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XII

"Lo sé, con mis ausencias no te llevas bien..."



Se dejó caer en la silla tras el mostrador cuando acabó de reponer las pociones en las estanterías. Por consejo del mago en el retrato, debía encargarse personalmente –o delegar a alguien, lo cual, no era factible de momento- de trasladar las pociones y materiales. Y no se quejaba. En absoluto. Él disfrutaba la tarea, tal vez por esta sensación de componer y ordenar, porque podía mantener la mente lejos de cualquier pensamiento sobre el amor.

Una falsa ilusión de control.

Era un idiota, ¡condenado sea!, pero no podía aniquilar la esperanza que se acurrucaba bajo su esternón. Casi agazapada viendo que el calendario corría y no había noticias del que se marchó por segunda vez. Lo que, no obstante, no fue inesperado. Nada había sido sencillo entre ellos y no necesariamente tenía que ver con la poción que los reunió.

Pero la vida tenía esa ridícula y tortuosa manera de continuar aunque las cosas no estén bien. O al menos, no en el orden que Taehyung deseaba. Su vida era ordenada en todos los aspectos que él pudiera interferir. Pero, claro, el factor amor era algo en lo que no tenía autoridad y, aunque era emocionante dejarse llevar, a la larga terminaba pareciéndole odioso. Vivir por amor, esperar por él, encontrarlo aferrarte hasta que caigas y caer. Y el círculo se repite.

—Ha vuelto —dijo su cada vez más amigo que contacto, Min Yoongi.

Parecía animado, y Taehyung supuso que el retorno del tal Park Jimin tenía que ver en ello.

—Genial —siguió contando los billetes para pagar la entrega.

Se sintió tentado a preguntar, pero no. Aun así, la cizaña sembrada por el proveedor lo dejó alerta a cualquier sonido. Como si de pronto Jungkook fuese a salir de dentro de algún caldero o de debajo del mostrador. Tuvo que reírse de sí mismo y darse cuenta de que lo hacía, de que se burlaba de sus reacciones, lo llevó a reírse con más ganas.

—Me perdí el chiste... espero que sea lo único —dijo esa voz que reprodujo en su cabeza en conversaciones que no sucedieron, pero deseaba que sí.

Los aretes que colgaban de las orejas del desconocido que entró por la puerta captaron la luz y la proyectaron en la bronceada mejilla, sobre una particular cicatriz. El aire de la calle se tropezó con el buqué de pociones y especias varias, pero no tanto como para detener las pisadas del cliente. No había glamour ni ningún otro hechizo ocultando los rasgos del extraño, pero Kim Taehyung simplemente no lo conocía. Se dijo, mientras se quitaba las gafas y las guardaba con lentitud en el bolsillo, que era lógico que no lo hiciera. Que no supiera quién demonios entró por esa puerta luciendo el rostro de su primer amor. ¿Quién era el sujeto que desempolvó los recuerdos de un romance mientras lo conducía a un crimen cuando compró su poción de amor?

Sí, ese hombre de mirada oscura, de lunar bajo la boca, de manos pesadas y caricias ansiosas, era un extraño conocido. Supuso, claro, que era lo mismo para este. Mas no calló nombrarlo como si de repente se borraran las distancias que no quisieron ver que estaban allí.

—¿Jungkookie?

—Veo que no volviste a cambiar tus protecciones.

No. No lo había hecho. ¿Qué pista enorme sobre sus sentimientos, no?

—No lo sentí necesario, te fuiste —si sonó a acusación, pues bien, lo era.

Taehyung no creyó justo que Jungkook volviera como si nada hubiera ocurrido. Como si los meses no los devolvió a cada uno a su vida y les enseñó que no se necesitan. Pero el no haber desenfundado la varita y maldecido como una parte de sí deseaba hacerlo, era una señal positiva en la causa de Jeon Jungkook. La otra parte rezumaba esperanza de que los meses que los devolvieron a cada uno a su vida y les enseñó que no se necesitan también enseñara la lección de que el amor no es necesidad, sino libertad de elegir estar y elegir volver como si nada hubiera ocurrido.

—Si me disculpo no será honesto, pero te diré que desee tanto volver que ese mismo impulso me ayudó a marcharme.

—No te entiendo.

—Ni yo, pero estoy aquí y quiero hablar de lo nuestro —la presunción de un nosotros los estremeció—. ¿Té?

—¿Té? —Pronunció a la vez que Jungkook, sonriendo.

Y quizá esta vez harían las cosas bien.

FIN.







Nota:

¿Hay chance para amarse nuevamente? No lo sé, lo que sí sé, es que en un tirón de tres horas, capaz menos, capaz más, me escribí esta historietita. Y el motor de mi entusiasmo escritural fue el bello de edit de portada. Desde ya, reitero, si quieren verdadero arte, talento, vayan a conocer a Samsam.

Probablemente se esperó que estos dos volvieran y se amen duro y fuerte, pero no me pude obligar a escribir tal final. No había empezado bien como para terminar en un felices por siempre +18. Los dejé allí, en el lugar correcto en el momento indicado, y listo, que la magia ocurra en el vacío de lo no escrito.

No habrá extras por la misma razón que mencioné. No quiero forzarlo ni extender más esta historia. Pero, sí soy positiva sobre escribir la historia Jinkook. Si alguien de aquí va a verla, no sufra sabiendo lo que ocurrió al final(? jaja

¡Ipurpleu, Samsam! 💜 Los designios que nos hicieron coincidir caminos internéticos han sido realmente generosos, you know?

A quienes no son Samsam, pero están aquí por curiosidad ¡gracias! Espero haberte entretenido un rato en estos tiempos agitados de cuarentena y contagiados de un humor extraño por estar cerca de fin de año.

En tanto el mundo se acomode, y nosotros con él, que la ficción nos rescate. Amén.

Quejas:

:)

17092021:

Debería editar esta historia, lo sé, pero apenas vine a agregar los preciosos separadores jaja Antes de irme, sin embargo, mantengo lo que dije antes y agrego de nuevo: ¡muchas gracias por leer!

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