Sombras del presente
El viento susurra
palabras inentendibles
¿será otro idioma?
No lo sé, tú dime.
De altas y bajas la vida está compuesta,
una montaña rusa que no flaquea
y en ocasiones arriesgar la integridad lo vale
para cuidar de los tuyos y ser su rescate.
Pasar por los estragos y comer las migajas,
la vida no es buena y no me extraña,
por más que un plan esté escrito en tu cabeza,
nunca sale como uno piensa.
Las dos caras de la moneda alguien ya sufrió,
con la mano en el pecho y en la otra su corazón,
destrozado por quien una vez amó
y entregó sin reproches cada pieza de su "yo".
El segador lo había arrancado de la cosecha,
como cizaña entre el trigo, mala hierba,
y no bastó de mucho para que aceptara su destino,
y no sirvió demasiado estar sólo y perdido.
Las hojas verdes algún día se tornarían amarillas,
y a pesar que no esperaba las espigas,
sus caminos se cruzaron luego de años
y la herida se abrió, la cicatriz que había formado.
Barreras a su alrededor estaban alzadas,
se volvió más fuerte y valiente,
ya nadie lo podría tratar como basura,
porque eso era y no había orgullo en la amargura.
De cabeza su mundo volcó una vez más,
su rostro era extraño y asímismo familiar,
y él lo sabía más que su ego,
¡lo seguía amando sin remedio!
Pero estaba herido y maltratado,
y él con compromiso y anillo en mano,
más cuerdas que los separaban y no descansaban
¿era una historia real o sólo drama?
Poco a poco, las barreras cayeron,
y aunque no era igual, mi fiel compañero,
las diferencias, una a una, se lograron reparar,
pero no estaba ni cerca de acabar.
Miedo. Sufrimiento. Rencor.
Cada emoción rebotó.
Arrepentimiento y culpa.
De ambos lados en la bruma.
La sombra de quien una vez fue,
se desvanecía dentro de su ser,
los recuerdos lo atacaban al respirar,
pero una mirada lo lograba calmar.
Un milagro que nunca fue deseado,
que soportó los días terribles y malos,
que iluminó sus pasos sin acción,
que reemplazó el dolor en su interior.
Con práctica detuvo la hemorragia
y permitió ingresar al portador del arma,
porque nunca más le haría daño,
porque aceptó la culpa frente al juzgado.
¿Felices por siempre? En camino todavía,
aunque no se puede pedir mucho luego de la travesía,
aún se consideran un trabajo en progreso,
ambos aceptaron iniciar desde cero.
Con errores afrontaron sus temores,
más fuertes y valientes desde entonces,
mi pluma lo registra desde ese día
porque esto es a lo que yo llamo vida.
(The Writer)
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