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15. Tiempo en familia.

El peso de la culpa recayó sobre Gothorita aquella mañana. Había pasado varios días sin visitar a sus padres y el cargo de consciencia le dio un gran golpe, dando como resultado que decidiera ir a la casa familiar y darles una sorpresa.

Por lo general, enviaba una carta a sus padres para informar sobre su día de visita, pero en esta ocasión, recayó en que sería fabuloso si llegase sin avisar y esperaba que fuese una sorpresa de las buenas.

Unos minutos más tarde, llegó a una casita de madera muy cerca del Pokégremio del Gran Bluff, lugar donde vivían los padres de Gothorita. Dio unos golpes en la puerta para anunciarse y esperar lo mejor.

Un Alakazam le abrió la puerta.

—¡Sorpresa, papá! —exclamó Gothorita y lo envolvió en un abrazo. 

—Vaya, es una completa sorpresa —respondió Alakazam correspondiendo el abrazo—. Es un gusto tener en casa, ¿cómo va todo siendo exploradora?

—Muy bien, siempre hay algo por hacer, ya sea luchar con malhechores o encontrar algún objeto para un Pokémon indefenso; es divertido, ¿dónde está mamá?

—Oh, nosotros también te tenemos una sorpresa, pero será mejor que te la demos los dos.

Gothorita ingresó a la vivienda y descubrió a su madre, una Gothitelle, con un huevo entre sus manos.

—Hola, hija, nos alegra tu visita.

—Me alegra también estar en casa —contestó Gothorita—, y esperaba darles una sorpresa, pero la sorprendida he sido yo. 

—Esta es la sorpresa —enunció Alakazam—. Tendrás un hermano o hermana, aún no lo sabemos.

—De hecho, estábamos por ir a visitar al médico —agregó su madre—, el huevo lo he puesto hoy.

El mencionado huevo era de color morado y, al acercarse, ella pudo sentir con sus propias manos el calor que emanaba. Una sensación extraña recorría su pecho y su panza. No sabría describirlo, pero era una emoción maravillosa, esa que alegra el corazón. Cuando era pequeña, molestaba a sus padres diciéndoles que quería un hermano o hermana; ser hija única, a veces, resultaba aburrido, pero contaba con la habilidad de hacer amigos fácilmente, así que con el tiempo le dejó de importar.

—Me gustaría acompañarlos a ver al médico, hay tanto que quiero contarles —dijo Gothorita.

—No hay problema —indicó su madre—. Será bueno para todos saber qué será lo que nacerá.

Así, el grupo se fue a visitar el médico más cercano, como la familia feliz que eran.

—¿Han notado algo extraño en la zona? —preguntó en medio del trayecto.

—Nada raro —dijo su padre.

—No, nada —contestó su mamá—. ¿Por qué?

—En algunas zonas de la región están pasando cosas raras —respondió Gothorita—, lo que quiero decir es que la naturaleza está sufriendo algún tipo de..., no sé cómo explicarlo; está perdiendo su vida, su energía, eso creo. Al parecer el daño se está extendiendo a diferentes lugares.

—Es horrible —mencionó Gothitelle.

—Pero estaremos atentos por si sucede algo extraño —agregó Alakazam.

—Aún no hemos investigado mucho con mis amigas —continuó Gothorita—, pero estamos reuniendo información de diferentes lugares y de Pokémon, eventualmente tendremos que hacer algo al respecto, lo bueno es que esa situación o esa afección, se mueve muy lento, pero sí, es eso, la naturaleza está perdiendo su brillo, se está... Muriendo.

—Es una tragedia, tendremos que pensar en qué hacer cuando eso suceda —señaló el Pokémon macho del grupo.

—De cualquier forma, vendré con más regularidad. —Gothorita sonrió.

—Eres una buena hija y juntos hallaremos solución a ese problema —habló su padre—. Gracias por advertirnos.

Tras un par de minutos más, llegaron al hospital más cercano, en donde fueron recibidos por una Chansey.

—Saludos y bienvenidos al hospital, ¿en qué puedo ayudarlos? —dijo Chansey.

—Hoy he puesto un huevo —respondió Gothitelle—, he venido con mi esposo y mi hija para ver el estado del huevo y saber qué saldrá de él.

—Por favor, acompáñenme —pidió la Pokémon rosa.

Pronto, se encontraron en una habitación con instrumentos médicos y maquinaria propia de un hospital. Se decía que todo eso fue construido por Pokémon musculosos y fuertes, pero nadie sabía a ciencia cierta que tan real eran esas afirmaciones.

Chansey tomó el huevo y lo examinó con detalle.

—Bien —comenzó a decir y lo examinó detenidamente, luego se valió de las herramientas que tenía a la mano y explicó—: está saludable, requiere de cuidado y nacerá del mismo tipo que su madre y heredará algún ataque de su padre. Siempre sucede esa forma, no hay dudas. Como es bien sabido, deben tener precauciones, hay Pokémon que gustan de robar huevos, por ello, es mejor cuidarlo en casa y evitar el exterior.

—No sabíamos eso —se disculpó Alakazam—, tendremos que tener mucho más cuidado al regresar a casa.

—Los depredadores son inevitables, señor —indicó Chansey—. Recuerden que podemos ir a casa, contamos con ese servicio, solo deben de enviar una carta y estaremos en su hogar. 

—Lo haremos cuando nazca la pequeña —dijo Gothitelle—, o, cuando nos encontremos mal de salud.

—Tendré una hermana —susurró Gothorita—, y será igual que yo, ¡qué emoción!

Los padres de Gothorita y ella, agradecieron por el servicio prestado y regresaron a casa, siendo precavidos con cada paso que daban, pues no estaban dispuestos a perder a su segunda hija sin que siquiera naciera.

De vuelta en casa, adecuaron un espacio para que el huevo pudiese descansar, como una especie de nido y así poder tener un lugar visible donde vigilarlo y darle el amor y cuidado que requiere para que naciese sana y fuerte.

—El día ha ido mejor de lo que imaginé —habló Gothorita—, me hace feliz estar con ustedes.

Gothitelle estaba preparando la cena para la familia y desde la distancia sonreía. Alakazam estaba acompañando a su hija mientras esperaban a por los alimentos. El resto del día habían pasado contado anécdotas y disfrutando la compañía de uno y otro, hasta el punto que llegó la noche.

—Necesito un consejo —expresó con timidez.

—¿De qué se trata, hija? —quiso saber Alakazam.

—Mi amiga Kirlia tiene una relación secreta con un Pokémon que tiene mala fama en las inmediaciones del gremio —contestó—, y hace poco los descubrí, estaban como en una especie de cita o algo así, pero se veían muy cariñosos y al parecer... Felices.

—¿Y cuál es el consejo que necesitas? —Se unió Gothitelle. 

—Quisiera confrontarla —respondió su hija—, pero no sé si sea lo correcto, siento que sería muy extraño pedirle una explicación, ella se veía tan feliz..., pero es una relación secreta, así que ella debe temer hablar del tema con nosotras, sus amigas.

—Ya veo —habló Alakazam—, si ella no se atreve a hacerlo por si sola, deberían hacerlo ustedes con tacto, indagar por qué lo ocultaba, se supone que son grandes amigas y confían una a la otra.

—Tienes razón —agregó Gothitelle—, también es importante dejarle saber que ustedes confían en ella y eso es suficiente para que ella confíe en ustedes, como ha dicho papá, con tacto, sin alterarse.

—Sí —dijo Gothorita mirando al suelo—. Es justo lo que pensaba, pero no creí que fuese correcto.

—Lo correcto es darle el espacio, la comodidad y confianza a la otra persona para que voluntariamente se sincere, de lo contrario, buscar el espacio para abrir sus corazones y decir lo que preocupa -enfatizó su papá.

Gothorita estuvo a punto de replicar, pero del exterior surgió un estruendo, el cual, era señal de que una fuerte tormenta se acercaba y que, seguramente, duraría toda la noche.   

—Será mejor que pases la noche acá, hija —sugirió su madre—, con esta tormenta no podrás regresar a la sede del gremio.

—Sí, lo haré —contestó con una sonrisa—. Muchas gracias por los consejos y por todo.

¡Hola!

Como pudieron notar, en este capítulo hice un guiño sobre la cría Pokémon la cual es vista más que todo en los juegos principales y en el anime, y, hablando de este último, también el guiño de Chansey, quien siempre ayuda a las enfermeras en la región.

Espero les haya gustado y nos vemos en un próximo capítulo.

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