14. Todo por un pastel.
Aquella mañana, el grupo de exploradoras revisaron el tablón, pero era muy temprano y no había sido actualizado. Ante dicha situación, decidieron salir y explorar la plaza, seguramente encontrarían algún Pokémon pidiendo ayuda.
Y así fue. Una Jynx se acercó hasta ellas con un gesto de preocupación.
—Hola, exploradoras —dijo Jynx—, justamente me dirigía al Pokégremio del Gran Bluff.
—Buenos días —saludo Gothorita—, ¿en qué te podemos ayudar?
—Mi amiga Froslass está en problemas —contestó—. Un Pokémon la ha atacado y le han robado un regalo que le llevaba a su hermano en lo profundo de la Gruta Helada.
—Odio tener que explorar territorios helados —se quejó Tsareena.
—Y siempre refunfuñas cada vez que vamos —contraatacó Kirlia.
—Pfff —respondió Tsareena y comenzó a caminar sin rumbo fijo—. En marcha, cuanto antes lleguemos mejor.
—No sabemos cómo llegar —habló Kirlia y se cruzó de brazos, no le gustaba cuando su amiga tomaba ese tipo de actitud.
—¿Cuál era el regalo que le llevaba? —preguntó Gothorita, fijando su atención en Jynx.
—Un pastel de plátano —contestó Jynx.
—Le llevaremos uno para ayudarla —dijo Kirlia con una sonrisa, ignorando que Tsareena ya estaba lejos.
Al ver que sus amigas seguían hablando con Jynx, Tsareena optó por sentarse en una roca en medio del camino y esperar.
—¿Qué sucede? —preguntó, al verlas acercarse.
-Llevaremos un pastel para ayudar a la Froslass que está en problemas -respondió Gothorita.
Tsareena no dijo nada, solo respondió a ello con un movimiento asertivo de cabeza.
—Como no saben dónde está la Gruta, yo les indicaré el camino —expresó Jynx.
Ninguna dijo nada y le sonrieron por su ofrecimiento.
Unos minutos más tarde, el pastel ya estaba preparado y se lo dieron a Jynx para que lo llevara mientras ellas se encargaban de los Pokémon salvajes que llegasen a aparecen en su trayecto.
Desde detrás de las exploradoras, Jynx daba las instrucciones de por dónde debían caminar para llegar a la Gruta Helada y, como era de esperarse, quedaba bastante cerca; sin embargo, la región era tan grande, que había varias zonas sin explorar y que ante sus ojos eran desconocidas.
Una vez llegaron a su destino, pudieron darse cuenta que para llegar a aquella cueva debían rodear el Pico Helado. Ante la majestuosidad de la montaña, no habían caído en cuenta de la existencia de ese lugar.
Tras unos metros, divisaron a la izquierda un precioso lago, ahí un Dewgong salió a saludar.
Tenían claro que había una gran cantidad de Pokémon que eran bastante territoriales, pero otros como aquel Dewgong, eran amigables con los visitantes.
Unos pasos más adelante, vieron a unos Sealeo jugar con bolas de nieve, estaban tan ensimismados en el juego que no repararon en la presencia de Jynx y las exploradoras.
—Ahí al frente —indicó Jynx, en donde pudieron ver en el suelo a una Froslass que estaba siendo auxiliada por un Delibird.
—Menos mal ha llegado ayuda —habló Delibird—. Le he dado una baya que llevaba, pero parece que no ha servido, sigue desmayada.
Kirlia se acercó hasta el cuerpo inconsciente de Froslass. Desprendía un frío que, si fuese en otro Pokémon, sería señal de alerta. Pero no estaba enferma, solo sumida en un sueño profundo por el efecto de haber luchado contra los malhechores, o, al menos, eso había indicado Jynx.
Usó pulso cura y esperó unos segundos. Lentamente, abrió sus ojos y reveló un azul cristalino precioso.
—¿Qué...? ¿Qué ha pasado? —preguntó Froslass, mientras poco a poco se orientaba, lucía bastante aturdida.
—Yo lo vi todo —declaró Delibird—. Un Weavile y sus esbirros la atacaron y le quitaron el enorme pastel que llevaba.
—Era un pastel para mi hermano —admitió Froslass—. Aunque me defendí, ese granuja no iba solo.
—Lastimosamente ese granuja, como ha indicado Froslass —comenzó a decir Delibird—, y sus amigos, son un dolor de cabeza en la Gruta Helada, se divierten robando a Pokémon indefensos y..., desafortunadamente, ninguno es lo suficientemente fuerte para hacerles frente.
—¿Sabes dónde viven? —preguntó Tsareena, su noble corazón y su sed de heroísmo la habían cautivado por lo narrado por el Delibird.
—No realmente —contestó el ave—, nadie lo sabe, pero recorren el territorio buscando a su próxima víctima, fueron hacia allá —concluyó, señalando hacia la zona occidente de la Gruta.
—Hemos traído este pastel para que se lo lleves a tu hermano —dijo Jynx, quien se había quedado en silencio desde la llegada del grupo—. Es gracias a las exploradoras.
—Muchas gracias —respondió Froslass y tomó el pastel—. Luce como el que le traje a mi hermano y que me han robado, seguro ya se lo habrán comido.
—Lo averiguaremos —expresó Gothorita.
—Pero, primero te dejaremos con tu hermano —agregó Kirlia—, después nos encargaremos de esos atrevidos Pokémon.
Froslass agradeció nuevamente por aquel gesto y, tanto Jynx como Delibird, tomaron caminos diferentes, su trabajo había terminado ahí, no sin antes agradecer a las exploradoras por todo el esfuerzo.
Tras unos minutos el grupo llegó al lugar en donde se alojaba el hermano de Froslass: un Glalie, el cual lucia bastante intimidante.
—¡Hermana, qué gusto verte! —exclamó al reparar la presencia de Froslass.
—Hola, hermanito —dijo Froslass—, estas exploradoras me han escoltado porque saben de la existencia de Weavile y su pandilla y te traje un regalo para compartir juntos.
—Esos detestables... —gruñó Glalie, pero dejó sus palabras suspendidas en el aire—. Les daría su merecido, pero no soy tan fuerte para enfrentarme a todos ellos, además, son muchos.
—Pero nosotras nos encargaremos —dijo Kirlia y llamó la atención de Glalie—. Hola, me llamo Kirlia y ellas son mis amigas, Tsareena y Gothorita, somos exploradoras del gremio de Wigglytuff.
—Es un gusto saludarlas —contestó el aludido—, espero se encarguen de ellos y gracias por escoltar a mi hermana sana y salva.
—Hubo un ligero inconveniente, pero estoy bien —confesó Froslass.
—¿Te atacaron? —preguntó Glalie, con una rabia contenida.
—No fue nada y lo importante es que llegué bien —dijo su hermana para mantenerlo tranquilo.
—Bueno, iremos a buscarlos —habló Gothorita, pues se comenzaba a sentir una tensión en el ambiente.
Froslass agradeció una vez más y las chicas se dirigieron hasta donde Delibird les indicó antes de haberse marchado.
Como era de esperarse, ahí se encontraba Weavile y su pandilla: tres Sneasel, con los cuales estaba devorando el pastel que le robaron a Froslass.
—¡Eso no les pertenece! —gritó Kirlia extendiendo una mano en dirección a los malhechores.
Ante aquellas palabras, centraron su mirada en aquella Pokémon y se comenzaron a acercar lentamente.
—¿Y ustedes quiénes son? —preguntó Weavile al cerciorarse que la Kirlia iba acompañada con otros dos Pokémon.
—Somos exploradoras y venimos a darte una lección por arrebatar cosas ajenas —dijo Gothorita.
—Y por cosas ajenas, ella se refiere al pastel que estaban devorando —agregó Tsareena, aunque retrocedió un poco al ver la mirada inquisitiva del jefe de la pandilla.
—Bien, si osan retarnos —pronunció Weavile, quien al parecer era el líder—. Ataquen.
El Weavile se abalanzó a las exploradoras con un ataque de golpes furia y sus esbirros Sneasel imitaron dicho movimiento, cada uno de ellos atacando desde diferente flanco, con el fin de rodear a sus atacantes.
Kirlia atacó con voz cautivadora y evitó que el Weavile culminara su ataque. Gothorita usó pantalla de luz repeliendo el ataque de dos Sneasel y Tsareena usó reflejo para atajar el ataque del Sneasel restante.
Los malhechores no se rindieron. Weavile se lanzó nuevamente con un ataque de cuchillada y Kirlia usó doble equipo para confundir al enemigo y remató con una hoja mágica. Los demás volvían a usar golpes furia, dos de ellos hacia Gothorita y el otro contra Tsareena.
Gothorita usó bola sombra para repeler a sus atacantes y recibieron el impacto del ataque, por otro lado, Tsareena uso pisotón cuando tuvo al Sneasel cerca y ambos ataques colisionaron. Era una batalla ardua, aunque el Weavile lucía bastante enérgico, sus esbirros ya se veían cansados.
Nuevamente el Weavile tomó la iniciativa de atacar y optar por una posición ofensiva, se acercó hasta ella con sus garras iluminadas en luz violeta y con un golpe de tajo umbrío, Kirlia recibió el golpe, pero usó pulso cura para reponerse y luego contraatacar con hoja mágica, el cual tomó por sorpresa al atacante y lo hirió de gravedad.
Por otro lado, Gothorita usó psicorrayo antes de que los Sneasel se acercaran con un ataque de garra metal. Muy cerca de ellos, Tsareena recibió el ataque chirrido por parte de su atacante, pero se recuperó rápidamente para usar danza caos. El secuaz de Weavile quedó confundido y se interpuso en medio de los atacantes de Gothorita, quien recibió unos golpes por parte de sus compañeros y ese momento de confusión lo usó la Pokémon de tipo psíquico para atacar con psicorrayo y dejar derrotados al grupo de Sneasel.
Weavile estaba cansado, pero no se iba a rendir, aunque sus compañeros ya estuviesen debilitados. Sin tiempo que perder se acercó hasta Kirlia con gran velocidad para asestar un ataque rápido, pero repeló a su atacante con voz cautivadora y después lo empujó con su pierna con una patada que realizó en el aire. Se sentía frustrado, pero no podía rendirse; sin embargo, su energía se extinguía cada vez más.
—Ríndete de una vez —pronunció Kirlia—, estás en desventaja, y si vuelves a fastidiar, estarás en problemas, este territorio es cuidado por exploradores Pokémon.
Y al pronunciar estas palabras, sus amigas se acercaron. Los Sneasel por otra parte, se levantaron del suelo y se escondieron tras su jefe Weavile.
—Vámonos —pronunció el jefe—. Buscaremos un nuevo hogar, la Gruta Helada ya no es un lugar para nosotros.
—Pero, jefe... —se quejó uno de los Sneasel, el más alejado del grupo.
Weavile le gruñó y los demás no tuvieron opción que seguirlo, dejando no solo al grupo de exploradoras, sino a lo poco que quedaba del pastel.
Pronto, las exploradoras volvieron al refugio de Glalie y su hermana, dejando la noticia de que Weavile y su pandilla no volverían a causar más problemas. Los hermanos agradecieron una vez más y aseguraron que difundirían la buena nueva.
Kirlia y sus amigas sonrieron y regresaron al Pokégremio. La satisfacción del deber cumplido, era la mejor recompensa.
¡Gracias por continuar leyendo esta historia!
Aunque la mantuve congelada por un tiempo, les recordaré en cada oportunidad que no será abandonada, a veces me demoro en actualizar porque otras actividades no me dan el tiempo para escribir, pero aquí seguimos y espero la estén disfrutando.
Nos vemos en el próximo capítulo.
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