18. Avistamiento en la playa.
El cielo estaba despejado, de un azul profundo, con un par de nubes esponjosas y la potencia del sol en todo lo alto.
Tan pronto las exploradoras llegaron a Costa Arenosa, se vieron rodeadas de un gran panorama lleno de arena y mar. La playa se veía invadida por Pokémon locales que combinaban con el ambiente: unos con forma de castillo de arena, otros con forma de estrella de mar, unos pocos con forma de concha, etc.
Aquella mañana, encontraron en el tablón de anuncios un mensaje de ayuda por parte de una Corsola, la cual pedía ayuda para su familia que estaba siendo acosado por un par de Pokémon bravucones.
—Ahí, ¡justo ahí! —dijo Gothorita y señaló a un campo de arrecifes en donde se encontraban las Pokémon en aprietos.
La familia de Corsola se veía acorralada por una pareja de furiosos Mareanie.
Debido a los rayos del sol, los cuernos de los Corsola brillaban como si el arcoíris se desprendiera de ellos, era un panorama hermoso de ver, si no estuvieran siendo atacados.
—¡Ayuda, nos quieren quitar nuestros cuernos! —gritó uno de los Corsola.
—Ya hemos venido a ayudar —indicó Kirlia, quien junto a sus amigas, se pusieron frente a la familia Corsola como si fuesen un escudo.
—Fuera del camino —gruñó uno de los Mareanie, que al parecer era macho.
—Hemos luchado lo que hemos podido, pero ellos son muy fuertes —indicó otra Corsola—. No dejaremos que se lleven nuestros cuernos.
—Y por eso estamos aquí —agregó Gothorita.
—¡Les hemos dicho que se fueran! —protestó Mareanie hembra.
Y, tras intercambiar una mirada, atacaron a las exploradoras con un ataque sincronizado de pin misil.
Kirlia alcanzó a esquivarlo y contraatacó con voz cautivadora. Gothorita usó pantalla de luz para repeler el ataque y luego lanzar una bola sombra, que impactó en medio de la pareja. Tsareena la imitó con su movimiento reflejo y luego lanzó un llueve hojas que impactaron en ambos.
—Esto no se queda así, niñas entrometidas —gruñó Mareanie macho y usó su ataque púas tóxicas.
Así, una esfera cargada de veneno voló hacia arriba, la cual se dispersó en varias púas para luego descender al suelo y afectar a las exploradoras, quienes fueron envenenadas.
Kirlia comió una baya meloc y usó su ataque pulso cura para ayudar a sus amigas.
—¡Argh, que insoportables son! —se quejó Mareanie hembra y usó su ataque carga tóxica.
La situación se ponía más tensa. Aquellos rivales eran fuertes, como había indicado uno de los Corsola. Kirlia usó doble equipo para esquivar aquel cargamento de veneno que iba en dirección suya y de sus amigas, Gothorita recibió el ataque y Tsareena nuevamente usó llueve hojas.
Sin embargo, Gothorita permaneció en el suelo, aquel ataque había sido bastante potente.
—Nosotras nos encargaremos —indicó Tsareena y su amiga Kirlia asintió.
Todavía con el doble equipo activo, Kirlia usó hoja mágica hacia los contrincantes y estos se cubrieron con sus ventosas. Por otro lado, Tsareena corrió hacia ellos y los atacó con un pisotón que levantó las rocas y, con un par de patadas, golpeó a la pareja de Mareanie.
Kirlia usó pulso cura nuevamente y, poco a poco, Gothorita reaccionó.
—¿Estás bien? —preguntó.
Gothorita asintió con su cabeza y sonrió.
—¿Qué pasó con la parejita? —cuestionó.
—Tsareena se está encargando —le respondió Kirlia, devolviéndole la sonrisa.
Efectivamente, sin darles tiempo de reaccionar, Tsareena volvió a usar pisotón en el suelo y las rocas que salieron disparadas hacia arriba, fueron enviadas a la pareja de Mareanie con un par de patadas. De alguna forma se sentía sorprendida por la estrategia que había usado, pero también se sentía orgullosa.
Aquel último impacto de las rocas debilitó a los oponentes, haciendo que salieran despavoridos y dejasen en paz a la familia de Corsolas.
—Tras tu evolución te has vuelto fuerte —indicó Kirlia.
—Sí —confirmó Tsareena—. Es grandioso.
—Gracias por ese remate —se unió Gothorita y Tsareena se encogió de hombros.
Las exploradoras volvieron al arrecife y la familia de Corsola se encontraba en buen estado: sanos y salvos.
—¡Muchas gracias, exploradoras! —exclamaron al unísono el grupo de Corsola.
Tras eso, siguieron caminando por la playa. Era un día precioso y aquella misión había sido la excusa perfecta para darle un vistazo a ese territorio; además, Gothorita tenía una sorpresa para sus amigas.
—Dijiste que la misión era una buena excusa —habló Kirlia en dirección a Gothorita—. ¿Por qué?
—Porque una amiga de mi mamá me ha invitado a su boda —respondió con total calma.
—Ay, qué lindo, pero, ¿qué hay de nosotras? —preguntó Tsareena—. Es claro que te invitaron a ti.
—No habrá problema si llego con invitados, los anfitriones son adorables —contestó—. Además, estarán mis padres y, obviamente, no podría estar ahí sin ustedes.
—Nunca he estado en una boda, ¡qué emocionante! —agregó Kirlia.
—Bueno, bueno, será mejor apretar el paso, el clima se pone feo —indicó Gothorita, quien al igual que sus amigas no podía evitar emocionarse.
Tras unos minutos de caminata el sol se escondió y el mar comenzó a comportarse diferente: las olas aumentaron y se veía furioso. El cálido sol y las blancas nubes fueron reemplazados por un panorama gris. Poco a poco, comenzaron a caer gotas de lluvia.
—¿Creen que tenga que ver con...? —preguntó Tsareena y dejó sus palabras en el aire, ellas sabían a qué se refería.
—No lo sabremos, incluso podría ser la furia de Kyogre —contestó Kirlia—. Después de todo es el rey de los mares.
—Poco probable, pero podríamos investigarlo —dijo Gothorita—, aún queda tiempo para llegar a la boda.
Esperaron unos minutos, pero nada ocurría más allá de la lluvia y lo basto que se comportaba el mar. Los Pokémon lugareños se refugiaron en sus respectivos hogares y las exploradoras imitaron a aquellos, resguardándose de la tormenta que se desplegaba en un pequeño kiosco abandonado.
—Tengo miedo —expresó Tsareena, abrazándose ella misma.
—No pasa nada —la alentó Kirlia—. Sea lo que ocurra, lo afrontaremos, no hay nada que temer, somos un equipo.
Sus amigas asintieron y concentraron su mirada en la furia del mar.
Holis, ¿qué tal el capítulo?
Este fue un pequeño guiño que vi en el anime, resulta que los Mareanie son depredadores de los Corsola porque roban sus cuernos para comerlos, sin embargo, ha tenido ligeros cambios porque los Corsola prefieren deshacerse de los cuernos voluntariamente y huir para evitar riñas con los Mareanie.
Sin mencionar que se viene más drama porque aquí vivimos por él jajaja
Nos vemos en el siguiente capítulo.
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