El señor Jellicent se enfureció y estaba decidido a defender a su futura esposa. No le importaba ensuciarse un poco con tal de llevar adelante la ceremonia, mientras que, muy cerca de él, su prometida comenzaba a entrar en pánico; sin embargo, Kirlia y sus amigas intercedieron ante los invasores.

Una manada de Eelektross llegó a crear caos sin importar el mal clima o que hubiesen interrumpido una ceremonia que era importante para la pareja de Jellicent. Se trataba de tres malhechores que veían divertido irrumpir de esa forma, aunque en el fondo tuviesen otros planes.

Al parecer querían atacar a alguno de los asistentes e incluso a la pareja de Jellicent y hacerlos su presa, pero no tenían certeza de ello y tampoco tenían deseos de saber cuáles eran sus planes.

Los tres de manera muy astuta, usaron su ataque onda trueno y unos aros de electricidad llegaron hasta las exploradoras, dejándolas paralizadas, momento que aprovecharon para atacar con un rayo.

El rayo fue tan potente que, no solo las lastimó, sino que les quitó la parálisis.

—Son muy fuertes —habló Gothorita, reponiéndose por el ataque.

—Tendremos que ser más astutas que ellos, si queremos que no causen más estragos —indicó Kirlia.

—Dividámonos —sugirió Tsareena y sus amigas asintieron.

Kirlia usó hoja mágica e hirió a su oponente tan solo un poco, luego, este se repuso y contratacó con una bomba ácida, varias esferas amarillas se dirigían en su dirección, pero ella las esquivaba con doble equipo, sin embargo, el Eelektross no cesaba su ataque hasta que uno de ellos finalmente la hirió.

Se repuso al cabo de unos segundos y luego volvió a usar hoja mágica, que no hacía un daño significativo, pero lo alcanzaba a herir. Nuevamente, el contrincante atacó con rayo y Kirlia lo esquivaba con gran agilidad para esperar el momento preciso y atacar con voz cautivadora, el cual lo aturdió, pero después se dio cuenta que estaba aturdido por el ataque de Tsareena y, aprovechando ese detalle, usó en una segunda ocasión el mismo hasta que el Eelektross no tuvo opción que rendirse, situación que generó el disgusto de sus compañeros.

Por otro lado, Tsareena atacó al segundo de los malhechores, mientras sus amigas hacían lo mismo, usó un llueve hojas que el oponente no pudo evitar; no obstante, se repuso rápidamente y atacó con un chispazo que ella alcanzó a esquivar, pero un segundo ataque la dejó tendida en el suelo. Mas ella no se rindió, se levantó del suelo y usó danza caos para atacar no solo a su contrincante, sino a los adyacentes.

—¡Gracias! —exclamó Gothorita y Kirlia al tiempo, quienes estaban por derrotar a su contrincante.

Eelektross estaba furioso, no podía lidiar con la confusión que lo envolvía, Tsareena sonrió con suficiencia y, con un pisotón que se repetía una y otra vez, dejó derrotado a su oponente y sin oportunidad de contraatacar.

Muy cerca de ella, estaba Gothorita, quien también daba lo mejor de sí en la batalla. El enemigo atacaba con bomba ácida, pero ella alcanzó a sacar una pantalla de luz para repeler aquel ataque y respondió con una bola sombra que Eelektross esquivó. El contrincante parecía un hueso duro de roer, sin embargo, eso no era razón para detenerse.

El malhechor rodeó a Gothorita, buscando atacarla desde diferentes ángulos y, después de varios cambios de posición, recibió un chispazo que la tomó por sorpresa. Y, de no haber sido por el ataque de su amiga Tsareena, hubiese sido su fin. Aprovechó la confusión para atacarlo nuevamente con bola sombra y éste recibió el ataque que lo sacó de la confusión y al cabo de unos segundos se repuso para atacar con un rayo. Ella volvió a usar pantalla de luz como mecanismo de defensa y, sin darle tiempo de reaccionar, usó un psicorrayo, el cual lo dejó aturdido.

El Eelektross que atacó Gothorita y el que atacó Kirlia tomaron al tercero que permanecía desmayado y con sus aletas lo arrastraron hasta el fondo del mar.

La pareja de Jellicent y los invitados, habían observado la batalla maravillados por la hazaña que ante sus ojos se había desplegado. Los padres de Gothorita estaban orgullosos al ver a su hija en medio de una situación como esa y, tan pronto los malhechores regresaron sobre sus pasos, se acercaron a ella y la abrazaron.

—Eres maravillosa —le dijo su padre.

—Gracias por defendernos. —Se unió su madre.

Ante este gesto tan tierno, no pudo palabras para replicar, solo se limitó a disfrutar del momento que estaba viviendo.

Para cuando la batalla había finalizado, también el mal clima se disipó, lo que permitió a la pareja retomar su celebración. Poco a poco, los asistentes regresaban a sus ubicaciones.

—Lamento los últimos sucesos —indicó Jellicent macho—, muchas gracias por su paciencia y por unirse a la celebración, su compañía es muy importante para nosotros.

—Y muchas gracias a estas chicas por ocuparse de esos bribones —agregó Jellicent hembra.

—Somos exploradoras, nuestro deber es mantener la tranquilidad de la región y ayudar a quien lo necesite —respondió Kirlia, con una sonrisa.

—Sin más preámbulos e interrupciones —comenzó a decir el Jellicent anciano, haciendo que la atención recayera en él como maestro de ceremonias—, podemos continuar con este evento tan importante. Como lo dije al inicio, estamos reunidos para celebrar el amor entre la pareja de Jellicent, quienes han estado juntos desde hace mucho tiempo y realizaron esta reunión para hacerle saber a todos sus amigos y amigas, que a partir de este momento son esposos y están decididos a crear una familia, fruto de este sentimiento que los une. Señora Jellicent...

Ella asintió ante las palabras, las cuales eran señal de que debía decir sus votos:

—Yo, Jellicent, prometo serte fiel, hacerte feliz, brindarte ayuda cuando más lo necesitas y cuando no, brindarte todo el amor que tengo y ser la mejor compañera de aventuras en esto llamado vida.

—Su turno —indicó el anciano, mirando a Jellicent macho.

—Yo, Jellicent, te quiero como esposa y madre de mis hijos, me entrego a ti y prometo serte fiel, acompañarte en las alegrías y tristezas, en la enfermedad y hasta que la existencia te arrebate de mi compañía.

—Señor Jellicent, ¿quieres recibir a Jellicent como tu esposa, prometes serle fiel en cada momento de tu vida, amarla y respetarla todos los días?

—Sí, quiero —contestó con una sonrisa.

—Señorita Jellicent, ¿quieres recibir a Jellicent como esposo, prometes serle fiel en cada momento, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

—Sí, aceptó —contestó ella y miró a quien a partir de ese momento sería su esposo.

—Ante los ojos de todos los asistentes y, ante Arceus, creador del mundo, los declaro marido y mujer —finalizó el anciano.

El lugar se inundó de aplausos y un barullo por parte de todos los invitados. La pareja de Jellicent se besaron. Los gritos y emoción no cesaban, pues era algo que no se veía todos los días y no había más que compartir la felicidad de la pareja. Luego vendría la celebración en la Aldea Marítima, pues aquella ceremonia solo era el comienzo de todo lo que tenían planeado.

El sol salió por entre las montañas acompañado por un arcoíris, era un panorama espectacular que no se podía ignorar, era la conclusión perfecta para una tarde llena de emociones.

Nunca había escrito una escena de una boda y hacerlo para esta historia fue un tanto complicado, pero me alegró darle forma. Aunque no es trascendental para los acontecimientos, me emocionaba bastante escribir sobre esta pareja y, como quedó un capítulo tan largo, por eso quedó dividido en dos partes y lo hice porque cada capítulo es corto y que hubiese uno largo, rompía la armonía de la misma. 

En fin... Que espero les haya gustado y nos vemos en el próximo capítulo.