Miras al cielo en busca de ayuda,
al menos una solución que despeje ésta bruma,
anhelas con esperanza que caiga un milagro,
del mar, de la tierra o de algún extraño.

Una situación ejemplificada en desesperación,
pides ayuda y ésta es negada;
corres en círculo por el laberinto
y pierdes el tiempo, caes en el abismo.

Un gran transcurso por el que descender,
los recuerdos rasgan toda tu piel,
de cabeza te encuentras ¿y el reloj?
Roto y hueco en un rincón.

Los miedos reptan a la habitación,
tus piernas tiemblan con temor,
las manos bañadas en sudor,
los segundos pasan con agitación.

No hay escape, no existe salida,
el carcelero ha desaparecido en pleno día,
las llaves con él han huido
y vuelves a esperar que escuchen tus gemidos.

Llena de odio y con sed de venganza,
las piezas rotas en tu alma,
con tus propias manos llegarás a culminar,
el plan que se formó años atrás.

De esa imagen ya no queda nadie
y fuiste tú quien mató a ese alguien,
¿era la única salida para continuar?
Prueba tu medicina y ya lo verás.

(The Writer)