amigas? Todas las respuestas llegarán pronto, son muchos capítulos los que vienen y estos son bastante introductorios (a mi parecer) pero aun así me estoy divirtiendo escribiéndolos y espero que les haya gustado. 

Dejen por acá sus teorías y nos vemos en el siguiente capítulo. Gracias por acompañarme en esta aventura :3

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