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26. Un desierto implacable.

Tras dejar a la pareja de Flygon. El grupo se topó con un pequeño grupo de Sandshrew, los cuáles alertaron la llegada de los exploradores y se ocultaron bajo tierra.

Como era de esperarse, antes de salir del desierto, el grupo de exploradores se topó con un obstáculo más: una horda de furiosos Sandslash, que al aparecer aparecieron ahí por el llamado de los pequeños que habían huido despavoridos.

La horda los superaba en número, al menos en solo uno, por lo que a uno o una de ellos tendría que luchar con dos salvajes Sandlash.

Yo me encargaré de dos —dijo Grovyle—, los demás pueden pelear con uno.

Por la premura de la situación, nadie dijo nada para controvertir lo dicho por Grovyle, al parecer, se tomaba en serio el papel de líder en ocasiones, aunque muy dentro de su ser sentía que lo hacía inconscientemente.

Todos tomaron posiciones diferentes, pues detrás de la manada, estaba la única salida norte del desierto. Desde su posición se podía ver con total claridad el cielo grisáceo y el paisaje sin vida que se desplegaba en ese lugar.

Gothorita usó llanto falso y salió corriendo alrededor de los Sandslash, el panorama era gracioso de ver, pero era una estrategia para bajar la defensa de los contendientes. Uno de ellos usó corte furia y alcanzó a lastimarla, ahí se dio cuenta que ya había encontrado contendiente; sin embargo, el golpe no fue muy fuerte y pudo continuar luchando.

Una vez repuesta por el golpe, usó psicorrayo, el cual, su enemiga alcanzó a esquivar escondiéndose en la arena, para unos segundos más tarde, darse cuenta que había usado el ataque excavar, en donde Gothorita, alcanzó a evitar al tener sus sentidos totalmente alerta. Luego de impedir ese golpe, usó nuevamente psicorrayo y dio en el blanco.

—No son muy fuertes —indicó Gothorita al darse cuenta de que, un golpe más, y su contrincante no podría continuar luchando.

La Sandslash, ya que era hembra, se acercaba con un movimiento de golpes furia, el cual, la otra, atenuó con pantalla de luz y luego contraatacó con una bola sombra, dejando a la Sandslash noqueada.

Cerca de ella, se encontraba Scrafty, quien intentaba darle una patada al enemigo, pero el otro lo esquivaba con sus garras, las movía de un lado a otro como si se tratara de un escudo. Finalmente, buscó la oportunidad para lanzar una cuchillada, que el Pokémon esquivaba con gran velocidad. El Sandslash estaba furioso y ensimismado en seguir haciendo el mismo ataque hasta atinar un golpe; no obstante, no lograba asestar ninguno, lo que le dio a su contrincante la oportunidad de responder con un movimiento de demolición, el cual, resultó efectivo, pero no lo suficiente.

Antes de que el Sandslash se recuperara, se acercó a él y nuevamente lo atacó con una patada baja, con el que dejó al contrincante debilitado por completo.

—¡Sí! —celebró él.

Tal y como había dicho Gothorita, eran rivales débiles, pero lo suficientemente astutos para dar una buena batalla.

Por otro lado, Tsareena luchaba con otro Sandslash de la manada, este usaba golpes furia, los cuales ella evitaba con sus largas piernas, esperando la oportunidad para contraatacar. Finalmente, cansado de dar rasguños sin resultado, se ocultó en el suelo. Luego de unos instantes, atacó con su movimiento excavar y cuando lo vio fuera, aprovechó para asestar un pisotón sobre el enemigo y hacerlo retroceder.

—Grrrr —gruñó la Sandlash enemigo y alumbró una garra, estaba muy furiosa.

Tsareena fue tomada por sorpresa por el movimiento garra metal, pero se recuperó rápidamente del golpe y con un ataque de llueve hojas debilitó a su contrincante. La chica celebró dando saltitos, al darse cuenta de que el enemigo estaba debilitado.

Junto a ella, se encontraba Kirlia quien recibió un contundente golpe, del cual se repuso al usar pulso cura. Una vez recuperada del ataque, usó hoja mágica y fue un golpe certero sobre el enemigo; sin embargo, era un hueso duro de roer y no se rendiría tan fácil. El Sandslash giró sobre sí mismo para luego asestar sobre ella un golpe de giro rápido.

—No son rivales dignos para luchar contra nosotros —susurró Kirlia y sonrió.

Sabía que los movimientos tipo planta eran bastante efectivos contra los Pokémon de tipo tierra, por lo que, nuevamente, usó hoja mágica y con ese segundo ataque dejó al contrincante sin poder levantarse del suelo.

Solo faltaba que Grovyle, quien, con gran agilidad, se defendía y atacaba a los dos Sandlash que quedaban y parecía manejar la situación con toda la tranquilidad del mundo.

Uno de ellos atacó con disparo lodo, mientras que el otro se escondió entre la arena. Grovyle esquivó las esferas de tierra y contraatacó con energibola, dando un golpe certero frente a su adversario. El otro salió del suelo con una garra iluminada, estaba dispuesto en darle con un ataque de cuchillada, el cual, logró ser atajado con su movimiento protección.

El Sandslash que recibió la energibola, seguía herido, pues siendo un ataque tipo planta era bastante certero. El otro se acercó hasta Grovyle con golpes furia, los cuales eran evadidos dando saltos hacia atrás, hasta que iluminó sus brazos y atacó con tijera equis, colisionando ambos movimientos. Mientras que el enemigo se recuperaba, usó balas semilla a ambos y quedaron noqueados con un solo ataque.

—Lo has hecho grandioso —dijo Tsareena y se acercó hacia él.

Las mejillas de ambos se encendieron en calor, era un momento emotivo, pero tenían varios ojos sobre ellos.

—Gra-gracias —contestó Grovyle—. Debemos continuar.

Tsareena asintió y comenzó a caminar con el resto de los exploradores.

Dejando el desierto de lado, frente a ellos se desplegaba un lugar hecho ruinas, en donde parecía no haber vida Pokémon, solo un gran capullo que parecía tocar las nubes; sin embargo, no había nubes, era un panorama gris y sin vida.

¿Dónde estaba Yveltal? ¿Acaso estaba dentro del capullo? Al no ver al Pokémon con anterioridad, no sabían cómo lucía o si es que realmente se estaba ocultando y lo que veían era producto de una ilusión o algo mucho pero, eran tantas las preguntas que tenían cada uno, que no sabían qué decir ni cómo actuar.

—Las Ruinas —dijo Scrafty—. No se encuentra en los mapas, solo se sabe que es un lugar desolado en donde ya no hay vida Pokémon.

—¿Qué debemos hacer? —preguntó Gothorita.

—Hemos llegado tan lejos que no nos podemos rendir —contestó Kirlia.

—Tal vez podamos atacar el capullo —sugirió Grovyle—, a menos que esté protegido de alguna forma.

—El capullo es el que está absorbiendo la energía del mundo —aclaró Scrafty—. Cuando absorba la cantidad necesaria, creo que veremos a Yveltal en todo su esplendor. Probablemente, si nos acercamos mucho, absorba nuestra energía.

—Es posible —indicó Gothorita—. En ese caso, debemos hacer un plan para evitar que eso suceda, el destino del mundo está en lo que hagamos a continuación.

—Por primera vez en la vida, no sé cuál será nuestro próximo movimiento —dijo Kirlia, con un suspiro, parecía que se había rendido, pero solo actuaba de esa forma porque no sabía qué hacer.

—Tendremos que pensar rápido —agregó Grovyle.

Así, comenzaron a investigar la zona para asegurarse de que no hubiese más Pokémon ni peligros en aquel lugar. 

No puedo con tanta acción. Cada vez se pone más potente, estamos muy muy cerca del final y no podría estar más feliz. 

Muchas gracias a quienes continúan leyendo, les mando un abrazo gigante. 

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