Todos los Pokémon adoraban la hora de la cena, pues el sabio anciano cada noche contaba una historia diferente. Ya sea sobre sus hazañas de cuando fue explorador, o, de aquellos cuentos que le contaban viajeros en cada una de sus aventuras. Sea como fuere, verlo y oírlo, era un deleite para los miembros del Pokégremio de Wigglytuff.

Aquella noche no era la excepción, antes de retirarse de la mesa, uno de los Pokémon pidió al anciano Torkoal contar una historia.

—¿Ya les conté la historia de la tierra y el océano? —preguntó el anciano.

—No —contestaron varios Pokémon al unísono.

—Érase una vez, hace mucho tiempo... —comenzó a hablar Torkoal—, el mundo estaba devastado por el feroz enfrentamiento entre Groudon, la encarnación de la tierra, y Kyogre, la encarnación del mar....

—Son Pokémon legendarios, ¿no es así? —le interrumpió Chatot.

—Si, lo son —respondió, carraspeó la gargante y continuó con su relato—. Mientras Groudon creaba montañas y continentes, Kyogre creaba grandes olas y océanos. Su violento duelo parecía eterno y no tener fin. —Suspiró, lo que hacía la historia más vivida—. Esta leyenda me la contaron en una biblioteca muy lejos de aquí. Ejem... El mundo se vio asolado por terribles tormentas y colosales incendios, era la batalla entre la tierra y los océanos, o, mejor dicho, entre sus representantes.

—Y, ¿qué pasó? —preguntó Tsareena, emocionada por querer saber más.

—Se halló una solución —continuó Torkoal—. El Prisma azul y el Prisma rojo pusieron fin a este desastre, unos orbes muy poderosos. La luz que emanaba del Prisma azul calmó la fiereza de Groudon; la del Prisma rojo, la violencia de Kyogre. Ambos, amansados, se adentraron en las profundidades del mar hasta desaparecer por siempre jamás...

—Pero deben estar en algún lugar, ¿no? —preguntó Kirlia.

—Son solo rumores —le contestó el sabio anciano—. Dicen que Kyogre surca el fondo de los mares, así que su ubicación no es precisa; sin embargo, en cuanto a Groudon, hay varios que aseguran que habita en el fondo de la Cueva Lava, pero nadie lo ha visto, como dije...

—Son solo rumores, sí, señor —le interrumpió Corphish y recayó en su error—. Perdón.

—No pasa nada —dijo Torkoal con una sonrisa—. Nunca tuve la oportunidad de verlos, vi otros legendarios, pero no a ellos y eso será otra historia... —Hizo una pausa y retomó su relato, pues los Pokémon le veían con sumo interés—. Aunque recuerdo haber contado ya, sobre los legendarios que conocí.

—Y el sabio anciano tiene la costumbre de no repetir historias —enfatizó Gothorita, orgullosa de su intervención.

—Eso es correcto —le dio la razón el viejo Torkoal—. Ahora, si me disculpan, me retiro.

Poco a poco, los Pokémon se fueron levantando de la mesa, cada uno tomaba un rumbo diferente y, solo fue Kirlia y sus amigas, quienes se quedaron unos minutos más.

—¿No sería grandioso confirmar la leyenda de esos Pokémon? —preguntó Kirlia.

—Siempre eres la que da esas iniciativas locas de comprobar las historias del anciano Torkoal y todas resultan siendo un peligro —se quejó Gothorita—. Además, oíste que Kyogre puede estar en cualquier lugar, no hay certeza de su paradero.

—Pero podríamos ir a la Cueva Lava —contraatacó Kirlia.

—¡NO! —chilló Tsareena—. Lava es igual a fuego, es decir, peligro para mí, demasiado peligro, realmente —enfatizó.

—Y nunca te dejaríamos sola —habló Kirlia, nuevamente—. Por otro lado, las misiones de la última semana fueron... ¿simples? ¿Fáciles? ¿No sería genial ponernos un nuevo reto?

—Ya tuvimos suficiente con el desafío de las aves —contestó Gothorita.

—Aunque eso me ayudó a evolucionar —se unió Tsareena.

—¿Entonces...? —La cara de Kirlia formó una sonrisa, que por momentos resultaba muy aterradora.

—Vamos, pero no vuelvas a sonreír así, ¡qué miedo! —protestó Tsareena.

Kirlia y Gothorita soltaron una carcajada, pero al cruzar miradas, Gothorita cesó su risa, se sintió por unos instantes vulnerable y que guardaba un secreto oscuro y retorcido sobre su amiga que no podía retener por mucho tiempo, aunque en sus adentros sentía que estaba exagerando.

Así, se dirigieron hacia la Cueva Lava, la cual se encontraba muy cerca del Volcán Magma, aquel lugar donde riñeron al poderoso Moltres. Recorren lugares que algún día visitaron, llenaba de recuerdos entrañables que generaban una sonrisa y una sensación cálida a la altura del pecho, y no justamente porque se tratara de un territorio donde la humedad era permanente. 

La Cueva Lava tenía luces naturales proporcionadas por Pokémon de la zona, muchos de ellos estaban inmiscuidos en sus propios asuntos, lo que hacía que la travesía de las exploradoras fuese una experiencia tranquila.

Sin embargo, antes de llegar a su destino, un enorme Camerupt que se veía muy furioso, les interrumpió el trayecto.

Tan pronto vio al grupo de amigas, de sus jorobas lanzó una gran cantidad de lava y rocas ardientes en dirección a ellas.

—¡Tengan cuidado! —gritó Tsareena.

Cada una de ellas, con gran agilidad, evitaron todo el fuego que caía en su dirección. Kirlia usó doble equipo para confundir al contrincante, mientras que Gothorita atacó con una bola sombra, el Camerupt recibió el ataque y retrocedió un poco; sin embargo, aquel ataque generó que se pusiese más furioso.

Su cuerpo se iluminó y con sus patas golpeó el suelo creando diversas grietas de las que salieron grandes cantidades de lava en dirección vertical, sin embargo, eran tantas que debían estar con los ojos bien abiertos para no verse perjudicadas por dicho ataque. Solo Tsareena resultó lastimada, pero fue curada por el pulso cura de Kirlia.

—Ánimo, ya casi nos deshacemos de él —susurró su amiga, una vez la curó.

Seguido a ello, un terremoto fue producido por Camerupt y todas recibieron el impacto, sin duda, era un adversario fuerte. Por otro lado, Kirlia atacó con hoja mágica, aunque los ataques de tipo planta no eran efectivos contra él, de alguna forma debían debilitarlo. Tsareena usó danza caos y generó que el adversario se confundiera, muy cerca de ella, Gothorita usó bola sombra y asestó el golpe, haciendo que el enemigo cayese de medio lado; lo habían derrotado.

El grupo de exploradoras continuaron su trayecto y fue hasta el fondo, tal y como indicó Torkoal, que Groudon se encontraba. Su aspecto era intimidante, medio muchos metros, ellas junto a tal Pokémon tan imponente, lucían como simples granos de arena.

—De acuerdo, se ve muy peligroso —indicó Kirlia—, pero podemos con ello.

—No, es mala idea —señaló Gothorita.

—Ya estamos cerca, no podemos rendirnos —insistió Kirlia.

—Yo no estoy dispuesta a retarlo —agregó Tsareena—. Es algo que se nos sale de las manos, podríamos...

—Chicas, ya hemos llegado muy lejos.

—No, Kirlia —habló nuevamente Gothorita—. Esta vez, lo más inteligente que podemos hacer es rendirnos.

—¡Nunca nos hemos rendido! —gritó Kirlia y se tapó la boca al ver que había subido la voz.

—Esta vez, tendremos que hacerlo —se unió Tsareena.

Y, por primera vez, se habían rendido ante el enemigo. Aunque Groudon no parecía haber reparado en la llegada de las exploradoras, lo que facilitó que ellas regresaran sobre sus pasos.

De vuelta a donde habían sostenido la batalla, el Camerupt ya no estaba y los demás Pokémon de la zona parecían no reparar en la presencia de ellas, o simplemente optaban por mantener la distancia.

Sin nada más que hacer ahí, Kirlia y sus amigas regresaron a la base del gremio.

Holis, ¿notaron la actitud de Gothorita?

Se viene el momento de la verdad, el momento en que ella decidirá confrontar a Kirlia porque la culpa la está comiendo viva y..., bueno, eso se verá en el siguiente capítulo jajaja

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