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La visión de Ace en el patíbulo de ejecución es una que lo perseguirá hasta el final de sus días. Brevemente, algo sucio pasa por la cabeza de Marco y se regaña a sí mismo. No es el lugar ni el momento. Aún así, la idea no se le va de la cabeza: sabe exactamente cómo reemplazar la imagen traumática de Ace encadenado por algo más placentero. Solo necesita que el idiota sobreviva.
Todo va mal hasta que Sombrero de Paja, el hermano pequeño de Ace, cae literalmente del cielo. Marco ha pasado horas y horas oyendo sobre Luffy y solo hay dos cosas que tiene claras sobre el chico: es un idiota y lleva el caos allá donde vaya. Muchas de las veces en las que oía a Ace hablar así del joven novato, Marco las descartaba como el típico orgullo de hermano mayor. Ahora, sabiendo que el chico ha diezmado Impel Down justo antes de estrellarse en la mayor guerra del siglo, Marco tiene que reconsiderar su imagen sobre él.
Luffy reta a Barbablanca con la confianza con la que le hablaría a un viejo amigo. Después muestra esa misma confianza cuando le cuenta sobre la llamada de Den Den Mushi que su barco interceptó.
—Ah —dice antes de lanzarse a la batalla—. Tengo algo más.
Barbablanca lo mira expectante, pero el chico lo ignora y se vuelve hacia Marco. El comandante se sorprende al verse siendo el centro de atención del novato. Ahora entiende otro de los muchos balbuceos de Ace sobre las rarezas de su hermano, la mirada de Luffy hace que sienta que su alma ha quedado desnuda ante el chico.
Luffy mete una mano en el bolsillo de sus pantalones sucios y saca algo. Marco extiende sus manos y recibe el collar de cuentas rojas que sostiene los dos familiares emoticonos que normalmente se sientan sobre la copa del sombrero de Ace.
—El sombrero de Ace estaba en Impel Down, había una nota suya encima y era para ti —explica—. No podía llevarme el sombrero porque ya tengo uno, así que guardé la nota en la cara sonriente. Ahí es donde Ace guarda todas las notas sucias que le regalaste. ¡Me gustó la del inodoro!
Marco se queda boquiabierto y a Barbablanca se le escapa una risa. No es el momento ni el lugar, se recuerda. No es el momento ni el lugar...
—¡¿Ace te enseñó las notas?! —Estalla de repente.
—No me las enseñó —dice Luffy sacudiendo la cabeza y mirándolo con una extraña decepción. Como si esperara que Marco fuera más inteligente—. Nos las enseñó a todos los que estábamos en el Merry.
Marco gira la cabeza de un latigazo para mirar a Ace. Incluso a tantos metros de distancia, sabe a ciencia cierta que Ace siente el duro juicio de Marco. A Luffy parece importarle muy poco la inusual vergüenza que siente el mayor, porque vuelve a darle una sonrisa y se gira de nuevo en dirección a la guerra.
—¡Eso es todo! ¡Me voy, oyaji de Ace! ¡Nos vemos luego, piña de Ace!
Esta vez, Barbablanca ni siquiera trata de ocultar la estruendosa carcajada. Los marines se quedan mirándolo con temor y los piratas con extrañeza. Desde el patíbulo, Ace se encoge con horror, sin duda imaginando qué puede haber hecho su hermano para causar tal reacción. Marco simplemente inhala con paciencia.
Sacará a Ace de aquí y luego se tirará al mar y se ahogará para siempre. Solo eso podrá hacer que se recupere de tal humillación.
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