—¿A dónde vas? —preguntó Gothorita, al ver a Kirlia saliendo del gremio de forma misteriosa, como queriendo evitar que la viesen salir.

—Iré a visitar a mis padres —respondió Kirlia y retomó la marcha.

La respuesta no era del todo una mentira, sí visitaría a sus padres, pero lo haría después de ver a su amado Scrafty. Kirlia miró una vez más hacia atrás y, al parecer, no había nadie cerca. Pasó una de sus manos hacia la altura de la frente, de izquierda a derecha.

—Eso estuvo cerca —pronunció, ya en soledad.

Caminó por la ruta del sur, ingresó a la cafetería Spinda, no sin antes mirar en todas las direcciones por si alguien la estaba siguiendo, dentro de sí, tenía esa sensación de sentir que la observaban, pero los Pokémon de la zona parecían enfrascados en sus propios asuntos y no había caras conocidas.

—Bienvenida a la cafetería Spinda, el sitio ideal para disfrutar de las bebidas más refrescantes —saludó Spinda, dando vueltas sobre su sitio, sin duda, tenía mucha energía—. ¿Qué desea probar hoy?

—Dos zumos, por favor —contestó Kirlia—. Uno de gomi oro y uno de gomi negra.

—¡Excelente elección! —clamó Spinda—. Se agita por aquí, se agita por allá, se remueve bien... ¡Y ya está! Zumo de gomi oro y zumo de gomi negra, ¿desea que le prepare algo más?

—No, gracias, eso es todo.

Kirlia pagó por las bebidas y salió de la cafetería. Una vez en exterior, esa extraña sensación de ser observada se hizo presente.

—Tengo que hacer algo —se dijo a sí misma—. Me siento como si hubiera hecho algo malo, pero...

No pudo continuar la frase porque fue interrumpida por un suspiro.

Siguió el camino del sur hasta un bosque cercano a la Mina Electrón, un lugar donde convivían varios Pokémon de tipo eléctrico y del tipo acero. 

—¡Hola! —saludó Scrafty y la envolvió entre sus brazos—. Me alegra verte.

Aquel abrazo la hizo sentir que estaba en un refugio seguro. Si tan solo sus amigas supieran..., pero cuando se enteraran, seguramente la juzgarían; después de todo, era conocido en la región por ser un chico malo y que siempre estaba inmiscuido en riñas y problemas diversos, aun así, Kirlia lo quería por quien era y por cómo la hacía sentir cada vez que estaban juntos.

—¿Todo en orden?

—Sí —respondió Kirlia—. Eso creo... Lo que pasa es que no le he dicho a mis amigas que salgo contigo.

—Oh, vaya... —dijo su compañero y suspiró.

No quería ahondar en el tema, siempre salía a relucir la situación que ambos llevaban, básicamente, llevar una relación a escondidas; sin embargo, en el caso de Scrafty, sus amigos ya sabían y eran felices por él, no podían hacer o decir más porque, al fin y al cabo, aunque lo intentaran, eso no cambiaría lo que sentía por su chica y, si dijesen algo, lo ignoraría porque no dependía de la aprobación de sus compañeros y eso esperaba que sucediera con Kirlia.

—He traído un zumo que te gusta mucho —habló Kirlia para romper aquel silencio que les rodeaba.

Aunque no le importaba que estuviesen en silencio, no decir nada también correspondía una señal y era la de disfrutar su compañía sin palabras que mediaran entre ambos. 

—Gracias —dijo con una sonrisa y le estampó un beso en medio de sus antenas.

—A ti... A pesar de que no he tenido el valor de decirle a mis amigas que eres...

—Pues deberías hacerlo, yo pensaba lo mismo que tú y le dije a mis amigos, lo único que me dijeron es que estaban felices por mí, si yo soy feliz, ellos también lo estarán. A veces nos precipitamos y pensamos lo peor de una situación, pero lo cierto de todo ello es que, siempre, siempre piensas lo peor y, cuando conoces la verdad, resulta ser algo que no tenías previsto; sobre todo, resulta todo lo contrario a lo que te imaginas.

Kirlia le quitó la capucha y le dio un beso, para luego envolverlo en sus brazos. Era una chica fuerte y llena de energía, que tuviese un novio no sería objeto de odio por parte de sus amigas, ¿o sí? No tenía certeza de eso y sus pensamientos negativos eran el máximo enemigo, para saber cómo lo tomaban sus amigas, tendría que hablarles del tema, una vez que lo hiciese, podría descansar. Empero, ese miedo irracional se apoderaba de ella.

—Estás nerviosa —dijo Scrafty y le dio un sorbo a su bebida.

—Agradezco tu compañía y tus palabras, tu amor es grandioso, Scrafty, pero no tengo las palabras para decirles que estoy contigo.

—No es cosa de otro mundo. —Soltó una risa nerviosa—. Solo dices que estás saliendo con un chico grandioso, bondadoso y muy divertido y que responde al nombre de Scrafty.

Kirlia también soltó una risita, no podía creer que ese fuese su consejo, pero tenía razón, sin embargo, sus padres tenían las palabras correctas y exactas para soltar aquella bomba. 

—Les diré a mis padres —confesó—, creo que eso será menos terrorífico que decirles a mis amigas.

—¿Y me los presentarás?

—Incluso podría invitarte a cenar con ellos.

—Pues hazlo. —Y levantó los hombros como señal de que, aunque hiciese lo contrario, no le molestaría. Era un chico bastante relajado y se le atribuía esa característica a su naturaleza serena y era un atributo que Kirlia amaba.

—Lo decía bromeando, pero si quieres, entonces ya no es una broma.

Scrafty soltó una carcajada y le dio un sorbo a su bebida. Por los nervios, Kirlia había apurado su bebida en cuestión de minutos.

—Eres muy graciosa y, si es una invitación formal, la acepto.

—De acuerdo —soltó Kirlia con una larga exhalación—. Si puedo lidiar con mis padres, con mis amigas será más sencillo.

—Perfecto, entonces vamos.

Scrafty le extendió una mano y se dejó guiar hasta la casa de los padres de Kirlia.

Muy cerca de aquel lugar, una silueta se asomaba levemente tras un árbol, tras perderse la pareja en la espesura del bosque, aquel Pokémon misterioso salió de su escondite. Gothorita los había visto y estaba tan estupefacta que no sabía cuál sería su siguiente movimiento, mientras pensaba cómo debía proceder, soltó las palabras que dentro de sí se estaban atragantando.

—Si le digo a Tsareena lo que he visto, enloquecerá.

***

Unos minutos más tarde, llegaron a una rustica cabaña, era un lugar demasiado hermoso a simple vista, una madera del color de las almendras, con un par de ventanas y un bonito jardín en todo el frente.

Kirlia se anunció con unos golpecitos sobre la puerta.

—¡Hija, qué alegría verte! —exclamó una Gardevoir tras abrir la puerta ante el llamado.

—Mamá, él es Scrafty..., mi novio.

—Oh... ¡Vaya sorpresa!, ¡por favor, sigan!

—Gracias —contestó Scrafty—, es un placer estar aquí.

—Cariño —pronunció Gardevoir—, nuestra hija ha venido con su novio.

Un Gallade se acercó hasta los Pokémon que se hallaban reunidos en la pequeña sala de la vivienda, el silencio se podía cortar con un cuchillo, pero fue el hombre de la casa, quien se decidió a hablar.

—Asumo que llevan mucho tiempo juntos, o, tal vez poco, ¿cómo se conocieron?, ¿desde hace cuánto?

—Yo... lo conocí en la cafetería Spinda que queda cerca del gremio del Gran Bluff, y... Ahí me comenzó a hablar y resultó ser muy divertido, unos meses después confesó que yo le gustaba y resultó que yo también me sentí atraída y... Eso es todo, aunque, nadie más sabe que estamos juntos, solo ustedes —finalizó Kirlia su relato.

—Y desde ahí se convirtió en nuestro lugar favorito —agregó Scrafty.

—Es una historia realmente hermosa —confesó Gardevoir.

—Pudo haber sido con un Pokémon de tu misma especie, pero... —habló Gallade, aunque sintió la mirada amenazadora de su esposa—. Nos alegra verte feliz, eso es lo más importante, porque lo eres, ¿no es así?

—Sí, lo soy —contestó Kirlia—, pero no he podido decirles a mis amigas y eso me hace sentir mal, además, han estado pasando cosas extrañas en la región, tal parece que el Pokémon legendario Yveltal está absorbiendo la energía de la naturaleza, eso ha hecho que también esté un poco nerviosa.

—Hemos escuchado eso, hija —escrutó Gallade—, aunque solo han sido rumores, no lo hemos comprobado aún.

—Si pudiste decirles a tus padres que te han cuidado y entrenado desde que saliste del huevo, estamos seguros de que podrás revelar este asunto a tus amigas y ellas entenderán; aunque tu padre no parece del todo convencido, no fue difícil confesar, ¿o sí?

—No —respondió Kirlia—. Estaba nerviosa, pero tenerlo a mi lado y estar con ustedes..., siento que todo fluyó naturalmente.

—Ahí lo tienes —expresó Gallade—. Ahora, estaba por llevar a tu mamá a dar un paseo antes de cenar, ¿se unen?

Kirlia y Scrafty asintieron.

Sus padres indicaron el camino y ellos se unieron a la travesía, mientras poco a poco el sol comenzaba a ocultarse tras las lejanas montañas.

I'm back!!!!

Como podrán notar, hemos conocido a los padres de Kirlia, ¿no son adorables?

¿Qué creen que pasará ahora que Gothorita sabe sobre el romance secreto? Dejénse venir con sus teorías, estaré encantado de leerlas :3

Gracias por leer y nos vemos en el próximo capítulo.