25. Dragones furiosos.
El desierto se desplegaba frente a ellos como un lugar lleno de peligros, tal y como habían sido prevenidos.
Sin embargo, en los primeros metros recorridos, descubrieron pequeños Hippopotas y Trapinch jugando, sin intervenir en el camino de los exploradores porque se verían en una situación de gran desventaja y parecía no importarles ver rostros nuevos por aquella área.
Unos metros más adelante, junto a otro grupo de Hippopotas, encontraron a una mamá Hippowdon.
—Es extraño ver rostros nuevos por acá —dijo Hippowdon—, casi no vienen exploradores por esta zona.
—Estamos en una misión —dijo Scrafty.
—Y es peligrosa —agregó Kirlia.
—¿Se refieren a los cambios que se han presentado en la naturaleza? —cuestionó Hippowdon.
—Sí —contestó Tsareena.
—Es extraño, esta zona no se ha visto afectada... Es como si tuviese cierta protección, no lo sé, es algo muy raro.
Las palabras de aquella Pokémon, llamó la atención del grupo, quienes ante dicha afirmación, quedaron sin palabras.
—Seguramente es cuestión de tiempo para que llegue al desierto —concluyó la mamá—. Yo de ustedes tendría mucho cuidado, hay Pokémon en esta zona que son bastante territoriales y aún queda mucho camino que recorrer, si es que quieren ir más allá de La Cumbre.
—Gracias —dijo Gothorita—, tendremos cuidado.
Y así, siguieron caminando por el extenso desierto. No obstante, conforme se acercaban, el panorama tomaba un aire totalmente distinto; conforme se acercaban a La Cumbre, veían desde la distancia un cielo gris, como si una tormenta estuviera acercándose y, seguramente, el desierto también estaba volviéndose presa del poder de Yveltal.
Tal y como Hippowdon lo mencionó, una pareja de letales Pokémon, intercedieron en la marcha y, por su semblante tan desafiante, sabían que no darían brazo a torcer y buscarían la forma de defender el territorio ante aquellos que ahora se presentaban como una amenaza.
Se trataba de una pareja de Flygon y, aunque estaban en clara desventaja, parecían no tener miedo y estar dispuestos a acabar con cada uno de los exploradores.
—Yo me encargo —dijo Grovyle.
—Los dos nos encargaremos —indicó Scrafty.
Por regla general, Kirlia y sus amigas se mostraban como un grupo de chicas que no se rendían ante los percances que se presentaban en sus aventuras y que podían lidiar con cualquier Pokémon, de ahí que tuviesen cierto prestigio tras haber peleado con las aves legendarias. De cualquier forma, dejaron que los chicos se encargaran de la situación, pues nunca los habían visto luchar en una anterior oportunidad.
—Háganse a un lado —habló Grovyle—, trabajando en equipo lo lograremos.
Ambos Flygon gruñeron al grupo de exploradores y con un batir de alas levantaron un muro de arena, como si de un tipo de escudo se tratase.
—Con el clima en nuestra contra, será difícil asestar un buen golpe —indico Scrafty, mientras pensaba en cuál sería su siguiente movimiento.
Miro a Grovyle, esperando una señal de ataque o que su compañero tuviera algún plan en marcha y no lo hubiese exteriorizado.
—De acuerdo, tengo un plan —confesó Grovyle—, primero tendremos que actuar de forma ofensiva, demostrarles que no son rivales para nosotros, si llegan a atacar, cambiaré a táctica a defensiva mientras los atacas, ¿de acuerdo?
—Creo que lo entiendo —respondió Scrafty, aunque resultaba algo confuso.
Sea como sea, decidió que tendría que mantenerse bastante concentrado y fijarse, no solo en los movimientos de los enemigos, sino también en los de su compañero.
Grovyle se abrió camino a través del muro de arena con sus brazos encendidos en una luz blanca, así, abriéndose paso, atacó a uno de ellos con tijera equis; mientras que Scrafty, aprovechó ese momento para atacar al otro Flygon con un cabezazo zen.
Ambos Pokémon recibieron el ataque y eso hizo que se enfurecieran mucho más. Uno de ellos ilumino su cuerpo, el suelo reveló unas cuantas grietas y un ataque de tierra viva impactó en Grovyle, mientras que el otro Flygon atacó con lanzallamas en dirección a Scrafty, éste último alcanzó a evitar el ataque y lanzó su mirada en dirección a su compañero. Tsareena saltó un jadeo, al ver cómo el Pokémon de tipo planta había sido lastimado.
—¿Estás bien? —preguntó Scrafty.
—Sí —contestó Grovyle—, me desconcentré por un momento.
El Flygon macho seguía insistiendo con lanzallamas, mientras que el otro soltó un gruñido y seguido a ello surgieron rocas que iban en dirección a Grovyle, pero este las esquivaba con agilidad, para que, en cuanto tuviera oportunidad, respondería con un ataque directo. Así, se hizo espacio entre un par de rocas y atacó con bomba semilla, haciendo que unas esferas de energía estallaran en la adversaria hembra.
Scrafty se movía de un lado a otro tratando de esquivar las llamas de Flygon y se valió de una de las rocas afiladas que la otra había lanzado en dirección a Grovyle, y con gran presteza con un movimiento de demolición atacó al Pokémon dragón, haciendo que el impacto le hiciese retroceder.
—Son muy fuertes, debemos ayudarlos —dijo Kirlia en la distancia.
—No —contestó Tsareena—, confío en que ambos podrán triunfar.
Gothorita no agregó nada, solamente se limitó a asentir con su cabeza y ver atentamente la batalla.
Flygon hembra levantó nuevamente un muro de arena, pero este ahora se dirigía en dirección a los Pokémon adversarios.
—¡Es un bucle arena! —chilló Grovyle—. Ven aquí.
Scrafty atendió al llamado y usó su movimiento protección para que la arena no los lastimara.
—Son más fuertes de lo que pensé y si no actuamos rápido, las chicas estarán en problemas. —Con sus palabras, Grovyle sacaba a relucir su instinto de líder, aunque su compañero no hizo ningún comentario respecto al tema, al parecer, no le molestaba recibir instrucciones.
—De acuerdo —dijo Scrafty—, en cuanto se disipe la arena, lanzaras otra vez tu ataque de bombas semilla y yo aprovecharé ese momento para confundir a uno de ellos, lo que nos dará la oportunidad de que entre ellos se peleen y lograr escapar.
—¿Escapar? —Se quejó Grovyle.
—No tenemos más opción, entre los dos no podremos vencerlos, son muy fuertes.
Grovyle gruñó, pero al final terminó aceptando esa sugerencia.
—¿Estarán bien? —preguntó Ghotorita, pues comenzaba a preocuparse y se sentía frustrada por no poder hacer nada.
—Debemos esperar —contestó Kirlia, expectante por saber cuál sería el siguiente movimiento de sus compañeros.
Finalmente la arena se disipó y Grovyle no perdió el tiempo para seguir la sugerencia de su compañero. Así, atacó a la Flygon hembra con las bombas semilla, lo cual la tomó con la guardia baja.
—¡Hey, tonto dragón, por aquí! —gritaba Scrafty para atraer la atención del Flygon macho.
El aludido atendió al llamado y con su batir de alas se acercó furioso, momento que Scrafty aprovechó para envolver su cuerpo en un aura roja y confundir a su atacante.
El Flygon confundido comenzó a atacar a su pareja, dándole chance a los chicos de seguir con su plan.
—¡Debemos irnos! —gritó Grovyle.
—Tengo una idea —confesó Kirlia, quien se acercó hasta la pareja de Flygon.
Luego, aprovecho que la hembra atajaba los ataques del macho y lanzó su ataque de voz cautivadora; al ser un ataque tipo hada, era bastante efectivo contra ellos y ante la estridencia de aquel sonido, optaron por volar lejos de allí.
—Bien, podemos irnos —concluyó Kirlia, haciendo que Tsareena y Gothorita soltaran una carcajada.
—Somos un gran equipo —confesó Grovyle con una sonrisa.
Las mejillas de Tsareena se encendieron en calor, pero nadie pareció haberlo notado.
Así, el grupo de exploradores continuaron con su misión en medio del desierto.
Continuamos con esta aventura y estamos cerca del final. ¡Qué emoción!
Nos vemos en el siguiente capítulo.
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