Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 03

''Porque Él inflige dolor, pero da alivio; Él hiere, pero sus manos también sanan.''

—Job 5:18

Todo en lo mínimo o máximo comienza, lo que se guarda o expone repercute de una u otra manera, es extraño, como que la vida sabe en qué momento poner todo en su sitio, qué hilos ir tirando para poder sostener todo en la armonía del desenlace perfecto, aunque no lo veamos así.

Como ocurría en ese instante, en el cuál sus ojos captaron las tenues luces de los faroles que quedaban de forma paralela a aquel hogar, dónde apenas quedaban alumbradas las calles desoladas, en dónde la camioneta termina por estacionar.

Sobre la calle ya se encontraban varios más de los mismos, junto a la prisa de su respiración, sus hombres, que bajo órdenes, se habían adelantado al lugar para resguardar la zona. Lo abandonado, similar a esas escenas de películas de terror eran los que sus ojos podían constatar, a cada pisada crujían las ramas y las luces parpadeaban ansiosas errantes.

Taehyung frunce el ceño en cuanto ve que varios de ellos entraban y salían de la casa de dos plantas de forma apresurada, corrían, eso no era normal, no si todo estaba bien.

Namjoon se apresura a bajar sin siquiera decirle nada, Jackson lo imita a su vez y le abre la puerta, para salir del móvil rápidamente, sus latidos se apresuraban más y más a cada instante a la par de su preocupación. Llega junto al moreno y logra oír sólo lo último que le decía.

"Las ambulancias están en camino..."— oye, sus alertas mentales de Tae se prenden en rojo y no espera a nada más, va trotando hasta toparse dentro de la casa, todo indicando que el problema provenía del piso de arriba, sube las escaleras de dos en dos, hasta que ve a dos hombres guardando la entrada de una de las habitaciones, inhala de forma pausada en cuanto va llegando en frente, preparándose para lo que fuese que encontraría allí dentro.

—Señor—dice el hombre más grande de entre los dos trajeados que impedían su acceso—No sería conveniente que pase— sus ojos demostraban algo que Tier no podía comprender mas poco le importaba, la voz era forzosa, un intento para mantener su tono firme.

El rubio no dice nada más, ladea la cabeza y el contrario sin dudar se aparta, dándole acceso.

Las luces estaban apagadas, pero los faroles que anteriormente había visto quedaban justo sobrepuesto a la ventana con similar altura, aun a unos metros de la misma, daba la necesaria iluminación para tener todo claro, la escena, que lo dejó pasmado.

Sus ojos trataban de comprender la profundidad de todo lo que alcanzaba, colores y siluetas, además de los sonidos y olores, en segundos dedujo lo que ocurría.

Se encontraban dos cuerpos recostados sobre la cama, rodeados de un gran charco de sangre absorbido por las sabanas.

Jadea, con los orbes abiertos por completo por la sorpresa, sus pies actuando de forma inconsciente, llegando hasta ellos, buscando el origen del baño de sangre queriendo detenerlo, el tiempo iba en su contra no necesitaba ser un especialista para saberlo y no permitiría que nada les sucediese. Su mirada recorre sus cuerpos de forma desesperada, tratando de mantener la compostura, lleva sus manos hasta el rostro del que reconoció era Jimin, había visto y revisto tantas veces sus fotografías que no necesitaba más que un segundo para reconocerlo.

Tenía aún la piel tibia, podía perfectamente decirlo por qué a contraste de la temperatura de su cuerpo se encontraba grados arriba, acerca el rostro hasta estar a centímetros de su rostro, tratando de oír su respiración, suspira al poder percibirlo, analiza el corte que se trazaba sobre su cuello, parecía no ser tan profunda más aún podía aún ver la sangre correr espeso sobre su preciosa y fina piel blanca. Preguntas se formaban en sí y no podía procesarlas ni ordenarlas bien, debido a todo el peso de esa situación. Pero siente un alivio mínimo al sentir como había una pizca de esperanza para uno de sus hombres.

—Quédate aquí, cariño— susurra, suave cerca de su oído, como si deseara transmitirle calma con su aterciopelada voz, sabiendo que no le quedaban más que instantes de las manecillas del reloj, luego tragando duro gira sobre la cama, en busca de su compañero.

El muchacho estaba casi por completo sobre su cuerpo la de Jimin, tocándole la piel, excesivamente pálida, el miedo lo inunda, su piel tersa se encontraba fría.

Chilla, repitiendo el procedimiento, y aunque pudo sentir su débil respiración reconocía que no le quedaba tiempo, al menos a él no.

Yoongi se encontraba a un paso de morir. Acaricia sus mejillas y frente, tratando de apartar su oscura cabellera. Deseaba poder moverlo, sacudirlo, pues parecía tan dormido, tan ausente. La aprehensión le inundaba el pecho, con el pesar de su ser.

—Aguanta— habla y muerde su labio inferior — solo un poco, estoy aquí— dice, sabiendo que solo se lo decía al viento. — No te rindas, Yoongi, no te vayas ahora— agrega, mientras varias personas entran en la habitación, apresurados, con las camillas. Tier se levanta y les permite llegar a ellos sin resistencia.

Namjoon entra con ellos, buscando al menor, apenas lo divisa, va a su encuentro, justo cuando su mirada baja hasta las manos del rubio, manos temblorosas y manchadas de sangre.

—Tier, los llevan al hospital más cercano, no pueden ir más lejos— informa, en cuanto saca el pañuelo limpiando las manos de su menor. —Vamos, iremos tras ellos, los doctores ya se encuentran a su espera— apresura con la preocupación en sus palabras, pero con la firmeza del sostén que era.

Taehyung, lo oía atentamente mientras su mirada estaba en ellos siendo transportados fuera. Asiente y lo acompaña en silencio, con sus labios siendo fuertemente presionados por sus dientes hasta encontrarse nuevamente en camino. Cierra los ojos y se recuesta completamente contra el respaldo una vez dentro del vehículo. Ya nada estaba en sus manos y eso le resultaba catastrófico.

Pero intentaba convencerse de una manera u otra ambos se salvarían, porque ahora que los encontró, no los perdería tan fácil, no había manera. En el trayecto todo se mantuvo en un silencio ensordecedor, sus manos se mantenían unidas con fuerza y ansiedad.

Al llegar al hospital, gruñe, odiando todas las instalaciones hospitalarias, pero eso no le impide el ingresar entre los blancos pasillos. Guiado por sus escoltas, a cada caminar su ritmo aumentaba, esperaba que esos fuesen los mejores médicos, porque de eso dependían esas vidas, que pendían de un hilo.

Va hasta quedar frente a la sala de emergencias, divisa que se encontraba un hombre, bastante mayor, con bata y un bolígrafo entre sus dedos. Como aguardándolo, ingresa y antes siquiera haber dicho algo, él abre la boca.

—Por el momento se encuentran siendo atendidos — habla el doctor, dirigiendo su mirada a la gélida de Tier —, por los mejores doctores de los que disponemos, ambos cuadros son críticos, esperemos poder salvar a ambos, sus signos vitales son bajos, en especial uno de ellos —sus palabras son claras pero apresuradas, ante las cuales solo pueden asentir ambos —. Necesitaremos de sangre, es lo más urgente, ya que el paciente con más riesgo tiene un grupo sanguíneo del que no estamos disponiendo ahora mismo.

Taehyung se quita el chaleco conforme lo oía, dejándolo caer sobre el piso, sin esperar a la última de las oraciones, sabiendo perfectamente que hacer —¿Donde debo ir para saber si soy compatible?—cuestiona, con una voz sumamente apagada, sus ojos sin el brillo normal, afligido.

El doctor indica uno de los pabellones, y él se pone en marcha, sin esperar a nada más. Hasta que siente que lo detienen, su mirada va viajando hasta toparse primero con la mano que lo sostiene y con una mirada más oscura la levanta hasta caer en el rostro de Namjoon con algo reflejado en sí que no sabía cómo nombrar.

—No tienes que hacerlo— dice Kim en cuando su mirada llega a la suya, desvaneciendo la fuerza de su agarre que no era mucha, pero tratando de meterse en la mente del menor.

—No, pero quiero hacerlo—dice con calma, fingida—. Daré mi sangre, daré todo lo que sea necesario para que ellos se queden conmigo ¿bien?

No era una pregunta, y ambos lo sabían. Namjoon suelta su agarre por completo y el menor sigue su camino, siendo ya alcanzado por una de las enfermeras, que lo lleva hasta el sitio, con la ansiedad de no querer esperar, pronto se encontró sentado, viendo su sangre ser transferida a una de las bolsas. Luego de haber salido positivo en la compatibilidad.

Un doctor vino a dar palabras de aliento, también una enfermera, pero ya Tae no los escuchaba, no le importaba el aliento banal de ambos, nada importaba más que el que ellos hagan lo necesario para mantener a Yoongi con vida, porque sabía que era él quien estaba peor, su herida había sido aún más profunda y su situación debía mejorar, ya que necesitaba con vida a ambos, no los perdería, no volvería a perder nada, ahora que había dejado de ser aquel chico sin armas usaría todas las municiones que tenía.

Tier no volvería a perder de nuevo y menos a ellos.

El alba ya había llegado cuando los doctores dejaron la sala de emergencias, y ambos pacientes habían sido ubicados en sus respectivos cuartos, en la unidad de terapia intensiva.

Para ese momento ya habían pasado más de cuarenta y ocho horas.

Tier se encontraba parado frente al cristal que lo separaba de Jimin. Quién sabía podía despertar en cualquier momento, los doctores habían informado que su estado había evolucionado de forma positiva y puesto a que sus heridas no fueron de extrema gravedad podía recuperar la conciencia prontamente y los momentos más difíciles ya habían quedado atrás. Lo cual a si le daba una cierta brecha para respirar.

Jugueteaba con el vaso plástico que contenía el café frío que había consumido en cortos sorbos, hasta que siente a Namjoon aproximarse, no se mueve y se mantiene en su posición, su mirada bailando entre todo lo que podía apreciar y el cansancio.

—Señor, debe ir a casa, no ha descansado en dos días— dice Kim, su tono era amable, pero de todas formas podía detectar que se encontraba molesto.

Años entrelazados no eran en vano, podían ambos constatar ciertas pautas en sus expresiones que eran simples de leer debido a esa repetición constante de la misma en el pasar de los bastos días, aunque Tier no era propenso a entender en lo completo las acciones de los demás, habían excepciones, como la de Kim, sabía que no le gustaba la insana preocupación que mostraba ante los dos heridos. Pero no podía lidiar con ello en ese momento, lo calmaría en cuanto ambos se encontrasen fuera de peligro. Porque de menos era la prioridad esas debilidades.

—Estoy bien, cariño—se acerca y esconde su rostro en su cuello, pasa a tomar una de sus manos, entrelazando sus dedos a las de su contrario, tratando de que eso bajase esa preocupación, al sentirlo así de cerca—. Sabes que de todas formas no podría dormir, eres tú quien debería descansar— agrega mientras siente que niega levemente, Tier besa su cuello, de forma pausada, sin una mínima pizca de prisa, entreabriendo sus labios para dejar un pequeño rastro de humedad, sintiendo el cuerpo del mayor tensarse y relajarse poco después.

Ya que tanto él como Kim habían apenas salido del hospital, solo lo justo para ir y darse una ducha y volver. Por los últimos días aún sintiendo el cansancio abrazar su cuerpo la ansiedad podía contra sí. No permitiéndole recostarse a dormir. Además, no podía permitirse descansar, no si uno estaba en tal estado delicado, no quería y no podía siquiera imaginarse que debía de irse y que sucediese algo.

—Estoy bien, Tae— responde Namjoon tratando de reconfortarlo, haciendo que el menor sonría y se aparte un poco, sin soltarlo por completo — He recibido información importante— adjunta, a medida que trataba de desviar el tema central, sabiendo que no llegaría a la solución que deseaba. Tier se aclara la garganta, mientras lo observa, esperando que continúe con lo que estaba diciéndole, a lo que le ve relamer sus labios y flexionar sus dedos —. Los informantes me acaban de comunicar que ha vuelto nuevamente a sus actividades diarias, volvió a su casa y hoy se ha presentado a su lugar de trabajo— termina la oración con pesar, como si no lo quisiera decir, Tier se contiene para no dejar que los nervios lo vuelvan a tomar al verlo reaccionar, comprendía el porqué el mayor denotaba ese atisbo de cavilación en sus pupilas, por su parte respira con calma, tratando de que los pensamientos no lo abordasen con tanta velocidad, observa a un par de enfermeras con el rabillo del ojo entrar a la habitación y vuelve a mirarlo, ya teniendo el panorama levemente claro, sus radiantes pero opacos ojos celestes alumbran su cansado rostro.

—Bien, quiero que me envíes su ubicación, iré personalmente a buscarlo— habla y sus palabras van volviéndose frías nuevamente, frota sus ojos con la mano que liberaba del agarre del contrario, para bajar su palma por su rostro, dando una pasada, cuando los vuelve a abrir ve a Kim, con ese semblante molesto, apunto de decir algo que sabía que lo pondría de malas—. No quiero oír tus protestas ante eso— agrega interrumpiéndolo — iré, iré solo y me encargare de eso, Namjoon, y para cuando vuelva, quiero que hayas solucionado la mierda que tienes en la cabeza que te ha estado molestando por los últimos días, es todo lo que voy a decirte, así que ordena que preparen el auto, tenlo todo listo, iré a despedirme de los chicos, luego dejarás que algunos hombres se queden a su cuidado, incluye a Jackson, es en quien más confió después de ti y cuando me haya ido iras a dormir, necesito que estés bien para el resto del camino ¿Lo has entendido?— su voz era autoritaria, fija y firme, su mirada no se apartaba de la del castaño a ningún milímetro, haciendo al contrario recordar el porqué Tier era quién era.

El desvía la mirada y sin decir nada asiente, evitándolo, Tier incrusta sus uñas en sus palmas por los nervios que le provocaba, pero no dice nada más, sabiendo que muchas palabras era como soltarlas al aire, nada sólidas y más bien adversas a que el mayor las comprendiera. Vuelve a dónde se encontraba al principio, a un paso de distancia del cristal, pero el panorama era distinto. Park tenía ya los ojos abiertos, y podía verlo mover los labios, con sus ojos puestos en las enfermeras, que ladean el rostro apuntando hacia su persona, su respiración se agita cuando esos ojos de tonos miel lo mira, frunciendo levemente las cejas. Los pasos de Tier se dirigen hacia la puerta y la abre, pero una de las enfermeras pasa detenerlo, indicando que debía de cubrir algunas medidas de cuidado antes de pasar junto a él, las que se limita a acatar, cuando estaba listo entra con cuidado a la habitación, tenía solo pocos minutos para estar con él, y lo que haría era aprovecharlo tanto como pudiese. Toma la silla y lo arrastra hasta estar a su lado. Observa su cuerpo en reposo y sus cabellos se encontraban despeinados, con un rostro pálido y los labios rotos, e incluso en tal estado a Tier le resultaba extrañamente bello, como si se tratase de un niño pequeño.

—Hola Jimin—dice suave, sonriéndole con un porte amistoso, tratando de disipar tal extrañeza en el contrario— Creo que puedes oírme. Espero que te recuperes pronto por completo— el menor abre con pesar sus ojos, y una media sonrisa amaga a formarse en sus labios—. Bien, eres muy lindo Jimin, además de ser muy interesante ¿Puedo tomar tu mano?— sus ojos no se desvían de los suyos ningún instante y más bien permanece en tal estado de intersección de confianza y lazos queriéndose formar a la primera, algo complicado claro, pero Jimin veía esos ojos profundamente claros y no puede negar que se sentía raro porque no lo conocía y podía ser alguien de quién tener cuidado, pero algo en esos orbes le decían otra cosa que era diferente, roto... casi como él, que esa mirada era propia de alguien que pasó en vela y quizá por él, posiblemente se habían conocido antes o algo así y por eso él estaba allí o no, no lo sabía y mucho no podía procesar, despertar luego de tal estado no era sencillo porque incluso el respirar era pesado, escucha su petición y este accede, mueve sus labios gesticula un sí, y Tier lo toma, agradeciendo que el guante lo guarde del frío de su piel—. Soy Tier Taehyung, es un gusto— los ojos del contrario se posan en sus labios oyendo con atención cada palabra—, he venido de Finlandia para conocerte personalmente, no pensé encontrarte en esa situación, pero estoy contento de haber llegado a tiempo junto a ustedes— el menor achina sus ojos y se remoja los labios con la lengua, como tratando de decir algo

—G-gracias—susurra, mucho más bajo de lo que hubiese deseado, pero aun así no lo desanimaba, por lo menos había podido pronunciar una palabra.

—Shh, no fuerces a tu garganta por favor, ahora quiero que descanses ¿Bien? Yo iré a encargarme de algo, pero te dejaré al cuidado de quiénes te protegerán bien y volveré muy pronto— agrega el rubio y este da un pequeño asentimiento, y cierra sus ojos, con la pesadez del cansancio y lo que sobraba de sedantes en su sistema.

Tier, se queda a su lado hasta que está seguro de que estaba dormido lo que no tomó mucho tiempo, se levanta con sumo cuidado, para no despertarlo, observándolo por última vez antes de salir por completo de aquel confín. En cuanto se encuentra fuera, estira la mano hacia Namjoon y este le tiende el manojo de llaves.

—Volveré tan pronto como me sea posible — habla casi de manera automática—, llámame si ocurre alguna cosa, aunque podrás manejarlo— Nam lo observa, con los mismos ojos molestos, frunce su labio y aunque Tier que sabía que se comportaba de esta forma por que se preocupaba por él, lo quería y su sentimiento era correspondido, ciertas actitudes en su vida nunca fueron comprendidas en su totalidad.

Como los celos, y aunque los llego a sentir cuándo el ''diablo'' aún estaba en su vida, nunca supo cómo comportarse respecto a esa sensación, ya que era algo que molestaba pero creía que debía de tener la entereza de poder manejarlos y aún más Namjoon, que había vivido casi toda su vida a su lado, que lo conocía.

Los celos, los cuáles era la mismos que el joven Kim sentía en esos momentos, no estaba en absoluto acostumbrado a que Tier muestre exceso interés en otra persona, hacía días que no se alejaba más de metros de ellos, entre la distancia del cristal y los sofás que quedaban pegadas a contra la pared opuestas a ella. Y aunque reconocía que su comportamiento no era el adecuado y mucho menos lo era demostrárselo al menor no podía evitarlo, lo extrañaba, lo hacia aún estando a su lado todo el tiempo, había pasado ya demasiadas noches según él en las que no estaban como era la costumbre, su mente lo extrañaba y aún más su cuerpo.

Y aunque nunca dormían juntos, puesto que era una de las cosas a la que el menor nunca accedió, llegaba a estar con él hasta altas horas de la noche. No como ahora que aunque los dos no durmieran siquiera, apenas hablaban. Se sentía molesto, y más considerando que lo había visto cuando estaba en la habitación de ambos, vio cómo su rostro mostraba el dolor por verlos de esa forma, sus manos temblando por los nervios, no deseaba que nadie más lo hiciera sentir preocupación o algún tipo de pesar.

Le jodía que eso nunca sería posible, realmente estaba jodiendo su mente el saber que ahora, otros formarán parte de la vida del menor, al que tenía siempre para sí, y aunque él dio parte paso a paso en la creación del plan perfecto, no había pensado que las cosas ocurrirían de esa manera, y mucho menos que desde el primer momento su menor comenzará sintiendo tal abatimiento por ellos.

Sus pensamientos se ven fuertemente impulsados lejos cuando los labios de Tier pasan a tomar los suyos con fuerza. Jadea por la sorpresa y al abrir los labios el menor empieza una guerra entre su lengua y la suya, con esa intensidad que solo él lograba poseer, con sus gélidos dedos presionando su camisa, acercándolo aún más susurra sobre sus labios.

— Deja de pensarlo Nam—Tier le sonríe con dulzura, rozando casi la compasión—. Ve y descansa, volveremos a casa en unos días y te necesito completo— agrega dejando un último beso y baja las manos, pasando sus dedos dentro de las presillas de su pantalón atrayendo su cadera contra la suya—Y con mucha energía— su cálido aliento choca de nuevo con el cuello del mayor, haciendo que un estremecimiento se vaya formando. Namjoon se aclara la garganta con discreción y Tier sonríe divertido, dando por sentado que por lo menos aquello haría que su hombre se relaje un poco.

—Nos vemos Kim Namjoon— dice serio, cuando una doctora y varias enfermeras aparecen en el pasillo, para luego guiñarle, el mayor le responde con otro guiño, siendo este percibido por las damas en el lugar, que solo lo miran, algunas con la curiosidad en los ojos mientras que otras con incomodidad. Tampoco importaba tanto, era innegable el atractivo de ambos hombres, resultaba imposible que cualquiera que cruzase por esos lares no quedase pasmado por su idílica mirada.

Namjoon ve alejarse al chico, cuyo caminar atrae su mirada, golpeándose mentalmente por acabar fijándose en su cuerpo hasta que los guardias lo cubren haciendo que su visión desaparezca en el trayecto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro