Memorias Del Corazón [1/3]
Una mañana soleada.
Perfecta para un relajante día de playa, sólo disfrutando del sol, el mar y la arena.
Aunque claro, los planes podían cambiar repentinamente de un momento a otro.
De repente, la tranquilidad del lugar se vio rápidamente interrumpida debido al impacto de una Bola Sombra contra unos picos rocosos algo alejados de la orilla pero perfectamente visibles.
--- ¡En el blanco! ---. Grito con emoción una pequeña Pokémon cuadrúpeda, admirando como su ataque había sido lo suficientemente fuerte como para reducir esos picos a pequeños trozos que serían devorador por el océano. --- Muchísimo mejor que la última vez ---. Sonrió confiada, quizás no sería mala idea quedarse y entrenar un poco más.
Sin embargo, y cómo se dijo con anterioridad, los planes son cambiantes. Y en este caso particular, el que estuviera pendiente del océano fue una bendición disfrazada.
--- ¿Eh? ---. Se cuestionó al percatarse de algo extraño entre las olas, algo que rl mar estaba arrastrándo hacía la playa. --- ¿Qué es eso? ---. Volvió a preguntarse mientras se apresuraba a acercarse.
Angustia.
Angustia fue lo primero que sintió conforme se acercaba más hacia lo que sea que el mar trajo. La preocupación siguió a la angustia una vez que pudo distinguir a la silueta azul y negra que ahora yacía frente a ella.
Efectivamente, se trataba de un Pokémon, siendo más específicos, de un Lucario, inconsciente y muy lastimado debido a varias heridas abiertas presentes en todo su cuerpo, pero la más preocupante de todas era un feo golpe en su cabeza.
--- ¡Maldición! ¡Si es un Pokémon! ---. Grito la pequeña Pokémon apresurandose a llegar hasta él y tomar sus signos vitales.
Sorprendentemente, pudo escuchar que su corazón aún latía tras apoyar su oído contra el pecho del contrario, aunque este era algo débil. Sus heridas también era algo a tener en cuenta, sobretodo la de su cabeza, pero el hecho de que esté siguiera respirando debía de ser una buena señal.
--- Menos mal, sigues vivo... ---. Suspiro sintiendo un considerable alivio, sin embargo, rápidamente volvió a tomar una postura preocupada. --- No puedo dejarte aquí, debo ayudarte... Pero... El pueblo más cercano está a una hora de distancia, y no puedo llevarlo a rastras hasta ahí con mi tamaño ---. Se dijo a si misma notando la más que obvia diferencia de tamaño y peso entre ambos. --- ... A menos que... ---.
Fue entonces que una idea surgió en su cabeza.
Usando sus habilidades ilusorias, la pequeña adquirió la forma de un Pidgeot, no era la mejor opción para llevar a cabo su plan pero era mejor que arriesgarse a convertirse en un Pokémon terrestre o acuático y tener un accidente en el camino.
--- ... Por favor, que esto funcione... ---. Susurro para si misma mientras levantaba vuelo.
Acto seguido, procedió a tomar a aquel Lucario con sus nuevas garras con la suficiente fuerza para mantener firme su agarre pero teniendo sumo cuidado de no empeorar sus heridas.
Una vez estuvo segura de que todo estaba listo, se apresuró a emprender el camino hacia el pueblo, rogando poder resistir el viaje hasta allá, ya que no tenía mucha práctica usando sus ilusiones como forma alternativa de transporte, mucho menos mientras cargaba a otro Pokémon.
--- Ngh~ ... Agh~... Mi cabeza ---. Se quejaba en voz baja aquel destrozado Lucsrio, quién comenzaba a abrir lentamente los ojos aunque se le notaba algo débil.
--- Oh, ya despertaste ---. Dijo una voz femenina, la cuál sonaba bastante aliviada.
--- ¿¡Eh?! ---. Lo repentino de aquel comentario fue suficiente para que aquel Pokémon se despertará por completo y, por un momento, esa debilidad que su cuerpo mostraba se desvanecerá, siendo capaz de incorporarse un poco. --- ¿D-Donde estoy? ---. Preguntó volteando en dirección hacia donde escucho esa voz.
Fue entonces que su mirada se cruzó con la de aquella extraña que lo había rescatado. Una pequeña Pokémon cuadrúpedo, pelaje de un tono grisáceo claro, su cabeza poseía un mechón de pelo blanco terminada en una zona rojiza de aspecto etéreo y esponjoso al mismo tiempo. Mechones de pelo similares cubrían su cuello y su cola, la zona final color rojizza de la cola flota en el aire y se meneaba por todas partes cuando se movía. Ojos grandes y de color amarillo anaranjado, cubiertos por unos párpados caídos y rosados que le dan una expresión apenada, además de presentar unas pequeñas cejas sobre sus ojos de color rojizo.
--- Tranquilo, estas a salvo ---. Dijo aquella Pokémon en un intento por mantener tranquilo al tipo lucha.
--- ¿Q-Quien eres tú?... ¿C-Cómo llegue aquí? ---. Cuestionó nervioso aquel Lucario, sintiéndose algo incómodo por la presencia de aquella extraña, pero inquietantemente, adorable extraña.
--- Calma, no tengo malas intenciones... ---. Dijo la pequeña manteniendo su tono suave. --- Mi nombre es Melisa pero puedes decirme Meli, soy una Zorua de Hisuí... Me encontraba entrenando en la playa cuando las olas arrastraron tu malherido cuerpo hasta la orilla ---. Explicó la pequeña tipo fantasma. --- Me dio un buen susto pero por suerte aún respirabas, sin embargo, tus heridas eran bastante serias... Mi plan original era llevarte a mi pueblo natal para que te atendieran pero este está algo lejos, por lo que decidí traerte a mi casa y curarte lo mejor que pude ---. Concluyó.
Al oír esta explicación, aquel Lucario presto un poco más de atención al lugar donde se encontraba. Efectivamente se encontraba recostado sobre una cama hecha de hojas dentro de una pequeña habitación con paredes de madera y techo de una combinación de hojas y hierba seca.
Volviendo a su condición actual, este pudo notar como varias partes de su cuerpo estaban cubiertas por varios vendajes, principalmente sus piernas, brazos, torso y cabeza, lo cuál le daba cierta veracidad a la historia de la Zorua.
--- ¿Fui arrastrado por el mar?... ¿Llegué a la orilla?... ---. Cuestionó aquel Lucario en voz alta. --- Yo... No recuerdo eso ---.
--- ¿No? ---. Preguntó Melisa, visiblemente preocupada por esa respuesta. --- Am... ¿Podrías decirme quién eres? ---. Volvió a preguntar.
Aquella pregunta provocó que el contrario permaneciera en silencio por un rato largo. Poco a poco, su rostro comenzaba a mostrar una expresión que reflejaba confusión, angustia, pero sobretodo, miedo.
--- Yo... No lo sé... ---. Respondió finalmente.
--- ¡¿Cómo que no lo sabes?! ---. Cuestionó Melisa, cuya preocupación iba en aumento al ver que sus sospechas se confirmaban. --- Digo, ¿al menos sabes cuál es tu nombre? ---.
--- Yo... ---. El Lucario permaneció un momento en silencio. --- No lo sé... No puedo recordar nada... Mi único recuerdo es despertar aquí... ---.
El rostro de la jóven Zorua, el cuál poseía una expresión una expresión de angustia natural, se contorsionó aún más ante la respuesta del mayor, confirmando sus peores temores.
--- No puede ser... ---. Dijo preocupada. --- Tú... Padeces de amnesia... El accidente que tuviste debió de ser muy grave como para que terminaras así... ---.
Tras esto, ambos permanecieron en silencio sin despegar la mirada del otro, probablemente procesando a su manera lo que estaba ocurriendo. Melisa era consciente de que esté podría tener alguna secuela duradera basándose en la gravedad de sus heridas, especialmente la de su cabeza, sin embargo mantenía una pequeña esperanza de que no fuera tan grave.
No estaba preparada para enfrentar algo como esto.
--- ... ¿De verdad no recuerdas nada? ---. Preguntó en voz baja, a lo que él contrario negó con la cabeza.
--- No... Estoy intentando recordar algo... Mi nombre... Mi hogar... Mi familia... Pe- ¡Ngh~! ---. El Pokémon tipo lucha se llevó rápidamente las manos a la cabeza al sentir un dolor punzante.
Al ver esto, Melisa no dudo en acercarse para darle algo de apoyo.
--- T-tranquilo, no te fuerces ---. Dijo en un tono preocupado. --- De nada vale intentar forzarte a recordar, sólo te provocarás más dolor ---.
--- P-Pero... ¿Qué tal si mi familia me esta buscando? ---. Cuestionó nervioso el tipo lucha-acero. --- Quizás tengo una esposa, madre padre e hijos que no saben dónde estoy y están preocupados por mi ---. Dijo nervioso.
--- Lo sé, créeme que entiendo como te sientes, yo también actuaría igual si estuviera en tu situación pero tratar de forzar las cosas no va a ayudar y sólo te harás más daño... Además, tu cuerpo tampoco está en las mejores condiciones como para que puedas moverte con normalidad ---. Explicó la Zorua. --- Quiero ayudarte pero necesito que tu también pongas de tu parte ---.
Su lógica era implacable, incluso en ese estado, el Lucario podía entender que la hembra tenía un buen punto. Cosa que se vio reforzada cuando este volvió a tumbarse en la cama al sentir como el dolor del resto de sus heridas se hacía más fuerte.
--- Esto es lo que haremos, tú permanecerás en reposo hasta que tu cuerpo recupere sus fuerzas mientras que yo me encargaré no sólo de tratar tus heridas, sino que también iré a hablar con el líder de mi pueblo natal sobre tu situación para que nos ayude a localizar a tu familia ---. Explicó Meliss en un tono firme aunque, más autoritario, era casí maternal. --- Hasta que sepamos algo de tu familia, o logres recordar algo en concreto, te quedarás conmigo ---.
La realidad era que no podía dejarlo sólo estando en un estado tan vulnerable mentalmente hablando. Había demasiados Pokémon de valores cuestionables que no durarían en aprovecharse de él si les resultaba beneficioso.
Lucario se tomó un momento para pensar en la propuesta de la Zorua. Por un lado se sentía algo avergonzado de que una Pokémon, aparentemente más pequeña que él, le estuviera tratando como si fuera un niño, pero por el otro lado no podía negar que era una buena idea, después de todo no podía hacer ni ir muy lejos con sus heridas aún abiertas, por lo que necesitaba un poco más de ayuda.
Además, era lo mínimo que podía hacer para devolverle el favor luego de que ella se tomará la molestia de rescatarlo.
--- ... Esta bien, acepto tu propuesta... ---. Asintió con una leve mueca de dolor. --- Es lo mínimo que puedo hacer luego de haberte causado tantos problemas ---.
--- No me causaste ningún problema, puedes estar tranquilo en ese sentido ---. Dijo Melisa con una leve sonrisa. --- Por ahora lo mejor es que descanses, es lo que más necesitas en este momento, luego pensaremos en como debo llamarte hasta que recuerdes tu nombre ---. Sugirió.
--- Esta bien Meli, lo intentaré ---. Lucsrio asintió.
--- Cualquier cosa que necesites, sólo llámame y vendré corriendo ---. Dijo antes de retirarse de la habitación, dejando al mayor sólo.
Aquel Lucario permaneció un buen rato pensativo mirando hacia el techo, reflexionando sobre todo lo que le estaba pasando. Pesé a todo tenía algo bastante claro, algo muy grave y traumático tuvo que haberle pasado para terminar en este estado.
Sin embargo, estaba agradecido con Meliss, no tenía ninguna obligación de ayudarlo y aún así decidió hacerlo sin esperar nada a cambio.
Quizás el tener que convivir con ella durante un tiempo no sería tan malo.
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