Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

VII

"Si no te apreciara tanto te daría un beso que te haría temblar, como yo te aprecio mucho te lo voy a dar igual"


—En menos de dos semanas estará lista —anunció Taehyung.

Jungkook se detuvo a mitad de camino. Había entrado a la tienda apenas Taehyung volteó el letrero a cerrado. No quería volver a toparse con una escena como la del sofá. Incluso, venía con una mentira lista por si tocaba el tema. Algo que quedó olvidado al darse cuenta cuán cerca estaba de cumplir su objetivo.

Sus pasos lo condujeron en silencio detrás del mostrador, subiendo la escalera y dejándose caer en una silla junto a la mesa —evitó hasta mirar en dirección al sofá—. Taehyung, que lo siguió de cerca, puso a hervir agua en su tetera muggle mientras ordenaba unos papeles que había sobre la mesa. Le extrañó la reacción de Jungkook y cuando vio que este dejaba caer gruesos lagrimones, cualquier intento de traer a colación lo ocurrido quedó relegado.

—¿Quieres continuar con esto?

Le pesó hacer la pregunta, sabiendo que Jungkook estaba sufriendo por alguien más. Porque amaba a alguien más mientras él, nuevamente cayendo en las vacilaciones de Jungkook, las mismas que lo apartaron cuando adolescentes, se halló al pendiente de qué haría este. Antes fue obvio, Jungkook prefirió irse en vez de afrontar la relación de cara a la sociedad. Ahora, ¿qué podía esperar?

—Yo... es solo que no lo sé, yo... Merlín —susurró, mientras se cubría el rostro para sollozar.

Taehyung se vio entonces haciendo lo que nadie en su posición haría. O lo que nadie en su posición y sin corazón haría:

—Podemos olvidarnos de esto —dijo, acercándose a Jungkook, posando una mano en su hombro que temblaba ante el llanto—, me desharé de las evidencias y nada pasó. Volverás con tu amante y...

—No puedo, yo tengo que... matarlo.

—No, claro que no —replicó, dándose cuenta cuán estúpida y terrible era esa conversación—. Puede que tengan sus diferencias, pero si se aman, sortearán a través de ellas. Es eso el amor, supongo, quererse incluso aunque quieras matarlo a veces —no eran lo suyo las bromas, pero funcionó para que Jungkook lo vea.

—¿Crees que miento? —Taehyung no supo de qué hablaba—; lo amo, y a veces no me doy cuenta, ¿sabes? Como si no necesitase pensar en ello, solo amarlo. Y ahora tengo que... ¡Oh, Merlín!

—Shhh, ya, ya...

Las acuosas pupilas desarmaron a Taehyung y no tuvo voz para seguir hablando. Así que calló y solo sostuvo a Jungkook, resistiendo los sollozos ya en nada discretos que este liberó mientras lo abrazaba con la fuerza que da el miedo a perder lo amado.

+

El episodio de llanto en la cocina del boticario no salió a relucir los siguientes días. Y el que Jungkook no haya vuelto tampoco ofreció posibilidades de tratar la situación.

A Taehyung le enfermaba trabajar en la poción letal. El verdor de la misma, asemejando un avadakedabra líquido, le perseguía hasta en sueños. Allí en su mente dormida, era él quien suministraba la dosis al amante de Jeon Jungkook. Pero cuando se apartaba y se permitía ver el resultado, se encontraba a sí mismo yaciendo petrificado y a la espera de la muerte.

Despertaba sudoroso y con náuseas.

No era propio de él flaquear al momento de hacer una venta. Además, esta encomienda era nada con otras que se vio preparando para personas de alto poder adquisitivo e igual cuota de maldad. Por ende, aquí eran sus sentimientos involucrados los que lo inquietaban y le hacían perder hasta el apetito. De hecho, solo se limitaba a consumir té. Quizá porque ahora el aroma a especias silvestres, dulzonas, le traían la memoria de Jungkook frente a él, comentando cuan fascinado estaba por el brebaje y cómo lamentó tantos años ser feligrés del café cargado.

Y pronto no pudo soportar la ausencia del muchacho, porque sentía que lo perdía. ¿Y cómo pierdes algo que no tienes? ¿Con qué derecho reclama siquiera una esperanza? Ya había enterrado el evento del sofá y sospechaba que era más por su bien que por el de su cliente.

Harto de cavilar, mesó sus cabellos grasosos por el vapor de la poción y suspiró hasta que pareció desinflarse. ¿Podría flotar acaso y perderse por allí donde no toque el suelo y no exista la realidad? Pero huir no era lo suyo aunque rogara por calma. Y tampoco, al parecer, era estilo de Jungkook dejarlo en paz, porque apareció por la tienda un sábado en que se mantuvo cerrado todo el día.

—Veo que olvidé modificar las protecciones —señaló sin sonar molesto.

Jungkook no respondió, solo se quedó frente a él, tras haber avanzado como un rayo, y lo observó con dureza. Aquellos ojos no traían en su interior ningún vestigio de amabilidad, eran puro odio. Odio que se filtró en el cuerpo del boticario y lo hizo erizar por completo. Como incitado a la lucha, caminó hasta quedar frente al mostrador y enfrentar a Jungkook.

—Esto es tu culpa —acusó mordaz el cliente.

—Yo solo soy la herramienta, apenas una pieza de este juego de la muerta.

La frialdad los envolvió y parpadearon conscientes de la cercanía, pero más que eso, de cómo eran los dos una cantidad insospechada y poco recomendada de dilemas y deseo. No que fuesen buena combinación los negocios y el amor, pero ya estaban hundidos en esto y poco importaba cualquier precaución. Si es que Taehyung quería obtener su pago, debía retroceder y no tomar de la ropa a Jungkook hasta atraerlo y chocarlo en un beso cómplice y castigador.

Y del mismo modo, si es que Jungkook quería acabar con toda asociación de su pasado, debía apartarse de la boca demandante que capturó la suya y no separar sus labios para invitar a Taehyung a que lo suma en la más pura y ponzoñosa danza del beso.

La escurridiza lengua de Taehyung conquistó la boca ansiosa de Jungkook cuando este trató de decir algo. Lo que sea que intentó formular, se perdió cuando capturó el húmedo órgano entre sus labios para chuparlo con ahínco. Y tal vez fue esta recepción la que animó a Taehyung a rodear a Jungkook con sus brazos y pegarlo a él, haciéndole sentir cuan gustoso estaba por el beso y por la insoportable tensión que venía soportando todo este tiempo desde que entró a la botica.

Las manos de Jungkook, ante la dureza que comenzaba a clavarse en su bajo vientre, descendieron confiadas de saber que no habría sino buena acogida para ellas si decidiera colarse bajo la ropa. Y fue turno de Taehyung de tratar de hablar, pero ¿palabras para qué? No las necesitaban, y Jungkook le mordió el labio para callarlo. Para ordenarle que no interrumpa el sonido jadeante y casi crepitante de sus respiraciones.

Y fue en este lenguaje táctil, presuroso, que supieron que habían dado el paso necesario para perderse. ¿Dónde irían a parar? De momento, la dirección a la que apuntaron fue abandonar la tienda. No sería cosa de saber cómo llegaron hasta el piso superior, al sofá de Taehyung, sino de entender que no se detuvieron allí y avanzaron al cuarto del boticario. Una cama que apenas los acomodó, pero que pudo sostenerlos juntos mientras se despedían de la ropa con la creencia tonta de que la zozobra que atormentó sus cabezas por días también caería al alfombrado del cuarto.




Nota:

¿Se merecía el TK descripción del encuentro?

Quejas:

:)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro