Capítulo 13
Si aceptan ser obedientes, comerán de lo mejor que produce la tierra, pero si insisten en ser rebeldes, morirán sin remedio en la guerra.
— Isaias 1:19-20
Cualquiera que oyese el caminar que transcurría en uno de los largos y fríos pasillos de Albihar diría, que en todo el uso de la palabra, era una persona con sumo ímpetu trasladándose por ellos, pues los sonidos de unas grandes botas se hacían notar. Cada paso resonaba en todo lo largo y silencioso del sitio, como si la intimidad fuera desvaneciéndose a cada que se acercaban al lugar dónde debían detenerse.
Siendo casi un acierto en su totalidad, pues eran dos personas en lugar de una, con cierto apuro iban en camino a uno de los grandes salones que aquella fría morada contenía. Las botas de Iangguk resonaban por su propio peso, mientras que de manera opuesta su acompañante mantenía un insonoro caminar, el único ruido que provino de él fueron la de las puertas de su despacho al cerrarse.
De esa forma, ambos hombres tan distintos tomaron sus respectivos asientos. Tier no dudó en tomar la carpeta que tenía plasmado el nombre de quién ahora tomaba toda su atención, poniéndolo sobre la mesa.
Iangguk observó la misma, la carpeta probablemente contenía más páginas que las que le gustaría, imagino cuánto de sí debía de contener aquellas blancas hojas ahora impresas con cosas que realmente no deseaba. Sobre su vida. Sobre todo lo que había tenido y todo lo que cambio, todo su largo transcurrir.
— Puedes verlo si quieres— comentó Tier, mientras se doblaba de piernas, acomodándose un poco más. Podía ver con polaridad en el cuerpo del otro su aparente incomodidad, con los hombros y mentón tensos — es la información que hemos logrado recabar sobre ti, sobre tu día a día, trabajo, familia y demás.
El hombre no se movió. No dijo nada y mantuvo la vista fija sobre el documento por otro largo momento y a Tier no le agradaba la espera, tomo entre sus manos el documento, hojeando la misma.
— Dorhn IanGguk, nacido en Brasil, 29 años de edad, con un metro, noventa y seis centímetros— Tier se detuvo un segundo para mirarlo, como queriendo comprobar que en efecto su altura estaba en lo correcto, asiente al parecerle acertado. El contrario no lo miraba, por lo que continuo — nacido el 23 de abril, taurino, mediante inseminación in vitro, diagnosticado con insensibilidad congénita desde muy joven, tu madre se llama María Souza, tu padre Christian Dorhn, ambos casados, católicos.
Tier levantó la vista una vez más, esta vez si contaba con su atención, su oscura mirada estaba sobre su rostro, el rubio puso sobre el escritorio la foto de ambos adultos mencionados y él los tomó unos segundos después para pasar a mirarlos.
— Tuviste una buena crianza, padres amorosos, que contaban con buena educación y que siempre te inculcaron lo mejor, ayudaban a los pobres, leí que tu madre es excelente en cuánto a la cocina, tu padre es un militar retirado y tú un condecorado de las fuerzas especiales, te casaste con tu primera novia. Cosa que, si me preguntas, es sorprendente. Lee Joobin, con quién tuviste una hija, Hye Dorhn, que tiene seis años, es un sol, es preciosa, al igual que su madre, realmente unas princesas— él volvió a darle las imágenes en cuanto terminó la oración.
Vio al hombre más pálido de lo que se imaginaba, con la mirada más perdida en cuánto tomó sus respectivas imágenes.
— Tú vida fue como un cuento de hadas, cumpliste con cada meta, llegaste a todo lo que te inculcaron, todo lo que querías, una buena familia, un matrimonio rebosante de amor, una hija encantadora, por lo que me han comentado era algo de ensueño, lamento que las cosas hayan cambiado para ti, su muerte fue inesperada — Tier podía ver aquel rostro, el cómo dolía ver aquellas imágenes, volviéndose más lejanos y vacíos.
Quizás no debió pasarle la imagen de la mujer, debió reconsiderarlo, tener mas cuidado, pues en ella estaba en la parte izquierda la de su rostro y del lado derecho la imagen de la lápida que le correspondía.
Le dio un poco más de tiempo antes de proseguir.
— Tan inesperado como la decisión que tomaste poco tiempo después de su muerte ¿no pudiste contener esa rabia? Te negaste a hablar sobre aquello incluso en el juicio, nunca expresaste el qué fue lo que te llevó a matarlos, fuiste completamente solo, mataste a todos aquellos hombres y llamaste a la policía, por lo que se sabe te sentaste en medio de todos ellos y esperaste a que llegarán y te entregaste sin más, desde ese momento no diste una sola palabra al respecto —todo aquello era increíble para el joven rubio, haber leído toda esa información lo había fascinado por aquel detalle, desde que lo supo, deseó aquella respuesta con tantas ganas y ahora que tenía de frente al autor, su inmensa curiosidad chispeaba como fuegos artificiales.
Dejó la carpeta sobre el escritorio, poniendo los codos sobre el mismo para inclinarse y estar un poco más cerca.
— ¿Qué hizo que decidieras que todo lo que tenías de valor en tu vida no era suficiente y aceptaras tantos años en prisión luego de ser un hombre de ley?— La voz de Tier tenía cierto tono que le recordó a sus colegas que habían tomado su caso, curiosidad; la misma que para Iangguk fue molesto, pero incluso en ese instante simplemente no quiso hablar.
Su vida estaba resumida en esa minúscula conversación, le parecía irónico que el contrario se tomase el atrevimiento de hablarle siquiera de todo ello, pero debía de aceptar que ciertamente se tomó el tiempo de aprenderse su vida.
— ¿Cuál es la razón por la que estoy aquí, es porqué quieres saber eso o piensas que trabajaré para ti? — su voz, era simplemente terciopelo para la audición de Tier, no era fuerte, pero sí gatuna, ronroneaba en cada oración, reluciente el dato de que vocalizaba pasando de la lengua materna a otra aprendida con los años, siendo igual de dulce al oído, pero no quitaba que le estaba hablando con un tono que no le gustaba.
—¿Sería algo codicioso decir que ambas opciones me interesan?— Tier lo era, codicioso. No era algo nuevo sin embargo la amarga media sonrisa del hombre que tenía frente hacía que ese aspecto suyo picase un poco más. Pronto nota que no tendría más respuesta que una mirada inquisitiva, el rubio acomodó su cuerpo una vez más, acercándose a él como podía sin llegar a exagerar con los codos sobre la mesa— Dime IanGguk ¿que debería hacer un hombre como yo para poder contar con tu lealtad y servicio?
— Volver a nacer— respondió el mayor sin duda, su rostro era firme, su quijada se marcaba a la par que deducía que sus dientes se chocaban entre sí en un baile de tensión, todo en él era duro, directo, sin rodeos, incluso su cuerpo, pero para Tier era imposible leer el lenguaje que no fuera literal.
Pero, sorpresa, aquello sí era casi ofensivo, la sonrisa de Tier se extiende sobre su rostro, pasando por el mal sentimiento que aquella respuesta le había generado, no dejando que su manto de calma como copos de hielo se derritieran ante la situación.
— Debí dejar que te maten en aquella prisión, creí que eras más inteligente que esto— las palabras del rubio salían cada vez más gélidas, siendo un arma silenciosa, no podía dejar que su tablero se tambaleara, debía dejar en claro que no era un gato asustado ante nada, debía ver que era un tigre.
— Sí eso debía pasar debiste dejar que ocurriera — IanGguk era como una roca inmovible.
Esa terquedad lo estaba molestando un poco, Tier lo vio bajar las fotografías y suspirar lentamente, viéndose tan agotado cómo era de esperarse, amagando a levantarse por ya no querer permanecer ahí.
La primera negativa, era dolorosa y desesperanzadora dentro del pecho del más joven. Pero no podía comenzar a dudar ahora, aún queriendo hacerlo, quizas no debió apresurarse, quizá si lo hubiera planeado mejor el hombre que ahora ya estaba parado frente suyo hubiera aceptado.
— Pensaba en tu hija—soltó como su arma secreta, ya que había notado que ir por su lado no funciona, entonces tomaría otra vía—, alguien debía hacerlo, ella no se merecía perder a sus dos padres, quizás si tú pensaras en ella...—las palabras de Tier quedaron extintos en lo profundo de su garganta, junto a su respiración.
Todo había sido en un segundo, rápido, pesado y sin poder anteponerse a ese momento.
No había sido capaz de prever la manera en la que el contrario arremataria contra suyo, consideró por un momento que no fue buena idea el estar a solas con alguien que era por mucho más grande que él, e indudablemente mucho más fuerte pues en ese momento no lograría zafarse tan fácil.
IanGguk tenía a Tier del cuello, asfixiándolo, solo segundos fueron suficientes para levantar su cuerpo de la silla, haciendo que ambos rostros estén mucho más cerca, el mayor tenía los dedos firmes alrededor de su cuello, cortando la circulación, el oxígeno y gran parte de los pensamientos del rubio.
Gguk tenía una mirada digna de un animal en caza y Taehyung era su presa.
— No te atrevas a hablar de mi hija como si supieras lo que es bueno para ella— Susurró el mayor y Tier pudo sentir la advertencia en sus palabras conforme su agarre se hacía mas fuerte.
— Si piensas hacerlo— Murmuró Tier, podía ver las ganas que el mayor tenía de matarlo aun sintiendo los efectos del mareo— No seas tímido, aprieta más fuerte.
Tier cerró los ojos por unos segundos y solo encontró oscuridad por un momento, más el mareo y la sensación de estar atrapado solo provocó que su mente fuese a lugares lejanos. Como si su mente fuese un pala que iba quitando pliegues de nieve de las carreteras que él creyó haber enterrado.
Ya no era IanGguk quién lo asfixiaba, sino eran las manos de una mujer con largo cabello negro, afiladas uñas que se clavaban en su nuca, luego de un mareo volvia a ser él, solo para cerrar los ojos de nuevo y que todo cambiase, era otro escenario, era la de un hombre, podía casi oler el humo de cigarro y alcohol a su alrededor para luego caer en su presente encontrándose con los oscuros ojos de IanGguk.
Tier supo que fueron segundos, pero incluso se sintió como horas, la pesadez, la fuerza de sus órganos contrayendo buscando oxígeno, su cerebro apagando lo innecesario, el bombear tan arduo de su torrente sanguíneo tratando de mantener a su corazón en la línea de la vida, todo siendo un torbellino tan inmenso que parecían estar en una burbuja imposible de explotar.
Hasta que Gguk lo soltó y el oxígeno noqueó su ser. Tier se sostuvo contra la mesa con ambas palmas para no terminar desplomado sobre el suelo. Completamente aturdido. Agradecido de que Gguk fuera quien había estado privandolo del oxígeno y no otras manos pasadas.
Todo en él palpitaba, podía oír el sonido de su corazón en sus oídos, el pitido casi oscureció su escasa voz.
— No la dejes sola — fue lo que alcanzo a decir, el rubio sentía su cuerpo completo golpeado por el trabajo tan extenuante de su corazón, su sangre corre a través de él, alocado y su voz era áspera, buscando un espacio para que pueda ser audible— nunca se recuperará, su madre murió, nadie puede remediar eso, pero tu puedes estar para ella, yo puedo hacer que ocurra— todo era pausado, buscando que sea entendible, vocalizando lo mejor posible.
Taehyung espero que él lo ignorara y saliera del despacho sin mirar atrás, más no lo escuchó, sin embargo al caer sobre su asiento y levantar la mirada encontró a un hombre casi asustado.
Quizás él no había podido evitar aquella reacción, su violencia brotaba de sí aun sin una intención consciente.
— Ella está aquí — fue lo último que alcanzó a decir, a Tier le dolía la garganta y no pudo evitar pasar su fría mano sobre su cuello, podía sentir el dolor palpitante y era capaz de asegurar que aquello le generaría hematomas difíciles de ocultar.
— ¿Que dices?— el peligro en la voz del mayor era como una daga muy afilada entre las palabras— ¿Quién está aquí?
— Tu hija, tu hija y tu madre— respondió Tier, y el contrario volvió a caer sobre su asiento. Confundido y enojado.
En esa ocasión fue el rubio quién tratando de no mostrar tambaleo se movió hasta sus botellas, preparó dos copas de whisky, se tomó una de ellas en tragos largos para recargarlo y luego volvió hasta su asiento, le paso una de las copas y volvió a beber de la suya esperando que de alguna forma el líquido ayudará.
No lo hizo.
— Dejame explicarte— pidió, Gguk levantó la vista, más no respondió, Tier tomó su silencio como una oportunidad por lo que prosiguió— Te lo diré todo como pueda, tú puedes preguntar lo que quieras, pero dejame explicar que es lo que quiero de ti sin matarme en el trayecto— en esa ocasión el hombre asintió.
Tier que con una voz más estable como su golpeteo en su caja torácica luego de tomarse varios suspiros insonoros, decide que debe tomar cada segundo con prisa, aún si eso implicase dolor al hablar.
— Te lo haré un poco resumido para que no hagamos esperar a las damas. Mi padre era un hombre con muchos asuntos, el falleció hace no mucho. Hablamos de cosas mezcladas, tanto legales como ilegales, soy el único hijo que reconoció y todos esos problemas están sobre mis hombros ahora, todos esos asuntos, la responsabilidad y lo que se te ocurra es lo que debo resolver, es por eso que te busque, a ti, a tus compañeros, solo necesito que me ayudes a no morir, sé que puedes protegerme, ayudarme a cumplir mis metas, es solo trabajo, uno que sé que podrás llevar a cabo —la mente de Taehyung iba tan rápido, tratando de mantener la concentración e interés del hombre que no sabía lo que le convenía decir y lo que era preferible esperar a expresar— pero lo que yo te pido no es nada comparado con lo que te podría dar, estamos hablando de tu libertad, de ti siendo libre, cuidando de tu hija, siendo feliz, un nuevo comienzo, es una oportunidad, te lo mereces, si ellos no hubiesen matado a tu esposa tu no habrías hecho algo así, porque no eres alguien malo, solo piénsalo como una salida a toda esta pesadilla.
—¿Crees que es fácil salir del radar de los oficiales? Es imposible desaparecer y que no hayan consecuencias— a el mayor casi le tiembla la voz, probablemente como resultado del vaivén de emociones.
Culpa, curiosidad, esperanza, miedo. Todo danzando, pegándose a su cuerpo como ese frío impalpable para su ser.
— Para mí lo es, Gguk,— tenía tanta certeza en su voz que el mayor lo miro a los ojos buscando un atisbo de duda más no lo encontró— puedo hacer que sea posible.
Casi lo tenía ahí, Tier no quería valerse de la desesperación de los demás, pero si era la única opción, lo tomaba, si debía crear una nueva realidad para el contrario con sus propias manos, lo haría.
— Dame la oportunidad, podremos hacer que lo tengas, solo debes cuidar mi espalda y yo hare que sea posible.
A Gguk se le helo la sangre por un segundo, una sensación rara en la boca del estómago le decía que no era buena idea, pero deseaba tanto poder tener una oportunidad de tener a su hija cerca.
— Si no estas seguro, podemos hablar con tu madre, sé que es en quien mas confias, es por eso que la traje, tu madre acepto venir por la esperanza de encontrarte vivo, ella— por un momento Tier toco la pantalla de su móvil, encontrando el mensaje de que en efecto ellas estaban en el castillo— Están aquí, pediré que venga.
Lo hizo rápido, con un mensaje y se levantó un momento después, con el mayor acompañando su acción al ver las puertas abrirse dando paso a una mujer un tanto mayor, con una niña, muy bien envuelta en sus brazos, Gguk trato de acercarse, más ella con un pequeño gesto de manos lo evito, con otro más hizo que se sentara y cuando ella lo hizo desvió la mirada hacia Tier y este a su vez tomó asiento.
La mujer tenia los ojos, nariz y labios rojos, había llorado, mucho.
— ¿Voçe ta bem?— preguntó la mujer y como si ya no fuera un idioma dulce, el tono aunque bañado en preocupación era suave y nada chillón, cosa que agradeció, entendiendo que de ahí venía el dulzor de la vocalización de aquel hombre, también notando que aquella expresión dura en el rostro del hombre había desaparecido al ver a su madre, ahora bañándose con microexpresiones que Tier no pudo descifrar.
— Si mamá, lo estoy ¿Tú estas bien? ¿Hye esta bien? No les han hecho nada ¿Verdad?— el inglés se hizo presente, como interfiriendo en su idioma de manera natural, advirtiendo que no estaban en su país, estaban en otro y fuera como sea, Gguk tenía en la sangre el respeto, aún con todo lo que hubiera ocurrido, era como si algo en él se antepusiera ante Tier, demostrándole de manera indirecta y para nada notoria para él, que Tae no se había equivocado al elegirlo entre todos, porque su mente corría más veloz que su conciencia.
Tier también pudo notar que manera en la que hablaba era como si pudiera verse de frente dónde estaba la herida por la cual brotaba su cálida sangre, Gguk era un hombre de familia, su expediente lo decía, pero solo verlo podía hacer que sea confirmado y hacer notar hasta qué punto.
— No, no lo estoy, creí que mi muchacho estaba muerto— las lágrimas de la mujer volvieron, más trato de secarlas con un arrugado pañuelo que con sujetaba con fuerza, Tier desvió la mirada y Gguk acercó la mano hasta los cabellos de su madre, tratando de apaciguarla — Dime que pasa hijo.
— Es complicado — alcanzó a decir, ambos parecían estar en sinfonía cuando volvieron los ojos hasta Tier— Aún no lo comprendo muy bien
—Lo siento, no me presenté, soy Maria— la mujer mira el rostro del joven, admirando su belleza lo suficiente como para lograr que el llanto aminore su intensidad — ¿y tú?
— Hola— el chico se queda corto de palabras al verla.
Se notaban las líneas de expresión alrededor de sus labios, de sus ojos y frente, sin embargo no aparentaba su edad, sus ojos aún viéndose agotados por todo el llanto que habían pasado probablemente en los últimos días se veían con un toque genuino al momento de mirarlo.
Si mentía, ella lo sabría. Más se replantea el hecho de qué, él no quería mentir en nada, más todo era complicado en cierto punto que era difícil divisar la línea.
— Soy Tier Taehyung, es un gusto el poder conocerla— Tae le regala una sonrisa y levanta la mano al recordar su altercado para cubrirse muy sutilmente el cuello en el momento en el que la mujer pasa su vista por él y termina en aquella zona— Quién se trajo a su hijo. Probablemente tenga muchas preguntas, tratare de responderlas a todas, sé que contaré con la tranquilidad de IanGguk solo cuánto usted esté tranquila ¿verdad? — Tier vuelve a dar una sonrisa pero más segura.
De aquella forma se acomoda un poco más en su asiento y ve como la mujer asiente para darle espacio a sus explicaciones.
"—Civilizada.— " piensa en segundos, preguntándose de dónde aquel hombre sacó sus modales tan distintos.
— Estuve buscando, tratando de formar un cuerpo de seguridad para mi, como quizás haya notado, vivo en un lugar un tanto lejos, más por cuestiones de trabajo y de la vida misma voy y vengo en viajes la mayor parte del tiempo, primero pensé que podría buscar quien cuide de la seguridad de manera en que se iban dando las cosas, pero un amigo me dijo que lo ideal sería tener personas de confianza —Tier miraba a la mujer y si se podía decir que el chico tuviera un don sería la de persuadir, por lo que se centraba en ella buscando ver si lo que decía era aprobado en cuando a su parecer— el problema fue que no contaba con gente de confianza, al menos para ello, así que comenzamos a buscar, la situación fue que supimos sobre su hijo y sobre todo lo que estaba ocurriendo con él, sobre su luto y todo lo que pasó después, además de su sentencia.
Ahora ya sabiendo que realmente sería escuchado, Tier relaja sus pensamientos, acomodándose mejor y así sintiéndose levemente más confiado para proseguir.
—Por ello, indagamos un poco más y luego supimos de usted, de si familia y de la manera que con todo el amor lo crío, quiero que sepa que el haber indagado de tal manera fue necesario por mí seguridad, no quisiera ofender, espero que no se moleste conmigo, solo podía hacer eso para saber como hacer todo, lo que paso luego es que aún cuándo su sentencia estaba en lo correcto por lo que había hecho, no creía, yo no creía que debía acabar tras las rejas, él es un buen hombre que amo demasiado y enloqueció al perder ese amor, a la madre de su hija, él había perdido a su compañera y a su libertad, pensé que tampoco debía perderse tantos años del crecimiento de su hija, es por eso que lo busque— la mujer dirigió la vista a su hijo y volvió a la del rubio en segundos— tiene la preparación suficiente para garantizar mi seguridad y yo tengo lo necesario para garantizar su libertad, pero no podemos continuar con ello si usted no está de acuerdo.
— ¿El estará en peligro?— su voz era un tono más serio que anteriormente pero aún era notorio que se trataba del miedo y la preocupación.
—Los peligros que están sujetos a lo que es su trabajo —Tier asiente una vez, temiendo que aquello complique las cosas— más confío en que él cuenta con la preparación para ello.
— ¿Y mi nieta? — la niña mantenía el sueño y como si no se diera cuenta la mujer volvió a mecer los brazos
— Eso depende de lo que su hijo quiera, señora Maria, en esta casa hemos preparado una habitación para él, compartida con una para ella, si él desea que ella se quede no le faltará nada en absoluto, más si él prefiere que usted la resguarde, puedo garantizar que su casa y los miembros de ella estarán seguros las 24 horas del día
— Entonces él estará libre ¿podremos verlo?— por un momento Tier vio el cúmulo de preguntas en aquel rostro y se dio cuenta que los iba tirando en forma aleatoria.
—Dependiendo de su trabajo, si todo va bien y él quiere, claro, además de que en cuanto se pueda ambos contarán con las formas de comunicarse sin interferencia de nadie.
— ¿Podría hablar con él a solas? —es lo último que pregunta y Tier asiente.
— ¿Qué le parece si le llevo a la que será la habitación de su hijo y de su nieta? Quizás podrían conversar más cómodos allí— propone, ella asiente y el joven se levanta para ser acompañados por ambos al mismo tiempo.
Y un momento después, Tier estaba solo, al final del pasillo, mirando los exteriores desde el ventanal, a suficientes metros de distancia para garantizarles privacidad a aquella familia.
Sentía la garganta un poco más inflamada pero ignoró o la molestia al sentir el vibrar de su móvil.
El mensaje de Luxus tomó su concentración, había llegado y Tier sintió nervios. Todo ahora caía sobre sus hombros, se acostó con Minnie y ahora tiene marcas de dedos cuál cadenas a causa de IanGguk. No era bueno, pero no todo estaba mal así que trato de convencerse de ello.
En los minutos que le tomaría llegar por haber adelantado su vuelo podía esperar que terminarán de hablar o quizás debía retirarse para poder gestionar otros asuntos. Se había preguntado cuál sería la mejor opción más encontró respuesta por sí solo.
La puerta del hombre se abrió y salió junto a su madre, la niña ya no estaba en sus brazos y se acercaron al más joven.
— Está bien— dijo IanGguk y Taehyung frunció el ceño al no entender a que se refería — Me quedaré, trabajaré para ti.
Tier casi se atraganta con su propia saliva, había válido la pena, lo logró, volvió a sentir esas chispas en su cuerpo, felicidad, pura y burbujeante, se agradece que lo logra disimular.
Gguk se aproxima, dejando su mano en espera, para que Tier lo tome y así estrechan sus manos bajo la mirada atenta de la mujer.
La misma se aproxima a Taehyung, siendo extrañamente una presencia para nada amenazante, sino más bien le creaba un conflicto, se notaba la bondad y autenticidad de la misma, siendo muy simple, demasiado real.
— Él es mi único bebé ¿podrías cuidar de él también?— la mujer ocupó más espacio visual, quedando de frente a Tier—Estará lejos de casa, sé que es un adulto y puede cuidar de sí mismo, pero hace frío y el requiere de ... — la mujer mira a su hijo como tratando de que entendiera sin hablarle.
— Sé de su condición, las medidas de cuidado y podrá acceder a todo lo que requiera en cuanto a su salud siempre — respondió Tier, asumiendo que se trataba de su delicada condición.
Ella suspira y asiente.
—Muchas gracias — tiene por respuesta y ella pone una mano con cuidado sobre su hombro, oprime sus dedos con suavidad y Tier agradece que no haya sido algo más intrusivo
— A usted— su respuesta es sincera cuando la mira, deseaba mirar a Gguk pero temía encontrar una mirada con odio nuevamente— ¿Se quedará? Pediré que preparen una habitación para usted.
—No, más bien quisiera saber si podría volver, mi esposo estará en casa pronto y no quiero que llegue y no me encuentre— comenta mirando su reloj, las diferencias horarias eran notorias, pero su esposo llegaría de un viaje que ella pedía que no se adelantase, así su charla podría ser más amena sobre toda esta atípica situación.
— El jet estará listo, no se preocupe, pediré que la escolten hasta ahí.
Pronto Tier vio a Gguk despedirse de su madre. Tier sugirió que la acompañara más la niña seguía descansando y él se rehúso a dejarla.
La despedida fue breve y tranquila, y él agradeció eso.
No dio más palabras cuando Gguk simplemente se encerró en la habitación y Tier no se quedó esperando a que cambiará de actitud parado frente a su puerta, se dirigió a su despacho, ingresando al mismo, para tomar los papeles y para cuando terminó de guardar la carpeta nuevamente las puertas se abrieron.
Sus preciosos orbes claros pudieron divisar a aquel hombre que ingresaba, como si estuviera flotando entre toda la preocupación de Tier, estaba con un espléndido traje y un abrigo negro que llegaba hasta sus rodillas, iba entrando a través de aquellas puertas y su sonrisa se volvió suave al ver a Tier, quien tenía el corazón más ligero de solo verlo.
Luxus había llegado por fin y el castillo parecía un poco más cálido al momento, solo por contar con su presencia.
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